B A R C E L O N A l al 10 de Septiembre 193^ -r^^ssKu. K á^; V CONGRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL LIBRO RESUMEN ^ ^ ÍV'· iTs:. i, Í-J.^ - 4 "m ■ííí rf- ^ i#! ï: -íí? FEDERACION ESPIRITISTA INTERNACIONAL FEDERACION ESPIRITA ESPAÑOLA V Congreso Espiritista I nternacional LIBRO RESUMEN BARCELONA 1 al 10 de Septiembre 1934 Tipografía Cosmos. - Urgel, 42. - Barcelona PRIMERA PARTE FEDERACION ESPIRITISTA INTERNACIONAL CONGRESOS ANTERIORES AL DE BARCELONA PRIMERA PARTE LA FEDERACION ESPIRITA INTERNACIONAL Sus precursores Bien puede decirse, que la idea de agrupar a todos ios espiritistas en una gran asociación, es casi tan antigua como el Espiritismo mismo. Alian Kardec ya habló de ello. El gran maestro comprendió perfecta- mente, cuán imprescindible sería agrupar los esfuerzos de los adeptos para que la propaganda diese los resultados apetecidos y la doctrina en sí se mantuviese en su pristina pureza. Así vemos cómo se preocupa de ello en el capítulo «Constitución del Espiritismo», al cual pertenecen los siguientes párrafos: « En lugar de un jefe único, la dirección debe conferirse a un Comité Central permanente, cuya organización y cuyas atribuciones le serán defi- nidas de modo que nada quede a su arbitrio. El Comité Central será, pues, la cabeza, el verdadero jefe del Espiri- tismo; jefe colectivo que no podrá nada sin el asentimiento de la mayoría. La autoridad del Comité será atenuada y sus actos revisados por los Congresos o Asambleas generales convocadas al efecto. » Pasaron, no obstante, los años sin que estas aspiraciones del fundador del Espiritismo tuviesen eco. Las agrupaciones espiritistas vivían completamente al margen las unas de las otras. A lo sumo se habían constituido algunas federaciones regio- nales y nacionales, pero ninguna demostraba sentir la necesidad de una comunión de esfuerzos. Cabe la honra de haber hecho los primeros esfuerzos hacia una cola- boración internacional a la «Sociedad Espiritista Española», que en 1873 y en 1875 se dirigió a los espiritistas de Viena y de Filadèlfia proponién- doles que, con motivo de las exposiciones universales que en dichas ciu- dades iban a celebrarse, organizasen el primer Congreso Espiritista Inter- nacional. Razones diversas impidieron que sus sugerencias fuesen llevadas a cabo, pero la semilla sembrada fructificó, y más tarde el Centro Barce- Iones de Estudios Psicológicos y la Federación Espiritista del Vallés, repro- dujeron y llevaron a cabo el proyecto de la «Sociedad Espiritista Española». El «Primer Congreso Espiritista Internacional» tuvo lugar en Barce- — 8 — lona durante los días 8 al 13 de septiembre de 1888. En el mismo, junto con otras conclusiones, se votó el acuerdo siguiente: «F. La Federación autónoma de todos los espiritistas. Todo adepto pertenecerá a «una sociedad legalmente constituida; toda sociedad mantendrá relaciones constantes en »el centro de su localidad; todo centro local las mantendrá con su Centro Nacional, «directamente o por intermedio de Centros Regionales, cada Centro Nacional las sostendrá «a su vez con los demás.» Este acuerdo no fué puesto en práctica, pero constituye el primer paso realizado hacia una Federación Internacional. Tenaces en su empeño, los espiritistas españoles continuaron propug- nando por una unión internacional, y en el. Congreso de París de 1889, o sea un año más tarde, insistieron en su idea por medio del siguiente documento: «El que suscribe, presidente del primer Congreso Espiritista Internacional celebrado «en Barcelona el año último, 1888, director de la Revista de Estudios Psicológicos y repre- «sentante en el Congreso de París de varios centros españoles, tiene el honor de presen- «tar a la Asamblea para su discusión y aprobación la siguiente PROPOSICION: «El Congreso de París, de acuerdo con los consejos del de Barcelona y bajo las bases «por éste indicadas, invita a todos los Espiritistas para que formen parte de la Federación «autónoma cosmopolita, como lazo de unión entre todos los adeptos del Espiritismo en el «planeta, a fin de que sean más fecundos los resultados del estudio y de la propaganda, tenga el mayor alcance posible la benéfica influencia de la doctrina redentora de «y Amor, «Paz, Caridad y Trabajo, que ha de regenerar a la Humanidad. «En las naciones donde ha empezado la obra de la Federación se procurará completarla, «y allí donde no exista se tratará de realizarla con los elementos con que cuente el Es- «piritismo. «Cada Centro Nacional sostendrá relaciones constantes con los demás. Para este efecto «y en tanto se realiza la debida organización federativa, harán las veces de Centros Nació- «nales las Comisiones organizadoras que desde luego deben constituirse para llevar a cabo «los trabajos preparatorios de las Federaciones. «Barcelona, julio de 1889.» Tampoco coronó el éxito esta hermosa iniciativa y todo continuó en igual forma, lo que motivó que en el Congreso de 1900 celebrado en París bajo la presidencia de León Denís, la Federación Espiritista Karde- ciana de Cataluña propusiese: «Una vasta organización de manera a practicar todos la verdad en un mismo amor, una misma doctrina y unas mismas aspiraciones.» Con esta proposición se tendía a la creación de un organismo internacional agrupando todos los espiritistas reencarnacionistas. Ante la pasividad y cierta desconfianza que se observaba en las agru- paciones parisienses, la proposición de la Federación Kardeciana de Ca- taluña fué presentada por la delegación catalana en un enérgico discurso que terminaba con las frases siguientes: «No queremos n¡ aspiramos a ninguna supremacía. Que el milagro se haga, sea por «quien sea. Pero nosotros desearíamos, nosotros querríamos que esta asociación residiese i>en París y que de esta hermosa ciudad partiese el movimiento que daría a conocer el «Espiritismo al mundo entero. Por esto nosotros venimos a deciros: Hermanos, ha llegado »el momento de colocarnos valientemente bajo la bandera kardecista; a vosotros os toca «realizar esta obra; pero si no lo hacéis, si rechazáis adelantar por este camino, no por «esto la obra dejará de ser llevada a cabo, pues yo vengo a deciros que si vosotros fia- «queáis, seremos nosotros los que la llevaremos a cabo, seremos nosotros, los españoles, los — — «que os diremos: No habéis querido hacer de Paris el Centro del Espiritismo mundial, 9 «como correspondería, pues bien, nosotros lo organizaremos en España, en Barcelona y «una vez emprendida la marcha ya nada nos detendrá, pues cuando hemos decidido hacer «una cosa, nunca nos desdecimos.« Como el ambiente no era favorable a las grandes empresas, todo fué en vano, y una vez más los esfuerzos, los entusiasmos de los espiritistas españoles, resultaron inútiles. LA PRIMERA REALIZACION Pasaron unos años y como la necesidad de una organización interna- cional se hacía sentir, aunque no fuese más que como medio de relación entre las organizaciones nacionales, y para poder crear un servicio de estadística, nació el «Bureau International du Spiritisme», que fué con- fiado al señor Le Clément de Saint Marc. No fué muy afortunada la actuación de dicho señor, que sostenía teorías estrafalarias que motivaron una seria discusión en el Congreso de Ginebra de 1913, que terminó desautorizándolo por completo y deci- diendo fuese trasladado el «Bureau» a París, y que se encargase de él el gran escritor francés M. Gabriel Delanne. Le Clément de Saint Marc no atendió la orden del Congreso y continuó usufructuando indebidamente la dirección del primer organismo inter- nacional espiritista, prevaliéndose de la perturbación originada por la guerra que de 1914 a 1918 asoló el mundo. 1922. EL CONCRESO DE LONDRES Había terminado ya la guerra. El mundo empezaba a respirar y un afán de idealismo se extendía por doquier. Los espiritistas ingleses, conscientes de la necesidad de una mayor actividad de la propaganda espiritista, deci- dieron celebrar en Londres un Congreso Internacional, encargando al señor Clément de Saint Marc, que continuaba rigiendo el «Bureau International de Relations Spirites», que convocase a todos los grandes organismos espi- ritistas. El Congreso de Londres constituyó un gran éxito, siendo de lamentar tan sólo que no concurrieran a él ni Francia ni Suiza, que no fueron invi- tadas por omisión voluntaria del director del «Bureau». Otra vez partió de España la iniciativa. El representante español, nues- tro dilecto amigo don Quintín López Gómez, presentó una proposición tendiendo a la creación de una Federación Espiritista Internacional. La idea encontró esta vez ambiente favorable y fué concretándose hasta llegar a la organización de un Congreso especial en Lieja (Bélgica), en agosto de 1923 encargado de realizarlo. NACE LA FEDERACION ESPIRITISTA INTERNACIONAL. EL CONCRESO DE LIEJA — 10 — La descripción de este importante Congreso ia encontrarán nuestros lectores en el capítulo reservado a los distintos Congresos Internacionales. Bástenos decir aquí que fué liquidado el enojoso asunto del «Bureau Internacional» y quedó acordado definitivamente la creación de la Fede- ración Espiritista Internacional. Asistieron representantes de Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia. Holanda, Inglaterra, Méjico y Suiza. España envió como representantes al doctor Humberto Torres y al coronel Senespleda, presidente del Centro Barcelonés de Estudios Psico- lógicos. Se votaron unos estatutos provisionales y se acordó que el domicilio de la Federación fuese la Casa de los Espiritistas, sita en la calle de Co- pérnico, núm. 8, en París. Los fines de la Federación Espiritista Internacional y las conclusiones doctrinales sobre las que asentaba sus principios quedaban explanados en la forma siguiente: Quedó nombrado un Comité ejecutivo encargado de preparar un nuevo Congreso Internacional que se celebraría en París durante el año 1925 y en el que quedaría constituida definitivamente la F. E. I. Lo constituían los señores siguientes: Presidente: Geo. F. Berry. Manchester (Inglaterra). Vicepresidente: Jean Meyer. Béziers (Francia). Secretario general: Louis Gastin. París. Tesorero: Edouard Fritz. Lieja (Bélgica). Consejero: M. Beversiuis. Insiwolde (Holanda). Poco tiempo después desencarnó el gran espirita belga Eduardo Fritz y dimitió el señor Gastin, substituyéndolos los señores Alberto Pauchard, de Ginebra (Suiza) y Andrés Ripert, de París. Uno de los primeros acuerdos de dicho Comité ejecutivo fué la publi- cación anexa a los Congresos Internacionales que deberían celebrarse cada tres años, de un Anuario del Espiritismo Mundial. El I Congreso Espiritista Internacional organizado por la F. E. I. En París, los días 6 al 13 de septiembre de 1925, tuvo lugar un gran Congreso Espiritista Internacional en el cual quedó definitivamente cons- tituída la F. E. I. El Comité ejecutivo de la misma quedó constituido por los mismos señores que habían sido nombrados provisionalmente en Lieja. Estuvieron representados 23 países, con un total de 63 delegados. Los Congresos Internacionales celebrados hasta el día son los si- guientes; Barcelona 1888 París 1889 — — Madrid 1892 11 Londres 1898 París 1900 Bruselas 1910 Liverpool 1912 Ginebra 1913 Londres 1922 Lieja 1923 París 1925 Londres 1928 La Haya 1931 Barcelona 1934 RESUMEN HISTORICO DE LOS CONGRESOS ESPIRITISTAS INTERNACIONALES MAS IMPORTANTES PRIMER CONGRESO ESPIRITA INTERNACIONAL. BARCELONA, 1888 Fué organizado por la Federación Espiritista del Vallés y el Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos, siendo su «Alma Mater» el vizconde de Torres Solanot, gran figura del Espiritismo hispano, hombre que unía en una feliz comunión una intelectualidad de primer orden y grandes dotes de organizador. Celebróse los días 8 al 13 de septiembre en el Salón Eslava, sito en la Ronda de San Pedro, no habiéndose podido encontrar un local más adecuado a causa de la aglomeración ocasionada por la Exposición Uni- versal que tenía lugar entonces en Barcelona. Constituían el Comité organizador los señores siguientes; Presidente honorario: José M.^ Fernández Colavida. — Presidente: vizconde de Torres Solanot. — Secretario: Luis P. Romeu. — Vocales: Facundo Usich, Miguel Vives, Antonio Almasqué, Valentín Vila, Fermín Sánchez, Eduardo Dalmau, Sebastián Roquet, Amalia Domingo Soler, Au- gusto Vives, Miguel Escuder, Modesto Casanovas. Organizaciones representadas: Setenta sociedades españolas. Dieciocho sociedades sudamericanas. Ciento veinticuatro sociedades francesas. Dos federaciones belgas: la Unión Espiritualista de Lieja y los Grupos del Flandes Belga, y tres socie- dades más. Academia Internacional de estudios espiritistas y magnéticos de Roma, representando todas las sociedades italianas. Sociedad Espiritista de Bucarest. Sociedad Espiritista de Odessa. Revistas espiritistas representadas: — 12 — «Revue Spirite» y «Le Spiritisme», de París. — «La Vie Posthume», de Marsella. — «La Religion Laïque», de Nantes. — «Le Messager», de Lieja. — «Le Moniteur», de Bruselas.— «Lux», de Roma. — «II Publi- co», de Turin. — «II Corriere Spiritico», de Florencia. — «Boletín Paz y Progreso», de Orizaba (Méjico). — «La Luz del Alma», de Buenos Aires. — «La Verité», de Buenos Aires. — «El Pan del Espíritu», de Santiago de Chile. — «El Criterio Espiritista», de Madrid. — «Revista de Estudios Psicológicos», de Barcelona. — «La Luz del Porvenir», de Gracia (Barce- lona). — «El Faro Espiritista», de Tarrasa (Barcelona). — «Lumen», de San Martín de Provensals (Barcelona). — «La Solidaridad», de Zaragoza. — «La Luz del Cristianismo», de Alcalá la Real. — «El Iris de Paz», de Huesca. — «La Revelación», de Alicante. — «La Caridad», de Santa Cruz de Tenerife. — «La Buena Nueva», de Sancti Espiritu (Cuba). — «La Nueva Alianza», de Cienfuegos (Cuba). — «La Alborada», de Sagua la Grande (Cuba). — «El Progreso», de Mayagüez (Puerto Rico). Delegados Constituyeron el Congreso cincuenta y dos delegados españoles, ocho delegados sudamericanos, tres delegados franceses y cuatro italianos. Presidente honorario: josé María Fernández Colavida. Presidentes del Congreso: Vizconde de Torres Solanot, presidente de la Comisión organizadora.—Pierre Gaetan Leymarie, representante de la Sociedad Científica del Espiritismo, de París, continuadora de la que fundó Alian Kardec. — Cav. Ufisio Ungher, de la «Academia Internacional de Espiritismo y Magnetismo de Roma», director del periódico «Lux». — Dr. Huelbes Temprado, vicepresidente de la Sociedad Espiritista Española. Vicepresidentes del Congreso: Amalia Domingo Soler, fundadora y directora de «La Luz del Porvenir». — M. Edward Troula. — Dr. Hoff- man, de la Academia Internacional de Roma. — Facundo Usich, presi- dente del «Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos». — Miguel Vives, presidente de la Federación Espiritista del Vallés. Secretarios del Congreso: Dr. Manuel Sanz Benito, de la Espiritista Española. — Eulogio Prieto, presidente del Centro El Salvador, de Sagua la Grande (Cuba). — Narciso Moret, del Centro de Gerona. — Modesto Casanovas, del Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos. Notas y extractos de las Memorias más importantes Dr. Hoffman: la Academia Internacional de Estudios Espiritistas y Magnéticos de Roma. «De la necesidad de una Federación Espiritista Universal y de sus objetos moral, social »y políticos.» «Pues bien, señores y queridos hermanos; ¿sabéis acaso lo que significa el Espiritismo »en la vida perfectible de la Humanidad? Es precisamente el centro de la gravitación moral, »al que tienden la investigación de lo mejor y más perfecto, la incesante marcha de la «Humanidad terrestre hacia la universalización, hacia la comunión de las almas en la «santa armonía y el eterno concierto de los seres y de los mundos. — «Es, pues, preciso, desde — este momento, trabajar sin temor y sin descanso, procurando 13 «realizar con todas nuestras fuerzas morales e intelectuales el' «gutta cavat lapidem« de «toda renovación: la transformación moral de la Humanidad. Trabajar sin descanso, porque «el tiempo vuela con la rapidez del relámpago y según la locución familiar de nuestros «hermanos españoles: «No se ganó Zamora en una hora«. «Decir la influencia que nuestra doctrina puede ejercer en todas las cuestiones sociales «sería tanto como: «un portar vasi a Samo, o nottole ad Atene». «Todos los hombres, sean cualesquiera su condición y sus relaciones recíprocas, pueden «hallar reglas de una pureza y de una sabiduría excepcionales en la moral espirita. Nuestro «marasmo social no es otra cosa que la consecuencia de un malestar moral; no hay leyes «buenas, la moral no es sino una ficción, un artificio dogmático. «Hemos de apoderarnos de la instrucción popular; acudir ante todos los gobiernos «pretendiendo cátedras de Filosofía Espiritista en todos los centros universitarios; facilitar «la fundación de familisterios, según el notable sistema de nuestro difunto hermano «Codín; propagar nuestra doctrina en los talleres, en los centros industriales, hasta en las «buhardillas de los pobres; mover las masas por medio de la prensa, de conferencias pú- «blicas, de reuniones de toda suerte en que nuestra doctrina se exponga y se practique. «Hemos de transformar las penitenciarías en institutos de moralización; ha de consi- «derarse al culpable como a un enfermo que debemos sanar y rehabilitar; todo el sistema «jurídico y penal ha de modificarse en el sentido de la Caridad y de la justicia, porque «ésta siempre se completa con aquélla. Ha de substituirse el colectivismo al individualismo, «oponiendo el poder del Derecho y de la Razón a la coalización de la fuerza con la «violencia. «Por último, en el orden político, procurar que los legisladores de las generaciones «futuras lleven al ejercicio de sus funciones el sello de nuestros principios; porque es «también deber de los tiempos la institución permanente de un tribunal de arbitraje «internacional para la solución de conflictos de nación a nación y la gradual abolición de «los ejércitos permanentes y de las fronteras políticas.» Mensaje de 32 penados «Sr. D. Miguel Vives; Queridísimo hermano: Estamos agradecidos a sus exhortaciones y sentimos inmensa alegría al saber que se va a celebrar el Congreso Espiritista Internacional. Mucho sentimos no poder tomar parte en él; pero ya que no nos es posible, le suplicamos a usted tenga la bondad de representarnos y decir en pleno Congreso que estos treinta y dos individuos que fueron criminales están hoy arrepentidos, perdonan a sus enemigos y desean volver a la vida libre, para demostrar el cambio que ha operado en ellos el Espiritismo. »Hoy no pensamos más que en nuestra reforma moral y en la reforma moral de la Humanidad. «Treinta y dos penados le saludan y le desean protección de Dios.» Cómo se fundó en Francia la Liga para la enseñanza. (Discurso de Paul Leymarie.) «Reuniéronse en 1862 el profesor juan Macé, el astrónomo Camilo Flammarión, et «filósofo Emmanuel Vauchez, el comerciante Gabriel Delanne y el publicista P. G. Ley- «marie deseando fundar bibliotecas populares en todos los municipios de Francia. Para «ello pidieron a todos sus amigos cotizaciones periódicas a partir de un franco anual. »reuniéndose ei primer año 10.000 francos y adoptando el nombre de «Liga Parisién para »la Enseñanza». «Dirigieron entonces circulares explicativas a todos los ayuntamientos, animándoles a »reunir adherentes por una suma de cincuenta francos y bien pronto una multitud de ellos «respondió al llamamiento de la Liga que entonces procedió de esta suerte; a la suma — — «remitida por el alcalde se añadió otra igual, doblándola, y habiendo logrado una rebaja 14 «de 35 por i 00 de los editores, remitía al pueblo 135 francos en libros, pagando además «el porte y el embalaje. «La Liga no obligaba a escoger determinados libros, mas por regla general se le pedía «su dictamen; hubo de formar un catálogo escogido de libros prácticos, científicos, libe- «rales; todos los libreros se pusieron a sus órdenes, consiguiéndose que durante los cuatro «primeros años la Liga no necesitase local propio, siendo administrada gratuitamente por »M. y Mme. Leymarie. «Hízose un llamamiento en la Revue Spirite a los espiritistas todos y en los cinco «primeros años, millares de francos engrosaron los fondos de la Liga. Bien pronto los más «considerados hombres de Ciencia, de la política, de la Banca, quisieron pertenecer a ella, «la elevaron hasta llegar a ser un poder respetable y cambió su nombre por el de Liga «francesa para la Enseñanza. Todas las personas ilustradas fueron delegadas para los grupos «bibliotecarios y en 1873 en el Palacio del Trocadero, Gambetta presidió a 1.500 primicias «intelectuales de Francia, los hombres del verdadero porvenir. «Cada año, cuando la Liga francesa para la Enseñanza celebra sus sesiones, la Cámara «de Diputados apoya sus decisiones, porque sabe bien que el progreso intelectual, el más «noble patriotismo y la moral más elevada y republicana son sus únicas tendencias, con «las que ha fundado ya más de 20.000 bibliotecas en los pueblos y en los regimientos. «Ahora bien, Mr. juan Macé, senador, sabio ilustre, condecorado, es espiritista; mon- sieur Camilo Flammarión, el célebre astrónomo, es espiritista y médium; Mr. Emmanuel «Vauchez, secretario general, obrero de la inteligencia, universalmente estimado y respe- «tado, es espiritista ferviente; Mr. Delanne es uno de los propagandistas más entusiastas «de nuestra doctrina; yo, que os hablo, dirijo la Revue Epirite y presido la Société Scienti- «fique du Spiritisme. «Luego cinco hombres amantes del Progreso y de la República, han fundado la «Liga «para la Enseñanza», con un desinterés perfecto, porque la filosofía que profesaban les «enseñaba que el hombre es solidario de los demás hombres y que más que ninguno es el «espiritista responsable de sus actos.» En este mismo discurso, M. Leymarie expuso la gestación del Familisíerio de Guisa, obra de un espiritista, M. Codin, que tuvo que luchar durante 20 años con su esposa que, influida por el clero, combatía las opiniones y las iniciativas de su marido y sostener un pleito que duró 18 años y le costó cinco millones de francos para poder disponer de su fortuna. Conclusiones aprobadas por el Congreso El primer Congreso Espiritista internacional afirma y proclama la exis- tencia y virtualidad del Espiritismo como Ciencia Integral y Progresiva. Son sus Fundamentos Existencia de Dios. Infinidad de mundos habitados. Preexistencia y persistencia eterna del Espíritu. Demostración experimental de la supervivencia del alma humana por la comunicación medianímica con los espíritus. Infinidad de fases en la vida permanente de cada sér. Recompensas y penas como consecuencia natural de los actos. Progreso infinito. Comunión universal de los séres. Solidaridad. Caracteres actuales de la doctrina 1." Constituye una ciencia positiva y experimental. — 2." Es la — forma contemporánea de la Revelación. 15 3.° Marca una etapa importantísima en el progreso humano. 4.° Da solución a los más arduos problemas morales y sociales. 5." Depura la razón y el sentimiento. Satisface a la conciencia. 6.° No impone una creencia, invita a un estudio. 7." Realiza una grande aspiración que responde a una necesidad hisfórica. Como consecuencia y desarrollo lógicos de sus Principios, el Congreso Espiritista entiende que toda asociación y todo adepto debe, por todos cuantos medios lícitos estén a su alcance, prestar todo su apoyo y coope- ración a cuantas individualidades, colectividades o empresas civilizadoras llegue a conocer, y, por tanto, aconseja: A) El estudio de la Doctrina en todo su múltiple contenido. B) Su propaganda incesante por todo medio lícito. C) Su constante realización por la práctica de las más severas vir- tudes públicas y privadas. Para el logro de sus fines el Congreso Espiritista entiende que toda asociación y adepto deberán considerar a los restantes hombres de buena voluntad como hermanos para combatir el vicio, el error y los sufrimientos humanos. En consecuencia aconseja: D) El respeto profundo a todos los investigadores o propagandistas de la verdad, aun cuando no sean espiritistas. E) El constante esfuerzo para difundir el laicismo por todas las esferas de la vida. La absoluta libertad de Pensamiento, la Enseñanza Integral para ambos sexos y el Cosmopolitismo como base de las relaciones sociales. F) La Federación autónoma de todos los espiritistas. Todo adepto pertenecerá a una Sociedad legalmente constituida: toda Sociedad man- tendrá relaciones constantes con el Centro de su localidad: todo Centro local las sostendrá con su Centro Nacional, directamente o por mediación de Centros Regionales; cada Centro Nacional las sostendrá a su vez con los restantes. Todos siempre bajo la sola ley del amor mutuo, para obtener un día la Fraternidad Universal. Finalmente el Congreso Espiritista Internacional de Barcelona debe hacer constar que no conviene aceptar sin examen, solidaridad alguna doctrinal con individuos y colectividades que desoigan los anteriores con- sejos. Debe recordar también que ya Alian Kardec señalaba los de peligros una excesiva credulidad en las comunicaciones medianímicas: «Han de someterse al crisol de la Razón y de la Lógica», puesto que el solo hecho de la muerte no constituye un progreso. Barcelona, 13 de septiembre de 1888. — El presidente honorario, josé M.^ Fernández Colavida. — Presidentes: el vizconde de Torres Sola- not. — P. C. Leymarie. — Efisio Ungher. — Doctor Huelbes Temprado. — Vicepresidentes: Amalia Domingo Soler. — Facundo Usich. — Juan Hof- fman. — Pedro Fortoult Hurtado. — Doctor Ercole Chiaía. — Edward Troula. — Miguel Vives. — Secretarios: Doctor Manuel Sanz Benito.— Eulogio Prieto. — Modesto Casanovas. — Narciso Moret. CONCRESO ESPIRITISTA Y ESPIRITUALISTA INTERNACIONAL. PARIS, SEPTIEMBRE, 1889 — 16 — El Congreso de Barcelona de 1888 nombró una Comisión ejecutiva encargada de cumplimentar sus acuerdos. La componían los señores si- guientes: Presidente: el vizconde de Torres Solanot. — Vicepresidentes: Huel- bes Temprado, Miguel Vives, Facundo Usich. — Secretario, josé M.^ Ló- pez. — Secretario-contador: Modesto Casanovas. — Otros secretarios: Sebastián Roquet y Eduardo Moreno Acosta. -—Vocales: Miguel Escuder, Eduardo Dalmau, Valentín Vila, Augusto Vives, Ezequiel Marín Carbo- nero, josé Cembrano, Eulogio Prieto, Juan josé Caray, Rafael de Zayas. Esta Comisión publicó una circular encareciendo a los espiritistas espa- ñoles prestasen todo su apoyo al próximo Congreso de París, felicitándose de que el mismo fuese no sólo espiritista sino también espiritualista. Dicha Comisión permanente presentó inmediatamente la siguiente proposición para que fuese sometida a la deliberación del Congreso de París: «La Comisión permanente del «Primer Congreso Internacional Espiritista» de 1888, «propone al «Segundo Congreso Espiritista y Espiritualista Internacional» que ha de cele- »brarse en París, se digne afirmar y proclamar como lo hizo el Congreso de Barcelona, la^ «existencia y virtualidad del Espiritismo como la «ciencia integral y progresiva», y los «Fundamentos y Caracteres actuales de la Doctrina, conformes a las conclusiones apro- «badas por dicho Congreso. «Propone igualmente a la Asamblea que debe reunirse en París, se sirva ratificar los «consejos» dados por el de Barcelona en las mencionadas conclusiones. «Barcelona, 1 de julio de 1889. Firman los miembros de la Comisión Permanente.» Per su parte el presidente del Congreso de Barcelona, vizconde de Torres Solanot, presentó la siguiente proposición': «El que suscribe, presidente del Primer Congreso Internacional Espiritista de Barcelona «celebrado en 1888, director de la Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona y repre- «sentante en el Congreso de París, de varios centros españoles, tiene el honor de presentar «a la Asamblea para que la discuta en las reuniones de las subcomisiones, la siguiente «PROPOSICION »EI Congreso de París, de acuerdo con los consejos del de Barcelona y bajo las bases por éste indicadas, invita a todos los espiritistas para que formen parte de la Federación' «autónoma cosmopolita, como lazo de unión entre los adeptos del Espiritismo en el planeta, «a fin de que sean más fecundos los resultados del estudio y de la propaganda, y tenga el «mayor alcance posible la benéfica influencia de la redentora doctrina de Amor, Paz, «Caridad y Trabajo, que ha de regenerar a la Humanidad. «En las naciones donde ha comenzado la obra de la Federación se procurará comple- «tarla, y allí donde aun no exista se tratará de realizarla, con los elementos que cuente «el Espiritismo. «Cada Centro Nacional sostendrá relaciones constantes con los demás. Para este efecto «y en tanto se realiza la debida organización federativa, harán las veces de Centros Na- «clónales las Comisiones organizadoras que desde luego deben constituirse para llevar a' «cabo los trabajos preparatorios de las federaciones. «Barcelona, julio de 1889.» Además de la anterior proposición de carácter oficial, don Manuel Navarro Murillo envió la siguiente: «Afirmación de los puntos fundamentales siguientes; — 17 — «Congreso general público «I." Inmortalidad del alma. )>2.° Las relaciones entre los vivos y los muertos. «Congreso Espiritista: «El Congreso Espiritista afirmará; «al La doctrina de Alian Kardec como base fundamental. »b) Propaganda gratis en todos sus aspectos y sistemas. »c) Estadística y recopilaciones. »d) Testimonio solemne de respeto y gratitud a Kardec.« De la carta-circular enviada por la Comisión organizadora se desprende que tenía deseos de que se llegase a constituir una Unión general de todas las escuelas, para obtener la mayor centralización de todos los estudios. Se insiste cerca de los escritores espiritistas y espiritualistas que tomen parte en el Congreso en que declaren firme y categóricamente que el Con- greso no es el de una iglesia cerrada, con sus dogmas arbitrarios y sus prejuicios, sino por el contrario una reunión de hombres libres, investi- gadores concienzudos, que piden la luz de la verdad a todas las escuelas del esplritualismo moderno, a todos los amantes de la justicia que crean en la inmortalidad del alma y en las relaciones constantes entre los vivos y los muertos. Termina la circular insistiendo en que no pueden afirmar en público más que los puntos sobre los que estamos completamente de acuerdo, pues esto es lo lógico, lo prudente y lo racional. El 1 de agosto de 1889 se repartió una circular anunciando la cele- bración del Congreso para los días 11 al 16 inclusive del siguiente sep- tiembre en el local del Gran Oriente de Francia, rue Cadet. Horas de reunión: de 9 a 12 y de 15 a 1 8. Los días 15 y 16 debían celebrarse dos sesiones públicas para la dis- cusión de los puntos sobre los cuales todos los congresistas estaban de acuerdo: La persistencia del YO consciente después de la muerte. Las relaciones entre los vivos y los muertos. Quedaban convocados: espiritistas, espiritualistas, swedenborgianos,. teósofos, ocultistas, partidarios de la teoría psíquica, magnetistas, teofi- lántropos y kabalistas. Al mismo tiempo se publicaba una lista de hoteles con sus precios por habitación y por pensión entera y además algunos restaurantes. Formaban la Comisión organizadora los señores siguientes: Doctor Chazarain. — Arnould.—G. Delanne. — Papus. — C. Chai- gneau. — Baissac. — Warchawsky-Smyt. — H. Lacroix. — P. G. Ley- marie. Empezó el Congreso el 9 de septiembre a las nueve de la mañana. El presidente del Comi-'é organizador, doctor Chazarain, saludó a los delegados de todas las escuelas y de todos los países que concurrían al Congreso. El doctor Encausse (Papus), secretario general, leyó la lista de adhe- siones. — 18 — Mesa dei Congreso Presidentes honorarios: Ch. Fauvety; Eugène Nus; duquesa de Pomar. Presidente efectivo: jules Lermina. Componían además la Mesa una cincuentena de delegados de los dife- rentes países. Había intérpretes de inglés, español, francés, polaco, alemán. Formaron el Congreso 450 delegados representando los siguientes paí- ses: Francia, España, Bélgica, Italia, Inglaterra, Alemania, Austria, Ho- landa, Rusia, Portugal, Polonia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Grecia, Tur- quia, Egipto, India Oriental, América del Norte, América del Sur y Australia. Después de Francia, la nación que envió más delegados fué España. Constituían la delegación española los señores siguientes: Vizconde de Torres Solanot. — Facundo Usich. — Modesto Casano- vas. — Eduardo Dalmau. — Jacinto Baixeras. — Joaquín Diéguez. (Bar- celona). Miguel Vives. — Señora de Vives. — Dolores Godeol. (Tarrasa). Doctor Joaquín Huelbes Temprado. — Profesor Manuel Sanz Benito. — Señora de Sanz Benito. — Bernardo Alarcón.. — Señora de Alarcón. — Tomás Sánchez Escribano. — José Agramonte. (Madrid). Toribio T. Caballero. — Señora de Caballero. — Francisco Mundéjar. (San Sebastián). Francisco Rubio Morales. — Juan Bautista López. (Loja). Juan Fernández Ballesteros. (Sevilla). Clemente Goupilde. (Tarragona). Manuel Navarro Murillo. (Trujillo: Càceres). Total: 24 delegados. Se constituyeron las siguientes comisiones: 1.® Espiritismo y Esplritualismo. Presidentes: doctor Chazarain. — M. Alejandro Delanne. Vicepresidentes: señores Leymarie. — Lacroix. Secretarios: Camille Chaigneau.—Gabriel Delanne. 2.^ Filosofía. Cuestión Social. Presidente: doctor Joaquín Huelbes Temprado. Asesores: P. L. Meulémans. — Modesto Casanovas. — Eduardo Dalmau. — Doctor Hoffmann. — Serge Semenoff. — Doctor Sanz Benito. — Capitán Ernesto Volpi. 3.^ Ocultismo, Teosofía, Kábala, Francmasonería. 4.^ Comisión de propaganda. Presidente: León Denis, de Tours. Vicepresidente: Mme. Bourdin, de Ginebra. Secretario: M. Henri Sausse, de Lyon. Primera sesión pública: 15 septiembre Presidentes honorarios; Ch. Fauvety. — Duquesa de Pomar. — Mar- cus de Veze. — Eugenio Nus. — 19 — El secretario general, Papus, dió lectura de la memoria relatando los trabajos del Congreso y las conclusiones de las diferentes Secciones. SECCION PRIMERA Espiritismo y Espiritualismo La doctrina espiritista se reconoce íntimamente unida a todos los progresos científicos y filosóficos hoy día conocidos. Los trabajos de todos los investigadores tienden a demostrar super- abundantemente que el Espiritismo suministra pruebas irrecusables de la perpetuidad del yo consciente y de las relaciones entre los vivos y los muertos. Estas afirmaciones se apoyan, por una parte, en las experiencias prose- guidas con ayuda de los métodos experimentales de la ciencia positiva por los hombres más eminentes de todos los países. Se apoyan por otra parte en los supuestos principales y más progresivos de una filosofía racional que une la razón más elevada a las aspiraciones más superiores del alma. El Espiritismo da una base realmente estable para una moral de las más elevadas, fundada en el espíritu de solidaridad de responsabilidad y de justicia que hace de todos los hombres los órganos de un mismo cuerpo constituyendo una Unidad Viviente. Reencarnación La gran mayoría de las escuelas espiritistas afirma que la evolución del hombre no puede efectuarse más que con reencarnaciones sucesivas de su principio superior: el alma. Entre cada encarnación, el alma, acompañada del peri-espíritu, con- serva intacta la personalidad del desencarnado. Esta personalidad es com- pleta, es decir, dotada de memoria, inteligencia y voluntad. La encarnación siguiente está determinada por la suma de los méritos adquiridos en la existencia anterior, sin retrogradación posible. El alma encarnada conserva inconscientemente el recuerdo de sus adquisiciones anteriores, adquisiciones cuyo conjunto forma las ideas innatas. Esas ¡deas o imágenes que constituyen el conjunto de los méritos y deméritos de las existencias anteriores, son los factores del organismo material y las fuentes directas de su porvenir. Sin embargo, un gran número de espiritistas y espiritualistas consti- tuyen una escuela, que tiene derecho a todos los respetos de los hermanos, la cual niega la Reencarnación, sin que esto cambie en ninguna cosa la doctrina general admitida por los espiritistas. Es útil para todos adquirir conocimiento de los argumentos recíprocos presentados por las dos escuelas. Mediumnidad — 20 — El médium es el sér intermediario merced al cual tiene lugar la comu- nicación entre el mundo visible y el invisible. El médium, instrumento muy delicado e irresponsable, debe ser otjjeto de la solicitud de los concurrentes que pueden producir sobre una influen- cia buena o mala. Debe el médium por sus estudios previos y constantes prepararse a su misión. Cuanto más perfecto sea el instrumento, mejores serán laS manifestaciones obtenidas. Los concurrentes influyen flúidicamente sobre las manifestaciones. Por consiguiente, es indispensable obtener previamente la homogeneidad de pensamiento de las personas presentes, que forman un verdadero medio ambiente de influencia, volvemos a repetirlo, buena o mala en las mani- festaciones. Esta homogeneidad debe ser conservada tomando grandes precauciones para no introducir influencia extraña en el médium. Todos los espiritistas saben que ciertos charlatanes pueden ensayar la imitación de los verdaderos fenómenos, haciéndose pasar por médiums. Nuestros hermanos no deben vacilar jamás, en interés mismo de la causa, en descubrir y desenmascarar a esos impostores. Los médiums retribuidos se ven impulsados algunas veces a producir fenómenos que no pueden obtener por la facultad medianímica. No siendo el médium más que un instrumento pasivo, jamás puede estar seguro de antemano de que se producirán ios fenómenos. Fenómenos Los fenómenos obtenidos en las sesiones de Espiritismo son de tres órdenes; Físicos. Movimiento de objetos materiales. Aportes. Psíquicos. Encarnación. Flúidicos. Materialización, escritura directa, dibujos, etc. Los fenómenos físicos pueden ser comprobados científicamente por medio de aparatos de física o reactivos químicos ordinarios. Exp. de W. Crookes. La fotografía espiritista es un instrumento de comprobación real, a condición de tomar todas las precauciones necesarias. Señalamos al públi- CO las nuevas experiencias proseguidas desde hace cinco años por el capi- tán Volpi sobre este asunto. Hasta el presente, ningún fotógrafo ha podido imitar estas fotografías, a pesar de haber Volpi ofrecido una importante prima. Las huellas y los moldes de formas materializadas constituyen tam- bién una excelente base de observación, a condición de tomar las debidas precauciones y extender cada vez un acta detallada firmada por todos los asistentes. Recomendamos a todos los espiritistas que extiendan un acta en regla cada vez que obtengan fenómenos verdaderamente interesantes. El conjunto de estas actas constituirá una base de afirmación tan sólida como innegable. Las escrituras directas, los dibujos y los aportes deben comprobarse siempre formalmente y después de la averiguación de la realidad del resultado es de suma importancia darle la mayor publicidad posible. — 21 — Fluidos Los médiums pueden ser y son frecuentemente excelentes sujetos sonambúlicos. El médium vidente es el lazo vivo entre el Espiritismo y el Magne- tismo y demuestra la identidad de ambas doctrinas en el terreno psí- quico. Los invisibles pueden obrar sobre el médium o sobre los concurrentes como el magnetizador visible sobre su sujeto. En este caso los fluidos pro- ducidos son análogos a los fluidos magnéticos. El Espiritismo, lo mismo que el Magnetismo, proclama la existencia real de los flúidos esparcidos por el Universo. SECCION SEGUNDA Filosofía. Cuestión social Antimaterialismo Proposición de las delegaciones española e italiana Dios. — Causa y razón universal, objeto y bien absoluto de todos los seres. Identidad del espíritu y de la materia. Las escuelas que no estudien más que uno de estos términos, jamás tendrán la verdad completa. Proposición de la delegación holandesa Dios. — Es el espíritu por excelencia y por el cual vive todo lo que vive. Proposición de la delegación belga La existencia de una unidad suprema e intelectual en el universo, fuerza directiva de los mundos, fuente de todas las leyes morales, ideal supremo resumido en estas tres palabras; Bien, Belleza, Verdad. Bien. Mal. Sufrimiento Proposición de las delegaciones española e italiana No existe más que el bien. El mal no es más que un bien atenuado, en vista de un progreso indefinido. , Proposición de la delegación belga La ley del progreso, que quiere que cada sér no goce más que de la dicha que merece, hace desaparecer la cuestión del mal y de la response- bilidad y la reemplaza por la ley de necesidad — — y justicia. 22 Proposición de la delegación española El sufrimiento es un medio temporal de progreso. La responsabilidad es la consecuencia de los actos voluntarios. Proposición de la delegación holandesa La responsabilidad es relativa al desarrollo del alma. Los más elevados tienen mayor responsabilidad. Sin embargo, la responsabilidad de ios actos humanos no puede ser concebida más que por Un poder superior al hombre. Solidaridad Proposición de la delegación italiana La obra social de todos los espiritistas consiste en formular institu- clones de acuerdo con la verdadera moral, es decir, con la ley del progreso universal y la de la vida humana en el individuo y en las sociedades. Institución de un arbitraje internacional entre todos los pueblos. Unificación universal y reconocimiento en todas las leyes de todos los derechos humanos. Revindicación de los derechos de la mujer, porque las cuestiones gene- rales, cuya falta de solución amenaza arruinar nuestra civilización moder- na, no pueden ser resueltas más que con el concurso de la mujer. Federación universal espiritista. Proposición de la delegación española Aceptación de los principios y conclusiones aprobados por el Congreso de Barcelona. Proposición de la delegación belga Considerando que la buena educación constituye el más poderoso medio de moralización y de progreso para la sociedad, deseamos ver la educación de los hijos de padres condenados por faltas o delitos graves, confiada a los gobiernos en todos los países civilizados. Considerando, además, que la legislación actual empuja a los desdi- chados condenados por las leyes, al vicio y a la mala conducta, deseamos ver la justicia y penalidad humanas organizadas de manera que devuelvan a los culpables la conciencia de su dignidad y consigan su mejoramiento moral. Otra proposición de la delegación española La infinidad de mundos habitados; la preexistencia y persistencia del alma humana. Infinidad de fases en la vida permanente de cada sér. La comunión y la solidaridad universal de los seres en su progreso - 23 esencial e infinito. Es preciso que todo espiritista muestre en la práctica de virtudes públicas y privadas, la virtualidad y la trascendencia de la doctrina. SECCION TERCERA Comisión de propaganda Esta Comisión estudió entre otras las siguientes proposiciones: Anuario Espiritista. Quedó en estudio, pues se temía que no permitiese casi nadie que apareciese su nombre en el mismo. Cambiar de nombre al Espiritismo. Rechazada, por considerar que el Congreso no tenía jurisdicción para ello. Pedir al Gobierno la creación de una cátedra de Espiritismo. Recha- zada por considerar prematura tal petición. Creación de sociedades de beneficencia y agrupaciones de señoras para recoger vestidos usados y repartirlos a los indigentes. Se tomó en consideración esta iniciativa de la Federación lionesa y de los centros espiritistas de Barcelona, felicitando a sus autores. Huelbes Temprado y el vizconde de Torres Solanot, propusieron la creación de un distintivo para todos los espiritualistas, espiritistas, teóso- fos, ocultistas, etc. Pasó a estudio de la Comisión que debía ocuparse de la organización de la Federación Internacional. Se votaron por unanimidad en esta Sección, y fueron aprobados tam- bién por unanimidad, los acuerdos siguientes: Primer acuerdo. Formación de un Comité de propaganda encargado de velar por la ejecución de los acuerdos del Congreso, imprimir al Espi- ritismo una marcha racional y progresiva y tomar las medidas necesarias para que todos los trabajos publicados bajo su égida sean obras serias y no puedan en ningún caso perjudicar a la dignidad y a la propagación de nuestros principios. Segundo acuerdo. Creación de una Caja de propaganda encargada de recoger los donativos hechos con este objeto y las cuotas de los miem- bros que la formen. Tercer acuerdo. Continuar, donde se hallen establecidas, y estable- cer donde no existan, las conferencias públicas que se imponen como una necesidad para la propagación de nuestros principios. A este fin, la Comisión emite también el voto de ver que las socieda- des espiritistas se organicen para crear oradores estableciendo sesiones privadas de controversia entre sus miembros y les recomienda que no desatiendan el servicio de los funerales y encarguen a quienes sean más aptos para ello que en tales ocasiones pronuncien discursos espiritistas. Cuarto acuerdo. Poner en venta en edición popular las obras de Alian Kardec, comenzando por el «Libro de los Espíritus» y el «Libro de los Médiums», as! como todos aquellos que se ocupen del solo interés de la verdad del alma y de sus manifestaciones. Quinto acuerdo. Publicación en edición popular de un resumen de filosofía espiritista conteniendo, además de la biografía de Alian Kardec, la nomenclatura de los personajes eminentes que habiendo abordado el — 24 — estudio de nuestra doctrina no temieron proclamar el resultado de sus investigaciones. Sexto acuerdo. Formación en París de un Comité especial encargado de traducir al francés los libros, folletos y periódicos espiritistas y vice- versa. Proposición del vizconde de Torres Solanot. Séptimo acuerdo. Envío a los centros que lo soliciten y en la medida de lo posible, de personas aptas para la formación de médiums y la organi- zación de grupos. Octavo acuerdo. Distribución gratuita de folletos y periódicos espi- ritistas que tengan una biblioteca de propaganda. Noveno acuerdo. Cambio entre todas las redacciones de periódicos espiritistas y distribución gratuita de números descabalados. Décimo acuerdo. Publicación en edición popular, dentro del más breve plazo posible, del acta de los trabajos del Congreso y los documen- tos que se le han dirigido, para ser enviados a los suscriptores. A consecuencia de un acuerdo preliminar, en este Congreso no se habló para nada de la existencia de Dios en las sesiones publicadas, por consideración a los científicos a quienes la palabra Dios parecía asustar. Después de esta concesión, que no dió ningún resultado, pues continua- ron apartados de nuestras doctrinas, hubo necesidad en el Congreso de 1900 de afirmar altamente la creencia en Dios, pues se tildaba al Espi- ritismo de ateo. CONCRESO ESPIRITISTA Y ESPIRITUALISTA INTERNACIONAL DE PARIS. — 25 — SEPTIEMBRE, 1900 En el voluminoso libro del Congreso Espiritista y Espiritualista de 1900 falta la lista de los delegados y de las naciones representadas. Por los datos que hemos podido recoger, las naciones representadas eran las siguientes; España. — Francia. — Rusia. — Alemania. — Estados Unidos. — Ho- landa. — Bélgica. — Suiza. — Italia. — Brasil. — Argentina. — Por- tugal. — Inglaterra. — Süecia. — Rumania. — Colombia. — Argentina. La Federación Espiritista Kardeciana de Cataluña fué la única Fede- ración nacional que tomó parte activa en el Congreso, presentando al mismo las siguientes proposiciones brillantemente defendidas por sus dele- gados J. Esteva Marata y Angel Aguarod. «La Adoración al Padre en Espíritu y en Verdad». «Una proposición tendiendo a la organización de una Federación Inter- nacional entre los espiritistas-reencarnacionistas.» «Otra proposición que el Congreso declare que no hay lugar a modifi- car las doctrinas contenidas en las obras de Alian Kardec. Que declare también la necesidad de la plegaria.» «Otra proposición para que al finalizar el Congreso se nombre una Comisión encargada de ejecutar los acuerdos del mismo, publicar un dic- cionario espiritista y organizar una especie de Secretariado general cen- tralizando en él todos los datos que sea posible adquirir acerca del movi- miento espiritista mundial. Se proponía también la convocación de un Congreso organizador del movimiento espiritista, no de un Congreso en que se discutan los principios de la doctrina.» Repetidas veces los delegados catalanes fueron objeto de manifesta- ciones de entusiasmo por parte de los concurrentes, y León Denis les citó como ejemplo a los demás países. Los señores García Gonzalo, Víctor Melcior, Quintín López y Augusto Vives enviaron memorias que hablaban todas sobre la Evolución, la Reen- carnación y Sobre la existencia de Dios. Conclusiones aprobadas por el Congreso de 1900 1." Reconocimiento de la idea de Dios. Inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas. 1.'' Pluralidad de mundos habitados. 3." Inmortalidad del alma, sucesión de sus existencias corporales sobre la tierra y otros globos del espacio. 4." Demostración experimental de la sobrevivencia del alma humana por medio de la com.unicación medianímica con los espíritus. 5.'' Condiciones felices o desgraciadas de la vida humana, según los estados anteriores del alma, de sus méritos y desméritos y de los progre- sos que deba cumplir. 6.^ Perfeccionamiento infinito del sér. Solidaridad y fraternidad uni- versal. Las seis conclusiones fueron adoptadas por unanimidad. — 26 — En este Congreso se libraron dos grandes batallas: una acerca de la idea de Dios y la otra acerca de la Reencarnación. Una y otra se ganaron, gracias especialmente al esfuerzo de León Denís, Gabriel Delanne y del doctor Encaussa (Papus). La batalla por el reconocimiento de la exis- tencia de Dios puede decirse que fué ganada definitivamente, pues en ningún Congreso se ha puesto a discusión. Algunas de las memorias presentadas, especialmente las que trataban de la Reencarnación, fueron de gran valor. Entre ellas descollaban las de Delanne y de García Gonzalo. La del primero es, sin duda alguna, uno de los alegatos más formidables que se han escrito hasta esta fecha en favor de la Reencarnación. Terminó el Congreso quedando encargada la Sociedad Francesa de Estudio de los Fenómenos Psíquicos de preparar un nuevo Congreso en 1911. CONCRESO ESPIRITISTA UNIVERSAL DE GINEBRA. 10 AL 14 DE MAYO DE 1913 — 27 — Organizador: el «Bureau international du Spiritisme» y la Sociedad de Estudios Psíquicos de Ginebra. Presidentes honorarios: M. Peebles (Los Angeles: California). — M. Luis Hardy (Ginebra). Vicepresidente honorario: señora Rosen-Dufaure (Ginebra). Presidentes del Congreso: M. León Denis, de Tours, Francia. — M. Ch. E. Piguet, de Ginebra, Suiza. — M. G. Delanne, de París. Vicepresidentes: señores Testuz. — Torstenson. —> Philippe. — Grimschaw. — Benezech. — Hauson Hey. Secretario general: don Alfredo Panchard. Naciones representadas Inglaterra. — Bélgica. — Austria. — Brasil. — Dinamarca. — Espa- ña. — Estados Unidos. — Francia. — Noruega. — Holanda. — Portugal. — Suiza. El Congreso tenía que tratar especialmente de las cuestiones siguientes: A. Papel del Espiritismo en la evolución religiosa de la Humanidad. «¿Es el Espiritismo la religión científica universal?» «¿Qué relación existe entre el Espiritismo y las demás religiones existentes en la actualidad?» «¿Puede asimilarse el Espiritismo a un culto?» B. «La práctica de la mediumnidad. «¿Qué actitud debe adoptarse respecto a los médiums profesionales?» «¿Interesa organizar escuelas de médiums?» «¿Conveniencia de procurar obtener una legislación protectora de la mediumnidad?»^ «¿Legislación protectora de la mediumnidad?» «¿Existen razones que abonen el que se expidan diplomas acreditando la calidad de médiums?» C. La prensa espirita. «¿Orientaciones a dar a la prensa espirita para que llene perfectamente su misión de instrucción, de perfeccionamiento y de propaganda?» «¿Posibilidad de crear un organismo universal de informaciones espiritas?» «¿Conveniencia de que en los Congresos Internacionales se estudien los asuntos que hayan motivado controversias entre las diferentes publicaciones espiritas?» Conclusiones del Congreso a) La diversidad de opiniones manifestadas por los señores dele- gados hizo que se declarase que convenía estudiar de nuevo la cuestiórr y que se aconsejaba fuese puesta en la orden del día de otro Congreso. b) En general, la opinión de los señores delegados fué favorable a la creación de escuelas de médiums. No se consideró necesario el procurar obtener una legislación para proteger la mediumnidad. Se rechazó la idea de expedir diplomas acreditativos de la facultad medianímica. c) La opinión general fué la de que la prensa espiritista debía ser — 28 semanal. Debería contener menos artículos teóricos y más relatos de fenómenos debidamente controlados. Se declaró que el «Bureau Inter- national del Espiritismo» prestaba grandes servicios a la causa espiritista. El Congreso tomó el acuerdo de que el próximo fuese celebrado en París en 1916. CONCRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL DE LIEJA. — 26 AL 29 DE ACOSTO DE 1923 29 — Presidentes de honor: Sir y Lady Arthur Conan Doyle. Presidente del Congreso: el de la Unión Espirita Belga, M. Coninckx, Secretarios del Congreso: M. Moret, secretario general de la Federa- ción Belga. — L'homme, director de la «Vida de Ultra-Tumba». En la primera sesión, la de constitución, se pronunciaron los discursos de ritual. En la segunda, e inmediatamente después de la apertura, el delegado suizo M. Eduardo Fritz, en nombre de sus representados y por mandato imperativo de ellos, presentó una moción pidiendo al Congreso de confir- mar los acuerdos'del Congreso de Lieja de 1913 de trasladar a París las oficinas del Bureau International del Espiritismo y que se repudiase el inmoral folleto «La Eucaristía», que M. Le Clément de Saint Marc distribuye desde hace más de 15 años, prevaliéndose del nombre del Espiritismo. A su vez los delegados franceses señores Melusson, Malosse y Gastin expusieron sucesivamente sus quejas abjurando a la Asamblea de desoli- darizarse de las peregrinas y peligrosas teorías del señor de Saint Marc. Los delegados ingleses, imperfectamente al corriente de este asunto, deseaban se dejasen en olvido las decisiones de Cénova, pero nadie se levantó a defender al señor de Saint Marc. A! igual que en Cénova, éste quedó solo frente a todo el Congreso, para sostener la legitimidad de su posición. No se tomó ninguna resolución en definitiva. En otra reunión el mismo delegado suizo presentó una protesta de sus representados contra el susodicho señor de Saint Marc, porque éste, preva- liéndose de sus atribuciones de secretario del Bureau International, no había invitado a asistir a dicho Congreso a ciertas Federaciones que tenía motivos para creer que no estaban conformes con su actuación. M. Berry y Oaten, delegados de las Federaciones inglesas, declararon entonces que ellos habían pedido a M. de Saint Marc, como secretario de dicho Comité Internacional, que invitase a todas las grandes agrupaciones y que ellos creían que así se había hecho. M. Gastin, delegado francés, se mostró de acuerdo con M. Fritz y acusó a M. de Saint Marc de haber obrado parcialmente, de acuerdo con sus intereses personales en el cumplimiento del cargo que se le confió. Después de haber escuchado las explicaciones de M. de Saint Marc, los delegados lamentaron unánimemente la conducta de dicho señor que hizo que en el Congreso de Londres no estuviesen representados ni Fran- cia ni Suiza. Al mismo tiempo, teniendo que nombrarse un secretario para la Conferencia, se designó por unanimidad a M. Gastin en reemplazo de M. de Saint Marc. Retiróse éste inmediatamente y continuaron los trabajos del Congreso. En la última reunión se aprobaron las conclusiones de las dos seccio- nes: Filosófica y Científica. Mme. Ducel, del Círculo Espiritista de Béziers, presento en nombre «de la segunda la moción siguiente: 1.° Que todas las agrupaciones espiritistas mundiales presenten al — — próximo Congreso una relación detallada y exacta de los fenómenos 30 que hayan obtenido con el debido control. 2.° Invitar a todas las agrupaciones espiritistas a organizar sesio- nes en forma de evitar toda clase de fraude consciente o inconsciente. 3." Que se soliciten memorias sobre las correspondencias cruzadas. 4.° Invitar a todos los espiritistas a apartarse de toda concepción dogmática y a no admitir como verdadero más que lo que quede absolu- tamente probado. 5.° Invitar a la organización de cursos para preparar a los directores de grupos. 6.° Invitar a la organización de secciones de fotografía espiritista. 7.° Invitar a que se organice el estudio científico del sueño y del pensamiento. Los señores Melusson y Malosse, presidente y secretario de la sección de Filosofía y Propaganda, presentan la siguiente moción como respuesta a las preguntas que se formulaban en el programa del Congreso: 1." ¿Debe ser el Espiritismo considerado como una religión? El Espi- ritismo es a la vez una ciencia y una filosofía con consecuencias religiosas, pero no una religión dogmática; es esencialmente evolutivo y sigue el progreso en todas sus formas. 2." ¿Consecuencias sociales del Espiritismo? Las consecuencias sociales de los principios del Espiritismo se resu- men en: «Mejoramiento de la Humanidad intelectual, moral y espiritual- mente». 3." Reforma social por la reforma espiritual. La reforma social sólo podrá efectuarse por la difusión y aplicación del Espiritismo. 4." Contribución al estudio del progreso moral. El progreso moral se realizará gracias a las elevadas virtudes que el hombre obtendrá por medio del ideal espirita. Merced a él dejará de vivir encerrado en su egoísmo y egolatría para consagrarse enteramente a la Humanidad, al progreso, al amor y a la justicia. 5." ¿Cuáles son las ventajas de la mediumnidad desinteresada y espe- cialmente de la mediumnidad curativa? La mediumnidad bajo todas sus formas debe ser desinteresada. Las principales ventajas residen en el hecho de que así no hay miedo de sospechas basadas en un interés material. Un interés material, sea el que fuere, conduce consciente o inconscientemente al fraude. La mediumni- dad hallándose subordinada a la acción de los espíritus, una especulación sobre esta base constituye una indignidad. 6." Educación espirita de la infancia. La Comisión hace notar cuán interesante sería que en todas las socie- dades espiritistas en que aun no se hace, se diesen cursos de Espiritismo a los niños en forma de escuela dominical. M. Malosse presenta un pro- grama provisional. Se decide además a emprender una campaña intensa a favor de la introducción del Espiritismo en las escuelas públicas. La parte más importante de esta ponencia es seguramente la que se refiere a la enseñanza espiritista de la infancia. Existen en Inglaterra 251 — liceos dominicales — en los cuales la enseñanza 31 espiritista se da a 14.844 alumnos. Existen también escuelas espiritistas en Australia y en diversos países del Imperio británico, al igual que en los Estados Unidos. El Congreso vota cuánto sería de desear que este ejemplo se esparciese por todos los países. Se votó la creación de la Federación Espiritista Internacional pro- puesta en Londres por el delegado español don Quintín López. Se acordó que en 1924 se reuniese en París el Comité ejecutivo encargado de pre- parar el Congreso de 1925 en el que debería quedar organizada definiti- vamente la Federación Internacional. Se nombraron para dicho Comité Ejecutivo: Presidente: mister G. Berry, de Manchester, Inglaterra. Vicepresidente: M. Jean Meyer, de Béziers, Francia. Secretario general: M. Luis Gastin, de París, Francia. Tesorero: M. Eduard Fritz, de Lieja, Bélgica. Gonsejero: M. Beversiuis, de Zuidwolde, Holanda. Se acordó reservar para otra reunión el nombramiento de los dos con- sejeros restantes. El delegado español M. Torres, propone que en cada Congreso haya una exposición internacional de todo lo que afecta al Espiritismo: 1." Prensa espiritista mundial. 2.° Literatura espirita de todos los países y de todos los tiempos, invitando a los editores a hacer instalaciones personales. 3.° Obras de arte, obras medianímicas, etc. Se declaró como caduco y perjudicial al Bureau Internacional de Espiri- tismo existente en Watwilder y se le invitó a entregar a la Secretaría del Comité ejecutivo toda la documentación existente. Se aprobó el proyecto de reglamento de la Federación Internacional. Poco tiempo después de constituido el Comité ejecutivo desencarnó el tesorero señor Fritz y se nombró para reemplazarle a M. Albert Pau- chard, de Ginebra. CONCRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL. — — PARIS, 1 925 32 Comité organizador: Presidente: Gabriel Delanne. Vicepresidente: Juan Meyer. Secretario general: Andrés Ripert. Secretario adjunto: Juan Booss. Tesorero: comandante Blaye. Miembros: Bataillard, Bechade, Boiteault, Bourdon, Cheville, Che- vreuil, Ete, Fieffey, Fontenay, Fortuny, Hely, Lancelin, Lemoine, Mahieu, Malosse, Marty, Melusson, Michel, Oudot, Philippe, Poisson, Potocki, Rhem, Richard, Rozier, Saint-Cene, de Saint Priest d'Urgell, Trocmé, Valabregue. — Señoras: Darget y Oudot. Delegaciones asistentes al Congreso Africa del Sur: Sir Conan Doyie. — Señora Gladys Davies. Alemania: M. Bruns, presidente de Wahrer Weg, de Hanovre.— Schiotterberg, de Sttutgart. Inglaterra: Spiritualist National Union, Berry, presidente de la F. I., secretario general de la S. N. U. — Caten, director del Two Worlds.— Blake. Bessant. Slimming. Newton. Wickers. — — — — — — Keeling. Franck. — Señoras Oaten. — Berry. — Miss Scartcherd. — Doctora Margaret Vivian. Inglaterra (continuación) : British spiritualist Lyceum Union, señoras Mack y señores Mack y Knott, secretario. — London Spiritualist: M. Cur- now. — London Alliance: doctor Abraham Wallace. — Marylebone Spi- ritualist Asson: miss Lind of Hageby.—Wimbledon Epiritualist Mis- sion: señor Richard A. Buhs, presidente. Bélgica: L'homme, director de la Vie de Outre Tombre. — Coninckx, presidente de la «Unión Espirita Belga». — Mlle. Devos, secretaria de la Sociedad de Estudios Psíquicos y Espiritas de Anvers. — Señores Darden- ne y Maillet, del «Sinceriste Belge». — Señora Jane Oudot, de la «Revue Metapsychique Belge». — Señora Melart, de Namur. — Doctor Wauthy. Brasil: señores León Denis y comandante Blaye. — Señor Jules Thie- bault, representante de O. Clarim y de la «Revista Internacional de Espi- ritismo». Costa Rica: don Quintin López. Cuba: señor Jules Tussau Vega. Dinamarca: Beverluis, primer consejero de la F. I. España: Centro Caridad y Libertad, señor Gertsh. Estados Unidos: National Spiritualist Association, le Rev. Thomas Grimshaww. — Prensa, señora Cadwallader, editora de «Progresive Thin- ker», Chicago; Francia: señores Melusson, presidente de la Sociedad de Estudios Psi- Eran- quicos de Lión. — Forthuny, secretario general de la Unión Espirita cesa. — Chevreuil, Malosse; Marty, tesorero de la Unión Espirita France- sa. — Señora Ducel, del «Foyer Spirite de Béziers». — Don Enrique Fernández, del grupo «La Caridad», de Argel. Grecia: señor Yotopoulos. Holanda: señores Beverluis, Goedhart, Bergman. — 33 — Hungría: señora Reichenhaller. India inglesa: señor Rishi, director de la Indian Spiritualist Society. Indochina: señor Monet. Italia: señores Mellini, director de «Cosmer Revue» y de «journal Esperantiste International». México: M. León Denís. Noruega: señora Elena Letort. Polonia (Prensa) : Marendowski, de «La Renovation». Portugal: señor Enrico de Castro Graça Zugarte. Rumania: señor Stanulescu. Suiza: señores Raoul Montandon y Juan Booss, de la Sociedad de Estu- dios Psíquicos de Gènova. Las reuniones de las Comisiones se celebraron en el Salón de Actos de la Casa de los Espiritistas; las sesiones del Pleno en el local «Societés Savantes», Rue Danton. Fué elegido presidente del Congreso el gran escritor francés M. León Denis. El eximio propagandista inglés Sir Arthur Conan Doyle dió una con- ferencia en la Sala Wragan, llenándose completamente el amplio salón y quedando más de mil personas sin poder entrar. Fué sin duda alguna el acto de mayor trascendencia llevado a cabo por los espiritistas franceses. PROGRAMA DEL CONGRESO Abierto a todas las Federaciones, Sociedades y Agrupaciones espiritistas Espiritismo. Espiritualismo. Psiquismo Clasificación de las memorias que se han de dirigir al Congreso: 1Sección. Experimentación. Demostración. 2.^ Sección. Doctrina. Teoría. Discusión. S.'' Sección. Filosofía. Moral. Sociología. 4.® Sección. Enseñanza. Propaganda. Estadística. 5.