MEMORIA & HOMENAJES -.A - M « EN EL FOAVENTO bEL TRñBflJO NflaONflL EN 14 bE JUNIO bE 1903 MEMORIA DEL HOMEI^AJES D. Ramón Batlle y Ribas CELEBRflbO EN EL FOnENTO bEL TRñBñJO NñCIONñL EN 14 bE JUNIO b£ 1903 BARCELONA imprenta de L. Clavero Cortes, 55o RAMÓN EATLI.E Y RIBAS MEMORIA dç los trabajos practicados por el Comité Ejecutivo La idea de hacer una demostración colectiva de cariño y admiración al eminente profesor de teoría del tejido y mecánica aplicada al telar mecánico, D. Ramón Batlle y Ribas, maestro de tres generaciones de industriales, surgió en la mente de Don Marcelino Pujol, que secundado primeramente por D. Isidro Serra y después por cuantos discípulos de tan preclaro maestro tuvieron conocimiento de su nobilísimo pensamiento, hicieron los primeros trabajos para que la idease convirtiese en realidad. ¿Cómo se desarrolló? Primeramente en el seno de la con- fianza, en las expansiones de la amistad; y como por cuantos se enteraban de ella, era acogida la idea con sincero entusiasmo, pronto se creyó oportuno hacer trabajos para cristalizarla en la realidad; y á tal efecto, se tuvo la primera reunión el día 2 de febrero del corriente año, en los salones del Fomento del Trabajo Nacional. La mayoría de los invitados concurrieron á la cita y allí, cada uno expuso su modo de pensar y apreciar la cuestión, sin — 9 — 11 haber uno solo que discrepase en lo esencial, antes bien, procu- rando todos buscar el modo de dar mayor realce é importancia al objetivo que los tenía reunidos. Por fin se tomó el acuerdo de hacer una lista, lo más numerosa posible de fabricantes, mayor- domos y contramaestres, é invitarlos para reunirse en el mismo local del Fomiento del Trabajo Nacional, exponerles el pensa- miento, las aspiraciones é ideas vertidas, procurar que se expu- siesen otras nuevas y acordar definitivamente los trabajos para llevar adelante las aspiraciones de todos: hacer colectivamente una demostración de cariño, gratitud y admiración, al gran Maestro, al trabajador incansable, al hombre de ciencia, á quien tanto debe la industria de tejidos en España,,á nuestro estimado maestro D. Ramón Batlle y Ribas. Dicha reunión se celebró el día 14 de febrero, reinando en ella un ambiente de cariño y de altos propósitos en honor del maestro eximio de todos los asistentes. Allí aparecieron en em- brión al calor del más puro entusiasmo y de la más sincera gratitud, las ideas que después se han trocado en realidades con un éxito que ha superado á todos los optimismos. Para llevar á efecto las aspiraciones de los reunidos, se nombró un Comité compuesto de cinco individuos; resultando elegidos D. Ignacio Peris y Gales, D. Isidro Serra, D. Ramón Mulleras, D. Pedro Masó y el que suscribe, á los cuales se les dió un voto de con- fianza para la ejecución del mandato conferido. Al empezar sus trabajos, el Comité se preocupó de que sus actos tuviesen la autoridad debida, nombrando para ello á una comisión que se llamó organizadora, en la cual se procuró dar cabida á aquellos alumnos más distinguidos por su posición y la autoridad que sus conocimientos les daban en la industria de tejidos. Los individuos de esta comisión encabezaron la suscripción que se abrió para los gastos del Homenaje; y fué tal la buena acogida y entusiasmo que en todos los nombrados encontró el — 10 — Comité, que se vió obligado á fijar como máximo de cuota, la cantidad de 5o pesetas. Asegurada así la parte económica con sólo el producto délo suscrito entre los individuos que debían formar la comisión organizadora, deliberó el Comité en qué había de consistir el homenaje que se le había encargado de llevar á efecto; y por una- nimidad, acordó ofrecer á nuestro estimado maestro su busto en mármol y un album artístico que contuviese en unos pergami- nos, las firmas de cuantos de nuestros condiscípulos se adherie- sen al pensamiento; y que estos objetos, se le ofreciesen en solem- ne sesión pública. Se encargó al que suscribe, redactase una circular en la cual se condensase el pensamiento del Comité y las aspiraciones exteriorizadas en las reuniones que le"precedieron; y se invitase á todos nuestros condiscípulos á la cooperación de tan laudable empeño. El día 7 de marzo se constituyó la comisión organizadora en el local del Fomento del Trabajo Nacional, á la cual expuso el Comité sus acuerdos, que fueron aprobados sin discusión, como asimismo la circular que á continuación se inserta: «Á LOS EXALUMNOS Y ALUMNOS DE LA ESCUELA TÉCNICA PRÁCTICA DE TEJIDOS DE D. RAMÓN BATLLE Y RiBAS »La Comisión nombrada para llevar á efecto la idea de tri- butar un homenaje de respeto y admiración, á su estimado maestro D. Ramón Batlle y Ribas, decano de los profesores de teoría de tejidos de Cataluña, ultimados los trabajos prelimina- res, cree llegado el momento de solicitar, como solicita, el con- curso y cooperación de cuantos han asistido y asisten á las clases de tan eminente profesor, para revestir del mayor espíen- dor posible el acto que vamos á realizar. »Como nos dirigimosá nuestros compañeros de clase, y por lo tanto, á personas que saben cuanto vale y lo mucho que se merece el maestro que tratamos de honrar, no tenemos por que exponer en este documento sus méritos, sus talentos, sus pren- das personales y lo mucho que le debe la industria fabril es- pañola. »Pero sí debemos hacer constar, que desea esta Comisión hacer algo más que ofrecerle un artístico regalo, acompañado de un album con las firmas de cuantos condiscípulos nuestros, quieran estampar en él su nombre: creyéndose en el deber de aprovechar esta ocasión para hacer un acto de justicia, en que se pongan de relieve los grandes méritos y talentos del Sr. Batlle, así como, la influencia decisiva que su escuela ha tenido en el progreso de la industria textil en nuestra patria. »A1 honrar al maestro querido, pretendemos demostrar á toda España, que nuestra industria de tejidos, no es una indus- tria fundamentada en la ignorancia y la rutina, sinó que está montada á la moderna; que la mayoría de nuestros fabricantes poséen los conocimientos técnicos desús respectivas industrias, y que muchos mayordomos y gran número de contramaestres, tienen los estudios necesarios para desempeñar con acierto el cargo que ejercen en la fabricación de tejidos. »Si las naciones más adelantadas deben su progreso indus- trial á la enseñanza, también nosotros le debemos el progreso de nuestra industria. »Firmemente convencidos de ello, nos dirigimos á todos nuestros condiscípulos, así fabricantes como obreros, á todos sin distinción, invitándoles á que nos presten su cooperación, á fin de realizar, con el concurso de todos, algo importante, algo digno de la escuela de que procedemos, ya que los fabricantes y obreros que confundidos en los bancos de sus clases,, hemos es- cuchado las sabias lecciones y los prácticos consejos del hombre modesto, trabajador é incansable que tratamos de honrar, for- mamps un núcleo tan numeroso como respetable, un factor importantísimo, que debe tenerse en cuenta por cuantos traten de estudiar la evolución que, se ha operado en nuestra industria de tejidos en estos últimos treinta años. »E1 Sr. Batlle confirma, una vez más, aquellas memorables palabras de nuestro inmortal Balmes;—«Un solo profesor bueno, »es capa^ en algunos años de producir beneficios inmensos á un »país; él trabaja en una modesta cátedra, sin más testigo que unos »pocos jóvenes; pero estos jóvenes se renuevan con frecuencia, y á »la vuelta de algunos años ocupan los destinos más importantes »de la sociedad». Cumplamos, pues, un deber de gratitud, dando el hermoso espectáculo, sobre todo en estos tiempos de lucha social, de agruparnos todos, fabricantes, mayordomos y contramaestres, el hijo del capitalista lo mismo que el hijo del obrero, movidos por el mismo fin, poseídos de igual entusias- mo, para festejar al maestro querido y respetado y hacer un acto grabe el nombre de D. Ramón Batlle y Ribas, en los anales que de nuestra industria nacional. Barcelona, i5 marzo 1903.» Esta circular que se publicó en la mayoría de los periódicos locales, la autorizaron las respetables firmas que anotamos á continuación y que son las de los señores que componen la Co- misión organizadora. Arañó, Pratmarsó y C.""—Aniceto Noguera.—Andrés Cen- dra.—Antonio Aparicio.—Adolfo Fontcoberta.—A. y E. Puig- moler.—Anselmo Barnils.—Antonio Puig y Font. — Antonio Merli. — Balet, Vendrell y C.^ — Bartolomé.__PiiÍggrós.—Blas Santamaría. -B. Solá.— Casimiro Casarramona.— Camilo Mu- t lleras.—Coñipte y Viladomat.—Casto García.—C. Mitjans y C.^ Font. Dionisio Serra. Emilio Peris. — —Domingo — — Emilio Vidal Solá.—Francisco Casas. — Francisco Martí. — Francisco Vila.—Federico Carreras.—Gabriel Iborra. — Hijos de Pedro Pujol.—Hijos de Miguel Barbará. — 13 —. HijOS de Francisco Serrat.—Hijos de Vives y Bonamusa.— Hijos de Miguel Gusi,—Hijos de Pablo Ribas."—Ignacio Font y Hermano.—Ignacio Peris.—Isidro Serra.—Isidro Mirambell.— Isidro Mas.—Ignacio M.^ Canals.—Juan Grau.—Juan Riera. — Juan B. Berenguer. — Juan Boyer.—Juan Novell. — Juan Miranbell.—Juan Valls.—Juan Serra.—Juan Tarascó.—Juan Rusiñol.— Juan Godó.— Juan Forés. — Juan Maristany.—José Soler.—José Mas.—José Lladó.—José Guixeras.—José Vallvé.— José Serra."—José Casals.—José Forasté.—J. Artigas y Alart.— J. Marco y Cardona.—Jaime Mas.—Joaquín Plans.—Luis Sedó. —Luis Vilanova.—Leopoldo Godó. Marcelino Pujol.—Manuel Clariana.—Miguel Serra.— Manuel García.—Mateo Mas.—Noguera Padre é hijo.—Qrpí y Tomás. — Oller y Niqui. — Olegario Godó Hermanos. — Pedro Masó.—Planas Flaqucr y C.^—Pedro Peris.—Ruperto Regordo- sa.—Ramón Mulleras.—Ramón Rodergas.—Sant y C.^—Salva- dor Bernades.—Santiago Basté.—Sucesores de Tomás Vallvé.— Torelló y Estruch.—Tomás Ribó.—Vicente Planella.—Vallvé y Bosch Hermanos.—Vda. é hijos de Claudio Arañó.—Vial y Jo- ver.—Viuda é hijos de José Pascual. Terminó la sesión en la cual reinó la mayor unidad de miras, con un voto de confianza al Comité para llevar á cabo el homenaje proyectado. Como en todas las comarcas fabriles de Cataluña hay alum- nos de nuestra escuela que dedican su inteligencia y su trabajo al progreso y desarrollo de nuestra industria de tejidos, el Co- mité á fin de tener colaboradores que le ayudasen en sus trabajos de procurar adhesiones y fomentar la suscripción entre nuestros condiscípulos, nombró delegados en aquellas poblaciones en que en ellas ó en su comarca existe un núcleo de industriales, ma- yordomos y contramaestres que se han nutrido con las lecciones de nuestro estimado maestro. Así nombró delegados á los Sres. D. Antonio Gras, D. Pedro — 14 — A. Rulland, Sres. Bordoy y Bonet, D. Jaime Mas, D. Andrés Sendra, Sres. Vallvé y Bosch Hermanos, D. Arturo Puig, don Luis Rodríguez, D. Emilio Vidal Solà, D. Isidro Mas, D. José Rabassó, D. Vicente Martí, y D. Ramón Güell, para Mataró, Sóller, Palma de Mallorca, Sans, San Andrés, Manresa, Premià de Mar, Badalona, Rubí, Igualada, Valls, Vilasar de Dalt, y Granollers, respectivamente. Todos estos señores aceptaron gustosos el cargo; algunos contestaron con sentidas y entusiastas cartas, y los otros mani- Testaron su conformidad verbalmente. Este Comité se cree en el deber de hacer constar que dichos delegados, contribuyeron en gran parte al éxito del homenaje, pues todos trabajaron con fe y con acierto, imponiéndose ím- probo trabajo para el mayor resultado de la misión que se les encomendó: por lo que aprovecha el Comité la publicación de esta mal hilvanada reseña, para manifestarles á todos su reconocí- miento y gratitud, por los desvelos, sacrificios y notable empe- ño como le secundaron. Llegó el momento en que se tuvo que acordar á quienes se encargaría la ejecución del busto y del album. Varios admira- dores del Sr. Batlle, se ofrecieron al Comité para ejecutar tanto el busto como el album, pero después de maduras deliberado- nes, se acordó agradecer los ofrecimientos, porque razones po- derosas impedían aceptarlos; las cuales decidieron el ánimo del Comité á dar el encargo así del busto como el del album, á artistas de reconocido é indiscutible mérito artístico. Se encargó el modelado del busto al notable y laureado escultor Sr. Glarasó y á la acreditada fundición de objetos artís- ticos de los Sres. Masriera y Campins la ejecución del album. El Comité no tiene más que motivos para felicitarse de ha- ber tomado tales acuerdos. El busto en mármol modelado por el Sr. Glarasó es una obra de arte notabilísima. El artista puso en ella su alma toda, y la modeló al calor de inspiración creadora, dejando en ella, palpitaciones de vida, vibraciones anímicas, que recorren aque- lias líneas seguras, firmes, naturales, que hacen de un pedazo de mármol una maravilla. A los que conocemos á D. Ramón Batlle vemos en el mármol á su imagen cogida en uno de aque- líos momentos en que el alma se retrata entera en su semblante rebosante de bondad y de inteligencia, y para aquellos que no le conozcan una obra artística de belleza insuperable. El artista al modelarla no buscó efectismos ni se preocupó en dogmas de escuelas, su inspiración en este trabajo supo her- manar admirablemente el arte y la realidad. Hoy en esta obra admiramos un soberbio retrato, los que vengan mañana la ad- mirarán como admiramos hoy nosotros los insuperables retra- tos de Velázquez, no por la semejanza que puedan tener con la persona retratada , sin o por el arte supremo que les da eterna vida . El busto de Batlle por el Sr. Clarasó se admirará siempre por la seguridad del modelado, por la vida, por el alma que palpita en aquellas líneas admirables, que forman aquel sem- blante en'donde se retrata la bondad, la inteligencia, la virtud, la serenidad de un alma fuerte y benévola que ha llegado á los últimos años de su vida, sublimado por el estudio y el trabajo sin haber dejado entre las espinas del camino recorrido ni un gfrón de su virtud ni un átomo de su dignidad. El pedestal que sostiene el busto, obra del mismo artista, es notabilísimo por su sencilla ornamentación, en la cual están admirablemente combinadas varias piezas pertenecientes al telar mecánico y alegóricas al tejido, con hojarasca gótica. El album, en forma de tríptico, con cuatro hornacinas, para contener en cuatro tomos las firmas de nuestros condiscí- pulos que se han asociado al Homenaje y una artística plancha con la dedicatoria, es una obra hermosísima y de primorosa eje- cución, como salido de los acreditados talleres de los señores Masriera y Campins y cuyo mérito extraordinario pueden apre- ciar cuanto."