^ Sección. Exposición espirita. (Artes espiritualistas.) SECCION PRIMERA a) Hechos que demuestran la existencia en el hombre de una fuerza extramaterial. b) La misma fuerza exteriorizada. Acción magnética a distancia. Telepatía. Acción curativa con o sin contacto. Levitación. Traslación de objetos. Fenómenos luminosos. c) Hechos que demuestran la existencia y la acción de una concien- eia extrasensorial. Sonambulismo. Clarividencia. Psicometría. Premoni- ción, etc. d) Hechos espiritas propiamente dichos (mediumnidad). Manifestaciones espontáneas: Casas encantadas. Apariciones. Visiones. — 34 — Existencia y acción del periespíritu. Organización técnica y práctica de las sesiones espiritas. Importancia de la homogeneidad y de la instrucción previa. Estudios de los mejores sistemas de alumbrado (luz fria, etc.). Acción de la música. SECCION SECUNDA Doctrina. Teoría Análisis y conclusión de la observación de los hechos detallados en la Sección primera. a) Existencia del alma. b) Sobrevivencia. c) Su evolución progresiva durante la encarnación y en el más allá. d) Reencarnación, explicando las desigualdades sociales, las apti- tudes innatas, las simpatías, etc. SECCION TERCERA Filosofía. Moral. Sociología Influencia de la doctrina espirita en la evolución humana. a) Influencia sobre el progreso de las ciencias. b) Influencia sobre la filosofía. c) Influencia sobre la moral. d) Influencia sobre la sociología. e) Influencia sobre las religiones. f) Investigaciones y estudios sobre el sentido de la evolución uni- versal. SECCION CUARTA Enseñanza. Propaganda. Estadística a) Conferencias. Proyecciones. Películas. Teatro. b) Sesiones de demostración. c) Publicaciones periódicas. Revistas. Folletos. Literatura espiri- tista. d) Estudio de las dificultades con que tropieza la propaganda de nuestros ideales, objeciones que se nos hacen. e) Instituciones espiritistas. Fundaciones. Obras de beneficencia. f) Estadística propiamente dicha. SECCION QUINTA Exposición de Arte Espirita Fotografía — del — pensamiento y de la fuerza grafías de psíquica. Moldes. Foto- 35 dobles y de espíritus. Cuadros medianímicos. RESUMEN DEL TRABAJO DE LAS COMISIONES Primera Comisión Diccionario espiritista: nada. El Comité ejecutivo debía nombrar una Comisión para estudiarlo. Control de los médiums: la Comisión propone se abra una encuesta para averiguar cuáles son los mejores medios de control y los resulten más favorables que para la producción de los fenómenos. Médiums curanderos: se acuerda, a propuesta de la los delegación sa, que médiums ingle- curanderos lleven un libro registro de las curas que hayan verificado con todos los testimonios y pruebas de autenticidad posibles. Se vota la moción siguiente: «El Congreso Espiritualista afirma que la mediumnidad todas sus formas bajo ofrece a la ciencia un campo de investigación del más valor grande y que, por consiguiente, es de gran interés que tanto durante las sesiones como fuera de éstas los médiums sean tratados en forma tal que se les proteja contra las acusaciones de locura y fraude, aparte, natural- mente, de los casos en que éste sea probado, y que se evite que sean de objeto una explotación comercial cualquiera.» Centro «Caridad y Libertad»: las proposiciones de esta sociedad res- pecto al luto y a la bandera espiritista fueron rechazados por el Con- greso. Tercera Comisión Código penal. La Comisión propone que el Congreso exprese su deseo de que «la influencia de las enseñanzas espiritas se evidencie de más en más en la elaboración del Código penal de todas las naciones». Sociología: «La Acción social del Espiritismo debe ser moral y apli- carse efectivamente a la conducta individual de todos los miembros de la gran familia espirita». Cuarta Comisión Unión espiritualista: se declara como eminentemente deseable la unión de todos los espiritualistas del mundo. Conviene hacer un gran esfuerzo para ello por medio de una tolerancia, de más en más, grande y comprensiva. Educación: se adopta la ponencia de la British Lyceum. CONCLUSIONES DOCTRINALES DEL CONGRESO 1." Existencia de Dios, Inteligencia y Causa Suprema de todas las cosas. — 36 — 1° Existencia del alma unida durante la vida terrestre al cuerpo perecedero por un elemento intermediario llamado periespíritu o cuerpo flúidico indestructible. 3." Inmortalidad del alma, evolución continua hacia la perfección por medio de vidas sucesivas. 4." Responsabilidad individual y colectiva entre todos los seres. Por primera vez en un Congreso espiritista celebrado en un país latino, la Reencarnación no es motivo de una afirmación franca y explícita. CONCRESO FNTERNACIONAL DE LONDRES. — — DEL 7 AL 13 DE SEPTIEMBRE DE 1928 37 Tuvo lugar en las salas Queens Cate, Harrington Road, South Ken- sington, London S. W. 7, cuando se trataba de reuniones para las que se preveía gran afluencia de público y en los locales de la London Spiritualist Alliance para los trabajos de las secciones. Las Asociaciones que invitaron a la Federación Internacional fueron las siguientes: The British Spiritualist Lyceum Union, The London Spiri- tualist Alliance, The British College of Psychic Science, The Marylebone Spiritualist Association, The Spiritualist Community y Bureau Stead. Dice el libro del Congreso: «El fin de este Congreso será el demostrar que la Filosofía y los principios del Espiri- tualismo están basados en el estudio de los fenómenos objetivos y subjetivos de la psico- logia experimental. Establecerá claramente el carácter realmente científico de los métodos experimentales y analíticos de todos los fenómenos psíquicos y medianímicos. Estos estudios revelan la existencia de una física, química, biología y fisiología y psicología trascendentales en adelanto sobre los conocimientos materialistas; pero exigiendo una exploración continua para coordinar el estudio y los principios que pueden deducirse de ellos. »EI Congreso pondrá en evidencia una vez más la gran significación moral y social de las pruebas experimentales que establecen para la humanidad la realidad de la conti- nuidad de la vida y «de la conciencia en otros cuerpos y más allá de su manifestación en la presente existencia física». Al demostrar la imposibilidad de evitar las consecuencias que se desprenden de la responsabilidad individual y universal, el Congreso llamará la atención de todos sobre las deducciones sacadas de los hechos espiritualistas, es decir, sobre los principios de acción capaces de cambiar profundamente la vida de los hombres y de las naciones y con ello hacer progresar la causa de la fraternidad universal y de la paz. »En su sesión de clausura el Congreso tendrá ante sí una serie de resoluciones resul- tado de sus deliberaciones y destinadas a exponer los progresos de la psicología experi- mental, la tendencia de grandes sabios a admitir un elemento transcendental en sus inves- tigaciones y en sus nuevas teorías y la de los grandes pensadores religiosos a admitir cada vez más la verdad de los descubrimientos científicos y psíquicos; en fin, la aceptación pro- gresiva en todos los países de la existencia de los fenómenos psíquicos como formando parte de las experiencias normales de la vida cuotidiana. »A todos los que realmente deseen esta realización del progreso humano, el Congreso de 1928 lanza este llamamiento. Nosotros invitamos con insistencia a todos los espiritua- listas a juntar sus fuerzas con las del Comité organizador del Congreso de 1928 para que el Esplritualismo internacional proyecte su luz sobre todos los viajeros aventurados sobre el océano de la vida, al igual de un faro que desvanecerá las dudas y la incertidumbre sobre el destino final de la Humanidad. Lo subrayado no existe en la versión inglesa del libro del Congreso. Se organizaron cinco secciones: 1 Fenómenos psíquicos y medianímicos. 2.^ Doctrina, filosofía y ética. 3." Propaganda, organización y literatura. 4.^ Exposición psíquica. 5.® Sesiones de demostración de fenómenos y de la mediumnidad. Las Memorias podían tener hasta cinco o seis mil palabras, estar es- critas en español, francés, inglés, alemán, e ir acompañadas de un resu- men en francés o inglés. El plazo de admisión acababa en 31 de mayo de 1928. Delegaciones: — 38 — Africa del sud: E. Blumenthall y doctor Craft Johnson. Alemania: Augusto Bruns. Australia: Susana Harris Kay, señor y señora J. Meek. Bélgica: señoras L'homme, Beyière, Tousseau, Hooge; señores L'hom- me, Cloes, Paslawsky, Georges. Brasil: Luiz M. Pinto de Queiron y M. Forestier. Canadá: señoras Ada Carrard, Annie Irwin y Elsie Moore. Cuba: señor Hubert Forestier. Dinamarca: señores Noe y Sutti. Estados Unidos: Rev. Thomas Crimshaw, señora Caddallader, Umphrey, Clayton, Toph, Tuck, Middlemae, Hobday, señora y señor Fay Johnson, Rev. Sara Gushing, señores Vlavianos, Gushing, Bohn, Clayton. Francia: señora Ducel, señores Chevreuil, Melusson, Forestier y Reg- nault. Inglaterra: señores Blake, Oaten, Barbanell, Boddington, Bessant, Keeling, Wadlow, Paling, Hickman, Indoe, Taylor Curynn, Stewart, Mus- grove, Boddington, Raymond, Cole, Turke, Elliot (miss) ; señoras Hesp, Nurse, Calway, Cox, Friern, Higgins, Mack; señoritas Stead, Ransome; doctores Adams, Lennot Kay, Budd; señorita Budd; doctores Abraham Wa- Hace, Hunt; señoras McKenzie, Saint Clair Hobbard; Rey, Thomas Dray- ton; señora de Crespigny; señores Carpanter, Phillimore, de Brath, Inst, Cow; señora y señor Hawken; señores Sawaffer, Blackwell, Newton; se- ñora y señor Ashton Johnson. En total el número de congresistas ingleses pasó de 100. Holanda: señora Croen; señores Coedhart y Opoey. Indias inglesas: señores Rishi Somayajula, Dutt y Parmartt; los dos primeros con sus esposas. Indias holandesas: señor Van der Elst. Islandia: señor Einar H. Kvaran. Italia: profesor Ciovvanni Pioli. Japón: profesor Asano; señores Wasaburo y Fukurai. Argentina: señor Manió Rinaldini. Rumania: señor Stanulescu. Suiza: señoras Herrendchwand y Brolliet y señor Montandon. Memoria del secretario general de la Federación Algunas frases a retener de este documento. El esplritualismo, del cual las religiones se han repartido el monopo- lio, la propaganda y la enseñanza, no se acomoda muy fácilmente a las afirmaciones y demostraciones experimentales que nosotros aportamos. El antagonismo existente entre la religión y la ciencia no ha desaparecido, las discusiones entre esplritualismo y materialismo no han acabado. En el momento mismo en que esta discusión llegaba a su grado máximo es cuando nosotros intervenimos en forma tan enérgica que muchos califican nuestra intervención de presuntuosa, fuera de lugar y sobre todo sub- versiva. Precisa afirmar más que nunca que el «esplritualismo moderno será científico o no será», es decir, que incluirá la ciencia. Abarcará, hacién- dolas concordar, todas las escuelas que estudian el alma y sus manifesta- clones, mantendrá abiertas de par en par las puertas del templo o anfi- teatro en donde se celebrarán nuestros Congresos futuros y prestará gran atención a las palabras y a los textos necesarios para hacernos conocer y comprender. Aun hoy en día la letra mata y el espíritu vivifica. Estas reflexiones de vuestro secretario general, necesariamente en relación con la mayor parte de los movimientos espiritualistas internado- nales, le han sido sugeridas de nuevo durante estos últimos años por la consideración del desenvolvimiento inaudito que toma el esplritualismo en los medios científicos hasta el presente tan cerrados a nosotros. Es así que el Congreso de «Investigaciones Psíquicas» celebrado en París, en septiembre de 1927, en la tribuna, se han oído comunicaciones y disen- siones que no habrían sido desemplazadas entre nosotros. Queremos prin- cipalmente hacer alusión a los «rapports» del profesor Driesch, de Leipzig, de quien es bien conocida la autoridad, como otros muchos experimenta- dores, el profesor Driesch en su discurso inaugural llega a la hissóteris espirita como a la hipótesis menos artificial para explicar los hechos para- normales, recogiendo así, por lo demás, las palabras del gran Flammarión; la hipótesis espirita es la que se aproxima más a las teorías explicativas re- clamadas por nuestros, quizás un poco impacientes. No nos extrañemos, pues, de las reticencias comprensibles y en cierto modo justificadas, ya que el foso a franquear es ancho y profundo. Para asegurarnos de la eficacia de nuestro trabajo, para llegar a la con- versión próxima de todos los investigadores que de buena fe se han enfron- fado con nuestros estudios nos basta el oír esta confesión alentadora del profesor Driesch: «Que el materialismo bajo todas sus formas queda defi- nitivamente abolido». Dentro del proceso que prosigue el espíritu humano encaminándose ha- cia la conciencia y la verdad, ¿qué importan las palabras «si los hechos en que se apoya nuestra convicción son admitidos?» ¿Qué importan los cami- nos, puesto que todos conducen a Dios, hacia el cual nuestra ciencia nos vuelve reconciliados? Estemos, pues, satisfechos de oír hablar unánime- mente en el Congreso de Investigaciones Psíquicas de «Conciencia Uni- versal» de «Lazo de consciència transcendental de noción suprapersonal». Esperemos pacientemente con las manos extendidas a los que irresistible- mente vienen a nosotros por malos caminos y con mil palabras nuevas; al término del viaje nuestras diferenciaciones están llamadas a desaparecer, y sean los que fueran nuestros nombres, el sér infinito nos reconocerá a todos como a hijos. Discurso de Sir Arfhur Cenan Doyie Debo anunciaros que mañana se celebrará un oficio religioso en Grotian Hall, Wigmore Street, durante el cual procuraremos mostraros lo que es un verdadero oficio espirita, porque yo considero cada vez más importante el aspecto religioso de nuestro ideal. Espero también que asis- tiréis a la conferencia que daremos esta noche en Queen Hall. Yo tengo la impresión de que un «espíritu diabólico» procura complicar las cosas, porque el programa oficial anunciaba dicho acto a las 7, Two Worlds a — — las 8'30 y por último se celebrará a las 8. 40 Sesión pública del Lyceum El Lyceum es una organización instructiva, de forma liberal y armó- nica, basada en el Amor, la Sabiduría y la Armonía. Los fines que persigue han de extenderse más y más sobre el conocimiento del Esplritualismo como ciencia, filosofía y religión por el desarrollo de la cultura física y social y el progreso intelectual, moral y espiritual de sus miembros. El Lyceum quiere dar a conocer los hechos relativos a nuestra personalidad inmortal, la comunión de los espíritus y el desarrollo de la facultad de los médiums, el estudio de una moral basada sobre la pureza y la honradez en una religión desprovista de símbolos, para ayudar a establecer una for- ma de vida normal más digna y más elevada de manera a poner de acuerdo la vida con el ideal espiritual que anhelamos realizar. Discurso de M. Oaten dando las gracias por haber sido elegido presidente de la Federación Espiritista Internacional Yo aprecio de una manera muy especial el concurso de nuestro vice- presidente M. jean Meyer. M. Jean Meyer hubiera podido aceptar la pre- sidencia de la Federación Internacional, pero ha rehusado porque cree que no es conveniente que el presidente y el secretario general de la Fede- ración sean los dos franceses. M. Meyer ha facilitado grandemente mi tarea gracias a los servicios que con su generosidad ha prestado al movi- miento espiritualista. En su país, M. Meyer ha donado dos magníficos edificios a la Causa: el uno al Instituto Metapsíquico Internacional que ba hecho famoso el doctor Geley, se halla hoy bajo la hábil dirección del doctor Osty, y el otro la Casa de los Espiritistas, local social de la Fede- ración Espiritista Internacional y de la Unión Espiritista Francesa. Las dos fundaciones han sido dotadas económicamente por M. Meyer. Bajo el punto de vista financiero ha añadido el don de una espléndida propiedad cuyas rentas asegurarán la vida del movimiento espiritualista futuro. Países afiliados a la Federación Espiritista Internacional Africa del Sur, Alemania, Bélgica, Brasil, Cuba, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Holanda, Indias inglesas, Méjico, Por- tugal, Argentina y Suiza. Países representados en el Congreso sin pertenecer a la Federación Internacional Australia, Canadá, China, Indias holandesas. Irlanda, Italia, japón y Rumania. Conclusiones aprobadas por el Congreso de Londres 1Acordando que en el próximo Congreso se dedicase una sección a la mediumnidad — curativa. 41 — 7..^ Que el Congreso considera muy importante que la historia de las religiones y la evidencia de las facultades psíquicas paranormales figuren en el curriculum de todas las escuelas según las posibilidades de cada país. 3." Que todas las experiencias con médiums deben ser controladas pecuniariamente por todas las asociaciones psíquicas de solvencia. 4.'' Expresando el agradecimiento a M. Meyer por el Instituto Inter- nacional de Metapsíquica y la Casa de los Espiritistas. 5." Lo mismo a Mme. Cadwailder por la erección del memorial a las hermanas Fox, en Rochester. 6.^ Lamentando las restricciones que en ciertos países se oponen al desarrollo y ejercicio de la mediumnidad. 1.^ A favor de la fraternida internacional. 8." Invitando a organizar una campaña internacional de propaganda. Conclusiones doctrinales El Espiritismo es una filosofía que descansa sobre bases científicas precisas cuyos principios fundamentales son los siguientes: 1. Existencia de Dios. Inteligencia y causa suprema de todo lo exis- tente. 2. Existencia del alma, unida al cuerpo durante la vida terrestre por un elemento intermediario llamado periespíritu o cuerpo etérico. 3. Inmortalidad del alma; su evolución continua hacia la perfección por medio de planos de vida progresivos; su reencarnación sucesiva en pla- nos de vida correspondientes a su estado de progreso. 4. Responsabilidad individual y colectiva de todos los seres, de acuer- do con la ley de causalidad. CONCRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL DE LA HAYA. 1 AL 8 DE SEPTIEMBRE DE 1931 — 42 — Organizado por la Unión Espiritualista Nacional Neerlandesa en repre- sentación de la Federación Espiritista Internacional. Comité organizador Presidente del Congreso: P. Goedhart. Secretario general: H. P. Van Walt. Tesorero: Van Benghen van den Bergh. Vocales: señoras C. H. Noe, E. Van Walt-Boedinghaus, C. Van Rijn van AIkemade-de Kock; señora y señor R. O. Van Holthe tot Echten-v. Cort; señora y señor A. Bryan; señora y señor H. G. Nederburgh; señora y señor Jhr Quarles van Ufford; señor Ph. S. de Laat de Kanter; barón y baronesa Taets van Amerongen van Woudenberg; Ds. M. Beverslüis; se- ñora J. H. D. Douwes Dekker-de Grauw; señora y señor j. D. Sickier-van der Feitz, y señoras Von Herrenschwand-Mees y A. C. E. Beynen-van Geuns. Por acuerdo del Congreso de Londres en 1928, el de La Haya debía dedicar especial atención al estudio de la Mediumnidad Curativa, y así se anunció la convocatoria del Congreso. Este se celebró en los grandes salones del Pulchri Studio, dividiéndose en cuatro secciones: Ciencia; Mediumnidad Curativa; Doctrina, Filosofía y Etica; Propaganda, Organización y Literatura. Se presentaron un gran número de ponencias, algunas muy intere- santes. Conclusiones del Congreso El Espiritismo es una filosofía que se apoya sobre bases científicas pre- cisas y cuyos principios fundamentales son los siguientes: 1." Existencia de Dios, Inteligencia y Causa Suprema de todas las cosas. 2.° Existencia del alma unida durante la vida terrestre al cuerpo físico perecedero por un elemento intermediario llamado periespíritu o cuerpo etérico. 3." Inmortalidad del alma; su evolución continua hacia la perfec- ción por planos de vida progresivos. 4." Responsabilidad individual y colectiva entre todos los seres si- guiendo la ley de causalidad. Además fueron aprobadas las mociones siguientes: 1 El Congreso recomienda que en todas las ocasiones que sea posi- ble las Federaciones nacionales lleven a cabo las experiencias necesarias para comprobar los medios y las condiciones por medio de las cuales se obtienen las fotografías espiritas. 2." El Congreso invita a todas las agrupaciones nacionales a nombrar una comisión compuesta de personalidades competentes, para estudiar la mediumnidad bajo todos sus aspectos y que se forme una lista de los mé- diums más notables, que aporten su concurso a los trabajos de dichas comisiones. — 43 — 3.® El Congreso afirma que la curación por la influencia espiritual queda completamente demostrada y que por lo tanto es de interés para la Humanidad entera que sea factible utilizar las facultades medianímicas para curar las enfermedades. 4." El Congreso invita a las Federaciones nacionales a reunir la ma- yor cantidad posible de documentos auténticos referentes a las curaciones obtenidas por medio de la mediumnidad. 5.^ El Congreso pide a todas las Federaciones nacionales faciliten por medio de una activa propaganda en el público el desarrollo del estudio de la metapsíquica y de las facultades mediúmnicas curanderas como una parte integrante de la educación medical. 6." El Congreso lamenta constatar que en todos los países la ley y el cuerpo medical restringen la práctica de la mediumnidad curativa. El Congreso está resuelto a hacer todos los esfuerzos necesarios para obtener un estatuto legal para esta clase de mediumnidad. 7.^ El Congreso considera como muy deseable la organización de escuelas dominicales y de otras clases para la educación de la niñez en la filosofía espiritualista, ai igual de las que ya existen en Inglaterra, Bra- sil, Argentina y Estados Unidos. 8." Los miembros del Congreso Espiritista Internacional, conside- rando que la guerra es un resto de barbarie que la civilización debe hacer desaparecer, afirman su voluntad de colaborar a todos los esfuerzos que se hagan para asegurar el desarme y así establecer la paz universal. 9.^ El Congreso decide nombrar un tercer consejero de la F. E. I., tal como autorizan los estatutos. Para apoyar la autoridad moral de la Fede- ración Espirita Española, se decide nombrar para este cargo un miembro de la F. E. E. que ella misma deberá designar al Comité ejecutivo de la Federación Espirita Internacional. (La Federación Española designó a su presidente general, el profesor Asmara.) 10. El Congreso, después de haber escuchado a los señores Oaten, Keeling, L'homme, Dribbel y Ripert, decide que la organización de las tra- ducciones de los discursos y de las ponencias para el próximo Congreso de Barcelona será dejada al juicio del Comité de organización de Barcelona.. S\3»*WÍ¡?2&H c t·'MW!» Sí^^íÉ^ferSi^^ S^á'í^; ^^8 ^'asSSiSwSc^·^SS^çí ^P•=55^^í?>í^ i sm £^.ÍB=feí » fi«iL.ii*r^S!5^^^ §" Z'' 3?" * Js- -e- fa^^saÉ^»^ uistci^í^ SEGUNDA PARTE CONGRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL DE BARCELONA SEGUNDA PARTE V CONGRESO ESPIRITA INTERNACIONAL ORGANIZADO POR LA FEDERACION ESPIRITISTA INTERNACIONAL CELEBRADO EN BARCELONA DEL 1 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1934 Trabajos preparatorios En el Comité general de la F. E. I. del año 1930, el delegado de la Federación Espirita Española, doctor León Lemmel, pidió que el Congreso de 1934 se celebrase en Barcelona, donde la Federación Española dispon- dría de los medios suficientes para dar a esa gran manifestación interna- oional la organización necesaria para que pudiese llevar a cabo su misión. Teniendo que celebrarse al año siguiente el Congreso de La Haya, el asunto quedó sin resolver, si bien el Comité declaró haber visto con gran simpatía la petición del delegado español. Reprodújose ésta en La Haya, y habiendo dado la delegación hispana la seguridad de que el Congreso podría llevarse a cabo y que existía en aquellos momentos en nuestro país un ambiente muy favorable a nuestra ideología, se tomó el acuerdo definitivo de que el próximo Congreso tu- viese lugar en 1934 en Barcelona. Desde el primer momento comprendió la F. E. E. la tremenda respon- sabilidad que contraía al tomar a su cargo la organización de un acto de tal trascendencia, pero fuerte en sus convicciones y en sus entusiasmos, recordando que fué en nuestra ciudad donde tuvo lugar el primer Con- ¿reso Espiritista Internacional durante la Exposición de 1888, decidió no escatimar ni esfuerzos ni sacrificios hasta lograr que la gran reunión inter- nacional de 1934 superase, si posible fuese, a las anteriores. Después de diversos tanteos nombróse el Comité organizador del Con- greso, compuesto por los miembros del Directorio de la F. E. E. y un dele- gado de cada uno de los centros espiritistas de Barcelona, Tarrasa y Saba- «dell, por hallarse situadas estas dos poblaciones a poca distancia de la capital catalana y unidas a ésta por una gran abundancia de medios de ^comunicación. Este Comité organizador nombró asimismo de su seno un •Comité ejecutivo compuesto del presidente del Directorio, don Manuel López Sanromán; vicepresidente, don Julio Armengol; tesorero, don Juan Torras Serra; secretario, don José M.^ Seseras y de Batlle, y vocales, don Tomás Sola y don Bernardo Ruiz, que unos meses después quedó .reformado en la forma siguiente; presidente, por dimisión del señor Ló- pez Sanromán, don José M." Seseras y de Batlle; vicepresidente, don julio Armengot; secretario general, don jacinto Esteva Crau; tesorero, don Juan Torras Serra; vocales, don Tomás Solé, don Fernando Corchón, don José Cervelló, don José Tejada, don Juan Farrés y don Bernardo Ruiz. Desde su primera reunión, y así lo manifestó en el primer manifiesto — 48 — que publicó el Comité organizador, aspiró a lograr que el Congreso que iba a celebrarse en Barcelona se caracterizase por un mayor dinamismo que los anteriores, considerando que, como dijo muy bien nuestro querido amigo y secretario general de la F. E. I., don Andrés Ripert, en su memoria al Congreso de la Haya, del examen de los hechos se deduce que la crisis que atraviesa la humanidad terrestre es ante todo una crisis espiritual y es imposible encontrar la solución sin la colaboración del Espiritismo y de los espiritistas. Un triple cometido se presentaba ante el Comité ejecutivo: reunir los medios materiales necesarios para llevar a cabo la obra a realizar, obte- ner las colaboraciones morales e intelectuales sin las cuales dicha obra resultaría inútil, y dar al Congreso la orientación necesaria para obtener del mismo los resultados que deseaba lograr. Dicho sea sin vanagloria, creemos haber obtenido el resultado a que aspirábamos. Gracias a la colaboración y al entusiasmo de todos nuestros hermanos, muy especialmente los españoles y sudamericanos, hemos reu- nido los fondos necesarios, que representan un esfuerzo superior al de cualquier otro Congreso, a causa de la intensísima propaganda llevada a cabo para asegurar el éxito. Hemos obtenido las colaboraciones a que aspirábamos, que se han traducido no tan sólo en el envío de interesan- tísimas ponencias, sino con la asistencia de delegados venidos de todos los puntos de España y de una representación hispanoamericana como no la había habido en ningún otro Congreso. Bajo este punto de vista, nuestra satisfacción ha sido inmensa al poder abrazar a aquellos hermanos nues- tros que, deseando aportar su colaboración al Congreso Internacional de Barcelona, atravesaron el Atlántico imponiéndose duros sacrificios para ser los portavoces de las grandes agrupaciones espiritistas hispanoameri- canas. También esta.mos satisfechos del resultado obtenido en el tercero de los propósitos a realizar, el más difícil y quizás el más importante por lo que al porvenir se refiere. Dar mayor dinamismo a nuestros Congresos, lograr que la masa espi- ritista se interesase por ellos y que en su transcurso se estudiasen proble- mas de honda actualidad y se estableciesen posiciones claras y sólidas sobre ciertos puntos que como el de la Reencarnación quedaban siempre a obscuras, era labor muy difícil y muy desagradable porque podía condu- cir a roces y discusiones siempre peligrosas. Nunca nos hicimos la ilu- sión que esto se lograse en un Congreso, ni que los problemas de actualidad pudiesen encontrar soluciones definitivas, pero sí creímos que en Barce- lona se esbozaría una nueva orientación que poco a poco se iría marcando más y más hasta llegar a conducir las agrupaciones espiritistas por nuevos derroteros. Varias fueron las ponencias que trataron de los problemas que domi- nan hoy en las preocupaciones humanas, todas inspiradas en grandes sen- timientos de generosidad y amor. Su discusión constituyó una de las notas características del Congreso y pese al error de táctica que supone la pre- sentación de ciertas ponencias conteniendo proposiciones que de apro- barse implican un cambio de rumbo del Espiritismo, sin antes haberlas dado a conocer a las Federaciones nacionales y haber sostenido con ellas la — — correspondencia necesaria para que comprendiesen el fin perseguido 49 y saber qué instrucciones darían a sus representantes, el Congreso marcó de una manera clara e inconfundible sus aspiraciones hacia un régimen de mayor justicia social, en el que las palabras Amor y Fraternidad tuvie- sen una más justa aplicación. Y lo mismo sucedió con el tema difícil de la Reencarnación. Era inútil pretender una declaración reencarnacionista de nuestros hermanos anglo- sajones; su posición a este respecto era de intransigencia absoluta, y como por otra parte nosotros estábamos dispuestos a que pasase lo que pasase, el Congreso dejase bien aclarada nuestra fe reencarnacionista, la proposi- ción adoptada era la más lógica, racional y justa. * # * Seria puerilidad entretenernos en detallar los mil y un trabajos llevados a cabo por el Comité.ejecutivo para preparar el Congreso. Las cartas escri- tas suman más de dos mil, las circulares repartidas en diferentes ocasiones entre las organizaciones espiritistas en inglés, francés o español, más de veinte mil, las hojas volanderas distribuidas por las calles de Barcelona y poblaciones limítrofes más de cien mil, los carteles anunciadores más de tres mil, las convocatorias del Congreso en tres idiomas diez mil y los programas cinco mil. Para asegurar la colaboración de los espiritistas de toda la Península, se nombró un delegado en cada sociedad o grupo, cuya misión consistía en obtener entre sus consocios el máximo apoyo para el Congreso, logran- do con ello que no haya habido ni una sola entidad espiritista afiliada a la Federación Espirita Española que no hiciese verdaderos sacrificios para asegurar el éxito del II Gran Congreso Espiritista Internacional que se celebraba en España. Muchísimos fueron además los donativos individuales, e incluso algunas entidades no pertenecientes a la Federación Española aportaron no escasa ayuda. Importante fué la recibida de los hermanos de otros países y muy espe- cialmente de los hispanoamericanos, y desde aquí la Federación Espiritista Española expresa con emoción su agradecimiento a cuantos la auxiliaron para la consecución de los fines que se perseguían. Era natural que el mayor esfuerzo recayese en las agrupaciones radi- cadas en Barcelona o en sus inmediaciones, y comprendiéndolo asi, una de las labores llevadas a cabo con más ahinco fué la de visitar repetidas veces a dichas entidades para que prestasen el máximo apoyo moral y material. Conferencias, actos públicos de propaganda, fiestas literario- musicales, todo fué empleado abundantemente sin temor a cansar a los abnegados hermanos que las componen, ya que por encima de todo ponía- mos el deseo ferviente de lograr que el Congreso fuese un éxito y una demostración de la pujanza que va adquiriendo el Espiritismo español. Para facilitar la recogida de fondos se instituyeron las libretas de co- operación y ahorro y se editaron los sellos espiritistas con las efigies de Alian Kardec, León Denís, Conan Doyie, Cosme Mariño, Bezerra de Mene- ses y Amalia Domingo Soler; además se organizó una subscripción especial de personas que se comprometían a donar cantidades no inferiores a cin- cuenta pesetas pagándolas en varios plazos. En dos ocasiones, en octubre de 1932 y en abril de 1934, con motivo — 50 — del aniversario del Auto de Fe, celebrado en Barcelona con los primeros libros espiritistas llegados a España, la primera, y para conmemorar el ani- versarlo de la F. E. E., la segunda, se organizaron grandes actos públicos de propaganda que constituyeron un éxito pocas veces visto. Rara ello obtuvimos del Ayuntamiento la cesión de los Palacios de Artes Decorati- vas y de la Metalurgia, congregándose un numerosísimo público que de- mostró palpablemente cuánto interesan al pueblo barcelonés las cuestio- nes psíquicas. En varios millares de personas podemos calcular los asistentes a cada acto, en el curso del cual los representantes del Comité ejecutivo hicieron propaganda a favor del Congreso, despertando así de antemano una intensa curiosidad respecto a lo que sería esta manifesta- ción internacional. Y así entre unas cosas y otras, con el sacrificio de la gran masa espa- ñola y con la ayuda muy interesante de Holanda y Francia, y de los demás países, especialmente los sudamericanos, se fué reuniendo la cantidad necesaria que ha dado un resultado total de cerca de 30.000 pesetas, más del doble de lo gastado en cualquier otro Congreso. Si nuestro éxito fué manifiesto entre los espiritistas españoles, no menor fué entre nuestros hermanos americanos. No tan sólo recibimos de ellos una ayuda económica muy interesante, sino que merece especial mención su colaboración intelectual, una de las más valiosas de las apor- tadas al Congreso. Nueve delegados atravesaron el Atlántico y hubieran sido más si las circunstancias y razones particulares no hubiesen impedido venir a aigu- nos de los que nos habían escrito anunciándonos su asistencia al Con- greso. Ningún otro Congreso de los trece o catorce llevados a cabo hasta ahora había obtenido semejante resultado. En algunos de ellos habíamos encontrado algún delegado norteamericano, pero con excepción de nues- tra buena y venerada amiga Mrs. Capwailader, pocos eran los que habían hecho el viaje ex profeso. Y es que hay que comprender lo que representa el sacrificio llevado a cabo por los espiritistas sudamericanos para enviar delegados a nuestro Congreso, aportando, además, una ayuda no despre- ciable a la parte económica del mismo. La cesión de los palacios de las Artes Decorativas y de la Metalurgia para que pudiésemos dar a los dos mítines de que hemos hablado la impor- tancia a nuestro juicio tenían, y que se vió confirmada por la enorme que asistencia de público, fué una clara indicación de la simpatía con que el Ayuntamiento de Barcelona acogía el progreso del Espiritismo y nos hizo augurar muy bien lo que de nuestro Cabildo municipal podíamos esperar. No nos engañamos. El Ayuntamiento de Barcelona, así como la Cene- ralidad de Cataluña, acogieron con gran cariño la idea de la celebración de un Congreso Espiritista Internacional en Barcelona y le prestaron todo el apoyo moral y material que pudimos necesitar. Obtuvimos del Ayuntamiento la cesión del hermoso Palacio de Pro- yecciones con todo el personal anexo al mismo y los servicios de elec- tricidad. El alcalde don Carlos Pi y Suñer, de tan antiguo abolengo repu- blicano y librepensador, no tan sólo nos prestó toda su ayuda para obtener del Ayuntamiento la cesión del Palacio de Proyecciones, sino que ofreció a los congresistas un vino de honor, aceptando gustoso la idea de una visita colectiva de las delegaciones — — que componían el Congreso, en justa 51 expresión del agradecimiento y respeto a nuestra primera autoridad mu- nicipal. Idéntica acogida obtuvimos del Honorable Presidente de la Genera- lidad de Cataluña, don Luis Companys y del consejero de Cultura, don Ven- tura Gasol. El señor Companys aceptó agradecido la visita homenaje que se le ofreció y el consejero de Cultura obsequió, en nombre del Gobierno de Cataluña, con una fiesta de folk-lore catalán a todos los congresistas. Además, ambas autoridades ofrecieron enviar delegados suyos a la se- sión inaugural, asegurando de esta manera una gran solemnidad a la aper- tura del Congreso. Convocatoria del Comité organizador en nombre de la Federación Espirita Española FEDERACION ESPIRITISTA INTERNACIONAL CONGRESO TRIENAL DE BARCELONA (ESPAÑA) El Comité organizador del V Congreso Espirita Internacional saluda a los espiritistas de todos los países y tiene la satisfacción de anunciarles que dicho Congreso tendrá lugar en Barcelona del 1 al 10 de septiembre de 1934. La gravedad de las circunstancias actuales presenta a los espiritistas una labor ímproba, y por ello, los espiritistas españoles, comprendiendo la responsabilidad del momento actual, solicitan la colaboración de todos los hermanos para que dicho Congreso sea pródigo en resultados fecundos. Los espiritistas españoles considerarán como una gran satisfacción po- der ofrecer a los espiritas de todo el mundo una hospitalidad tan cortés como la que ellos han recibido en otras ocasiones e inspirada en el más puro amor fraternal. Unidos en un mismo esfuerzo y un mismo ideal, los espiritistas espa- ñoles aguardan a los hombres libres amantes del Ideal. Por el Comité organizador: el presidente, Manuel López Sanromán. — El secretario, José M.°· Seseras y de Batlle. — El tesorero, Juan Torras Serra. CONCRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL DE BARCELONA. Abierto a todas las Federaciones, Agrupaciones, Sociedades espiritistas — 52 — y espiritas de todos los países Aceptando la invitación de la Federación Espirita Española, la Fede- ración Espiritista Internacional celebrará su próximo Congreso trienal en Barcelona, del sábado, 1 de septiembre, al lunes, 10 del mismo mes de 1934. La Federación Espiritista Internacional ha hecho resaltar varias veces la responsabilidad cada vez mayor que recae sobre sus adherentes. Pre- cisa que en medio de la grave crisis por que atraviesa la Humanidad, los espiritistas se mantengan dignos de su nombre. El Espiritismo puede traer al nuevo mundo que se está formando, su mensaje espiritual. Por eso, nosotros opinamos que sin abandonar el estudio y el análisis de los fenómenos y los resultados que los investigadores han obtenido hasta hoy, conviene que nuestro próximo Congreso dedique sus principales actividades a estudiar muy particularmente los medios de lograr que nues- tro Ideal penetre en la masa ciudadana. Jamás, hasta ahora, la necesidad de una intensificación de la propaganda se ha mostrado tan útil y tan urgente. Precisa que las diversas Federaciones y Asociaciones que constituyen la Federación Espiritista Internacional contribuyan con el máximo esfuer- zo a la propaganda de nuestras ideas. El Comité ejecutivo de la Federación Internacional solicita le sean enviadas, antes del 30 de abril de 1934, las ponencias y memorias de los espiritistas de todos los países, tratando de las cuestiones que se estudia- rán en las dos secciones en que se dividirá el Congreso y cuya enumera- ción y subdivisiones hallarán al final de esta convocatoria. Conociendo los esfuerzos hechos en cada país para la propaganda de las ideas espiritistas, reuniendo todas las sugestiones de orden práctico que le sometan todas las asociaciones espiritistas, la Federación Espiritista Internacional espera poder organizar un instrumento de trabajo para la propaganda, adaptado a las necesidades de la vida actual, que será de gran utilidad a la Causa en general. Organización El Congreso se dividirá en dos secciones: 1." Propaganda. Organización. Estudio de la doctrina, filosofía y moral. 2." Estudios experimentales. Fenómenos psíquicos, mediumnidad. Ciencia. Ponencias. Conviene no olvidar que las ponencias deberán constar, como máximo, de cuatro mil palabra (4.000). Deberán ser escritas muy legiblemente y a poder ser dactilografiadas. Para facilitar la traducción a las diversas lenguas oficiales del Congreso se suplica su envío por duplicado. Las lenguas oficiales del Congreso son el inglés, el francés y el espa- ñol. Un resumen de tres a cuatrocientas palabras deberá acompañar a cada memoria. Las memorias y ponencias deberán ser enviadas por duplicado al Secre- tariado General de la Federación Espiritista Internacional: 8, — — rue Copérnic, 53 París XVI. Ya hemos indicado anteriormente que estos documentos deberán obrar en poder de dicho Secretariado antes del 30 de abril de 1934. Aquellos que lleguen más tarde, correrán el riesgo de no poder ser leídos ni discu- tidos en el Congreso. Delegados. Las Federaciones nacionales deberán guiarse por los Esta- tutos de la Federación Internacional para el número y poderes de sus respectivos delegados. Les rogamos encarecidamente se sirvan dar conoci- miento al Secretariado General de la Federación Espiritista Internacional y al Secretariado General del Congreso en Barcelona, de las personas desig- nadas para representarlas. Cada delegado deberá ir provisto de un docu- mento acreditando su calidad de tal cerca de los Comités de la Federación Internacional y del Congreso. Sin estos documentos, el Comité organiza- dor no podrá reconocer a nadie su condición de delegado. Derechos de inscripción. Los derechos de inscripción han sido fijados en 10 pesetas por persona y el importe de los mismos deberá ser enviado al tesorero del Comité organizador, don juan Torras Serra, Avenida 1 1 de Noviembre, 81, Sabadell, Barcelona, España. La Federación Espirita Internacional cuenta publicar un libro-resumen de esta importante reunión. Se ruega a los señores delegados y congresis- tas se hagan reservar un ejemplar de este libro, cuyo importe de 6 francos oro o su equivalente pueden enviar al Secretariado General de la Federa- ción Internacional en París, o al tesorero del Comité organizador al pagar al mismo sus derechos de inscripción. Por su parte, la Federación Espirita Española publicará un libro del Congreso, en español, del cual hará conocer oportunamente el precio. Los congresistas recibirán una insignia especial en la Secretaría del Congreso, mediante la presentación del recibo que les habrá sido remitido al pagar sus derechos de inscripción. Imporfante. Las demandas de inscripción deben ser obligatoriamente hechas al presidente del Comité organizador del Congreso, don Manuel López Sanromán, Diputación, 95, principal, Barcelona, España. Los fondos deben ser enviados al mismo tiempo al tesorero don juan Torras Serra, Avenida 1 1 de Noviembre, Sabadell, Barcelona, España, quien librará por correspondencia el consiguiente recibo. Temas a tratar en las secciones — 54 — SECCION PRIMERA Propaganda, organización. Estudio de la doctrina, filosofía y moral a) Problema religioso. Dios. b) Existencia del alma y su supervivencia. Problema del Sér y del Destino. c) Evolución progresiva del hombre. Las modalidades posibles. d) El Espiritismo como filosofía moral. e) El Espiritismo y la vida social. f) El Espiritismo y la juventud. g) ¿Cómo divulgar el Espiritismo? ¿Qué sistemas de propaganda con- viene emplear? h) Organización espirita; sugestiones de orden práctico. Estadísticas e informaciones sobre el movimiento espiritista y su organización en los diferentes países. i) Las actividades espiritistas bajo el punto de vista de la benefi- cencia y de la acción cultural y social. SECCION SEGUNDA Estudios experimentales. Fenómenos psíquicos, mediumnidad. Ciencia a) La ciencia y el conocimiento de los fenómenos psicológicos vistos y estudiados a la luz del Espiritismo. b) Los fenómenos paranormales en la historia de las religiones y el Espiritismo. c) Fenomenología espirita. Nomenclatura y clasificación. d) Mediumnidad: los métodos de desarrollo empleados en cada país. e) Memorias sobre los hechos más importantes y mejor probados que ha tenido lugar a partir del último Congreso Internacional. Texto de la hoja volandera distribuida en cantidad de 50.000 ejem- piares por las calles de Barcelona y remitida por correo a todas las enti- dades culturales de España: — 55 — CONCRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL 1 AL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1934 (Palacio de Proyecciones, Barcelona) La Federación Espiritista Internacional y en su nombre la Federación Espí- rita Española, al celebrar en Barcelona este magno Congreso se dirigen: A todos los que tuvieren inquietud espiritual, afán de sondear en los problemas del sér y de su destino, en el misterio de la muerte, en el sen- tido profundo de la vida... A todos los que están en grado de comprender la trascendencia que tiene para nuestro progreso y para el bien común, tener o no tener una noción racional, bien fundada, acerca de estos grandes problemas. Por último: a todos aquellos que crean con nosotros que los graves problemas que agitan al mundo no tienen solución de fondo sin que se consagre antes la tolerancia y el raciocinio, el amor y la ciencia, para meditarlos y vencerlos. Y les invitan a los siguientes actos públicos: Día 1 de septiembre, a las diez de la noche, sesión inaugural del Con- greso. Día 2 de septiembre, a las diez de la noche, conferencia sobre experi- mentación científica. Día 3 de septiembre, a las cuatro de la tarde. Pleno del Congreso. Los progresos del Espiritismo en todos los países. Día 4 de septiembre, a las diez de la noche, conferencia de don Hum- berto Forestier, vicepresidente de la Federación Internacional y secretario general de la Unión Espirita Francesa. Tema: «El Espiritismo de los gran- des maestros franceses. Alian Kardec, León Denís, Gabriel Delanne». Día 7 de septiembre, a las diez de la noche, conferencia de don Sal- vador Molina, delegado de la Sociedad Espiritista Hispanoamericana de Nueva York y de las Federaciones de Cuba y Méjico. Tema: «La Reen- carnación». Día 8 de septiembre, a las diez de la noche, gran fiesta artística de folk-lore catalán. Día 9 de septiembre, a las once de la mañana, gran acto de propaganda espirita bajo la presidencia del doctor Humberto Torres, con participación de las delegaciones extranjeras. Día 9 de septiembre, a las cinco de la tarde, conferencia del doctor Humberto Torres. Tema: «El Espiritismo en el momento actual». Ciudadanos. El espiritismo no impone creencias: invita al estudio. Si os importa estudiar, conocer, discutir sobre las bases verdaderas de este doctrinario (lejos de las aberraciones con que gentes ignorantes lo propa- Ian y de las ridiculeces con que otros, con fines interesados lo presentan) y las soluciones que ofrece para los grandes problemas que preocupan al hombre, tomad parte en este acto. Venid a la verdadera fuente. Os invita fraternalmente la Federación Espirita Española. — 56 — PROGRAMA DEL CONCRESO Sábado, 1 de septiembre, a las diez de la mañana, recepción de los seño- res delegados y presentación de credenciales a la Secretaría del Congreso. A las once de la mañana, reunión del Comité ejecutivo de la F. E. I. A las doce de la mañana, reunión del Comité general de la F. E. I. A las cinco de la tarde, asamblea general de la Federación Espiritista Internacional. A las diez de la noche, sesión de apertura del Congreso, bajo la presi- dencia de los honorables representantes de la Generalidad de Cataluña y del excelentísimo Ayuntamiento de Barcelona. Nombramiento del presi- dente del Congreso y de la Mesa del mismo. Discursos de los presidentes de honor. Discurso del presidente del Congreso. Domingo, 2 dé septiembre, a las diez de la mañana, excursión volun- taria en autocar a Montserrat y Sabadell. Comida en Montserrat. Lunch en Sabadell ofrecido por el Centro de Estudios Psicológicos. A las nueve de la noche, iluminación de las fuentes de Montjuich. A las diez de la noche, conferencia por don Enrique Calvet, profesor de la Escuela Industrial de Tarrasa, doctor en Ciencia y en Leyes. Tema: «Los métodos modernos en la experimentación científica de los fenóme- nos paranormales». Lunes, 3 de septiembre, a las once de la mañana, visita oficial al exce- lentísimo Ayuntamiento de Barcelona y al Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña. A las cuatro de la tarde. Pleno del Congreso. Discursos de los distintos delegados exponiendo la situación del movimiento espiritista en sus res- pectivos países. Distribución de las ponencias a las secciones. De siete a nueve de la noche, reunión de las secciones para estudio y discusión de las ponencias. Martes, 4 de septiembre, de diez de la mañana a 1 de la tarde, reunión de las secciones. De cinco a ocho de la tarde, reunión de las secciones. A las diez de la noche, conferencia de don Humberto Forestier, vice- presidente de la F. E. I., director de la «Revue Spirite», gerente de la Casa de los Espiritistas, de París. Tema: «Métodos de propaganda espirita». Miércoles, 5 de septiembre, de diez de la mañana a una de la tarde, reunión de las secciones. A las tres de la tarde, excursión voluntaria en autocar a Sitges. De diez a doce de la noche, reunión de las secciones. jueves, 6 de septiembre, a las diez de la mañana, visita al Pueblo Espa- ñol y al Museo Románico. A las cinco de la tarde, reunión de las secciones para redactar sus con- clusiones. Viernes, 7 de septiembre, a las diez de la mañana, excursión volunta- ria en autocar a la Costa Brava, por Caldas de Malavella, S'Agaró y vuelta por Lloret y Blanes. Comida en S'Agaró. A las diez de la noche, conferencia de M. L'homme, director de la «Re- vue Spirite Belge». Tema: «Práctica del Espiritismo». Sábado, 8 de septiembre, a las diez de la mañana. Pleno del Congreso para estudiar y discutir las conclusiones de las secciones. — — A las cinco de la tarde. Pleno del Congreso para estudio y discusión 57 de las conclusiones del mismo. A las diez de la noche, gran fiesta artística de música, canto y bailes españoles con la colaboración de notables elementos artísticos de Bar- celona. Domingo, 9 de septiembre, a las once de la mañana, gran acto público de propaganda espiritista con asistencia de todas las delegaciones extran- jeras. Tomarán parte en el mismo los delegados sudamericanos, el presi- dente del Directorio de la Federación Espirita Española, el secretario gene- ral del Congreso, el presidente de la Federación Espiritista Internacional y el presidente del Congreso. A las cinco de la tarde, conferencia del doctor don Humberto Torres, diputado al Parlámento de Cataluña, presidente del Comité consultivo de la Federación Espirita Española, miembro de honor del Congreso. Tema: «Espiritismo y Sociología». A las diez de la noche, gran banquete de despedida bajo la presiden- cia de las autoridades, amenizado con un selecto programa musical. Dis- cursos de los señores delegados, del presidente de la Federación Interna- cional y discurso de clausura del Congreso por el presidente del mismo. Lunes, 10 de septiembre, visita a Barcelona y sus alrededores. INSTRUCCIONES Derechos de inscripción Estos han sido fijados en la suma de 10 pesetas por persona. No se admitirá ninguna inscripción como congresista que no venga acompañada de su importe. Al recibo del mismo, el tesorero del Comité librará «Título de Congresista», que precisará presentar para acreditar su personalidad. Insignia del Congreso El Comité organizador ha editado una insignia metálica para ser llevada en la solapa o el pecho, que se expende al precio de dos pesetas (2'50 pe- setas franco de porte). Los pedidos de la misma deberán asimismo venir acompañados de su importe. Ponencias En la Secretaría General del Congreso se facilitará a los señores dele- gados, copias en francés, inglés o español de las memorias en cuya discu- sión deseen tomar parte. Servicio de turismo En la Secretaría General del Congreso serán atendidas todas las deman- das de informes para el viaje a Barcelona desde cualquier punto del globo. al igual que las referentes a estancia en Barcelona, hoteles, pensiones, res- tauranes, etc. Ha sido confiada a la acreditada agencia de viajes «Viajes Marsans», la organización técnica de viajes circulares o semicirculares por España y a las islas Baleares, para los señores congresistas, que podrán realizar estos circuitos en condiciones tales de economía y comodidad que no dudamos serán muchos los que querrrán aprovechar la ocasión que nuestro Congreso les depara, para recorrer los puntos más interesantes de España. Para detalles sobre los mismos, sírvanse leer la adjunta hoja. Excursiones En las oficinas de la Secretaría se facilitarán durante el Congreso toda clase de detalles respecto a las mismas, precio del viaje, comidas, etc. Libro del Congreso La Federación Espiritista internacional editará, como en cada Con- greso, un libro resumen al precio de seis francos oro. Los encargos puederr pasarse a la Secretaría General de la Federación, 8, rue Copernic, París, o al tesorero del Congreso don juan Torras Serra, Avenida 1 1 de Noviem- bre, 81, Sabadell (Barcelona). Está en estudio el libro de la Federación Española. Oportunamente se anunciará su contenido y su precio. Delegados Las Federaciones deberán remitir con la mayor anticipación posible a la Secretaría General del Congreso una lista de sus delegados y otra de los congresistas que vengan, entregando, además, a cada uno de aquéllos, una credencial que deberán presentar a la Secretaría del Congreso (1 ). PRELIMINARES Las delegaciones Pronto supimos que en este Congreso tendrían nutrida representación los espiritistas hispanoamericanos. Argentina, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Méjico y los residentes en Nueva York anunciaban el envío de dele- gados y ello sólo bastaba para que este Congreso tomase a nuestros ojos extraordinaria importancia, pues era la primera vez que se reunían repre- sentantes oficiales del Espiritismo sudamericano y español. Al mismo tiempo sabíamos que de numerosos puntos de la Península venían dele- gaciones y que de Madrid, Gijón, Zaragoza, Valencia, Alicante, jaén, Al- coy, Vigo, Sevilla vendrían contingentes de hermanos nuestros, deseosos de compartir las tareas del Congreso dando al mismo, con su presencia,, extraordinario realce. (1 ) Este programa, escrito en español, francés e Inglés, forma un hermoso cua- derno Impreso en color en los talleres Anglada. De una hermosa presentación tipográfica constituye un bonito recuerdo del Congreso. En lista aparte publicamos todas las delegaciones. Los primeros delegados llegados a nuestra ciudad fueron nuestros que- ridos amigos los esposos Pallás, que traían la representación de importan- tes núcleos espiritistas argentinos, que habían querido tener en Barcelona — — un delegado cuyo prestigio fuese avalado por un historial honroso y una 59 actuación sin tacha. Don Manuel Pallás y su distinguida esposa doña Carmen Artigas de Pallás no eran desconocidos para nosotros. Hace ya unos años que pasaron una semana en Barcelona dejando gratísimo recuerdo. Catalanes de ori- gen, residiendo en la Argentina desde hace treinta años, nuestros her- manos Pallás se hallaban aquí en su casa, y estaban tan compenetrados con noostros, que desde el instante de su llegada se pusieron a ayudarnos en todos los trabajos, asistiendo a todas las reuniones del Comité ejecutivo. Días después, llegaron nuestro querido hermano Adán Isola, del Cen- tro «León Denís», de Barquisimeto (Venezuela), y don Salvador Molina, el infatigable propagandista cubano, residente hoy en Nueva York, miem- bro destacado de la Spanish American Spiritualits' Assn. de dicha ciudad, que ostentaba, además, la representación de la Federación Espiritista de Méjico, la de veinte centros espiritistas de Matanzas y de la Federación Nacional Espiritista de Cuba. Escritor fecundo, conferenciante de primera categoría, hombre de estudio y de acción, el representante de los espiri- tistas de habla española de la gran metrópoli norteamericana, ha sido uno de los miembros más activos del Congreso y sus iniciativas y su labor de conferenciante dejaron fuerte huella entre nosotros. Una de las entidades sud-americanas que más interés demostraron por nuestro Congreso fué la Confederación Espiritista Argentina y su deseo de colaborar en el mismo fué tan intenso, que a pesar de la cuantía del sacrificio que ello representaba envió a dos delegados: nuestros herma- nos Porteiro y Mariotti, que durante todos los días que estuvieron entre nosotros vivieron solamente para el Congreso, no perdiendo ni una sesión, colaborando en todas las secciones, trabajando intensamente siempre con la mayor eficacia y mejor voluntad. El 27 llegaron por carretera, procedentes de Francia, los señores Theunisse, delegados de la veterana sociedad holandesa «Harmonía». Los señores Theunisse forman parte de este grupo de delegados con los que nos hemos sentido más plenamente identificados. Su afabilidad, el hecho de que hablasen español, la elevación de sus sentimientos, sus profundos conocimientos filosóficos, dejaron entre nosotros una fuerte impresión que no se borrará fácilmente. El día 29 de agosto llegó parte de la delegación francesa compuesta de Mme. Berta Forestier, Mlle. Viala y señores Lautier, Viala y Forestier, este último vicepresidente de la Federación Internacional y buen amigo nuestro, siempre infatigable y enérgico. El 30 llegaron don Alfredo E. Reynaud y su distinguida esposa, dos de los miembros más destacados de la veterana «Constancia» de Buenos Aires, cuya representación ostentaban. Representar «Constancia» es algo que honra siempre, pero nuestro distinguido amigo el señor Reynaud, es hombre que honra a cualquiera representación que se le confíe. Durante su estancia en Barcelona supieron conquistar de tal modo las simpatías de todos los que los trataron que sería para nosotros motivo de honda satisfacción el poder tenerlos en breve de nuevo en Barcelona. También en dicho día fué para nosotros un verdadero placer estrechar las manos del señor Van Walt, el simpático secretario del Congreso de La Haya, del activo y diligente secretario general de la Federación Inter- nacional, señor Riviére, y del querido amigo señor Gobrón a quien ya — — habíamos tenido el gusto de saludar en Barcelona el 60 verano de 1933. Entre los días 30 y 31 fueron bastantes más los delegados que llegaron, pero a los cuales no nos fué posible saludar en la estación, por no haber- nos prevenido con tiempo suficiente, cosa que sentimos mucho porque nuestro deseo hubiera sido acudir a recibir a todas las delegaciones sin •distinción alguna. Debemos hacer especial mención de Mile. Troula, hija del que fué vicepresidente del Congreso Internacional de 1888, Edward Troula. El hecho de no poder llegar la delegación inglesa con la suficiente antelación, hizo que tuviésemos que modificar el programa del primer día, pasando todas las reuniones previstas para la mañana, a la tarde. Nuestros hermanos ingleses llegaron el 31 al mediodía, constituyendo la representación más numerosa de todas las asistentes al Congreso, pues entre delegados y congresistas fueron veintiocho. Entre ellos vimos al señor Oaten, presidente de la Federación Espirita Internacional, siempre alegre y sonriente; a mister G. Berry que fué el primer presidente de la F. E. I.; a mister Frank Harris activo secretario de la Spiritualists National Union; y como miembro destacado de la misma, a la señora Hewat McKenzie, una de las primeras figuras del Esplritualismo mundial. Entidades representadas en el Congreso y nombres de ios señores delegados: Africa del Sur: Mrs. A. Bellas, representando la «New Spiritualist Church, The Church of Psychology and Spiritual Brotherhood y The Church of Spiritual Science», todas de Cabo de Buena Esperanza. Argentina: Don Manuel S. Porteiro, presidente de la Confederación Espiritista Argentina y don Humberto Mariotti, secretario general de la misma, representando además las sociedades Luz y Caridad, Biblioteca Camilo Flammarión, Hacia el Porvenir y Lumen. Además el señor Porteiro representó el Centro de Estudios Espiritualistas y Metapsíquicos «Psyke- sophia». Don Alfredo E. Reynaud y señora de Reynaud, representando la decana de las sociedades espiritistas argentinas «Constancia». Don Manuel Pallás y doña Carmen Artigas de Pallás, representando las sociedades «Hacia la Perfección», «Sáenz Cortés», «Unión de los cua- tro Hermanos» y «La Estrella del Progreso». Don Pedro Valls, representando la Asociación «Luz y Vida». Las sociedades siguientes se adhirieron sin nombrar representante: «Agrupación Estudiosa Camilo Flammarión», «Centro de Estudios Psíqui- eos Perseverancia», «Sociedad Espiritista Buscando la Verdad» y «Centro Espiritista Adelante y Progreso». Bélgica: Don jacinto Esteva Crau, representando la Unión Espirita Belga. Brasil: Don jacinto Esteva Crau, don jacinto Esteva Matara y don Juan Torra Serra, representando la Federación Espirita Brasileña. Checoeslovaquia: «Spiritistika Revue», de Radvanicich, adherida sin> nombrar representante. Chile: Sociedad «Aurora», de Antofagasta, adherida sin nombrar representante. — — Colombia: Don Isaac Yrizarry Sasport, representando la Sociedad 61 Fraternidad de Barranquilla. Cuba: Don Salvador Molina, representando la Federación Nacional Espiritista de Cuba, veinte centros de la provincia de Matanzas, la revista «Rosendo» y la «Biblioteca Alian Kardec». España: Señores José M.'· Seseras y de Batlle, Rodrigo Sanz, Juan Torras Serra, Fernando Corchón, José Tejada, Juan Farràs, José Cervelló, Martín Font, Julio Armengol, José Soler, Tomás Solá, Domingo Armengol y Juan Margalef, representando la Federación Espirita Española. Además enviaron o nombraron representantes los centros y grupos siguientes; Alcoy: Centro Espiritista «La Paz», representado por don Quintín López Gómez. Almería: Centro Espiritista «Amor y Ciencia», representado por don Juan Torras Serra. Arcos de Jalón (Soria) ; Grupo Espiritista, representado por don Ber- nabé Alonso. Barcelona: «Centro Amalia Domingo Soler», representado por don Tomás Solá. «Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos», representado por don Fernando Corchón, don José Cervelló y don José Tejada. «Centro Esperanza Cristiana», representado por don Arcadio Puig. «Centro Cultural Espirita», representado por don Julio Armengol y don Isaac Araw. «Centro La Voz del Porvenir», representado por don Juan Margalef. «Grupo Amor y Vida». Cijón: Grupos «Salud» y «Eusebia», representados por don Nicolás Rodríguez Muñiz. Huelva: «Centro Paz, Amor y Caridad», representado por don Juan Torras Serra. Jaén: «Sociedad de Estudios Psicológicos», representada por don Eduardo Fernández. Jumilla: «Centro Espiritista La Verdad por la Ciencia», representado por el profesor Asmara. Madrid: «Hermandad Espiritista Evolución», representada por don César de Haro Valencia, doña Carmen Ruiz Cantullera y don José Ruiz Nayaz. «Sociedad Espiritista Hacia Jesús», representada por don César Bordoy. Montilla: Grupo Espiritista «Amor y Progreso», representado por don Moisés Díaz de Arcante. Novelda: «Ateneo Espirita», representado por don Miguel Diez. Vigo: «Centro de Cultura y Estudios Psicológicos Paz y Armonía», representado por don Salvador Molina. Estados Unidos: Don Salvador Molina, representando la «Spanish American Spiritualist Assn», de Nueva York, y las Sociedades «Aurora», «Las Almas Blancas», «Montbard», «John», «Decepción», «Grupo Estu- diantil Espiritista» y «Piedad de Jesús». Don Jacinto Esteva Marata, representando el Centro Espiritista «Ca- ridad». Don Isaac Yrizarry Sasport, representando la Sociedad «Fraternidad Humana», de Nueva York. Francia: Mme. Berta Forestier, — señores Carlos — Andry-Bourgeois, An- 62 dré de Possel, Luis Viala, Edmond Alquier y E. Fabries representando la «Unión Espirita Francesa». Señora G. Casson y señoritas Troula y Viala. Adheridos sin enviar representante: «Federación Lionesa», «Sociedad de Estudios de Fenómenos Psíquicos de París», «Hogar Espirita de Béziers», «Centro Espirita de Carcasona». India: Señor y señora V. D. Rishi, representando la «Indian Spiritua- list Society», de Bombay. Inglaterra: Señora Hewat McKenzie, Bertha Harris, señorita E. Platt, señores Ernest Vickers, Georges Brown, Maurice Barbanel, Frank T. Harris, en representación de la «Unión Espiritualista Nacional», de Inglaterra, y la Asociación «El Liceo Espirita». La delegación inglesa comprendía además las personas siguientes: Mr. Clover Botham, Mr. C. Christmas, Mr. Georges Mack, Mr. Mack, Mr. G. j. Corp, coronel R. G. Berry, Mr. J. B. Cooper, Mr. W. G. Green, Mr. A. Bellas, Mr. A. M. Severn, miss Gilkes, Mr. N. Wilby, Mr. Richard- son, Mr. A. E. Hankins, Mayor Archer Bryssou, Mr. E. A. Day, Mrs. Annie Barnett, miss Florencia G. Barnett, miss Alice Al. Barnett. Irlanda (norte) : Coronel G. B. Berry. Italia: Don Humberto Forestier, y el profesor Ernesto Bozzano, repre- sentando la «Asociación Espiritualista Italiana». Holanda: Señor y señora H. H. Theunisse, representando la veterana sociedad «Harmonía». Don E. Van Walt, representando la «Sociedad Es- piritualista de La Haya». Honduras: Don Juan Torras Serra, representando la sociedad «Nuevo Oriente», de Comayagüela. Méjico: Don Salvador Molina, representando la «Federación Espiri- tista Mejicana».. Polonia: Revista «Hejnal», adherida sin nombrar representante. Portugal: El profesor Asmara y don Juan Torras Serra, representando la «Federación Espiritista Portuguesa». Puerto Rico: Don Isaac Yrizarry Sasport, representando la «Federa- ción Espiritista de Puerto Rico», y don Salvador Molina, representando el centro «Fraternidad Humana», de San Juan de Puerto Rico. Siiiza: Don Andrés de Posseí, representando la «Sociedad de Estudios Psíquicos», de Ginebra. Venezuela: Don Adán Isola, representando el centro «León Denís» y la revista «Evolución», de Barquisimeto. LA ORGANIZACION DEL CONGRESO El grandioso hall del Palacio de Proyecciones permitió las instalaciones siguientes: Administración, bajo la dirección del tesorero del Gongreso don Juan Torras Serra, con la colaboración de la señora Llimargas de Farràs. Secre- taría, bajo la dirección de don José Cervelló, con la colaboración de la señora Esteva de Font y la señorita Emilia Salvador. Venta de libros, reparto de hojas y revistas de propaganda y servicio de turismo, a cargo de don Juan Farràs. — Exposición de la Prensa — Espiritista, a cargo de don José Tejada. 63 Comisarios jefes: don julio Armengot, vicepresidente del Comité or- ganizador, y don Juan Farràs, auxiliados por los señores Margalef, Alfonso, Zurita y los miembros de la Unión de juventudes. Para solventar todas las dificultades que pudieran presentarse se nom- bró un Comité compuesto por los señores jacinto Esteva Crau, secretario general del Congreso. Juan Torras Serra, tesorero. José Tejada, servicios de Prensa. José Cervelló, Secretaría: los cuales establecieron una permanencia en el Palacio de Proyecciones durante los diez días que duró el Congreso. El servicio de traducciones e intérpretes fué confiado con gran acierto a la Escuela Berlitz, cuyos intérpretes señores j. j. Bower y Capron cum- plieron su cometido de una manera perfecta. La estenografía corrió a cargo de la Academia Martí. La organización de los servicios turísticos y de alojamiento se hizo en colaboración con «Viajes Marsans». León Hipólito Denizard Rivail ALLAN KARDEC RECUERDOS DE OTROS CONGRESOS RiS]^ doNGRESO Internacional Espiritista «t88 Primer Congreso Infernacional. Barcelona 1888 Congreso de La Haya. 1931 El Comité Ejecutivo de la F. E. I. y un grupo de delegados EL CONCRESO DE 1934 El Comité Organizador. Sentados; Sres. Sofá, Vives, Seseras, Torras Serra, Plans, Samper. En pie: Ruiz, Margalef, Corchen, F. N., Farras, Armengot, Esteva, Tejada, Puig y Cervelló El Comité Organizador con los primeros delegados sudamericanos señores Pallás y Molina, primero y tercero de la primera fila, de izquierda a derecha E c O a> u > k o & fO k. V o tJ (/) k 0) H M o 3 (Q (/) mJ u O 1- n _J 1- c ui o> n ■3 3 UJ O C ui «s O k o JS ik 2 o T3 !E *e e ■3 k V < B >« o u .2 .§ u U t o s «¡ *5 o *b ■o o o ^ c V) » o o &k «O o S" u C s. sin haberlas aprendido en el estadio actual, se apoyan necesariamente en acciones vividas en estadios anteriores, en la memoria integral que es experiencia intelectualizada, verdad vivida o realizada en un pasado más o menos remoto. De donde se sigue que los ciclos de interdependencia entre la verdad y la acción son anteriores, superiores y posteriores ai hombre actual, confirmando en todo o en parte aquel aforismo: «No hay nada en el intelecto que no haya pasado por los sentidos». 8. Pero el tono y el ritmo de la acción, su eficacia o su trascendencia, vienen determinados también, entre otros factores, por la noción concreta que tengan los hombres de la Verdad externa y por el valor post eficiente de esa verdad. Cuidado con las verdades que circulan fraudulentamente con cuño falso o con mucha aleación, en el mercado de las ideas y *en el de las creencias. Como en el mito de la Torre de Babel han puesto grave confu- sión entre las gentes. Así en este momento histórico Dios, Religión, Moral, Sociología, Libre arbitrio, Responsabilidad. No discutas, ni afirmes, ni niegues, sobre ninguna de ellas, sin definir primero. Sin ponerte de acuerdo con tu interlocutor sobre el valor dado concretamente a la palabra sin tópicos, ni prejuicios, ni anfibologías. Acabemos de una vez con la letra que mata, con las palabras que son como careta de la conciencia, y pon- gamos en libre juego el espíritu que las anima. La verdad que está en las palabras pasará: la que está en el espíritu de las cosas, es eterna. 9. Vale más rechazar cien verdades que aceptar una sola mentira, nos dice un precursor. Pero siendo el error condición inherente a lo hu- mano, no es tan grave caer como perseverar, anquilosarse en su dominio. Que no falte en el hombre la inquietud del saber; el pequeño fermento de la duda, el dinamismo de la acción perseverante o consciente..., y cada vez que caiga en el error, saldrá glorificado con una experiencia que le conducirá hacia la verdad. 10. Conócete — — a ti mismo como individuo y como célula de Hurnani- 140 dad; que sólo es útil y completo este conocimiento para quien sabe mirar dentro de sí y contemplarse, desde fuera, a través de sus semejantes: al final de un sistema de verdades o de experiencias, en el cual nuestra pro- pia creencia no es más que una fracción; elemento que resta o que suma, pero no factor absoluto. Salvo entre los egoístas, o para los fanáticos. 11. En el principio del conocimiento está el hombre como sujeto activo o pasivo: gravitando pasivamente en la órbita de los grandes pro- blemas del «sér» o del «existir», o moviéndose al impulso del verbo y de la acción. El espíritu ha creado, a impulsos de su necesidad, los órganos para conocer, que están en el hombre; y aspira a llegar con esos órganos a la entraña de las cosas que están dentro y fuera del hombre; a escrutar en el misterio de estas palabras clave: Dios y Universo, Vida y Muerte, espí- ritu y materia, causas y fines. LA TEORIA ESPIRITA EN LOS PUEBLOS LATINOS Y ANGLOSAJONES por el Dr. Humberto Torres Desde que en Hydesville, pequeña ciudad del Estado de Nueva York, en el domicilio de la familia Fox se producían hechos extraños que llama- ban la atención de los hombres estudiosos de aquel tiempo, ha transcu- rrido cerca de un siglo. Con ellos nacía el Espiritismo, y en estos ochenta y ocho años, el desarrollo que dicha teoría ha adquirido es tal que se halla extendida a todos los pueblos del globo en cada uno de los cuales cuenta con una imponente masa de adeptos y simpatizantes. Dos grandes pueblos, Francia y la Gran Bretaña, han polarizado el movimiento espiritista. Es cierto que Italia cuenta en su activo los nom- bres de Lombroso y Luciani y la figura admirable de Bozzano. Todos sabemos que Alemania, en 1877, aportó las célebres experiencias que con el médium Slade celebró el gran físico Zollner y que actualmente tiene en Driesch un exponente de valor internacional indiscutible. Pero ningún país puede dar, como Francia, una lista de nombres como esta: Kardec, Denis, Delanne, Flammarión, Rochas, Vesme, Geley, Boirac y Maxwell, a excepción de Inglaterra que puede enfrontarle esta otra: Crookes, Moses, Sidgwick, Gurney, Myers, Crawford, Barret, Ledge y Wallace. Cada una de estas dos naciones tiene, en la historia del movimiento espiritista, momentos culminantes. A Francia corresponde el honor de haber formulado, en 1857, con la publicación de «El Libro de los Espiri- tus», de Alian Kardec, la sistematización de esta doctrina que el mismo Richet no vacila en calificar de «síntesis grandiosa y homogénea, desean- sando en una imponente masa de hechos». Esta doctrina, completada des- pués en otras obras del mismo autor, ha seguido propagándose sin inte- rrupción por medio de la «Revue Spirite», fundada en 1858 por el mismo Kardec. Fechas memorables son, asimismo, la de 1911, en que Rochas prueba experimentalmente la regresión de la memoria en estado de hip- nosisy la exteriorización de la sensibilidad y de la motilidad; y la de 1920, en que, bajo la luminosa dirección de Celey, se funda el «Instituto Metap- — 141 — síquico Internacional», que Briand, ministro del Interior, declara de utili- dad pública. Pero ya desde la primera hora, la aportación de Inglaterra ha sido también de un valor decisivo. Es en 1869 que tras una encuesta impe- cable y rigurosa, la «Sociedad Dialéctica» de Londres, máxima autoridad de la ciencia oficial de aquel tiempo, declara la realidad de los hechos de telequinesia y de teleplastia. Es en el período 1870-74 que William Croo- kes da a conocer sus experiencias de fenómenos físicos con Douglas Home, y las de materialización completa del fantasma de Katie-King, experi- mentando con Florence Cook, experiencias de las que veinticuatro años más tarde el gran sabio declaraba en un congreso científico internacional que nada tenía que retractarse. Es en 1882 que se funda la «Society for psichycal research», con la divisa de «amontonar hechos y experiencias sobre las que asentar una convicción», divisa fielmente servida en los 32 volúmenes que lleva publicados, que constituyen un monumento de probidad moral y de crítica científica, a la vez que cantera inagotable a la que es indispensable acudir siempre que se trate de estudiar seriamente los hechos que constituyen el fundamento de la hipótesis espirita. En los momentos actuales la hipótesis espirita ha llegado a su mayor edad. Es una rama de las ciencias de la naturaleza y, como todas ellas, en constante evolución de perfeccionamiento. En sus líneas generales, se halla definitivamente constituida. Es una ciencia, hemos dicho; pero sin ser una religión ni una moral, tiene, como ocurre con las verdades cien- tíficas de todo orden, inevitables derivaciones de este carácter. En Espiri- tismo ocurre como en todas las ramas del saber humano, que dentro de! «corpus» fundamental, universalmente admitido, aparecen variantes teó- ricas de interpretación que responden a lo que podríamos llamar «genio nacional», peculiar de cada pueblo. Esto es, precisamente, el carácter de la ciencia, que la separa de los credos cerrados e inconmovibles de las religiones positivas. Lo que ocurre en Medicina, en Química, en Historia o en Botánica, es natural que se produzca igualmente en una ciencia nueva como la que implican los hechos del Espiritismo. No hallaremos, pues, diferencias esenciales entre el Espiritismo latino y el anglo-sajón respecto a la idea de Dios, del alma, de la comunicación mediúmnica o del progreso indefinido del sér. Sólo en un punto de impor- tancia aparece el desacuerdo: en lo referente a la Reencarnación, gene- raímente admitida por los latinos y muy discutida o negada por los ingleses. El desacuerdo es muy antiguo y no tiene trazas de ceder. Y bien: este hecho ha sido aprovechado por los impugnadores de la teoría espirita para ofrecerla como muy vulnerable. Y como la cuestión tiene innegable inte- rés, vamos a dedicarle un breve comentario. Que durante la vida terrenal no exista acuerdo sobre este punto entre latinos y anglo-sajones, no tiene la menor importancia, en cuanto es cosa perfectamente opinable. La teoría evolucionista no deja de ser cierta, a pesar de las diferencias de apreciación de sus partidarios sobre el valor ■de determinados hechos en que se apoya. No ya entre espiritistas de una y otra rama, sino entre los de una sola de ellas y hasta entre los socios de un mismo círculo de estudios psicológicos, no existe acuerdo completo, probablemente, respecto a la utilidad de la oración, o de los límites de las — — facultades subconscientes, o sobre la autenticidad de un caso de identifi- 142 cación «post-mortem». Pero lo que sí tiene importancia, al menos apa- rente y a primera vista, es que, no ya en vida, sino desde el «Más Allá», los sedicentes espíritus comunicantes sigan negando la Reencarnación si son ingleses, y la afirmen si son latinos. ¿Cómo es posible esta contradic- ción?, se dice por los adversarios de la hipótesis espirita. Bien que «aquí» no haya acuerdo, pues no falta la prueba indiscutible, pero no se concibe — — que «Allá» el desacuerdo subsista. Basta esta constatación añaden para poner en duda por lo menos la realidad de todas las pretendidas comunicaciones de los difuntos. Este argumento impresionante fué for- mulado en 1909 con toda su fuerza por un hombre de gran autoridad, Enrique Morselli, en su magna obra «Psicologia e Spiritismo», en la cual formuló sus célebres diez puntos impugnatorios con los cuales pretendía derruir para siempre la hipótesis espirita. Y de los diez, el referente al pleito reencarnacionista que los espiritistas tienen planteado, es al que atribuye mayor valor. ¿Es cierto que, como afirma Morselli, los espíritus de los anglo-sajones en sus dictados espirituales, niegan sistemáticamente la Reencarnación? No, no es cierto, sino todo lo contrario. Cuando se publicó la mencionada obra de Morselli, Bozzano hizo de la misma una crítica tan contundente que de los célebres diez puntos impugnatorios no quedó nada. Refirién- dose concretamente al tema que examinamos, Bozzano pudo aportar la prueba decisiva de que la Reencarnación, no sólo no es negada en Ingla- terra por los espíritus que se comunican, sino que es afirmada resuelta- mente. Y para demostrarlo, cita las más importantes obras aparecidas en Inglaterra en aquellos últimos años, en las que se contienen mensajes espirituales, y son las siguientes; «Spirit teachings», de William Stainton Moses. «Letters from Julia», de William Stead. «Automatic or spirit writing», de Sarah Underwood. «Letters from the next world», de Russell-Davies. «Letters from a living dead man», de Elsa Barker. Pues bien, en todas estas series de comunicados obtenidos por el trá mite de médiums anglo-sajones, la hipótesis reencarnacionista queda afir- mada. Y para que nuestros lectores puedan comprobar hasta qué punto es cierto lo que decimos, vamos a copiar, del último de los libros mencio- nados, algunas manifestaciones del espíritu sedicente comunicante: «Habrías de libertarte de la idea de considerar la actual existencia encarnada como la única de tal naturaleza.» «Aquí donde me encuentro, hay muchos espíritus que ignoran com- pletamente la ley del ritmo que les obligará, un día, a reencarnar en la tierra.» «Me propongo reseguir detenidamente mis vidas pasadas y asimilar lo que en ellas aprendí y sintetizar las experiencias realizadas hasta el pre- sente, a fin de transportar mucha parte de mi experiencia en la nueva encarnación.» Queda, pues, destruida la objeción de Morseili. Lo mientras que sí es cierto es que en los países latinos, en vida, los Reencarnación, espiritistas la en Inglaterra, aceptan por una aversión de raza cable, difícilmente generalmente la admiten. expíi- no Esta aversión de raza es tan muchos fuerte que médiums — ingleses — se resisten a transmitir dan a afirmar la Reencarnación, mensajes tien- 143 que resistencia que no puede menos poderosamente de influir sobre los espíritus que se ferencias comunican, subconscientes produciéndose inter- y sugestivas en el acto de la ha de comunicación, cosa que no sorprender a quien conozca un mediumnidad. poco el mecanismo de la Y como las ideas y las tendencias del alma alteran encarnada no se tan fácilmente con la muerte del el «Más cuerpo, nos en Allá». Y si los acompañan espíritus de los responden anglo-sajones, en su negativamente mayor al parte, tema de la huirse, Reencarnación, esto ha de atri- como dice Bozzano, al hecho de que en el mundo de los vivos compartían esta animadversión, ya y responden según sus cuales, tendencias, las por su indiscutible poder autosugestivo, obturan las vías la introspección de que es indispensable para reevocar existencias tuando pasadas, ac- como un factor de inhibición. Al contrario, la ausencia cios de favorece la visión prejui- retrospectiva de nuestras vidas ello prueba la anteriores, y de es una siguiente manifestación de una de las entidades comunicantes de los libros a que antes hemos hecho referencia: descubrimientos «He hecho maravillosos en el archivo de mi alma la y me ha memoria de venido todo mi pasado, hasta tiempos increíblemente A remotos». este respecto, Bozzano hace una comparación mos — dice ingeniosa. Suponga- — que los habitantes del de planeta Marte, con el saber si en el planeta Tierra propósito hay habitantes si es con ellos y posible comunicar por telegrafía sin hilos, nos ponen unos si radiogramas creemos en Dios preguntando y en el alma. Si uno de los lo Santo Padre, la radiogramas recibe el respuesta será afirmativa, pero si otro es recibido un materialista, la, por respuesta será negativa. Ante esta lógica de contradicción, la Morseili, los habitantes según de Marte habrían de poner en la duda, o negar existencia de habitantes en la Tierra y la posibilidad de comuni- car por ellos por telegrafía sin hilos. Pero la sana lógica nos esta otra interpretación: permite que entre los habitantes de la Tierra no una- nimidad sobre hay estas cosas. Otro tanto ocurre en la vida del dedor del problema espacio aire- de la Reencarnación. Este tema es completamente opinable, y el hecho de latinos anglo-sajones que lo y aprecien de diversa manera, nada dice contra el mo ni Espiritis- menos contra la realidad de la comunicación con los difuntos. Fuer- tes razones de carácter filosófico y moral tenemos los latinos la Reencarnación; para aceptar pero si sobre este tema ha de recaer día unani- midad, no ha de algún ser por motivaciones de esta índole. Son los hechos los que han de imponerla. Los frecuentes casos de recuerdo, en estado de vigilia, de las vidas anteriores; las reencarnaciones anunciadas con antici- pación, y el recuerdo de existencias anteriores durante el sueño la posesión hipnótico a espiritual, han de constituir la base de una firme creencia. Mientras tanto, respeto absoluto para cada manera de de pensar, y constante trabajo unos y otros en defensa del ideal espirita, del que tan nece- sitada se halla nuestra época para su regeneración moral. Dr. Humberto Torres CONFERENCIAS de — 144 — Don Enrique Calvet, doctor en Ciencias, profesor de la Escuela Indus- trial de Tarrasa; de Don Salvador Molina, ingeniero, representante de la Asociación Espi- ritista Hispanoamericana de Nueva York, de las Federaciones Espiritas de Cuba y Méjico; y del Doctor Humberto Torres, diputado al Parlamento catalán, presidente del Comité Consultivo de la F. E. E. y miembro honorario del Congreso. Conferencia del doctor Enrique Calvet, profesor de la Escuela Industrial de Tarrasa. — Los métodos modernos en la experimentación científica de los fenómenos paranormales Preside el acto el profesor Asmara, que pronuncia las siguientes pa- labras: «Señoras y señores: Nos encontramos esta noche aquí para continuar las tareas del V Congreso de. Espiritismo Internacional. Como decía ayer, el Espiritismo es un sistema integral de espirituali- dades, es el conocimiento de la vida y de sus cosas, de los problemas de la vida y de la muerte, por vía de facto, de ratio y de fide; es el conocí- miento, con todas sus consecuencias, de sus valores positivos y sus valores relativos por filosofía particular o espectacularmente y, por último térmi- no, por verdad intuitiva, por esa verdad que brota del «sancta sanctorum», como una cosa de nuestro propio espíritu y que va dentro de cada uno, según su educación personal. Empezamos por una conferencia que nos ha de hablar en el idioma de los hechos, en el lenguaje de la Ciencia. Nuestro querido amigo y profesor de la Escuela Industrial y de Ingenieros de Tarrasa doctor Enrique Calvet, nos va a hablar de «Los métodos modernos en la experimentación cien- tífica de los fenómenos paranormales». Los métodos modernos en la expe- rimentación científica de los fenómenos paranormales reafirman lo que decíamos ayer, de que la Ciencia servirá primero para trazarnos un camino en la investigación, del para trazarnos el camino que nos lleve a pasar hecho de la hipótesis al de la demostración, es decir, para marcar ei camino con que debe tratarse una materia viva, específica, que requiere condiciones adecuadas para adaptarse en la experimentación, y que no responde muchas veces al equipaje científico con que vienen algunos señores, procedentes de sus disciplinas, pretendiendo encontrar la verdad según su propio motivo, según su propia experiencia. En definitiva, nos encontraremos, pues, que para adoptar el sistema científico adecuado, es preciso someterse a las reglas científicas, a la naturaleza específica, o en otro aspecto: no solamente nos mandan unas reglas para nuestra experi- mentación, sino que nos sirven para que sepamos por la vía legal cuál es el concepto científico. Es, pues, de la mayor importancia que se diga esta noche por voz autorizada y que pueda decirse bajo nuestro punto de vista, desde el punto de vista imparcial, algo sobre los métodos modernos en ¡a experimentación científica de los fenómenos paranormales. Con estas palabras de presentación, tengo el honor de conceder el uso — — de la 145 palabra a nuestro querido amigo el doctor Enrique Calvet, para que desarrolle el tema de su conferencia.» El doctor Enrique Calvet: «Señoras y señores: Primeramente debo hacer una pequeña observa- ción. Yo hubiese dado la conferencia de esta noche en catalán, idioma en que me expreso bastante mejor que en castellano, pero teniendo en cuenta la serie de personas extranjeras que en estos momentos se encuentran en el salón y que están más versadas en el idioma castellano que en el cata- lán, en atención a estas personas, esta noche daré la conferencia en cas- tellano. Toda mi vida la tengo dedicada a los estudios de Física y Química. Cuando empecé mis primeras investigaciones y mis primeros experimen- tos, recuerdo que una persona, amiga de mi familia, preguntó a un pró- ximo pariente mío a qué me dedicaba yo. Mi pariente, que era profano en los estudios científicos, le contestó lo siguiente: «Hace truenos y rayos y cambia las aguas de color». Este era el concepto que mi pariente tenía de las ciencias físicas y químicas. Más adelante, cuando la radiocomunica- ción despertó el entusiasmo en todas las multitudes, cuando en Barcelona tuvieron lugar las primeras manifestaciones de la misma, cuando no exis- tía la radiotelefonía, sino que los aficionados se dedicaban únicamente a escuchar las señales horarias de la Torre Eiffel y las emitidas desde Ñauen, la estación alemana del Mar del Norte, recuerdo que di una confe- rencia pública en un local de Barcelona, donde los aparatos respondieron perfectamente, sin antena exterior, y donde, con sólo un cuadro puesto al lado del receptor que tenía preparado, pudieron escucharse perfecta- mente, en alta voz, las señales de aquellas estaciones de radiocomunica- ción. Al terminar la conferencia y después de las felicitaciones de rigor, un individuo se acercó a la mesa donde yo estaba y, mirando a los lados con cierto recelo, me dijo: «Muy bien; estoy satisfecho de esta conferen- cia que me ha complacido en extremo; pero, ya que estamos solos y no nos oye nadie, ¿quiere decirme dónde tiene usted escondido el gramófono? Fué imposible hacerle comprender que no había gramófono de ninguna clase. Tuve que separar la mesa, y para convencerle de que no existía, le mostré el lugar donde él suponía que yo había escondido el aparato. Des- pués de comprobar con la vista que tampoco había ningún hilo que llevase una comunicación exterior al escenario y que lo que yo decía no dejaba lugar a dudas, aquella persona no se marchó satisfecha. Como no pudo cogerme «in fraganti», como ella pensaba, quedó con la sospecha de que se había hecho un truco o un juego de manos, que no había podido desci- frar. Posiblemente dicha persona, en el transcurso de los años, ha podido ver que la radiotelefonía era una cosa real y que la transmisión de la pala- bra y de la música no era un juego de manos como había creído. Lo mismo ocurre en los fenómenos espiritas. Generalmente, la inmensa mayoría de las personas que han oído hablar de los fenómenos paranor- males, de los fenómenos del más allá, de los fenómenos del Espiritismo (el nombre no hace la cosa), se preguntan si en ios experimentos espiri- tistas habrá algún fraude escondido, pues el concepto que dichas personas tienen de los espiritistas es de que son una especie de chiflados, por no decir de locos, que se entretienen en hacer bailar las mesas y otros objetos, — — creyendo que se comunican con sus abuelos o sus tíos, ya fallecidos. Así 146 pretenden disimular la ignorancia que tienen de unos fenómenos y de unas ideas, que nunca se han dedicado a comprobar ni a estudiar. Pero la ignorancia es atrevida y muchas veces podemos ver que, pre- cisamente aquellos que más hablan, son los que menos conocen o que menos saben. Generalmente, el que entiende de una cosa determinada, calla bastante más que el que no la conoce, pues muchas veces guarda o retiene su opinión, porque sabe las dificultades que existen para llegar a comprenderla con cierta profundidad. Una de las causas principales de la ignorancia en materias espiritas, es el temor a lo desconocido. En general, el problema de la vida y de la muerte es demasiado serio, para ios que no están acostumbrados a su medi- tación. Aquellos que no se han familiarizado, por así decirlo, con dicho problema, se sienten sobrecogidos de una especie de temor o de aver- sión ante los fenómenos que otros les explican, de manifestaciones espí- ritas; y rechazan hasta el fondo de su subconsciencia cualquier ¡dea que les haga pensar en la existencia de otra vida y en la posibilidad de que las personas de su familia o sus amigos puedan continuar existiendo, aunque sea en otra etapa o en otro plano. Además, las relaciones de la inmensa mayoría de los hombres con el Sér Supremo suelen caracterizarse no por el amor, sino por el temor de posibles castigos. Por esto, en general, desean únicamente estar bien con El, por si, después de esta vida, pudieran con- denarse y sufrir eternamente. Y entonces, por si fuese cierto lo que sus representantes les explican, realizan una serie de prácticas religiosas, que éstos les ordenan, sin preocuparse de analizarlas y de alcanzar su finalidad o su significado. Nuestro país se caracteriza por la falta absoluta de cono- cimientos en materia religiosa, y la inmensa mayoría de las personas no ha llegado a leer la Biblia, ni siquiera los Evangelios, y mucho menos cono- cen las vidas y las obras de los grandes hombres de las religiones orienta- Ies. Aquellos que se encuentran en esta ignorancia, no saben que todas las religiones, sean las que sean, «eistán llenas de comunicaciones espiritas», están llenas de referencias, de comprobaciones, de conversaciones y de inspiraciones entre los individuos de este mundo y los del otro. Todos los representantes de las religiones hablan de manifestaciones espiritas y to- das las religiones enseñan que esta vida no es más que un tránsito para alcanzar otra vida mejor. No obstante, esos que ignoran la esencia de fa religión, a pesar de llamarse religiosos, se burlan o se ríen cuando les dicen que existe o al menos que puede existir una posibilidad de esta- blecer contacto con los seres espirituales, cuya existencia real les asegura su religión. Y es que ellos, en el fondo de su conciencia, preferirían que no existiesen, ya que, en su ignorancia, sienten una especie de temor supersticioso de los que han desaparecido de esta vida. Además rehuyen las conversaciones sobre fenómenos espiritas, porque tienen miedo de lo que pueda ocurrirías después de esta vida y preferirían, a ser posible, su estancia indefinida en nuestro mundo. Los fenómenos espiritas no son fenómenos que puedan producirse a voluntad ni obtenerse de cualquier manera, sino qué requieren ciertas diciones con- especiales. En esto se fundan aquellos que pretenden por no haberlos presenciado, negarlos no dando crédito a las afirmaciones de tantos hombres de Ciencia y de tantas personas cuya veracidad no ofrece la me- nor duda. En cambio los mismos que niegan los fenómenos los hombres espiritas, creen — 147 — a científicos cuando les exponen alguna teoría o sobre otras clases de hipótesis fenómenos, a veces más complicados y menos ase- quibles a sus inteligencias. La ciencia actual admite, sin embargo, esta clase de han fenómenos, que podido por- comprobarse diferentes veces en condiciones indubitables y rodeados de todas las garantías posibles. Podrá discreparse acerca de la interpretación sobre la causa que los produce; pero nadie que obre de buena fe y prescinda de preocupaciones o dogmas los actualmente. religiosos, podrá Uno de negar- los procedimientos que mejor se prestan a la com- probación de la existencia de los fenómenos espiritas son las radiaciones de distintas longitudes de onda, que pueden obtener diversos aprovecharse efectos para de control. Y ya que de radiaciones hablamos, en los experimentos que he realizado hasta la fecha he fectamente podido la comprobar influencia per- que las diferentes radiaciones del espectro tie- nen en las manifestaciones espiritas. En general, las radiaciones de longitud de onda larga no influyen sobre ellas, pero sí en gran manera las de corta longitud. Esto no tiene nada de extraño, porque en las ciencias físi- cas y químicas existen numerosos casos en que las radiaciones luminosas caloríficas o químicas favorecen o perjudican diversas clases de fenóme- nos. Todos sabemos que para cargar los chasis de las máquinas debemos luz fotográfi- cas operar con encarnada, es decir, con radiaciones luminosas de larga longitud de onda y que las placas sensibles no pueden exponerse impunemente a la luz ordinaria, ni mucho menos a las radiaciones ultra- violetas, a pesar de que éstas son invisibles para nosotros. También existen muchos fenómenos que son favorecidos por la acción de la luz: mezclando un volumen de cloro con otro de hidrógeno, nada ocurre en la obscuridad, pero apenas les da un rayo de sol, se produce la combinación de la mezcla con explosión. No es, pues, extraño que las manifestaciones espiritas necesiten, como hemos dicho, ser realizadas con radiaciones de larga longitud de onda, es decir, con rayos rojos e infrarrojos, cuya energía es escasa las comparada con otras; pero ello carece de importancia, puesto que existen diversos aparatos registradores que pueden revelar su presencia. Una de las siciones dispo- que mejor se prestan al .control del movimiento de objetos, sin contacto alguno aparente, es colocar el objeto que debe ser movido du- rante la sesión, sobre una mesa puesta en el centro de la habitación a distancia y prudencial de los asistentes. El objeto está sometido a las radia- ciones infra-rojas procedentes de aparatos colocados en de lugares adecuados la sala donde se hacen las experiencias y dispuestos de tal manera mientras el que objeto está situado sobre la mesa, nada se manifiesta, porque intercepta el haz de radiaciones. Pero en el momento que cambia de deja el lugar, paso libre a las radiaciones infrarrojas que sobre él se intercepta- ban, y éstas inciden sobre aparatos eléctricos conectados con lámparas de magnesio y máquinas fotográficas, las cuales ejecutan una fotografía ins- íantánea en el momento de producirse el fenómeno. En estas condiciones no es posible fraude alguno, y si alguien moviese el objeto directa o indi- rectamente por algún procedimiento material, irremisiblemente quedaría registrado. Así se ha podido comprobar, sin duda alguna, el fenómeno del movimiento de objetos sin la intervención de los asistentes a la sesión, cosa que antes era negada por aquellos que no habían presenciado esta — — clase de fenómenos, que los atribuían a fraudes de los médiums 148 o de personas con ellos combinadas, o a sugestión de los asistentes a las se- siones. De todos modos, el fenómeno espirita suele ser dificultoso, pues nunca se produce por la sola voluntad de los asistentes, sino que siempre parece actuar la existencia de una voluntad aparte. Además, requiere una serie de condiciones para que se pueda producir, lo cual es una garantía de su realidad, porque si fuesen fraudulentos ocurrirían siempre y en todas las circunstancias. Por esto la ciencia que podríamos llamar «oficial», no acepta muchas veces los fenómenos espiritas, ya que se han dado muchos casos en los cuales, cuando se ha pretendido controlar el fenómeno, éste ha dejado de producirse, a causa de que alguna de las circunstancias esen- ciales para que se verificase ha dejado de existir, aunque de momento no se haya atinado en ella. Y es que, como antes hemos dicho, además de la voluntad de los pre- sentes, siempre parece manifestarse una voluntad aparte, que cede o no cede a los deseos de los que experimentan. Por esto, de la no producción de un fenómeno espirita en circunstancias determinadas, no puede dedu- cirse en buena lógica la inexistencia del mismo, cuando tantas otras veces se ha producido. Si así procediésemos, obraríamos como aquel profesor ateo, que yo conocí hace años, el cual, para demostrar la no existencia de Dios, decía en su cátedra: «Si es verdad que existe Dios, que caiga el techo en este momento». Naturalmente, el techo no caía, y de ello dedu- cía el buen profesor la inexistencia de Dios. Una de las condiciones esenciales para que el fenómeno espirita se produzca es la sintonía moral entre las personas concurrentes a la sesión: es necesario, como si dijéramos, para establecer una comparación física, que los concurrentes estén en resonancia con los fenómenos que se van a producir, de la misma manera que no basta tener un aparato de radio con las bombillas encendidas para escuchar un concierto, sino que es pre- ciso mover el condensador y poner el aparato en las debidas condiciones de resonancia para que se ajuste a la longitud de onda precisa. Sin esta sintonía, sin esta resonancia, es inútil esperar manifestaciones ni fenó- menos espiritas, porque éstos no dependen únicamente de la voluntad de los que están reunidos en sesión, y además requieren la concurrencia de las circunstancias debidas. De la misma manera que se necesita un aparato de radio para poder escuchar los conciertos radiotelefónicos y captar las ondas de las distintas estaciones emisoras, se necesita un receptor para que se produzcan las manifestaciones espiritas. Este receptor es el «médium»; sin él no hay fenómenos espiritas de ninguna clase. Es, pues, preciso que en la reunión de personas que desean estudiar esta clase de fenómenos haya al menos una, especialmente constituida, que pueda captar y transmitir las mani- testaciones que se produzcan, es decir, que sirva de intermediario entre el espíritu y la materia. Pero el médium, precisamente porque representa un sér de una sensibilidad especial, de unas cualidades diferentes de la ma- yoría de las personas, está dotado de una hipersensibilidad muy notáble, lo cual da por resultado el que muchas veces se produzcan fenómenos a pesar suyo o hasta contra su misma voluntad. Cuando esto ocurre, es una prueba palpable de la veracidad de los mismos. Pero siempre debemos precavernos y adoptar todas las disposiciones contra el fraude consciente o inconsciente de los médiums. Se han dado muchos casos de médiums que tenían ciertas cualidades para producir fe- nómenos de una categoría determinada y que al comprobar, pasado cierto tiempo, que dichas cualidades disminuían, han querido continuar actúan- do y entonces han recurrido al fraude, en el cual han sido descubiertos. De esto han deducido algunas personas asistentes a sesiones anteriores, que los fenómenos primeramente producidos eran también fraudulentos, sin tener en cuenta que los primeros podían ser ciertos y los segundos no. Además, existen fraudes inconscientes, contra los cuales debemos pre- cavemos, si queremos estar seguros de la realidad de los fenómenos pre- senciados. Muchas veces el médium cree tener una mediumnidad que no tiene, y actúa únicamente movido por autosugestión. Otras veces el mé- dium piensa de buena fe que puede servir para establecer comunicaciones con seres espirituales y producir diferentes fenómenos, sin que sea cierto ni una cosa ni otra. Yo no sé si los que me escuchan habrán tenido opor- tunidad de comprobarlo; pero de los experimentos que yo he realizado, puedo deducir que la mayor parte de los que se llaman «médiums» no tienen carácter de tales. El médium real y verdadero es muy raro y, sobre todo, es muy difícil encontrar uno que posea grandes cualidades; la mayor parte sirven sólo para pequeños experimentos, es decir, para los experi- mantos que se realizan en reuniones familiares. Pero para grandes expe- rimentos, para experimentos que puedan ser controlados rigurosa y cien- tíficamente, para experimentos que son verdaderas demostraciones de comunicaciones espiritas, es muy difícil encontrar un médium; la mayor parte no puede producir estos fenómenos, o si los produce, son de poca importancia. Por esto los grandes fenómenos que leemos en las obras de los maes- tros en estas ciencias psíquicas, han sido relativamente escasos y hay que adoptar grandes precauciones y disponer toda clase de controles antes de dar como real un fenómeno presenciado. En mi concepto, o sea desde el punto de vista puramente científico, el control es absolutamente nece- sario. De nada sirve que en una Academia científica un individuo sostenga que ha presenciado un fenómeno y manifieste que ha visto cosas extraor- dinarias, si nada de ello ha sido controlado. Un fenómeno no controlado, grande que sea, carece de valor. En todo caso podrá tener un valor por individual, podrá tenerlo moral, si se quiere, pero nunca será un valor admitido en una corporación científica. Por esto es necesario que en las sesiones de experimentación de los fenómenos psicológicos exista siempre control y se adopten las mayores precauciones posibles; entonces vale más un fenómeno pequeño, perfectamente controlado, que un fenómeno gran- de trascendental que esté por controlar y del cual no haya habido com- y probación alguna, independiente de nuestros sentidos. Esta es la distinción que cabe establecer en los experimentos espiritas: aquellos experimentos verdaderamente científicos y por consiguiente in- negables, y los experimentos que pudiéramos llamar de familia. Hay mu- chos métodos científicos para controlar los fenómenos espiritas; existen numerosos aparatos de control y de una precisión verdaderamente extraor- dinaria, para saber si los fenómenos que se producen son reales y verda- — — deros 150 o sólo existen en la imaginación de los asistentes, así como para comprobar que no ha podido haber fraude de ninguna clase. Ciertos fenómenos espiritas van acompañados de pérdida de peso. Los médiums, en estado de trance, pierden muchas veces peso porque de su cuerpo sale un fluido ponderable llamado «ectoplasma»; este fenómeno se ha comprobado con diferentes personas, las cuales, puestas encima de una báscula bien equilibrada, han acusado una disminución de peso bien sensible durante la producción de fenómenos de materialización, para re- cobrarlo después de haber cesado. Análogas comprobaciones se han veri- ficado con dinamómetros especialmente construidos para medir la presión de las manos y controlar las manifestaciones de contactos. La lista de experimentadores científicos que han intervenido en estas experiencias y que han comprobado, sin lugar a dudas, esta clase de fenómenos, es extensísima y no puede ser que todos se hayan engañado, pues entre ellos hay muchos que han pasado su vida en el laboratorio, donde todo está sometido a control. Lo curioso es que cuando un hombre de ciencia sienta una doctrina cualquiera, mientras no sea del orden de los fenómenos espiritas y describe cualesquiera fenómenos, por extraños que sean, es creído inmediatamente por la generalidad de las personas, siendo así que la Ciencia está también sujeta a continuas mutabilidades, porque nunca se tiene el conocimiento perfecto de las cosas. Yo he tenido ocasión de comprobar, sin lugar a duda alguna, que pue- de producirse durante las sesiones espiritas el movimiento de objetos sin contacto alguno material, con la particularidad de que dicho movimiento no es puramente mecánico, sino que está supeditado a una acción inteji- gente. Estos mismos experimentos se han realizado en París, rodeándolos de toda clase de precauciones por medio de haces de ondas infrarrojas, que al ser interceptadas hubieran disparado inmediatamente máquinas fotográficas combinadas con deflagraciones de magnesio; a pesar de todo, el movimiento se ha producido, y al ser fotografiado ningún fraude se ha podido observar. El movimiento de objetos diversos durante las sesiones espiritas es, pues, en la actualidad tan evidente y tan cierto, que me per- mite afirmar lo siguiente; aquel que niega la posibilidad de que un objeto pueda moverse sin contacto material alguno durante una sesión espirita, una de dos: o no ha visto suficiente número de casos, o tiene algún interés especial en negarlos. Yo he visto reproducciones de manos materializadas en moldes de parafina. El procedimiento para obtener estas materializaciones es el si- guiente: lograda durante una sesión la aparición de una forma material i- zada, se solicita de la misma que introduzca dicha forma, por ejemplo una mano, dentro de un recipiente lleno de parafina fundida. Hecho esto, es evidente que la mano quedará recubierta de una costra fina de dicha subs- tancia, ía cual se solidificará y envolverá la forma materializada de manera tal que si fuese realmente material no podría escapar del guante de para- fina sin que éste se rompiese, porque la muñeca es mucho más estrecha que la palma de la mano. En cambio, una vez la materialización se ha desvanecido, queda un molde hueco de parafina en cuyo interior están registradas muchas veces las más ligeras rugosidades de la piel y que es completamente imposible de obtener por ningún procedimiento mecánico. Yo invito a los circunstantes que comprueben por sí mismos la imposibi- — — lidad de quitarse un guante de parafina que se les haya adherido hasta la 151 muñeca, por haber sumergido la mano en el líquido fundido. Y aun supo- niendo que pudiesen deshacerse de él en parte, es de todo punto imposible obtener el guante entero y sm grieta ninguna. Existen, además, muchos otros medios de control en el laboratorio, susceptibles de ser empleados en los experimentos de esta clase. Tales son, entre otros, el espectroscopio y el gramófono; el primero para ana- lizar las manifestaciones luminosas que muchas veces se producen, y el segundo para grabar los sonidos y ruidos, así como para reproducirlos después. Aparte de estas manifestaciones he tenido ocasión de realizar experi- mentos de otro orden, pero no menos maravillosos que los anteriores. Tal es, por ejemplo, el de un médium cuya cultura era muy deficiente, y que en estado de trance daba verdaderas conferencias del más alto valor cien- tífico y moral. Recuerdo entre ellas la explicación de la formación de nuestro sistema planetario según la teoría de Arrhenius, que yo estaba precisamente leyendo aquellos días en una revista científica y que me sorprendió sobremanera. La narración del médium no podía ser efecto de la transmisión de pensamiento, porque fué anterior a mi lectura, y en cuan- to a sus conocimientos en estado de vigilia, eran tan mediocres que nada podía entender de cuanto había dicho en el otro estado. Claro está que estos fenómenos no tienen delante de terceros la fuerza demostrativa de los anteriores, pero los cito porque el convencimiento no se adquiere por la presencia de un fenómeno determinado, sino por una serie de pruebas sucesivas y de todas clases. De las diferentes y variadas experiencias que he podido presenciar bajo el control más riguroso y en condiciones que imposibilitan el fraude, en absoluto he llegado a la conclusión de que las manifestaciones llamadas espiritas referentes a movimientos de objetos, pueden producirse perfec- tamente sin contacto alguno y, lo que es más desconcertante desde el punto de vista puramente experimental, que en ellas hay la expresión de una voluntad inteligente. Esto es lo más sorprendente, pues, por ejemplo, cuando se producen dibujos con un lápiz colocado sobre una mesa o den- tro de una caja, o cuando los mismos dibujos se observan, como yo he visto, en papeles recubiertos por una delgada capa de negro de humo, sin auxilio de ningún otro objeto, como si unas uñas finísimas e invisibles produjesen la manifestación, no puede decirse que sean movimientos in- conscientes provocados por el médium, porque la inconsciencia no puede producir fenómenos conscientes. Es como si tuviésemos un conjunto de números dentro de una caja y mezclados entre sí y pretendiésemos que, al tirarlos y caer al suelo, quedasen ordenados según la serie de los núme- ros naturales. Si esto ocurriese, nadie podría ser capaz de decir que la casualidad ha presidido el fenórqeno y que éste se ha producido incons- cientemente. Los dibujos que he podido presenciar no han sido siempre perfectos en todas sus partes, sino que en ciertas sesiones han salido como esbozados, como si la fuerza inteligente que los producía intentase realizarlos sin que le fuese posible en aquellas circunstancias o bajo aque- Has condiciones. En cambio, en otros casos la realización ha sido tan per- fecta que daba la sensación de que el dibujo había sido ejecutado por un artista extraordinario. Las condiciones en que estaba colocado el papel ennegrecido por el humo no eran las más a propósito — — para que en él eje- 152 cútase los dibujos de ninguno de los circunstantes, pues estaba clavado debajo de una mesita en condiciones tales que la posición para una per- sona cualquiera hubiera sido extraordinariamente violenta. Además, cual- quier fallo en la ejecución hubiera dejado sus huellas en la capa tenuísima de negro de humo, cosa que nunca se produjo. Se ve, pues, que en los fenómenos espiritas preside una voluntad inteligente que podrá proceder del médium, de los asistentes o de un sér desmaterializado, según la inter- pretación que quiera dársele; pero lo cierto y lo innegable es que actúa inteligentemente y que el que lo produce lo hace por su propia voluntad, porque no puede exigírsele que haga tal o cual cosa, sino que, sencilla- mente, hace lo que ella quiere. Por otra parte, esta ausencia de materia visible en la producción de los fenómenos que he presenciado y que acabo de referir, no puede ya extrañarnos en el estado actual de la Ciencia. Esto, que hace unos treinta años hubiera podido parecer como una cosa completamente incomprensi- ble desde el punto de vista científico, se comprende perfectamente en la actualidad, por cuanto la ciencia moderna ha demostrado, sin lugar a duda alguna, el concepto que debemos tener de la palabra «materia», palabra que hemos inventado para designar groseramente lo tangible y sobre todo lo que está dotado de peso. Hoy se comprende perfectamente el valor relativo de lo que nosotros llamamos materia, pues la física y la química de nuestros tiempos han demostrado que la materia no es más que una manifestación visible de la energía. La energía es fuerza, y su condensación concreta produce la ma- teria. Cuando no se condensa en formas determinadas, sino que actúa en el espacio, produce lo que llamamos radiación, que es otra de las formas de la energía, invisible para nosotros, pero revelable por nuestros aparatos de medida. Así, pues, la causa productora de los fenómenos y de los cuer- pos del universo es la energía, condensada y visible en forma de materia, o difundida e invisible en forma de radiación. Pero la energía en sí no es otra cosa que la manifestación de la inteligencia, porque es el producto de la actuación de ésta, y la inteligencia no es del orden material. Es, pues, un juego de palabras el hablar de cosas materiales e inmateriales, es un juego de palabras necesario para nosotros en el estado actual de nuestros conocimientos, dada la pobreza de nuestro lenguaje para expresar las ideas. Una cosa existe solamente como causa: ésta es la Mente, que se manifiesta por su Inteligencia y por su Voluntad, produciendo las diversas manifestaciones de la Energía; éstas se concretan en forma de materia o surcan el espacio en forma de radiación. Tratemos ahora de interpretar el fenómeno espirita y supongamos que proviene del médium, porque no queremos admitir la influencia de una inteligencia aparte de los asistentes a la sesión, toda vez que sin el mé- dium no se producen fenómenos. Entonces vemos que la inteligencia del médium, en ciertas condiciones, es decir, en estado de trance, puede ac- tuar a distancia sobre la materia imprimiéndole modificaciones; pero en- tonces tanto da que proceda del médium como no, porque lo importante es demostrar que la inteligencia puede obrar sobre la materia fuera del cuerpo del médium. Por consiguiente, desde mi punto de vista, que es la demostración científica del fenómeno espirita, tanto da que lo produzca — — el médium como que lo produzca otro. En este último caso debemos ad- 153 mitir la manifestación inteligente de un ser espiritual, y si lo produce el médium tenemos el curiosísimo fenómeno siguiente: el médium, en cir- cunstancias normales, es incapaz de producir a distancia cualquier movi- miento, ni fenómeno inteligente. En cambio, en estado de trance, preci- sámente cuando se encuentra en estado de inconsciencia y cuando su cuerpo físico no sirve para nada, entonces es capaz de producirlo. Esto quiere decir que en ciertas condiciones, una persona viva puede actuar sobre objetos situados a distancia de su cuerpo mientras éste permanece rígido, insensible o inerte. No es, pues, necesaria la presencia del cuerpo para que la inteligencia se manifieste, y por consiguiente debe admitirse la posibilidad de que el médium viva fuera e independientemente de su cuerpo físico, es decir, en estado espiritual. Mientras dura, pues, el fenó- meno, tenemos el primer caso, o sea el de un sér desencarnado actuando sobre la materia, y si el fenómeno puede producirse durante un tiempo más o menos largo, no es absurdo que pueda continuar indefinidamente. Una cosa que preocupa a muchas personas que analizan los fenómenos espiritas es el querer distinguir si estos fenómenos son del «Más Acá» o del «Más Allá», es decir, si son producidos por los «vivos» o por los «muertos», como si existiese la muerte en la naturaleza. Entre las perso- nas científicas existe cierta tendencia en establecer una división, en colo- car una barrera infranqueable entre los fenómenos llamados espiritas y los que se denominan materiales, como si la naturaleza obrase por saltos y no por evolución. Pongamos un ejemplo fácil de comprender, de aquellos que saltan a la vista: supongamos que uno de nuestros bisabuelos resu- citase y le tuviésemos en una habitación desde donde no pudiese ver lo que pasa en el mundo exterior. En esta habitación habría un aparato radio- fónico, una máquina fotográfica, una gramófono, un aparato de televisión y otros cuantos más de los que la ciencia actual ha inventado, y que nos- otros tenemos por cosa corriente porque ya nos hemos acostumbrado a ellos. Para nosotros, es evidente que los aparatos citados y los fenómenos que nos producen son completamente del «Más Acá», pero no diría lo mismo nuestro bisabuelo, cuando viese su funcionamiento. Nuestro ante- pasado np solamente no podría comprender lo que estaría viendo, sino que se creería transportado a un mundo maravilloso, a un mundo donde las cosas sobrenaturales y los milagros serían lo corriente, pues nunca ima- ginaría que hubiese vuelto al mundo que dejó. Pero vamos ahora a nosotros mismos. ¿Quién de nosotros podrá expli- car exactamente, con precisión, cómo se verifica el fenómeno hoy tan vulgar y corriente de la radiodifusión? La explicación que se da de ella, y que satisface a los espíritus primitivos, es que se trata de ondas electro- magnéticas; pero esto, en realidad, no es más que un juego de palabras para explicar lo inexplicable. Nadie ha visto estas ondas ni se conoce su naturaleza esencial; se dice que son vibraciones del fluido que llena el espacio y que se llama éter, pero es el caso de que tampoco nadie puede afirmar su existencia y hasta es negada por personas del más alto valor científico. En cuanto a las ondas, nadie puede afirmar con certeza si están formadas por un conjunto continuo o si son de naturaleza es decir, si granular; se parecen a las ondas que produce una piedra al caer sobre las aguas tranquilas de un lago o si son oleadas de granulos de - como 154 — las energía, arenas que levanta el viento del desierto. Y es que la naturaleza sólo es sencilla en «primera aproximación»; quien pretende escudriñar los fenó- menos que en ella ocurren, comprueba que es maravillosamente com- pilcada. De la misma manera, si la Humanidad se dedicase un poco más al estudio de los fenómenos espiritas, no hay duda que se obtendrían des resultados gran- y se conseguirían realizar experimentos verdaderamente trascendentales que en la actualidad nos parecen del «Más Allá», todavía porque no han entrado dentro del límite de nuestros conocimientos. No hay duda que en el transcurso de los tiempos los hombres que se dediquen a los estudios psicológicos podrán llegar a establecer la comunicación a distancia por ondas emanadas de su voluntad, por verdaderas ondas cere- brales, de las cuales a veces tenemos pequeñas comprobaciones en los casos de telepatía, tan frecuentemente observados. Y si algún día establecerse pudiese una comunicación vulgar y corriente entre los habitantes de este mundo y los que han pasado las fronteras de la muerte, una vez la Humanidad se habría acostumbrado a ellas, las tendría por tan naturales como las que hoy obtenemos entre las diversas ciudades del mundo con la radiocomunicación, y por lo tanto formarían parte de la vida normal, sin que nadie se extrañase de ello. De manera que la distinción entre ios fenómenos que llamamos del «Más Allá» y del «Más Acá» es completa- mente relativa, y depende únicamente de nuestros conocimientos actuales y del desarrollo de nuestras facultades psíquicas. En nuestros tiempos, los fenómenos psicológicos del orden paranormal o espirita se producen con mucha más frecuencia de lo que se cree, pero gran número de casos pasan desapercibidos de la mayor parte de las per- sonas y en otros no se presta el interés necesario por falta de preparación científica, o por salir del círculo de las actividades corrientes. De todos modos, debería procurarse su comprobación, y todos aquellos que sienten la inquietud espiritual, todos aquellos que admiten siquiera la posibilidad de la existencia de una comunicación con seres espirituales, y todos los que quisieran poder establecer relaciones entre los vivos y los que llama- mos muertos, pero que están más vivos que nosotros mismos, deberían He- var un control riguroso de los hechos y fenómenos que se les presentasen. Entonces se observaría que estos fenómenos son relativamente frecuentes y mucho menos raros de lo que a primera vista parece. Todo experimento no controlado, todo experimento que no se ha teni- do la precaución de registrar para estar absolutamente seguro de él, es como si no existiese o, lo que es peor, resulta contraproducente. Desde este punto de vista me permito llamar la atención de las personas dema- siado crédulas o cuya buena fe es excesiva, que ven fenómenos por todas partes y creen que pueden producirse voluntariamente y, como si dijése- mos, a excesiva prodigalidad y donde las cosas más Jriviales se atribuyen a causas puramente espiritas, a pesar de que algunas rayan en el terreno del ridículo; todo ello se produce por la falta de control y por exceso de credulidad. Más vale un fenómeno pequeño controlado, como he dicho antes, que un fenómeno grandioso sin controlar y sin que de él pueda efectuarse comprobación alguna. Este fenómeno podrá convencer al indi- viduo que lo habrá presenciado, pero a nadie más, y tanto menos cuanto más grande sea. En cambio, el fenómeno comprobado, aunque sea peque- — 155 -- ño o de poca importancia, tendrá muchas probabilidades de interesar ai hombre científico y podrá hacer que se divulguen los principios de la ciencia espirita, la más grande de las que el hombre pueda conocer. Por esto sería necesario que los estudios psíquicos y de experimenta- ción espirita llegasen a tomar estado oficial. Sería necesario que los Ins- titutos de Psicología experimental y que las Universidades y otros centros de cultura se interesasen un poco más, en nuestro país, por toda esta serie de fenómenos que hoy día son innegables, y, por consiguiente, cuya nega- ción representaría una falta de sinceridad o de preparación científica, porque su demostración es relativamente fácil de obtener. ¿Por qué no se funda, pues, en Barcelona o en España un Centro de Estudios Psicológicos, no como el que existe actualmente, sino con apoyo oficial y con la ayuda material y moral necesaria, auxiliada de la colaboración de hombres de ciencia, cuyas conclusiones resultarían definitivas? Claro está que para nuestro país es pedir mucho, porque si en las cosas mucho más sencillas falta todavía preparación, mucha más debe faltar para las investigaciones de esta índole, las más delicadas que pueda intentar el hombre. De todos modos, sería posible al menos iniciar en cierta manera estas orientaciones. Ayer escuchamos aquí a representantes de la Generalidad y del Ayuntamiento de Barcelona, que daban la bienvenida a los congre- sistas de las diversas naciones del mundo, llegados a nuestra ciudad con motivo del Congreso Espirita Internacional, manifestando que gracias pre- cisamente a la libertad de conciencia que hoy día reina, es posible realizar estos estudios con toda libertad, y es posible, incluso, que haya coope- ración entre las esferas oficiales y los particulares que a estas investiga- ciones se dedican. Si esto es así, ¿por qué no se establece ya un principio de colaboración? ¿Por qué no se inicia la fundación de un organismo, por muy modesto que sea, apoyado por las esferas oficiales y dedicado a los estudios psicológicos con cierto carácter científico e imparcial? Porque los maravillosos fenómenos que leemos en tantas obras y los varios que he tenido ocasión de presenciar, o son verdaderos o son falsos. Si son falsos, yo creo que todos agradeceríamos muchísimo la demostración definitiva de su falsedad, porque en este caso no valdría la pena de perder el tiempo, ni de preocuparse más de ellos. Pero si son verdaderos, si hay siquiera algún fenómeno real y cierto en todo esto, vale la pena también de que se estudie por personas suficientemente preparadas; porque lo máximo que puede desearse en este mundo es el conocimiento de dónde venimos y adónde vamos. El conocimiento de la finalidad de nuestra existencia y del problema de la vida y de la muerte, no solamente satisfaría el deseo in- nato de todas las personas de podérselo contestar de una manera racional, sino que sería trascendentalísimo para el desarrollo espiritual de los pue- blos, que tanta fa¡lta hace en los tiempos modernos, en los que el avance de la parte científica requiere un desarrollo paralelo de la parte espiritual. Hoy día en que afortunadamente la ráfaga de materialismo de final del siglo pasado tiende a desaparecer, y un nuevo vigor espiritual anima a las multitudes, es necesario, más que nunca, dedicarse a estos estudios. cada cual desde su punto de vista, no para restablecer teorías absurdas, sino para ponerse en contacto con los fenómenos maravillosos de la natu- raleza y comprobar hasta dónde son capaces de llegar las inmensas posi- bilidades que encierra el espíritu del hombre, haciendo evolucionar la — 156 — Humanidad para que alcance en esta vida todo aquello que puede llegar a obtener, cuando está dotada de entusiasmo y de buena fe. He dicho.» Conferencia de don Salvador Molina, ingeniero, representante delegado de los espiritistas americanos de Nueva York. Señores del Directorio de este honorable Congreso. Señores delegados y congresistas. Señoras y señores: Os saludo cordialmente en nombre de las instituciones hispanoamericanas que tengo el honor de representar ante vosotros. Y perdonad, si antes de abordar el tema que me propongo desarrollar, me dirijo particularmente, con vuestro permiso, a la dignísima y laboriosa Comisión organizadora de este Congreso, para felicitarla públicamente por la nunca desmentida abnegación y el incansable celo que ha desple- gado en la organización acertada y magnífica de este acto trascendental que todos admiramos. Así, pues, señoras y señores, ruego a todos los presentes que demos- tremos nuestro profundo reconocimiento a la mencionada Comisión orga- nizadora de este Congreso, por medio de un sincero aplauso. Y ahora, con vuestro permiso, daré comienzo al tema propuesto, cuyo título es «La Reencarnación». Hase dicho por los adversarios de la Reencarnación, que esta doctrina es sustentada por sus partidarios sin aportar pruebas materiales ni sufi- cientes para convencerse ellos particularmente; que la pre-existencia del espíritu en este planeta era una mera suposición kardeciana, tomada de otras filosofías orientales, y que, en general, la doctrina de la Reencar- nación era solamente un dogma que se mantenía obstinadamente por sus seguidores. Sostienen, además, muchos espiritualistas, aferrados todavía al materialismo científico de hace dos siglos, que la Reencarnación sería contraria a la ley de herencia (la que suponía ingenuamente que los hijos heredaban las facultades y taras morales de los progenitores), ley que no ha sido demostrada ni es aceptada siquiera por la psicofisiología contem- poránea. Bien quisiéramos y pudiéramos refutar uno a uno tan menguados argumentos, porque aportaríamos miles de casos demostrados y multitud de pruebas documentales, para desvanecer de una vez las dudas sistemá- ticas de nuestros impugnadores; pero hemos de concretarnos a unos pocos hechos fehacientes, en la seguridad de que estos hechos serán más elo- cuentes y convincentes que las meras palabras. He aquí algunos de los hechos en que basamos el, para ellos, «dogma de la Reencarnación»: Comencemos por los testimonios de los hombres que la Historia nos ha presentado en sus páginas como notables y dignos de crédito, y remon- témonos un poco a la antigua Grecia. El gran filósofo y matemático Pitágoras, según nos refiere Heráclito, tenía ciara memoria de los principales hechos de sus cuatro últimas éncar- naciones o vidas anteriores, en las que decía haber sido Etálides, Eufor- bio, Hermótino y pescador en Délos, con el nombre de Pirro, y finalmente Pitágoras. Empédocles, según refiere Diógenes Laercio, afirmaba tener recuerdos — 157 — de dos existencias anteriores y de sexos distintos. Epiménides, según testimonio de Fenelón, que era contemporáneo de Solón, recordaba haber sido antes el filósofo Eaco. De Juliano el Apóstata se dice por historiadores que lo conocieron, que recordaba haber sido Alejandro de Macedonia; y de Próculo, último gran maestro de la escuela de Alejandría, que estaba convencido de haber existido en una vida anterior con el nombre del pitagórico Nicomaco. En los tiempos modernos se menciona al novelista francés Ponson Du Terrail, como habiendo declarado muchas veces que tenía clarísimos re- cuerdos de vidas anteriores, durante los reinados de Enrique III y de En- rique IV. Teófilo Gautier y Alejandro Dumas aseguraban formalmente creer en las vidas pasadas, a causa de los vivos recuerdos que conservaban de ellas. El doctor don Joaquín Huelbes Temprado, veterano espiritista de la primera hora tener y cuya veracidad es irrecusable, declaró varias veces recuerdos clarísimos de hechos ocurridos en dos de sus existencias pa- sadas. Alfonso de Lamartine nos refiere en su «Viaje a Oriente» que, sin haber estudiado a fondo la Biblia ni tener carta geográfica de la Judea ni contar con persona alguna que le diera los nombres antiguos y modernos de los valles las montañas que recorría, reconoció al instante el valle de y Terebinto y el campo de batalla de Saúl, repitiéndose el mismo fenómeno en todos los demás sitios que visitara en su viaje, todo lo cual vino a su memoria como un panorama que recordó claramente haber ya recorrido en vida precedente. La revista «Redención», de la Habana (Cuba), en su número de no- viembre de 191,7 relató el extraño caso de la hija del doctor Hum, de Ingla- terra, hija que había sido tenida por muda y que de pronto comenzó a hablar en un dialecto desconocido que, más tarde, se comprobó había sido hablado en Francia, en épocas pasadas, y esta niña declaraba que lo había recordado al venirle a la memoria los hechos de otra vida que ase- guraba haber vivido en dicha tierra de Francia. En el «Progressive Thinker», de Chicago, se lee otro dato en pro de la pre-existencia. Se trata de un caso de Reencarnación, anunciado por espíritu se manifestaba a la señora, que más tarde llegó a ser ma- un que dre, reencarnando por ella con las mismas características materiales que le hubo de predecir mis- y, lo que es más asombroso aún, revistiendo la ma fisonomía con que se le hubo de presentar previamente y declarán- dola recordar claramente los hechos de su vida anterior. La revista «Lumen», de Tarrasa, Barcelona del año 1913, reprodujo un relato de la revista «Ultra», de Roma, referente al caso comprobado de reencarnación de la hija del capitán Florido Battista, en febrero de 1906, caso del que hablaron también varios periódicos diarios de la época. «The Occult Review», de Londres, publicó otro caso de reencarnación, perfectamente comprobado, en 1903, por el declarante, reencarnación que se había anunciado previamente, hallándose el mismo en (China). Hong Kong La revista «Filosofia delia Scienza», de Palermo (Italia), relataba un doble caso de desencarnación y reencarnación, anunciada esta última la por propia desencarnada, lo que ocurrió — en el año de 1919 — en 158 (Italia). Y Espandofora este relato viene autorizado y firmado por el doctor Carmelo Samoná. La revista «Psychic Magazine», dirigida por el doctor Gastón Durville, publicó los pormenores de otro caso de reencarnación, quizás el más nota- ble de cuantos se conocen hasta la fecha, siendo su relator el propio doc- tor Durville, ya que se trataba de una persona de su amistad, Mme. naud, Rey- colaboradora en sus interesantes trabajos de curaciones magneto- lógicas, quien le demostró con hechos, con relatos interesantísimos y con documentos que no dejaban lugar a la menor duda, la evidencia más aplastante de una pasada encarnación suya en las cercanías de Génova (Italia). Todos conocemos (por lo menos los que hemos querido reconocerlo) el famoso caso del joven Kasugoro, en la India inglesa, caso haber que, por sido comprobado y relatado minuciosamente por toda la prensa del mundo, me abstengo de relatar en estos momentos. Y, por último, señoras y señores, yo mismo he sido testigo y colabo- rador en la investigación y comprobación que se llevó a efecto en la ciudad de la Habana (Cuba), por diferentes periodistas y hombres de reconocida autoridad científica, de un notable caso de reencarnación ocurrido en esa misma ciudad antillana, del que fué protagonista un hijo del litógrafo se- ñor Torcuato Esplugar, llamado Eduardo, quien cierto día, teniendo aún muy pocos años, hablando con su madre, doña Celia Cabrera de le Esplugas, declaró muy enfáticamente que él había tenido otra casa, que no era aquella donde estaban y que esta casa se hallaba ubicada en la calle de Campanario, número 69, describiendo hasta el color en que estaba pin- tada, y dando el nombre de su anterior padre, el que dijo ser don Pedro Saco, y, asimismo, el de su madre doña Amparo, y la de sus dos hermanitos Mercedes y juanito. Y lo asombroso de este caso fué, señoras y señores, que el niño aseguraba haber abandonado la casa paterna el día 28 de fe- brero del año de 1903, y se acordaba claramente de haber dejado a su madre sumida en el llanto y en la desesperación, agregando que, aquella otra mamá era muy blanca y de cabellos negros y que trabajaba haciendo sombreros para señoras, y