? conozcan, aunque sea someramente, el telar me- cánico. En sus motivos ornamentales, están combinadas varias piezas y accesorios del telar mecánico, con tan buen gusto y tal arte, que forman el conjunto más admirable, no tan sólo por su originalidad, sinó por su indiscutible belleza. A estos objetos se agregaron el día del homenaje, un telar en miniatura, donativo de D. Alfonso Pujal; una hermosa tela con dedicatoria alusiva á la fiesta que se celebraba, hecha con telar sin cartones, donativo de D. Juan Prats Ribas y un artístico pergamino que acordó dedicarle la Junta Directiva del Fomento del Trabajo Nacional, como ejecutoria de nobleza que fundasus blasones en el trabajo. Pecaríamos de ingratos, sino manifestásemos á dicha Socie- dad y á su digno Presidente D. Luis Ferrer-Vidal, la más sin- cera gratitud, por la cooperación que nos ha prestado, no tan sólo moralmente, acogiendo con cariño la idea y alentándonos para su realización, sino también, poniendo á nuestra disposición sus salones y personal de la casa. Cuando el Comité tuvo la certeza del día que podría dispo- ner del busto y album, se reunió con la Comisión organiza- dora y acordaron celebrarla sesión pública para hacer entrega de dichos objetos, el día 14 de junio á las once de la mañana. La vigilia y antevigilia de dicho día, la mayoría de los pe- riódicos locales publicaron sendos artículos biográficos del señor Batlle, poniendo de manifiesto su labor constante y fecunda en resultados beneficiosos para nuestra industria: artículos que van insertos al final, como apéndice. F1 Gobierno, le concedió por aquellos días la encomienda de la orden civil de Alfonso Xll. Todo indicaba que el acto que proyectábamos sería grandioso, imponente, de aquellos que quedan en la historia de los pueblos, y así resultó. No es esta afirmación presunción nuestra, no; repásese la prensa de los — 17 — III siguientes días, que toda sin excepción, publicó la reseña del acto, y se convendrá, que estamos en lo justo al hacer tal afir^ mación. El espacioso salón de sesiones del Fomento, media hora antes de la anunciada para comenzar la sesión, en que los dis- cípulos de Batlle íbamos á cumplir un deber de gratitud con nuestro maestro, y poner de manifiesto ante el mundo, la rele- vante personalidad de tan eminente profesor, estaba ya lleno de discípulos, amigos, entusiastas del gran maestro y también de elegantes damas y curiosos. La hora se acercaba y oleadas de gente subía las escaleras del Fomento, artísticamente adornadas con macizos de plantas y flores y se desparramaba por los salones contiguos, no cabien- do en el local en que se iba á celebrar la fiesta. Los invitados y representantes de corporaciones, á los cuales hacían los honores en el vestíbulo los Sres. D. Augusto Casa- rramona, D. Angel Bárbara, D. José Forasté y los hermanos Puigmoler, eran acompañados al despacho del señor Presidente del Fomento, en donde el Sr. Batlle, emocionadísimo, acompa- ñado de su hijo y de su médico doctor J. Benavent y Manaut, recibía los plácemes de las autoridades é invitados. Allí estaban el rector de la Universidad doctor Rodríguez Méndez, el Comisario Regio de Instrucción pública Sr. Maris- tany, el Presidente del Fomento Sr. Ferrer Vidal, D. José Mes- tres, de la Escuela de Ingenieros Industriales, D. Emilio Riera y D. Jerónimo Oller, de la Escuela provincial de Artes y Oficios, D. José Prat y D. Camilo Cots profesoses de Teoría de Tejidos, D. Federico Rahola, D. Teodoro Baró, D. Francisco Peris Mencheta, D. Guillermo Graells, D. Federico Soler, D. Carlos Molist, varios individuos de la Comisión organizadora y repre- sentantes de los Ateneos Obreros de Barcelona, Gracia y Sans, Centro Industrial de Cataluña, Colegio del Arte Mayor de la Seda, Amigos del País, Amigos de la Instrucción, Progreso In- dustrial, Fomento Industrial, Alianza Industrial, Academia Universitaria, Cámara de Comercio, Instituto Agrícola de San Isidro y Academia de Ciencias y Artes. A las once en punto entró el Sr. Batlle en el salón de sesio- nes y un aplauso nutrido y entusiasta resonó hasta queelMaes- tro ilustre, temblando de emoción, se sentó en el sillón que tenía dispuesto en el estrado y bajo el estandarte del Fomento del Trabajo Nacional. Ocupó la presidencia el rector de la Universidad D. Rafael Rodríguez Méndez, teniendo á sus lados á los Excmos. señores Comisario Regio de Instrucción pública y D. Manuel Durán y Bás, á D. Luis Ferrer-Vidal, D. José Mestres, D. Emilio Riera, el representante del Ateneo Obrero y á los individuos del Comité Ejecutivo. El salón estaba lleno á rebosar, en los pasillos el público se estrujaba, los salones que tenían comunicación con el que se celebraba la fiesta, estaban repletos de concurrentes, los unos de pie y los de más atrás subidos encima de las mesas ó las sillas, para poder oir y ver algo de lo que se decía y pasaba en el salón de sesiones. ¡Y qué sesión! Los oradores pudieron estar más ó menos elocuentes, mas eran todos escuchados con religioso silencio, por aquel público, en aquel momento poseído de emociones nuevas, de sentimientos desconocidos que lo tenían en una es- pecie de arrobamiento, como participante de la emoción que embargaba el alma del venerable anciano y sabio profesor objeto de la fiesta. Aquel público, sugestionado por la grandeza del acto, veía cosas nuevas y oía también cosas nuevas. Veía por primera vez en esta tierra, exteriorizarse la gratitud en una multitud de hombres de diversas condiciones sociales, no en apasionado impulso, sinó en frío raciocinio, y glorificar en vida al hombre que con su saber les había abierto las puertas del porvenir; oía hablar de gloria, y no se la presentaban surgiendo del fragor de las batallas y rodeada del vaho de la sangre derra- mada, sinó surgiendo espléndida y radiante bajo el esfuerzo del trabajo, impulsado por la inteligencia creadora; veía nuevos horizontes, los horizontes de los pueblos que progresan, que son los que estudian y trabajan, y oía contar como aquí se trabaja y se estudia y se progresa; sintiendo como los conceptos vertidos por los oradores, al vibrar en sus oídos, eran oleadas de vida nueva, promesa de esperanzas ciertas, de que esta tierra, tan desgraciada hoy, como fué grande y heróica en las batallas san- grientas de ayer, sabrá luchar y vencer en las batallas pacíficas de la vida moderna. Así, cuando el señor Rector de la Universidad, en nombre del Gobierno, puso en el pecho del Sr. Batlle la cruz de Alfonso XII las lágrimas asomaron no sólo en los ojos del gran maestro, sinó en muchos de los de aquel público, y vítores entusiastas, ahogados por un aplauso unánime y prolongado, estallaron de la multitud allí congregada, para saludar al hombre trabajador que con su inteligencia poderosa ha sido el principal propulsor de nuestro progreso industrial; vítores y aplausos que, quiera Dios, ahoguen siempre las voces, que la envidia y el despecho suelen levantar para mortificar á los grandes hombres, el día que, calmado el entusiasmo de hoy, se atrevan tan bajas pasiones á rastrear el camino del Maestro festejado. Terminada la sesión, pasaron los invitados, junto con gran número de concurrentes, al restaurant Justin, donde se obse- quió al ilustre Maestro y autoridades, con un banquete. Cerca de 200 comensales se sentaron á la mesa y en los brindis se acabó de coronar el acto organizado por el Comité ejecutivo en honor del Sr. Batlle. Por la mañana en el Fomento del Trabajo Nacional, fuimos los discípulos los que nos encargamos de poner de manifiesto y ensalzar la obra de nuestro gran Maestro; por la tarde en el restaurant Justin, las elocuentes palabras y elevados conceptos de los Sres. Rahola, Ferrer-Vidal (D. Juan), Agulló, Roca y Roca, Guimferrer, Riera, Figuerola, Baró (D. Teodoro) y Ferrer- Vidal (D. Luis), sancionaron nuestra obra poniendo por remate de ella, sus entusiastas y elocuentes discursos. Al volverse á reunir el Comité al día siguiente de la fiesta, acordó acuñar una medalla que perpetúe este memorable acto de gratitud, cariño y admiración hacia el hombre modelo, estu- dioso y trabajador, que ha consagrado su larga vida á la ense- ñanza del tejido, nuestro maestro querido D. Ramón Batlle y Ribas. Barcelona i6 Junio de igo^. El Secretario del Comité Ejecutivo, Copla de algunas de las cartas y telegramas recibidos Señor Secretario del Comité Ejecutivo de Homenaje á T). H{amón Hatlle X Ribas. Barcelona. Muy Sr. mío y querido condiscípulo; Acabo de recibir su muy atenta del g corriente y circular que en la misma indica, habiendo producido en mí desde la lectura de la primera línea, una de las emociones más gratas que he experimentado en mi vida; su carta me recuerda lo mejor de mis años y con ello el mejor de mis maestros á D. Ramón Batlle, al hombre honrado y cariñoso, modestísimo sabio, vegetando penosamente para atender á las exigencias materiales de su querida familia, á cambio de una labor continua de maestro, de amigo y de com- pañero. Sus clases no se cerraban nunca y tenían por las cir- cunstancias especiales que en él concurrían, el sabor grato de la reunión más amena; yo era de los más asiduos, sus explica- ciones despertaban en mí, la curiosidad que despertaría en un niño al que llevasen á un bazar lleno de juguetes completa- mente desconocidos para él y que después de la sorpresa què le producen los movimientos de sus varias figuras, tuviesen la habilidad y virtuosa paciencia de hacerle comprender sus meca- nismos, pero calculando incesantemente su inteligencia y hasta su voluntad, para no producirle cansancio é infiltrando al mismo tiempo que la ciencia en su inteligencia virgen, sentimientos de bondad y honradez en su corazón de hombre. Yo recuerdo que alguna vez D. Ramón me contaba sus travesuras en épocas de revolución y la intervención que tuvo en ella y se esforzaba por echárselas de hombre tremendo; y yo pensaba siempre que si los hombres que hacen revoluciones fuesen como él, tendríamos poco que temerles los hombres de orden, porque en su alma de niño no cabía el odio y de sus labios no salía nunca el menor reproche ni aun para personas que á mí me constaba que le habían ofendido (quizá sin darse cuenta de lo que hacían) per- judicando sus intereses y hasta perturbando la paz santa de su hogar. Yo guardo como la mejor joya, apuntes sacados de sus ex- plica'ciones, ordenados con la claridad misma que salían de Sus labios: ellos resuelven con fórmulas sencillas los problemas más complicados que pueden presentarse en las máquinas para tejidos, en la construcción de excéntricos, palancas, transmisiones por engranes y poleas para marchas y contramarchas, cálculos para la cuenta de urdimbre y urdidores, canilleras, para carretes, et- cétera, etc., montura de telares Jacquard y á lizos y hay que ver en esta montura de lizos como descompone el telar y pieza á pieza, tornillo por tornillo, y fija en la mente del discípulo su forma, su aplicación ó el papel que desempeña en el complicado mecanismo, en una palabra, la anatomía más perfecta como haya podido hacerlo del cuerpo humano el mejor fisiólogo, pero con la notable diferencia que éste descubre para que nos admi- remos de la perfección de la obra y mi querido maestro D. Ra- món ha hecho todo esto para poner al discípulo en condiciones de crear, de perfeccionar, de recrearse en su obra una vez lleva- da á la práctica la construcción de un excéntrico, el cambio de un ligamento, etc., que por medios tan sencillos se consigue, — 23 — dándole facilidad para que con unos mismos elementos obtenga resultados tan distintos y sorprendentes y esto que hace del telar lo hace de los aparatos auxiliares, montura catalana, camas de araña, facistol, tambor en lo que se refiere al movimiento de lizos ó urdimbre, sistema de revolver, cadena y agujas en los cambios de lanzadera ó de trama. Y si esto solo no bastase para darle nombre, recordemos cuando hablaba de la hilatura; y en la teoría de los tejidos, de retorno, lisos, listados, de los remetidos ó pasajes, de la urdim- bre, de los ligamientos fundamentales, corte de los tejidos, aná- lisis de los mismos, disposiciones de urdir, particularidades del tafetán, sarga, rasos, ligamientos para careóla al seguido, tejidos al retorno simples, labrados, listados amalgamados y los que él llamaba alta combinación ó especiales como acolchados, mante- lería, gása, dobles, tafetán y sacos de dos y tres telas sin costura en el fondo (con esto me di yo mucha importancia, pues hice de estas telas en el telar castillete que había en clase). Y aun puedo añadir algo, recordando haberle oído en la teoría del colorido, disertar sobre las combinaciones binarias, ternarias, cuaternarias, retornos totales, al seguido, con sus tablas, sus grupos y combinaciones de color en todas sus fases y composiciones, junto con las prácticas para combinar y hablando de la máquina Jacquard, orden de las agujas, español y fran- cés, ganchos y coletes, pasado de la tabla, sus problemas, etcé- tera, etc., y