por último, que él se llamaba entonces Panchi- to, que tenía trece años de edad cuando dejó la casa paterna (aludía a su desencarnación) y que se acordaba de haber ido frecuentemente a comprar medicinas a la Farmacia Americana, situada en la Avenida de Italia y calle de Dragones. Y este relato fué repetido invariablemente por el niño a los reporte- ros de los periódicos habaneros «El Mundo» y «La Discusión» y a los profesores que se interesaron en investigar el caso, siendo yo, como he declarado anteriormente, uno de los que, con mayor interés investigara y comprobara todos los pormenores del mismo, comprobación que llevamos al extremo de visitar la casa aludida por el niño, de interrogar á los ved- nos, dueños de tiendas cercanas y al regente de la Farmacia Americana, todos los cuales recordaron muchos de los detalles contados por Eduardito, así como los nombres de una familia Saco, que vivió en la casa en cues- tión y que perdió a un hijo llamado Francisco (Panchito) y, no contentos con estos detalles, revisamos los registros de defunciones de la fecha dada por el niño y, con gran asombro la hallamos exacta, precisa, indudable y, por consiguiente, convinimos todos - en la elocuencia aplastante de la — prue- 159 ba, que fué publicada por los periódicos de la época. Luego procedimos a buscar a los padres anteriores del niño, y al efecto se les invitó a presentarse con el propósito de una mayor comprobación, pero no logramos este objeto, debido a que ellos, tan pronto desencarnó el niño, se cambiaron de casa, y como eran españoles, según supimos más tarde, parece que abandonaron el país al poco tiempo. Y ahora declaro, señoras y señores, que a mí me ha bastado con esta sola prueba para convencerme de la verdad absoluta de la Reencarnación, como no dudo bastará a la mayor parte de los que aquí me escuchan, de los que creen en la sinceridad de mis palabras y de los que no dudan de la veracidad de mi relato, pues, como dijo muy bien el sabio Camilo Flam- marión en su documentada obra «Lo desconocido y los problemas psíqui- eos», una sola y sencilla demostración vale, pesa y convence para garantizar la factibilidad de otros hechos semejantes. En una palabra, señores, la existencia de un solo hecho demuestra la posibilidad de otros miles que se efectúan en circunstancias análogas. Nadie podrá negarnos esta conclu- sión, y si algunos se obstinan todavía en seguir negándola, será porque no habrán visto la luz allí donde la hemos visto nosotros. Así, pues, señores, si fuéramos a recusar así, de plano, como lo hacen nuestros impugnadores, el sereno testimonio de las personas honradas, tendríamos que convenir desconsolados que todos los demás testimonios que informan al Espiritismo serían inconsistentes y falsos, por cuanto nun- ca satisfarían las condiciones de los que no se cansan de exigir demostra- ciones palpablemente materiales, las que, después de todo, serían difícil- mente acomodables a sus personales antojos. Siguiendo este método, no habría pruebas suficientes para creer en los médiums ni en la mediumni- dad, ni admitiríamos la existencia de los espíritus, ni nos convencerían los más asombrosos fenómenos del Espiritismo. Tendríamos que renunciar a la investigación y al estudio de sus hechos y hasta nos veríamos compe lidos a declarar en vergonzosa derrota a la doctrina espiritista, porque, en ú?timo análisis, señoras y señores, seríamos incapaces de probar la esencia espiritual de los espíritus, ya que sería imposible obtener la materialidad substancial de la prueba. Y esa es, precisamente, la prueba que nos piden los adversarios de la Reencarnación. Pasemos ahora, con vuestro permiso, a las consideraciones lógicas y filosóficas que abonan, no la creencia, sino la convicción que tenemos de las vidas precedentes y sucesivas sobre este mismo planeta que habitamos, sin remontarnos a otros mundos, que son para nosotros desconocidos en la actualidad. No hay duda, señoras y señores, que el Espiritismo viene a demostrar por medio de los hechos de .los fenómenos psicológicos de las pruebas que aportan los espíritus desencarnados, que hay en el Universo una ley retri- butiva, una ley de justicia que regula todo lo existente y que se revela Siempre hasta en las cosas más insignificantes de la vida. Ley que teñe- mos que estudiar todos los seres humanos, si no queremos ser víctimas de nuestra propia ignorancia. Yo no pretendo hablar aquí de la ley de justicia en todos sus aspectos posibles, porque esto sería vana presunción de mi parte. Pero he de concre- tarme a señalar brevemente uno solo de estos aspectos, el que caracteriza y, por decirlo asi, forma la base indestructible de la filosofía espiritista. — 160 — Me refiero a la ley de la Reencarnación, complemento obligado de la inmortalidad del alma y único sendero lógicamente posible para alcanzar el progreso moral e intelectual de las humanidades. Permitidme que comience por analizar esto que llamamos ley, y vere- mos que aparece, en efecto, que tanto los materialistas, como los teólogos, como los escépticos y como todos los que han discurrido sobre estas cues- tiones, se han puesto de acuerdo para proclamar una sola cosa: la existen- cia de una ley que se revela como causa inmutable de ios invariables efec- tos que se manifiestan en el Universo. Todos convienen en que existe esa ley general que encauza la vida. Para los que admitimos la existencia de un Supremo Legislador, la ley se nos presenta como una expresión de su voluntad, como un fin hacia el cual todos tendemos sin cesar. La lógica más fundamental nos indica que la ley tiene que ser inmu- table, porque si no lo fuera, el mundo estaría bajo la amenaza constante del desorden y de la destrucción. Que se suspenda nada más que por un instante la gravitación universal y no tardarán los globos en precipitarse unos contra otros, produciéndose una catástrofe espantosa; porque, ¿quién es el que niega que todo en el Universo está sometido a esa fuerza deseo- nocida que compenetra los seres y las cosas? La materia muerta no existe en realidad, señores, porque eso que la Ciencia llama materia inorgánica es tan activa como la que denomina orgánica. No hay nada que no se agite, que no vibre, que no tenga plétora de vida, porque la vida en actividad dentro de la materia se manifiesta por el movimiento. La materia más iner- te, en apariencia, está compuesta por una aglomeración de corpúsculos atómicos, rebosantes de vida, que giran en raudo torbellino alrededor de su centro común, con tanta precisión como pueden girar los planetas aire- dedor del sol. Basta echar una simple ojeada sobre el Universo para comprobar cuán poca importancia tienen las actividades humanas en comparación con las que en cualquier parte se observan, ya sea en las profundidades más ínti- mas de la Naturaleza, como en su superficie. La totalidad de los seres y de las cosas rindense al paso de las poderosas leyes, y en medio de su irre- sistible corriente, aseméjase el hombre a esos insectos adheridos a la hoja- rasca que va arrastrada por la impetuosa corriente de un rio desbordado. El hombre es verdaderamente un recién nacido; si la Providencia no acudiese en su socorro no podría ni un solo instante vivir en el mundo; el torbellino en el cual se mueve sin cesar le asfixiaría. Estas razones nos conducen a afirmar que, para que la ley de justicia sea una realidad en el Universo, es necesario, es indispensable que exista una entidad independiente y separada del cuerpo, que no sufra como éste los cambios y las transformaciones materiales. En una palabra, un alma que no pierde jamás su individualidad ni antes ni después de su vida presente. Pero nos hallamos con que la existencia del alma en una sola etapa, según proclaman los antirreencarnistas, lejos de demostrar esa justicia universal, nos hace, por el contrario, creer en una odiosa parcialidad en la distribución del placer y del suírimiento, de la abundancia de la za, de y la belleza pobre- y de la fealdad. La lógica más elemental nos dice el si alma existe que hoy, es porque debe haber existido ayer, y si existió existe hoy, claro ayer está y que seguirá existiendo mañana y existirá eternamen- te. Nadie nos puede negar esta hipótesis, porque hasta la misma ciencia materialista nos da la razón cuando formula sus dos postulados: «Nada puede salir de la nada» y «Todo lo que es, no puede dejar de ser». Aun estudiando el asunto bajo un punto de vista materia- lista, puramente siempre quedará triunfante el principio de la Reencarnación, nos dice Luis Figuidor según en «Después de la Muerte». Nada hay más evidente al ojo investigador que el cambio incesante de todas las cosas a nuestro ^alrededor. Las plantas de una estación, brotan, crecen, se marchitan mué- ren. Los animales y comienzan su existencia en el huevo, en un microscópico, germen aparecen a la vida visible, se desarrollan, decaen y, final- mente, desaparecen de nuestra vista. Todos estos cambios no tienen de lugar pronto, sino muy gradualmente, de una manera imperceptible. No mos ver cuándo pode- ni cómo crece la planta, ni cuándo ni cómo se desarrollan los animales: lo único que sabemos es que esto se efectúa de y que procede partículas materiales, y lo que llama nuestra atención es que todos estos seres, a pesar de los cambios incesantes que sufren en su constitu- ción material, permanecen siempre los mismos y mantienen constante- mente sus propias entidades. Pero estos cambios nos enseñan también que nada en el Universo decrece ni nada aumenta. Los mismos átomos que integraron los y las formas hace cuerpos millones de años, son los que hoy integran los y las formas actuales, cuerpos y seguramente seguirán integrándolas eternamente. El mundo material evoluciona constantemente, cambiando sin cesar las formas, pero estas formas surgen siempre de algo preexistente, de anterior a ellas algo mismas. Esto es un hecho científico que nadie puede negar y ante ese hecho, yo os pregunto: Si vemos que esto sucede en el mundo de la materia, de esa materia que, como todos sabemos, está subordinada al mundo de las fuerzas, ¿por qué negar, pues, que esto mismo ocurra en el mundo de la inteligencia, que es, a su vez, superior al de la fuerza y al de la materia? ¿Por qué, pues, el alma, la inteligencia, el sentimiento, han de de la nada, surgir sin una precedente evolución, y por qué habrán de convertirse en nada, sin un futuro progreso? Vemos que el alma se manifiesta con sus atributos de voluntad inteligencia, y sentimiento; vemos que no cambia jamás de naturaleza, que no se transforma nunca en su esencia espiritual. ¿Por qué abdicar de nues- tra razón y de nuestra lógica, suponiendo que nuestra alma, cuya tencia persis- es a todas luces evidente, vaya a surgir de la nada y a volver de la nada, como si ella no fuera «algo» que se deja sentir y que se deja apreciar? ¿No sería más cuerdo suponer que el alma, puesto que es algo, a la vida venga humana de algo, también, que proceda de alguna otra parte o de algún otro modo de existencia? ¿Cómo explicarse las desigualdades tan grandes que vemos alrededor nuestro? ¿Por qué estamos en la tierra?, pregunto yo a los adversarios de la Reencarnación; pues si, como creen ellos, el alma no ha venido de otra existencia planetaria precedente, sino que ha sido creada al nacer, insisto en preguntarles: ¿cómo han venido a esa existencia? ¿quién pidió que los hicieran nacer aquí sin haberles consultado previamente y por qué causa nacieron en este mundo terrestre con preferencia a otros mundos habita- — — dos, donde tal 162 vez hubieran vivido una vida mejor y menos sujeta a tantos errores y equivocaciones como los que aquí solemos cometer? Porque, en efecto, la vida en nuestro planeta no es, por cierto, muy apetecible. «A causa de la inclinación sobre su eje, dice Luis Figuier, los climas están distribuidos de un modo deplorable: es preciso o morir de frío, si no podemos preservarnos de sus rigores, o dejarnos calcinar por el calor. Bajo el punto de vista moral, las condiciones de la Humanidad son de las más tristes. El mal impera sobre la tierra; el vicio está honrado por doquiera, y la virtud tan mal tratada, que la honradez de la vida es aquí abajo una prenda segura de infortunio. Los sentimientos afectuosos son para nosotros manantial eterno de sinsabores y de lágrimas. Si gustamos por un momento los puros goces de la paternidad, de la amistad, del amor, es tan sólo para ver cómo nos arrebata la muerte los objetos de nuestro cariño, o cómo nos separan de ellos los accidentes de una vida miserable. Los órganos que se nos han concedido para el ejercicio de esta vida son groseros, toscos y sujetos a enfermedades. Estamos como clavados en el suelo, y para poder mover nuestra pesada masa, necesitamos emplear es- fuerzos que nos producen el cansancio. Y si, por ventura, existen algunos hombres bien organizados, dotados de una excelente constitución y de una salud robusta, ¡cuántos otros no existen enfermos, idiotas, sordomudos, ciegos, mancos, cretinos y locos!» Unos nacen en la opulencia; otros en medio de la desnudez más espan- tosa. Hay hombres que están dotados de todas las ventajas del talento; otros, por el contrario, carecen de inteligencia, de penetración, de memo- ria. A cada paso tropiezan en la difícil carrera de la vida; su imaginación limitada, sus facultades incompletas, los exponen a toda suerte de contra- tiempos y desgracias; no pueden salir bien en ninguna empresa y no pare- ce sino que el hado les ha tomado por blanco de sus más funestos golpes. Seres hay cuya existencia, desde el momento en que nacen hasta el de su desencarnación, es un continuo grito de dolor y de desesperación. Pues bien, ese cuadro que os presento es el de una vida única, según la proclaman los adversarios de la Reencarnación; obra de un dios capri- choso y parcial, forjado por imaginaciones egoístas, dios que se complace en martirizar a sus criaturas, sin piedad y sin justicia. Ese dios es, pues, injusto y malvado, puesto que impone a capricho tan miserable existencia a unos seres que ni la han solicitado ni han hecho nada para arrostrar sus consecuencias. En ese dios no podemos creer los espiritistas. Y si analizamos la doctrina de las penas y recompensas que ha impues- to la teología, será mayor aún nuestra decepción y nuestro desconsuelo. Dogma concedido más de dos mil años antes de nuestra era y que lleva el sello visible de la ignorancia propia de tan remotas edades. Por él se hace a Dios a imagen del hombre, o quizás peor que el hombre; por él se atri- buyen al Creador del Universo nuestras mezquinas pasiones, nuestra jus- ticia estrecha y limitada, nuestros instintos de odio y de venganza. Según esta teología dogmática, todas las desigualdades humanas, to- dos los sufrimientos y todas las miserias que sufrimos en el planeta, son — i63 — si producto del alma, buena o mala, que Dios nos da al nacimiento a la vida. Desde luego pregunto yo, si no es una profanación presentar a Dios de este modo, acechando las concepciones, para crear almas tan injusta- mente dotadas, almas de las que, unas, la mayor parte, no escucharán ja- más la voz de la religión y no podrán, por tanto, ser salvadas por ella del pecado en que viven; a la par que otras, en número bastante crecido tam- ■bién, están destinadas a animar los cuerpos de los antropófagos o de los salvajes, desprovistos de sentido moral. ¿Acaso no es un sacrilegio creer que Dios, al que debe concebirse como la expresión más excelsa de la sabiduría y del amor, sea como un obrero veleidoso, que unas veces fabri- ca ángeles o arcángeles, y otras se deleita en crear figuras monstruosas y desgraciadas que, a las veces, se convierte en cómplice de los adulterios, de los incestos, de los vioíb^eres y de los impúdicos, o bien se presta a ser juguete de las insanas prácticas de los malthusianos? Si no hay reencarnación para el alma, si nuestra existencia presente es, según las creencias dogmáticas, un hecho aislado que no ha de repetirse, se deduce claramente que el alma debe formarse al mismo tiempo que el cuerpo, y en cada uno de los nacimientos del ser humano se crea una nueva alma. Nosotros preguntamos entonces: ¿por qué no son estas almas del mismo tipo y del mismo grado de inteligencia y de moral? ¿Por qué .siendo los cuerpos tan semejantes, se observan, en cambio, esas deseme- janzas tan grandes en lo moral e intelectual? ¿Por qué Jas tendencias naturales de los individuos son tan diferentes y tan marcadas que, a veces, resisten a todas las imposiciones del medio ambiente y de la educación? Y si la ley de herencia psicológica fuera una verdad demostrada, como se pretende, ¿por qué estos contrastes tan enor- mes entre las aptitudes e inclinaciones de ciertos niños con las de sus padres y abuelos, según lo demuestran las biografías de las mayores cele- bridades mundiales? Ninguna de estas interpretaciones hallará seguramente una contesta- ción satisfactoria y razonable, ni entre los teólogos dogmáticos, ni entre los antirreencarnacionistas. A los primeros les ciega el fanatismo reli- gioso. A los segundos, los prejuicios dogmáticos y raciales, al extremo de no ver lo que ocurre ante sus propios ojos. No ven ni quieren ver a Pascal que, a los doce años, descubre una gran parte de la Geometría plana, y sin haber tenido noción alguna de cálculo, trazó todas las figuras de la Geometría de Euclides, en el piso de su cuarto, hallando exactamente las relaciones matemáticas de todas estas figuras entre sí, es decir, recons- truyendo por sí solo una parte de la Geometría descriptiva. No ven a Mo- zart, ejecutando magistralmente una sonata a los cinco años y compo- niendo una ópera a los ocho. A Teresa de Milanello, tocando el violin con tal maestría a los cuatro años, que su profesor, Baillot, decía que este fenómeno no podía explicarse de otra manera que admitiendo que la niña había aprendido a tocar el violin «antes de nacer». Tampoco quieren ver los casos de niños precoces, como Rembrant, Goethe, Paganini, Lope de Vega, juan Felipe Baratier, Ericson, Pico de la Mirándola, Thomas Young, Helen Keller y otros muchos que pudiera citar si no temiera hacer dema- •siado larga esta disertación. Estas facultades y estas precocidades extraordinarias no pueden expli- Y carse de acuerdo con la ley de herencia ni con la teoría puramente espiri- tualista, puesto que esta teoría solamente admite una vida en este pla- neta para cada alma y, por consiguiente, sólo demuestra una cosa: la injusticia de ese Dios de su invención, que tan mal distribuye sus dones sobre la tierra. 164 En cambio, analicemos las cosas según la doctrina de la Reencarnación, ^ y veremos con cuánta facilidad se explican tales anomalías. Todo se com- prende admitiendo una vida anterior para el alma. Todo se explica a la luz de los renacimientos, a tal extremo, que un sabio investigador francés, el doctor Maxwell, exclamaba entusiasmado: «Si la Reencarnación no exis- tiera en este mundo, habría que inventarla, porque es la única explica- ' ción lógica de las desigualdades humanas y de las leyes divinas». Platón decía: «Aprender es recordar». Y es cierto que las aptitudes y los sentimientos innatos son recuerdos y adquisiciones de otras vidas, en vez de dones especiales de un Dios parcial e injusto a quien arrastra j el capricho. Mas descubro un pensamiento inculto en la mente de algunos cir- constantes, una objeción razonable en apariencia, cuando se examinan las cosas de un modo superficial. Muchos diréis, en efecto: «el ser casti- gado por las faltas que se olvidaron es injusto e inútil». Contestemos a ella con una pregunta: 1 ¿Puede el olvido deshacer las faltas o destruir sus efectos? El asesino que hubiese perdido la memoria del crimen cometido la víspera, ¿cambia- ría, acaso, la pena a que los tribunales de justicia le condenan? Los renacimientos no son más que una continuación de las vidas pre- j cedentes, y si, en los intervalos que median entre dos reencarnaciones pueden borrarse las imágenes cerebrales, las fuerzas acumuladas en el alma a través de las edades, no dejan por eso de seguir tejiendo su labor para el porvenir. , Si no fuera así, la injusticia sería evidente y aparecería bajo una forma bien cruel, si el recuerdo persistiese, si la dolorosa visión de un pasado lleno siempre de vergonzosas debilidades, fueran acusadores constantes de los pasados yerros, la vida sería horrible y desesperante. Y si además, como lo quisieron nuestros impugnadores, el hombre supiese el motivo de su castigo o de su expiación, si supiese que cada uno de sus errores y faltas del pasado (que tendría siempre ante sus ojos), le había de traer < un fruto particular, ¿no rebasaría esta expiación la medida del pecado? Y de todos los pechos humanos ¿no se levantaría un clamor de blasfemia contra una divinidad que, por el recuerdo transformaba la vida en un tor- mento sin tregua, en un eterno terror, destruyendo toda actividad y toda iniciativa, en una palabra, ahogando el presente bajo el peso de la horri- pilante ansiedad del pasado? Sólo por ignorancia puede objetarse la pérdida del recuerdo, la igno- rancia de la muerte y de la vida, la ignorancia de los fenómenos que siguen ! al postrer suspiro y de los que preceden al primer grito del recién nacido. El esplritualismo dogmático debiera haber procedido con mayor cautela, toda vez que no ignora que la memoria corriente es por sí tan infiel que hace difícil que recordemos la totalidad de los pensamientos que atrave- saron nuestro cerebro durante los últimos minutos; los detalles de los acontecimientos de la semana se nos han escapado; los hechos ocurridos el año anterior se han borrado en masa, y cuando liega el término de la ca- rrera, no nos quedarán sino fragmentos de la historia de la vida. Y, sin embargo, durante todo este tiempo ha conservado la noción de la identi- dad de su yo; ha poseído el mismo cuerpo, los mismos sentidos, el mismo — cerebro; — no se ha separado del mismo medio; conserva todo cuanto pudie- 165 ra provocar la asociación de las ideas y despertar el recuerdo mientras que, cuando el renacimiento tiene lugar, han transcurrido muchos años y, a veces, siglos; el sér ha experimentado radicales modificaciones; todo cuanto en él había de perecedero ha desaparecido para no conservarse más que en estado latente. La envoltura corporal tangible ha visto dispersarse sus átomos entre los elementos del cuerpo; se ha disociado con sus molé- culas físicas, cuyo soporte vital era el periespíritu. Muchos casos pudiera citar aquí de la pérdida absoluta o parcial del recuerdo, en los seres humanos, hechos perfectamente estudiados por la Psicología Experimetal contemporánea que ésta clasifica con el nombre de «amnesia» y entre los que el célebre profesor Ribot llama «las enfer- medades de la memoria». Pero tengo que omitirlos en gracia de la breve- dad. Bástenos consignar en este momento que, bien a pesar de los impug- nadores de esta lógica doctrina cuyas pruebas se multiplican, no hace otra cosa que ir confirmando, grado a grado, las teorías fundadas por el Espi- ritismo, desde hace tres cuartos de siglo. Es la verdad que se abre paso a través de las brumas de la ignorancia, ya que ignorancia es negar lo que no se conoce, y el que lo niega es un perfecto ignorante. Suponer, como lo hacen los sectarios de ciertas religiones, que la tie- rra ha sido creada por un golpe de varita mágica y que cada planeta, cada reino y cada sér han de estar condenados a un estancamiento definitivo; suponer que el vegetal reproducirá incesantemente los mismos tipos, que el animal se verá indefinidamente esclavizado a sus impulsos o instintos sin la esperanza de llegar a desarrollar un día la mentalidad elevada de sus verdugos en forma humana; suponer que el hombre nunca dejará de ser hombre, es decir, un sér en quien las pasiones se encuentran en plena actividad, mientras que las virtudes apenas se despuntan; negar que exis- ta la perfección para coronar el trabajó de los seres, es negar la evidencia de la evolución; es negar el progreso que por todas partes se nos mani- fiesta; es colocar la Justicia Divina muy por debajo de la justicia humana. Y voy a terminar, señoras y señores, planeando un dilema ante vuestra culta consideración, cuyos términos presentaré muy someramente. Si los adversarios de la Reencarnación continuaran pidiéndonos más pruebas de las que tenemos en favor de la misma, esto es, si nos exigieran las pruebas materiales del último análisis, quizás para no aceptarlas en definitiva, como han hecho siempre, nosotros, a nuestra vez, estaríamos en nuestro perfecto derecho de exigir pruebas materiales y concluyentes de la autenticidad espiritual o de la elevación moral de los espíritus esos a quienes ellos aluden siempre, que les han enseñado a negar la Reencar- nación. Antes que exigirnos a nosotros los reencarnacionistas las pruebas materiales de la Reencarnación, tendrían ellos primero que probarnos la elevación espiritual de los espíritus que la niegan. De lo contrario, segui- remos creyendo los reencarnacionistas que esos espíritus son unos perfec- tos mixtificadores y que sus negaciones prevalecen porque hallan campo abonado en los prejuicios de sus seguidores. En nuestro ideario no valen sofismas, ni ajustan dogmas, ni cuadran los términos medios. El dilema está perfectamente planteado. O somos o no somos racionalistas. De un lado la ortodoxia religiosa; del otro, el libre examen científico. Decidme, pues, señoras y señores, de qué lado nos inclinaremos. Pero, si no queremos asentar dogmas, tampoco estamos dispuestos a abdicar de nuestras convicciones. No podríamos olvidar las verdades adquiridas sin dejar de ser espiritistas. Así, pues, declaro solemnemente ante vosotros, señores delegados y congresistas, que estoy seguro de interpretar fielmente los deseos y las aspiraciones de todos los espiritistas latinos o iberoamericanos de veinte naciones diferentes, y que al estar seguro de hacerlo, reclamo en nombre de todos ellos que aquí, en este V Congreso Espiritista Internacional, dilu- cidernos de una vez y para siempre y con toda la diafanidad que el caso requiere, el principio de la Reencarnación que sustentamos, no como un dogma tomado de otras religiones y filosofías, ni como una enseñanza kardeciana o de otra fuente filosófica, sino como una verdad adquirida en nuestras investigaciones y comprobaciones; en una palabra, señores, como una verdad demostrada con hechos, que nadie podrá ya negar, a menos que lo haga con los ojos cerrados. SupEemento de «Reencarnación» Después de haber tomado una parte muy activa en la Sección de Filo- sofía de este Congreso, sección que ha estado discutiendo el tema de la «Reencarnación», presentado en una ponencia del señor Rodrigo Sanz, he creído cumplir dos deberes a la vez al presentar esta adición a mi confe- rancia anterior; uno como espiritista librepensador, convencido al mismo tiempo de que estoy interpretando fielmente los propósitos de libre exa- men, que deben orientar siempre a los que concurrimos a estos Congresos, y el otro de fraternidad y armonía con nuestros hermanos, los espiritua- listas anglosajones, que son precisamente los impugnadores de la Reen- carnación. Así, pues, señoras y señores, he de permitirme la libertad de presentar una sugerencia a vuestra consideración, la que tal vez resuelva de una vez para siempre este problema, planteado ya en Congresos anteriores y que lleva trazas de no resolverse en éste ni en otros futuros Congresos. Sugiero, pues, que, con el fin de llegar con acierto a una «entente cordiale» con aquellos hermanos nuestros que no estén convencidos aún de la Reencarnación, nos pongamos de acuerdo para redactar las conclu- siones finales sobre este punto, en esta o en parecida forma: Que los espiritistas de origen latino y de otras procedencias han acep- tado y aceptan el principio de la Reencarnación, tal como fué proclamado en el Congreso Internacional de Barcelona, en el año 1888, como un hecho demostrado y entendiendo que es la única solución lógicamente posible de los problemas morales, espirituales y sociales. Y que los espiritualistas de origen anglosajón no aceptan este postu- lado de la Reencarnación por creerlo aun indemostrado para ellos y supo- ner que hay otras soluciones espirituales que pueden, a su juicio, resolver tales problemas. Definidas claramente estas dos declaraciones de principios doctrina- les por ambas partes, creo que podríamos afianzar más fuertemente la «entente cordiale» que propongo, con nuestros hermanos los espiritualis- tas anglosajones, zanjando de una vez y para siempre la dificultad que — — ha dado motivo a muchas polémicas y que, tal vez, diera margen a otras )67 muy lamentables determinaciones, que debiéramos evitar a todo trance. El buen juicio, la serenidad y la cordialidad se imponen, queridos her- manos congresistas; ninguno debiera tratar de imponer a los demás su propio criterio, ni aún sus propias convicciones. Demostremos al mundo que somos verdaderos espiritistas y demos una elocuente muestra de tolerancia y de libertad de pensamiento, tratando de llegar a un acuerdo fraternal con todos los que no piensan como nos- otros y haciendo que este Congreso Espiritista sea a la vez un Congreso de librepensadores, proclamando en el mismo la libertad que tenemos to- dos de creer, de pensar y de actuar. Conferencia del doctor Humberto Torres.—9 de septiembre de 1934. Señoras, señores: Como ha sido anunciado esta mañana, va a comen- zar el primer acto de labor, el primero de propaganda de los trabajos del Congreso, a manera de prolongación de lo anterior y como iniciación de los demás, formando un eslabón en la cadena. Va a hablarnos un espiritista caracterizado, un hombre que ha labo- rado por nuestro ideal y que hoy no solamente trabaja en lo nuestro, sino que se destaca también en orden a la sociología y ocupa un lugar en la política, en este difícil arte de gobernar a los pueblos o de que los pueblos se gobiernen a sí mismos. Va a hablar el doctor Humberto Torres, que como ya le conocéis to- dos, no es necesario que yo os lo presente; es miembro del Parlamento catalán; es, además, presidente de la Sección Consultiva de la Federación Espiritista Española, y en último término es hombre de grandes dotes inte- lectuales, y también por encima de ellas y además de ellas, siente la doc- trina como es necesario sentirla para poder vivir. Sabe y siente, conoce y es capaz de emocionarnos ante los bellos problemas y ante las bellas teorías de nuestro doctrinario. Va a empezar, pues, el doctor Humberto Torres; os va a hablar en seguida. (Aplausos.) El doctor Humberto Torres Señores congresistas: Nuestro estimado amigo señor Asmara, presi- dente de este Congreso, me ruega que os hable en castellano y no en cata- lán, como es mi costumbre, atendida la circunstancia de que el gran número de congresistas conocen mejor la lengua de Cervantes que la de mi tierra. Accedo a ello gustoso, porque se trata de una demanda razo- nable y no de una imposición. Espero que los catalanes aquí presentes no interpretarán esta actitud mía de una manera torcida y le darán su verda- dera significación, que no es otra que una posición de caballerosidad y de comprensión. Contraste Hace tres cuartos de siglo que en Francia, Alian Kardec doctrina formuló una — —- filosófica y moral conocida 168 con el nombre de espiritistas selectos de Espiritismo. Unos España, ál poco tiempo, trataron de de traer las obras Kardec, en las que se sistematizaba su doctrina. Todos sabéis lo pasó: estas obras desembarcadas que en el puerto de Barcelona, fueron madas por orden del que- obispo, por considerarlas inmorales la y atentatorias a seguridad social. Hoy, de aquellas obras, se han hecho centenares ediciones de en todas partes y en todas las lenguas. Trescientas nes la divulgan todos publicado- en los países. Una organización internacional de la que es reflejo este magno Congreso, agrupa millones de seres del alrededor ideal espiritista. Francia, por un Decreto de Briand en 1922, ha decía- rado de utilidad pública los estudios de psicología supranormal. Brasil Guatemala los han y incorporado en el cuadro de las enseñanzas universita- rias. No hay, actualmente, hombres cumbre en cualquier rama del saber que no se interesen por los hechos que son la base de nuestra doctrina. Después de Crookes, Gladstone, Balfour, Aksakef y dos, Geley, ya continúan desaparecí- su obra Richet, Driesch, Bottazzi, Lodge, Bozzano. bien Vamos, pues, acompañados. ¿Qué más? Pues que mientras unos lustros atrás nuestras obras eran quemadas públicamente por las autoridades, el Ayuntamiento de Barcelona hoy y la Generalidad, con sus honorables dentes, presi- amparan este Congreso. ¿Queréis mayor contraste, greso? Aprendan los mayor pro- pesimistas y los descontentos a saber mirar las cosas con amplias perspectivas. Este cambio ha sido posible porque nuestras ideas han ganado ya la conciencia universal. Este es el enorme realizado progreso por nuestras doctrinas en poco más de medio siglo. (Aplausos.) Las dificultades ¿Este avance se ha hecho sin encontrar resistencias? No era porque las posible, cosas no entran por la razón más que con ayuda del Y sobre tiempo. todo, porque es ley sin e.xcepción que toda idea nueva las encuentre. Todos sabéis lo que le pasó a Galileo al derribar los sistemas de Ptolomeo de Copérnico. y Ninguno de vosotros ignora las risas con que el mundo oficial acogió el descubrimiento de Galvani, con sus ranas danzantes, y a Harvey con la circulación de la sangre, y a Lavoisier al afirmar que el Universo estaba compuesto de cuatro elementos fundamentales: agua, aire, tierra y fuego, que según la ciencia oficial de su tiempo eran todo nuestro planeta. Pero el ejemplo máximo de resistencia oficial a las nuevas ideas nos lo da la vida de uno de los más grandes genios de la Humanidad, Pasteur. Aun viven hoy médicos — mi padre es uno de ellos — que recuerdan los anate- mas con que los sabios acogieron las ideas de Pasteur sobre la vida micro- biana, base de una de las más fecundas conquistas del genio humano. Pero para que veáis que el espíritu inquisitorial no es sólo patrimonio de las reli- giones, sino que también la ciencia oficial tiene su sanhedrín, diré que la mayor indignación de los hombres de ciencia del tiempo de Pasteur, fué de- bida a que este descubrimeinto de la generación espontánea no existía. En aquel entonces la ciencia era totalmente materialista y no admitía una causa de las causas, y como el descubrimiento de Pasteur rompía con las ideas dominantes, como los sacerdotes a Galileo, los sabios decían a Ras- teur: «¿Pero no ve usted que esto es la muerte del positivismo científico — — y la destrucción de nuestra filosofía materialista de la ciencia?» Pero Pas- 169 teur decía que cuando experimentaba, no tenía prejuicios, que los hechos mandan, y si nos obligan a rectificar convicciones arraigadas, hay que ha- cerlo. Este es el inevitable camino seguido por toda idea nueva. ¿Cómo que- réis que el Espiritismo fuese una excepción, toda vez que las consecuen- cias científicas, morales y filosóficas de esta doctrina, comprometen tantas y tantas posiciones seculares?» (Grandes aplausos.) Ei prestigio de la ciencia Viene el Espiritismo en el momento de máximo esplendor de la ciencia oficial. Un siglo atrás se hablaba del hombre, del Universo, del alma, de la creación, con el mismo lenguaje que en tiempos de Pericles. Pero poco a poco se instaura el asombroso edificio de la ciencia y se edifica una concepción naturalista, opuesta a la de los teólogos. Todo queda explicado, el Gosmos ya no tiene secretos para la ciencia, que establece matemáti- camente la serie de todas las causas segundas, con auxilio de las ciencias naturales, fisicoquímicas y biológicas. En este momento, de caída de todo un pasado y de eclosión máximo brillo de una ciencia puramente meca- nicista, aparece el ideal espiritista, a disputarle a la ciencia el dominio de la verdad. El Espiritismo dice a la ciencia: Hay movimientos a distancia y sin contacto; y la ciencia que ha establecido las leyes fijas de la mecánica, dice que es imposible. Pero el Espiritismo añade: el pensamiento es una realidad substancial objetivable, que puede fotografiarse y da sus pruebas, ante la indignación y la sorpresa de la Giencia, que afirmaba que el pen- semiento era una entelequia, una abstracción. Y el Espiritismo prosigue: el hombre que posee una facultad, la criptestesia, en virtud de la cual se puede conocer una realidad exterior, distante en el tiempo y en el espacio, sin el concurso de los sentidos orgánicos y la ciencia oficial, que había acogido con una risa sarcàstica esta primera afirmación, ha tenido que rendirse a la evidencia y borrar su aforismo clásico según el cual nada hay en la inteligencia que no haya pasado por el canal de los sentidos, base de la concepción materialista del hombre. Y así, para los hechos de xeno- glosia, de materialización, de correspondencia cruzada, de personificación, de estado de trance, que ha comprometido gravemente el prestigioso edi- ficio levantado por la ciencia oficial. Ha ocurrido lo que debía ocurrir. Si los hechos existen, pueden más que todos los prejuicios, y estos hechos, proclamados por el Espiritismo, han acabado por crear una atmósfera de respeto, cuando no de adhesión, para nuestra doctrina, por parte de la ciencia oficial de nuestros días. Este es nuestro legítimo orgullo, y ésta es la gloria de las investigaciones de los humildes que nos han precedido en el espinoso camino de la conquista de la Verdad. (Grandes aplausos.) Carácter científico del Espiritismo Para el triunfo definitivo, pongamos nuestra esperanza en el carácter — — predominante científico de nuestra obra. El Espiritismo ha de ser princi- 170 pálmente una rama del árbol de las ciencias naturales. Hechos, hechos y más hechos, he aquí la posición inexpugnable. Las teorías después... En cualquier concepción científica de importancia, los hechos han precedido a la construcción teórica y a la afirmación filosófica. Así Arquímedes fun- da la física, y Newton la gravitación universal, y Darwin la doctrina evo- lucionista, y Pasteur la vida microbiana. Y este es el caso del Espiritismo, y a este carácter científico que ya actualmente reviste se debe en gran parte al enorme progreso que en tan poco tiempo ha alcanzado. Los hechos son ya aceptados universalmente. Se podrá o no interpretarlos como nos- otros, pero entre los sabios de nuestro tiempo, unos son francamente espi- ritistas, y otros reconocen que la hipótesis espiritista no es anticientífica sino verosímil. ¿Queréis mayor conquista? ¿Os dais cuenta del paso de gigante que la ciencia ha dado en nuestro camino? Cincuenta años atrás no se acepta- ban ni los hechos, y los que ios proclamaban eran candidatos al manicomio. Hoy, prisioneros de su curiosidad, primero, y sugestionados por la signifi- cación de los hechos que observan, después, los sabios vacilan en sus posi- ciones tradicionales y ven que se derrumba rápidamente la concepción polizoísta y mecanicista del hombre. La concepción clásica de la persona- lidad, basada en el paralelismo psicofisiológico, edificada por la ciencia de los últimos cincuenta años, está en ruinas. Se levanta otra, a base de nuestros hechos, completamente opuesta, espiritualista, y esta concep- ción gana rápidamente la adhesión de los hombres de ciencia. Actual- mente, la hipótesis espirita tiene la misma categoría que la atómica o la evolucionista. Probablemente nuestros hijos asistirán para bien de la Hu- manidad a su triunfo definitivo. (Aplausos.) Sí, hay un espíritu En virtud de los hechos aportados por el Espiritismo, podemos afirmar, no con razones, sino con experiencias, que el pensamiento no es una secre- ción del cerebro, ni el resultado del juego de las fuerzas fisicoquímicas, sino una unidad en sí. El alma no es un epifenómeno sino una realidad. El alma, independiente del cuerpo, existe. ¿Sí? Pues no ha nacido con el cuerpo que la aloja. Y no morirá cuando el cuerpo muera. Su independen- cia del cuerpo somático nos autoriza para afirmar su preexistencia y su supervivencia. De manera que el hecho de admitir hoy la ciencia oficial que hay un principio inteligente independiente del funcionalismo orgá- nico, sin necesidad de los hechos de identificación personal «post mortem», basta para proclamar la verdad de las afirmaciones fun- damentales del Espiritismo. Los fenómenos propiamente espiritistas, por interesantes que sean, no son más que un complemento de la verdad que el animismo, por sí solo, implica. Ante ciertos casos de aspecto espiritista, como los de identificación personal de difuntos, los sabios refractarios a la hipótesis espiritista, se atrincheran en la siguiente posición: que como no se han establecido los límites de las facultades criptestésicas del alma humana, no es posible decir, ante determinados hechos, si una pretendida revelación de hechos ignorados dada por la personalidad de un supuesto difunto, puede ser explicada simplemente por el ejercicio de las faculta- des supernormales del hombre. Pero Bozzano responde que cuanto más — se 171 - ensanche el campo del animismo, más segura es la existencia de un alma independiente del cuerpo, y por tanto, con el animismo, llevado a este extremo, basta para afirmar el Espiritismo, que es un corolario. Grandeza del Espiritismo Nuestra misión se sintetiza con el dicho popular: «A Dios rogando y con el mazo dando». Saber que nos ha tocado vivir en esta generación de la cual ha de quedar el tesoro espiritual que es nuestra doctrina. Que su consecuencia más importante es la de la supervivencia y de la inmortalidad del sér. Que, por tanto, la vida no acaba en el sepulcro y que la tumba no es más que un lecho de descanso entre dos etapas. Contra el terror que causa en el alma tímida, imbuida de un verdadero sentimiento religioso, la idea de un Dios iracundo que fácilmente nos envía a la perdición eter- na, hay la afirmación de nuestra doctrina de que nadie, por imperfecta que sea, dejará de salvarse, no por gracia, sino por el propio esfuerzo. Nadie tiene cerrado el camino de la perfección, y tal es la providente mise- ricordia del Padre. Esta es la doctrina moral, consecuencia del estudio científico, que hemos de propagar incansablemente, porque hoy más que nunca la Humanidad necesita del bálsamo y del tónico de nuestras doc- trinas. (Grandes aplausos.) Y nada más, amigos míos. Como mejor he podido, he señalado yo lo que entiendo por el Espiritismo de nuestros días, lleno de esperanzas y de consuelos. Vayan mis últimas palabras a nuestros hermanos de diversos países, aquí presentes, para agradecerles el honor que nos han hecho de traer la representación autorizada de sus pueblos a este Certamen de luz, de amor y de esperanza. Unos y otros, no cejemos en la noble empresa de difundir estos ideales que han de ser base de una Humanidad mejor. (Grandes aplausos.) * * * El señor presidente: «Señoras y señores: Nuestro querido amigo el doctor Humberto Torres ha venido de Lérida expresamente para dar esta conferencia, y tiene que tomar inmediatamente el auto para llegar a su casa a hora prudente. Nosotros quisiéramos hacer la traducción en inglés y en francés; un extracto de esta conferencia para conocimiento de los queridos hermanos de habla extranjera; pero esto habría de distraer más tiempo del que el doctor Humberto Torres podría esperar. En consecuencia, le vamos a despedir ahora, y a continuación pondre- mos un comentario en castellano a esta conferencia, y se hará una traduc- ción en inglés y en francés para los hermanos de este habla. Por lo mismo vamos ahora a despedir al orador, pero yo no quiero despedirle después de darle las gracias, sin dedicar aquí un recuerdo al doctor Mariano To- rres, elemento que se movió tanto en los Congresos anteriores, y que ha sido un paladín de las doctrinas del Espiritismo español, desde que el Espi- ritismo español amaneció en nuestra tierra. Por lo tanto, después de dar las gracias, yo pido un aplauso para este veterano, el doctor Mariano To rres». (Aplausos prolongados.) El doctor Humberto Torres: «Una obligada apostilla en mi discurso, nacida de las afectuosas palabras del entrañable — amigo Asmara, — y por 172 vuestra fraternal actitud. Sí, amigos míos, yo llegaré hoy a Lérida, y a mi padre, en la tosca forma con que yo pueda, le transmitiré este emocionante momento que he vivido. Mi padre lo recibirá, como recibe todo lo del mundo, con una comprensión filosófica. Pero mi padre con sus 86 años, con su pobre cuerpo que ya no lo lleva, con sus piernas que apenas puede mover, con su cuerpo lleno de cosas que no funcionan ya, conserva intacta, por un privilegio especial, su clarísima inteligencia. Y en estos momentos ve claramente que sus días se acaban, pero lo ve con la resignación cristiana del hombre que es un espiritista de arriba a bajo. Esta salutación cordial vuestra será como un nuevo lazo que nos ate a nuestros ideales. Gracias, pues, estimados amigos míos, en nombre de nuestro ideal y en nombre de mi padre, a través de su hijo, por vuestros aplausos.» La Mesa Presidencial y el Comité ejecutivo del Congreso seguidos por numeroso público acompañaron al doctor Torres hasta el exterior del Pa- lacio de Proyecciones, tributándole una cariñosísima despedida. Reanudóse el acto diciendo el presidente: «Señoras y señores: Un breve comentario a la conferencia, debiendo limitarme lo más posible en él, porque todo lo que pudiera decirse des- pués de cuanto aquí se ha dicho, sería seguramente en menoscabo de lo que yo os hablara. Como habréis podido ver vosotros, los profanos, después de cuanto nos hemos venido ocupando, desde este Congreso se ha hecho una expo- sición de la trayectoria que ha seguido nuestro doctrinario para consolidar sus posiciones hasta el momento actual, en el orden científico, en el orden filosófico y en el orden moral, con esta articulación del Espiritismo inte- gral que permite darle a cada verdad su verdadero juicio, su verdadera medida, para que nuestra inteligencia, para que nuestro conocimiento pueda articular debidamente este andamiaje de rendimientos que es nece- sario hacer para enfrentarnos con los hechos y con las conclusiones a que conducen las doctrinas: Facto, Ratio, Fide. Hechos filosóficos, y ésta es la moral que nos coloca frente a los problemas y que es para el porvenir de la Humanidad, acaso para la Huma- nidad en estos momentos, como la moral mejor que se pueda proporcio- nar para que el hombre en la sociedad sea lo más útil, lo más bueno a sus semejantes. Nuestro querido amigo ha seguido en ello este sistema ordenado de exposición que tiende a poner un explosivo en cada conciencia; un expío- sivo, mejor dicho, un motor de explosión, para que la palabra sea más agradable, que imprima en cada uno que tenga resonancia, en cada uno que sepa comprender, este dinamismo que ha de movernos en la vida para llegar a comprender bien y servir este ideal, sirviendo al cual nos servimos a nosotros mismos. Para salvar y servir a la sociedad de que formamos parte, hemos de empezar nosotros por ser mejores, por superarnos, porque superar y ser mejores quiere decir que nos servimos y salvamos a nosotros mismos. Estas breves palabras encierran el acto de esta tarde. Ahora va a ha- — 173 — cerse en inglés y en francés un extracto, como he dicho antes; pero puesto que esto podría ser fatigable tal vez a todos los queridos hermanos de habla española, que habrán de oír repetir lo que han oído, y acaso perder el tiempo, por cuyo motivo yo quiero en principio dar por terminado el acto, rogando a todos los espiritistas de habla francesa e inglesa que con- tinúen aquí, y tendremos un parlamento, una síntesis de lo que acaba de decirse. Queda terminado el acto, señoras y señores, y gracias a todos por su asistencia. Aclaración Hubiera sido nuestro deseo insertar la hermosa conferencia de nues- tro dilecto amigo don Humberto Forestier, sobre «Los grandes Maestros del Espiritismo, Alian Kardec, León Denís, Gabriel Delanne». Pero el vice- presidente de la Federación Espirita Internacional y secretario de la Unión Espirita Francesa, opina en su modestia que no debe publicarse. Respeta- mos su voluntad... pero creemos que está equivocado. CONSIDERACIONES AL LIBRO DEL CONCRESO — 174 — La descripción cronológica del Congreso, con todo y ser necesaria, por cuanto da una idea general del mismo y permite apreciar ta intensa actividad desarrollada por todos cuantos en él tomaron parte, sería a todas luces insuficiente para que los que no asistieron a sus sesiones pudieran hacerse cargo de la labor realizada en él. Desde antes del Congreso, en las reuniones preparatorias del Comité organizador, y muy especialmente en aquellas a las que concurrieron las delegaciones iberoamericanas, se estableció el criterio de hacer hincapié en la cuestión de la Reencarnación, por considerarla de interés básico para el Espiritismo. Desde el primer llamamiento que lanzó el Comité organizador, se dijo que pretendíamos enfrentarnos con los problemas más agudos que tiene ante sí el hombre, para demostrar que el Espiritismo tiene soluciones para todos ellos, y como el problema magno, el mayor, casi diríamos el pro- blema único, es el de la «injusticia» que reina en este planeta, considerà- bamos todos que para explicar esta injusticia y para estudiar y buscar re- medios a ella, el de la Reencarnación era algo imprescindible, pues sin ella el Espiritismo resultaba una filosofía más, pura elucubración espiritual basada en hechos y en la Ciencia, pero al igual que las otras, incapaz de presentar ninguna solución a los problemas actuales y sobre todo ofrecer a la Humanidad un guía seguro y una orientación acertada para solucio- na ríos. La declaración del Congreso sobre la Reencarnación, es una solución acertada, aunque no completa, pero como por imposición misma de la esencia de nuestra doctrina, es imposible pretender imponer creencias ■contrarias al sentir de cada cual, el Congreso, so pena de contradecir esta •característica tan esencial del espiritista, no pudo hacer otra cosa que exponer el problema en forma clara y que no se prestase a ambigüedades ni malas interpretaciones, como por desgracia había sucedido en otras ocasiones. Nuestros hermanos ingleses encuentran que no existen pruebas sufi- cientes para asegurar que la Reencarnación es una realidad. No niegan su posibilidad, pero no creen que esté demostrada. Si la F. E. I. pone en ejecución la proposición de Constancia, creará un organismo cuya labor podrá dar ópimos resultados, puesto que permitirá presentarles las prue- bas que solicitan. El asunto es de demasiada trascendencia para que se abandone, pues el día que exista un perfecto acuerdo entre todos los espiritistas respecto al mismo, nuestra fuerza aumentará en proporciones insospechadas. Para obtener este resultado no nos dolerán prendas ni sacrificios, y esperamos que todos los espiritistas reencarnacionistas pensarán y sentirán como nos- otros. A este respecto debemos hacer notar la extrema importancia de las conclusiones votadas, que no dejan lugar a dudas y no permitirán se repro- duzcan las desagradables discusiones habidas a raíz del Congreso de Lon- dres de 1928, por haberse votado una declaración que permitía a cada cual interpretarla a su manera. En cuestiones de esta clase, toda claridad es poca, y ahora la claridad es completa. En las manos de los espiritistas latinos queda el laborar para — 175 que la corriente reencarnacionista, de más en más potente en los países anglosajones, llegue a englobar a la mayoría de nuestros hermanos nor- teños. Dos cuestiones más de grande importancia se discutieron ampliamen- te. Las conclusiones generales del Congreso con la definición del Espiri- tismo y la actitud de los espiritistas ante el llamado problema social. En ambas volvió a demostrarse el gran dinamismo de todos los delegados. Se manifestaron opiniones diversas que no debemos analizar ni juzgar aquí, pero en todas imperó un deseo manifiesto de hacer obra útil y duradera, de apartarnos de declaraciones vacuas y sin verdadero contenido. El Congreso Espiritista Internacional de Barcelona obtuvo la partid- pación entusiasta y casi podríamos decir directa de grandes masas espi- ritistas. De esta participación entusiasta, activa, apasionada incluso, se resintió el orden aparente del mismo, pero en cambio permitió asegurar que la gran mayoría de los delegados pusieron en él toda su alma y su ' amor al ideal. El tiempo aclarará muchas cosas y permitirá apreciar los errores en que cada uno haya incurrido; pero sean éstos los que fueren, revisten poca importancia ante el deseo intenso de laborar pro Espiritismo que allí se demostró, y la gran vitalidad que demostraron muchas de las Federaciones allí representadas, puesto que para enviar sus representantes tuvieron que imponerse sacrificios enormes que nunca les podremos agradecer bastante. Las reuniones de la Sección I, presididas por nuestro querido amigo el docto ingeniero francés Cario Andry-Bourgeois, se desarrollaron en un ambiente de gran serenidad; pero las de la Sección II fueron movidas en extremo, asombrando y quizás indignando a los delegados ingleses, que no podían comprender el apasionamiento de los latinos. Hemos de decir, en honor de la verdad, que hubo momentos excesivos; pero ello fué debi- do, ante todo, al gran interés con que los delegados españoles, o mejor dicho, los de lengua hispana, se tomaban por las cuestiones que se tra- taban. Las reuniones se sucedían, y como el número de ponencias a discutir era grande, se acordó celebrar otras, durante las horas en que tuviesen lugar las excursiones. Las dos últimas reuniones fueron dedicadas casi por completo al estu- dio de las ponencias presentadas por nuestros queridos amigos argentinos. La colaboración de los espiritistas de la gran República del Plata fué de las más interesantes y que más avaloraron el Congreso. Empezando por la interesante ponencia de Constancia, leída y defen- dida por el representante, nuestro distinguido amigo el señor Reynaud, y siguiendo por la serie de ponencias presentadas por las sociedades «Hacia la Perfección» y «Sáenz Cortés», todas muy interesantes, especialmente dos de ellas, «El Espiritismo y la juventud» y «Estudio experimental de la mediumnidad y su desarrollo», que merecieron los plácemes del Congreso en pleno, y acabando por la Memoria de la Confederación Espiritista Ar- gentina, que marca orientaciones que indican un verdadero entusiasmo por eí ideal y el deseo firme de llevarlo por derroteros de gran actividad, en- trando de lleno en el estudio y solución de cuestiones de gran importancia para la Humanidad, la actuación de los delegados argentinos fué una de las más fructíferas del Congreso. — 176 — No nos cansaremos de insistir sobre la excepcional importancia que tiene el haber reunido por tres veces diferentes un público de varios milla- res de personas que acudieron a escuchar a nuestros oradores. Ello demuestra que las posibilidades del Espiritismo en Barcelona son grandiosas, y que si no las aprovechamos incurriremos en graves response- bilidades. g-.i; -O ^ § (Q O § i m ^ m -.2 I 'E lA 3 rs| •— o ^ ui ^ C O ^-§ o re S- c 3 O o 2 u ¿o f^ V ie -Q re o ja E -é c Q I / -o o c k o Id o " o (y C ^ O ■S (Q C Ï ?. Si < È E .£ ■§ la o • o 0} D ■« ■O -i ÍO <0 < < c "o o T3 ■O .9* a o "O C « SL £ c a 3 ^ o Ofi c c o o "O u __ ■" re — 'C fQ 3 k — 3 « ?B re CQ -o 0) comprensión del motivo examinado, y yendo discordes, le entenebrecen y desvirtúan. Por lo tanto, es preciso que el Espiritismo a divulgar, entrelace ambos aspectos con el hilo de Ariadna que distin- güimos con el nombre de Lógica. Si la Ciencia y la Filosofía no son dispares entre sí, tampoco lo son con la Moral; antes al contrario: ésta es el ornamento de aquéllas. Luego el Espiritismo que se debe divulgar, ha de ser el Espiritismo Científico, Filosófico y Moral. * * * — 264 — Y ¿qué es la Ciencia Espirita, la Filosofía Espirita y la Moral Espirita? Lo que es la Ciencia, la Filosofía y la Moral en general, pero aplicadas a nuestros postulados. La Ciencia se reduce al cada vez más amplio y depurado conocimiento de las cosas por las leyes que las rigen, de lo que resulta que no es inmutable, aunque si imperecedera. Nuestra Ciencia, en ninguno de sus policromados aspectos, no es la Ciencia de nuestros tatarabuelos «en lo actual»; pero sí es la misma ciencia «en lo virtual». Ellos tuvieron por Ciencia aquello que alcanzaron a determinar con su observación y los medios de que disponían; nosotros tenemos por Ciencia lo que alcanza- mos a comprender con nuestra observación y los medios de que dispo- nemos. La fuente es la misma, y los mismos hubieran sido los resultados si no hubiésemos cambiado, mejorándolos, los medios de observación. Pero tampoco nuestra Ciencia es toda la Ciencia ni está exenta de nebu- losidades, y, consiguientemente, tampoco nuestra verdad es toda la Verdad ni está exenta de errores; de lo que se sigue que nuestra Ciencia — habla- mos ahora de la Ciencia Espirita — apoyada en los postulados de la Cien- cia general, no puede ni debe decir: «esta es la verdad», sino que puede y debe decir; «esta es la verdad del presente». De idéntico modo debe comportarse en relación con la Filosofía. Esta, como es sabido, se nutre de la observación quintiesenciada. Newton dedujo la ley de gravedad de la caída de una manzana. Para millares de millares de personas, el fenómeno no hubiera tenido importancia nin- guna; para el genio reflexivo de Newton, tuvo la de hacerle meditar acerca del porqué todos los cuerpos caen verticalmente hacia el centro de la tierra. El filósofo, pues, es el que, de la cosa más trivial en apa- rienda, sabe extraer el jugo, y por una serie de verdades concatenadas, induce o deduce una ley en ellas común, que en muchas ocasiones no está conteste con la experiencia, pero sí lo está con la lógica, que es la verdad de orden moral o metafísico, tanto o más positivo que lo que se ve y se palpa. En la Moral, finalmente, hay que apreciar también con preferencia el fondo a la forma, y sobre todo, hay que desarrollar sus veneros. Estos los proporcionan las emotividades, que, a su vez, tienen por amasijo las sensaciones. Enseñar a distinguir las sensaciones, es enseñar a pulimentar las emotividades y engendrar una conciencia recta, justa, ecuánime. No es el temor el que hace al hombre bueno, recto, íntegro; es la persuasión que alcanza de que debe precederse así, para ponerse a plomo con la Ley. * * * Se hace, pues. Ciencia Espirita, y se divulga Ciencia Espirita, desarro- liando y afinando la sensibilidad, rectificando y sublimando las emociones y haciendo ejercicios de lógica, que son los que nos proporcionan los cono- cimientos, así físicos como metafísicos y morales. ¿Qué medios son mejores para este trabajo? No hay otro más ade- cuado que el estudio; esto es: la observación, el análisis y la inducción y deducción filosófica. Gimnasia físicopsíquica, ¡mucha gimnasia físico- psíquica! La física, para mantenernos con mente sana en cuerpo sano; la psíquica, para poder saltar de lo conocido a lo desconocido con auxilio del — — trampolín de la lógica. 265 (No olvidemos que cualquiera tema que abordemos, si lo abordamos bien, estará de perfecto acuerdo con nuestro Credo! * * * ¿Procedimientos? Todos son buenos, todos son útiles, con tal se adapten a las circunstancias de lugar y medio. La conversación familiar, el discurso, la hoja volante, el periódico, el libro, la radiofonía... y ante todo y sobre todo, el ejemplo personal. Porque invocamos la Ciencia, la Filosofía y la Moral, en nuestras palabras y en nuestros actos, debemos reflejar que son prendas de nuestros uso. Porque invocamos el libre examen, no tenemos derecho a ser intran- sigentes ni dogmáticos. Porque aceptamos la evolución, debemos esperar sin prisas la germinación, el desarrollo y la fructificación de la semilla que desparramamos a manta. ¿Organización? La más adecuada en cada caso; pero siempre con mi- ras a irradiar nuestras aspiraciones de mayor desarrollo intelecto-moral, sin el triple moho del fanatismo, la pedantería y el medro. Algunos medios de propaganda espirita, por M. Henri Regnault, presidente fundador de «Falange», vicepresidente de la «Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos», miembro del comité de la «Unión Espirita Francesa». Es inútil desarrollar aquí las graves razones que deben obligar a todos los espiritistas a intensificar la propaganda de nuestra ciencia. Bastará que recuerde que, hoy más que nunca, los hombres, en todos los climas, parecen estar gobernados por unos dirigentes que les interesa más buscar su propio bienestar personal que esparcir la felicidad entre el mayor número posible de seres humanos. Aun más que en 1920, yo creo que solamente el Espiritismo es cap)az de renovar el mundo. Pero para obtener este resultado, es indispensable propagarlo hasta el máximum posible, teniendo siempre presente en el espíritu la base necesaria, que ha de ser la tolerancia mayor para las ideas ajenas No hace falta demostrar los perjuicios del materialismo, y hasta nuestros adversarios reconocen que la humanidad está sufriendo una crisis moral. Me contentaré con citar unas líneas de un artículo de Cíe- mente Vautel, aparecido en el «journal» de 30 de agosto de 1933: «Es mucho tener, como sostén, una ardiente esperanza... La juven- tud se consuela de todo cuando marcha o cree marchar hacia un gran f n: todo cuanto en nombre de un ideal representa acción o parece serlo, la seduce, la arrastra, le hace olvidar las pequeneces, las preocupaciones, los males de la hora presente... Está a disposición de quien le ofrezca un ideal verdaderamente vivo; la juventud se aburre cuando no tiene por qué apasionarse.» Las religiones tienen aún numerosos adeptos, y yo soy de los que se alegran de la importancia de su fuerza moral, porque el el esplritualismo es único dique que se puede — — oponer al materialismo, causa real del 266 desorden actual. De todas formas, los que siguen los oficios, los tinúan que cnn- sosteniendo las religiones con sus donativos, no son todos real- mente sinceros. Muchos de ellos ya no admiten en realidad los los dogmas y misterios, y siguen las reglas religiosas sencillamente por costumbre. Faltos de pruebas realmente compatibles con la razón humana, todos ellos son susceptibles de abandonar su religión en el momento en que tengan una prueba terrible. Ellos podrán hallar en nuestra ciencia un consuelo total y verdadero. En el Espiirtismo no hay religión, no hay dogmas, no hay sacerdotes. En él se aprende, gracias a la experiencia, la realidad de los hechos, acaba y uno absolutamente convencido de esta realidad, sin estar obligado en ningún momento a hacer una profesión de fe previa. El Espiritismo ha realizado grandes progresos y, hoy, nuestros ad/er- sarios se han visto obligados a reconocer la realidad de los hechos. Baste citar, como ejemplo, al padre Mainage y al pastor Nussbaum. Sin embargo, no aceptan la explicación espirita, y no descuidan, en el transcurso de numerosas controversias públicas, de disecar ciertos hechos tratando de explicarlos de otro modo que no sea por la intervención de un desen:ar- nado. En todas partes, en numerosas ciudades de Francia y del he realizado extranjero, conferencias de controversia, y me he enfrentado con hábiles oradores; pero jamás ninguno de ellos ha podido explicar el caso clásico de Sven Stromberg (véase Gabriel Delanne: «Las Apariciones Material!- zadas de los Vivos y los Muertos», tomo II, p. 449 a 454). Yo desafío a quien quiera que sea a que explique esta manifestación de cualquier modo que no sea por la intervención de un desencarnado. Las pruebas espiritas son múltiples y los propagandistas deben conocerlas perfecta- mente. Recuérdense las fotografías, las impresiones digitales, las firmas de muertos facilitadas por médiums escribientes analfabetos, las comuni- caciones parlantes de difuntos que hablan una lengua extranjera que el médium ignora, etc. Al hacer propaganda, no hay que olvidarse de lo que era uno antes de ser espiritista. Es, además, el mejor medio de ser tolerante y de aceptar con la sonrisa en los labios, las burlas de los interlocutores. Yo fui, hasta 1904, un católico fervoroso, ya que tenía una confianza ciega en las afirmaciones de los curas. Yo había aceptado no tratar nunca de comprender los dogmas y creer en los milagros. Pero yo quise razonar, y la contradicción entre la infinita bondad, la presciencia de Dios y el infierno, castigo eterno, me pareció tan monstruosa que, poco a poco, la fe me abandonó y me volví ateo. Algunos curas muy instruidos discutieron conmigo, pero ninguno consiguió hacerme volver a las creencias de mis primeros dieciocho años. Mi escepticismo, mis dudas me hacían tanto más desdichado cuanto que esta etapa de mi vida coincidió con múltiples pruebas de todas clases. En 1912, cuando era periodista, tuve la ocasión de introducirme en un medio que se decía espiritista, donde por desgracia tenían libre acceso los falsos médiums, las echadoras de cartas, las adivinas. Durante mucho tiempo me conté entre los burlones; yo era un adversario de nuestra ciencia, que yo no conocía y que nadie me había incitado a estudiar leyendo autores serios. Afortunadamente, en 1915, el almirante d'Abonur me obligó a leer «El porqué de la vida», de León Denis, que me mostró — 267 — lo serio del Espiritismo. Empecé entonces el estudio de las obras de Alian Kardec, de Gabriel Delanne. Pude asistir a experimentos serios, aprendí a hacerlos yo mismo y me convertí en espiritista militante; habiendo en- contrado la verdadera felicidad y consuelos imprevistos, he comprendido que era mi deber dar a los otros las mismas posibilidades de alegría te rrestre. Desde el momento en que comencé la propaganda, sea por medio de conferencias públicas, sea por mis obras o en conversaciones particulares, tengo el orgullo de decir que siempre defendí exactamente las mismas tesis y no me aparté un ápice de la sólida base del espiritismo kardeciano. Yo quisiera que todos los Congresistas se aprovecharan de mi experiencia ya larga de propagandista. En el Congreso de Londres, en 1928, ya indiqué cómo puede propa- garse el Espiritismo por la palabra, por escrito o con el gesto. Lo repito ahora; no es preciso ser orador para hablar de espiritismo a nuestras relaciones y amigos. No precisa tampoco ser escritor y publicar libros o novelas en los que, como en el «Chantage sentimental», la intriga se alia al espiritismo. Se puede, en cartas amistosas, hablar de Espiritismo. Se puede asi- mismo escribir a los detractores del Espiritismo para demostrarles su error. Puede propagarse el Espiritismo, prestando a los amigos y conocidos las obras de los mejores autores. Se pueden pegar en las paredes de la ciudad o la aldea donde se habite, carteles de propaganda y es igualmente fácil meter en los buzones particulares folletos parecidos al que ha publi- cado «La Unión Espirita Francesa» con el título de «El Espiritismo y los Sabios». Asimismo se pueden repartir revistas espiritistas bien hechas. Y los que no tengan reparo en ello, pueden también distribuir de mano 3 mano, en las calles, folletos de propaganda, especialmente alrededor de los cementerios los días de fiesta o los domingos. En la propaganda por conversaciones particulares, es preciso no perder en ningún momento la sangre fría, tener el valor de las opiniones propias, mostrar el lado moral del Espiritismo e indicar que es necesario no pararse solamente en su experimentación. Es igualmente una magnífica propaganda, la lucha «cortés» contra los que, para atraer al público, anuncian espiritismo allí donde no le hay. Me bastará citar, por ejemplo, una enumeración que, desde luego, es o puede ser ilimitada: 1." las echadoras de cartas y las sedicentes médiums que, en anun- cios o prospectos repartidos o por carteles, crean la confusión entre eí charlatanismo y el espiritismo; 2.