tantas cosas recuerdo almacenados en la clara inteli- gencia de mi modestísimo y querido maestro, que con su sincera voluntad trataba de inculcar en los que teníamos el gusto de oirle, que todo resulta poco para tributarle homenaje, pues nadie como él se lo merece por su bondad, su honradez y su sabiduría. Yo me uno, querido condiscípulo, con toda la efusión de mi alma, á ese Homenaje que se tributa al maestro, al que le mando un abrazo que hago extensivo á todos esos honrados — 24 - contramaestres, mayordomos y obreros de fábricas que fueron muchos mis queridos condiscípulos y representan para mí la honradez, la laboriosidad, el porvenir de Cataluña y la restau- ción de España y termino dando un viva á la Comisión organi- zadora del Homenaje por la prueba de cultura que da al reali- zar ese acto de homenaje. Miguel Seiquer Pérez. Murcia, 12 Junio 1903. * * Comité Ejecutivo de Homenaje á D. Ramón Batlle y Ribas. Harcelona. Muy Sres. míos y estimados compañeros: Poseo la circular que se han dignado dirigirme y no dejo de aplaudir la idea, á la que me adhiero de todo corazón, para honrar á nuestro que- rido Maestro. Incluyo la tarjeta firmada y fechada que ha de figurar en el album artístico que se le ha de dedicar. Reciban testimonio de la consideración más distinguida de su afmo. S. S. y condiscípulo, Guillermo Pérez. Santander, 29 Mayo de 1903. * * * Sr. T>. Francisco Marti Bech. Barcelona, Muy Sr. mío y apreciado condiscípulo: He recibido su muy apreciable escrito 17 del corriente y con verdadero entusiasmo me he enterado de su contenido. Pueden Vds. contar con mi adhesión más completa, consi- derándome altamente honrado que mi firma se halle entre las de Vds. y muy orgulloso, por haber sido alumno de D. Ramón — 25 — IV Batlle y Ribas, á quien profeso grande afecto y cuyo recuerdo jamás olvidaré. Toda vez que la distancia que nos separa me impediría asistir materialmente á tan grande acto, suplico á V. se sirva notificar á tan digno Comité, que doy á V. mi representación; asistiendo V. por lo tanto en nombre mío á la vez que en el suyo propio y así le recomiendo lo haga presente al Sr. Batlle. Excuso manifestarle que pueden disponer de mí para todo y con un cariñoso saludo para todos los que componen este Comité, le saluda particularmente y le da millones de gracias por su atención su atento afmo. 8. 8. q. s. m. b. Constantino Marro López. Barbastro, 22 Mayo de 1903. ^ ^ ^ Sr. T^residente y Secretario del Comité Ejecutivo del Homenaje á D. Hiamón Batlle. Barcelona. Muy 8res. míos y apreciables condiscípulos; He quedado enterado con satisfacción de la atenta carta de Vds. fechada en Barcelona el 23 de Marzo p. p. y de ella retiré la circular y per- gamino que también recibí; no habiendo podido contestar más á tiempo, por haber estado fuera de esta ciudad. Agradezco, como he dicho, la invitación que se me hace y felicito á Vds. por esta idea digna de todo encomio, altamente laudable por los fines que directamente persigue, al reconocer los méritos de ese Mentor, hacerle justicia y tributarle el home- naje de gratitud que se merece el que sin ruidosa ostentación ni bastardo interés, se ha afanado toda su vida, por llenar hasta con exceso la medida de sus obligaciones, y ha contribuido con su silenciosa labor al desarrollo del bien y de la prosperidad generales. Han obrado Yds. como lo manda la gratitud y el deber, y por lo mismo, son dignos del aplauso unánime. — 26 — Me parece que se está en lo justo al considerar á nuestro maestro acreedor á toda clase de honores; y si el Gobierno su- piera aquilatar debidamente sus méritosy la gran influencia que en el perfeccionamiento de la industria textil, ha tenido su es- cuela; se uniría á nosotros para levantarle una estàtua que sir- viese de justa compensación y como recuerdo y ejemplo; más por desgracia, podemos decir aquí y con razón, como decía un escritor francés: «'...la justicia humana es una justicia manca, tiene una mano siempre lista para repartir la censura y el cas- tigo; pero cuando se trata de los méritos, de la virtud y del trabajo, casi nunca se ve que distribuya el elogio y el premio...» Se está en efecto pronto para caer sobre el delincuente con todas las iras de la Ley, y para desenmascarar al culpable, mar- cándolo con el estigma del oprobio; mas cuando se cruza al lado de la honradez, dé la laboriosidad y del talento, rarísima es la ocasión en que acude á la mente el pensamiento de rendirles el hômenaje que se merecen. El Sr. Batlle y Ribas, es uno de esos seres superiores y mo- destos, que atentos solamente al dictado de su conciencia, pro- curan cumplir con los deberes de su ministerio, sin preocuparse en lo más mínimo por obtener el aplauso público; pero esto no quiere decir que ya que el Gobierno no,está en su puesto, nos- otros pasemos desapercibidos sus méritos; no señores, debemos por el contrario pregonarlos y darles su correspondiente y calu- roso aplauso y significarlos con algo imperecedero^ para que mañana cuando las vicisitudes de la vida lleguen á amargar su cara existencia, tenga algo que le recuerde nuestra gratitud"y cariño, y que le sirva como lenitivo á su dolor. Recuerdo con placer todos sus saludables consejos y aun no se borran de mi memoria, las sabias lecciones que escuché de sus labios en el templo del saber, donde él oficiaba como supre- mo Sacerdote; su palabra fácil, su claro talento, la perseveran- cia y el empeño que ponía por todo aquello que significaba — 27 — adelanto y progreso, hicieron que nuestra-industria textil, se pusiera á la altura de las mejores de Europa. Ya ven Vds. como ni la distancia, ni la mano destructora del tiempo, han podido borrar de mi memoria á mi estimado maestro; ni han servido tampoco para entibiar el afecto y admi- ración que por él siento. Mi gratitud para con él es imperecedera y por lo mismo, siento mucho no estar en mi patria, para ofre- cerle personalmente mis respetos y homenaje; pero ya Vds. se servirán hacérselos presentes en mi nombre; advirtiéndoles que siempre que de él se trate, me tendrán incondicionalmente á sus órdenes Sin otro particular y con los mejores deseos de que lleguen á feliz término su empresa, me es grato saludar á Yds. afectuo- sámente. Rafael Llongueras. Monterrey (México) 22 Mayo de 1903. * * * Sr. SR^amón Mulleras. Barcelona. Muy Sr. mío; Con la grata de V., fecha 21 Marzo p. p., re- cibí la circular á que hace V. alusión, imponiéndome de ambos interesantes documentos. En contestación manifiéstele que con sinceridad aplaudo lo proyectado por los alumnos y exalumnos del apreciabilísimo maestro Sr. Batlle en honor de él, y yo como exalumno agrade- cido y admirador del gran maestro, tengo á mucha honra adhe- rirme á la prosecución de los fines que se proponen mis condis- cípulos, deseando vivamente que se lleve á cabo idea tan plausible por todos conceptos. Soy de V. afmo. atento S. S. Manuel G. Rivero. Villa de Santiago (México) 28 Abril de 1903. — 28 — London. —Distancia me separa, sentimiento nos une, feli- cito maestro..— Basté. * * 4: Rentería. — Reciban entusiasta adhesión á merecidísimo homenaje á nuestro querido y celoso maestro. Esteban Arrualarreta. * ^ * Sóller. — Se adhieren de todo corazón á ese homenaje. Los Rullán. * * * Valls.—Felicito asocio homenaje admiración Ramón Batlle y Ribas.—Agustín Busquets. ^ ^ ^ Valls. —Discípulos Batlle residentes Valls, felicitan maestro querido adhiriéndose justo homenaje tributan gran Abad indus- tria patria quien con sus sabias enseñanzas tanto contribuyó á su desarrollo y engrandecimiento.—José Rabassó. SESIÓN HOMENAJE XDISOTJK.SOS Al comenzar la sesión el Presidente del Comité Ejecutivo D. Ramón Mulleras, se expresó en los siguientes términos: Con el deseo de dar mayor esplendor y realce al acto que vamos á celebrar, suplico al Excmo. é limo. Sr. Rector de la Universidad se digne ocupar esta Presidencia á cuyo objeto, en nombre de todos mis condiscípulos me honro en presentarle al venerable maestro Ramón Batlle y Ribas. 2)/scurso leído por 2). francisco JYiarti ^ecfj Excelentísimos Señores, Amigos y condiscípulos, Señoras, Señores: No nuestro entusiasmo que es mucho, sino poderosa co- rriente de hondos afectos y el sereno estudio de la realidad, han hecho que la idea de tributar un homenaje de respetuoso cariño y admiración á nuestro querido maestro D. Ramón Batlle y Ri- has, haya traspasados los límites del terreno privado, para des- arrollarse y desenvolverse en el terreno de la vida pública. Es que al buscarnos y reunimos para tan nobilísimo fin, cuantos hemos asistido á sus clases y nutrido con sus lecciones, hemos visto que en todos y en cada uno de nosotros, había en nuestro corazón, por el profesor eminente que ha dedicado su existencia toda, al progreso de nuestra industria de tejidos, un sentimiento de gratitud, de cariño y admiración entusiasta, que esperaba sólo el momento oportuno para manifestarse; y en desbordante entusiasmo, mostrar al mundo que aquí, en esta tierra tan calumniada por propios y extraños, se estudia con fe y con entusiasmo, se trabaja, se aprende y se progresa ; y que nuestra industria textil, gracias á los notabilísimos estudios y prácticas enseñanzas del gran teórico y consumado práctico, nuestro maestro querido D. Ramón Batlle y Ribas, en lo que toca á la ciencia del tejido, hemos alcanzado un grado de pro- greso que no hay quien nos supere, ocupando España por lo que á esa ciencia se refiere, honroso lugar entre las naciones más adelantadas. Podrá nuestra patria, por desgracia, tener su cultura á un nivel muy inferior con relación á otros pueblos, pero no nos fal- tan, por suerte, personalidades eminentes que son nuestra bon- ra y nuestro orgullo. Batlle es una de esas personalidades, por más que su nombre, sea conocido apenas más que de aquellas personas que se dedican á la industria de tejidos y del personal técnico de la misma; porque su modestia, es más grande aún que su talento; porque tanto como le halaga y gusta del trabajo allá en la soledad del estudio sin más testigos que sus libros, y el trabajo en su escuela sin otro testigo que sus alumnos, le re- pugna y le molesta cuanto sea exhibición y aplauso, cuanto pu- diera apartarlo del círculo modesto en que su vida se desarrolla, y en el cual no se encuentran ostentaciones vanas, sino las eos- tumbres más sencillas en el seno de una familia amantísima, en cuyo amor incomparable encuentra las fruiciones más puras su espíritu, y su corazón la calma y la paz en el ambiente de tan purísimos amores. Pero es llegado el día en que su nombre salga de la penum- bra en que hasta hoy ha vivido, y se muestre al público: pero no como un nombre cualquiera, sino rodeado de aureola lumi- nosa, no de brillanteces prestadas, sino de la luz que irradian sus admirables obras. Nosotros industriales, mayordomos y contramaestres que hemos sido sus alumnos, que nos ha dado algo de "su vida, de su alma, al comunicar á nuestro entendimiento la luz de su en- tendimiento, al hacer penetrar en nuestra razón los frutos sazo- nados de su razón, al darnos un día y otro día diluidos en prác^ ticas lecciones los frutos sazonados de sus investigaciones y de sus estudios; nosotros, que sabemos que en su clase pueden aca- barse los cursos, pero que sus lecciones duran y durarán para todos nosotros mientras perdure un rayo de luz en su inteligen- cia y una vibración de fuerza vital en su cuerpo, al venir aquí á enaltecer su nombre, á mostrarlo á la admiración de propios y extraños, poniendo de relieve su entereza de carácter, las apti- tudes diversas de su talento, su abnegación para la enseñanza, y las obras producidas en el decurso de su larga vida; no hace- mos más que pagar en lo poco que podemos, una deuda de gra- titud que con él tenemos todos contraída, convencidos no obs- tante, que cuanto hagamos en honor de nuestro maestro queri- do, no llega ni con mucho, á lo que se merecen sus desvelos por nosotros, y sus constantes trabajos en provecho de nuestra in- dustria nacional. Para poner de manifiesto la parte científica de su obra, se ha tenido el mal acierto de encomendarlo á mi pobre entendi- miento. Si fuese el corazón quien prestase palabras á mi boca, en el fuego de mi entusiasmo, quizá hallara acentos más ó me- nos elocuentes; pero tengo que poner á vuestra consideración ideas, que he de ir á buscar en mi inteligencia menguada y con- fieso Sres., que han de ser éstas indignas de vuestra reconocida ilustración. Sed, pues, conmigo indulgentes. En el año 1864, concluyó Batlle brillantemente sus estudios de profesor mercantil, y dejó esta carrera, para dedicarse al es- tudio de la fabricación de tejidos. Al estudiar los autores de aquella época, se llega al con- vencimiento de que reinaba el caos en lo referente á la ciencia del tejido. Sin base científica, ninguno de los que habían escri- to sobre tejidos, había tenido fuerzas ni capacidad bastante, para penetrar hasta las entrañas de la ciencia que trataban de expli- car. Aceptaban, aunque sin convicción, la teoría de los ligamien- tos fundamentales, esto es; aceptaban el absurdo de que una cosa puede ser al mismo tiempo causa y efecto; que esto supo- ne, afirmar que la causa del tejido fuese efecto de otro tejido; que la teoría de los ligamientos comenzara pOr unos liga- mientos. Un entendimiento como el de Batlle, familiarizado con el estudio científico de los números, y fortificado con el método que informa la ciencia matemática, no podía aceptar esos ab- surdos, y mucho menos las consecuencias de ellos derivados. Los ligamientos fundamentales, no podía aceptarlos su cri- terio científico : ¿cómo aceptarlos, si los autores que trataban este asunto, no estaban conformes en cuantos eran estos liga- mientos, pues mientras Lorentz y Jullien con Lions y Falcot, sostenían eran cuatro, tratadistas como Bona, Arañó, Lluch y Miralles, afirmaban eran tres; Antoine Dufour pretendía que eran sólo dos; y no faltaba alguno como Eugene Parant, que entendía eran seis. Razones serias y convincentes para apoyar sus asertos., no las daba ninguno de estos autores, y sólo Bona, con más criterio científico que sus colegas, decía «que fuera ab- surdo sostener en absoluto que todos los tejidos fuesen conse- cuencia de dichos fundamentales, y añadiendo después, que en lo referente á los ligamientos para tejidos llamados de novedad, había una laguna inmensa á llenar»; laguna que quedó tal como estaba, á pesar de los esfuerzos de Bona para llenarla, si- guiendo las huellas de su contemporáneo el profesor é ingenie- ro Félix Toustein, el cual, fuertemente impresionado por las tupidas tinieblas que según él envolvían el arte del tisage, de- cía «que después de haber buscado y estudiado la mayoría de obras que en aquella época se conocían, lo que de su estudio — . 36 — había obtenido, era poco más que nada, en comparación de lo mucho que le faltaba descubrir.» Ante tanto empirismo revestido con ténue capa de barniz científico, recusó Batlle á esos maestros; estudió por cuenta pro- pia, y en i860, fundó su clase particular de teoría de tejidos que tanta gloria había de darle á él como provecho á la industria catalana. Al empezar sus enseñanzas, lo hizo ya con algo nue- vo y original, como fué el extracto de los ligamientos en el aná- lisis del tejido, sin perder de vista no obstante un fin más ele- ^ vado, espaciando el pensamiento, en busca de las leyes científi- cas del tejido ó mejor dicho, en hacer la ciencia del tejido. Que esto era difícil, basta recordar que Poulet de Nisme en 1773, habla de ello, como de una necesidad indispensable; y á pesar de tantos y tantos como han escrito sobre tejidos, algunos tan notables como los que he citado al hablar de los ligamientos fundamentales y otros no menos entendidos como Devilliers, ^ Barón, Alean, Roland de la Platiere, Drevet, Bernoully, Gilroy, Baines y Murphy, se llega al año 1869, y nos dice Toustein, que todo está por hacer,, afirmando no obstante este sabio ingeniero, que el conocimiento perfecto de la combinación de tejidos, es una de las ciencias más difíciles y largas de aprender y dominar <( J completamente. í No es pues extraño, que transcurriesen 30 años desde que Batlle comenzó á estudiar, hasta poder dar por terminada su obra de la cual, el extracto fué el punto de partida, el germen que había de producir esa teoría científica y práctica á la vez, que, al negar y demostrar la falsedad de los ligamientos funda- mentales que hasta hoy han sido la base de los estudios del te- jido, proclama que la base, el fundamento, el principio del te- jido, es el-punto de cruzamiento, y que de ello se ha de partir, para explicar científicamente la formación y desenvolvimiento de los ligamientos en el vasto campo de la teoría. Empezó estos estudios en el año 64 y hasta el 90 no pudo — 37 — tener completa y terminada su gigantesca obra, obra admira- ble, colosal, científica práctica á la vez; abrazando no sólo los y ligamientos, sino el tejido con los diferentes efectos que se pue- den obtener, al aplicarle el colorido; con tecnicismo racional y propio, descansa toda ella, no en afirmaciones más ó menos que verosímiles, sino en trabajos inductivos de la periferia al centro, basados en la composición y descomposición de los números, y haciendo con ellos maravillosas combinaciones prácticas, no solamente en los órdenes de pasaje, como tímidamente inician Bona, Toustein, Posseït, Alcán, Goud, Holmes y Spenrath; sino abrazando el tejido en todos sus modos y aspectos; no sabién- dose que admirar más en este trabajo, si el criterio filosófico que le informa, ó el método científico que preside á su desarrollo. El método y la lógica, indispensables para hacer trabajos fructíferos, han sido siempre, la brújula que ha guiado á Batlle en sus investigaciones científicas y trabajos prácticos. Partida- rio tenaz y convencido de la descomposición por deshilatura en el análisis del tejido, fué una consecuencia lógica de su método, el extracto, que es el primer eslabón de la cadena que lo enlaza con los ligados bases, para seguir después la admirable trasfor- mación de éstos, por la descomposición de los números, hasta llegar al fin de ella, en que se encuentra el principio que encie- rra en sí la base, el fundamento, el origen del tejido, ó sea el punto de cruzamiento. La afirmación lanzada al público en 1892, de queen ver- dadera teoría no hay ligamientos fundamentales, no es una afir- mación más ó menos atrevida ó jactanciosa, no; es una verdad sostenida por sólido andamiaje de fórmulas matemáticas. Desde esa época, ya no es todo empirismo en el campo del tejido, pues aparece la verdadera ciencia. Y aparece Sres. aquí, en nuestra patria, irradiando su luz esplendorosa, y pudiendo ver cuantos se dedican á esos estudios, que escritores de tanta autoridad como Eduar Gaud y los alemanes Reisser Olsner y — 38 — Reintges, con los ingleses Passelt y James Holmes, marchan por los mismos derroteros seguidos por Batlle; han entrevisto la verdad, que él ha sido el primero en descubrir en toda su pleni- tud; no han llegado hasta ella, pero á ella se dirigen y á ella sin duda llegarán para sancionar con su autoridad, la obra de nues- tro maestro; y por eso os decía en los comienzos de este desaliñado trabajo, en un arranque de patrio entusiasmo, que en la cien- cia del tejido, no hay quien nos aventaje, que aquí entre el des- encadenamiento de pasiones embravecidas que perturban los entendimientos y enervan los espíritus, también se estudia y se aprende y se progresa, y hay ciencia, como la del tejido, en que tenemos poco que aprender y sí mucho, pero mucho que en- señar. Como os decía, entre los modernos autores alemanes, Reis- ser, sigue por criterio propio los derroteros indicados por Bat- lie, ¡pero qué importancia no dá ese maestro á sus investigació- nes! En 1890, descubre una fórmula para producir grandes diagonales con reducido número de lizos, y admirado él mismo de su descubrimiento, creyéndolo una invención trascendental y de mérito extraordinario, pide patente de invención que le es concedida en Alemania, Austria, Bélgica é Inglaterra; y, en 1892, pública una monumental obra intitulada Die Grosen T)iagonalen, para mostrar al mundo su descubrimiento; y ¿sa- béis, señores, en qué consiste tal descubrimiento? pues es la teoría de los tejidos amalgamados que en 1890 cuando Reisser pidió su patente de invención, hacía la. friolera de 20 años que en Barcelona la enseñaba Batlle en su escuela, pero más com- pleta que Reisser, pues éste no ha visto más que los efectos por urdimbre, y Batlle la tiene completa con los efectos que sé pue- den obtener por medio del urdimbre y trama combinados; sin que á nuestro Maestro se le ocurriese nunca pedir patente ni privilegio de su descubrimiento, como hizo el profesor alemán que os he citado. — 39 — La inteligencia poderosa del maestro que hoy honramos, en los estudios del tejido, no se preocupó tan sólo de la parte teórica de los ligamientos. La confección de muestrarios, le ab- sorbe mucho tierhpo, y se pregunta si para hacer aquel trabajo hay reglas, si aquello que hace cada día durante tantas horas, no está subordinado á leyes, como lo están los fenómenos del Universo, y los actos de nuestra vida. Se hace á dicha pregunta contestación afirmativa, y dedica á este estudio, á la aplicación de los colores en el tejido, y á la confección de muestrarios, la mayor parte del tiempo que debía dedicar al descanso corporal; y á los dos años, obtiene las reglas que buscaba, y funda las leyes de una teoría nueva, original y científica, que bastaría por sí sola á labrar la reputación de un hombre. Lo poco que hasta entonces se había escrito sobre estas ma- terias, eran algunas aplicaciones de la hermosa teoría de Che- vreul, sobre los colores; pero combinar el conjunto de listas que forman un dibujo, buscar las múltiples combinaciones que, dado un número fijo de listas y otro de colores se pueden obte- ner, las reglas para encontrar buenos efectos con esas listas y colores, y el método científico y práctico á la vez que armoniza esos elementos para lograr la confección de buenos muestrarios, de esto, que yo sepa, no se había escrito nada ni en España ni fuera de ella. Al desarrollo de puntos tan importantes, empleó Batlle su clara inteligencia. La intuición de su genio le llevó á losnúme- ros en busca de las leyes que rigen á la combinación de listas y colores en la confección de muestrarios; y en la teoría de las combinaciones y permutaciones matemáticas creyó encontrar el fundamento de los principios que buscaba; pero en el estado en que se hallaban dichas combinaciones y permutaciones sólo le resolvían por mitad el problema, le resultaban una verdad á medias; al pasar de la teoría á la práctica, mostraban que no cumplían lo que de ellas se esperaba, pero al fin, después de — 40 — porfiados estudios y de luchar con los números, planteando pro- blemas y resolviendo ecuaciones, encontró la ley que anhelaba, la regla por la cual se obtienen no sólo las combinaciones de efecto diferente en el orden seguido, sino también en el de re- torno, que tanta aplicación tienen en la práctica, no sólo en las combinaciones simples, sino en las compuestas, que son las más usuales, por estar basadas en la permutación de las listas y co- lores y viceversa. Las aplicaciones prácticas de ese trabajo científico, son ad- mirables por su método y sencillez, pudiéndose condensar todas ellas en esas pocas palabras; enseñar el modo de compenetrarse de las corrientes de la moda en cuestión de dibujos y colorido, y una vez impuesto de ello, señalar el modo racional y prácti- co, para hacer un buen muestrario dentro de los gustos domi- nantes; y todo esto, al alcance de quienes han principalmente de aprenderlo; de modo, que al remontarse á las alturas sere- nas de la ciencia, no ha dejado un momento de vista, el terreno de la práctica. Con estas investigaciones, no sólo lleva al campo científico del tisaje un nuevo elemento de estudio, una nueva teoría que ofrece ámplios horizontes á la industria de tejidos, sinó que abre de nuevo en el campo científico de la matemática pura, descubriendo nuevas propiedades de los números, y poniendo de manifiesto las leyes á que obedecen. Lo que con tan desaliñada frase llevo expuesto, bastaría á justificar que hay títulos sobrados en nuestro maestro que le hacen acreedor á nuestra admiración y á este homenaje; pero aparte de estos títulos que han de inmortalizar su nombre, tie- ne otros que lo hacen más admirable, más digno del aprecio de cuantos hemos sido sus discípulos en particular, y de cuantos se dedican á la industria de tejidos en general. Allá por los años primeros del último tercio del pasado si- glo, la industria de tejidos sufrió una radical transformación. — 41 — VI El telar á mano, era aun aquí casi el único aparato que se co- ! : nocía, para la fabricación de tejidos labrados y de color. Pero los progresos de la mecánica aplicados al arte de tejer, arrum- ¡ baban el telar de madera y carne humana, para sustituirlo por ' el telar con órganos de hierro, no tan sólo en los tejidos de tafe- tán ó lisos, sino en la fabricación de aquellos géneros más difí- ciles por lo complicado de sus ligamientos y diversidad de colo- rido. Si queríamos continuar sosteniendo nuestra industria, te- níamos que marchar por la senda que seguían las naciones de mayor pujanza industrial, teníamos que sustituir el telar á ma- h no por el mecánico. La transformación se inició y se hizo. Varios fabricantes la intentaron con más ó menos fortuna, luchando con mil dificul- j tades, y siendo una y no de las más pequeñas, la falta de perso- I nal inteligente que conociese la nueva maquinaria. Aquí ' no había nada, sinó lo que acostumbra haber en los comienzos de todas las cosas; ignorancia y rutina. Batlle, vió la nueva necesi- dad de nuestra industria, y dedicó su talento y su actividad á remediarla. Pero aquí empieza su calvario. Hasta entonces había trabajado hasta el abuso, no dedican- do durante muchos años más que tres horas por día al descanso de su cuerpo; hasta entonces había estudiado, había investiga- do: pero allá en la clase, los frutos que de sus enseñanzas y de sus desvelos obtenían sus alumnos, le pagaban con creces las horas pasadas en explicar y enseñar; allá en la soledad del estu- ^ dio, hundido su pensamiento en el caos de los números, plan- teando problemas, y revolviendo cantidades y buscando incóg- nitas que á veces le desaparecían al creer entreverlas; pero que no hacían más que atraer su atención y su espíritu en nuevas investigaciones y nuevas fórmulas para encontrarlas: en ese tra- bajo aplastante, de quietud solemne y tensión nerviosa, con im- pulsos de fiebre creadora y conatos de desfallecimiento; cuando la incógnita, tanto tiempo buscada barajando cifras y signos al- — 42 — gebráicos aparecía clara, brillante, hermosa cual nueva verdad surgida de los arcanos luminosos del mismo Dios; la satisfac- ción interna, el goce de su espíritu, la alegría de su alma, ante la verdad encontrada, le pagaba de todas sus fatigas, estudios y afanes: pero al entrar en el terreno en que se iba á desenvolver la industria nueva, las satisfacciones del vencedor, porque Bat- lie tenía que salir vencedor en su nueva empresa, fueron amar- gadas por cuanto pueden amargar los hombres ignorantes y ru- tinarios, la vida de un hombre de condición superior á ellos. Para hacerse cargo del Calvario que tuvo que pasar hasta ver realizados sus proyectos, es preciso conocer aquella