° los espectáculos de simple prestidigitación, bautizados de «mani- festaciones de los espíritus», para atraer a la gente; 3.° Los adversarios declarados del Espiritismo como el prestidigitador Dikson y el falso Kardec. La lucha cortés que yo aconsejo puede hacerse mediante cartas dirigí- das a las adivinas, etc., indicándoles que pueden ganar el mismo dinero sin engañar al público con apariencias de espiritismo. En cuanto a los espectáculos, puede igualmente dirigirse una carta tanto al artista como ai director, pidiéndoles que supriman de los carteles los — — términos espiritistas, así como en los 268 programas, aconsejándoles que no ridiculicen el Espiritismo sabiendo distinguir entre la superchería y la realidad espirita. Yo he venido obrando así, con muy buenos resultados, en varias cir- constancias y, sobre todo, en 1922, con el prestidigitador 1933 Dagorno, en con Duwill y con los empresarios del «Circo Náutico Palmarium», que anunciaba «mesas que bailan y manifestaciones espiritistas, presen- tadas por el profesor espiritista Roberty», cuando en realidad se trataba de trucos de prestidigitación sencillamente. Por otra parte, es conveniente que a la carta siga una visita personal, antes de las representaciones; una conversación fraternal demostrará ai artista la mala acción que comete, sin que en la mayoría de las veces se dé cuenta de ello. Estas protestas por carta o por visitas deben seguirse, si es posible, de una distribución de folletos a la entrada o a la salida del espectáculo. Si fuera preciso, hay que intervenir también durante la representación para llamar la atención del público y hacer que no confunda el Espiri- tismo con lo que le están enseñando. Si no se es orador, se pueden preparar algunas notas para leerlas oportunamente. Si no tuviese limitado el espacio de que dispongo, hubiera dado aquí un modelo de carta y un modelo de intervención; los que lo deseen, pue- den escribirme a mi domicilio particular, 12, rue de Pomard, París (XI1°) y tendré sumo gusto en remitirles gratuitamente dichos modelos. En mi opinión, la condición necesaria para hacer propaganda, es que hay que ser completamente desinteresado. Cualquiera que sea su capacidad o su inteligencia, todos los seres humanos tienen la posibilidad de ganar dinero de otro modo que no sea la propaganda espirita. Claro está que el escritor puede cobrar los dere- chos que le correspondan, y el conferenciante gratificaciones, pero esto no seria suficiente para poder vivir, y una de las mejores pruebas que pueden darse de sinceridad, es un desinterés total. Por experiencia puedo afir- mar que éste es uno de los factores del éxito en todos los públicos. Otro medio de propaganda que yo llamaría la propaganda por los actos, consiste en obrar siempre en la vida de acuerdo con las enseñanzas espiritistas y convertirse, en lo posible, en un ejemplo para los demás. También es conveniente pensar en hacer testamento, exigiendo en- tierro espirita y esquela de defunción sin borde de luto, esquela que será al mismo tiempo una especie de recordatorio de los principios espiritas. Esto permitirá hacer propaganda aun algunos días después de nuestra muerte. Igualmente es bueno no llevar luto cuando se sufre la pérdida de algún sér querido, lo que permite indicar las convicciones espiritas que tenemos a todos aquellos que se extrañen. Tales son, rápidamente expuestos, los principales medios que todos los espiritistas tenemos a nuestro alcance para propagar nuestra ciencia. Al obrar así ayudaremos a la Humanidad a adelantar hacia la paz. la fraternidad y la felicidad terrestres. Cómo debe orientarse ia propaganda espirita, Memoria de la Sociedad «Constancia», de Buenos Aires (República Argentina). — 269 — Señor presidente. Señores delegados; Todo aquel que cree haber ai- canzado una verdad nueva, cuyo conocimiento y difusión puedan resul- tar inútiles para la Humanidad, tiene el deber ineludible de propagaría, sostenerla y defenderla, para poder cumplir con la ley de solidaridad, pie- dra fundamental de la civilización, del progreso y de la felicidad, en el «cuantum» que resulta asequible en este pequeño rincón del Universo que es la Tierra. A nosotros, los espiritistas, que estamos convencidos de que, con el advento de nuestra doctrina filosófica y moral, apoyada sobre un fenoma- nismo que es de carácter experimental y científico, se abrieron nuevos horizontes para los habitantes de nuestro planeta; se adquirieron conocí- mientos destinados a irradiar mucha luz sobre el misterio de la vida, de la muerte y de nuestro destino; se descubrieron leyes insospechadas que rigen el Universo físico y espiritual, y de cuyo estudio y obsecuencia de- penderá el que ampliemos cada vez más el campo de nuestro cognoscible, nos hagamos mejores, para ser, así, más felices estrechándonos los hom- bres todos en un solo haz solidario y fraternal, pues comunes nos son el origen, el camino a seguir y la meta hacia la cual nos dirigimos: a nosotros, los espiritistas — decimos —, incumbe primordialmente el de- ber de que nuestra doctrina se conozca y se comprenda por los demás hombres, mediante su difusión entre todos los pueblos sin distinción ae razas y de credos. Es por ello que el problema de la propaganda ideológica debe merecer- nos el «summum» de la atención posible, empeñándonos a fondo para re- solverlo en la forma más conveniente y eficaz. Al esfuerzo que, en tal sentido, realizan todas las sociedades espiri- tistas del mundo, aportando a este magno Congreso el contributo de sus ideas, el caudal de sus conocimientos, la sugestión de sus iniciativas, la sociedad «Constancia» ha creído ser su deber el unir el suyo propio, habí- litada, para tanto, por el hecho de ser la más antigua agrupación espiri- tista de la América del Sur, que desde hace 57 años viene luchando con todo tesón en pro de la difusión de nuestra doctrina, en este país y en los limítrofes, llegando con el escrito donde no lo ha podido con la palabra. Aleccionados por tan larga experiencia, haremos conocer nuestras ideas y expondremos nuestro punto de vista, para que el honorable Con- greso los tome en consideración, y si algún provecho podrá derivarse de los mismos en beneficio del Espiritismo, nos sentiremos hondamente satis- fechos, con aquella satisfacción íntima que sólo es fruto del deber noble- mente, desinteresadamente cumplido. Nuestro escrito será breve y escueto; preferimos la síntesis, para que los señores delegados puedan analizar a gusto los puntos y las considera- ciones sometidas a su juicio, sin fatigarlos antes, imprudente e inopor- tunamente, el que suponemos indispensablemente breve y medido; y tam bién porque creemos que son las ideas y no las palabras, el espíritu y no la letra, los que han de resultar provechosos. Para simplificar aún más la comprensión y el estudio de esta nuestra Ponencia, dividimos la exposición en dos partes, que titulamos; 1.® «Fac- tores o agentes de la propaganda espiritista». 2.® «Orientación y métodos de la propaganda». Factores o agentes de la propaganda ' La propaganda ideológica puede y debe realizarse individual y colee- tivamente; vale decir que, cada adepto de por sí, y cada grupo de adeptos, pueden ser un exponente de la doctrina espirita, y convertirse en agentes o factores de propaganda de las enseñanzas de las mismas. Es imprescindible que, en cualquiera de los dos casos, sean tenidas en cuenta las siguientes normas de carácter general: 1Partiendo del principio que no es posible defender una causa ni sostener el valor de una doctrina, sin que se conozca a fondo su esencia y se esté compenetrado de las ventajas de toda índole que aquéllos repre- sentan, se infiere que una de las condiciones primordiales para propagar eficientemente el Espiritismo es «conocer el Espiritismo» en sus tres as- pectos, o sea: como ciencia de observación y experimentación, como filo- sofía y como moral. Conocer el Espiritismo en sus tres aspectos indicados equivale no ya a ser un simple creyente en la realidad de su fenomenismo, en la profun- didad de sus postulados filosóficos, en la incomparabilidad de sus ense- ñanzas morales, sino — y principalmente — a: haber «comprendido» (hasta el límite de lo posible) sus fenómenos; haber «profundizado su filosofía, mediante el estudio comparativo y analítico con las demás; a haber «asimilado» su moral no sólo idealmente, sino también — y sobre todo — prácticamente. Vale decir que, a nuestro juicio, el espiritista más apto para efectuar una propaganda eficaz es aquel que ha compren- dido el fenómeno, porque lo ha observado y experimentado; ha estudiado a fondo su filosofía, y demuestra, con el ejemplo de su vida, haberse com- penetrado de la necesidad imperiosa de poner en práctica su moral. Se objetará — probablemente — que nosotros exigimos del espiri- tista la perfección, la que no es asequible por nadie — quizás—, y acaso tan sólo relativamente; pero no hay tal. No siendo posible la perfección, entendemos que los que deben dedicarse a la difusión del Espiritismo se acerquen, lo más posible, a las condiciones expuestas. Caso contrario, es preferible abstenerse, pues el bien que se pretende realizar corre riesgo de trocarse en un mal, a veces irreparable. Lejos de conseguir adeptos, puédese ahuyentar un simpatizante, hallar la mofa y la burla, donde se creía despertar un interés, y encontrarse ante una réplica hábilmente efectuada, sin saber qué contestar, con el consiguiente descrédito para el ideal. 2.® Los que se dediquen a la propaganda del Espiritismo (individuos o agrupaciones), deben estar animados por un espíritu conciliatorio oara con los opositores o contendedores, y teniendo muy en cuenta que la men- talidad moderna rehuye el absolutismo y el fanatismo, aborrece la rutina. está harto de verborragias y grafomanías y no está dipuesta a creer porque sí, ciegamente, ni tolera que se le impongan ideas o teorías — por her- mosas que fuesen — que no estén sólidamente fundamentadas y demos- tradas. — 271 — No olvidemos que el descrédito actual de todas las religiones impe- rantes tiene por causas la ignorancia, el fanatismo y el espíritu rutinario y sectario de sus representantes, reacios — en su enorme mayoría — a las exigencias de los nuevos tiempos, encerrados en el círculo angosto de sus concepciones teológicas, en el absolutismo de sus dogmas y en la chocante aparatosidad de sus ritos. Es menester adaptarse a la época en que vivi- mos. No es necesario ser fanático para ser un convencido, ni para que nuestra palabra tenga la fuerza convincente y el calor que inflama el espíritu de un apóstol. 3.^^ La acción propagandista debe tener como objetivo principal, no tanto el número de ios nuevos adeptos que pueda conquistarse, cuanto la calidad y las condiciones intelectuales y morales de los mismos. No entendemos, con ello, significar que deba de tenderse a una selec- ción de prosélitos, pues eso importaría sentirnos animados por un espíritu de disfrazado egoísmo, que no conduce con nuestra modalidad espiritual, y mucho menos con los principios altamente humanitarios que sustenta- mos; pero sí creemos indispensable que nuestra prédica se dirija al cora- zón, sin perder de vista la inteligencia. No es suficiente inculcar la fe, sino infundir la convicción y la comprensión. Hay una enorme, incaicu- lable cantidad de católicos o pertenecientes a otros credos religiosos, que creen — o dicen creer — en la existencia del alma y en su supervivencia, sin que por ello hayan modificado su conducta ni ajustado su vida a los preceptos predicados por Cristo. Si el Espiritismo no ha de modificar esencialmente, radicalmente a la Humanidad, encauzándola por el nuevo derrotero de progreso que ha venido a señalarnos, no tiene objetivo prác- tico sobre la tierra. No tiene que ser una creencia más; es menester que sea la «comprensión», para que de esta comprensión florezca una vida, un sistema de vida completamente nuevo. Si la mitad del género humano fuese espiritista superficialmente, con una creencia vaga en su fenome- nismo, con la incomprensión de su significado, o bien con la tendencia a torcer sus mismas manifestaciones hacia fines que no consulten el bien- estar colectivo y sí conveniencias particulares o intereses puramente uti- litarios, nada o muy poco habríase conseguido, toda vez que la otra mitad permanecería indefinidamente alejada de nosotros; y nuestro lema, en cambio, debe ser: el Espiritismo para «toda» la Humanidad. Aclarando aún más este concepto, estamos convencidos de que diez, o mil nuevos adeptos malos, ahuyentarán de nuestra doctrina la misma cantidad de seres multiplicada por diez; y, contrariamente, un número diez veces menor de prosélitos que hayan «comprendido», se convertirán, en forma espontánea, en otros tantos agentes o factores eficaces de propaganda, cuya esfera de acción resultará de un volumen incalculable. De ahí la suprema necesidad de que no solamente hagamos «creer», sino — y primordialmente — que hagamos «comprender». Expuestas, en línea general, las condiciones que creemos imprescindi- bles para los agentes o factores de propaganda, individuales y colectivos. completaremos nuestros puntos de vista, sintetizando la acción de ios mismos como sigue; 1.° El «factor individual» puede y debe ejercer su propaganda: — 272 — a) «En su mismo hogar», mediante una vida ejemplar; la laborio- sidad, !a honradez, el amor al estudio; fomentando entre sus familiares el corjocimiento de los principios básicos de la doctrina; despertando en sus hijos el sentimiento de la justicia, el amor hacia todos los semejantes; educándolos sanamente, y preparándolos en forma metódica para una fu- tura comprensión de los fenómenos supranormales, el significado que los mismos tienen y las deducciones de orden filosófico y moral que de aqué- ''los se derivan. b) «En su ambiente», sabiendo aprovechar, prudentemente, las oportunidades o momentos propicios para dejar caer la buena semilla en terrenos que juzgue fértiles o adecuados; sosteniendo con firmeza y sin- ceridad sus propias convicciones, pero sin demostrarse fanático, crédulo, intolerante o absolutista. 2.° Factor colectivo. Las agrupaciones, centros o sociedades espiritistas son los factores o agentes colectivos de propaganda del Espiritismo. Si todos sus componen- tes reuniesen las condiciones especificadas en el inciso anterior, ten- dríamos entes compactos, homogéneos, idealmente capacitados para una propaganda en vasta escala. Pero, como es posible pretenderlo desde un principio, creemos que una de las finalidades con que deben constituirse los centros de experimentación y estudio del Espiritismo, es la de pías- mar individuos qué lleguen a poseer aquellas condiciones. La propaganda bien entendida debe empezar «por casa», pues no es posible lanzarnos a catequizar profanos, sin que estén previamente catequizados los nues tros. Por consiguiente, el centro espiritista debe ser una cátedra, un lugar de estudio colectivo, donde se tienda al perfeccionamiento intelectual y moral de cada uno de sus componentes, fomentando en ellos el espíritu de observación, de análisis y de comprensión. Colectivamente deben deba- tirse los puntos doctrinarios, preparándose para responder a eventuales objeciones o hipótesis contrarias, aclarando dudas, ahondando conceptos; haciendo, en una palabra, asimilable para las masas ios principios filosó- fieos y morales de la doctrina, y brindándole la explicación raciona! de su fenomenismo. 3." «Orientación y métodos de la propaganda.» Capacitados, los individuos y los grupos espiritistas, en la forma que dejamos expuesta, incumbe a los segundos la realización de una propa- ganda metódica, constante y racional del Espiritismo. He aquí algunas sugestiones que — naturalmente — pueden variar según sea la idiosincrasia de cada pueblo y las modalidades de los dife- rentes países en los que estén radicados los centros: a) Invitaciones, discretas y prudentes, a personas encumbradas o figuras prominentes en las ciencias, las letras y el periodismo, para asistir a sesiones experimentales, toda vez que pueda contarse con elementos medianímicos de reconocida y probada eficiencia. Si tan sólo pueden ofre- cerse sesiones de mediumnidad parlante, creemos preferible abstenerse de tales invitaciones, a menos que aquellas sesiones acostumbren a des- arrollarse con características notables de genuinidad; caso contrario, con- sideramos mucho más indicadas las experiencias de psicometría, las de __ 273 — videncia u otras afines, que sirven para despertar el interés por los fenó- menos supranormales, aun cuando fuesen simplemente anímicos, y pre- paran gradualmente las mentes a la comprensión de las manifestaciones genuinamente espiritas. b) Organización —preferentemente en ciclos — de conferencias públicas, seleccionando cuidadosamente los disertantes. Es conveniente que éstos sigan un método en sus exposiciones, tratando de demostrar, en primer término, la realidad del espíritu, deduciendo luego, sobre las bases de los hechos, la realidad de la supervivencia y la posibilidad de la comunicación entre ambos mundos. A nuestro juicio, los oradores deben abstenerse de presentar al Espiritismo como una nueva religión, despo- jándolo de ese aspecto que lo torna inaceptable para muchos, e insistir, en cambio, sobre las consecuencias de orden moral y sociológico que se derivan de los principios espiritas, como factores esenciales para lograr una Humanidad mejor. Claro está que los espiritistas no podemos repudiar el sentimiento reli- gioso, tanto más que parece ser innato en el sér; pero es necesario apar- tarlo de las formas y el misticismo excesivo, con el fin de que desaparezca de entre los hombres la tendencia a esperarlo todo de la Divinidad, por gracia o por concesiones graciosas. Un punto sobre el cual creemos ser necesario insistir es el de que las deducciones que se desprenden del cuerpo doctrinario del Espiritismo tienden principalmente a despertar en el hombre el estudio de su personalidad espiritual, para que aprenda a considerarse no ya como un conglomerado de materia organizada, sino como una entidad esencialmente psíquica, imperecedera, siendo, por tan- to. el objetivo de la vida el perfeccionamiento y la evolución de sus facultades anímicas. Las conferencias conviene anunciarlas públicamente, mediante un adecuado y llamativo afichaje; y por ser actos culturales no deben pasar desapercibidos para la prensa local. El problema de la prensa es esencial y reviste una gran importancia. Se trata de un factor que, hasta hace poco, nos ha sido generalmente adverso, pero que puede y deberá tornarse en aliado de insospechada efi- ciencia. c) Ediciones seleccionadas de folletos explicativos sobre el Espiri- tismo, tratando, sobre todo, de explicar sus fenómenos y haciendo acce- sible a todas las mentalidades el alcance de sus teorías filosóficas y mo- rales. Este punto, que se refiere a la propaganda escrita del Espiritismo, es de importancia capital. Llamamos preferentemente la atención de los señores delegados sobre el gravísimo daño que ocasiona a nuestro credo la edición y circulación de tantos folletos — y hasta revistas — que más propiamente deberían llamarse «libelos» de difarñación — o, por lo menos, de tergiversación ideológica — escritos y editados por personas o centros de escasa o nin- guna preparación intelectual y doctrinaria, en los que se hace jugar ai ideal un roí que dista enormemente del verdadero, y los que provocan la burla de los profanos y adversarios, que nos cubren de ridículo y destruyen lo poco bueno que hayamos podido edificar. Estamos convencidos de que una de las causas por las que el Espiritismo ha sido mal comprendido y — — mal juzgado, es justamente esa condenable manía grafómana de nuestro 274 medio ambiente, la que no puede ni siquiera justificarse por la buena intención que — queremos creer — anima a sus autores. Es indudable que no es posible fiscalizar la acción privada de muchos que se creen espiritistas, y, por ende, autorizados a escribir y publicar sobre Espiritismo; pero no está de más que los centros vigilen y estén alerta para contrarrestar — en la medida de sus posibilidades— los efec- tos de una pretendida propaganda que se vuelve, desgraciadamente, en nuestra contra. d) Organización de concursos literarios sobre temas relacionados con el Espiritismo. Como éste no está reñido con el arte, estamos con- vencidos que los temas que brinda, pueden interesarle cada vez más, al teatro, al cine, a la novela y a otras formas de literatura. e) Aconsejar a sus asociados para que no repudien el acercarse a toda organización que tenga como finalidad el mutualismo, la benefi- cencia, la solidaridad colectiva, contribuyendo a la solución de los proble- mas sociales que afectan actualmente a las masas, rehuyendo, empero, los extremismos y las violencias. El espiritista debe demostrar que no permanece indiferente ante los problemas que preocupan al medio am- biente social, en que necesariamente está desenvolviendo su vida, y cuya solución constituye la aspiración de todos los pueblos, para asegurar su paz, su mayor bienestar, y desterrar para siempre de nuestro planeta el fantasma poderoso de la guerra. f) Eventualmente, puede encararse la conveniencia de una propa- ganda por radio, con la condición estricta de que sea oportuna, sintética, clara; y la que sirva para mantener despierto en el público el interés por nuestra ideología, como factor de progreso y exponente de una cultura superior. Relaciones internacionales a) Abogamos porque el honorable Congreso, independientemente, o de consuno con la acción que despliegue la Confederación Espiritista In- ternacional, se esfuerce por dar una solución a la «tesis reencarnacionis- ta», dada la disparidad de opiniones existentes al respecto, y que dificul- tan una prédica homogénea sobre uno de los puntos más esenciales de la filosofía espirita: disparidad que no puede sino acarrear perjuicios al bri- liante conjunto que forma el cuerpo doctrinario de nuestro credo. Sugerimos que una comisión internacional de espiritistas capacitados tome a su cargo la dilucidación definitiva del tema, tratando de reunir todos los antecedentes de la controversia; y al mismo tiempo constituirse en comisión permanente para estudiar los eventuales casos de comproba- ción (aun cuando fuera por indicios) que se relacionan con la teoría de la pluralidad de existencias en este planeta. Hay que estudiar los pocos casos, esporádicos, que se conocen hasta ahora, y los que eventualmente llegaran a producirse. f — 275 — b) Se debe consolidar económicamente la Confederación Espiritista internacional mediante un aporte colectivo, destinando fondos a la pro- paganda internacional y a la organización de nuevos congresos. c) Estudiar la posibilidad de un intercambio de elementos media- nímicos internacional, costeando los gastos las sociedades interesadas. d) Constitución de un Comité internacional para el estudio, el aná- lisis y el dictamen definitivo de todo cuanto se refiera a fenomenismo espirita a través de la experimentación mundial, interpretación doctrina- ria, etc. e) Organización de concursos internacionales de carácter artístico y literario, para que las cosas del Espiritismo interesen en forma definitiva a todos los intelectuales y artistas del mundo. SECCION SEGUNDA d) y e) MEDIUIViNiDAD Las actas del grupo Rosemary, por el Dr. Wood. El círculo «Rosemary», de Blackpool (Inglaterra), está formado sola- mente por dos personas, a saber: la médium Rosemary, cuyos dones con- sisten principalmente en la escritura y mediumnidad parlante, y un reco- pilador, que es el conocido investigador doctor Federico H. Wood, autor de estas líneas. Este pequeño círculo — uno de los que han producido mejores resul- tados de todos los círculos ingleses — fué creado para dedicarse al estudio particular, siguiendo una indicación recibida del Más Allá, por mediación de un médium de Manchester, en 1926. No hay en él ningún elemento profesional; tanto la médium como el recopilador, si bien simpatizan con el Espiritismo, están completamente desligados de toda organización oficial espiritista. La médium es una joven bien educada, sana de cuerpo y espíritu, aficionada a los deportes al aire libre y a los ejercicios físicos. Posee una mente bien equilibrada, y los resultados obtenidos han ayudado a su des- arrollo como instrumento para la enseñanza de los espíritus. La orientación que ha seguido la formación de Rosemary, parece ser más bien de investigación que no para el trabajo corriente de mediumni- dad. No se puede, por tanto, usar de ella para asuntos consultivos. Ya en 1929, uno de sus primeros guías lo dijo bien claramente: «No queremos utilizar esta médium para satisfacer mórbidas curio- sidades» — escribió por medio de la mano de Rosemary—. «Si se desea probar nombres y perder tiempo en nimiedades, debe acudirse a cualquier otra médium. Tiene Rosemary todo lo esencial para ser un instrumento perfecto, pero su formación será severa. Queremos que sea una fuente cristalina de pensamientos amorosos y pureza de espíritu.» La predicción de este guía parece haber sido cumplida. Rosemary es ante todo una médium de escritura, aunque también ha desarrollado algo el trance. En dos ocasiones se ha experimentado en psicometría con resul- tados satisfactorios; uno de ellos consistió en la recepción de una carta É de don A. ]. Wilis, el conocido espiritista americano; aunque completa- mente desconocido para ella, Rosemary teniendo entre las manos su carta, en 16 pruebas de identidad acertó 14 veces. En carácter y mentalidad, Rosemary es como todas las verdaderas mé- diums: finamente equilibrada. — 276 — Espiritualmente, puede muy bien considerarse acertado el tributo que le dedicó un espíritu visitante: «En realidad, no pertenece a vuestro plano — dijo — y no compren- do cómo puede soportar la maldad de vuestro mundo.» Este tributo puede servir de explicación de las raras cualidades que posee Rosemary, que hacen de ella un instrumento ideal para los espíritus guías. Su mente es esencialmente pura. Ama los animales y las flores, y conserva el mismo interés que tienen los niños por los cuentos. Pero se siente mal en una habitación llena de gente, y, como una flor delicada, rehuye el más pequeño contacto con cualquier cosa mala, egoísta o baja. Tal es Rosemary. Su colega, de mucha más edad y un investigador experimentado, es doctor en Música de la Universidad de Durham. Es muy conocido en Inglaterra como compositor y reconocido como autoridad en asuntos mu- sicales; pero él considera su trabajo con Rosemary como el motivo quizás más interesante de su vida. Algunos de sus artículos sobre la mediumnidad de Rosemary han sido reproducidos en nueve lenguas, y otros son publi- cados en forma de folleto por el periódico de Manchester «The Two Worlds». Sus investigaciones abarcan un ancho campo y están reseñadas en un estilo seco pero lleno de fuerza. Tratan principalmente de las enseñanzas de la guía de Rosemary, Lady Nona, quien asegura haber vivido en Egipto hace 3.000 años, habiendo probado sus manifestaciones en forma ver- daderamente notable. Durante muchos siglos ha estado perdida para el mundo la lengua hablada en Egipto durante la encarnación de Lady Nora, hasta que una expedición francesa, en 1799, descubrió la primera «Rosetta». Este descubrimiento permitió a los egiptólogos reconstruir parcial- mente dicha lengua. No hay sér viviente que pueda hablarla corriente- mente, y son pocos los que pueden descifrar esta lengua jeroglífica. Pero Lady Nona puede hablarla y en efecto la habla por conducto de la mé- dium Rosemary. Por una serie de circunstancias — demasiado extrañas para ser debí- das a la casualidad — cuando por primera vez publicó el doctor Wood la historia de la vida de la guía de Rosemary, fueron puestos a su disposición los servicios de una de las primeras autoridades de Inglaterra en lengua egipcia. Se inició la colaboración, y el resultado ha excedido a todas las esperanzas. Más de 250 frases cortas en el más puro egipcio antiguo han sido ya habladas por Lady Nona por conducto de Rosemary. Han sido recopiladas, sílaba por sílaba, en caracteres ingleses corrientes, por el doctor Wood, mandadas por correo a Mr. A. j. Howard Hulme, de Bhgh- ton, que es el perito egiptólogo antes citado, traducidas por él en detalle y devueltas al doctor Wood, dando en primer lugar su traducción literal, en segundo, una paráfrasis libre y finalmente transcritas en jeroglíficos correctos, tal como los usaban los mismos egipcios antiguos. Mucho debe, por tanto, el mundo a esta guía notable, a la igualmente maravillosa médium y al perito, que han permitido al doctor Wood esta- blecer el caso más notable, probablemente, de la historia del fenómeno conocido por el nombre de Xenoglosia, o el don de hablar en lenguas des- — — conocidas del médium. 277 El profesor Ernesto Bozzano, en el número de la «Ricerca Psichica», de julio de 1933, se ocupaba en detalle de este caso. El general Peter y otros, lo han tratado y discutido en Alemania. En realidad, el caso ha Ha- mado la atención de todo el mundo psíquico y constituye uno de los des- arroilos científicos más importantes del siglo XX. El traductor de Lady Nona, Mr. Howard Hulme, une a su conoci- miento de esta lengua muerta, una simpatía por el esplritualismo, cosa bastante rara en un egiptólogo. Había recopilado un diccionario egipcio, el que, con ayuda de Lady Nona, ha podido ahora corregir y ampliar en muchos puntos, hasta ahora obscuros, de la pronunciación; en efecto, los jeroglíficos indican simplemente el elemento consonante. El elemento vo- cal — tan importante en todas las lenguas — sólo puede, por tanto, adi- vinarse. Pero Lady Nona ha dado en muchos casos con la clave que faltaba para el matiz exacto del sonido vocal usado en Egipto hace 3.000 años. La importancia de este resultado no ha sido aún apreciada por la Ciencia. Aparte de su valor en Filología, o sea el estudio de las lenguas en general, destruye por completo las teorías fantasiosas de la telepatía y la subconciencia, que pretendían substituir los hechos de la supervi- vencia y guía espiritual. Prueba, además, la prolongación de la sobreviven- cia del hombre por durante, cuando menos, 3.000 años. Finalmente nos lleva mucho más lejos en el camino de la probabilidad de la inmortalidad que cualquier otra evidencia directa hasta ahora recibida por vías norma- les o supranormales. En resumen, el mejor resultado conseguido hasta ahora por el círculo «Rosemary» es que estas cosas han dejado ya de pertenecer al reino de la teoría para entrar en el de los hechos demos- trabies. Por otra parte, la evidencia puede ser comprobada por todos los egiptólogos del mundo. Pero los últimos desarrollos de esta mediumnidad nos llevan aún a algo más interesante. La guía Lady Nona, que en la tierra se llamaba Telika, afirma que Rosemary era contemporánea suya en Egipto. Rose- mary se llamaba en aquel entonces Vaula. Era una joven siria de alto linaje, que había sido reducida a cautiverio por el ejército del Faraón y llevada a Egipto, colocándola bajo la protección de Telika, que era tam- bién una dama de alto rango en Egipto. Hay muchas pruebas que apoyan estas afirmaciones. Por parte de Lady Nona, existen las pruebas de la lengua y muchos detalles evidentes de la vida en el Egipto de aquel tiempo. En Rosemary se han dado casos últimamente de revivir recuerdos de Egipto, llenos de detalle y color local; algunos están relacionados con el Nilo, en sus épocas de baja y crecida; otros son referencias detalladas de las ceremonias del templo — ya que Rosemary o, mejor dicho, Vaula, era una de las vírgenes del templo de Karnak—; otros recuerdos son de Tebas y el palacio real, mientras que algunos dejan vislumbrar detalles del desierto y de las pirámides. También ha recordado Rosemary, con toda claridad, las vestiduras que llevaba en los servicios del templo y cuando viajaba por el desierto. En resumen, la recopilación de las sesiones, hecha por el doctor Wood, contiene una verdadera riqueza de detalles de toda evidencia, que algún día han de ser de gran valor para los egiptólogos e historiadores. — — Además, 278 aunque Rosemary recuerda, cuando menos, otras dos encar- naciones por las que ha tenido que pasar desde entonces, son los recuerdos egipcios los que acuden ahora a su mente con más claridad, por razón, de su asociación con Lady Nona. Pero la gran importancia de este círculo, según lo aprecia Lady Nona, no es excitar admiración probando la prolongada supervivencia, ni tan sólo dar prueba de la verdad de la Reencarnación. Esto no son más que preliminares necesarios para obtener la confianza primero de la médium y de su recopilador, y después de los investigadores y lectores que puedan seguir la publicación de sus investigaciones. Una vez logrado éste, preo- cupa mucho más a Lady Nona la tarea inmensamente superior que se ha impuesto, de dar a conocer sus enseñanzas espirituales. Manifiesta con toda franqueza, que sólo tiene dos fines que cumplir: el primero, demos- trar al mundo que conserva aún la misma personalidad después de urr período, para nosotros, tan largo. El segundo, darnos a conocer algunas de las ramas más elevadas del conocimiento y enseñanza espirituales que ha obtenido durante su larga estancia en las esferas más altas; porque debe tenerse siempre en cuenta que Lady Nona es ahora un espíritu avan- zado y altamente desarrollado, que ha progresado lejos del estado pró- ximo a la tierra y al cual sólo vuelve ahora por razón de su trabajo por medio de Rosemary. Una vez cumplidos sus propósitos principales, romperá definitiva- mente toda comunicación con la tierra y seguirá su progreso a reinos más elevados. El primero de dichos objetivos ha sido ya alcanzado, aunque las prue- bas de lengua continúan siendo todo lo frecuentes que permite el trabajo de nuestro traductor. Lady Nona ha probado que vivió en el Egipto anti- guo y que puede aún tener contacto con la tierra. El que logre también alcanzar el segundo y más difícil objetivo, depende principalmente de la receptividad de aquellas mentes en las que han de caer sus palabras. Sus enseñanzas pueden resumirse como sigue: El hombre ha evolucionado lentamente a través de las varias esferas del sér consciente, y generalmente pasa varias veces por la etapa humana antes de que su espíritu aprenda todas sus lecciones. Estas pueden resu- mirse en dos sentencias: 1.® Propia conquista en el grado máximo. 2.^ Desarrollo de las facultades y percepciones más elevadas. Nona afirma que las debilidades y fallos de la tierra deben ser vencidas en la misma. Este es el objeto de la Reencarnación. Si fallamos, tenemos que volver, más pronto o más tarde, para hacer un nuevo intento. Existe la retrogresión, igual que la progresión, pues si un hombre falla por com- pleto, puede caer en una esfera más baja, donde la lucha es mucho más dura que aquí. Es muy posible, para tal hombre, verse relegado, durante su encarnación en la tierra, a una esfera de desarrollo espiritual más baja que la que había alcanzado antes de encarnarse. Y aun entonces, en el caso de salir vencedor en la lucha en dicha esfera inferior, debe volver a ía tierra a luchar nuevamente antes que pueda progresar a una esfera superior. Representa esto un serio aviso para la multitud de personas que simplemente se deslizan por la vida y también para aquellos cuyas vicias son activamente malas. Lady Nona, en esta fase de su trabajo, es una — 279 — evangelista práctica. He aquí algunas de sus máximas que nos causarán a todos fuerte im- presión; «Todo pensamiento malo debe ser reprimido al nacer. Barred mental- mente vuestra mente en el momento en que os venga el mal pensamiento. Hay tanta gente esclava de su propio cuerpo... No os sintáis satisfechos mientras vuestra mente albergue un solo pensamiento indigno. Apelad deliberadamente a vuestra voluntad para vencerlo. La voluntad es uno de los servidores del espíritu. Al igual que son necesarios los brazos y las piernas para dar movimiento al cuerpo, tampoco puede obrar el espíritu sin la voluntad. Es el principio de todo desarrollo. Mandad pensamientos bellos para mantener vuestra atmósfera dulce y bella. Es más peligroso, a veces, pensar mal, que hablar o incluso obrar mal. Desconfiad de vues- tros pensamientos, porque a veces no son vuestros.» Estas son sólo unas cuantas máximas de Lady Nona, tomadas de los varios volúmenes de las actas de Rosemary con ayuda del índice recopi- lado por el doctor Wood. En una ocasión hizo notar el doctor Wood a Lady Nona, después de haber oído una de estas máximas, que hay veces que se siente uno ven- cido, aún después de una gran lucha. La contestación de Lady Nona, pone de relieve su alto desarrollo y profunda comprensión; dijo: «No hay tal derrota; sólo un grado de victoria en una batalla librada hasta el límite de los poderes que se poseen. El hombre que lucha sinceramente para vencer, no es nunca derrotado, sean las que fueren las veces que falle; quiere decir simplemente que su victoria no es aún completa; debe de- cirse a sí mismo: Aunque fallé, «ha sido sólo una victoria pequeña». ¡Oh, Dios tiene compasión infinita y comprensión infinita! Nunca te dejará desolado. Sus brazos siempre están abiertos. Por otra parte, enseña Lady Nona que los defectos vencidos una vez, quedan vencidos para siempre. No tenemos que ganar dos veces la misma batalla. Y aunque exista la retrogresión, igual que la progresión en el desarrollo espiritual, no existe tal retrogresión en la evolución. Por ejem- pío, aunque venimos de los órdenes inferiores del sér físico, una vez se ha alcanzado la forma humana, ya no volvemos a la animal. Las enseñan- zas de Lady Nona en este punto difieren por completo de ciertas teorías asiáticas sobre la Reencarnación. También establece una gran diferencia entre la amalgama de unidades que se observa en los órdenes inferiores de la vida y la unión voluntaria de seres humanos o espirituales para alguna misión especial. La primera es involuntaria; la segunda es completamente voluntaria y se efectúa sin pérdida de la individualidad. Se alcanza la línea que separa ambas, en el momento en que la entidad que evoluciona alcanza la «consciència pro- pia», que Nona define como «consciència de Dios». Transcribo la opinión de Nona sobre este punto, porque hay en Inglaterra quien parece rechazar la teoría de la Reencarnación para adoptar la llamada «Alma de grupo» (Croup-Soul), teoría que ha sido enunciada recientemente por otro con- ducto medianímico pjor el desencarnado F. W. H. Myera, el conocido investigador psíquico. Si Nona está en lo cierto, los que rechazan la teoría de la Reencarnación para aceptar la del «alma de grupo», no hacen más que salir de una dificultad para entrar en otra. Nona afirma positivamente que no puede aplicarse a los humanos. Por — — ejemplo, Rosemary es, lisa y 280 llanamente, Vaula, la joven siria que conoció en Egipto; en su caso no puede hablarse en absoluto del «alma de grupo». La Reencarnación, según Nona, debe desearse, ya que ayuda al des- arrollo del espíritu. Después de cada encarnación, nos llevamos a la vida espiritual el conocimiento acumulado y el desarrollo adquirido durante la misma; y no sabemos hasta qué punto nos hemos beneficiado, hasta que dejamos nuestro cuerpo físico. El esfuerzo que en la vida física debe hacer el espíritu para vencer la resistencia de la materia y sus limitaciones, con- tribuye a hacerlo más fuerte, por razón de la misma oposición que en- cuentra. Puede, por tanto, decirse que, en este sentido, nuestros enemi- gos están entre nuestros mejores amigos. Las enseñanzas de Nona no hacen, pues, más que reforzar y confir- mar las que ya han sido dadas al mundo por otros altos conductos espi- rituales. Otro punto se refiere al desarrollo hasta el máximo grado de nuestras facultades más elevadas. Nos encontramos siempre, claro está, con las limitaciones que nos impone nuestro cuerpo físico, pero debe ser aspiración nuestra desarrollar dichas facultades a pesar de estas limita- ciones. Muchos son, dice Nona, los que han conseguido estas facultades elevadas aún dentro del cuerpo físico. Jesús lo hizo. Cuantas veces se refiere a él, lo hace con apreciación reverente de sus enseñanzas, pero aún más del elevado desarrollo espiritual que alcanzó en su forma física. Implica esto un constante sacrificio de negación propia, pero muchos lo han hecho y han logrado casi el estado espiritual mientras funcionaba aún su cuerpo mortal. En la filosofía de Nona sobre la encarnación hay algunas manifesta- ciones interesantes para los investigadores. Una de ellas es la de que to- dos los espíritus deben pasar algún tiempo en la esfera próxima a la tierra antes y después de la encarnación. No hay excepción a esta regla, pues reza incluso para aquellos espíritus elevados que desde estados muy superiores (Nona prefiere llamarlos estados y no esferas), bajan a la tierra para cumplir alguna misión especial, como hizo jesús, por ejemplo. Ello es debido a la necesidad de ajustar el cuerpo etérico a las condiciones terrenales de tomar la forma material y de reforzarlo nuevamente después de su asociación con la carne. Es un período o estado de espera. Es co- rrecta, por tanto, por lo que se refiere a su sentido, la etimología de la palabra «Purgatorio», si bien es equivocada la aplicación que le da la Iglesia. Una vez pasado este período de espera, el espíritu se va despo- jando gradualmente del cuerpo etérico exterior a medida que va aseen- diendo a estados más elevados. El proceso de la encarnación es simplemente como «dormirse» en la esfera próxima a la tierra, igual que la muerte es como «dormirse» en la tierra. El espíritu se hunde en la inconsciencia y despierta para encon- trarse aprisionado en la carne del cuerpo de un niño. Puede entrar en dicho cuerpo en cualquier momento, desde el instante de la concepción hasta el nacimiento; en el caso de espíritus no desarrollados, es casi desde el mismo momento de la concepción, pero no así en el caso de almas avanzadas y desarrolladas, que no entran sino en el mismo instante del nacimiento. El recién nacido, dice Nona, conserva la consciència de su existencia — espiritual anterior, pero ésta va desapareciendo — gradualmente a medida 281 que adquiere la de su nuevo ambiente; y finalmente, el nacimiento no es nunca resultado de causa accidental, pues cada alma nace dentro de su ambiente especial por causa bien determinada. Todas las circunstancias de su vida terrestre están encaminadas a trazarle un camino para su des- arrollo, el cual — si se toma naturalmente — dará al alma la formación o entrenamiento especial que necesita. Entre las palabras y escritos de Nona, contenidos en los 30 volúmenes de las «Actas del Rosemary», ya completados, vamos a transcribir tres que nos ilustren sobre su sabiduría y nos den al propio tiempo motivo para pensar. «Todos los hombres deberían procurar que la tierra fuese un lugar donde los espíritus pudiesen vivir ¡untos en felicidad, salud y libertad; un lugar donde el amor reinase supremo y el motivo de cada hombre fuera el bien de su prójimo.» «Toda nuestra existencia es una lucha. Pero a medida que se pro- gresa se va glorificando; una especie de carrera alegre, no agriada por la amargura y el desespero que lleva aparejada toda lucha en la tierra; y una capacidad de mayor esfuerzo, mayor apreciación y mayor amor.» «Piensas que hace siglos que morí, doctor... pero si no es nada para el desarrollo que ante nosotros tenemos. Si pudiésemos tan sólo hacer creer a la gente que la vida es eterna... En nuestro mundo el tiempo ya no existe. Vivimos sólo en pensamiento y acción. Mi felicidad misma no es más que el resultado de siglos de desarrollo y sufrimiento del espíritu. Deseé mucho y trabajé y esperé. Todos los deseos, cuando provienen del espíritu y son buenos, se ven al fin realizados. Cuando alcanzamos a saber esto, es cuando la vida realmente empieza y el tiempo ya no existe.» Apuntadas ya las enseñanzas de Nona, vamos a concluir este escrito, dando algunas muestras de las frases egipcias habladas por conducto de Rosemary. Hemos seleccionado las siguientes, ya que suministran eviden- cia desde cuatro ángulos distitos. Así, las series 15, 16 y 17 demuestran continuidad de idea. Recopi- ladas en sílabas inglesas por el doctor Wood, quedaron como sigue: 15. «KON-jUDH.» 16. «AH-HURF-TEE.» 17. «IN-DY-ZEEF-MAN.» Según Mr. Howard Hulme (el traductor de Nona), su forma correcta de frase es: 15. «k'a(u)n y cowd(y).» 16. «i(r) hur-f-tyi.» 17. «inty zi-f man.» y su sentido literal puede expresarse como sigue: 15. He hecho planes para seguir. 16. Hasta que satisfecho esté. 17. El que es un hombré de estabilidad. Se advierte claramente la intención de continuidad de estas tres fra- ses. Su evidencia está en que en aquellos primeros tiempos de nuestra aso- ciación era necesario que Nona convenciese a nuestro traductor de que eran genuinas estas pruebas de lengua egipcia. Y al hacerlo así, le rendía al propio tiempo un amable tributo, que harán suyo todos cuantos conoz- — — can a Mr. Hulme. 282 Otras frases eran contestaciones a preguntas formuladas a Nona por el doctor Wood. Así, cuando el doctor Wood observó en una ocasión cuán lento era el progreso en convencer a la Humanidad del retorno de los espíritus. Nona replicó prontamente: 203. «A-ZESK-IY-AH-LAH-TEH-MEN.» lo que resultó ser una recopilación muy ajustada del egipcio: 203. «az-iy-k di-alateh men.» y constituyó una respuesta perfecta a la observación del doctor Wood, referente a la lentitud con que el mundo admite nuestros hechos y ense- ñanzas. Su sentido literal es: 203. «Ya iréis más rápidos. La oposición ha dado solidez.» En otras palabras. Nona quiso decir evidentemente que el progreso era lento, pero seguro. Otro sentido alternativo de Mr. Hulme: «Ya vais más rápidos — pues la oposición ha dado solidez», no altera el hecho esencial de que Nona entendió correctamente la pregunta y contestó en forma apropiada. El doctor Wood dió cuenta de esta frase en una confe- rencia dada al día siguiente en Manchester, bajo la presidencia de Mr. Ernest W. Caten. En aquel entonces, ni él ni Rosemary, que asistió tam- bién a la conferencia, conocían aún el significado de la frase, que no había sido mandada todavía al señor Hulme. Finalmente, los mismos recuerdos de Rosemary — recuerdos de su vida en Egipto, bajo forma de la joven siria Vaula — han producido tam- bién en algunas ocasiones frases en egipcio. A continuación transcribo dos que tienen relación con los cánticos del templo, que Rosemary recor- dó lo suficiente para permitir al doctor Wood recopilar la misma música: 186. «LAH-KEET.» 187. «lOO-NEH-LAH-KEET.» La primera significa (186) «Un número, período o tiempo.» La segunda significa (187) «Prolongad un número, período o tiempo.» Estas palabras deben haber sido una recomendación a los músicos para que repitieran cierta frase de la música del mismo cántico. Pero lo más interesante fué una frase y una melodía recordadas por Rosemary, que se referían especialmente al festival anual de los egipcios, de invocación al Nilo, festival que tenía lugar poco antes de que la ere- cida alcanzase su más alto nivel, en octubre, inundando las tierras y fertilizándolas para la próxima cosecha. No sólo recordó Rosemary la danza, sino que lo demostró con movimientos libres y llenos de gracia, teniendo en sus manos dos cimbales imaginarios que se entrechocaban a cada balanceo. Tarareaba también la melodía de la danza y las palabras que la acom- pañaban: 229. «A-ZEEN-TY-AH-LAH-DOO-AN. A-ZEEN-TY-AH-LAH- DOO-AN.» Mr. Howard Hulme encontró en seguida la única forma egipcia correcta: ' 229. «a zi in ti a la duwan» con la siguiente sorprendente traducción: 229. «Ve a la tierra para extenderte» o como diríamos nosotros, si fuésemos egipcios, invocando al Nilo: 229. «Avanza y extiéndete sobre nuestras tierras.» Esta prueba, quizás la más convincente de todas, fué dada, pues, por Rosemary y no por Lady Nona. Establece en forma que no deja duda, que tenemos en Inglaterra una médium de valor excepcional para los que mantienen que el espíritu del hombre sobrevive durante miles de años, y que puede recordar ^—aun nuevamente encarnado — ciertos detalles de sus vidas anteriores que las incidencias de vidas intermedias no han logrado borrar por completo. Puede dejarse a cada uno formular y discutir sus propias deducciones de tales maravillas. Hemos puesto de manifiesto los hechos y aportado la prueba, y así, por ahora, nuestro deber queda cumplido. El desarrollo de la mediumnídad física, por Ernest Vickers. A. M. I. Moch. E., etc. Hace muchos años he tenido un intenso deseo de exponer el modo de funcionar de la mediumnidad física. El objeto de la presente es el reve- lar alguno de los métodos adoptados por los días para el retraimiento de fuerza y substancia del cuerpo durante las funciones de mi propia me- diumnidad. Antes de hacerlo, es de una importancia vital el que indique que desde mi temprana juventud sufrí mucho dolor en la pierna izquierda, y ahora me he convencido de que si yo no hubiese empezado a desarrollar mis robustas fuerzas físicas, la tristeza de tener mala salud me hubiera durado toda la vida. La espinilla o tibia y la rótula, son de un tamaño anormal si las comparamos con las de la pierna derecha. Durante frecuen- tes ataques, los tejidos y ligamentos de la rótula se inflamaban y no podía hacer movimiento alguno. Después que las eminencias médicas fracasa- ron en el diagnóstico de la dolencia, decidí ceder ante las instancias de los guías del espíritu, y empecé a desarrollar mi naturaleza psíquica. Hay muchos espiritistas que todavía recuerdan este estado de mala salud antes de que empezara el desarrollo mediumnístico. Verdaderamente, mi mal estado de salud fué crónico durante por lo menos 15 años, pero el desarrollo psíquico me ha dado una salud perfecta. Durante estos últimos 3 años me he convencido a plena satisfacción que las fuerzas y substancia psíquicas se han retraído de mi pierna izquierda, mientras la mediumnidad física está en acción. Después de tantos años sufriendo y desesperado, es una revelación haber descubierto esto. Mis guías mismos, de diferentes modos me dieron una plena instrucción para poder alcanzar mi desarrollo, y en 1916 dediqué exclusivamente para este objeto una habitación de mi casa. En algunos casos los guías pueden solamente desarrollar la medium- nidad física, pero en mi propio caso, las siguientes fases se establecieron durante este largo desarrollo: 1.°, clarividencia subjetiva; 2.°, trance; 3.°, clarividencia objetiva; 4.°, clariaudición; 5.°, visión áurica; 6.®, me- diumnidad física. Las sesiones, generalmente, se celebran en la obscuri- dad, pero algunos fenómenos físicos se han obtenido a la luz eléctrica, y hasta a la luz del día. Hace muchos años que empecé a sentir sensaciones irritantes y doiorosas en diferentes órganos y partes del cuerpo. A fines de 1931, mi principal guía me aconsejó que practicara con más regula- ridad para poder empezar un desarrollo más intensivo, y, además, tomara el necesario descanso el día de la sesión y al día siguiente. — 284 — SIN TRANCE. — Mi estado es normal mientras están ocurriendo los fenómenos físicos, de tal modo que puedo percatarme de todas las ac- ciones y fenómenos y después hacer un informe crítico. Después de nueve meses de sesiones, durante cuyo tiempo fui víctima de fuertes dolores en diferentes partes del cuerpo y también seria hemorragia nasal, los fenó- menos se produjeron de repente en el círculo. Las sensaciones de dolor experimentadas se denominan «acciones», o sea, las operaciones de los guías sobre los varios órganos y partes del cuerpo para la liberación de fuerza y elementos. La «reacción» tiene por objeto transmitir los efectos y el estado general de salud resultante de las acciones después de la sesión. EL CIRCULO. — Se compone de ocho personas, incluyéndome; cua- tro miembros han asistido con regularidad durante trece años, y dos du- rante siete años, y no hay duda de que esta perseverancia y lealtad han sido una ayuda tremenda para mantener las condiciones armónicas nece- sarias para este desarrollo. Hay dos métodos de concurrir para fenómenos físicos o de materiali- zación, conocidos con los nombres de métodos de «Succión» y «Contacto directo». Vamos a analizar los dos métodos y ver lo que sucede en cada uno de los casos. «EL METODO DE SUCCION» es cuando los concurrentes se sientan en un círculo, con las manos unidas formando cadena con las del médium. En el caso de materialización donde se precise que el médium se siente en un gabinete, los concurrentes se reúnen en formación de herradura con las manos unidas frente al gabinete. En ambos casos la fuerza es absorbida por los cuerpos de los concurrentes y va a parar a un depósito alrededor del médium. Hay dos desventajas en este método: uno de los inconve- nientes es el efecto desconcertante de tener que estar con las manos unidas a las de los otros concurrentes durante un rato que tanto puede durar una hora como tres. El segundo inconveniente, que es todavía más importante, consiste en la posibilidad de adquirir ciertas condiciones de- bidas a las emanaciones de toda clase de fuerzas que emanan del propio cuerpo de uno mismo. «EL METODO DE CONTACTO DIRECTO» es cuando los concurren tes reposan sus manos sobre sus rodillas y no están conectados en manera alguna. Los guías trabajan directamente sobre las emanaciones del mé- dium, y retiran de cada concurrente las necesarias substancias y fuerzas para mezclarlas con las retiradas por el médium. Puede existir el caso de que algún médium obtenga resultados con mayor probabilidad adoptando el «método de succión», pero de todos modos los guías mismos deberían pasar las instrucciones necesarias al médium. Mis guías insistían en que el método de contacto directo tenía que ser adoptado, y a medida que se iba progresando con mis propias fuerzas, podían ellos tomar la fuerza su- plementaria de los concurrentes. El círculo se efectúa de varios modos, — — pero en la actualidad nos sentamos formando un círculo, siendo mi posi- 285 ción la de dar la espalda a las cortinas del gabinete. ACCIONES. — Las acciones más importantes que se perciben al tiem- po de ocurrir los fenómenos, y que nos inducen a establecerlos, son las siguientes: «Piernas». — Fuerzas frías que se filtran por los poros de la piel de las pantorrilas. Sensaciones de ardor y picazón en la espinilla de ambas piernas, en las rodillas y en las rótulas o tobillos. Estas acciones pueden ocurrir por separado, al mismo tiempo o una tras de otra. A menudo se siente un ardor en el interior de los huesos, que produce un dolor agudo y monótono. En el hueso del tobillo y en la espinilla de la pierna izquierda se siente un intenso ardor y picazón. A veces se siente durante toda la sesión un tirón fuerte y continuo en el tobillo, pantorrilla, nervios y venas de la pierna izquierda, que parece que absorbe toda la fuerza de la pier- na. Esta acción es una de las más agudas que he sentido, y en diferentes ocasiones ha persistido el dolor y la irritación en los huesos hasta veinti- cuatro horas después de la sesión. La pierna y el tobillo izquierdos, espe- cialmente, son las primeras partes del cuerpo que perciben las acciones magnéticas que producen mis guías, y la extremidad es sin duda la parte más sensitiva de todo el cuerpo. A medida que continúa el desarrollo, se van enfriando las piernas y los pies, especialmente la pierna y el pie dere- cho, y no cabe duda que el frío obedece a la sustracción de fuerzas de estas extremidades. «Cuerpo». — En la ingle izquierda se perciben tirones fríos y perió- dicos, así como también en la parte superior de los intestinos, huesos del pecho y parte superior del pulmón izquierdo. Los tirones varían entre contactos fríos y sensaciones ardorosas y de irritación. Hay veces que el tirón de los intestinos produce una sensación violenta, como si ardiera y fuera a estallar. Cuando se producen fenómenos especiales, se sienten fuertes y ardorosos tirones en la parte superior del corazón, y me da la sensación que cuando esto ocurre se necesitan emanaciones potentes de la corriente de la sangre. También se sienten tirones agudos y fríos en las costillas de la derecha y de la izquierda, lo mismo que en la parte blanda del lado izquierdo. A veces se siente una sensación extraña como si la espalda, a la parte izquierda de la espina dorsal, se quebrara frente al pulmón izquierdo. De la parte inferior de la espina dorsal y del abdomen van filtrándose ciertas masas de substancia viscosa y fría, que da la sensa- ción de que uno está sentado sobre hielo. «Manos y brazos». — Las sensaciones en el dorso de las manos, va- rían entre la de un cosquilleo y la de un fuerte y ardoroso tirón. La irri- tación y el ardor es tan fuerte, que es difícil para uno el resistir y abste- nerse de frotar la parte irritada, para hallar alivio. Convulsiones fuertes y ardorosas por los nervios y los huesos se disparan desde el hombro hasta los dedos de la mano derecha. A menudo se siente un fuerte ardor en los huesos de las muñecas y antebrazos. De los dedos de ambas manos salen unas fuerzas frías, y a veces las manos se vuelven mortalmente frías. «Cabeza y garganta». — En la parte superior de la cabeza se siente ardor e irritación, e inmediatamente después surge una fuerza fría. Una — — acción importantísima, parecida a la sensación de tirón 286 o absorción, ocu- rre al lado derecho de la frente, la cual se va pasando hacia la izquierda, y finalmente se posa en el centro de la frente. Esta acción es tan fuerte, que parece como si mi cerebro se fuera filtrando hacia afuera por este sector. Estoy convencido que cuando se percibe esta acción se necesitan fuertes emanaciones mentales, y los guías están definitivamente conec- tados con el cerebro. En la mejilla izquierda a menudo se siente una irri- tación y emanación de materia blanda, así como en el exterior de la nariz, labios y barbilla. En las fosas nasales se siente un agudo cosquilleo, especialmente en la izquierda, y se siente una emanación de material. Debajo del estómago se siente una acción aguda que produce sensación de vómito, y se nota en la boca una emanación de materia fría. Acciones agudas y de punta fría se sienten en la parte izquierda de la cabeza por encima de la oreja, e inmediatamente después emana una fuerza fría. En las glándulas del lado izquierdo de la garganta se perciben calientes sen- saciones, y una sensación extraña se percibe en la laringe, como si estu- viera en contacto con un cepillo suave, y la garganta se seca muchísimo. FENOMENOS. — Los fenómenos de desarrollan de esta manera. Gra- dualmente se va desarrollando una fuerza o viento frío, que va girando alrededor del círculo. Más tarde, unas masas de materia fría repentina- mente envuelven a uno o caen en las manos y rodillas. Una noche, una nube de esta substancia fría sopló desde el centro del círculo, emanando un exquisito perfume como de violeta, y esta manifestación se repitió varias veces durante la noche. La substancia, poco a poco, se fué intensi- ficando, y todo el círculo sintió que la materia hacía presión sobre las manos, piernas y cara. Esta materia, es sin duda alguna más pesada el que aire. PERFUMES Y OLORES. — Los siguientes son algunos de los perfumes y olores obtenidos de diferentes observaciones y que se han producido en muchas ocasiones: «Perfumes»; 1." Violeta, variando entre suave y penetrante; también violeta a base de iodo. 2." Almizcle, pareciendo ser como si esta materia fuese formada por miles de pequeñas partículas al respirar, y que cuando se inhala causa estornudos violentos. 3." Madreselva. 4." Piña americana. 5.° Mezcla de especies. 6." Flores de primavera. 7." Apoponax. 8." Min nionette. 9." Flores de la pradera. 10. Flor de almendro. 11. Rosas, flor de té y rosas rojas. 12. Menta. 13. Perfumes oleaginosos. 14. Agua de colonia. 15. Espliego. 16. Perfumes orientales. «Olores» : 1Tierra seca. 2.° Olor del desierto (arena y aire caliente). 3.° Tierra húmeda. 4° Humo (como el de un incendio de bosque). 5." Nuez moscada. 6.° Gases químicos. 7." Pan o torta quemada. 8.° Aro- mas de oriente. 9.° Intestinos. 10. Eter. 1 1. Cloroformo. 12. Moho. 13. Es- camas de jabón (las señoras concurrentes llaman a esto «día de lavada»). 14. Manzanas maduras. 15. Café. 16. Olor de platos sabrosos. 17. lodo. 18. Madera recién cortada. 19. Gas de carbón. 20. Polvo de la tierra. 21. Cacao. 22. Bromuro. 23. Limones. 24. Gas dulce. 25. Cauchó que- mado. 26. Tabaco (sin quemar). 27. Amoníaco: 28. Gas nauseabundo. 29. Hollín o carbón. 30. Bizcochos recién hechos. 31. Carne cruda. — — 32. Mentol. 33. Gas de éter helado 287 y penetrante. 34. Moho y iodo. 35. Pie- les o curtidos. 36. Sebo. 37. Incienso. 