época. Como decía, algunos fabricantes habían transformado su modo de producir, poniendo telares mecánicos. Lo difícil, por no decir imposible, era encontrar personal apto para su per- fecto funcionamiento. El poco que había, ignorante y rutinario, poseyendo sólo conocimientos rudimentarios de las máquinas que tenían que cuidar, se creían unos seres superiores, y no po- seían más conocimientos que los que hoy tenemos nosotros por vulgaridades. Engreídos en su ignorancia, y celosos del cargo que ocupaban, todo en la fábrica eran secretos, y, por lo tanto, recelos y empeño en que nadie, absolutamente nadie, pu- diese saber lo que ellos sabían. Querían convertir el cargo de mayordomo y contramaestre, en patrimonio exclusivo de una clase, querían hacerlo inaccesible á cuantos pudiesen sobresalir por su trabajo y su inteligencia; y cuando en esa especie de Sanhedrín se supo que un hombre quería enseñar no sólo lo que ellos sabían, sinó hasta muchas cosas con el telar mecánico relacionadas y por ellos ignoradas; hacia él dirigieron sus iras, sus odios, sus furores, pretendiendo hacerle cejar en su obra redentora. La amenaza, la calumnia, la intriga, cuanto puede inven- tar el despecho y la soberbia del hombre que ve hundirse para siempre su deleznable pedestal, todo se puso en juego para com- batirle; pero sirviendo sólo la guerra que se le hacía, para que siguiese con más tenacidad en sus nobles propósitos, y de pode- roso acicate para llevarlos á la práctica; siendo el primero que en España explicó las asignaturas de mecánica aplicada y telar mecánico. Pero lo cierto es, que no estuvo solo Batlle en esta lucha. En la vida, ni el bien es absoluto, ni lo es tampoco el mal. En medio de tantos hombres egoístas, surgió uno de espíritu abierto á todo lo grande, uno todo nobleza, todo corazón, con grandes deseos de aprender y de instruirse, que se puso denodadamente al lado del Maestro, y fué su colaborador entusiasta, sin arre- drarle peligros ni amenazas, antes al contrario; creciéndose cuando le amenazaron con la muerte, en su empeño generoso de levantar el nivel de nuestra industria con la formación de personal instruido, trabajador é inteligente; y ese hombre, se- ñores, por más que al nombrarlo sé que tengo de molestar su gran modestia, un sentimiento de justicia me impide á mí ca- llar su nombre, sintiendo solamente que en este momento en que voy á pronunciarlo, me falten acentos arrebatadores y'pala^ bras elocuentes, que haciendo vibrar vuestro corazón y vuestro sentimiento, arranquen un aplauso para premiar los ignorados servicios y desinteresados trabajos que en aquella época de prue- ba prestó á nuestra industria D. Ignacio Peris y Galés. Aquella atmósfera de rutina é ignorancia de que os habla- ba, la fué disipando Batlle con sus notabilísimos estudios sobre todos y cada uno de los órganos del telar mecánico, dando las reglas para la perfecta colocación y ajuste de cada uno de ellos señalando claramente las íntimas relaciones de los unos con los otros, para obtener el perfecto funcionamiento del telar. Los que conozcan lo que era esa máquina en los tiempos en que Batlle empezó á explicarla, han de reconocer lo mucho que influyó en el progreso de nuestra industria, con sus estu- dios sobre el cálculo de los portalizos, especialmente en los jue- — 44 — gos de sarga, el perfeccionamiento que introdujo en las mallas de los aparatos de cambios de cajones, como también en los platos de los juegos de segmentos; pero sobre todo, sus trabajos sobre la construcción de escéntricos para el movimiento de los lizos, son admirables, é hicieron dar un gran paso á la fabrica- ción de tejidos en esta tierra. Las conferencias públicas que en 1879, dió en el Centro Industrial de Cataluña, para vulgarizar sus conocimientos, fue- ron notabilísimos; y, de su obra sobre mecánica aplicada y telar mecánico, queda hecho su mejor elogio diciendo, que la mayo- ría de los que en Cataluña han escrito sobre el mismo asunto, han ido á beber en ese manantial purísimo, han ido á saciarse en las claras fuentes de esa obra, que apareció por los años de 1880, como á folletín en la revista económica Centro Indus- trial de Cataluña. Pero en esas sus enseñanzas para la formación de personal práctico, con conocimientos técnicos, apto para la dirección y buena marcha de las fábricas, no fueron tan sólo las asignaturas de mecánica aplicada, telar mecánico y dibujo industrial, lo que inculcaba á sus alumnos, así fabricantes como obreros, que, confundidos en una misma aspiración, escuchaban sus leccio- nes; explicaba y enseñaba, y enseña aun hoy, otra asignatura que no estaba ni está escrita aún en los programas de curso, asignatura importantísima, trascendental, y que no sé si acer- taré con su verdadero nombre, llamándola curso de costumbres y moral industrial. Su inteligencia, que abarca los problemas en su totalidad, y las cuestiones en todos sus aspectos, se preocupó no sólo de la parte técnica, sinó también de todas sus fases complementarias. No basta, dice nuestro Maestro, para la dirección de una fábrica, la posesión sola de conocimientos técnicos; es preciso, indispen- sable, que éstos vayan acompañados de condiciones de carácter, conducta moral ejemplar, y una vocación especial para el tra- — 45 — bajo; y para lograr ese noble objetivo, en su escuela, entre fór- ínulas de mecánica, entre cárcolas y escéntricos, posición de las cajas y pasos de lanzaderas, tensión de los hilos y trabajo délos lizos, estudio de los dibujos y cambio de los cajones y movi- miento de palancas y manubrios y poleas y ruedas y colocación perfecta de todas las piezas del telar; todo ese conjunto de órga- nos y fuerzas materiales, al explicarlas, se desenvuelven y se funden sutilmente en un caudal de doctrina que yo llamo de costumbres y moral industrial, que, salido de la boca del hom- bre que tiene la autoridad de una larga vida sin mácula que la empañe, se logra no solamente formar inteligencias, sinó carac- teres, corazones, ó mejor dicho, hombres, que es lo que falta. He aquí, señores, á grandes rasgos, la obra científica del hombre modesto que hoy honramos; pero falta aun estudiar lo principal, lo más importante de ella, como es los frutos que ha producido. Para formarse exacto concepto de punto tan impor- tante, es preciso estudiar el movimiento progresivo de nuestra industria textil, y anotar la intervención é influencia grandísima que en este movimiento han tenido, él directamente, y los hom- bres salidos de su escuela. Sin duda que fuera este estudio un trabajo interesantísimo y de utilidad notoria; pero quizás.vié- ramos en ello dominar principalmente la obra del maestro in- comparable, del profesor eminente, y yo no puedo entraren este terreno, no tan sólo porque me faltan condiciones para trabajo tan delicado é importante, sinó porque de ello os hablará inte- ligencia más firme y clara que la mía, y palabra más elocuente que esta palabra torpe y premiosa que está abusando de vuestra benevolencia. Voy pues, á terminar, pero poniendo antes á vuestra aten- ción, unos breves bosquejos de la influencia de esa obra cien- tífica, en el orden político social. Tanto como sus enseñanzas, el prestigio de su talento, al elevar el nivel de cultura del personal técnico de las fábricas, es — 46 — innegable que se ha llevado á ellas una moralidad en las eos- lumbres, cuya importancia no he de encarecer en este momento, pero sí tengo que hacerlo notar, como un hecho incontroverti- ble digno de tenerse en cuenta. Trascendencia social innegable tiene el haber dado forma científica, á lo que antes era sólo rutina y empirismo en nues- tra industria textil,; pues con ello, se ha levantado el nivel de esta industria, dignificándola y haciendo de ella una ciencia, una carrera que amamos los industriales como ama la suya el abogado, el médico, el militar, el ingeniero. Lo que ayer era sólo explotación en que se iba á buscar sólo satisfacciones del egoismo, es hoy un arte en que se encuentran satisfacciones de la inteligencia, fruiciones del espíritu. El industrial, ve algo más en la marcha de su industria, que un medio de acrecentar más ó menos sus intereses materiales; llega á ser una necesidad de su vida, por representar su industria, todas sus aficiones, sus gustos, sus estudios, y los esfuerzos todos de su inteligencia, que son lás raíces que ligan al hombre con fuerza incontrastable, á las cosas de la vida. El acto que estamos realizando tiene también, señores, su trascendencia social, no tan sólo por lo que puede vindicar á nuestra industria de los dictados de rutinaria y retrasada que le aplican quienes la desconocen;sinó por ser una manifestación, no como las hasta hoy habidas concretadas á la exhibición de nues- tros productos materiales, sinó que ponemos aquí de manifiesto el genio que los produce, el alma, las ideas generatrices, el gra- do de cultura, nuestra personalidad íntima, la potencialidad de nuestra inteligencia. Esto acto, que pone de manifiesto la fuerza intelectual que dá vida á nuestra industria, yo creo que es uno de los que más en carácter están en nuestra hermosa Barcelona, la capital in- dustrial por excelencia y que no obstante, tiene para con su in- dustria tan pocas atenciones, que siendo ella la que le dá carác- — 47 — ter, riqueza y vida, no tiene, y téngase en cuenta que no lo digo en son de censura para nadie, no tiene ni un modesto museo industrial ó de artes ú oficios que dé fe de nuestras tradiciones industriales, como nuestros museos de bellas artes, dan fe de nuestras tradiciones artísticas. He dicho, señores, que los frutos de la obra científica de Batlle trascendían al terreno político, y en efecto: fijaos un mo- mento en los grandes problemas sociales que hoy día se plan- tean reclamando solución; y decidme, si las relaciones entre patronos y obreros, las luchas entre el capital y el trabajo, no han de tener un aspecto muy diferente según se trate de capita- listas que no conozcan á fondo su industria, y la tengan por lo tanto á manos mercenarias, ó sean ellos mismos los que la diri- jan con su trabajo y su inteligencia. Yo no quiero poner ante vosotros más que este pequeño esbozo de cuestión tan importan- te, ante la cual no pueden permanecer indiferentes nuestros le- gisladores, debiendo conocer la fuerza de todos los factores que á ella concurren para llegar con acierto á su solución, porque me llevaría fuera del círculo que me tengo señalado, pero no quiero dejar este punto, sin afirmar que jas grandes crisis in- dustriales, pueden ser más ó menos desastrosas según sea la in- teligencia de los fabricantes y del personal técnico que les se- cunde, y pueden tener consecuencias muy diferentes, según sea la fuerza propulsora de la industria. Al poner hoy de manifiesto esta fuerza propulsora, que no la representamos toda nosotros, pero sí somos una parte impor- tantísima de ella, marcamos un punto luminoso que brilla en medio de las negruras que cubren el horizonte de nuestra ama- da patria, llevamos á su atmósfera, corriente de energía vivifi- cante que son promesa de mejores días y de nuevas glorias; lie- vamos á su organismo, gérmenes de vida, fuerza vital, con que vigorizar el cuerpo extenuado de nuestra pobre España. La fuerza que ha hecho ricas y fuertes y poderosas á las -48- grandes naciones modernas, es esa fuerza que palpita en todos y en cada uno de nosotros, y que hemos adquirido al contacto de la poderosa inteligencia de nuestro eximio maestro. Ella es el alma, la energía, la voluntad soberana á cuyo absoluto que- rer se combinan y mueven en complicado orden las diversas máquinas y aparatos, y seres humanos necesarios á la produc- ción : alma, energía y voluntad, que ofrecemos hoy en holocaus- to en el sacrosanto altar de nuestra patria, para que quienes deban, se hagan cargo de su valer, y la utilicen para el bien y la gloria de nuestra querida España. He terminado. VII 2^/scur30 leído por *2), jYÎarceliqo pujo! Señores: Siempre he admirado el don de la oratoria que permite ejercer el arte de revestir la expresión del pensamiento con las galas de la belleza; pero en la presente ocasión, obligado por un compromiso, que en buena parte me he creado yo mismo sin medir las consecuencias, ya no tan sólo admiro á los oradores sinó que los envidio; tanto, que desearía poder disponer de los medios de que disponen los más eminentes y celebrados, para corresponder siquiera á vuestra simpática atención al rendir un justo homenaje á nuestro querido maestro D. Ramón Batlle y Ribas, decano de los profesores de teoría de tejidos, y el único que ha creado una escuela técnica y práctica de los mismos. A tener el don de la elocuencia, diría con palabras lo más dignas posibles de esta hermosa solemnidad, lo que siento en mi interior, en punto á admiración y agradecimiento hacia el hombre tan eminente como modesto, á quien dedicamos esta sesión; pero desgraciadamente para vosotros, desde muy joven mi única escuela oratoria ha sido la fábrica y mi sola ocupación el ejercicio del trabajo; por esto al verme obligado á salirme de mi habitual esfera, he de rogar ante todo á mi antiguo y esti- — 5o — mado Maestro, que perdone mi atrevimiento, y á vosotros cuan- tos os disponéis á escuchar estos conceptos mal hilvanados y peor tejidos, que os sirváis dispensarme vuestra benevolencia, y estoy seguro de obtenerla en cuanto manifieste que aquí no he venido espontáneamente á dirigiros la palabra, sinó que casi me han traído. Muchos de vosotros sabéis la parte que me ha tocado en la iniciación de este acto. Yo no puedo decir más sinó que repu- tándolo justo y hasta cierto punto necesario, creí queme basta- ría hacerlo comprender así á otras personas que están en mejores condiciones que este humilde y entusiasta