38. Barniz. El olor de intestino se parece al olor de los contenidos de un establo, y es repugnante. Esta materia parece ser el producto primario o crudo, pues al cabo de poco tiempo que se percibe, cambia en un olor de hueso podrido y tripa, moho y tripa o moho con iodo. Parece como si esta mate- ría fuese mezclándose más y más para producir estos resultados. El olor a hollín es interesante, pues parece como si existiese carbón en el mismo. Algunas veces ocurre que al final de la sesión, cuando se retiran las cortinas del gabinete, una ligera materia emana de éste, emitiendo un olor a hollín o a iodo y hollín. Merece la pena mencionar el gas de éter, puesto que cuando se inhala el mismo da una sensación de frío intenso en las vías nasales. Alrededor del círculo se producen fuerzas de intenso frío a nivel de las piernas, manos y cara. La masa central de la fuerza fría va girando, en ciertas ocasiones, intermitentemente y a una velocidad pasmosa, dejando una cola atrás de viento frío. A veces la temperatura de cada concurrente sufre un descenso de 20 y 30 grados (Far.) y da la sensación como si uno estuviese rodeado de una materia fría como si fuese nieve. Se está procediendo a tratar de formar masas nebulosas, y se puede demostrar el movimiento de las mismas, así como sentirlas. Por regla general, la formación ocurre al lado izquierdo del antebrazo, de don- de emanan masas de fuerzas frías. La masa pasa entonces delante hacia la derecha, optando finalmente por situarse frente a mí, y entonces la absorción de fuerza del abdomen es muy aguda. La masa pasa de la iz- quierda al gabinete, para salir a la derecha, y durante este paso se percibe un delicioso perfume de barniz. La masa también se mueve alrededor del círculo, y todos los concurrentes sienten el movimiento de esta materia fria. «Fenómenos a la luz». — Inmediatamente que el círculo se reúne y a plena luz, las fuerzas frías salen rápidamente de mi lado izquierdo y antebrazo, y entonces esta materia circula alrededor de la habitación, podiendo ser percibido distintamente por todos los concurrentes. Muchas veces tienen perfumes de incienso. Agua de colonia, espliego y violeta, así como los olores de intestino, moho y sebo también se han esparcido por la habitación y fácilmente percibidos a plena luz. FENOMENOS DE ESTIGMATISMO. — Los estigmates o pequeñas manchas o puntos rojos e inflamados, fueron observados en la cara al prin- cipio del desarrollo, y de vez en cuando ligeras inflamaciones en ciertos puntos de la espinilla y tobillo de la pierna izquierda pudieron ser observa- das después de una sesión. Después de haber experimentado fuertes accio- nes en las piernas, las rodillas están muy inflamadas; pero las piernas, desde debajo de las rodillas hasta los dedos de los pies, quedan sin ni siquie- ra el color normal. Es una lástima el que no fuese posible hacer un examen médico después de las sesiones de los principios del desarrollo, puesto que se hubiera podido conseguir mucha información referente a la estig- mates. REACCIONES. — Al principio me sentía extremadamente fatigado después de las sesiones, y generalmente sentía frío en el estómago. Cuan- do sentía frío en el estómago, durante la noche me sentía muy enfermo, y todos los líquidos que despedía eran ácidos. El reposo de la noche era — 288 — también inquieto y sentía una sensación de escozor en los huesos. Des- pués de sesiones en que masas de fuerzas frías habían emanado de mí cuerpo, y también cuando experimentaba acciones de escalofríos periódi- eos, el cuerpo quedaba extremadamente frío hasta después de algún tiem- po de haberme retirado a descansar. Durante seis semanas, cuando estas acciones llegaban al máximo, sentía una laxitud extrema durante dos días después de la sesión, y me veía obligado a descansar y dormir tanto como me fuera posible, con objeto de recuperar mi estado normal. HEMORRAGIAS. — Cuando abandonaba mi sitio después de una se- sión, en 1932, me salió sangre repentinamente de la vía nasal izquierda, manchándome el cuello y la camisa antes de que lo pudiera remediar. En diferentes ocasiones, esta reacción persistía, y en total duró cuatro meses. Generalmente las hemorragias más fuertes ocurrían desde media noche hasta las tres de la madrugada, después de la sesión, y en algunos casos duraban intermitentemente durante tres cuartos de hora. Después de fuertes acciones en los intestinos, me sentía muy molesto durante dos o tres días, convirtiéndose todas las «excretias» en masas sólidas. Ha- ciendo un serio estudio de todas las acciones y reacciones, he podido llegar a la conveniencia de tomar una comida muy ligera unas dos horas antes de la sesión, y haciéndolo así, el peligro de sentirme enfermo y del insomnio se reduce por lo menos, si no se evita del todo. Es también muy importante tener mucho cuidado con la salud y las funciones normales del cuerpo. FUERZAS EMITIDAS. — Es importante tener bien entendido que las substancias y fuerzas físicas emanadas de mi cuerpo están en un estado gaseoso, y aunque esta materia no puede ser vista, la puede sentir muy fácilmente cualquiera que esté sentado cerca de mí. Las acciones de ar- dor, irritación y tirones, son los medios adoptados para la liberación de fuerza y elementos, y yo declaro firmemente que esta materia no es sa- cada meramente de la parte superior de la piel, sino que también de varios órganos, tejidos, sangre y huesos. A la mañana siguiente de las sesiones se siente a veces un escozor en los huesos, y creo que estará completa- mente claro que algunas fuerzas se sacan de ellos, dando por resultado una sensación de cansancio y escozor. Todas las fuerzas del cuerpo son afectadas, y aunque el lado izquierdo es el primero en ser afectado, la acción entra inmediatamente después en el lado derecho. LAS DIFERENTES FUERZAS. — Las fuerzas, substancias y gases que se manifiestan de alguna forma en todas las sesiones me parecen ser como siguen; «Fuerza física». — Esta emana de mi cuerpo en estado fluido o gaseo- so inmediatamente que ocupo mi lugar en la sala de «seance». Es invisible a la vista, y la temperatura es más baja que la de la sala. Es la base para todo el material empleado en los fenómenos físicos, y es el primero que se saca de mi cuerpo. También es el último que es reabsorbido, pues aun a la conclusión de la sesión siento que esta materia fría se está reabsor- biendo desde los pies hasta la cintura. Los guías eran de la opinión de que era importante que me quedara en la sala de sesiones durante unos minu- — — tos después de concluida la sesión, de modo que la reabsorción pudiese 289 prontamente llevarse a cabo sin efectos perniciosos. Esta es la posición exacta, pues yo he comprobado las sensaciones muchas veces con objeto de evitar cualquier error. «Psicoplasma», — La base de esta materia es fuerza psíquica, pero parece ser una consolidación de la última, junto con materia sacada de los huesos. La psicoplasma es de naturaleza plástica y de una consisten- cia como si fuese pastosa, siendo también muy seca y sin humedad alguna. «Ectoplasma». — Este nombre se aplica generalmente a toda la subs- tanda sacada del médium, pero, en mi opinión, es completamente dife- rente a cualquiera de las que ya he nombrado. La base del ectoplasma es ciertamente fuerza psíquica, así como una materia blanda sacada del ab- domen y el estómago. Hay además algo húmedo que se nota cuando se manifiesta la substancia que emana el olor de intestino y tierra húmeda. La temperatura varía un poco, pero generalmente es bastante calurosa. «Gases». — Estos son muy interesantes, y aunque yo he tenido prác- tica en química y en el montaje y funcionamiento de un laboratorio de química, me veo imposibilitado de enumerar ni siquiera uno de ellos. Son diferentes de aquellos que se producen por procedimientos normales, aun- que hay veces que la sala de sesiones parece un laboratorio químico por el olor. Durante la manifestación de los gases, es de notar que se forma en los labios un ligero precipitado de sal o azúcar. Muchos de los proce- dimientos de materialización son los llamados mascarillaje. Se forma una capa de materia blanda y plástica alrededor del médium, incluyendo la cara. Yo mismo percibo esta materia perfectamente: entonces se forman corrientes en la espina dorsal, así como en los nervios de la pierna iz- quierda, que parece que despide la estructura cruda hacia afuera apartán- dola de mí. Es difícil determinar el momento preciso en que el espíritu que se va a manifestar entra en esta capa; pero, sin embargo, estoy obser- vando muchos de los procesos que se envuelven en la materialización, y tendré mucho que decir sobre este particular más adelante. Al final de la sesión, la materia es reabsorbida por el cuerpo, y esto me hace ver ahora que muchos médiums que han sido acusados de farsantes — simplemente porque se ha visto que cierta materia entraba por sus vestidos u orificios del cuerpo — eran gente completamente sincera. Para concluir, permítaseme decir que he hallado este estudio de me- diumnidad física fascinador; pero quienquiera que envidie estas fuerzas tendría que pensarlo dos veces si conociera las penas en que podría incu- rrir. ¿Cuántos son los que estarían preparados a arrastrar esta vida de penalidades y sacrificios para el desarrollo de las facultades supernorma- les? La mediumnidad significa sacrificio y servicio, y el único goce dura- dero que se experimenta es el de servir a Dios y sus hijos a ambos lados del velo. Telepatía y transmisión del pensamiento en relación a la mediumnidad, por Mrs. Hewat Mckenzie, ex presidenta del Colegio Británico de - 290 Ciencias Psíquicas, Londres. Es interesante observar hoy en día el número de palabras que habiendo sido creadas por la ciencia psíquica se han hecho corrientes en nuestro lenguaje y se pueden encontrar en cualquier buen diccionario moderno. Materialización, clarividencia, telequinesis, telepatía, todas las encontra- rá, acompañadas de excelentes definiciones. Quizás la palabra «telepatía» está en uso más común por aquellos que ni siquiera pretenden tener cono- cimientos rudimentarios sobre las otras. Todos nosotros hemos tenido nuestros experimentos. Cada familia tiene alguna historia que contar sobre mensajes recibidos en sueños o despiertos, de un amigo o del pariente lejano, y que no se pudo explicar por ningún método conocido de recep- ción de sentido. Estos medios de comunicación puede que hayan precedido al uso del idioma — los animales hacen uso de él — el pánico repentino de un rebaño sin ningún motivo aparente, pero subsiguientemente expli- cado a causa de un peligro oculto; los casos dados por aves raras, que nunca se ven sino a pares aislados, y que cuando una muere, la que queda se ve acompañada a las pocas horas por otra del sexo opuesto, a pesar de que durante muchos meses antes no se conociese la existencia de tal pájaro a muchas leguas a la redonda; y casos similares de nuevos com- pañeros entre mariposas, según nos informa Fabre, y bien conocidos por los naturalistas. Las tribus salvajes, desde la antigüedad hasta nuestros días, usan de este poder para sus fines en la selva, o según le llaman los viajeros occidentales el telégrafo Veldt, y dan informaciones de hechos que están sucediendo a distancias de centenares de millas, donde no exis- te servicio telegráfico, y cuyas noticias se reciben por correo ordinario al cabo de varios días o semanas. En este caso, la clarividencia que se trans- porta puede algunas veces explicarlos, pues se sabe que el indígena que «recibe» las noticias, a menudo se coloca en estado de trance para seme- jantes recepciones. Los espiritistas han conocido siempre este poder de comunicación extrasensitiva, y su frecuencia entre los psíquicos, pero no fué hasta que la Sociedad Inglesa de Investigaciones Psíquicas empezó a estudiar este asunto por el año 1880, que informes definitivos de obser- vaciones continuas se pudiesen obtener. En sus primeros estudios, la so- ciedad prefería evitar el fenómeno relativo a la supervivencia, que era más sensacional; pero algunos pensaron que un estudio detallado de la telepatía pronto tiraría por tierra las teorías de los espiritistas, y que sería posible incluir todos los fenómenos psíquicos bajo el epígrafe de Telepatía. La telepatía se definía como la acción de una mente sobre otra a cierta distancia sin hacer uso de los sentidos ordinarios. La sociedad in- cluía los fenómenos que abarcaban un margen muy amplio bajo el mismo nombre, y que variaban desde una vaga impresión de intranquilidad, hasta mensajes o visiones claramente definidos, y hasta las apariciones visuales del que estaba en el punto de origen del mensaje telepático. Una gran encuesta fué lanzada por la S. I. P. (Sociedad de Investigaciones Psíqui- cas) referente a lo que sigue, y fué enviada a miles de individuos: «¿Al- guna vez ha recibido usted un mensaje o un aviso que no haya sido por medio de los sentidos ordinarios, cuyos sucesos, subsiguientemente, se — — comprobaron?» El resultado fué una enorme cantidad de material, 291 que cuando fué copilado se publicó en 1886 en dos grandes volúmenes, «Fan- tasmas de los vivos», por los señores Gurney, Myers & Podmore, que toda- vía es una mina de conocimiento para todos los estudiantes. Esta es nues- tra gran deuda con la S. I. P., la cual ha coleccionado estos informes y los ha publicado, cuando los espiritistas a menudo no tenían ni habilidad, ni tiempo, ni dinero para hacer otra cosa que un informe pasajero; pero no olvidemos que fué el testimonio de los observadores espiritistas lo que atrajo la atención de que los hechos valían la pena y lo que indujeron a los grupos científicos a trabajar. En Francia, el profesor Flammarion hizo otra encuesta similar por medio de un popular periódico. También él quedó maravillado ante la inesperada cantidad de contestaciones de orí- genes insospechados. Las mejores de éstas fueron publicadas en tres volú- menes, «La Muerte y sus Misterios», y hasta su muerte hace unos pocos años, a una avanzada edad, todavía trabajaba con el material. El profesor Dessoir y el Barón Von Schrenck Notzing pusieron en esto gran atención, y de estos intereses creados el señor Schrenck Notzing continuó haciendo un estudio largo e intensivo de los fenómenos físicos. En Inglaterra, Sir Wm. Barrett y Sir Oliver Lodge hicieron lo mismo y publicaron opiniones independientes. Se reconoció en sus principios que lo que mejor resultado daba era una influencia emotiva entre dos personas, y si la emoción sig- nifica extra energía, tanto si es expresada en alegría, temor, odio, dis- gusto, ira o ansiedad, parece que tenemos una fuerza vibratoria inicial por la cual nos podemos regir; pero el modo de cómo estas fuerzas deseo- nocidas puedan esparcirse a distancias de 10.000 ó 1.000 millas, y retra- ducirse en un mensaje determinado a otra persona, y que a menudo se dan en las mismísimas palabras en que se envió, y a menudo portadoras de una imagen visual de los rasgos de quien lo manda, con infinidad de detalles, era, y continúa siendo un gran enigma. Cuando enviamos un men- saje telegráfico, o escribimos a alguien, usamos una clave de símbolos inteligibles al remitente y al receptor, como conversación ordinaria; pero en ¡a telepatía nos hallamos frente a un pensamiento, que algunas veces nunca se pronuncia con palabras, que alcanza al conocimiento de alguien quien ni siquiera lo espera, y el cual de cierta manera se traduce en clave comprensible, de tal modo que el receptor inmediatamente sabe lo que le sucede a su amigo; noticias tan exactas como se pudiesen dar en una carta, y más tarde comprobadas por acontecimientos. No sabemos de que nada en el uso de los sentidos ordinarios pueda explicarlo, y por lo tanto llegamos a la conclusión de que, siendo como son definitivos los resultados y registrados por el cerebro físico, la vía de comunicación es una vía psíquica. La telepatía es definitivamente uno de nuestros hechos supernormales, y la ciencia desconoce cualquier idea de radiación directa desde un cerebro físico a otro a cierta distancia. Este era uno de los pro- blemas; el otro era saber cómo se seleccionaba el receptor del mensaje, entre todos los millones de habitantes del mundo; quién podía ser capaz de recoger una vibración psíquica del pensamiento; pues, en muchos ca- SOS comprobados, el remitente estaba en aquel momento herido y sin cono- cimiento y ni siquiera había formulado un pensamiento para ninguna persona en particular, y, sin embargo, generalmente aquellos seres más queridos y próximos eran los receptores, aunque hay casos en que gente — — extraña recibiera mensajes de avisos. ¿Es que necesitamos pensar en la 292 distancia, o el tiempo, o selección definitiva respecto a la persona que re- cibe un mensaje telepático, o podemos vislumbrar tal como ha hecho un recién escritor, el Sr. Whately Carrington, de que nosotros todos estamos en contacto mutuo en algún plano más profundo de nuestra conciencia por medio de alguna vía invisible de contacto, y que en momentos de necesidad usamos de esta vía inconscientemente? Esto apoya el argumen- to de comunidad de conciencias en el cual la comunicación es instantánea, y en el cual aquellos que se aman pueden, naturalmente, ser más sensibles que los extraños. Esto sucede en experimentos psicométricos; el médium que sostiene una concha, por ejemplo, no dice: «Yo veo que esto viene de ciertas aguas», sino que dice: «Estoy bajo el agua y siento un gran peso que hace presión sobre mi cuerpo». Esta teoría explica muchos he- chos poco usuales en la vida, y nos da un motivo para que en el fondo nos mantengamos activos por medio del pensamiento, la meditación y la ora- ción, de modo que estemos preparados para dar o recibir ayuda de otros en cualquier momento, y en esta facultad de la mente existe una justifi- cación convincente para prudente desarrollo psíquico. Algunos son espe- cialmente sensitivos a tales contactos en estado de sueño y pueden dar o recibir ayuda durmiendo. No nos debemos preocupar si no recordamos siempre nuestros sueños, pero si de este modo somos receptivos, los con- sejos o ayuda recibidos pueden depositarse en la subconciencia y estar a punto para usarlos cuando despiertos, caso de presentarse la necesidad. Dice jesús: «Te se dará en la hora que tú hables». Puede ser que la ayuda ya haya sido dada y la necesidad solamente la hace surgir a la superficie de nuestra conciencia para el uso práctico. Una de las grandes aporta- ciones del profesor Sigmund Freud a la psicología moderna es el estudio del vasto dominio de la «inconsciencia», vasto en sus canteras si lo com- paramos con la pequeña porción de la conciencia superficial iluminada que diariamente usamos. La ciencia no está satisfecha con los resultados emocionales, y la S. I. P. se puso a trabajar seguidamente para efectuar experimentos «a sangre fría» que pudiesen ser seguidos desde el principio hasta el fin bajo estric- ta afirmación. Al hacerlo así eligieron parejas de amigos mutuamente «en rapport» y consiguieron un considerable éxito; los experimentos entre extraños dieron resultados mucho más pobres. El nombre de Transmisión del Pensamiento fué acuñado para distinguir estos esfuerzos deliberados de aquellos que ocurren espontáneamente. El remitente de un mensaje fué denominado el agente o transmisor, y el receptor, el percipiente. Se observó que en casos de éxito se recibió mucho más que lo que se envió: en el mensaje en sí, a menudo el receptor describía otros pensamientos que pasaban por la mente del agente, y que no tenía intenciones de en- viarlos, o también aparecían detalles del vestido o de la habitación en la cual el agente estaba sentado, de modo que el hecho de la clarividencia tuvo que ser añadido al estudio. También se notó que algunas veces había transmisión retrasada. Un resultado recibido inexacto o no recibido, de; repente aparecía «correctamente» en un experimento posterior, lo cual hacía surgir otro problema. ¿Dónde se había posado el pensamiento en el ínterin, cuando el receptor estaba a punto y esperando, y sin embargo no lo captó? Había sido mandado por el agente, pero no halló en el recep- — — tor el reconocimiento hasta algunos minutos y a veces hasta horas des- 293 pués. ¿Había verdaderamente sido registrado al momento por la mente «inconsciente» del receptor, quien no pudo en el momento pasarlo a su cerebro consciente? Estos experimentos recibieron un gran ímpetu cuando se descubrió que el profesor Gilbert Murray, famosa autoridad de Griego, de Gambrid- ge, y más tarde Sir Gilbert Murray, famoso en la Liga de las Naciones, era un extraordinario receptor telepático cuando se relacionaba con su hija como agente. El se avino a hacer algunos experimentos, se eligió un distinguido grupo de personas. Estas se reunieron en una habitación, y determinaron sobre un sujeto o asunto, el cual uno del grupo tenía que transmitirlo. El profesor Murray era trasladado a una distancia de varias habitaciones. No se permitió usar del tacto o la oportunidad de lectura en los rasgos fisonómicos; «el murmullo inconsciente», la idea de que hasta la formación del pensamiento en palabras mentalmente puedan de cierto modo alcanzar un oído sensitivo, había desaparecido a causa de la distancia. Murray llegaba a la puerta de la habitación e inmediatamente sabía la contestación o no la sabía. Se hicieron dos buenas anotaciones de estos experimentos, y es interesante observar que este sabio profesor era tan sensitivo y susceptible de condiciones como el más mediocre de los médiums, que fácilmente se distraía por causas de condiciones o per- sonal o por cualquier caso acaecido durante el día. Me acuerdo que hice algunos experimentos interesantes en mi propia casa con un médium alemán, Ludwig Kahn, hace algunos años. Mientras él estaba en otra habitación, un grupo de 6 ó 7 personas escribían cada una, una pregunta o frase en un pedacito de papel. Estos eran arrollados o cerrados en sobres, y puestos todos juntos en un plato sujetado por uno del grupo. Guando Kahn era llamado, cogía uno de los papeles y lo suje- taba a su cabeza; algunas veces lo quemaba y decía inmediatamente se- halando a alguien: «Usted ha escrito esto, y usted me preguntaba tal y tal cosa». No tocaba los otros papeles, sino que continuaba diciendo a cada persona: «Usted ha escrito tal y tal cosa», y por regla general, el cien por ciento de las veces era exacto. Debido a algún desmán, este hombre fué a parar a la cárcel, donde demostró sus dones, ante el asom- bro de dos detectives, quienes más tarde me visitaron para preguntarme si se trataba de un truco. Algunos años más tarde, Kahn apareció en París y repitió estos experimentos bajo exactamente las mismas condicio- nes ante el profesor Richet y el doctor Osty, leyendo palabras en griego y en hebreo perfectamente, pero quedando completamente ignorante res- pecto al significado. Sus experimentos se consideran ahora como clásicos. El profesor Bert Reese, de Nueva York, era también un telepático de poder extraordinario. En cierta ocasión mi marido, que acababa de llegar a Nueva York desde Inglaterra, le visitó. Se le pidió que escribiera varias frases en pedacitos de papel y se los escondiera encima o en la habita- ción, mientras Reese estaba fuera. Al entrar Reese empezó inmediata- mente: «En su bolsillo usted tiene tal y tal pregunta; en el cajón usted ha puesto una duda acerca de un viaje», y así sucesivamente. Una de las preguntas era: «¿Qué está haciendo mi esposa en este momento?» La contestación indicaba un conocimiento perfecto fuera del alcance de lo que mi marido pudiera saber, diciendo que yo estaba en la playa, en un jardín con tres personas, una de ellas un hombre - — con pelo blanquísimo, 294 y dos señoras, y nosotras estábamos hablando de Espiritismo. Así era; yo no había ido a la playa cuando el señor Mckenzie, mi marido, había salido de Inglaterra, y yo conocí a estas personas solamente después de mi lie- gada allí; el caballero se distinguía por su pelo blanco, y todos empezaban a interesarse en nuestro asunto, y así por medio de este contacto se con- virtieron en entusiastas del Espiritismo. No había habido tiempo para que mi marido y yo nos pudiésemos comunicar. ¿Quién proporcionó en este caso la información? Ossowiecki, el ingeniero de Varsòvia, médium amateur, se ha distin- guido durante estos últimos años en los grupos científicos por su poder telepático. En una reunión internacional, un dibujo fué puesto dentro de un tubo de plomo, pasado de unos a otros, y entonces lo llevaron a Varso- via, y experimentado por él. El contenido fué descrito con absoluta exacti- tud, y el año pasado, cuando yo visité Varsòvia con algunos de mis amigos, un hecho similar tuvo lugar: el médium describió hasta los colores de los lápices que se usaron para hacer el dibujo que le sometían, y el cual estaba sellado de un modo muy complicado. ¿Qué clase de rayos X po- seen tales personas, que los tubos de plomo, capas de papel opaco en los sobres y los dobleces de papel no son obstáculo alguno? La transmisión del pensamiento desde el que compuso el mensaje no cuenta para nada; también hay un elemento de visión de una naturaleza que no podemos alcanzar. Los experimentos en masa de telepatía por radio se han intentado en Inglaterra y Estados Unidos con éxito vario. En una ocasión. Sir Oliver Lodge era quien dirigía la palabra a los «radioescuchas». Los agentes eran un grupo que se había reunido en los salones de la S. I. P. El señor Lodge decía ante el micrófono: «Ahora están mirando una flor, o un naipe, un color, o haciendo tal y tal cosa», y se estipulaba la hora después de tales manifestaciones. Entonces cada oyente envió una postal con sus impre- siones a la Sociedad. Los resultados no fueron conclusivos, teniendo un margen de casualidad a considerar, pero algunos casos verdaderamente extraordinarios fueron confirmados. Yo misma, en varias ocasiones me he hecho cargo de grupos para hacer experimentos de transmisión de pensamiento con lisonjero éxito. Estos grupos eran pequeños, seis o siete todo lo más; uno actúa de trans- misor, mientras que el grupo, de receptor. Lo único que en común ligaba a los del grupo era el interés mutuo en el asunto, y siempre se podía ob- servar, a medida que seguía el grupo, que no sólo los objetos transmitidos eran recibidos con más o menos éxito, sino que también el fondo de la mente del transmisor era inconscientemente transmitido. En cierta oca- sión el agente vislumbró un faro con las olas bañando los verdes y resba- ladizos peldaños a la base del mismo. Yo, como percipiente, noté la luz, pero no el faro, vi las olas y los verdes peldaños, pero además percibí un gran mantón de Manila bordado con pequeñitas rosas y fondo azul. Ante esto, el agente confesó que, según dijo: «Estuve mirando ese mantón con mi hija esta mañana, y ella decidió emplearlo como cubrecama». ¿Por qué se presentó tan claramente el mantón? ¿Es que esta señora tenia prefe- rencia por el color azul? Se dice que el color es la cosa más fácil de trans- mitir. — - - Los experimentos telepáticos hechos por el señor Upton Sinclair y su 295 señora durante estos últimos años, y publicados en su libro «Mental Ra- dio», en 1931, son probablemente los más interesantes y han llamado poderosisimamente la atención, tanto por la seriedad de los testigos como por el gran cuidado observado al tomar notas y las numerosas ilustraciones de los mismos dibujos dados y transmitidos. Con amateurs de esta clase es como todavia se consiguen los mejores trabajos de esta naturaleza. Yo conocí a los señores Sinclair, en Los Angeles, en 1928, cuando estaban trabajando de pleno con estos experimentos, y les di ánimos para que los publicaran; pero Upton Sinclair tenia que tener en consideración a sus numerosos lectores, los cuales, a pesar de que se habían acostumbrado a una clases de sus «excentricidades», pudiera ser muy bien que no estu- vieran conformes en aceptar otra. Tan reciente es el hecho de que este simple aspecto de nuestro estudio pudiese ser considerado como refleján- dose en la estabilidad mental y sabiduría de un conocidísimo escritor. Sin embargo, corrió este riesgo y su libro ha tenido enorme circulación. Su esposa es una mujer exquisitamente sensitiva con intuitivos dones natu- rales. Su deseo fué saber por si misma si la transmisión del pensamiento era posible, y como resultado de esto, puede decir Sinclair: «Durante treinta años he querido saber si la telepatía era un hecho; ahora ya lo sé. La telepatía es verdad y nunca más lo dudaré». El método empleado por Sinclair era ponerse en estado pasivo, y entonces tomar de su marido un dibujo doblado que él había dibujado en otra habitación, y se lo ponía en su «solar plexus». A medida que las impresiones surgían de su mente, las dibujaba con papel y lápiz, añadiendo notas referentes al modo cómo veía los dibujos. Estos se le aparecían paulatinamente, como si los viese trazados en tenue silueta. Muy a menudo conseguía un dibujo completa- mente correcto, y sin embargo no reconocía lo que era, lo cual demostraba que no siempre estaba leyendo el pensamiento de su esposo. También tuvo éxito con otros; en cierta ocasión estaba tratando de recibir comunicación de su hermano quien, a 40 millas de distancia, se estaba concentrando en un objeto. Lo consiguió correctamente, pero entonces ella «oyó» un grito de dolor, y recibió la impresión de una obscura mancha de sangre. En realidad, al momento de la transmisión, su hermano tuvo una repentina sensación de enfermo de gravedad que hubiese podido resultar en hemo- rragia. Se hace constar que los experimentos de la señora Sinclair la dejaron muy cansada, como si hubiese gastado mucha energía. También hay experimentos interesantes que se han anotado, entre «Margery», esposa del doctor Crandon, de Boston, y su grupo, y otro grupo de Italia. La telepatía existe, pero ¿cómo? Al oír hablar de tales experimentos, la mayoría de los investigadores psíquicos pasan por una fase en la cual se preguntan si los mensajes recibi- dos por mediación de médiums son meramente el resultado de lectura de pensamiento efectuada desde sus propias mentes, y no verdaderas comuni- caciones de supervivientes amigos. Una gran cantidad de los mensajes me- diumnistas ciertamente contienen materia conocida, consciente o sub- consciente al asistente, y solamente un fragmento, a menudo, queda para ser verificado por vías que no están relacionadas con esto, o por medio de algún informe desconocido que dejó algún amigo difunto. Los que no — aceptan la supervivencia 296 como cosa ya probada, se cogen a esto, e insisten en que hasta la materia desconocida puede ser tomada en consideración debido a la teoría de la Memoria Cósmica, según la cual todo lo que ha sucedido en cualquier parte queda anotado, y puede ser accesible a la clarividencia del médium; y de este modo se desecha la intervención de espíritus. Esta teoría no está probada, y no encaja en todos los hechos. Otros críticos mantienen que los pensamientos de una persona desencar- nada pueden supervivir de cierto modo sutil, completamente aparte de cualquier supervivencia de personalidad en otra vida, y ser percibida por el médium. El conde Akvakoff en su libro «Animismo y Espiritismo» cita muchos ejemplos que rechazan estas dos críticas y demuestra que no tenemos necesidad de preocuparnos demasiado ante tan gratuitas teo- rías. Ellos no explican de qué modo, cuando nos sentamos con un médium y formamos un buen contacto, nos encontramos conectados con el pre- ciso comunicante para nosotros, que es tal y como lo conocíamos, como personalidad, y que demuestra constantemente interés en los asuntos de nuestra vida actual, y a menudo nos dice que ejerce una tutela sobre nosotros. El método por el cual nuestro amigo del otro mundo se comu- nica con el médium es probablemente telepático, dando impresiones de sí mismo, mostrándose clarividentemente, enviando pensamientos que se traducen en propias frases de algún modo desconocido o que algunas,ve- ees hasta se oyen clariaudiblemente en palabras corrientes. ¿Qué otro método tienen aquellos que ya no poseen un cerebro físico? El común i- cante se convierte mientras dura la «seance» en agente, y el médium actúa como percipiente; el asistente está en la línea de comunicación, lo mismo que el guía del médium, y naturalmente, pensamientos comunes a los cuatro pueden tejerse con el mensaje. Aquí es donde se necesita la observación durante las sesiones, y si es posible tomar notas que se pueden discutir luego. A menudo recordamos solamente lo que nos fas- ciña y nos olvidamos de examinar el resto que pudiera habernos dado mucha materia para pensar sobre los métodos que tienen que emplear los comunicantes y los guías que les ayudan para obtener los mensajes. Dos investigadores científicos dieron sus opiniones recientemente so- bre este punto, y vale la pena que nosotros tomemos nota de sus medita- dos puntos de vista. El doctor Osty, en la «Revue Metasychique» de enero de 1933, trata de «Telepatía Espontánea y Transmisión del Pensamiento Experimental». Al tratar de los pobres resultados obtenidos en telepatía experimental durante recientes investigaciones en Inglaterra, mantiene que no se tuvo suficiente cuidado en procurar un perfecto estado de armonía entre los asistentes y reconoce que en los mejores casos que experimentó el perci- piente debe tener capacidad para ponerse en ligero estado de trance para la receptividad. Nos habla del caso de Mme. KahI-Toukholka, una rusa que es capaz de recibir transmisión de palabras y diseños de los asistentes, y en algunos casos estos últimos se reproducen en su piel, en los brazos y cuello, como diagramas y letras, indicando correctamente la transmisión del pensa- miento de los experimentadores. También nos hace observar con gran detalle de cómo con ciertos clari- videntes, el pensamiento de los asistentes es devuelto por el médium en — — forma de consejo, el cual si se sigue sin buen juicio puede conducirnos 297 a graves disgustos y pérdidas. También ha observado que es fácil en algunos casos desviar a un psíquico dándole información errónea. Todo esto ya lo sabemos e indica que conviene ser cautos. Nunca sobra vigilancia y el buen sentido con respecto a lo que recibimos supernormal- mente. Esta responsabilidad es nuestra y no del médium. El doctor Osty, quien no expresa la creencia en la supervivencia, ad- mite, no obstante, junto con el profesor Driesch y el profesor Richet, que existen factores inexplicados que no se cubren con ninguna lectura de pensamiento y mantiene que, si hay algo que sobrevive, probablemente no es la personalidad restringida que conocemos en circunstancias ordi- narias, pero más bien un super «ego», que no está limitado ni por el espacio ni por el tiempo, y capaz de participar en un campo mucho más amplio del conocimiento que cuando estaba vivo. El profesor Han Driesch, de Leipzig, en su reciente libro «Investiga- lación Psíquica» trata con gran detalle sobre la telepatía, que él acepta como cosa probada. Rechaza la idea de radiación de una mente a otra como explicación de la transmisión del pensamiento, pero cree que la clarividencia transportable puede usarse en algunos casos y que la fuerza psicométrica puede ejercitarse en otros, mientras que en algunos admite la exteriorización de una fuerza no limitada ni por el espacio ni por el tiempo; en otras palabras, el «doble» o cuerpo etéreo del agente, que pue- de llevar sus propios mensajes. No hay gran divergencia en el fondo entre tales opiniones y aquellas alcanzadas por los espiritistas inteligentes. En la «transferencia del pensamiento» ordinaria podemos decir que hay un recitado sin emoción y sin interés de materia ya preparada por el transmisor, mientras que en la «mediumnidad» tiene un contenido dra- mático, una historia por cierta persona que conocemos, sus emociones, algunas veces hasta sus gestos, correctas inflexiones de la voz y materia imprevista y seleccionada apropiada para él. Repetidas veces en sus escri- tos Sir Oliver Lodge hace la pregunta siguiente: «¿Quién selecciona los mensajes?» Si el contenido de una sesión emana solamente de nuestras mentes, cualquier médium podría obtener mucho más de lo que obtiene, en lugar de los fracasos que experimentamos con los mejores; a menudo nuestros más dominantes pensamientos conscientes, y hasta fuertes ideas subconscientes nunca llegan a tocarse, y en lugar de esto puede ser que nos entreguen un mensaje inesperado que esté destinado a ayudar a un amigo o pariente. Tanto si los científicos aceptan la supervivencia como si no la aceptan, como explicación de los mensajes mediumnísticos, hay un factor X en ellos que en la actualidad no pueden explicar. El profesor Wm. Brown, distinguido psicólogo, decía hace poco que: «La telepatía, por mucho que yo la extienda, no explica lo que yo he recibido en sesiones de trance con la señora Leonard». También tenemos que tener en cuenta las correspondencias cruzadas, pruebas de libros y pruebas de periódicos, completamente desconocidas por el experimentador, pero que han sido seleccionadas deliberadamente por comunicantes encarnados sin duda para eliminar la idea telepática y dando debido testimonio asociado con el comunicante: también tenemos que tener esto en cuenta. Los espiritistas no creen que el pensamiento puede separarse del pen- — — sador; el cerebro es el instrumento, 298 pero no es el creador del pensa- miento; y sostienen que el pensador continúa existiendo más allá de la muerte, y haciendo uso de las vías de sensitividad nos pueden asegurar su supervivencia. Todos tendremos que usar este método tarde o tempra- no y puede ser que valga la pena practicar ahora el modo de transmitir mensajes del pensamiento entre los vivientes, para que de este modo no seamos demasiado inexpertos en nuestra vida futura. El difunto profesor Hysiop, de la Sociedad Americana de Investigació- nes Psíquicas, que se convenció de la supervivencia, dió una vez sus razo- nes para rechazar la idea de que todas las comunicaciones mediumnísticas podían ser explicadas como casos de la telepatía del asistente. Mantenía que un espíritu amigo puede a menudo usarse como mensajero en la tele- patía ordinaria entre los vivientes, que están cerca de nosotros para ayu- darnos, y que en casos de necesidad pueden ser la ayuda invisible que nos advierte del peligro en el cual un amigo puede estar, o nos advierte ante un peligro personal. Sostenía que la «realidad de las equivocaciones» que ocurren en las sesiones indica personalidad. Si hay fácil acceso a las me- morías vivientes que saben los hechos con exactitud, no ha lugar a equi- vocaciones mediumnísticas, pero son susceptibles a malas memorias por parte de los comunicantes supervivientes, y nos da varios ejemplos de esto en sus investigaciones con la señora Piper. Además, la «materia trivial» que surge, y de la cual tan a menudo se ríen nuestros críticos, también es una cosa muy personal. Este matiz intimamente personal se puede observar hasta con la gente que antes de morir tenían una gran cultura. Si este conocimiento terrenal está al al- canee en alguna otra parte, ¿por qué el médium no lo manifiesta, en lugar de darnos detalles personales seleccionados? Además, pregunta él, ¿cómo podemos explicar el cambio de comuni- cantes en una base telepática? Sería mucho más fácil para el médium mantenerse en una sola línea de comunicación si es que ella estaba en contacto con un informador impersonal; sin embargo, a veces en una sesión nos sentimos como si hubiésemos estado con un grupo de amigos y que todos van a dar con sus correspondientes relaciones. O también encontrarnos que algunos son muy buenos comunicantes, otros muy deficientes; esto no está relacionado con la lectura de nuestros pensamientos, sino que lo está con la variación de personalidad. Además, ¿dónde colocamos en la telepatía el «control» del médium, que tan pa- cientemente ayuda al nuevo comunicante, le aclara las dificultades y ejer- cita una vigilante tutela sobre el médium? No podemos colocarlo, pero tiene un sitio importante si el método de comunicación tiene que ser aprendido por un individuo y tiene necesidad de la ayuda de sus amigos que tienen más experiencia. ¿Cómo podemos explicar nosotros por la telepatía la confirmación dada en otras sesiones y con otros médiums de lo que previamente hemos recibido, a menudo con detalles adicionales, como si nuevos recuerdos hubiesen sido revividos por nuestros amigos? f — 299 — La hipótesis del espíritu explica muchos más hechos que la telepatía, y da al todo unidad y racionalidad y «prueba la identidad», y el aceptar la telepatía es en muchos casos aceptar un «milagro», mientras que la explicación natural es que nuestros propios amigos supervivientes son los que nos buscan para hablarnos, por este único medio conocido, nuestra propia sensitividad, o la del médium. «La telepatía espontánea» es un hecho entre los vivientes. «La trans- misión del pensamiento deliberada» también es un hecho; al probar esto no damos explicaciones del hecho, pero ganamos un paso en los métodos empleados en el conocimiento de comunicación que no sea por medio de los sentidos físicos, y también un paso en lo que se refiere a los métodos , ! usados por la «otra parte» al comunicar. La realidad de la comunicación inalámbrica que a menudo se usa como una analogía de la telepatía por los que no reflexionan, falla cuando recordamos que se ha convenido con una clave determinada entre el transmisor en la estación de radio y la persona que afina para oír. Es un milagro de inventiva humana, pero no explica lo que sucede entre mente y mente en la telepatía, o de las men- tes desencarnadas en la mediumnidad. Podemos usarlo como una analogía nueva e interesante pero no nos da nueva luz sobre el particular. ! Para obtener cualquier explicación satisfactoria tenemos que volver a la idea de un mundo etéreo interpenetrante y el uso de un cuerpo etéreo provisto de sentidos mucho más sensitivos que los físicos. Todas las cosas vivientes están construidas básicamente sobre un armazón de materia i invisible. Las apariciones y materializaciones son posibles solamente por- que existe este «doble», o fantasma, o cuerpo etéreo que puede ser reves- tido por alguna circunstancia extraña llamada ectoplasma y hecha visible a la vista, o puede ser vista de una manera más tenue por el ojo del clari- [■ vidente. En la telepatía, cuando una aparición acompaña a un mensaje, es meramente el «doble» del remitente quien en un momento de urgen- cia ha hecho un esfuerzo para desglosarse, y como quiera que el espacio y el tiempo no son trabas para su paso, hace contacto instantáneo con el que ama. Estamos justificados por todos los testimonios al insistir en nuestra fe en este uso del cuerpo etéreo, hasta cuando el «doble» no es visible a nuestros ojos. Si puede suceder en la vida, puede suceder después de la muerte. El profesor Flammarión en sus volúmenes «Antes de la Muerte», «Al mo- mento de la Muerte» y «Después de la Muerte» nos da ejemplos exacta- mente iguales de identidad probada en todas las tres etapas. Hasta en la vida normal Sir Oliver Lodge sostiene que nosotros comunicamos por me- dio de nuestros sentidos etéreos, pero que se ha convertido en una cosa tan automática como los latidos del corazón, y no nos damos cuenta de su procedencia. Las palabras que yo les dirijo a ustedes ahora hacen su impacto primero en su oído etéreo y son traducidas por ustedes incons- cientemente en la clave que sus cerebros entienden y que está de acuerdo con mi clave de transmisión. ¿Pero qué llamada o señal usa aquel que solamente manda un pensamiento? No tenemos explicación posible, a menos que, como ya hemos indicado, exista un éter impenetrante en el cual nuestros cuerpos etéreos operan y en el cual puedan haber puntos especiales de urgencia creados por el cariño entre amigos, que responde instantáneamente en tiempos de necesidad. i De todos modos, esta teoría, o realidad como yo la llamo, explica el punto principal de lo que se conoce hoy por medio de ticos. Los experimentos científicos prác- pueden llamarlo «exteriorización de fuerza», frase pero la no explica nada, mientras que el hecho conocido del cuerpo etéreo — — explica cómo la comunicación supersensible 300 puede ser posible durante la vida y después de la muerte. ¿Ha habido un descubrimiento mayor en esta época maravillosa, o más bien digamos un re-descubrimiento, puesto que nosotros no reclamamos la originalidad? Pocos todavía reconocen su cialidad, poten- y puede que sea bueno que el conocimiento de esto lenta- mente a la venga Humanidad, pues contiene grandes potencias para el bien para el mal. Es y un instrumento de servicio maravilloso entre «el hombre está armado amigos..., por el pensamiento de un amigo distante», como ha dicho un poeta moderno, pero también puede ser un arma en las manos de personas ruines; muchos de los perniciosos efectos atribuidos a la brujería fueron probablemente debidos al resultado de un malicioso pensamiento concentrado, pues la concentración parece ser la válvula abre al flúido que paso etéreo y lo hace entrar en acción. Todo depende del uso que le demos. Nos protegemos gracias al estudio y la buena rehusando conducta, los pensamientos dañinos y deprimentes y haciéndonos sola- mente receptivos a la verdad, la belleza y la bondad. Estudio experimental de la mediumnidad y su desarrollo, por las socieda- des «Hacia la Perfección» y «Sáenz Cortés». Al encarar el estudio de la parte científica del Espiritismo con inten- ción de compenetrarse de sus fenómenos, creemos oportuno hacer resaltar que por parte de los investigadores no se le presta la debida haciéndose atención, una lamentable confusión de los fenómenos psíquicos con las verdaderas manifestaciones mediumnimicas. Sin dejar de reconocer que no siempre resulta fácil una clasificación desde las primeras expe- riencias, creemos posible con un poco de buena voluntad y estudio, esen- cialmente para aquellas personas cuya larga práctica les ha nado los proporcio- suficientes conocimientos, saber orillar las extensas lagunas que presenta el fenomenismo en sus infinitas gamas y estados. No asi para el principiante, carente de observaciones prácticas, aun en posesión de conocimientos más o menos teóricos. Concretando nuestra idea, diremos que todo interés hacia la mentación experi- y aun para interpretar el desarrollo mediumnimico desde sus primeros albores, involucra poseer no sólo el rudimento teórico perti- nente, si que también una dosis de práctica prolongada en una paciente labor de observación, para llegar en esta forma a llenar las condiciones indispensables y saber discernir debidamente ciertos estados mentales, anímicos y mediumnimicos, apreciándolos con justo valor, en sus diversas manifestaciones y modalidades. Al manifestar lo expuesto nos anima solamente el deseo de llamar la atención a esta honorable Asamblea, hacia la imperiosa necesidad de orientar la gran masa de correligionarios, entre los cuales cunde la creen- eia de que sólo basta para practicar el fenomenismo, estar animado de sanas intenciones, munidos de un ardiente amor a la Causa y saturarse de la fe inquebrantable del Espiritismo y de la palabra e ideas de los. espíritus. Comprendemos que las buenas cualidades morales son una condición indispensable a todo investigador que quiera verse a salvo de ciertos esco- líos propios de la afinidad de relación espiritual; pero esta cualidad no basta por sí sola para salvar otros peligros por fallas de escuela, que reper- cuten sobre los sujetos, sensitivos y médiums, para lo cual es necesario una sólida preparación teórico-práctica, capaz de hacer aprovechable en su totalidad las facultades estudiadas. Los mismos razonamientos podríamos aducir para aquellas personas, que careciendo de esta fe han ingresado en nuestras filas con los prejui- cios de otras escuelas, filosofías e ideas político-sociológicas, para los cua- les son fanáticos todos aquellos inclinados por sus sentimientos hacia una mayor religiosidad, incurriendo ellos mismos en un fanatismo propio de la tendencia de la cual proceden. Salta bien a las claras de lo que acabamos de decir, que ambos extre- mos, de demasiada religiosidad o de excesivo tecnicismo sociológico y científico, son un obstáculo formidable opuesto no sólo al avance de nues- tro ideal en círculos ocultos, sí que también empañan la nitidez del feno- menismo espirita. Conceptuamos no hallarse ninguna de las dos tenden- cias en condiciones para dedicarse eficazmente al estudio del alma, def sér y del destino, y desentrañar consecuencias filosóficas, morales y cien- tíficas; de un estudio que ha de encararse profundamente inclinado a la serenidad desprovista de prejuicios y tendencias, con entera imparcialidad, recto criterio y altura de miras. Sólo así es posible internarse en el estudio del delicado, por no decir misterioso, mecanismo mediumnímico en toda la extensión de gama variada en sus múltiples aspectos; de lo contrario, se cae en alimentar un tórpido o vulgar animismo de parte de los sujetos, cuando no se llega a ciertos estados de sugestión colectiva respecto a los experimentadores. La experiencia alcanzada en el estudio teórico-práctico del fenomenis- mo en sus diversos aspectos, durante el transcurso de más de un cuarto de siglo, no sólo observado en nuestro círculo de estudio, sí también en los trabajos de la mayoría de centros de nuestro país, y de algunos extranjeros que nos fué dado conocer, nos ha permitido reunir suficientes elementos de juicio para llegar a la conclusión de que el fenomenismo en numerosos centros, sociedades o grupos, es mal encauzado y erróneamente interpre- tado en sus elevados objetivos fundamentales de ciencia, filosofía y mo- ral. Llega a veces la indiferencia hasta aceptar simples y burdos animis- mos, como hemos tenido ocasión de observar, donde se refleja en el trance de todos los sensitivos, las mismas ideas y prejuicios que flotan en el círculo en el cual actúan, y en forma tal, que se exteriorizan como si fueran la copia salida de un mismo molde. Repetimos, y lo diremos hasta el cansancio, que el Espiritismo es una rama del saber humano, y como toda ciencia, necesita para comprenderlo el deseo de estudiarlo con completa independencia; de no ser así, se cae en un grave error de apreciación, pues los inclinados a la religiosidad pre- tenden hacer del Espiritismo una nueva religión, en virtud de que en algunos de sus aspectos guarda cierta similitud o analogía con los precep- tos morales clásicos; y los sostenedores de ciertas tendencias político- sociológicas pretenden hacer de él un ideal de reivindicación social, por las mismas circunstancias desde el otro punto de vista de sus postulados — — de hermandad. 302 Los unos y los otros sufren un grave error de interpretación, y por consiguiente, en su respectivo criterio exclusivista, empañan la grandiosi- dad de un ideal esencialmente integral, definiéndose claramente en su concepto de superación por sobre las demás escuelas religioso-político- sociológicas, y también científicas. Sea dicho esto, desde luego, con la altura de buenos idealistas, y con la consideración a que está obligado a mantener con los demás todo espiritista, guiado solamente por el amor al buen desenvolvimiento de nuestra causa. Creemos haber reflejado sucintamente nuestro modo de sentir y de pensar con respecto a la faz más complicada de las muchas facetas pre- sentes en el Espiritismo, por no decir la más delicada, sabiendo que, pues- tas en juego fuerzas apenas conocidas, no sólo escapan al control de nues- tros sentidos físicos, sí que también son captados sus efectos con poca nitidez, en la mayoría de los casos, en razón de los incompletos grados de desarrollo de las facultades y mediumnidades, para poder profundizar debidamente su estudio. Los métodos a emplearse deben tender a la obtención de una mayor suma de nitidez en los trances mediumnímicos, como asimismo una mayor seguridad en las facultades supranormales, y han de ser aquellos que per- mitán diferenciar, en una precisa clasificación, las facultades de las me- diumnidades, a través de las alternativas que se manifiestan durante el proceso del desarrollo desde el período inicial. Y a fin de aportar nuestra contribución a la selección de métodos eficaces, para la orientación de los trabajos en tan paciente y delicada labor, nos mueve a exponer, en nombre de nuestro amor al ideal, desprovistos de toda vanidad y preten- siones, los métodos que hemos empleado en nuestras investigaciones y los resultados obtenidos. Con ellos hemos tratado, dentro de nuestra mo- desta capacidad, de eliminar los vicios, o mejor dicho fallas de escuela, de las cuales hemos hecho mención, obteniendo en esta forma muchísi- mas comprobaciones debidamente certificadas, que figuran en los archivos de nuestra asociación. Prescindiendo de la transcripción de hechos, que no es la finalidad de nuestra exposición, pasaremos de lleno a citar las disposiciones adop- tadas y aconsejadas por la práctica en sucesivas adaptaciones. En principio los socios ocupan dos categorías principales, esto es: «Ra- sivos» y «Activos», y con ellos se efectúan sesiones de muy distinta índole, debido a la diversidad de preparación que los caracteriza; mientras que a los pasivos sólo se les exige conocimientos rudimentarios del Espiritismo, a los activos se les pide más amplitud de conocimientos, ingresando a dicha categoría previo un examen adecuado. Tienen ingreso a las sesiones generales todos los socios, y se permite la asistencia de las personas que desean iniciarse, previa concurrencia a seis conferencias públicas que realiza anualmente la sociedad, en un ciclo de varios meses, siempre que no demuestren tener previos conocimientos sobre nuestra teoría. En esta sesión se practica únicamente la mediumni- dad parlante, por los médiums poseedores de un cierto desarrollo y capaces de ofrecer mucha nitidez en las comunicaciones. En sesiones efectuadas exclusivamente con los socios activos, y deno- minadas «Sesiones de Desarrollo», se practica y estudia en forma corre- lativa los variados aspectos que presenta el fenomenismo, procurando encauzarlo prudentemente hacia su mejor rendimiento, corrigiendo modis- mos propios del médium, conservando cuidadosamente las modalidades salientes que hace de cada uno de ellos una función especial de estudio y dedicación, característica que le hace diferenciarse de entre los demás, como acontece con la personalidad de un buen músico o de un excelente pintor. Con el fin de desentrañar mayormente las facultades y mediumnida- des, cuando ciertos indicios denotan condiciones, procedemos a efectuar «Sesiones Especiales o de Búsqueda» en el reducido ambiente de los com- ponentes caracterizados de mayor dedicación bajo la dirección de la C. D. en pleno. Creemos conveniente aclarar algunos detalles correspondientes a las condiciones de cómo llevamos a cabo nuestras sesiones, y los medios pues- tos en juego para tratar de la formación de un ambiente propicio; a lo que hemos llegado por apreciaciones de los beneficios obtenidos en suce- sivos rumbos indicados por la práctica. En las sesiones para los socios de ambas categorías con asistencia de invitados, comenzamos con una lectura durante diez minutos, de un tema apropiado al acto a realizarse. Dicha lectura atrae la atención y hace que se borren, en parte, las preocupaciones de orden material, predisponiendo la mente y el ánimo a las cosas del mundo espiritual, ejecutándose a con- tinuación una pieza de música de melodía suave y armoniosa, a la vez que la persona encargada de dirigir la sesión (no siempre el presidente) hace un llamado a los asistentes, invitándoles a unir sus pensamientos con los mejores sentimientos de benevolencia, y de verdadero interés por el estudio del acto que se va a realizar. En estas condiciones elevamos nues- tros pensamientos, oramos así, sin articular palabras, y desprovistos de fórmulas. Constituyendo un círculo cerrado, ocupan los médiums y un pequeño número de socios sus respectivos asientos, previstos de antemano y que conservan constantemente. Estos forman la cadena flúidica, mientras los demás asistentes permanecen fuera de ella. El encargado de dirigir la sesión invita a los médiums a iniciar la evocación, recomendando no evo- car a ninguna entidad determinada. Recomiéndase también a los médiums de no entregarse al primer impulso, esto con el fin de evitar, en caso de precipitarse, la confusión que pudiera sufrir entre una influencia y el trance mediumnímico, obteniéndose en esta forma, sin apresuramiento, un trance más completo. Producido éste en las condiciones expresadas, se obtienen fácilmente los denominados cuadros de ultratumba. Tanto en estas sesiones como en las demás llevadas a cabo, damos poco valor al nombre del espíritu comunicante, salvo en casos excepció- nales o de interés de identificación; obramos así, para conservar nuestra entera independencia durante los trabajos, y por la misma razón, los videntes están invitados a silenciar hasta el fin de la sesión, haciéndolo luego constar por separado, con el mayor número de detalles posibles, ante las personas indicadas al efecto. Al finalizar la sesión se invita a los asistentes a formular cualquier pregunta para dilucidar dudas o hacer alguna objeción respecto a las co- municaciones, de los trances mediumnímicos, como asimismo de las inter- ferencias que pueden haberse efectuado. Todo ello se lleva a cabo en — — presencia de los médiums, sin que por esta causa se sientan molestos. 304 Nos complacemos en consignar este hecho, tan poco corriente, a pesar de su utilidad, y que no se lleva a la práctica en la mayoría de los casos, por temor de molestar la susceptibilidad de los médiums; cosa que no acontece en nuestro círculo, por cuanto ellos estiman que no es una crí- tica que se les hace; más bien lo interpretan como un análisis indispen- sable para ir encauzando las facultades, las que en todo momento deben ser debidamente comprobadas, para afianzarlas cada vez más. Las sesiones para socios activos únicamente y de desarrollo, se inician en la misma forma como lo hemos expresado anteriormente, efectuándose una por semana, alternándose en ellas los estudios de los diversos aspee- tos que presenta la mediumnidad y facultades como son; la escritura, tiptología, desarrollo de la sensibilidad, sonambulismo, parlante, xeno- glosia, clariaudiencia, levitación, metagnomia, clarividencia, psicometría, etcétera, etc. Por cuanto a la clarividencia, volveremos a hacer mención del método de control, atento al cual los videntes reservan sus observaciones para expresarlas después de terminada la sesión, cada cual por separado, ante las personas designadas para ello, quienes toman nota en actas al efecto y de todo lo desarrollado en cada sesión. De ello se da a conocer en la próxima sesión, las videncias que por su naturaleza son dignas de ser mencionadas, y las demás son documentos valederos para estimar el progreso de dicha facultad en cada médium. Al adoptar esta forma de control, queremos evitar que los asistentes impresionables, ai ser relatados los acontecimientos mientras se producen, puedan sufrir alucinaciones sensoriales o telepáticas, tan pronto con ten- dencia individual como colectiva; hechos que lamentablemente nos ha sido dado constatar en algunos núcleos espiritas, donde se carece de las directivas y de la debida experiencia, confundiéndose fácilmente los esta- dos alucinatorios por la clarividencia. Por último, nuestra dedicación nos lleva a efectuar sesiones especiales y de búsqueda, que están a cargo de un «Equipo de Experimentadores» compuesto por un reducido número de personas que han estudiado el Espiritismo, ciencias y doctrinas afines. Su labor se extiende a estudiar los diversos aspectos de la mediumnidad y facultades diferenciadas, y tender a su desarrollo, a la vez que estudia el magnetismo como eficaz auxiliar en el progreso de las mismas. Creemos oportuno hacer presente que si bien el magnetismo es un eficaz auxiliar en manos expertas, no es menos cierto que se corren mu- chos riesgos cuando se le emplea sin la debida preparación; para ello es necesario un detenido estudio teórico, antes de lanzarse a la experiencia, podiendo en un principio ensayar la obtención de magnetografías, foto- grafías del pensamiento, etc., etc., sin internarse en la magnetoterapia, que corresponde al dominio de la ciencia para su debido control. Es comprensible la variedad de métodos empleados en estos estudios, dada la variedad de facultades y mediumnidades; pero en rasgos genera- les ellos se efectúan con preferencia en plena luz, cuando las exigencias no imponen el empleo de luces de colores variados entre el amarillo, el azul y el rojo, llegando a procederse en plena obscuridad al tratarse parti- cularmente de una cierta condensación de flúidos, para obtener teñóme- nos de efecto físico. — 305 — En cuanto atañe a nuestro sano criterio e independencia de severos observadores, interpretamos claramente en esta clase de fenómenos, la intervención directa de las fuerzas puestas en juego por la intervención espirita; y a ellos, como guias de la parte invisible, les corresponde gran parte de las indicaciones, procedimientos y directivas, los que no siempre podemos prever. Toca a los asistentes tomar todas las precauciones para el control y constatación de los fenómenos que puedan obtenerse, corres- pondiéndoles por igual la formación de un circulo simpático, completa- mente armónico, unidos por el sentimiento del bien y de una fraternal estima. Al comenzar estas sesiones tratamos de predisponer el ambiente como en todos los actos realizados, con el fin de liberar la mente de las preo- cupaciones de la vida diaria, atrayendo la atención por la lectura de aigu- nos pasajes de libros que tratan de esta clase de experiencias, seguido luego de algún trozo de música suave (grabación), mientras nuestros pensamientos se elevan al unísono y en forma de súplica, hacia las regio- nes del bien. Transcurrido el tiempo dedicado a la experimentación, y al finalizar, se establece entre los asistentes un cambio de opiniones sobre lo obtenido en forma de amable comentario, tomándose nota para levan- tar un acta bien documentada, y luego se termina haciendo oír un disco de música agradable dirigiendo nuestros pensamientos de acción de gra- cias a Dios, la Causa Suprema. Como seria largo enumerar las muchas comprobaciones debidamente certificadas (parte de ellas figuran en los archivos de la institución) y otras que han sido constatadas por la mayoría de los asociados, nos limi- taremos a mencionar las mediumnidades de las cuales hemos obtenido comprobaciones debidamente controladas; como son; escritura mecánica, semimecánica, tiptologia, sonambulismo lúcido, natural y provocado; par- lante, xenoglosia inconsciente, semiinconsciente; clarividencia, psicome- tría, metagnomia y levitación. Presentamos esta modesta exposición, que nos ha sido penoso del i- near por tratarse de nuestra propia obra, y cuyo resumen sintetizamos en las siguientes palabras: ilustrar por medio de publicaciones al alcance de todas las inteligencias, encarrilando en ellas con método progresivo el desarrollo de las mediumnidades, tan necesarias a la vida societaria y a la propaganda, de presentarlas en su forma de máxima nitidez. El cuerpo astral fotografiado en el momento de la muerte. — Los más recientes experimentos de laboratorio, por H. P. Wan Walt. - 306 -- Señoras señores: Me permito rogaros que prestéis vuestra y preciosa atención a uno de los más recientes experimentos realizados en el mes de septiembre último por el doctor R. A. Watters, F. R. S. A., director de la Fundación para las Investigaciones Psíquicas del Dr. Wm. Bernard Johnston (EE. UU.), experimentos que prueban de una manera conclu- yente que ha sido descubierto el medio donde se localiza el alma en un vez los cuerpo vivo. Ello reviste una gran importancia, toda que trabajos han sido llevados a cabo sobre bases estrictamente científicas por un emi- nente sabio. El objeto de todos los sabios ha sido siempre determinar la forma o principio responsable de la materia animada, y, hasta 1933, ninguno ha podido resolver este problema de vital importancia. Hasta ahora, dos hipó- tesis se enfrentaban: la hipótesis mecanista y la hipótesis vitalista. La teoría mecanista pretende que la «vida» es una serie de fenómenos eléctricos, químicos y mecánicos. La teoría vitalista sostiene, en cambio, los fenómenos eléctricos y la actividad química son inherentes a la que «vida» y que el organismo, con toda su complejidad está dirigido por una «fuerza interna» o «principio director», que es, en último análisis, el «alma». La escuela mecanista dice que cuando la «vida» ha dejado al cuerpo, no significa otra cosa que los fenómenos fisiológicos y psicológicos han cesado de funcionar. El organismo ha muerto porque los fenómenos que producen la vida no funcionan; en resumen, la filosofía mecanista pre- tende que «nada abandona» el cuerpo en el momento de la muerte. La hipótesis vitalista pretende que «algo» abandona el cuerpo cuando éste muere. Ahora bien; mis compatriotas, los señores Matia y Zaalberg van Zelst han pesado el cuerpo astral de los vivos y han hallado que éste pesa aproximadamente 2 1/2 onzas, es decir, unos 60 gramos. El doctor Duncan McDougall, de Haverhill, Mass. (EE. UU.), confirmó este resul- tado, colocando algunos enfermos moribundos en una balanza y compro- bando una pérdida de peso de unas 2 1 /2 onzas, en el momento mismo de la muerte. Aunque la escuela vitalista pruebe que tiene razón por estas compro- baciones, todavía no había podido hallar la prueba de su teoría en cuanto la de esta pérdida de peso se refiere. La escuela vitalista se basa a causa más la fe que en los hechos, y los vitalistas se ven obligados a apo- en en teorías, mientras la escuela mecanista se refugia tras las obser- yarse vaciones de laboratorio. Antes que los vitalistas puedan desacreditar la hipótesis mecanista, a la deben probar es necesaria que el alma existe y que su existencia «vida». La ciencia no presta oídos a un alma hipotética; quiere algo más tangible. Ahora Caskell ha combinado las dos teorías en su libro titulado: «¿Qué es la Vida?» Ella (Caskell) considera que la «vida» y el «alma» son una sola cosa. Mira la vida y el alma como una «cantidad», y como una «can- tidad intraatómica», y, como tal, algo que abandona el cuerpo físico en la muerte. Hasta el año pasado, la mayor parte del mundo científico admitía la teoría mecanista, y con razón, puesto que la teoría mecanista podía cuan- — 307 — do menos presentar hechos, podía continuar las investigaciones empíricas. Me llevaría muy lejos citar todos los experimentos que han contribuido ampliamente a apoyar la teoría mecanista. Citaré solamente algunos; jacques Loeb, F. I., descubrió que los huevos de ciertas formas de vida podían desarrollarse bajo la acción de ciertos métodos físicoquímicos. George Rohn realizó experimentos similares con ayuda de emanado- nes de radio. El fisiólogo ruso Kuljabko colocó corazones de pollos muertos en cier- tas soluciones salinas y logró hacerlos palpitar de nuevo. Camell aisló algunas células del tejido conjuntivo del corazón de un embrión de pollo; cultivos de estas células vivas, nutridas de extractos de embriones de pollo, han podido conservarse vivos durante más de veinte años. Los doctores Wheeler y Kirby han demostrado que la sección del iris en el tejido vivo del ojo vive y se desarrolla fuera del cuerpo del animal. Los más notables experimentos, sin embargo, fueron los que hizo Cri- le. Dichos experimentos parecían probar de un modo concluyente la hipó- tesis mecanista. Porque Crile logró «orear» la vida, recogió algunas células de una mezcla de tejidos vivos, y estas células se comportaron como orga- nismos «unicelulares» vivos. Se llamó a estas células «células autosinté- ticas». Mostraron una acción paralela a la de los organismos vivos, es decir, que la falta de oxígeno las destruía, y casi todos los agentes que perjudican a las células vivas perjudicaban también a las «células auto- sintéticas». Crile parecía haber probado que la vida es el resultado de la actividad química y eléctrica, y que en su ausencia la vida cesa de existir; en otras palabras: «que dicha actividad es el fenómeno respon- sable de la vida». La base de los trabajos de Crile sobre la naturaleza física de la muerte, consiste en medir el potencial eléctrico de los animales, plantas y frutos durante los diferentes estados de sus condiciones de vida y de muerte, y Crile considera la vida de la siguiente forma: «La vida, dice, puede defi- nirse como potencial mantenido, y la pérdida de este potencial es la muerte». Como es natural, ante este resultado, el mundo científico estaba en cierto modo obligado a atenerse a la teoría mecanista, que se apoyaba en todos estos hechos. Frente a estos hechos probatorios, ¿qué podían hacer los vitalistas, si no tenían otra esperanza para probar sus ideas que llegar a poder demostrar la existencia del «alma», y la prueba de ello des- cansa, en parte, en el dominio de la psicología y, en parte, en el de la física, puesto que, después de todo, el organismo vivo es «materia»? La única diferencia en los estados físicos es que la materia animada posee «algo» que ha perdido la materia «muerta». Una es «animada» y la otra es «inanimada». Tan sólo después del descubrimiento de los rayos X y del radio hemos podido adquirir informaciones definidas acerca de la constitución de la «materia». El estudio de los minerales radioactivos y el análisis de estruç turas atómicas nos han dado alguna comprensión del plan de trabajo de la materia. A principios del siglo actual se definía la materia como compuesta de átomo, que se creía que representaban las más pequeñas partes en que — 308 — podía dividirse una substancia. Ahora sabemos que los átomos están com- puestos de electrones (cargas negativas de electricidad) y de protones (cargas positivas de electricidad). «Toda materia» está formada por ato- mos, tanto si es un libro, una piedra, una flor o un sér humano; la compo- sición última de la materia es de naturaleza atómica. Este átomo aun puede dividirse en dos partes: el núcleo y los electro- nes. El núcleo o protón es una carga positiva de electricidad, y los electro- nes son cargas negativas, como ya hemos señalado más arriba. Podemos representarnos el átomo como un sistema solar, es decir, un sol (el nú- cleo) alrededor del cual giran los electrones. La distancia entre el núcleo y el electrón es de alrededor de una «millonésima» de centímetro. El elec- trón gira alrededor de su órbita minúscula con una rapidez enorme, ya que su velocidad es de unas 1.400 millas por segundo. Para dar una idea de esta rapidez es interesante recordar que en una «millonésima» de segundo el electrón da alrededor de «siete mil millones» de vueltas aire- dedor de su pequeña órbita. Si un átomo pierde uno de sus electrones, la carga positiva del núcleo sobrepasará la carga negativa de los electrones y el átomo será positivo, o «ión positivo». En cambio, si un átomo toma otro electrón, o mejor dicho, atrae otro electrón, la carga negativa de los electrones será mayor que la carga positiva del núcleo, y tendremos un átomo negativo o «ión negativo». «Un ion es, en resumen, un átomo des- equilibrado.» Con el descubrimiento ahora de la radioactividad, ha venido el cono- cimiento del comportamiento del átomo y hemos conseguido una mejor comprensión de la estructura atómica. ¿Y por qué hemos conseguido esta mejor comprensión? Sencillamente, porque un mineral radioactivo pasa constantemente por un proceso de ruptura atómica y de transmutación en virtud de las extrañas emisiones de rayos radioactivos. Estas emanaciones radioactivas son los rayos alfa y los rayos gama,, y es gracias a los minerales radioactivos que podemos explorar las estruc- turas de los otros átomos. El rayo alfa, por ejemplo, es el proyectil que tiramos sobre el átomo, y por su manera de obrar, por su acción, algo aprendemos de la estructura del átomo. Los efectos de los rayos alfa y beta sobre los otros átomos se observan por medio de un invento inge- nioso llamado «Cámara de expansión de Wilson». Es un aparato que hace posible el estudio de los movimientos de las emanaciones radioactivas du- rante su paso a través de un gas. La cámara de expansión de Wilson se compone de un cilindro de bronce, vidriado en su parte superior, for- mando una caja que se introduce algunas pulgadas hacia abajo en el inte- rior del cilindro principal. Esta caja es, claro está, circular, y puede ac- Clonarse hacia arriba y hacia abajo; se llama cámara de observación. En uno de los lados de esta cámara de observación hay un recipiente para muestras, en el cual pueden colocarse los minerales radioactivos, las mués- tras biológicas, etc. En ángulo recto con el recipiente para muestras hay una poderosa lámpara que ilumina las operaciones. Al dar vueltas auto- máticamente a un volante se produce una nube, una neblina artificial. Ahora bien; ya sabemos que cuando una nube se condensa, tiene tenden- cia a condensarse sobre «algo», por lo menos si existe algo sobre lo cual — — pueda hacerlo. 309 Si se introduce un fragmento de radio, los rayos alfa y beta se pro- yectan a través de la nube citada. La velocidad de los rayos alfa es tal, que no desplazan el aire como lo hace una bala de cañón, sino que se lanzan directamente a través de la floja estructura atómica del aire, sin hacer otra cosa que quitar uno o dos electrones al átomo. Como ya hemos visto, los átomos de aire desequilibrados por la pérdida de un electrón se transforman en iones positivos o negativos. Es lo que se llama proceso de ionización. Estos iones atraen entonces la humedad, o, en otras palabras, la neblina o nube artificial, que se condensa sobre estas ínfimas partículas que reflejan la luz, de manera que cuando los rayos alfa atraviesan la nube, dejan tras de sí una estela luminosa que puede fotografiarse. Y llegamos ahora a la fotografía del alma. He debido extenderme con cierta amplitud sobre la fotografía de los iones, lo cual constituye un ex- perimento de física muy conocido, a fin de hacer resaltar el principio en que se basa la fotografía del alma y para que pueda comprenderse de qué manera ha podido fotografiarse el cuerpo astral. La base de todo el procedimiento es la siguiente: si la neblina se con- densa sobre las partículas infinitamente pequeñas de los iones, los cuales se pueden fotografiar gracias a que la humedad se condensa sobre ellos, sería completamente posible y en modo alguno absurdo que esta neblina se fijase igualmente o se adhiriese a las partículas de esa cantidad — lia- mémosla cantidad — del cuerpo astral, por pequeño y sutil que sea, del cuerpo astral que se separa del cuerpo en el momento de la muerte. Este experimento tiene solamente por objeto establecer que el hecho de que una cantidad se separe del cuerpo en un trabajo de laboratorio, equivale a la prueba concluyente de que esta cantidad que se desprende es la «vida». El postulado de Gaskell, apoyado en hechos físicos, es que todas las formas de la vida, todos los organismos complejos poseen una cantidad intraatómica. Los experimentadores argüyeron que si el alma existe, debe alber- garse en los espacios intraatómicos de los átomos que componen la estruc- tura celular. Eddington dijo: «Si todos los átomos de un cuerpo humano se pusieran juntos ocupando un pequeño espacio, el hombre entero no sería mayor que un punto hecho con la punta más fina de un lápiz». Si ello es así, el cuerpo físico de un organismo está compuesto sobre todo por espacios intraatómicos o entre atómicos, y si existe el alma, en ellos hemos de buscarla. Y si cantidades infinitesimales como los iones positi- vos y negativos pueden localizarse y fotografiarse sus fenómenos por me- dio de un aparato, parece probable que el aparato en cuestión pueda des- cubrir también los fenómenos intraatómicos. El resultado de estos experimentos ha sido la comprobación de que en realidad un «cuerpo inmaterial» se ha desprendido del cuerpo físico en el momento de la muerte y se ha hecho visible por medio del vapor de agua y hasta ha podido fotografiarse, como voy a demostrároslo a continua- ción. Un grueso insecto era la forma más baja de la vida con la que Watters podía experimentar, y ensayó primero los insectos. Cerca de los labora- torios había una gran cantidad de langostas. Se tomaron un centenar de ellas como muestras. Cincuenta se separaron para la cámara de experi- — 310 — mentación, y las otras cincuenta se dejaron para poder determinar la mejor manera de producirles la muerte. Finalmente se escogió el éter como agente mortal. Aun cuando se tomaron todas las precauciones, era imposible pre- decir con una precisión absoluta el momento exacto de la muerte real, porque en las distintas muestras la muerte se produjo en momentos dis- tintos. Se comprenderá, pues, fácilmente, que este género de experimen- tos no asegura siempre y en cada caso el éxito completo, porque es preciso adivinar cuándo se produce el momento deseado para la exposición foto- gráfica. La langosta se anestesia primeramente y se coloca en seguida en la cámara, en uno de cuyos extremos se pone un algodón saturado de éter. En el momento preciso en que se creía que la muerte se producía, se dis- paraba el aparato fotográfico. Ahora bien; es preciso hacer resaltar un hecho muy interesante con respecto a estos experimentos, que es el siguiente: En cuanto se había hecho la exposición fotográfica, se sacaba el in- secto de la cámara y se le inyectaba adrenalina que, como es Sabido, es una especie de revivificante del organismo. En algunos casos, después de esta inyección, la langosta daba señales de vida, lo que probaba que la fotografía se había hecho antes de que el agente mortal hubiese tenido tiempo de producir la muerte. «Pues en todos ios casos en que una langosta dió señales de vuelta a la vida, aún después de algunas horas, la fotografía no dió ninguna señal de sombra suplementaria o sombra astral. Y en los casos en que la fotografía mostró sombras características o formaciones de «cuerpos inmateriales», los insectos no manifestaron nun- ca la menor prueba de vuelta a la vida, aun cuando hubieran recibido inyecciones de adrenalina y fueran conservados en observación cuidadosa durante períodos de tiempo de ocho a catorce horas. De 50 pruebas, en 14 de ellas apareció un insecto fantasma sobre la placa, y en ninguno de estos 14 casos volvió a la vida el insecto; es decir, que el insecto estaba realmente muerto. Debo mencionar un punto interesante para impedir a los escépticos y a nuestros antagonistas que declaren que estas formas nebulosas pudie- ron ser producto del azar o de formaciones accidentales de gas. Quiero hacer hincapié en la constancia de la aparición de los «fantasmas» que, según la teoría, debían aparecer. En otras palabras, cuando los experi- mentos se llevaban a efecto con langostas, era una forma de langosta la que se hacía visible. Los fantasmas eran «siempre» de acuerdo con los contornos físicos de la muestra empleada. En cada caso y. en cada repeti- ción de las pruebas, el cuerpo astral era característico del cuerpo físico de la muestra que servía de objeto. Nada se dejó a la casualidad, nunca una «contraparte» inmaterial de ratón, por ejemplo, se formó cuando servía de objeto una rana. De una rana emanaba el fantasma de una rana; de un mariposa, el de una mariposa; de un ratón el de un ratón. Se hicie- ron centenares de experimentos, y los resultados fotográficos fueron siem- pre positivos en cuanto a la correspondiente correlación de la formación fantasmal con los contornos de la muestra-objeto. Hemos de tener en cuenta la deformación del fantasma, debido a las condiciones físicas que — 311 — existían en la cámara de vapor. Los experimentadores creen haber demostrado que un cuerpo inma- terial se desprende del cuerpo físico en el momento de la muerte real, de la misma manera que uno se sale de un vestido, y sacan la conclusión que «puesto que los experimentadores se han limitado hasta ahora a ope- rar con animales que representaban las más bajas formas de vida, parece evidente'que «se obtendrían resultados similares con las formas superio- res de vida. Entre ellas, el hombre en condiciones experimentales ade- cuadas». No subrayaríamos nunca bastante la importancia de estos experimen- tos, y gracias a estas pruebas hemos logrado casi demostrar ta existencia de un cuerpo etérico que sobrevive a la muerte del cuerpo físico. Personalmente, no creo que exista entre los fenómenos que constitu- yen la gran cadena de pruebas sobre la que se basa la verdad del Espiritis- mo, otro que demuestre de una manera tan convincente la supervivencia tras la muerte, como los fenómenos de bilocación, en los que se muestra la separación del cuerpo astral del cuerpo físico. Hasta los profesores alemanes doctores Hans Driesch y Mattiensen, que son hasta cierto punto opuestos al esplritualismo, han admitido que si se llegase a probar que el organismo viviente está compuesto de un cuerpo físico y de un cuerpo inmaterial que pueda existir independiente- mente y fuera del cuerpo físico, el esplritualismo tendría una base firme, y hasta que la Ciencia tendría que aceptar la hipótesis espiritualista como lógica. Este es el mérito de los experimentos del doctor Watters, haber de- mostrado en condiciones experimentales que «morir» quiere decir prác- ticamente que una contraparte del cuerpo físico se libera, y que la muerte no afecta más que a la parte física del organismo vivo. Dados los experimentos de Watters, es lógico y razonable atribuir a esta «contraparte inmaterial», a la «cantidad inmaterial» que se libera después de la muerte, la producción de los centenares y miles de fenó- menos supranormales que han preocupado a la Humanidad por su origen, y que han constituido un verdadero rompecabezas para la Ciencia desde hace tantos años. Por lo menos es mucho más lógico y razonable atribuir esos mensajes misteriosos que recibimos... de alguna parte, a esta «contraparte astral», una vez demostrada su existencia sjn la sombra de una duda, que intentar toda clase de teorías y de hipótesis retorcidas, pseudocientíficas y frecuen- temente ridiculas para tratar de negar esta grande, santa y maravillosa verdad, esta verdad que nuestros muertos están activos, son tan vivos como nosotros, están a nuestro alrededor y con nosotros para siempre más. Es la conclusión final que puede sacarse de los experimentos del doc- tor Watters. Espiritistas y metapsíquicos. — Lo que les une. Lo que les separa, por — 312 — M. Carlos Andry-Bourgeois, ingeniero de minas. Los miembros de este Congreso internacional que se celebra en sep- tiembre de 1934, en la bella y clara ciudad de Barcelona, en la libre Es- paña del gran Cervantes, sabemos: Que los «fenómenos extranormales» de orden psíquico son tan viejos como el mundo, si no como la aparición de los primeros hombres soÍDre este pequeño planeta de evolución y reparación, hace ya unos 300.000 años terrestres. Que para nosotros, espiritistas convencidos, «las claves» de todos los fenómenos físicos, metafisicos, psíquicos, metapsíquicos, conocidos o des- conocidos, son: la existencia de una energía superior directriz, o mejor aún, de una «Inteligencia Suprema», eternamente creadora, cuyo poder nos revela el esplendor infinito del reino ordenado de los cielos, «Espíritu absoluto» del que nuestra alma, pobre chispa, proviene y al que ha de volver amplificada, purificada por sus experiencias planetarias; el éter espacial o substancia primordial, eterna como Dios, de la que todo deriva objetivamente por «ideoplastia divina», y a la que toda materia (energía cristalizada) vuelve por radiación incesante, por lenta evolución; el «cuer- po astral exteriorizable» (el glorioso cuerpo a conseguir), la envoltura sutil de nuestro espíritu inmortal (periespiritu de Alian Kardec), la plu- ralidad de existencias del alma (palingenesia o Reencarnación, retorno del espíritu a la carne humana) ; la pluralidad de mundos habitables, más de tres millones probados ya por la Ciencia actual (astronomía y ley de los grandes números). Estas hipótesis, viejas también como la tradición de los hierofantes de Egipto, las admiten en gran parte los metapsíquicos (salvo la Reencar- nación terrestre) que no pueden negar los fenómenos espiritas, base de los fenómenos metapsíquicos, tan concienzudamente estudiados por la escuela del doctor Osty, director del Instituto Metapsiquico Internacio- nal, 89 Avenue Niel, de París. ¿«Hipótesis», dirán nuestros adversarios, los ateos y materialistas? Sea; pero yo os ruego que procuréis encontrar otras mejores, más ciertas, más probatorias en su sencillez, para explicar lógicamente todos los fenó- menos energéticos y psíquicos del Cosmos, que dependen de un meca- nismo riguroso (de una ley) y de un determinisme inteligente. En espera, pacientemente, de una nueva revelación (filosófica o psi- cológica que se apoye en la Ciencia), nosotros seguiremos fieles a esta gloriosa «iniciación», tan vieja como el mundo, repitámoslo, como la tradición por excelencia de las antiguas civilizaciones, particularmente de la escuela pitagórica, continuada por el genio griego de los Sócrates, Platón, Porfirio y Plotino, para venir a morir en el Evangelio esotérico, el del espíritu de Juan, el discípulo predilecto del Maestro del Amor y de la Esperanza; sublime iniciación que los balbuceos de la Ciencia moderna, la de la radioactividad de la materia no hace sino confirmar, cuando no volver a hallar. — 3i3 — Lo que nos divide a los espiritistas de los metapsíquicos, es que reco- nociendo, admitiendo y estudiando los mismos fenómenos psíquicos ultra- normales, no tenemos las mismas ¡deas o hipótesis en cuanto al origen o causa que los produce. Los metapsíquicos han comprobado reunidos una multitud de hechos anormales, han descubierto perlas preciosas, raras, que encierran cuidado- emente, celosamente, en el cajón de su mesa de trabajo. Ellos no quieren, por miedo a equivocarse y por respeto humano, hacer un collar, tomando una hipótesis cualquiera, especialmente la espirita, como un sencillo hilo de algodón, dispuesto a ser reemplazado en seguida, con los progresos incesantes de la Ciencia, por un hermoso hilo de plata, de oro, de platino o de diamantes. Tienen miedo a ser ridículos, de ser anticientíficos, de no poder repro- ducir a voluntad los fenómenos psíquicos supranormales que van más allá de su voluntad de operadores, porque estos fenómenos sutiles son inesperados y rápidos como el relámpago, dependientes de entidades des- encarnadas, de espíritus que no pueden manifestarse en nuestro plano físico sino sirviéndose, mejor o peor, según su grado de evolución cós- mica, de las palancas de mando del sistema nervioso de un sensitivo, sujeto o médium en estado de trance o de abandono de su voluntad (hip- nosis). Esto es lo que los metapsíquicos no pueden comprender ni admi- tir, porque niegan la existencia, no del alma, sino de su envoltura, el cuerpo astral o periespíritu exteriorizable, el doble de los ocultistas, el cuerpo de los deseos de los teósofos. Por eso los más eminentes, como el profesor Carlos Richet, miembro deí instituto, de la Academia de Medicina de París (1 ), no pueden com- prender la supervivencia del principio pensante después de parado el cora- zón humano, porque la sangre arterial ya no puede excitar, irradiar las neuronas del cerebro que mueren a su vez, llevándose a la nada nuestra mezquina personalidad. Porque, para este sabio, la memoria está locali- zada en las células piramidales del cerebro, en la materia gris de su cór- tex (o envoltura). Esto es todo lo que los metapsíquicos, todavía dema- siado biólogos o fisiólogos, pueden invocar frente a la supervivencia. Ellos no han encontrado aún, en efecto, el cuerpo astral, ese vehículo del alma, bajo su escalpelo, en todas sus experiencias metapsíquicas. En cambio, con la hipótesis, para nosotros realidad, del glorioso cuer- po, etérico y vibrante, el doble perfecto de nuestro cuerpo grosero de carne, todo se explica: permanencia de nuestra personalidad, a pesar de la renovación incesante de todas nuestras células durante la duración de nuestra vida terrestre, la perpetuidad de nuestra raza, la de la especie humana, y por encima de todo, la «memoria integral» de nuestras exis- tencias anteriores que se alberga en la trama flúidica de nuestro peries- píritu, inscrita de una manera indeleble como sobre un disco de bronce de un divino gramófono; y, en fin, como las sensaciones llevadas por nues- tros sentidos (sistema nervioso de relación) desde el mundo exterior, pueden transformarse en percepciones reales, subjetivas para el «ego», el yo o alma protegido por el cuerpo etérico. He ahí, pues, lo que la existencia del cuerpo astral nos explica y nos ■t) Autor del famoso Tratado de Metapsíquica, 1923. enseña, sin hablar de que es, repito, «la clave» de todos los fenómenos metapsíquicos. Corro blanco, blanco gorro — sólo ha cambiado el nom- bre; la etiqueta del frasco se ha escrito en griego, pero el licor es el mismo — — —. ¿Entonces? 314 En su famoso «Tratado de Metapsíquica», el maestro Carlos Richet no ha hecho más que reproducir, bajo otra forma, la de la «criptestesia pragmática» o «videncia trascendental», la mayor parte de los fenómenos espiritas tan bien estudiados y aclarados por nuestro llorado amigo Ca- brief Delanne, en su obra maestra «Apariciones materializadas de los vivos y los muertos», en dos volúmenes ilustrados que le costaron seis años de su noble vida de «pionnier» del Espiritismo científico. Para otros metapsiquicos, la «telepatía» puede y debe explicarlo todo (escuela de Warcollier). Pero para el doctor Osty, es sobre todo la «pre- monición» de objetivo humano con una persona que no esterilice el fenó- meno, la verdadera clave de la Metapsíquica. En fin, si nosotros creemos que nuestro espíritu evoluciona de vida en vida, de esfera en esfera, de estado anímico en estado anímico, por la retribución liberadora de la Reencarnación planetaria, los metapsíqui- eos más creyentes u ortodoxos ven ese principio pensante, esa energía superior, inteligente, indestructible en tanto que energía, fundirse en la «Conciencia Cósmica», otro Nirvana científico o pseudocientífico. Es otra vez el determinisme, como el Mektoub, «todo está escrito», de los árabes y mahometanos. Todo ello no contribuye en nada o en muy poco a nuestro progreso espiritual y moral. Y sin embargo, nosotros seguimos siendo los artífices de nuestro deve- nir, de nuestro destino, por el deseo y el mérito de todos nuestros actos. La creencia espirita sólo puede elevarnos dándonos además la gran espe- ranza, si no «la certeza», de volver a ver en el Más Allá, más acá de las tinieblas exteriores, a todos aquellos que hemos amado y que hemos que- rido. «Todo está allí»; poco importa el resto: paraíso, infierno, supervi- vencia. Lo que nosotros queremos es ser siempre, volver a ver a los que nos son más queridos que nuestra propia carne perecedera. Y esto, la exis- tencia de nuestro cuerpo astral, transformado en glorioso cuerpo de luz, como el del divino Maestro sobre el Tabor, nos lo da, nos lo prueba. Después de la muerte, nos individualizará por su frecuencia vibrato- ria, por su longitud de onda propia. «Te he dado el cuerpo de un bruto, nos dijo el Señor; en ti está que merezcas otro mejor» (Tennyson) . En cuanto a los metapsiquicos, para ellos todos los poderes supranor- males del alma están contenidos, encerrados en la energía nerviosa vital del hombre. Es esta energía, este campo biopsíquico el que puede, a dis- tanda, producir todos los fenómenos anormales, hasta la telepatía más lejana. Al morir, esta energía desaparece y se disuelve en la energía o alma del mundo, con lo que tenemos que contentarnos. Los hombres de genio, los niños prodigio, sacan del gran todo o cons- ciencia cósmica universal las facultades de que están dotados, o mejor aún, como nadie nace virgen de toda facultad, van a sacar de ese Más Allá, principalmente, lo que necesitan para completar su facultad innata. Es lástima que solamente puedan hacerlo para esta facultad; si así no fuera, se convertirían en superhombres que, como Dios, lo sabrían todo. En fin, el subconsciente es la «tarte à la créme» de los metapsiquicos. que, sin decirnos lo que es el famoso subconsciente registrador de hechos que han escapado al ego, quieren explicarlo todo por esta entidad hipoté- tica, más hipotética aún que la Reencarnación de los espiritistas y el Karma de los teósofos hindúes, habiendo más de 800 millones de hom- — 315 — bres convencidos de la teoría liberadora de la Reencarnación. Para nosotros, el subconsciente es una reminiscencia de un pasado lejano, un depósito latente, potencial, de nuestras vidas anteriores, que sólo espera una ocasión para manifestarse, para salir a la superficie a con- secuencia de algún traumatismo o «choc» psíquico. ¿Y cómo explicáis, ¡oh, metapsíquicos!, el amor, el odio, la simpatía, la antipatía a primera vista de una persona, incluso si va bien vestida, si nosotros solamente hemos vivido nuestra vida actual? Sí, ¿cómo? Tal vez algún día, muy probablemente, la ciencia o religión moderna llegue a crear, a fabricar el substrátum de la vida, a establecer con todas sus piezas, con elementos de vida (bióticos) una célula de protoplasma nucleado «irritable». ¿Pero podrá darle el impulso debido, el ritmo vital, el determinisme biopsíquico inteligente, en una palabra, la vida, esta ener- gía superior, desconocida? Lo dudamos mucho y, en todo caso, jamás la ciencia humana podrá darle la facultad de pensar, de expresarse, de ha- blar, aún después de milenios de creada, si no la recibe, dicha vida, direc- tamente de una célula madre viva que la poseía ya. En realidad, no es posible servir a dos dueños a la vez: a la «Espiritua- lidad» y a la «Materia», o bienes de este mundo. Hay que escoger. En verdad aquí abajo sólo hay dos cosas reales, verdaderas y buenas: «la Ciencia», en todas sus formas, entre ellas el Espiritismo científico, que se adquiere penosamente por el estudio de los fenómenos de la Naturaleza, la observación, la experiencia, la intuición y la deducción (análisis y sin- tesis), y «una única moral», para nosotros los occidentales, que es la del Cristo del gran corazón, la del Maestro del Amor, la del Eterno Amigo. El Espiritismo es, pues, un problema filosófico y científico en vías de resolución. El porvenir lo probará y lo solucionará para felicidad y espiri- tualización de la Humanidad, que será entonces menos desgraciada. PONENCIAS VARIAS — 316 — Definición y división del Espiritismo, por don César Bordoy, teniente co- ronel de ingenieros, presidente del Centro «Hacia jesús», de Madrid. 1. Definir una cosa, un objeto, un sér (un ente) de la Naturaleza o del Universo, es declarar lo que dicho ente es, limitándolo en sí propio y distinguiéndolo de los demás. Hay, pues, que distinguir en toda definición lo «definido», lo «defi- nente» y la «razón» entre ambos. Lo «definente» es el término superior en donde está contenido lo defi- nido, es decir, su género próximo. Lo «definido», es el objeto presente ante nuestra razón. La «relación» y unión entre ambos términos, consti- tuye la definición del objeto dado. Así, pues, toda definición obedece a la «Gran Ley del Ternario», que todo lo abraza y comprende. De estas nociones se deduce que cuando nosotros decimos, por ejem- pío, que triángulo es el polígono de tres lados, damos de esta figura métrica geo- una definición perfecta y completa; porque al decir que triángulo es polígono, lo incluímos en el género a que pertenece, es decir, en el género polígono, y no en el género línea, o superficie u en otro cualquiera de la Geometría, y al decir que dicho polígono tiene tres lados, lo distin- güimos de todos los demás polígonos que tienen más de tres lados (cua- driláteros, pentágonos, etc). 2. De la misma manera, cuando nosotros decimos que Filosofía es la ciencia que tiene por objeto el estudio de las causas, también la defi- nimos de un modo completo, porque la palabra ciencia expresa su género próximo, es decir, que la Filosofía no es arte ni industria, ni de las ninguna demás manifestaciones o actividades del pensamiento humano, sino precisamente ciencia (sistema de conocimientos subordinados a un prin- cipio: el principio de la causalidad). Y así quedará resuelto ahora el error de considerar a la Filosofía como cosa ajena y distinta de la Ciencia, cuando «ciencia» es precisamente su género próximo. Y cuando nosotros decimos que tiene por objeto el estu- dio de las causas, expresamos la diferencia esencial y única que hay entre ella y las demás ciencias, que no estudian las causas (Matemáticas, Fisio- logia. Química, Alquimia, Astronomía, Astrologia, etc., etc.), cada una de las cuales tiene su objeto propio. No olvidemos que la Filosofía se divide en dos grandes ramas: la «Metafísica», que estudia las causas de los fenómenos físicos, y la «Psi- cología», que estudia las causas de los fenómenos psíquicos, quedando ambas perfectamente definidas dentro de la Filosofía, que es su género próximo, y de su última diferencia, que es su objeto propio, y que las distingue de las demás ciencias, incluso de las demás ciencias filosóficas. 3. Análogamente, cuando nosotros decimos que Aritmética es la parte de las ciencias matemáticas que tiene por objeto el estudio de los números, con sus propiedades y operaciones, queda perfectamente defi- nida por su género remoto (ciencia), por su género inmediato (ciencia matemática) y por su objeto (el número), que la diferencia de las demás ciencias, incluso de las demás ciencias matemáticas; (la Geometría, que trata de la extensión; el Algebra, de la resolución de los problemas, trans- formando las funciones implícitas en explícitas, etc., etc.). Si la división de toda cosa y de toda ciencia ha de hacerse ateniéndonos — — a su objeto y 317 contenido, es claro que entonces la Aritmética debe dividirse en dos par- tes: la primera, llamada Aritmética abstracta, en donde se estudiarán las propiedades y evolución del número en sus «siete» grandes manifesta- ciones (adición, sustracción, multiplicación, división, potenciación, radi- cación y logaritmación) que demuestran la ley biológica, embriológica y biogenética, del número como verdadero ente metafísico-matemático; y la segunda, llamada Aritmética concreta, en donde el número adquiere un carácter práctico de universal aplicación a todas las ciencias . 4. El Espiritismo, que en su aspecto científico guarda grandes ana- logias en su forma, en su fondo, en su definición y en su división con la Aritmética, habrá que definirlo (ciencia espirita) atendiendo a su objeto (los espíritus) y a su género próximo, que no es ni puede ser otro que la Filosofía. Así podremos definir el Espiritismo diciendo que es la «cien- ció filosófica que tiene por objeto el estudio de los espíritus con sus pro- piedades y manifestaciones». Esta definición es correcta, toda vez que por su género remoto no sólo es ciencia el Espiritismo, sino que por su género próximo inmediato es también ciencia filosófica. Ciencia y Filo- sofía, constituyen la filiación necesaria, el antecedente obligado del Espi- ritismo. Su última diferencia es el estudio de los espíritus, y como este objeto es perfectamente distinto al de las demás ciencias, incluso de las demás ciencias filosóficas que no estudian los espíritus en general, sino de un modo parcial (Psicología, Lógica, Estética, Filosofía moral, etc.). resulta el Espiritismo con su carácter propio y específico e independiente de toda otra ciencia, aunque guardando siempre las necesarias relaciones con las demás ciencias filosóficas. 5. Atendiendo a su objeto y contenido (los espíritus), el Espiritis- mo debe dividirse en dos grandes partes: la primera, que tendrá por ob- jeto el estudio de las propiedades de los espíritus, y la segunda, el de sus manifestaciones. En la primera (Metafísica espiritista), debe estudiarse lo que es el espíritu en su distinción y unión del alma, y todas aquellas leyes por las cuales se rija la vida del alma, como manifestación psíquica y energética del espíritu. Estos siete grandes principios cósmicos, que únicamente pueden y deben estudiarse en la Metafísica espiritista, son los siguientes: 1.°, «ley o principio del ternario», que es la base o fundamento de donde se deducen los demás; 2.", «ley de la generación universal»; 3.°, «ley del ritmo»; 4.", «ley de los ciclos»; 5.°. «ley de la polaridad» o de los contrarios»; 6°, «ley de la analogía»; 7.°, «ley de la evolución». De estas siete grandes leyes fundamentales se deducen otras principales, a las que también obedecen todos los seres, y que son: a) Ley de la inmor- talidad del alma, b) Ley del progreso indefinido, c) Ley de la Reencarna- ción. d) Ley de la pluralidad de mundos habitados, e) Ley de la justicia distributiva, llamada hoy ley «kármica», y otras leyes secundarias. La Gran Ley del Ternario, base de todas las demás, demuestra que el Uni- verso entero, con cuantas entidades lo constituyen, está formado por tres grandes planos, por tres grandes esferas, por tres grandes mundos: el mun- do de ios hechos, de ios efectos, de ios fenómenos, es decir, de todo aque- ilo que cae bajo la acción de nuestros sentido (físicos y psíquicos) y bajo ia de nuestra razón; en una palabra, de todo aquello que recibe el nombre de entes (ens, entis: lo que existe) ; el mundo de las causas, de los principios, de los fundamentos — — que producen y de donde proceden aque- 318 líos hechos, aquellos efectos y el mundo intermedio de las leyes, que no son más que las relaciones que unen, ligan, enlazan y conexionan el mun- do de los efectos con el de sus causas; sin que esto quiera decir que los tres mundos se hallen separados e independientes entre sí, sino que por el contrario, constituyen un solo y único mundo. Esta concepción universal conduce naturalmente a estudiar las causas, tanto en su sentido determi- nante (noúmenos), como en su sentido material (principios). Y de este modo vendríamos en conocimiento de que el espíritu, el alma y la psiquis son causas determinantes o noúmenos de todos los fenómenos que produ- cen; que toda materia (física o astral de otros planos) con su caracte- rística (inercia) es la causa material o principio de todo fenómeno, y que la ley de acción o energética (característica del alma) del noúmeno sobre el principio, produce todos los efectos, o fenómenos o entes del Universo y hasta el Universo mismo. Como consecuencia de todo el estu- dio que sobre este tema se hiciere, podríamos enunciar la Gran Ley del Ternario diciendo; «Todo sér, todo objeto, toda cosa, en una palabra, todo ente del Universo, y hasta el Universo mismo, es un efecto, deter- minado por causas, mediante leyes». Los ejemplos de esta gran ley podrán multiplicarse hasta el infinito, porque ella abraza al infinito por consti- tuir las propias entrañas de lo absoluto. 6. Del mismo modo podríamos dar una noción de las demás leyes o principios generales; pero habiéndolo hecho de la fundamental, no la damos, porque nuestro objeto en este estudio no es más que definir y clasificar. Enunciaremos, sin embargo, la gran ley de la Reencarnación diciendo: «la vida del alma se divide en una serie infinita de vidas finitas, en una de las cuales nos encontramos». Y la ley kármica puede enun- ciarse diciendo; «todo sér es en cada momento esclavo de su pasado, pero dueño de su porvenir». Conviene observar que todas estas leyes abrazan, no sólo las almas de los hombres, sino también la del animal, la del vegetal, la del mineral, la de la célula, la de la molécula, la del átomo y la del ultio, es decir, los principios energéticos de todos los elementos físicos del Universo entero. Y extendiendo nuestra concepción a lo absoluto, diremos (y ello podría justificarse sobradamente) que estas leyes abrazan y comprenden todos los entes del Universo, ya sean físicos, ya astrales, ya constituidos de otra cualquier clase de materia distinta de la física y de la astral, que puede existir en el Universo, quedando comprobada con ello la gran ley de la Analogía, que dice; «los principios y leyes por que se rige lo infinitamente grande (el Macroprosopus), son las mismas leyes y principios por que se rige lo infinitamente pequeño (el Microprosupus) ». En su consecuencia, la metafísica espiritista, que debe estudiar todas estas leyes, ha de com- prender necesariamente una cosmogénesis espiritista, una antropogénesis espiritista y una psicogénesis espiritista; es decir, un ocultismo espiritua- lista que abrace el Universo entero con todos sus planos desconocidos para el hombre. 7. El estudio de las manifestaciones de los espíritus constituye la psicología experimental espiritista. Toda manifestación de los espíritus, cualquiera que sea el estado y situación en que éstos se encuentren, re- cibe el nombre de fenómeno espiritista. Los fenómenos espiritistas se di- viden en dos grupos: fenómenos medianímicos y fenómenos anímicos. Se — 319 — llama fenómeno medianímico todo fenómeno espiritista cuyo vehículo sea un médium. Al decir que fenómeno medianímico es fenómeno espiritista, queda dicho fenómeno incluido en su género próximo inmediato; y al decir que su vehículo es un médium, queda perfectamente diferenciado de todos los demás fenómenos espiritistas, cuyo vehículo no sea un mé- dium, como son entre otros muchos la concentración mental, la clarivi- dencia, la telepatía, etc., que no tienen aquel vehículo en su produc- ción. Se llama fenómeno anímico todo fenómeno espiritista cuyo vehículo sea un elemento material del mismo sujeto que lo produce. Queda, pues, este fenómeno definido como su anterior, pues si bien ambos tienen el mismo género próximo, se distinguen en su última diferencia y se limitan entre sí. 8. «El fenómeno medianímico». — Este fenómeno, como todos los del Universo, obedece a la Gran Ley del Ternario. Su causa determinante, su sujeto, su agente productor, su noúmeno, es un espíritu, sea cualquiera el concepto filosófico que tengamos de espíritu, y sea cualquiera el estado y la situación en que este espíritu se encuentre (encarnado, desencar- nado, desdoblado total o parcialmente, mago, hechicero, elemental, ató- mico, molecular, celular, etc.). La única condición (que por otra parte es fatal y necesaria) que se requiere del espíritu para ser sujeto agente del fenómeno medianímico es que se halle unido y envuelto por su periespí- ritu, que es donde encuentra base material para su actuación; pues no existe ningún espíritu que carezca de dicha base, por muy espiritualizada que se encuentre esta base periespiritual. La causa material del fenómeno medianímico, el objeto, el principio, la materia del mismo, es el cuerpo físico del médium desdoblado parcialmente y en algunos, muy pocos ca- sos. totalmente. El cuerpo físico se compone, según las modernas teorías físicas, de «siete» estados distintos de materia física: sólidos, líquidos, gases y cuatro estados etéreos o radiantes, a los cuales se les viene dando los nombres de éter químico, éter vital, éter luminoso y éter reflector. De donde resulta que el cuerpo físico se compone de cuerpo denso for- mado por las tres primeras clases de materia, y cuerpo o doble etéreo, formado por los cuatro éteres. Así, pues, el espíritu, sujeto o causa deter- minante, actuando sobre el principio, objeto o causa material (el mé- dium), saca el fenómeno medianímico del no sér, para darle el sér de su propio sér, es decir, lo produce, de la misma manera que el carpintero (causa determinante o sujeto) actuando sobre la madera (causa material u objeto) saca a la mesa del no sér, para darla el sér de su propio sér, según ha demostrado hasta la saciedad nuestro eminente maestro el vene- rabie apóstol del Espiritismo, don Quintín López Gómez (Intimas), es decir, la produce, la fabrica, la construye. Por lo tanto, el médium no es sujeto metagnomo ni sujeto teleplasta; no es más que el objeto del fenó- meno, la materia sobre la que actúa el espíritu (el agente, el sujeto) para producir el fenómeno medianímico. 9. No es nuestro objeto exponer una teoría científica de la medium nidad; pero para comprender bien el fenómeno mediumnímico en su dis- tinción de todos los demás fenómenos espiritas, hemos de hacer algunas indicaciones. El cerebro se halla formado por multitud de centros kinestéticos, cada- uno de los cuales se compone de neuronas por donde circula la sangre en — 320 — estado coloidal; de dichos centros kinestéticos, cargados del éter vita! a los plexos del gran simpático (cervical, cardíaco y solar), que a su vez se hallan saturados también del correspondiente éter del doble etéreo. Las masas de filetes nerviosos cerebrales salen por el agujero occipital, se entrecruzan en el mismo y marchan paralelamente a la columna verte- bral, relacionándose con la medula por medio de multitud de filetes ner- viosos intervertebrales. Los plexos a la vez dirigen y regulan los movimientos de la cara, del tórax y brazos, y del abdomen y piernas. En estas condiciones se com- prenderá cómo se verifican los movimientos de estos órganos en el hom- bre normal de un modo voluntario o subconsciente, según se trate de movimientos conscientes o subconscientes, es decir, de la vida racional o de la vegetativa. En el médium (que no es — como se ha dicho — un instrumento de recepción y transmisión, pues ni recibe ni transmite nada, menos en la mediumnidad intuitiva), hay una disposición especial en el filete nervioso, que partiendo de uno u otro centro kinestésico (según la clase de mediumnidad) lleva el éter vital al plexo correspondiente (cer- vical, cardiaco o solar) según los órganos que han de moverse para la producción del fenómeno medianimico correspondiente. Y asi se verifica que en el fenómeno medianimico de la voz directa, por ejemplo, a una ligera e imperceptible concentración del médium, el centro kinestético de la palabra, vacia todo o parte de su contenido etéreo, organizado para la palabra, en los filetes nerviosos que han de conducirle a la laringe y cuerdas vocales y sale al exterior por la boca del médium. El espíritu entonces se apodera de este éter vital por medio de la parte astral o más densa de su periespiritu, lo condensa en su laringe astral para formar la etérea (que le falta) y puede producir una voz, que es tanto más intensa cuanto mayor es la cantidad de materia etérea (organización para la pa- labra) que el médium emite; hasta el extremo de que si ésta es grande, puede verse materializada la boca del espíritu, a la vez que se oye con toda claridad su voz, y si es pequeña tiene que acudir el espíritu a la bocina, para amplificarla (uso del megáfono). De la misma manera, con ligeras variantes, se producen todos los fenómenos medianimicos, en los cuales hay siempre, como se ve, un ligero desdoblamiento o escape etéreo producido por una ligera concentración del médium, concentración que a su vez es determinada por el espíritu comunicante sobre el correspon- diente centro kinético del médium, ya dispuesto a ella sólo por el hecho de reunirse varios experimentadores en sesión experimental. No queremos insistir más en estas cuestiones, que hemos estudiado y expuesto ampliamente en otras ocasiones hasta dejar establecida una teoría completa de la mediumnidad. Basta con lo expuesto para demos- trar que en todo fenómeno medianimico hay un espíritu agente o sujeto del fenómeno, una materia u objeto del mismo (médium) y una unión o relación entre ambos, de cuyos tres elementos surge el fenómeno. 1,0. «El fenómeno anímico».:— Como el medianimico, obedece tam- bién el anímico a la Gran Ley del Ternario. Su causa determinante, su sujeto, su agente, su número es el espíritu, el alma del sujeto lo produce. Su que causa material es la clase de materia del la propio sujeto sobre que éste actúa. De la unión entre ambos surge el fenómeno anímico. — — Son fenómenos anímicos 321 de carácter psicofísico, todos los habí- tualmente que produce el hombre (andar, hablar, leer, escribir, meditar...) que los produce el alma actuando sobre determinados órganos del Los cuerpo. fenómenos anímicos que son objeto de nuestro estudio, se divi- den en tres clases: fenómenos psicofísicos de desdoblamiento fenómenos parcial, psicoastrales de desdoblamiento parcial y fenómenos desdoblamiento mágicos, con o sin parcial o total. Los primeros exigen una ción proyec- etérea, más o menos intensa, del centro kinestético tales la correspondiente; son televisión, la teleaudición, la telerazón, que pueden ser actua- les, diferidas y promonitorias; ejemplo; un sujeto sabe proyectar y pro- yecta materia etérea correspondiente a su centro óptico, y entonces ve a distancia una reunión de varios individuos que están tratando de deter- minado asunto (televisión) pero sin enterarse del porqué no oye. Si este sujeto es capaz también de proyectar parte de la materia etérea corres- pendiente a un centro kinestético de la audición, entonces oirá lo dichos individuos que hablan y se enterará de sus planes, pero no lo podrá leer que bulle en el interior de sus mentes, ni lo que palpita dentro de sus corazones; mas si este sujeto sabe también proyectar parte de su efluvio mental en la misma dirección, podrà enterarse de lo que cada uno de los reunidos piensa y siente, aunque no lo exprese. Los fenómenos anímicos de carácter psicoastral exigen una proyección de materia astral correspondiente a los centros astrales del periespíritu que hayan de fun- clonar. Estos fenómenos son la clarividencia, la clariaudiencia y la trans- misión mental que se corresponden con los tres anteriores, al y que permiten sujeto ver, oír y leer en las mentes de todos los seres que viven en el mundo astral o del Más Allá inmediato que nos rodea, como asimismo en toda la materia y energías astrales. Por último, los fenómenos mágicos son: de magnetismo personal, de càbala, de alquimia y de astrologia. No podemos detenernos en dar una explicación de todo esto, y por lo tanto claremos algunas de ligeras nociones alquimia solamente. Las operaciones más importantes de la física alquimia son las de integración y desintegración, o sea descomponer la mate- ria física hasta su estado más sutil de éter reflector, recomponer la mate- ria física desde el ultio hasta la célula y producir el ultio por condensa- ciones astrales, operaciones que guardan cierta analogía con los fenóme- nos físicos conocidos con el nombre de cambios de estado, pero llevados más allá del estado gaseoso, hasta los cuatro estados etéreos. Análogas operaciones pueden hacerse con los elementos astrales, formándose así la alquimia astral o ultraquímica, en donde quedarían estudiados los ante- tipos y prototipos astrales de los correspondientes elementos Claro químicos. está que estas operaciones y estudios alquímicos sólo pueden ha- cerse por aquellos hombres que han desarrollado los poderes latentes ocul- tos en su alma (poderes psíquicos). Para ello el Espiritismo ofrece todo un campo filosófico de experimentación, estudios y ejercicios adecuados, que con el tiempo y las reencarnaciones sucesivas llevarían al hombre al desenvolvimiento de aquellos poderes del superhombre o iniciado. A con- tinuación ofrecemos una tabla de fenómenos anímicos: FENOMENOS ANIMICOS — — Grupo 1— Fenómenos psicofísicos de Televisión 322 desdoblamiento Teleaudición parcial. Telerazón Grupo 2.° — Fenómenos psicoastrales de Clarividencia desdoblamiento Glariaudiencia parcial. Lectura mental De Magnetismo personal Grupo 3." — Fenómenos mágicos con o sin De Cébala desdoblamiento. De Alquimia De Astrologia 1 1. No queremos terminar este estudio sin hacer notar la superiori- dad y mayor importancia de los fenómenos anímicos con respecto a los medianímicos. Mediante éstos tratamos de que los seres del Más Allá vengan a nosotros a darnos noticias de la vida de su mundo. Mediante los anímicos somos nosotros quienes penetramos en el mundo del Más Allá para estudiarlo y descubrir sus verdades formando una nueva ciencia. 2. En virtud de cuantas consideraciones preceden, podríamos decir, imitando al ilustre profesor Asmara, presidente de la Federación Espirita Española, que hay en el Espiritismo una verdad de «ratio» que demuestra las verdades experimentales o de «facto»; que hay una verdad de «facto», en donde tienen su justificación las verdades de «ratio», y que hay tam- bién una verdad de «fides», por encima y por debajo de las de «ratio» y de «facto», que basta y satisface al creyente. Esta verdad de «fides» se refiere por completo al aspecto religioso del Espiritismo. Este aspecto, necesario a toda filosofía, se halla incluido en la cosmogénesis espiritista, en donde debe enfocarse el problema de Dios (causa creadora, raíz sin raíz, substancia absoluta, etc.) en una parte de dicha cosmogénesis titulada teología y tedicea espiritistas. A su vez, la antropogénesis debe resolver el problema moral del bien y del mal, crean- do en su interior una ética en donde se estudien las pasiones y los ins- tintos la manera de transformarlos en virtudes. Y todo este estudio debe y completarse en la psicogénesis con la creación de una mística espirita que eleve gradualmente el corazón del hombre al mismo seno de la Divinidad. 13. Del estudio que antecede se deduce que el Espiritismo es filo- sófico, o sea racional, experimental y religioso, es decir, integral o com- pleto, pero ampliamente progresivo, sin que sus teorías puedan encerrarse en cuadrículas determinadas ni marcos fijos, toda vez que su concepción abarca el Universo entero. Madrid, 3 de marzo de 1934. Necesidad de consfituir formalmente el Espiritismo como ciencia, por medio de institutos o academias, por Salvador Molina. — 323 — He de referirme, en primer término, a las negaciones del materialismo científico cuando pretende rehusar al Espiritismo el derecho que tiene para entrar oficialmente en los programas de estudio, circunstancia ha que impedido establecerlo formalmente como una ciencia experimental. Señalaremos de paso aquellos puntos más débiles en que la misma ciencia de las academias se halla aun vacilante y, a las veces, incapacitada para seguir imponiendo ciertos postulados tenidos por invulnerables. Tan vacilante, que muchos de sus profesores más eminentes se han dividido en multitud de opiniones y de sistemas para explicar los más sencillos fenómenos de la vida. Bien sean las teorías materialistas, ya las doctrinas positivistas; ora se llamen dualistas o se titulen monistas, todos rivalizan y se atacan mu- tuamente, tratando de imponer reglas al pensamiento, moldes a la razón, freno a la idea. Los materialistas nos hablan del acaso y de las fuerzas ciegas de la materia, como si el mundo estuviera desprovisto de leyes, presentando a la imaginación un caos en el que el hombre se complace en buscar el orden y la armonía. Los positivistas lo reducen todo a las percepciones sensoriales, aferra- dos al viejo postulado de Locke y Condi llac, tan calurosamente adoptado por Augusto Compte, el padre del positivismo francés, según el cual «nada hay en la inteligencia que no haya pasado antes por la puerta de los sen- tidos». Lejos de nosotros la idea de divorciarnos de la verdadera ciencia, por- que es ella la única brújula que nos orienta en el proceloso mar de la investigación filosófica, el único faro que nos ilumina y, con sus destellos, nos guía hacia el seguro puerto de la Verdad. Lo que nosotros debemos negarnos a aceptar es la autoridad que se arrogan ciertos sabios indocumentados para hablarnos en nombre de la Ciencia, cuando jamás se han dignado hacer un solo experimento en el campo espiritistas ni aun estudiar un solo documento que hiciera vacilar sus ideas preconcebidas. Lo que nosotros no podemos aceptar es que la Ciencia se llame «mate- rialista» o «espiritualista», «dualista» o «monista», sencillamente porque la suponemos serena, imparcial e inconmovible, y porque entendemos que ella no tiene otra misión que la de investigar la verdad, allí donde sea y como sea, dulce o cruel, humillante o gloriosa. Por otra parte, la Ciencia no puede condenar la filosofía ni despreciar la metafísica, según pretenden los positivistas, porque la Ciencia no sería nada sin la inducción filosófica ni podría jamás remontarse a lo abstracto sin el auxilio de la metafísica. ¿No recurre, acaso, a la filosofía cuando quiere deducir las conse- cuencias que los hechos naturales envuelven? ¿No hace metafísica cuando establece hipótesis y llega, como ha llegado la física, a la concepción del átomo? Porque, en efecto, todo el andamiaje científico moderno descansa confiadamente sobre el átomo, al que todavía subdivide en iones, electro- nes y protones; elementos hipotéticos, substancias que no se ven ni se tocan ni se perciben por alguno de los sentidos; substancias hasta la fecha inabordables para la Ciencia, por lo menos, para sus instrumentos de peso, medida y observación, puesto que, según el sabio químico inglés Lord Kelvin, la medida del átomo es «algo así» como una cincuenta milloné- sima de pulgada. Si analizamos, por otra parte, ciertos postulados científicos, hoy sus- tentados como fundamentales, veremos en seguida que las afirmaciones del Espiritismo (que hacen sonreír a esos señores profesores) son tanto más lógicas cuanto más se comparan con las «creencias dogmáticas» o con las teorías personales que esos mismos profesores proclaman como si fueran verdades adquiridas por la ciencia. No es otra cosa la definición tradicional de las matemáticas, ciencia que se considera como la más exacta de todas, la cual definición nos quiere probar que «la línea es una longitud sin grueso» o, lo que es lo mismo, «la extensión en sólo la longitud». Y ahora yo pregunto a los hombres de estudio: ¿podéis concebir algo que tenga longitud y que, sin embargo, carezca de grueso? He aquí una definición que constituye un verdadero artículo de fe científica, incomparable con la fe razonada de los espiritistas. ¿Y qué decir de las famosas leyes de la mecánica clásica? Veamos cómo ella misma hace metafísica y se pierde en elucubraciones, en las que jamás ha entrado el Espiritismo: «La aceleración, nos dice el gran físico Poincaré, es igual a la fuerza dividida por la masa.» Y yo pregunto: ¿puede, acaso, esta ley ser com- probada por la experiencia? Para ello sería preciso medir las tres magni- tudes que figuran en el enunciado: aceleración, fuerza y masa. Pues bien, admitamos que se pueda medir la aceleración, pasando por alto la difi- cuitad que proviene de la medida exacta del tiempo. ¿Pero cómo medir la fuerza o la masa, si todavía no sabemos lo que son? «¿Qué es la masa? Es, responde Newton, el producto del volumen por la densidad.» «Más valdría decir, replican a una Thompson y Tait, que la densidad es el cociente de la masa por el volumen.» «¿Qué es la fuerza? Es, responde Lagrange, una causa que produce el movimiento de un cuerpo o que tiende a producirlo.» «Es, dice Kirchoff, el producto de la masa por la aceleración.» «Pero, entonces, agrega Poin- caré, ¿por qué no decir que la masa es el cociente de la fuerza por la ace- leración?» Como se ve, estas contradicciones son tan evidentes que no necesitan comentarse, y nos llevan a la conclusión de que muchos de esos señores sabios no conocen todo lo que pretenden conocer y, por consiguiente, tie- nen muy poca autoridad científica para descalificar al Espiritismo. ¿Qué pensar, en efecto, de su sabiduría cuando nos dicen que la fuerza es la causa de un movimiento? ¿No pensamos en seguida que están haciendo metafísica, puesto que nos acaban de confesar que no conocen la fuerza? Esa misma ciencia nos augura por boca de John Lubbock que el sonido es la sensación producida en nosotros cuando las vibraciones del aire hie- ren nuestro oído; y cuando estas vibraciones acústicas son lentas, el sonido es grave; cuando son rápidas, el sonido es agudo; pero si la sucesión de las vibraciones es menor de 15.000 o mayor de 40.000 por segundo, entonces no las podemos percibir. Lo mismo sucede con la luz, sigue diciendo la Ciencia, que es el efecto — — producido por las ondas luminosas al herir nuestra retina; y cuando la 325 afectan 400 millones de vibraciones por segundo, se produce el color rojo, y así que ese número crece, pasa a ser amarillo, verde, azul y violeta. Pero he aquí que, entre las 40.000 vibraciones y los 400 millones por segundo, no tenemos órganos de sensibilidad apropiados para registrar sus impre- siones. Es decir, que hay una inmensa laguna entre esas vibraciones, que no han podido descubrir ni observar, hasta el presente, los sabios mate- rialistas que pretenden conocerlo todo. ¿No es esto, por ventura, hacer una confesión tácita de la existencia de un mundo invisible e intangible para la Ciencia, de un mundo deseo- nocido e inexplorado materialmente, de un mundo que, no solamente está fuera del alcance de los pobres sentidos corporales, sino aún de los ins- trumentos más delicados que posee la Ciencia? En las teorías modernas sobre la luz, descúbrese igualmente la nece- sidad que tiene la Ciencia de hacer metafísica. Dícese, en efecto, que un rayo de luz solar no puede llegar a nosotros a menos que haya un medio apropiado o un vehículo dispuesto, al que los sabios han dado en llamar «éter», capaz de vibrar con la intensidad correspondiente para herir nues- tra retina. Y una gran parte del edificio de la ciencia moderna está fun- dado sobre la «creencia» en el «éter» que, según dicen sus textos, nos rodea por todas partes. Y al éter achacan todo lo intangible, y el éter es la causa obligada de todos los fenómenos que no se pueden explicar por medio de las teorías reconocidas como académicas. Sin embargo, vemos que esos mismos sa- bios, defensores tenaces de las hipótesis del átomo y del éter, son, preci- sámente, los que niegan la existencia y la inmortalidad del alma humana y los que se obstinan en combatir la posibilidad de que esta alma pueda comunicarse o dar fe de su persistencia en el Más Allá. Los materialistas no tienen el menor fundamento científico para decir que la conciencia no existe después de la transición corpórea, como no la tienen para asegurar que se destruya cuando le falta al cuerpo su pro; visión de oxígeno, porque ni ellos ni ciencia alguna puede demostrarnos que el oxígeno, como cualquiera otra substancia de la Naturaleza, tenga algo que ver con la conciencia de los seres humanos. Todo lo que podría probarnos, en último término, es que, al faltarle al cuerpo la provisión de oxígeno que precisa para sus funciones, deja de dar señales físicas de su existencia. Lo cual no es probar de ninguna manera que la conciencia se destruya en este proceso. La conclusión es, por sí misma, irrefutable y podemos desafiar a los materialistas a que nos prueben lo contrario. Los podemos desafiar a que nos demuestren que, haciendo mover ciertas células del cerebro, se puede producir a voluntad, en cualquier individuo, un sentimiento de amor o uno de odio; o que, cambiando la polaridad de los iones y electrones que mecanizan las llamadas neuronas se pueda convertir la materia gris del cerebro de un idiota o de un cretino en la de un sabio o de un artista. «Nadie ha podido demostrar hasta el presente, dice Flammarión, que la inteligencia no exista sin el cerebro, como nadie ha podido probar que la electricidad no existen sin la dínamo, pues, del mismo modo que la máquina dínamo no es la electricidad, así el cerebro no es la inteligencia.» La misma psicología experimental moderna ha llegado a la conclu- — 326 — sión de que los fenómenos psicológicos son más elementales que los fenó- menos biológicos o físicos, puesto que cualquier cosa que sea el mundo que experimentamos, es un mundo que percibimos. Luego, sólo por medio del fenómeno psicológico de «la percepción» es como se nos revelan todas las cosas del mundo. «Sin la percepción, dice el gran psicólogo Brown, en su libro «Psychology of the Science», nada podríamos conocer. De aquí que el fenómeno psicológico sea fundamental y, por consiguiente, que su estudio se haga indispensable aún antes que el de la biología». Pero los materialistas que no son psicólogos se han quedado a la mitad del camino, puesto que siguen ignorando que la psicología mantiene un elemento universal dentro de sí misma, por su virtud del factor individual «que percibe», de que se ha hablado anteriormente. Luego, su objeto y su contenido está ligado a todas las ciencias, a pesar de sus obstinadas negaciones. Y aun más, mucho han perdido esos señores negadores con desconocer que el objeto y el contenido de la psicología constituyen los elementos de una ciencia central alrededor de la cual giran las demás ciencias. De todo lo que llevamos expuesto se concluye que, si el Espiritismo pretendiera combatir los errores y los sofismas que siguen sosteniendo todavía los profesores materialistas con el propósito de mantener la puerta cerrada al estudio de sus fenómenos, y si quisiera oponer con autoridad indiscutible sus deducciones y convicciones a esos sofismas y errores, tendría que abandonar las discusiones puramente filosóficas o metafísi- cas y entrar de lleno en el terreno de las demostraciones y de las pruebas experimentales. Necesitaría constituir una psicología integral, basada en la observación y la experiencia, no solamente en el sentido íntimo, sino en su exteriorización, por medio de los fenómenos que comprueban obje- tivamente la dualidad del sér humano. Esta psicología integral habría de constituirse a la manera que lo han hecho las sociedades científicas para las investigaciones psíquicas o me- tapsíquicas, adoptando al efecto el nombre que mejor conviniere a la fina- lidad que persigue ella y que no es otra que la de establecerse formalmente como ciencia experimental, frente a frente a la ciencia de las academias, no para combatirla estérilmente ni para establecer tribuna de polemistas, sirio para laborar, construir, dilucidar cuestiones y desvanecer errores. El Espiritismo necesita ocupar, hoy más que nunca, el puesto que le corresponde entre los estudios científicos del mundo civilizado. Pero este objeto no lo podrá conseguir, por cierto, dentro de las academias estable- cidas por la ciencia oficial, sino que habrá de hacerlo independientemente de ellas y aún de las agrupaciones de profesores dedicadas a investigar, escueta y fríamente, los fenómenos que, por no llamar espiritistas, han dado en llamar metapsíquicos o parapsíquicos. Ahora bien, como quiera que una ciencia no está verdaderamente constituida mientras no pueda comprobar experimentalmente las hipóte- sis que sugieren los hechos que estudia desde una cátedra formalmente establecida y reconocida, y pues al Espiritismo le ha faltado, precisamente. a mi juicio, esta última condición de formalidad para llegar a catalogarse oficialmente como tal ciencia, es por lo que me atrevo a proponer a esta culta Asamblea; — — 1." Que se digne recomendar a las federaciones y a otras grandes 327 agrupaciones espiritistas adherentes a esta benemérita Institución Inter- nacional, el estudio y la constitución de institutos, academias o, sencilla- mente, comisiones de su seno, aunque desligadas del radio de acción de los grupos espiritistas en cuanto a la manera de llevar a cabo las investí- gaciones, cuyos propósitos fueran experimentar, observar, investigar y consignar, en actas firmadas por todos los experimentadores y testigos, los fenómenos psicológicos de toda índole, sin omitir aquellos que se han relegado al olvido por haberlos considerado ajenos al estudio puramente doctrinario o a la rutina que se han obstinado en seguir algunos espiri- tistas conservadores. Huelga observar que la dirección de estos organismos sólo debiera confiarse a personas idóneas, profesores y doctores, si fuere posible que, a la vez, fueran espiritistas experimentados, a fin de que trataran de orientar los trabajos de acuerdo con los programas de la psicología expe- rimental moderna. 2." Que una vez organizadas y reglamentadas tales academias, ini- ciaran sus labores de acuerdo no solamente con los programas de la psico- logia experimental a que se alude antes, sino con las actividades psíquicas, las mediumnidades conocidas dentro del Espiritismo y los fenómenos de orden psíquico, cuyo estudio no ha abordado todavía extensamente, y íK» pudieran clasificarse como de mediumnidad, propiamente dicha. que 3." Que en vista de los resultados prácticos que se hubieran obte- nido en los trabajos de tales organismos y establecidos ya sobre bases científicas, inaccesibles a la crítica, se establecieran relaciones profesio- nales y sociales con otros organismos similares que funcionen dentro de la ciencia oficial e igualmente con los demás profesores dedicados a las investigaciones psicológicas, de manera que, previas las precauciones del caso, se les invitara a participar en los trabajos y a contribuir a su mayor éxito, que sería, igualmente, el éxito de la misma ciencia que ellos repre- sentan. 4.® Que estas academias o comisiones de investigación editaran en cada país o por cuenta de cada agrupación o federación independiente, publicaciones, boletines o memorias oficiales, donde se diera cuenta ai resto del mundo de sus trabajos experimentales, de sus observaciones y deducciones respecto a los hechos observados y donde, en fin, se consig- naran las actas de todas las sesiones, averiguaciones o fenómenos espe- cíales, debidamente firmadas por todos los testigos presenciales. De esta manera, no solamente se establecerían en cada país una o varias academias de investigaciones psicológicas con todas las formal ida- des científicas del caso, sino que los futuros Congresos Internacionales podrían tener un acopio enorme de testimonios irrecusables, de observa- ciones valiosas y de datos preciosos para someterlos a estudio y formar con todos ellos un verdadero Archivo del Espiritismo Mudial, con las ma- yores garantías de autenticidad, puesto que todas las academias o comi- siones adherentes a las federaciones nacionales y la Federación Interna- clonal, estarían en el deber de mantener a estas instituciones constante- — — mente informadas de sus actividades. 