cooperador de la industria textil, para que lo realizasen con su probado talento. Me halagaba la idea de ser mero espectador de este home- naje; pero han querido fuese actor, y que siquiera dijese algo del aspecto práctico de la obra del Sr. Batlle, y como ciertos compromisos no es posible rehuirlos, intentaré llenarlos, su- pliendo con mi sinceridad esa falta de dotes de que hablaba y que tanto me amilana. Con ello demostraré á lo menos que soy agradecido, como entiendo que deben serlo todos cuantos han tenido la fortuna de contarse en el número de los alumnos del Sr. Batlle, los cua- les están en el deber de asociarse á este acto, así como todos los fabricantes de Cataluña y de España entera, ya que el tributo de homenaje y de cariño que le rendimos no es sólo por el favor que ha dispensado á tales ó cuales personalidades, sinó por la parte considerable que ha aportado al bien común, por lo mu- chísimo que le debe la industria fabril española. Sin remontarnos á una fecha muy lejana, recordaréis que la revolución política de 1868, coincidió en cierto modo con la revolución en el arte del tejer. Estos cambios radicales traen siempre grandes dificultades, hijas unas de la rutina que pro- cura resistir haciéndose fuertes en sus vulgares dominios; y otras de la falta de una necesaria preparación. Así nada tiene de ex- traño, que, salvo contadas excepciones, fracasaban casi por com- pleto la mayor parte de los ensayos que se hicieron. Dábase en aquel entonces el caso singular de que los que conocían el telar mecánico, limitando generalmente ese conocimiento al telar de tafetán sin cambio de lanzaderas, desconocían el arte del tejido; y que en cambio los conocedores de este arte, desconocían el telar mecánico. A esta divergencia de conocimientos, uníase una circunstancia especial que influía en el atascamiento de la indus- tria textil, pues los unos estaban celosos de los otros, mirándose con mutua desconfianza. Los primeros mostrábanse tan engreí- dos, que creyendo poseer ellos solos el talismán para lograr como por arte de magia la transformación mecánica, guarda- ban recónditos, como el avaro sus tesoros, los más rudimenta- rios principios del telar mecánico. Como un gran secreto y sólo por favor ó por interés comu- nicábanse las casas de comisión que enviaban á buscar á Ingla- terra los nuevos telares. Estas casas las más de las veces remitían telares defectuosos^ cuando no completamente inútiles para el tejido propuesto, y entonces estallaban los disgustos y surgían los desencantos. El constructor se desentendía de toda reclama- ción, echando la culpa sobre el director de tejidos, suponiéndole falto de los debidos conocimientos, mientras á su vez el director de tejidos la echaba sobre el constructor, y de ahí el fracaso de los ensayos. El escarmiento de uno servía para muchos, y con todo esto, nuestra industria permanecía estancada ó desfallecía, mientras la similar de muchos países extranjeros iba progre- sando á pasos de gigante. La verdad es que Cataluña estaba en aquella sazón huér- fana de inteligencias para la enseñanza del telar mecánico y el consiguiente desarrollo de sus múltiples aplicaciones. Nadie, ni el Estado, ni los particulares, habían tenido en cuéntala impor- tante misión que çn el arte textil estaba llamado á ejercer este importantísimo invento. — 52 — En estas circunstancias es cuando se dió á conocer el genial talento de D. Ramón Batlle y Ribas. Él fué el primer hombre que supo ver el presente y el porvenir de aquella radical trans- formación impuesta por el progreso moderno. Él fué también quien apartó todos los obstáculos, quien supo vencer todas las dificultades que á su adopción y utilización venían oponiéndose. Ved, pues, si es grande su merecimiento; considerad si la indus- tria nacional ha de estarle eternamente agradecida, ya que logró con su tenacidad y talento, resolver la gravísima crisis que ame- nazaba su existencia. Pobre y modesto, pero dotado de una fuerza de voluntad invencible y de una fe que no retrocedía ante ningún contra- tiempo, en un principio le fué preciso apurar hasta las heces, la copa de la amargura. En vano recorría las fábricas, ávido de prodigar sus consejos; en casi todas era mirado con desconfian- za. Los prácticos, los que le seguían sólo por un empirismo trasnochado, mirábanle con aires de compasión, pretendiendo que nada útil podía enseñarles quien no había pasado siquiera una semana trabajando en la fábrica. No faltaba quien se reía de sus pretensiones y hasta hubo quien le denostó y quien llegó á emplear en contra suya las amenazas. Tal es la suerte reser- vada á los redentores, á los hombres que por estar más altos ven más que los demás, y mejor que el resto de los mortales. Pero al Sr. Batlle no le arredró nada. Firme en su empeño y fuerte en su razón, acabó por imponerse. Los primeros que le escucharon y atendieron sus consejos, tocaron pronto los bene- ficios, y ante los resultados obtenidos, fué ensanchándose gra- dualmente el círculo de sus relaciones, y ya su consejo era solicitado lo mismo por los señores fabricantes, que por los directores de tejidos.. Entonces se empezó á comprender que nuestro maestro dominaba por completo el arte del tejido con telares á mano, desde mucho antes de que se efectuara la trans- formación mecánica. Precisamente era un gran práctico, y si algo le faltaba de momento, era un vocabulario que le permitiese traducir á re- glas teóricas, el fruto constante y tenaz de sus observaciones y experimentos. Pues bien; este vocabulario no se hizo esperar. El Sr. Batlle, con su carácter indomable y estimulado por el deseo vehemente de llegar hasta donde se había propuesto; solo, y sin profesor, estudió ante todo la mecánica en toda su exten- sión, y luego el telar en todas sus aplicaciones, logrando de esta suerte hermanar la ciencia con la experiencia, la teoría con la práctica. Tras de este estudio, llevó á cabo un sin fin de ensayos me- cánicos con aparatos, primero en su casa y más tarde en las fá- bricas; y así, logró hacerse con la técnica completa, y con un vocabulario suficientemente rico, que le permitió condensar en reglas fijas, el método que se había ido forjando para la ense- ñanza práctica del telar mecánico. Grandes resultados iba obteniendo en sus clases partícula- res; pero dotado de un carácter altruista, atendiendo más al bien general que al provecho propio, quiso desvanecer de un golpe los secretos y misterios que eran la característica de nues- tra rutinaria industria; y al efecto, abrió un curso público, en el Centro Industrial de Cataluña. Este curso, dado en forma de conferencias, fué un vigoroso llamamiento dirigido á la juventud estudiosa, destinada á en- grosar el ejército de la industria, al frente del cual le estaba re- servado al Sr. Batlle el puesto de honor, con los entorchados de general en jefe. ¡Qué diferencia entre la noble y desinteresada conducta del Sr. Batlle y la egoísta y recelosa de los pretendidos inteligen- tes de aquellos tiempos! Mientras éstos guardaban con un sigilo que rayaba en ridículo sus pretendidos secretos acerca el arte del tejer; mientras entre ellos andaba todo en misterios, mante- niendo á nuestra industria entre perpetuas tinieblas; surge el — 54 — señor Batlle como sol espléndido; ilumina las inteligencias más ofuscadas, y con su potente foco de luz, rasga el velo que en- cubría tanto artificio, y se desvanece para siempre aquella espe- cié de arte de brujería, cabiéndole la gloria no sólo de explicar científicamente aquellos rutinarios secretos, sinó también la de ser el primero en España, y creo que del extranjero, de fundar un método científico y práctico, para la enseñanza completa del telar mecánico. Gloria inmensa para él es este método, así como para los prácticos un arsenal inagotable; pues el discípulo que en su ce- rebro guarde sus reglas fijas y precisas, no habrá dificultad que no venza, ni problema que no resuelva. Este método nunca bastante encomiado, rico fruto de una inteligencia privilegiada y de una fuerza de voluntad indomable; este verdadero tesoro, al cual debe la industria textil española una gran parte de su importancia, y los que á ella se dedican, su crédito, sus prove- chos, y su pan; el señor Batlle, con un acto de abnegación sólo propio de los grandes corazones, lo entregó al público gratuita- mente. Tan vivo interés despertaron sus conferencias, que no las había siquiera concluido, cuando la Junta Directiva del Centro Industrial de Cataluña, que había creído necesario fundar un periódico órgano de aquella Asociación; al objeto de asegurarle su vida, creyó conveniente invitar al Sr. Batlle, para publicar en él su Método de enseñanza ; no se hizo rogar nuestro maes- tro, antes al contrario, en el acto aceptó una invitación que tan bien cuadraba con su carácter exento de todo exclusivismo. Pero es preciso saber, para admirar una vez más su genero- sidad y su nobleza, que al disponerse á dar á todos, incluso á los desconocidos que le leyeren, el copioso fruto de los afanes de su vida, que otros habrían reservado para sí al objeto de sacar de ellos el mayor provecho posible, manifestó que obraba movido por el egoísmo. Vosotros preguntaréis: ¿pero qué clase de egoís- — 55 — mo es éste que lo dá todo á los demás? Leed las primeras pági- nas de su obra, y allí lo encontraréis; el egoísmo de nuestro admirado maestro, consiste sencillamente en la obligación que su compromiso de publicar la obra le impone, de estudiar más, y, por consiguiente, de saber más. Leed aquellas páginas y te- ned en cuenta que al trazarlas, tenía el corazón lacerado por los disgustos y sinsabores que le habían dado los mismos á quienes se dirigía. Así se vengaba el señor Batlle; así correspondía á los agravios recibidos: así venía á demostrar que su corazón gene- roso y noble corría parejas con su preclaro talento. ¡Qué lección tan hermosa de amor humano, sirviendo de preámbulo á las sa- bias y útiles lecciones de la técnica y de la práctica del arte á que había consagrado todos sus afanes! Como si hubiese recibido la benéfica influencia de una santa bendición, el método de enseñanza de nuestro maestro, alcanzó desde entonces una difusión extraordinaria, y se impuso por completo. Los resultados que estaba llamado á producir, se tocaron bien pronto. Permitidme que los enumere rápidamente. Primero. Desde entonces ya no fracasaron más los ensayos, en las tentativas que se habían realizado sin una previa base de conocimientos científicos y prácticos; tomando la industria textil una orientación clara é inteligente y fué adelantando sobre se- guro, sin vacilaciones ni quebrantos. Segundo. ' El número de alumnos del Sr. Batlle, fué au- mentando progresivamente, pasando sin dificultad desde sus clases á la dirección de las fábricas, haciendo honor á las ense- ñanzas del maestro. Tercero. La mayor parte de los poseedores de los secretos y misterios de que antes os hablaba, y que mantenían á la indus- tria en un estado de estancamiento, veíanse por fin arrollados y debían ceder ante las reglas fijas y científicas demostradas por nuestro ilustre profesor. Cuarto. Con el Sr. Batlle á la cabeza formamos todos sus discípulos como especie de ejército invasor, marchando con fe á la conquista de la mayor perfección compatible con los progre- sos de la mecánica, y mirándonos en su generoso ejemplo, ya no hubo entre el personal los celos y malquerencias de pasados tiempos, sinó la emulación noble y el afán de comunicación, convirtiéndose cada fábrica en una escuela mutua, y cada direc- tor en un auxiliar del maestro, que aquilataba en la práctica las sabias reglas por él establecidas; y Quinto y finalmente. A los pocos años de haber fundado el señor Batlle su enseñanza teórica y práctica, hubo de ver con complacencia, cómo sus alumnos, en su mayor parte jóvenes, salidos la mayoría de ellos de las filas de las clases proletarias, eran los preferidos para ocupar los primeros puestos de la in- dustria textil de nuestra patria. —Todo es obra mía—podría decir si conociese el orgullo y el engreimiento. Mas ya que él no lo diga, debemos proclamarlo nosotros en este acto. Obra del señor Batlle, obra admirable de su inteligencia, de su fe y de su perseverancia, el progreso de la industria textil de nuestro país, y su perfecta adaptación á las exigencias de los adelantos modernos, sin la cual le habría sido difícil, sinó im- posible, resistir la invasora influencia de los países extran- jeros. Obra suya es también, obra de mejora social, la de haber iluminado tantas inteligencias, impulsado tantas iniciativas, y dado empleo á tantas actividades que antes se consumían con la rutina y la impotencia. Por centenares nos contamos, los que habiendo frecuenta- do los cursos de nuestro querido profesor, y habiéndonos im- buido en sus enseñanzas, hemos visto allanado nuestro camino y fijado nuestro porvenir y el de nuestras familias. Todo cuanto somos y podemos, debémoslo al señor Batlle. Menguados se- riamos si así no lo reconociéramos; indignos de los favores reci- — 57 — VIH bidos, si llegáramos á olvidar sus útiles enseñanzas y sus gene- rosos ejemplos. Reciba, pues, el testimonio de nuestra cordial gratitud, y la fianza de que ésta ha de durar tanto como nuestras vidas, y aun más, pues hemos de trasmitirla como un legado obligatorio á nuestros hijos. Que éstos sepan y recuerden siempre, que la industria tex- til, que es nuestra segunda madre, en días de peligro, de vaci- laciones y desconcierto, recibió un impulso vigoroso, por obra exclusiva de un hombre que tuvo fe en la virtualidad de su pre- clara inteligencia y en la eficacia de su bien obrar; de un varón fuerte que ante los mayores obstáculos supo multiplicar sus ener- gías.; de un espíritu