328 Todo lo cual someto a la culta consideración de este honorable Con- greso, en la creencia de que, las ideas que presento y las indicaciones que me permito hacer con este propósito, no llevan la pretensión de ser com- pletas ni definitivas, sino que aspiran solamente a despertar la atención y a mover las actividades de otros más capacitados y mejor documentados que el autor de esta modesta Ponencia, a fin de que se lleve a la práctica este importante propósito y se inicie de una vez la constitución de orga- nismos que puedan llegar a ser la base fundamental de la futura ciencia espirita, oficialmente reconocida y respetada por el resto del mundo cien- tífico. Respetuosa y fraternalmente, SALVADOR MOLINA, delegado de la «Spanish-American Spiritualist Association of New York, Inc.» Septiembre de 1934. El concepto de jerarquía en la vida espiritual, por Remo Fed i. juzgamos oportuno, en el momento presente, emprender un breve análisis del concepto de jerarquía en la vida espiritual, concepto de que se hace hoy uso y abuso, particularmente por los espiritistas. Todos saben que la palabra «jerarquía» significa gobierno o dirección por parte del más anciano, que, habiendo recogido mayores frutos de experiencia, se halla en condiciones de superioridad con respecto a los más jóvenes. En sentido más amplio, y menos de acuerdo con la etimología de la palabra, es lícito hablar de jerarquía como obtención de un grado de espi- ritualidad más elevado, adquirido a través de un mayor número de esfuer- zos hacia la realización del ideal de justicia, de bondad y de belleza que está en nosotros, consciente o subconsciente. No cabe duda que el espi- ritualismo en sus innumerables formas y matices, es jerárquico en princi- pió, pues teniendo siempre en mira el perfeccionamiento individual, pre- supone la existencia de una inmensa escala en la que una entidad o una determinada categoria de entidades han ascendido, con respecto de otras, mayor número de peldaños. No debe olvidarse que como fundamento de las doctrinas espiritualistas hay que poner la individualidad en su des- arrollo palingenético, en su paso por las diferentes esferas de la persona- lidad. Colocando este asunto en el terreno que le corresponde, diremos que el espiritista a lo que aspira esencialmente es a su propia perfección y a la perfección de los otros, como entidades individualizadas; pero sabe o debiera saber que el instrumento de esa perfectibilidad, el medio para alcanzar un grado superior de espiritualidad es precisamente la persona- lización o socialización del mismo individuo. Como se ve, hay que alcanzar una finalidad aristocrática, por medios democráticos por naturaleza. Eí concepto de jerarquía no debiera tener aplicación posible fuera del reino de los valores éticos, de la ley moral, siendo únicamente a su luz cómo ai hombre le es dado reconocer la excelencia de su sér sobre los demás seres. En la esfera de la personalidad, no es posible admitir más — — que una superioridad moral; en la de la individualidad 329 se crea un orden de jerarquía físico-psíquicas, por efecto del asentimiento a dicha ley. Para aclarar este concepto debemos recordar lo que ya hemos tenido ocasión de hacer notar en precedentes escritos, es decir, que la mónada espiritual es un mundo completo, aunque minúsculo, un microcosmo. Pero, en contra de lo que admitía Leibnitz, que las mónadas no tenían posibi- lidad de comunicación entre ellas, «sin ventanas», nosotros creemos que en tanto existe un macrocosmo, un universo, en cuanto a dichos indivi- duos se les concede ejercer una influencia recíproca, hacer converger a unidad su pensamiento y su acción. Cada entidad espiritual es susceptible de desarrollo y por consiguiente de duración psíquica propia, que no debe confundirse con el tiempo-espa- cío del mundo sensible. Pero si la duración psíquica, que solamente es advertible por intuición, bajo el ángulo visual de la personalidad, como justamente dice Bergson, implica la subordinación, la jerarquía en sen- tido físico-cósmico, el «cronotope» al que convergen las diversas formas de sensibilidad que dan lugar a las que se pudieran definir como «esta- ciones provisionales de la individualidad espiritual», exige, naturalmente, la asociación de las representaciones y de las actividades. Estamos auto- rizados a hablar de personas, puesto que sabemos que existen sociedades personales, de naturaleza transitoria, en las que las posibilidades psíquicas de las distintas entidades están momentáneamente niveladas. Y ¿cómo se concebiría, para las entidades en cuestión, la comprensión mutua, la armonización de las varias especies de actividades hacia una finalidad común el auxilio espiritual y el amor, si el desarrollo del indi- viduo no tuviera lugar por medio de estas estratificaciones sociales, si cada entidad prosiguiera su camino sin que le fuera dado tener noticia de las coincidencias representativas e intelectuales con los otros seres que se encuentran, como ellas, en vías de evolución? Es preciso, pues, notar un hecho muy importante en este orden de ideas. El punto de observación de la entidad consciente para darse cuenta dé la pluralidad de los seres y de su posición espiritual, es el grado de elevación de la personalidad, puesto que solamente en ésta tienen lugar y se manifiestan conscientes las coincidencias; por consiguiente, la im- portancia de la esfera social, no puede pasar inadvertida para nadie, sien- do precisamente aquí donde el hombre se entera de que su alma tiene un alcance inmensamente mayor de lo que compete a la esfera humana en la que transcurre su vida. En tal constatación es donde se debe reco- nocer el sentido íntimo y profundo del precepto filosófico «nosce te ip- sum», pero la entidad que adquiere conciencia de esto y advierte al mismo tiempo que dicha superioridad espiritual depende, en primer lugar, de la dedicación del sér consciente a bien obrar y de su completa sumisión a la ley moral, lo que en lenguaje religioso se pudiera llamar «Verbo Di- vino». La mayor o menor potencia psíquica está en relación directa con la mayor observancia de dicha ley, y una jerarquía en el aspecto de la vida espiritual es solamente posible de esta manera. Poner esto de relieve es hoy tanto más necesario cuando se piensa que muchos de los que se inte- resan o tienen la pretensión de interesarse por cosas del espíritu, no tienen los valores morales en la cuenta en que merecen ser tenidos, se atienden — 330 — a falsos y mal entendidos misticismos cuando no consideran «tout court» la potenciación espiritual a la manera de Nietzsche, como un engrande- cerse de su propia personalidad en detrimento de las otras. Queremos hablar particularmente de los que considerando la fuerza en sí y para sí, no están dispuestos a ver en ésta más que la parte puramente energética, fuera de la ley ética, fundamento de toda filosofía, y de la que se alimen- tan las religiones de tipo superior, empezando por el cristianismo. Es muy cierto que el concepto de jerarquía no puede dejar la esfera que le compete: la del amor y de la justicia. No debe tener nada de común con lo que en la vida social el hombre, en particular modo el de hoy, considera en función jerárquica. A nuestros ojos, César viviente no vale más que César muerto a los ojos de Hamlet, en la bien conocida tragedia de Shakespeare: «Imperious Caesar, dead and turn'd to clay. Might stop a hole to keep the wind away.» En suma, las jerarquías de las instituciones temporales, por el prin- cipio que las informa, aparte de la posición que sus jefes ocupan en la vida ética, no pueden ser consideradas por el verdadero espiritualista, más que como pseudojerarquías. Es — según nosotros — cosa muy perju- dicial establecer — ni aún de lejos — analogías entre la verdadera jerar- quia de absoluta propiedad del espíritu con dichas pretendidas jerarquías y aristocracias de la vida asociada sobre el piso humano, puesto que éstas viven y se desarrollan fuera del campo de los valores éticos. Podemos decir, sin miedo a ser desmentidos, que nada ha sido más pernicioso para nuestra civilización que el no haber querido respetar y observar, como un deber, la ley moral, haciendo además una triste confu- sión entre lo que en realidad pertenece al espíritu y lo que es solamente una imitación, una máscara deforme de la espiritualidad. El daño es in- menso, además, porque está agravado sensiblemente por efecto de la costumbre de la adaptación mecánica, por parte del hombre, a cualquier circunstancia de la vida. Ahora, nuestro espiritualismo tiende ante todo al restablecimiento de aquel sentido verdaderamente jerárquico y aristo- crático que solamente puede conferir «dignidad» a todas las cosas em- prendidas por los individuos en todos los momentos de su desarrollo palin- genético. A fin de que semejante hecho, de inmensa importancia, se cumpla, es necesario que el hombre adquiera noción de su sér rea!; es menester que alcance a hacer la oportuna distinción entre «realidad espi- ritual» y realidad «transitoria». Si bien se reflexiona, la fortuna del cristianismo, además de las ense- ñanzas morales que se pueden sacar de su doctrina y aun teniendo en cuenta todos los influjos de orden exterior (culturales, históricos, poli- ticos, teológicos), se debe buscar en el hecho de que sus adeptos, desde su principio han sabido instilar en los espíritus una exigencia de este gé- nero. He aquí por qué nosotros podríamos ser también llamados, con todo derecho, «continuadores del cristianismo» en su expresión más genuina y librado de todas las trabas teológicas. Quien, de una manera o de otra, por la vía de la meditación filosófica, es decir, de la reflexión sobre «sí» y sobre el mundo, o por la de la — 331 — proyección sobre el piso sensible terrestre en la vida del inmediato Más Allá (manifestaciones de carácter metapsíquico) alcanza a adquirir la firme persuasión de que su sér es algo más de lo que aparenta ante sí y ante las otras conciencias en el brevísimo ciclo de la existencia terrestre, puede decir que está ya colocado en la posición más propicia para distin- guir la jerarquía verdadera (según el espíritu) de la jerarquía falsa (según la carne). Advierte, entonces, que la primera tiene, por su esencia, la libertad y no se alberga entre los «homines ad servitutem paratos»; y esto es muy fácil de demostrar, porque, como ha sido ya dicho y repetido por filósofos y moralistas en todas las épocas de la Historia y en todos los países del Globo, y asimismo confirmado por religiones éticas como el cristianismo y el budismo, el apego a la ley ética — que en lenguaje reli- gioso se traduce por observancia de los preceptos divinos y obsequio a lo que se juzga sagrado — equivale, ni más ni menos, al reconocimiento de la sujeción de todos los seres a dicha ley, lo que los hace a todos «hijos de Dios». Pero esto presupone la rendición libre y espontánea de la voluntad de las entidades simples al «Nomos». Si en el sér consciente no existiera una facultad de querer el bien y la justicia; si la conciencia del individuo no fuera una chispa de la razón divina, del Logos, y no poseyera la libertad propia de todos los seres finitos provistos de voluntad, de ponerse sobre la vía de la luz o sobre la de las tinieblas, la citada ley quedaría sin efecto frente a los individuos en el curso de sus personalizaciones psíquicas, puesto que no es concebible una ética personal y por consiguiente social, sin espontaneidad, sin asentimiento libre. Si no se admitiera esta libertad en los límites de lo finito, estaríamos reducidos a la alternativa de deificar al hombre, dado que el Sér Supremo no puede ser algo distinto de lo que es, o de envilecer al mismo rango de la bestia, que es incapaz de efectuar dicha selección, porque la organiza- ción psíquica de ésta no está desarrollada para permitirle la opción racio- nal de que se trata. Ahora, quien no tiene prejuicios de carácter social y tiene la posibi- lidad de elevar su espíritu hasta las cosas y los problemas que trascienden la esfera de la personalidad humana, advierte fácilmente que la supe- rioridad espiritual de un ente respecto de otro, no es absolutamente admi- sible en silla de coerción. Por el contrario, se persuade que la función jerárquica en el ámbito social ha de tener por objeto efectuar el trabajo opuesto, o sea procurar eliminar todos aquellos elementos que puedan perjudicar dicha jDOsibilidad de selección por parte del sér. Es superfluo decir que esto hiere de lleno a los sistemas actuales, en los cuales la libertad personal, cuyo uso constituye la más poderosa con- tribución para aumentar el coeficiente de espiritualidad en el individuo psíquico, se sacrifica en pro del Estado y de las oligarquías sociales. Se ve, consiguientemente, cómo sobre el terreno social no es posible para el verdadero esplritualismo reconocer más que un solo orden jerár- quico; el del educador, del que asume la carga de hacer progresar a su semejante sobre la vía de la espiritualidad, haciéndole siempre más cons- ciente de sí y de lo que está a su alrededor, siempre pronto a observar la ley moral y a promover el adelanto de los otros y al propio tiempo de sí mismo. — — No se debe perder jamás de vista sobre todo esta verdad, remachada 332 bajo el aspecto de «mito» por casi todas las religiones del Globo: el ver- dadero desarrollo, la evolución ontológicamente considerada es de la psi- quis individual, mientras la evolución social tiene sin duda gran irnpor- tancia, pero únicamente como «medio». El error del comunismo (error del que se han aprovechado muchas veces sus detractores) ha sido el de haber hecho semejante distinción, es decir, de haber descuidado la fina- lidad espiritual teniendo en cuenta solamente el instrumento económico como elemento principal de la vida social. Como el hombre no puede prescindir de ponerse a sí mismo una finalidad para todo lo que emprende, es inducido a conferir valor teológico a toda su actividad. De esta ma- ñera, el instrumento socialista, óptimo en sí y para sí, y realmente creador de progreso, se utiliza solamente por aquel tanto de beneficio económico que puede aportar a la especie, pero no por todo su alcance, que consiste justamente en lograr el enriquecimiento espiritual de la individualidad a través de la formación de una sociedad siempre más atenta a la verdad y a la justicia. En el fondo del comunismo político-social como hoy se concibe, no hay más que una economía más perfecta que la — llamémosla así — capi- tàlista; mas le hace falta lo principal: la parte educativa espiritualizadora de la mónada consciente que, en la real evolución, representa el meca- nismo más eficiente y más válido. En suma, nosotros pensamos que el tecnicismo marxista, digno del más alto elogio bajo el punto de vista económico, debe ser coronado, no por el materialismo monista (que no ha de confundirse con el materialismo histórico, expresión con la cual Lassalle designó la doctrina de Carlos Marx) del ateísmo en sus varias categorías y de las deontologías sobre base puramente humana, sino por la doctrina espiritista, la cüal está de acuerdo con el Evangelio cristiano, considerado bajo un aspecto inmensamente más vasto de lo que lo consi- deran los varios confesionalismos eclesiástico-cristianos. Volviendo a nuestro tema, nos parece obrar útilmente en pro de la idea que tenemos la intención de propagar entre las gentes, poniendo de relieve la exigencia profundamente sentida de trazar una línea neta de separación entre la jerarquía espiritual y la jerarquía temporal. Es menes- ter acordarse de que en el hecho de haber procurado poner de acuerdo Cristo con César se debe reconocer, a pesar de las protestas en contra, una de las causas principales de la decadencia del catolicismo, además de querer sostener una teología dogmática que ya no resiste la crítica filosófica y científica de hoy. Es en vista del advenimiento de tal aristocracia espiritual que hacemos oír nuestra voz y proclamamos la necesidad de no salir de la vía sobre la cual solamente es posible lograrlo: con el amor y no con su opuesto: con la observancia de la ley y no con la transgresión de la misma, por las conciencias simples, no titubeando en soportar los más duros sacrificios cuando sea necesario. El espiritista es consciente de su grave tarea, y no ignora los peligros que se derivan de la idea de doctrinas que usurpan el nombre de espiri- tualistas, y que, a golpes de tambor, han logrado invadir desgraciadamente muchos círculos. Creemos no estar fuera de la verdad afirmando que la Humanidad de hoy se halla más vulnerada por la extensión de tales doc- trinas que no lo fuera la de la segunda mitad del siglo pasado por las doctrinas de los Büchner, de los Vogt y de los Moleschott. Así como el Espiritismo ha sabido conducir valerosamente sus batallas contra las teologías de las religiones confesionales, contra los varios prag- matismos, utilitarismos e historicismos, así sabrá derrotar los falsos mis- ticismos, ciertas teosofías al uso de una burguesía corrompida e indolente, los movimientos neopaganos que se desarrollan particularmente en la tierra de Kant y de Goethe, y en fin las doctrinas que exaltan el odio y la fuerza brutal. Pero para alcanzar esto ya no es suficiente corregir y mejorar lo que existe; es necesario reedificar de cabo a rabo. Solamente con una sociedad rehecha, con el hombre nuevo, será posible realizar sin obstáculos aquella evolución del individuo, que es necesaria para la constitución de una «jerarquía armónica». Génova. MOCIONES PRESENTADAS POR LA «SOCIEDAD FRATERNIDAD UNIVERSAL», DE NUEVA YORK, AL CONGRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL DE BARCELONA Primera moción: Para determinar libros de texto para las escuelas de niños, y para estudios superiores sobre la base del Espiritismo. Por cuanto; Es necesario ya, que demos paso a la fundación de una Nueva Pedagogía, basada ésta en los estudios Espiritistas, y aún más en los que guardan relación con la Sociología; Por cuanto: Es la escuela el medio más eficaz para cimentar una Nue- va Educación en el individuo, moldeada dentro de las enseñanzas, en todos los órdenes, que el Espiritismo nos brinda; Por cuanto: Hasta ahora no tenemos esos libros que sirvan para en- cauzar los derroteros de esa Nueva Educación, a pesar de poseer los Espiritistas, una literatura profusa y magnífica en todos los órdenes del saber humano, Por tanto: Resuélvase por el Congreso Espiritista Internacional: Primero. — Que se constituya una Comisión encargada de estudiar las obras fundamentales de Alian Kardec y otras, para desentrañar de ellas algunos pequeños libros que sirvan de textos a nuestras Escuelas de Niños; y otros libros de Estudios Superiores que sirvan de orienta- ción a la juventud estudiosa. Segundo. — Que estos libros sean editados con el concurso de todas las Federaciones, Sociedades y Centros concurrentes a este Congreso. — 334 — Tercero. — Que en el estudio y preparación pedagógica para estos libros, se tenga en cuenta, esencialmente, lo que se refiere a la vida social, a la vida de relación, y a la relación íntima del espíritu encarnado con el espíritu desencarnado. Segunda moción: Para promover la fundación de una Corporación con el fin de estable- cer una Empresa Periodística que edite y publique un Diario Internacio- nal de carácter informativo. Por cuanto; Uno de los medios más factibles para la divulgación, difu- sión y propaganda del Espiritismo en su aspecto instructivo y educa- cional, es la prensa; Por cuanto: Hasta ahora sólo hemos tenido revistas mensuales, quin- cénales o semanales, generalmente de exposición de nuestra literatu- ra, científica, filosófica, y de cierta especulación en el campo expe- rimental; Por cuanto: Los diarios políticos, de carácter informativo, publican a veces, en este orden, algún trabajo procedente del Espiritismo; pero jamás admiten comentarios de colaboración tendentes a desentrañar la verdad de tales o cuales hechos que a título de información publican dichos diarios; Por cuanto: Es por otra parte necesario que los espiritistas den paso práctico al internacionalismo que nuestra Doctrina sustenta, a la luz de la cual no conocemos fronteras, ni diferencias de razas ni de clases, etc., etc.; Por cuanto: Los tiempos actuales exigen que los espiritistas se mani- fiesten y manifiesten sus convicciones en todos los movimientos mun- diales de carácter reformador, a los fines de contribuir al advenimien- to de una nueva civilización en armonía con nuestros ideales de paz y justicia. Por tanto: Resuélvase por el IV Congreso Trienal Internacional Espiritis- ta de Barcelona: Primero. — Que este Congreso inicie la organización y constitución de una Corporación Internacional, para establecer una empresa periodís- tica y publicar un diario que deberá titularse «El Diario Internacio- nat», y ser de carácter informativo, en las mismas condiciones que los diarios políticos nacionales. Segundo. — Este diario deberá ser la fuerza dinámica que ponga en reía- — — ción íntima y diariamente al Espiritismo con el pueblo, con todos los 335 sectores del pueblo, y mucho más con aquellos que forman los traba- jadores, o sean los productores. Tercero. — Esta empresa deberá tener su capitalidad en Barcelona, su texto de información deberá estar impreso en el idioma español, pero en sus columnas de colaboración y propaganda deberán ser publica- dos los trabajos en el idioma en que fueren escritos, determinando sus limites al francés, al inglés, al portugués, al italiano y al catalán. Cuarto.—Que se nombre una Comisión para estudiar dicha iniciativa y la convierta en proyecto viable, dentro de los primeros tres meses des- pués del presente. Esta Comisión en conjunción con los dirigentes de ia Federación Espiritista Española, enviará copia de dicho proyecto a las Federaciones y Sociedades concurrentes ai Congreso, a los fines de gestionar lo pertinente para la realización de esta obra. £t''- E!^i ■^vyiítjÇTp';···í.-·íbi^i^^iï!swÇ^ ^>i^^^S^^·^v;i&.:^·:'ii:Mïy:^fí..·.^i·:y^·^'S^^^^^^^¿^if u" • -.^ÉÉ^!B& ,- ■% - '.,'á 'iSr/·l El profesor Asmara pronunciando su discurso en la sesión inaugural Dr. Salvador Molina el día de su conferencia sobre «La Reencarnación» Los congresistas saliendo de la recepción en el Ayuntamiento Un grupo de congresistas durante su visita al Pueblo Español, de la Exposición da Barcelona ü Algunos congresistas en los jardines del ex Palacio Real de Pedralbes CONGRESO ESPIRITISTA INTERNACIONAL La delegación del C. de E. P. de Sabadell En el centro el veterano espiritista don Juan Torras Serra TERCERA PARTE EL ESPIRITISMO ESPAÑOL TERCERA PARTE I DIVERSOS MATICES DEL ESPIRITISMO EN ESPAÑA ESPIRITISMO ANTERIOR A KARDEC a) Corriente del pensamiento filosófico francobelga El conde de Saint-Simen, de una de las familias más ilustres de Fran- cia, tras pelear en América a las órdenes de Washington, al regresar a Europa expuso las ideas fundamentales de su filosofía, en su genial obra «Nuevo Cristianismo». Esta escuela a la que pertenecieron «Infantin», en quien veían una encarnación del divino Jesús, y Fourier, de quien se decía haber sido el primero en aplicar el alfabeto a la obtención de mensajes por los trípodes golpeadores, esta escuela filosófica, digo, enseñaba, no sólo la inmortali- dad del alma, la pluralidad de mundos y la pluralidad de existencias corpo- rales del alma, sino que contaba ya con sociedades muy parecidas a nues- tros Centros, las sociedades denominadas de «Armonía», porque «armonía» en el sistema filosófico de Fourier indicaba una época futura de perfecto acuerdo entre todos los elementos sociales, y de dicha sin mezcla de sombras para el género humano. De aquella época son los «falansterios», el último de ios cuales, el de Mr. Godin en Guise (Aisne), Francia, ha llegado hasta nosotros. Entusiasta propagador de las «Sociedades de armonía» no sólo en Francia, sino también en diversos países de Europa, fué Armando María Jacobo de Chatenet, marqués de Puysegur, quien en su castillo de Bu- zancy magnetizaba a todos los enfermos que se dirigían a él, siguiendo el procedimiento de Mésmer. Cierto día de 1785 que magnetizaba a un joven pastor, Víctor Viélet, tratando de producir en él una crisis saludable, se encontró que, en vez de manifestar contorsiones, el rústico pastor parecía adormecerse tranquilamente y entrar en un estado extraño, en el que podía moverse y hablar, y en el que ejecutaba sin resistencia cuanto se le indicaba, pero del cual no conservaba recuerdo alguno al ser des- pertado. «Yo no necesito hablar, decía Puysegur; pienso delante de él, y él me entiende, me responde.» Llamó a este estado «sonambulismo artificial», por analogía con el sonambulismo natural, del que tantos casos se conocen, y desde entonces centenares de experimentadores repitieron sus experiencias, comprobando y ampliando su descubrimiento del cual el doctor Wetterstrand, de Esto- colmo, había de sacar, por los años 1875-76, la terapéutica que utiliza los sueños hipnóticos prolongados. — -- Pedro Leroux, en su obra «De la Humanidad»; Juan Reynaud, en la 340 suya «Tierra y Cielo», y el ilustre profesor de la Universidad de Gante, Francisco Laurent, en su «Religión del porvenir», no emplean el vocabu- lario espiritista, pero sus enseñanzas en nada difieren más que en eso de las kardecianas, como puede comprobar todo el que lo desee con la simple lectura. De las sociedades de armonía fué de donde salieron en su casi tota- lidad aquellas comunicaciones obtenidas en más de mil quinientos centros diseminados por todo el planeta, escritas en los más variados idiomas, que sirvieron a Alian Kardec para componer, como sabemos, las obras funda- mentales de su doctrina. Pero antes de aparecer éstas, ya eran leídas en España «De la Huma- nidad», de Pedro Leroux, y «Tierra y Cielo», de Juan Reynaud, y scòre todo los «Estudios sobre la Historia de la Humanidad», del célebre histo- rador y publicista belga F. Laurent. Estudios de los cuales todavía pueden verse en muchas bibliotecas las dos versiones castellanas: la de Gabino Lizárraga, en 18 volúmenes, y la de Angel Fernández de los Ríos, Nicolás Salmerón y Alonso y Tomás Rodríguez Pinilla, en 6 tomos. Allá por el año 1876, vi yo en el escaparate de una librería de la calle del Arenal, cerca de la Puerta del Sol, el tomo XVI de la versión Lizárraga, titulado: «La religión del porvenir». Entré y lo adquirí, leyéndolo varias veces, porque siempre encontraba algo nuevo. A poco pasé a Zaragoza, en cuya Universidad me matriculé en la Facultad de Filosofía y Letras, tenien- do la suerte de dar con dos profesores: el de Metafísica y el de Historia Universal, grandes admiradores del profesor de la Universidad de Gante. Bajo su dirección pude empaparme de las enseñanzas de los grandes pen- sadores citados, sintiendo cada vez por ellos más admiración. Conocí por entonces a una pobre mujer del pueblo, madre de un joven carpintero que se lamentaba y condolía amargamente de que en un centro espiritista habían vuelto loco a su hijo Mariano. Y con tal vigor describía sus sufrimientos y la ruina de su hogar, que si hubiese podido, hubiese, cuando menos, deportado a todos aquellos locos, porque eso, decíame yo, es sencillamente criminal. Trasladada mi residencia a Barcelona, cada vez que oía hablar de Espi- ritismo no podía menos de exteriorizar mi repugnancia, mi antipatía hacia los espiritistas y sus prácticas. En el Centro Federal Pactista, que entonces funcionaba en la calle del Conde del Asalto, instáronme para desempeñar la vacante de maestro laico, por haberse ausentado definitivamente otro maestro laico, más avezado que yo en la enseñanza, y durante el curso hube de dar alguna conferencia pública sobre la doctrina de Fourier, ocu- rriéndoseme un día preguntar como él: «¿Dónde está el anciano que no quiere tener la seguridad de renacer y de ejercitar en otra vida la expe- riencia que en ésta ha conseguido? Pretender que tal deseo deba quedar sin realización es admitir que Dios puede engañarnos. Es menester, pues, admitir que ya hemos vivido antes de ser lo que somos, y que muchas otras vidas nos esperan ; unas en este mundo o «intra-mundanas», otras en. una esfera superior o «extra-mundanas» con un cuerpo más sutil y senti- dos más delicados». Y contesté la pregunta, como lo hace Leroux; «Nosotros, al nacer, somos no solamente la continuación y, como suele — — decirse, los hijos y la posteridad de los que han vivido ya, sino en el fondo 341 y realmente, esas mismas generaciones anteriores.» «Nacemos con predisposición a la avaricia, a la cólera, por ejemplo; prueba segura, puesto que está impresa en nuestra alma, de que nos hemos abandonado en nuestra existencia anterior, a los excesos de la codicia, o a los impulsos de la cólera. ¿Qué adelantamos con conocer, con recordar los menores detalles de nuestros errores? Hay, prosigue Leroux, un fondo de egoísmo en el deseo que tienen los hombres, de recordar lo que hicieron en la vida pasada. No advierten que, a fuerza de no querer olvidar, quieren inmovilizar su vida. No queréis olvidar, decís; luego no queréis cambiar, porque el cambio lleva consigo necesariamente el olvido. No queréis cam- biar; luego no queréis vivir, porque vivir es cambiar. ¿Por qué, pues, no os habéis detenido en los años de vuestra infancia? La mayoría de los hombres quisiera detenerse e inmovilizarse de esta manera, quisieran transportar a su vida futura todo el peso de sus recuerdos y de sus mani- festaciones actuales. Si su locura hace reír, bajan tristemente la cabeza y no ven más que la nada. No seré yo, dicen, si no me acuerdo. Serás tú, se les puede contestar, tanto más cuanto menos te acuerdes. Si tienes la vida en su virtualidad, ¿no tendrás la esencia de tu vida anterior, al paso que las manifestaciones particulares de tu existencia pueden hacerte olvidar el yo eterno? ¿No vale más tener la esencia que la forma? Si se objeta que la pérdida de la memoria sacrifica las más caras afecciones del alma produciendo tantas soluciones de continuidad cuantos renacimien- tos, Leroux responde: «Necesitamos, para volver a encontrarnos, recordar nuestras formas y existencias anteriores? Dígasenos de dónde vienen esas simpatías que unen en la vida presente a los que se aman y explíquensenos esos vínculos invencibles que nos arrastran hacia ciertos seres. ¿Es creíble que esas simpatías no tengan su razón en existencias anteriores? («De la Humanidad», tomo I, págs. 271 y siguientes). La atención con que se me escuchaba y los entusiastas aplausos con que finalizó esta primera conferencia alentáronme para exponer en la si- guiente las enseñanzas de Juan Reynaud. «La teodicea que yo he ensayado bosquejar — léese en «Tierra y Cielo» — es bien sencilla, y para acabar de esclarecerla me bastará hacer su síntesis. Hela aquí en dos palabras. Reflexionando sobre el espectáculo del Universo tal como a nosotros se presenta bajo el punto de vista de los tiempos modernos, paréceme que nuestro espíritu se ve conducido naturalmente a representarse que existe en las capacidades de la exten- sión, una primera serie de mundos análogos a la Tierra, en los cuales las almas, al principio de la carrera sin límites que ante ellas se abre, débi- les todavía y no bastante adheridas a Dios, hállanse expuestas al régimen de la tentación y sucumben o triunfan, se perfeccionan poco a poco, de mundo en mundo, en medio de las pruebas, siempre proporcionadas al grado de debilidad y de culpabilidad, llegando, finalmente, tras labores más o menos prolongadas, a merecer ser admitidas en mundos de la alta serie. Allá se produce la liberación definitiva de todo mal; el amor al bien reina con tal potencia que ninguno desmerece ya, y todos, por el contrario, animados del deseo de elevarse y secundados en sus esfuerzos por la gracia incesante de Dios y el concurso de las sociedades dichosas en cuyo seno viven, en medio de todos los esplendores de la Naturaleza — 342 — despliegan con este objeto la actividad de sus virtudes todas y se apro- ximan por un progreso continuo más o menos rápido, según la energía de cada cual al tipo infinito de la perfección.» No sin temor, lo confieso, de que disminuyesen los nutridos aplausos que venía escuchando, y tras significativos silencios perdiera el aseen- dente que iba conquistando sobre mis oyentes, me resolví a compendiar ante ellos lo más interesante, a mi juicio, de «La religión del porvenir» del gran historiador belga Francisco Laurent. Y animado por el religioso silencio con que escuchaban la existencia del Dios inmanente en la Natu- raleza, la revelación progresiva, la pluralidad de mundos y de existencias corporales, llegué al punto en que yo creía comenzaría el desfile de mi auditorio. Leía la magnífica versión castellana hecha por don Nicolás Sal- merón: «Channing se preocupa mucho del vínculo que subsiste entre los vivos y los muertos. Tiene acerca de esto opiniones bien determinadas que los hombres positivos calificarán de novelas, pero que procediendo de semejante inteligencia merecen, sin embargo, seria atención. Channing no duda de que los muertos siguen en comunicación con este mundo, saben no solamente lo sucedido en su vida anterior, sino también lo que pasa después de su muerte. Aun cuando esto sea pura hipótesis, el punto de partida del pensador cristiano parece incontestable, que la muerte no rompe los vínculos que existían entre las almas. Si los ha formado la sim- patía, el amor, ¿cómo ha de tener poder para romperlos la disolución de la forma humana, una simple transformación? Esto sería inconcebible, y podemos resueltamente afirmar que es imposible. O la inmortalidad no tiene sentido, o significa que el alma sigue siendo después de la disolu- ción del cuerpo lo que era antes de la transformación de los órganos; conserva, pues, sus impresiones, sus afecciones; subsisten sus ¡deas, hasta el punto de que, ya en la vida actual, los filósofos hablan de reminiscen- cias. ¿Por qué no han de subsistir sus sentimientos? O hay que negar que las almas sean inmortales, o hay que creer que las que nos preceden en la muerte continúan en relación con nosotros.» «Pero, ¿cuál será el grado de intensidad de estas relaciones? ¿Llega hasta permitir a los muertos ver distintamente lo pasado y lo presente? En este punto es legítima la duda. No porque esto sea imposible, no por- que un día no pueda ser; pero, ¿sucede ya así para los que abandonan esta Tierra? ¿No es volver a la idea cristiana suponer que del estado de imper- fección en que estamos en este mundo, pasamos súbitamente a un estado de perfección? No tenemos ni recuerdo preciso, ni visión de nuestra vida anterior, porque nuestra debilidad no resistiría el peso de estos recuerdos, ni la amargura de esta visión. ¿Somos tan perfectos al salir de este mundo, que resulta posible en el momento de la muerte lo que por ahora es impo- sible? Nuestras dudas versan sobre el presente, no sobre el porvenir. Des- de ahora estamos convencidos de que subsiste un vínculo entre los vivos y los muertos. Si un naufragio nos arrojase a una tierra lejana, si durante años estuviésemos sin comunicación con nuestros amigos y parientes, ¿dejaríamos por esto de amarlos y de ser amados por ellos? La conciencia de esta afección puede obscurecerse, después de la muerte y hasta mo- mentáneamente borrarse. Hay, sin duda, algo de verdad en la antigua creencia que compara la muerte con el sueño. Después de las rudas agita- ciones de la vida, el alma necesita un reposo. Dios se lo da. Pero el sueño — 343 — no es el aniquilamiento; después de él viene el despertar. Los que mueren conservan, pues, sus vínculos, sus afecciones, aunque tal vez no tengan conciencia clara de ello. Los que sobreviven no dejan de amar. ¿Qué digoP Cuando han amado de veras, su amor toma una fuerza nueva, desafía a la muerte y va más allá de la tumba. ¿No tendrán eco estos amores, los más puros y desinteresados que pueden concebirse? ¿No serán oídas nues- tras ardientes oraciones? ¿No tenemos un vínculo común en Dios? ¿Y no nos pone este vínculo en relación con el mundo de las almas? ¿No senti- mos, gracias a este divino mediador, la afección de que somos objeto? ¿No nos produce esto una de esas satisfacciones indecibles, sin causa aparente, que nos transporta a una región superior? Con ocasión de la novela de Channing, nosotros hemos hecho la nuestra, y cada cual hace la suya.» «¿No habrá en esto el germen de una fe nueva, no de una fe impuesta y aceptada como verdad absoluta, sino de una creencia común profesada por los que piensan y sienten? Que este trabajo se va efectuando en la conciencia general, no es posible ponerlo en duda.» Contra lo que me esperaba, y como subrayando los últimos conceptos afirmativamente, calurosos y entusiastas aplausos vinieron a premiar mis anhelos de difusión del ideal. jLas manos que yo estreché aquel día feli- citándome! Mas he aquí que otro maestro laico que había encontrado y propuesto a la junta del Centro Federal para substituirme en la enseñanza, por tener que ausentarme, oyendo mis doctrinas me dice: «¿Es usted espiritista?» Contestación mía: «¡Dios me libre!» Y referí el caso de Mariano, a quien los espiritistas de Zaragoza ha- bían vuelto loco. —Conozco el caso porque yo entonces concurría al Centro en el que Mariano actuaba de médium. Una lamentable y por todos lamentada obse- sión sumió a su madre y a él por largo tiempo en el dolor y en la tristeza, pero gracias a la ayuda de los buenos espíritus y a la abnegación de los espiritistas zaragozanos, curado de su obsesión, trabaja como en sus mejo- res días y hasta asiste a las sesiones para hacer más fielmente la voluntad de los guías que han devuelto la alegría a su hogar. —Pero como no es el único caso, sería de desear que tales centros no existieran... —Confieso mi sorpresa, porque cuanto usted divulga, hasta en sus conversaciones, es «Espiritismo»... Pero este nombre me dió tal vergüenza que estuve larga temporada sin hablar con nadie del asunto. Hasta que hube de matricularme en «Historia de la Filosofía» y adqui- rir la escrita por el P. Ceferino González, que se daba de texto. Y en el tomo I, páginas 512 y siguientes, hallé los siguientes comentarios a un texto de jámblico: «Como se ve por este pasaje y por estas ideas, la nueva «ciencia espi- ritista» es ciencia bastante antigua en sus procedimientos, en sus fenó- menos, en sus aspiraciones. Para que la afinidad y semejanza, por no decir identidad, sean más perfectas, Jámblico después de sentar cómo el mo- derno Espiritismo que el sonambulismo es un estado «sui géneris» y medio entre el sueño y la vigilia («medium quiddem inter vigiiiam et somnium»), acude para explicar sus fenómenos a la hipótesis de una doble — — vida o estado del alma, como hacen 344 ciertos partidarios del Espiritismo.» «Todavía es más notable, si cabe, y verdaderamente chocante, la afi- nidad o, digamos mejor, semejanza que se observa entre los efectos y fenómenos que jámblico atribuye a la inspiración e influencia de los espí- ritus y los que encontramos en el moderno Espiritismo y en sus evoca- ciones. Jámblico nos dice, en efecto, que son muy diferentes y múltiples las señales, efectos y obras que resultan en las operaciones teúrgicas y espiritistas, haciendo mención expresa de los movimientos de traslación de los cuerpos; elevación y suspensión en el aire; agitaciones del cuerpo y sus miembros; sonidos y voces, y hasta piezas de música (1) y, lo que es más todavía, encontramos en el filósofo neoplatónico la moderna teoría y hasta el nombre mismo («vehículum») digámoslo así de los «médiums» del Espiritismo (2)». El Espiritismo que entendían y practicaban las clases populares, lo mismo en Zaragoza que en Barcelona, no era, pues, «chifladura»; tenía gloriosos precedentes en los templos egipcios, en los helénicos, en los ro- manos; más prudente que abominar de él, era estudiarlo en todas esas civilizaciones. Y a eso me consagré desde entonces, en la medida de mis fuerzas. b) Corriente del pensamiento filosófico alemán Allá por el año 1934 era ministro de la Gobernación del Reino, don Pedro Gómez de la Serna, quien teniendo a su cargo el fomento y des- arrollo de la Instrucción pública, comprendió bien pronto la necesidad de que España no fuese por más tiempo ajena al movimiento científico que en el extranjero se operaba. La Serna, hombre prudente y de alcances nada comunes, fijó su atención en las relevantes dotes que adornaban a Julián Sanz del Río, profesor de la Universidad Central, y le comisionó, para estudiar en Alemania los sistemas filosóficos, durante dos años, pasa- dos los cuales debía volver a Madrid a explicar una cátedra de Historia de la Filosofía. Sanz del Río volvió a España, dando a conocer el sistema de Krause, un sistema llamado «armónico» porque tiende a concertar to- (1 ) Para que no se crea que exageramos, fíjese la atención en el siguiente pasaje que, por cierto no es el único de este género, que parece tomado de alguna revista espi- ritista: «Secundum horunt differentia sunt inspiratorum signa, et effectus, et opera... Inspirati allil moventur vel toto corpore, vel quibusdam membris, vel contra quiestunt. Item choreas cantinelas que concinnas agunt. Corpus corum vel etcrescere videtur in altum, vel in amplum, vel per sublimia ferri atque contra. Item voces edunt ve! acquales perpetuas que vel Inacquales et silentio interrumptas.» De «Mysteriis Aegyptiorum», pá- gina 37. — Nota del P. Ceferino González. (2) «Sive ut vehiculum, sive ut instrumentum se subjecerint priore vitae modum deposuere. Ideo nec utuntur sensibus, ñeque ita vigilant, ut que vigiles sensus habent ñeque ipsi praes agiunt vel moventur humano quodam Impetu atque more ñeque suum statum animadvetum, ñeque ullant edunt cognitionem actionem que propiam sed fotum illic agitur sub torma actioneque divina.» De «Mysteriis Aegyptiorum», pág. 56. — Nota del P. Ceferino González. dos ¡os anteriores, sintetizando todo el movimiento de la filosofía novísima. «El ideal de la Humanidad para la vida» que Sanz del Río atribuyó modestamente a Krause, pero del cual sólo tiene Krause el pensamiento — general y que no es otra cosa que una apropiación a las necesidades de — 345 nuestro país de la filosofía krausista, con muchos comentarios que le colocan a envidiable altura entre los filósofos de su época, era escuchado por hombres como Castelar, Salmerón, F. de Paula Canalejas, Francisco Giner, Angel Fernández de los Ríos, Tomás Rodríguez Pinilla, con admi- ración verdadera, porque explicando su fe habíanle oído decir: «Mi con- vicción no nace de motivos exteriores, sino que es hija de la conformidad que hay entre la doctrina de Krause y la que yo encuentro dentro de mí mismo». Falleció rodeado de sus compañeros, llorado por sus discípulos y admi- rado de todos. No quiso recibir auxilios espirituales de ninguna religión positiva, y dispuso que su cadáver fuera sepultado en el cementerio civil. Alfonso Moreno Espinosa ha dicho: «Sanz del Río ha despertado a nuestro país del letargo intelectual en que yacía, llamándole a participar de la vida del pensamiento moderno, mediante la divulgación de la filo- sofía novísima o alemana y principalmentei del sistema armónico de Krau- se. La generación por él educada, y que ya hoy se halla al frente del movi- miento científico de nuestro país, le considera como el Sócrates español. Tanto o más que Saint-Simon y que Fourier, que Pierre Leroux, juan Raynaud y Francisco Laurent, lo mismo Krause que Sanz del Río pueden considerarse pensadores espiritistas, porque salvo que no emplean nuestro vocabulario, sus enseñanzas son las kardecianas, como puede comprobarse con la simple lectura de sus obras. Las doctrinas krausoespiritistas de Alonso Eguilaz, escribía un neo sobre la inmortalidad del alma, son la transmisión lógica de la escuela krausista al Espiritismo. Nuestro insigne pensador don Manuel González Soriano es legítima- mente el heredero y sucesor más inmediato del inolvidable don Julián Sanz del Río. De la obra del filósofo nacido en Cartagena (1836) «El Espiritismo es la Filosofía» ha dicho la crítica: «En este libro se estudia, pues, filosofía, por la razón más pura y no por opiniones parciales e interesadas que a menudo confunden al lector y le ofrecen mayor número de dudas que de convicciones. Y esto aseguramos porque si bien las soluciones dadas a los asuntos que se tratan constituyen la opinión del autor, siendo ésta el producto de las operaciones de la lógica científica, la verdad natural se ha impuesto a su razón y formado su creencia. Tal es la causa de que en las ideas que expone se encuentren concepciones de todas las escuelas y de que en su «Análisis» preliminar haya adoptado el método krausista, si bien ajustándolo a la brevedad de su trabajo, al resultado de sus inves- tigaciones y a la sencillez de lenguaje que para la más fácil y general comprensión se propuso emplear». «Otra conveniencia social importantísima encontramos en el conjunto de este libro, y es la más completa destrucción de las especulaciones ateísta, materialista y panteísta, que las destruye en las certezas manifes- tadas de Dios y del espíritu, así como en la individualidad infinita del sér sin afectar en nada a la personalidad infinita de Dios.» «No concluye en las consideraciones expuestas la conveniencia del mencionado trabajo, sino que se extiende a lo más importante, objeto que se propone el autor: el de demostrar que el Espiritismo no es otra cosa que la filosofía natural y que sus principios todos se ajustan a la razón cien- — - - tífica y a la más severa lógica, fin que cumple en su tercera parte que inti- 346 tula «Aplicaciones». En la colección de «El Espiritismo», de Sevilla, pueden leerse sus bri- liantes polémicas con los PP. Arévalo, Díaz y el Magistral de Córdoba. Como a Sanz del Río persiguióle el fanatismo religioso intentando su expulsión del Cuerpo de Telégrafos, pero no lá pudieron conseguir debido a las excelentes condiciones de ciudadano que González Soriano reunía y que complacióse en reconocer el gobernador de la provincia. Y como Sanz del Río desencarnó sin necesidad de los auxilios espi- rituales de religión alguna y disponiendo se le enterrase civilmente. Otro de nuestros grandes pensadores, don Manuel Sanz y Benito, au- tor, entre otras obras, de «Determinisme y Libertad» y «La ciencia espí- rita», heredó también ser blanco de las iras y persecuciones del clerica- lismo imperante en la Universidad de Barcelona, donde llegó hasta conseguirse establecer por duplicado la clase que desempeñaba Sanz y Benito para hacer el vacío en torno suyo; a cuya situación puso fin el traslado de nuestro amigo a la Universidad Central. Y también como Sanz del Río y como González Soriano desencarnó sin sentir la más leve necesidad de los auxilios espirituales de religión alguna y disponiendo ser inhumado en el cementerio libre. c) Corriente mediumnímica Los primeros en admirar los grandes fenómenos espiritistas fueron, naturalmente, nuestros aristócratas, especialmente los que tenían casa en París, en Londres, en Roma y hasta en el San Petersburgo de los Zares. Antes de que el pseudónimo de Alian Kardec se conociera, Daniel Dun- glas Home cruzaba todas esas capitales y algunas más, agasajado por el zar Alejandro, por el emperador de Alemania Guillermo I y los reyes de Baviera y de Wurtenberg, que admiraban sus extraordinarias dotes de sonámbulo lúcido, de pasmoso clarividente, de médium de levitaciones hasta alcanzar con su mano los techos de paraninfos universitarios y de regios salones, dibujando en ellos una cruz y poniendo su firma mientras los concurrentes desfilaban por debajo del sillón que ocupaba, suspendido en el aire. Home había sido en su juventud «vesleyano», pero su espíritu liberal llevóle al «congregacionalismo» y explicaba la misión que desempeñaba diciendo: «Creo de todo corazón que esta fuerza misteriosa se desarrolla más y más cada día, acercándonos a Dios. Si me preguntáis si con ello nos hacemos más puros, os contestaré solamente que somos mortales, y como tales sujetos a error; que los puros de corazón verán a Dios y que la muerte no existe. Para los hombres de edad avanzada será esta fuerza un consuelo al fin de los tormentos de la vida. A los jóvenes les enseñará los deberes que tienen con el prójimo, y que según sea lo que siembren asi será lo que cosechen. A todos nos enseñará la resignación. Disipa las nubes del error y trae la espléndida aurora de un día sin fin». — 347 -T- Pero atraído durante su estancia en Italia por el ambiente artístico de la Iglesia romana, tan cerca estuvo de convertirse al Catolicismo que llegó a confesarse y tomar un director espiritual. Asegurábale éste que las facultades mediumnímicas eran de origen diabólico y que no volverían a inquietarle en cuanto se decidiera a ingre- sar en el seno de la Iglesia verdadera. Y como de pronto desaparecieron dichas facultades, Home, viudo por entonces de una dama rusa, hasta pensó seriamente ingresar en una orden religiosa. Y como España ha sido siempre un vasto convento, quizás fué el principal motivo que tuvo el gran médium para decidirse a visitarnos. Mas si encontró en España teólogos del estrecho criterio de su director espiritual, encontrólos también que confesaban que los milagros que la Iglesia exigía para canonizar a los justos en sus dones no eran más que fenómenos análogos. Además, cuando se ha echado de ver que dones del Espíritu Santo viene a decir facultades mediumnímicas; cuerpo aéreo celestial, periespí- ritu; éxtasis, trance; ángeles, arcángeles, etc., espíritus superiores; demo- nios, espíritus atrasados; discreción de espíritus. Espiritismo, y se leen detenidamente los ocho libros de las «Constituciones Apostólicas», queda uno deslumhrado por la luz que arrojan sobre la mediumnidad de aquellos tiempos. Harnach dice que en cada iglesia cristiana primitiva había tres muje- res de saber superior, una para curaciones y dos para profecías. El tema está ampliamente discutido en las «Constituciones». Parece que los que poseían dones se sintieron ensoberbecidos por ello y se les recuerda que un hombre puede estar adornado por tales facultades y carecer de grandes virtudes, siendo entonces espiritualmente inferior a otros hombres des- provistos de dones. El «Libro del pastor», de san Hermás, leído en las iglesias (como actualmente los Evangelios y las Epístolas) hasta el siglo V dice clara- mente: «El espíritu que viene de parte de Dios es pacífico y humilde, se aleja de toda malicia y de todo vano deseo de este mundo y se coloca sobre todos los hombres. No responde a todos los que le preguntan, ni a las personas particulares, pues el espíritu procedente de Dios no habla al hombre cuando el hombre quiere, sino cuando Dios lo permite. Por consiguiente, cuando un hombre que tiene un espíritu de Dios viene a la asamblea de los fieles, una vez hecha la plegaria, el espíritu ocupa a este hombre, quien habla en la asamblea como Dios quiere». «Por el contrario, reconócese el espíritu terrestre, vano sin sabiduría y sin fuerzas en lo que se agita, se eleva y toma el primer sitio. Es im- portuno, locuaz y no profetiza sin recompensa. Un profeta de Dios no obra así.» Y si Hermás, discípulo de los Apóstoles y coadjutor de san Pablo, se expresa así, Ireneo, por su parte, dice: «Oímos de varios hermanos en la Iglesia que poseen dones proféticos y hablan con los espíritus en toda clase de lenguas, iluminando para bien de todos lo más recóndito y des- cubriendo los misterios de Dios». Tertuliano, en su tratado «De anima»: «Tenemos entre nosotros una hermana que posee dones en forma de revelaciones recibidas por su espí- ritu en la iglesia durante los ritos del día del Señor y en pleno éxtasis. Conversa con los ángeles, ve y oye misterios, lee en el corazón de ciertas personas y cura a quienes se lo piden. Entre otras cosas, dijo, se me mos- tró un alma en forma corpórea, pero no vacía. Por el contrario, parecía como si pudiera tocarse y era blanda, lúcida, del color del aire y de la — — forma humana en todos los detalles». (No puede estar mejor descrito 348 un «doble».) Si los demonios representaron serpientes, ranas y demás ante Faraón y todo el pueblo, no es de maravillar que al hombre se le presenten en figura humana. San Agustín no se contenta con decir que esto es posible, sino que expone el modo en que se verifica, o sea: por aplicación de causas naturales mediante las cuales el demonio forma el cuerpo que bien le pa- rece en cualidad y en cantidad, que son meros accidentes, y asi imprime movimiento local a tales cuerpos, no que los vivifique como el alma racio- nal al cuerpo humano, pues éstos son cuerpos inciertos y sólo tienen los accidentes exteriores que aparentan vida por el movimiento que oculta- mente se obra. En conclusión: el demonio puede adaptarse un cuerpo aéreo de la forma que quiera, no hallándose especialmente cohibido por la Divina Providencia: asi enseña santo Tomás con san Agustín. Este último dice en sus «Confesiones»: «Estoy convencido que mi madre vendrá a visitar- me y a darme consejos, revelándome lo que nos espera en la vida futura». En «De cura pro Mortuis»: «Los espíritus de los muertos pueden ser envia- dos a los vivientes y revelarles lo que ellos saben merced a otros espíritus, a los ángeles o por revelación divina». Y en su «Ciudad de Dios» describe las prácticas que permiten al «cuerpo aéreo» de una persona, denominada «vehiculum» por los latinos, comunicar con los espíritus y obtener apa- riciones. Santo Tomás resumiendo la enseñanza de esta tradición dice: «Si los muertos se aparecen alguna vez a los vivos, lo hacen por una permisión especial de Dios que les concede intervengan en los asuntos de los vivos, y es un verdadero milagro». Antes de todos los citados ya había dicho Pablo el Apóstol: «Uno re- cibe del Espíritu Santo el don de hablar con sabiduría; otro recibe el don de hablar con mucha ciencia; a éste le da el mismo Espíritu una fe (o confianza) extraordinaria; al otro la gracia de curar enfermedades; a quién el don de milagros; a quién el don de profecías; a quién el de dis- creción de espíritus; a quién el don de lenguas; a quién el de interpretar las palabras (divinas)». I. Cor., XII, 8. Dones que son «no para aquellos que los llevan a cabo, sino para con- vencer a los incrédulos a fin de que quienes no se persuadan por la simple palabra queden confundidos con los hechos, no necesarios para nosotros que creemos, pero sí para los que no creen, como los judíos y los genti- les». «Constituciones Apostólicas», libro VIII, sección I. En los doce tomos del «Año Cristiano», del P. Croisset, pueden estu- diarse mediumnidades las más curiosas y variadas. Y como antes de la venida de Dunglas Home se había visto todo esto, eran contadas las suntuosas moradas de nuestros aristócratas donde «con todas las precauciones imaginables, hasta disfrazándolo de prestidigitación, no se hiciera espiritismo», según entonces se decía. Por otra parte, los espíritus familiares, que se comunicaban, decían en sus mensajes que las oraciones del sacerdote íes habían hecho mucho bien; que el agua bendita alejaba los malos espíritus y producía un muro flúidico alrededor del féretro en la iglesia, cuando el sacerdote daba la vuelta entonarxio responsos. Los videntes decían ver este muro flúidico y que todo aquello era magnetismo puro, como lo evidenciaba la ceremonia de la ~ — imposición 349 de las manos en diferentes actos. Los centros espiritistas católicos, que no hay que confundir con los espiritistas cristianos, de los que hablaré después, tuvieron su época de mayor esplendor durante la última mitad del siglo XIX. Los había no sólo en España, sino también en Filipinas. Un sacerdote profesor en la Universidad de llo-llo, a quien había yo regalado un ejemplar del libro del «Pastor», de san Hermás, remitióme un álbum de fotografías obte- nidas en sesiones de materialización con el médium Azas. Y en varias de aquellas fotografías veíase a mi amigo sentado, luciendo su tonsura junto a un fraile materializado luciendo sus hábitos y su cerquillo. ¿Serían tam- bién demonios aquellos frailes a través de cuyos cuerpos dejábase ver ef del médium Azas abrazado a un velador, o tirado en el suelo? Pero volviendo a Dunglas Home. Su catolicismo romano no duró más que lo que duró su estancia en España. Porque al año escaso de haberle abandonado sus prodigiosas facul- tades medianímicas, reaparecieron de pronto con mayor potencialidad. Y con la satisfacción de ver que todos podían tener una religión cual- quiera y creer al mismo tiempo en el Espiritismo, salió de España, despi- diéndose atentamente de su director espiritual. Y contrayendo al año siguiente segundas nupcias con otra dama rusa, lo mismo que su primera esposa, abandonó el catolicismo romano, acogiéndose al catolicismo grie- go, bajo cuyo rito fué sepultado en Saint-Germain con esta sencilla ins- cripción: «A otro que vió los espíritus». II EL ESPIRITISMO KARDECIANO «El libro de los Espíritus» se publicó en 1857; el primer número de «Revue Spirite», en 1858, y casi al mismo tiempo la obrita «¿Qué es ef Espiritismo?». «El libro de los Médiums» apareció en 1861. Y en este mismo año 1861, Alberico Perón (Enrique Pastor) publicaba su célebre «Carta de un espiritista a don Francisco de Paula Canalejas», hermoso compendio de la doctrina contenida en las anteriores publicaciones. Albe- rico Perón, era conocidísimo en los círculos filosóficos y literarios como discípulo de Alian Kardec. Su «Carta» produjo enorme sensación. Mas ni disponiendo de millones para gastarlos en anuncios, ni escribiendo miles de cartas como aquélla hubiera conseguido que toda la prensa espa- ñola, incluso la católica, hablase durante varios días del Espiritismo, des- pertando en todas partes vivísimo interés. De este cometido estaba encar- gado el doctor Palau, obispo de Barcelona. Transcribimos de «La Corona», diario barcelonés de aquella época; «El expediente empleado para llegar a este resultado no puede ser más expedito ni eficaz. Le presentaron al registro de la Aduana los libros susodichos; se dijo al dependiente que no se podían expedir sin un per- miso del señor obispo. El señor obispo estaba ausente; a su vuelta se le presentó un ejemplar de cada obra, y después de haberlos leído o hecho ver por personas de su confianza, confirmándose el dictado de su con- ciencia, ordenó que fuesen echados al fuego como libros inmorales — — y 350 contrarios a la fe católica. Se reclamó contra esta sentencia; se pidió al Gobierno que, puesto que la circulación de esos libros no estaba per- mitida en España, que se consintiese a su propietario reexpedirlos al lugar de su procedencia; mas no le fué concedido, dando por razón: «que siendo contra la moral y la fe católica, el Gobierno no podía consentir que esos libros fuesen a pervertir la moral y la religión de los otros países». Casi toda la prensa publicaba la siguiente relación: «Hoy nueve de octubre de mil ochocientos sesenta y uno, a las diez y media, en la explanada de la Ciudadela de Barcelona, en el lugar donde se ejecutan los criminales condenados al último suplicio, y por orden del obispo de esta ciudad han sido quemados trescientos volúmenes y folletos sobre Espiritismo, a saber: La «Revista Espiritista», director Alian Kardec. La «Revista Espiritualista», director Piérard. «El libro de los Espíritus», por Alian Kardec. «El libro de los Médiums», por el mismo. «¿Qué es el Espiritismo?», por el mismo. «Fragmento de sonata», dictado por el espíritu de Mozart. «Carta de un católico sobre el Espiritismo», por el doctor Grand. «Historia de juana de Arco», dictada por ella misma a la señorita Ermance Dufau. «La realidad de los Espíritus, demostrada por la escritura directa», por el Barón de Guldenstubbé. Han asistido al Auto de Fe: Un cura revestido de traje sacerdotal, llevando la cruz en una mano y una antorcha en la otra. Un notario encargado de redactar el proceso verbal del Auto de Fe. El dependiente del notario. Un empleado superior de la Administración de Aduanas. Tres mozos de la Aduana, encargados de atizar el fuego. Un agente de la Aduana, representando al propietario de las obras condenadas por el obispo. La muchedumbre obstruía los paseos y llenaba la inmensa explanada donde se alzaba el catafalco. Cuando el fuego consumió los trescientos volúmenes o folletos espi- ritistas, retiróse el cura en medio de las silbas y maldiciones de los innu- merables asistentes, que gritaban: «¡Abajo la Inquisición!» Varias perso- nas se acercaron a la pira y recogieron cenizas.» Afortunadamente, nuestros buques mercantes visitaban a menudo Marsella, y raro era el viaje en que capitanes y pilotos no regresaran con ejemplares de los libros de Alian Kardec para distribuirlos sin ocultarse y a la luz del día, muchas veces gratuitamente. Oigamos a uno de ellos, el capitán Lagier: «Mandaba yo entonces el gran vapor nombrado «El Monarca». Sali- mos para Barcelona, y al cruzar una calle tropecé con Fernndez Coíavida, que también era hombre de gran corazón y afligido por reveses y aconte- cimientos desgraciados. Entablé conversación sobre este particular y le regalé un libro de los tres o cuatro que había comprado en Marsella; otros regalos hice en Alicante. Al día siguiente por la mañana temprano, vino ~ — Fernández a bordo, entusiasmado por el regalo que le había hecho. Toma- 351 mos café en la cámara y hablamos largo y tendido sobre el particular. Fernández me comunicó la idea de traducir el libro, y así lo acordamos. Pocos meses después de esto sucedió en Barcelona el Auto Fe quemando el obispo dos cajas de libros, con gran aparato de curas, encapuchados, cruces y demás chirimbolos que llamaron la atención del público. Después de quemados los libros quedaron entre las cenizas algunos pedacitos de papel, y como las gentes se aglomeraban buscándolos, yo les dije en alta voz: «Os traeré todos los libros que queráis al otro viaje de Marsella.» «De modo que el Espiritismo fué bautizado en España por el obispo de Barcelona, y Fernández Colavida lo apadrinó; yo hice también algún papel en esto.» El Auto de Fe llevado a cabo con las obras de Alian Kardec convirtió a Barcelona en capital espiritista de España, capitalidad que viene mante- niendo desde la aparición en escena de don José M." Fernández Colavida, a quien se debe la primera versión a nuestra lengua de las obras funda- mentales; la creación de la «Sociedad barcelonesa propagadora del Espi- ritismo»; el establecimiento de la «Primera librería espiritista de Barce- lona», siendo administrador don Manuel Soler, y la fundación en 1869 de la «Revista de estudios psicológicos», que salía en cuadernos de 32 páginas con cubiertas de color, y que ha sido la que en unión de sus correctísimas traducciones ha llevado el Espiritismo a todos los países en que se habla la hermosa lengua de Cervantes. Su celo, su modestia, sus talentos eran grandes, como su fe en la consoladora doctrina que llevó triunfante a los más diversos países, recibiendo calurosas felicitaciones y adhesiones cari- ñosas especialmente de Bélgica y de Francia, en particular del ilustre Alian Kardec, quien desde él primer momento adivinó lo que valía. D. |OSE M.' FERNANDEZ COLAVIDA (EL KARDEC ESPAÑOL) Nació en Tortosa el año 1819. Estudiando estaba la carrera del Notariado cuando la primera guerra civil, y, carlista entusiasta, no tardó en colgar los libros y descolgar la espada en defensa de la religión y del rey legítimo, llegando bajo las ban- deras del Pretendiente al grado de coronel, siendo uno de sus hombres de más confianza e íntimo amigo de Cabrera. Terminada aquella lucha fra- tricida, emigró con los vencidos al Mediodía de Francia, donde aprendió a la perfección la lengua francesa que, andando el tiempo, había de ser- virle para sus magníficas traducciones. Más tarde, acogiéndose a un indulto, regresó a Barcelona, que fué a la par Góigota y Tabor de su genio. Góigota, porque tras haber perdido a su padre, fusilado por rencores políticos, y a su madre, muerta violenta- mente por la imprudencia de un cazador, vió también morir a la hermana con quien vivía, y trastornados todos sus proyectos con las disposiciones del Ministerio Mayans (1844) que ie obligaban a residir en Barcelona, lleno de aflicciones, y , lo peor, escaso de recursos; Tabor, porque estas dolorosísimas circunstancias le trajeron al Espiritismo, donde se transfigu- — ran regenerándose por el sufrimiento todos los desgraciados. 352 No recuerdo la fecha de su casamiento ni el tiempo que estuvo casado, pero recuerdo que su esposa doña Ana Campos era una excelente señora y médium sonámbula que le sirvió de mucho en sus estudios sobre tele- grafía psíquica y en las tareas de su incesante propaganda. Su desencar- nación llenóle de tristeza, y todavía recuerdo la ternura con que hablaba de Anita y lo afectuoso de su cariño que no lograban amortiguar los años. Sobre la mediumnidad de doña Ana, que con detalles y comprobantes puede encontrar todo el que lo desee en la «Revista de estudios psicoló- gicos» correspondiente a abril de 1879, escribía años después el vizconde de Torres-Solanot: «Siendo los fluidos el vehículo del pensamiento, éste obra sobre aquéllos como el sonido sobre el aire. Y de ello tengo la demos- tración en las repetidas experiencias de telegrafía humana, o más bien telegrafia psíquica hechas entre Barcelona y Madrid; allí, bajo la dirección del ilustrado espiritista don josé M." Fernández, valiéndose de distintos médiums y sonámbulos; aquí, bajo mi dirección, haciendo numerosas prue- bas no tanto para atestiguar el fenómeno (cuya realidad demostraron tas primeras preguntas hechas en Madrid y contestadas instantáneamente desde Barcelona y viceversa), como para comprobar la teoría y descubrir una nueva ley de las que rigen a estos importantísimos fenómenos muy poco estudiados hasta ahora bajo el punto de vista científico. Este estudio lleva a la conclusión de que hay en los flúidos, ondas y rayos de pensa- mientos que se cruzan sin confundirse, jugando papel análogo al de las ondas sonoras y los rayos luminosos y que el organismo humano y el sér espiritual forman especie de