altruista, que no aspiró jamás á otro pre- mió, que la íntima satisfacción de su honrada conciencia. Su obra ha de sobrevivirle no sólo porque ha sido progre- siva y fecunda en resultados, sinó también porque fué humana, generosa, noble y consagrada principalmente al bien de sus se- mejantes. Y ahora, perdone mi querido profesor, si pago los beneficios que de él tenemos recibidos, dando tortura á su innata modestia. Así lo exije la justicia. He dicho. discurso leído por S). José foraste Senyors: Altre ploma mes ben tallada que la meva fora convenient pera descriure el carácter del home que avuy honrem. Gondei- xeples meus, han estudiat, han esposat y esposarán ab més acert que jo, algunas de las seyas nombrosas cualitats y virtuts. Solsament y molt breu, em fixaré ab al carácter d'ell, per- que entech qu' el carácter del Sr. Batlle ha sigut la principal causa de r obra que ha realisat en 1' industria de teixits d' Espanya. Moltas son las condicions que forman part del seu carácter. Una gran afició al trevall, á totas horas y en tota época '1 Sr. Batlle ha estat estudiant y trevallant en benefici de l'indus- tria de teixits y en algunas épocas de sa vida aquesta afició, 1' ha portada fins á traspassar el seus prudents límits, lo que mes d' una volta li ha ocasionat perjudicis á la seva salut. Un profont amor á la veritat, tant en la esplicació palesa de sas ensenyansas verdaderas, com en las conversas particulars, com ab las conversas entre sa familia, ab una paraula, sempre qu' ell parla se inspira, ab 1' hermosa y may prou ponderada virtut de la veritat. La voluntat del Sr. Batlle solsament ha volgut lo possible, — 5g — y disposant d'una fermesa y constancia sens igual per alcansar la seva voluntad, ha fet qu' el seu volguer sigui poder. Mes la condició de fermesa de voluntat de tant relleu en ell, no r ha portat may á volguer traspassar el límit de lo possible en sos féconds pensaments, sabentse dominar y reduir sas em- presas y á sí mateix á la realitat del circol en que podian mou- rers sos trevalls, per posseir un complert domini de sí mateix. Ab tots els seus actes, el Sr. Batlle ha observat una moral perfecta y cuantas ocasions se li han presentat per inculcaria als seus deixeples las ha aprofitadas; hermosísimas esplicacions de moralitat ha donat y dona á las sevas clases, tendint sempre á combatre la desmoralisación en las fábricas. Aquells homes de honradesa sens mácula de generacions passadas, que una paraula d' ells valia mes que una escriptura pública, sembla que 1' hi hagen llegat llur honradesa y sever criteri de las propias obras, inspirantli tots els actes de Ja seva vida privada y de las funcions del magisteri; exercint aquet, mes que com un medi de viurer, com un sacerdoci dedicat al trevall per cual especialitat ha sentit sempre un ver sentiment religiós. En totas las manifestacions del trevall humà, difícilment trovarém qui com ell hagi encertat en manera tan especial en r elecció de carrera que millor s' avingui á las sevas elevadas ap- tituts y sentiments, sentli per tant la seva tasca un explayament de son inteligencia desperta y un goig dintre de la lluyta esca- brosa y difícil per la vida. Totas aquestas y altres son las condicions que forman el carácter del Sr. Batlle, carácter qu' ha fet que 1' aprecihin tots els seus deixeples, amichs y coneguts, y no regateijant may á ningú el fruit de sos capdals estudis no poguentsel titllar may d' egoista, puig sos coneixements han sigut prodigats dessinte- ressadament en bé de 1' industria, objecte del seu mes gran amor, que 's pot ben dir sens exageració qu' es de la seva època, 1' apos- — 6o — tol mes entussiasta per 1' avens y perfecció dels teixits en nôstre Catalunya. Ensemps qu' os demano perdó per haber mes mans barroe- ras presentat un trevall molt inferior als mereixements de nos- tre mestre eminent y també del que vos mereixeu, vos demano de tot cor per aquet, els llaurers que ben bé s' ha guanyat y un prech á Deu perque 'ns el guardi molt temps y 'ns serveixi de mirall en nostre vida y guia sos preuats consells. He dit. ])iscursopronunciado por'l), Jgnacio pensy Çalés Senyors: M' also á dirvos algunas paraulas, á darvos las gracias per los inmerescuts aplausos que m' haveu dedicat, tremolant d' emoció, considerant la meva petitesa y la grandesa y solem- nitat d' aquest acte. Aquí s' han presentat estuches plens de brillants y hermo- sas joyas, y jo sols puch aferirvos una pobra pedra sens valor, una pedra tosca, sens pulí, perque la meva inteligencia no ha pogut ser pulida per una bona instrucció y sérios estudis, ya que aixís que la meva edad ho va permetre, las necesitats inelu- dibles de la vida van se forsa á dedicarme al treball, y d' ell soch fill, y de sero m' en enorgulleixo, ya qu'ell m'a permès tenir l'amistat mes gran, mes pura, la que jo mes estimo, qu' es 1' amistat que m' uneix á Batlle, amistat que ya lligaba á nostres pares, com lliga, y jo demano á Deu qu' aixis segueixi als nos- tres fills. Es un dels actes qu' estich mes joyós de la meva vida, 1' haverme en aquells temps de que vos ha parlat ab tanta elo- cuencia lo meu estimat amich Martí, al costat de Batlle, per tre- vallar en favor del trevall de la nostra terra, peró en veritat de — 62 — veritat, dech confesar que va valdré mes lo que vaig guanyar que no lo sacrifici que vareix fer, perque allavors, vareix apendre d' aquest home tremolós y sabi que veyeu aquí, las disons que m' han permès obtenir coneixements per ocupar un lloch din- tre de.r indústria de teixits, que ma donat un modo de viure, sino ab esplendidés, ab decoro, y poguer donar á mos filis una instrucció qu' eis permet ocupar un bon lloch y ser estimats en la societat. Jo n' estich orgullós, de que en aquell temps d' ignorancia y de tenebres per lo que toca al taler mecánich, d' haverme po- safal costat de Batlle en lo'poch que vaig poguer, en la Iluyta que va haver de sostenir contra la rutina y 1' ignorancia. Batlle 's mereix lo que îi fan y molt mes, perque ell, ha fet molt y moltísim per lo progrés de 1' industria de teixits d'aquesta terrà. Ell ha fet los primers majordoms y los primers contra- mestres; ab la forsa sola de sa inteligencia, y sa ferma voluntad, ell ha trevallat sempre sense tenir jamaycap mena d'apoyo ofi- cial, sent lo primer que aquí á Espanya ha ensenyat científica- ment lo taler mecánich, donant los cálcols de tots los seus mo- viments y de totas las pesas que formando taler, ell ha sigut lo conseller desinteresat de tots, aixis dels fabricants com dels tre- valladors; aixis dels seus amichs y entusiastas, com dels ma- teixos enemichs. Si, aquells que no d podian veure y que li feyan la mes baixa de las guerras, cuan se trovaban en la fábrica en un apuro á ell acudían, y ell ds atenía y ds servia ab tot y saber qui eran y lo que contre ell feyan y tramavan, com servir pogués á sos millors amichs ; y es que Batlle es un angel, sí, es un angel ab cabells blanchs, es un angel, perque en ell, tot es bondat, tot es cor, un cor gran com son servell, en el cual no-hi hagut may cap idea mesquina, cap idea baixa, sino ideals grans, ideas her- mosas d' amor, d' estimació, de sacrifici, de trevall, d' honradés qu' ha procurat inculcar al seus deixeples y donantne sempre de totas aquestas virtuts ell mateix 1' exemple. — 63 — Veyeu donchs si jo que vaig tenir la sort de coneixer á un home aixis, no m' havia de posar al seu costat ajudantlo en lo poch, atés lo molt, lo moltísim, que lo meu estimat amich Bat- lie ha fet. ¡Quina llàstima que no ni hagin mes de Batlles, mes també es llàstima qu' els nostres obrers en lloch d' anar en certs pues- tos ahont s' els perverteix la seva inteligencia y s'els fa servir per satisfer pasions moltpoch recomendables, no vaigin á apen- dre, no vaigin á instruirse, á procurar sapiguer y donarse comte de las cosas del seu ofici, á sapiguer lo que fan, perque ho fan; que d' aquesta manera, certament millorarían no sois la seva posició, sino també la de las sevas familias y la. del Estat en general. Llàstima que no ni hagin mes de Batlles, perque en Testat actual, mes que discursos brillants, mes que paraulas bonicas, necesita T obrer sentir parlar de cosas del trevall, y d' honradés, d'amor y de respecte, necessita qu' omplin son cap, no de so- fismas y teorias que T embruteixen, sino de reglas, de llisons qu' el desvetllin y el fasin mes apte per lo seu ofici, que vol dir mes apte per guanyarse lo pa d' ell y el d' els seus fills. Tots los que havem escoltat las llisons d' en Batlle, estem convensuts d'això que dich. Gracias á ellas, havem pogut tro- var bonàs colocacions qu' ens han permès guanyarnos be la vida y al mateix temps ser respectats per los nostres principals. Per això venim aquí avuy á honrarlo, á proclamar mol alt los seus mèrits, lo que val y lo qu' ha fet en profit de la nostra industria. Jo sento en aquest moment no tenir elocuencia per manifestarvos tot lo que en aquest instant sent lo meu cor per en Batlle, per T amich estimat, per T home mes honrat y mes bó que jo conech. Mes tingueu en compte que qui vos dirigeix la paraula en aquest moment es un fill del trevall, un home que no ha pogut estudiar á temps per pulir la seva inteligencia y lo que dich es — 64 — rústich, pero es sortit del fons del cor, d' un cor qu' admira y estima á no poguer mes á aquest home sabi, pero modest y bu- mil que avuy bonrem ab aquest bomenatje. Lo qu'e val Batlle no bo tincb de dir jo, bo diu aquest acte^ aquesta sala plena, atapabida fins á yesar d' alumnos y admira- dors qu' aprofitan 1' ocasió de demostrar la gratitud y respecte que per ell senten, y 1' admiració á son talent, á son saber y á sos desvetllaments per lo profit de tots. Batlle no ba fet tan sols bons fabricants, majordoms y contramestres, ba fet un altre cosa mes dificil, ba fet homes agrabits y aixó no mes pot fero un home escepcional, un home privilegiat com bo es lo meu bon amicb, que demano á Deu nos conservi molts anys, per satis- facció nostra y per lo molt bé que pot fer encara á la generació nova, que dedica lo seu talent y sos esforsos al desenrotllo de la industria nacional. Dispenseume aquestas toscas paraulas que vos be dit, que si no son las mes bonicas, son dictadas per la gratitut, per lo carinyo entranyable, per 1' amistat mes pura y llarga, amistat que com vos be dit ja, lligava als nostres paresy quejo procuro inculcar als meus fills que la segueixin y la tinguin, com per la meva sort la tenen, com la mes prebuada joya, com lo titol mes bonrós que pugui ostentar lo seu nom en aquesta vida. He dit. IX 2)iscurso pronunciado por 2). ¿fosé jírañó Excelentísimos Señores, Señoras, Señores: Para quien como yo carece en absoluto de dotes oratorias y aún de la costurnbre de hablar en público, resulta terrible- mente árdua la tarea de dar cumplimiento al encargo con que me ha honrado el Comité ejecutivo al confiarme el presentar á vuestra consideración, la eminente figura de D. Ramón Batlle y Ribas bajo su aspecto didáctico. Afortunadamente para mí, y aún para vosotros, mis ama- bles oyentes, es la figura de D. Ramón Batlle de tan sobresalien- te relieve, de tan determinados rasgos y de tan vivos colores, que para nada necesita el claro oscuro de la elocuencia, ni el filigra- nado marco del bien decir. Para hacerse perfecto cargo de lo que su obra representa, es preciso olvidar por un momento que D. Ramón Batlle ha existido y existe. Es preciso apartar la vista del problema re- suelto, de la dificultad vencida, para fijarla sólo en el problema planteado en sus pavorosos términos. Imaginaos, un joven de 22 años no cumplidos, hijo de una familia intermedia, entre el obrero y el menestral y decidle: Es preciso que sin co'ntar jamás con el poderoso auxilio del — 66 — anuncio de la prensa periódica, sin más local que un cuarto en el paterno domicilio, sin más elementos que una mesa y un te- lar con montura á la romana que tu familia pondrá á tu dispo- sición y unos cuantos dibujos que tú mismo confeccionarás, sin* más tiempo de que disponer que las noches, pues los días ten- drás que ayudar á tu padre á ganar el cuotidiano sustento; es preciso que con tan menguados medios consigas abrirte paso como profesor en la enseñanza de la teoría del arte de tejer has- ta el punto de que al llegar á la edad de 65 años, hayan desfila- do por tus aulas más de 2.000 alumnos y sea tu nombre conocí- do no sólo en todas las ciudades industriales de España, no sólo en todos los rincones de la Península donde haya un telar en marcha, sinó que atravesando los mares resuene tan ventajosa- mente en las repúblicas del Sud-América que consiga que aque- lias apartadas naciones hermanas te envíen nuevos alumnos, y soliciten como mayordomos los jóvenes españoles que han recibido tu instrucción. Es indudable, señores, es evidente que si tal proposición pudiérais hacer á un hombre, casi á un muchacho de las condi- clones prefijadas veríais reflejarse en su semblante el más pro- fundo desaliento y leeríais en su mente escrita con indelebles caracteres de fuego: Imposible. Pues bien, señores; este imposible es el que ha realizado D. Ramón Batlle. ¡Y con cuán rápida y gallarda energía! Vedleen i."" de Octubre de i860 explicando por primera vez las asignaturas de «Análisis del tejido» y «Combinación del te- jido con la montura á lizos» á un primer y único alumno de aquel curso D. Antonio Soteras. Vedle en 1862 establecido ya en local independiente, au- mentar sus medios de enseñanza y extendiéndola á la explicación, de la máquina Jacquard. Vedle en 1864 trasladado á más espacioso local y habiendo — 67 — alcanzado el verdadero arraigo de su escuela que empieza ya á ser considerada como un consultorio industrial. Vedle en 1868 establecido en local de su propiedad en la calle del Parlamento y adquiriendo telares mecánicos á lizos y á la Jacquard la para que sus alumnos pudieran estudiar práctica al par que la teoría del tejido. Vedle en 1876 añadiendo á las numerosas asignaturas que ya explicaba, la «Mecánica aplicada al telar» y «Combinación de colores» producto originalísimo, ambos de sus estudios y obser- vaciones personales. Y finalmente, vedle hoy, establecido en un local modelo de la calle de Aragón, disponiendo de elementos tan completos para la enseñanza como son, para la demostración de las leccio- nes de teorías: 6 telares de sobremesa imitación á la montura de telares mecánicos. 6 telares de sobremesa imitación á las monturas á mano tanto á lizos como á la Jacquard. telar miniatura del antiguo sistema á lazos I (siglo XV). I telar miniatura del antiguo sistema Claudio Dagón, año 1606. 16 aparatos para la demostración de las lecciones de mecá- nica aplicada al tisaje mecánico. 124 modelos X piezas sueltas para la enseñanza del dibujo de modelos y máquinas para el tisaje. I modelo medidor de bota junto con su trascanavera para rodetes el del y aparato para arrollar el urdimbre en plegador telar. 8 aparatos para la práctica del pasado de tabla en las mon- turas Jacquard, teniendo cada tabla sus arcadas correspon- dientes. cuadros con láminas demostrativas de esta enseñanza. Numerosas colecciones de gráficos demostrativos. — 68 — I tela}" sin cartones sistema Prats (patente n.° 29,806). I telar mecánico al tercio del natural sistema de espada, et- cétera, etc.; así como una gran variedad de aparatos de demos- tración. En las salas de tisaje y de montura y ajuste de los telares La Escuela dispone del material siguiente: I telar con las monturas para dar moviento á dos, tres y cuatro lizos sin cambio de lanzaderas. Con supresión del ante- pecho delantero y templador en la mayoría de casos. (Modelo G. Keighley). I telar con montura tafetán y cambio para 6 lanzaderas sis- tema cremallera con cambio de una y dos lanzaderas de salto patentado en España y extranjero. I telar con montura facistol para seis lizos y cambio para 6 lanzaderas, sisterna circular ó de revolver. I telar con las monturas para dos, tres, cuatro y cinco li- zos así como con maquinita de tapones para 16 lizos y con cam- bio de 5 lanzaderas pudiéndose hacer los cambios que conven- gan. (Modelo Robert Hall). I telar con las monturas para dos, tres y cuatro lizos, y montura catalana hasta 12 lizos con dos excéntricos universa- les por medio de los cuales pueden hacerse todos los ligamien- tos de doce ó de menos lizos y de dos, tres, cuatro, cinco, seis, ocho, diez, doce, veinte y veinticuatro pasadas de curso. Este telar tiene triple juego de cajas: uno para un cambio de lanza- deras; otro con cambio de cuatro lanzaderas junto con su meca- nismo sistema Hacking ó sea el llamado de aguja reformado; y otro con cambio de seis lanzaderas junto con su mecanismo para el cambio, patentado en España y extranjero. También se dispone en este telar una máquina de tapones para 16 lizos (sis- tema central). I telar con máquina Jacquard de 400 agujas doble grifa — 69 — sistema perfeccionado y con cambio de 6 lanzaderas, modelo Hacking. I telar con máquina Jacquard de 400 agujas, modelo De- voge, apropósito para barritas entre los coletes y con cajas con tres cajones á cada lado del telar. Montado para artículos de sedería. y telares con maquinita para lizos con sistema crochage con cuatro cambios en el dibujo. Uno de los tres telares dispo- ne de unas cajas especiales para la fabricación del tejido de Lappet y otro de unas cajas especiales para la fabricación del terciopelo por urdimbre. y telares montados para la montura á lizos. 4 telares con máquina Jacquard de 200 y 400 agujas. I telar con máquina Jacquard propio para tejidos á varios urdimbres á cuerpo y lizos, y con cajas de cuatro cajones á ca- da lado de telar. / telar con máquina Jacquard de 5oo agujas montado con barritas entre los coletes, para sederías. I telar con una máquina Jacquard para el cuerpo y una crochage, con cuatro cambios en el dibujo, para los lizos. Mon- tado para los tejidos de terciopelo labrado disponiendo este te- lar de una cántara con 400 redetes para los hilos de pelo y de cinco plegadores para el urdimbre de la tela. Con el mismo te- lar pueden tejerse los tejidos de gasa dé vuelta labrados. I telar con máquina Vincencí de 800 agujas con cajas de dos cajones á cada lado del telar y varios plegadores para los urdimbres. Cada telar cuenta con varias monturas y gran variedad de dibujos para cada montura y en los mismos se elaboran dife- rentes tejidos, así sencillos como de los más complicados y tam- bién en toda clase de hilos textiles. También dispone la &scuela de muchos mecanismos sueltos tales como de: — 70 — Un peine móvil inventado por los Sres. Peris y Serra, pa- tentado. Un peine móvil inventado por S. Vidal, patentado. Un peine móvil inweniado y construido por A. Pujol de Man- resa, patentado. Un mecanismo para cambio de lanzaderas con cadena ex- céntrica. Un excéntrico de tambor conocido por excéntrico de seg- mentos. Un urdidor para urdir las telas que deben tejerlos alumnos. 8 aparatos para devanar, doblar á dos y más cabos." Planchas y punzones para el picado de los cartones de algu- nas délas máquinas de lizos. Una máquina apropósito para el cambio de ligamientos de doce hilos, doce paradas de curso para los telares con cárcoles. Una máquina Jacquard, sistema lionés, de 800 agujas. Una máquina Jacquard de 200 agujas, para telar mecáni- CO, etc. etc. Además también dispone la Escuela de numerosas coleccio- nes de tejidos y de algunos miles de metros de géneros tejidos exprofeso para que los alumnos puedan practicar el análisis según el método,que sigue la Escuela. Todo lo cual está diseminado en las espaciosas salas, ilumi- nadas por abundantísima luz, del edificio de su propiedad par- ticular y construido exprofeso para la Escuela técnico-práctica de tisaje. ¡Es toda una epopeya pedagógica! realizada para mayor gloria por quien de la ciencia pedagógica conocía sólo los más elementales ' principios. Pero es que D. Ramón Batlle, señores, jeune dotes especia- lísimas como profesor; es que en él se revela en todos sus actos la aptitud para el magisterio. Es punto menos que imposible sostener con él unaconver- sación por corta que sea, sin que en el curso de la misma nos transmita algún útil conocimiento, tan innatas son en él la facultad y aptitud de enseñar. No puedo, señores, resistir la tentación de confiaros una verdadera nimiedad de carácter íntimo y acaso impropio de este acto, pero que revela por sí sola hasta qué punto existen estas facultades en el Sr. Batlle. ¿Sabéis en qué invertía en su niñez la corta cantidad que sus padres solían darle cada domingo? Pues en comprar estampas que sirvieran de premio á los amiguitos que se prestaban á acompañarle en su diversión pre- dilecta de jugar á maestros y discípulos, en la cual se reservaba siempre, como es de suponer, el papel de profesor. Sólo adornado de tan excepcionales dotes didácticas era po- sible que el Sr. Batlle realizase la meritísima obra que ha rea- lizado. Mucho más podría deciros para acabar el abocetado diseño que de la figura eminente del Sr. Batlle acabo de presentaros, pero temo, señores, molestar con exceso vuestra benevolente atención solicitada por otros oradores que con más galanura estudiarán bajo diversos aspectos á nuestro querido profesor y su obra. Voy pues á terminar y se me ocurre terminar con una apre- ciación en que andan íntimamente ligadas, la natural modestia de quien conoce su escaso valer, con una dosis no pequeña de presunción. Es indudable que la elección, que de mi modesta indivi- dualidad hizo el Comité ejecutivo para el honroso encargo de dirigiros la palabra no se debe á dotes personales de que carezco, débese exclusivamente á que llevo un apellido que los esfuerzos de mis antepasados han hecho que fuera ya de antiguo venta- josamente conocido en la industria. Pues bien, señores, por primera vez en mi vida, al par que me siento satisfecho de llevar ese apellido desearía que fuese aun más ventajosamente cônocido para que así resultase más fresca y más lozana la única hoja que me es dable añadir al laurel que hoy tan merecidamente ceñimos á la frente de este hombre ilus- tre que bajo un carácter dulce y apacible oculta férreas energías, de ese profesor ejemplar que se llama D. Ramón Batlle y Ribas. He dicho. X 2)¡scurso pronunciado por el Jltmo, y 'Cxcmo, Sr. 2). Suis Sedó Señores: 'Alumno entusiasta del ilustre maestro á quien hoy honra- mos, al iniciarse la idea del acto que nos tiene congregados, no vacilé ni un momento en aceptar el puesto que me confiaron compañeros cariñosos, sin tener en cuenta que las luces de la inteligencia no siempre se rinden á la voluntad, por ello, pues, invoco vuestra benévola atención al cumplir mi cometido, ro- gando veáis sólo en mi tosca frase, la expresión del reconocí- miento más sentido y voluntad sincera hacia el maestro. Con estudio profundo y conocimiento perfecto ha sido ana- lizada la obra Técnica de Batlle; nos han presentado al pedago- go eminente que, con recursos de fuerza semi-mágica ha hecho asequible la intrincada ciencia del tisaje, ya presentándola des- de el orden de los principios razonados, ya mostrando las re- glas de su aplicación convirtiéndola en arte, siempre aclimatán- dose al estado de cultura intelectual del alumno en su expo- sición. La influencia de Batlle en el orden sociológico es el tema que me ha sido encomendado, y en verdad que no es fácil para mí, pues su trascendencia alcanza á efectuar un curso de inves- ligaciones durante los cuarenta años últimos en que la figura del eximio maestro ha jugado papel tan importante en cuanto se relaciona con la manufactura del tisaje. La vida real nos presenta aparejadas las palabras lucha y progreso: en la esfera política observamos que raras veces se llega al progreso evolutivamente, romper con lo tradicional pa- ra encauzar por nuevos senderos la marcha de la sociedad, in- fundir nuevos hábitos, derrocar instituciones arraigadas, rom- per la barrera que separa el ayer de hoy, ha sido casi siempre tarea confiada á la revolución y con frecuencia se han sucedido los desbordamientos populares, de igual manera que al derrum- barse una montaña sobre un lago determina una inundación. Esa misma lucha la vemos traducida por hechos latentes en el progreso industrial. Al romper las vallas de lo rutinario para dar un paso hácia adelante, hay que luchar contra la re- sistencia sistemática, hay que sortear problemas que plantea la lucha por la existencia; y esas batallas traen con frecuencia hondas perturbaciones que sólo pueden vencerse por el conven- cimiento de la necesidad implacable, como único medio de sal- vación futura. En esos momentos, es cuando de un modo más decisivo se deja sentir la influencia bienhechora de esos hom- bres que con espíritu sereno y autoridad indiscutida, se convier- ten en generosos apóstoles de una evolución que se impone. Cuando en Inglaterra en los albores del pasado siglo apa- recieron las máquinas de hilar, la masa obrera con ánimo exal- tado agitaba la tea incendiaria devastando los primeros signos del moderno progreso mecánico. No se ofrecía á su considera- ción más que el efecto momentáneo; las máquinas aparecidas suprimieron un número de obreros y ello era motivo que exal- taba la ira popular, desbordándose sedienta por la destrucción. No atinaba el obrero entonces que el progreso traía como consecuencia aparejada una economía, y que á ella debía res-7 ponder el aumento de consumo, cumpliéndose de un modo fa- — 75 — tal las leyes de la economía política, siendo consecuencia in- mediata, el acrecimiento de la industria y por ende el mayor número de brazos dedicados en la labor industrial. Ese orden de luchas se han sucedido en muchas naciones hasta haber alcanzado el estado de apogeo en que hoy se en- cuentran, y de un modo fatal nos ha sido forzoso pasar por ellas, y en ellas habremos de persistir perdurablemente, si bien cada vez la lucha ha de ser menos difícil, cuanto más se eleve la cultura intelectual del obrero. En otros tiempos las luchas internacionales tenían por ha- se la conquista de territorios, en el orden moderno el engran- decimiento de las naciones, obedece muy especialmente á las leyes de la economía política, y la finalidad de la conquista tiende más al mercado que al territorio. Las guerras civiles y las perturbaciones políticas que se han sucedido en nuestra nación, durante el pasado siglo, han con- tribuido en forma decisiva á que hubiésemos de ocupar un puesto en la retaguardia del progreso industrial. Al aparecer el telar mecánico á mediados de este siglo en España, debía ope- rarse y así ocurrió, un cambio radical en nuestros hábitos in- dustriales. La lucha que debía sostenerse era interna y externa . Preocupados en las discordias políticas, se habían apoderado de nuestros mercados otras naciones, y al implantarse la industria modernizada en nuestro país, implicaba la pérdida del mercado que proporcionaba pingües beneficios á sus explotadores. Al instalarse las primeras máquinas de hilar en Igualada, motiva- ron un motin popular, asaltando los edificios donde se instala- ron llegando á la destrucción de los mecanismos. En Villanue- va y Geltrú el malogrado industrial é insigne patriota D. José Ferrer y Vidal sostenía una lucha titánica al introducir los pro- gresos de la hilatura y es digno de tener en cuenta que los . agitadores disponían de recursos pecuniarios; facilitados por quien....? llegando hasta el punto de motivar cuestiones diplo- — 76 ^ máticas con las naciones que importaban tejidos; cuyo único objetivo era ganar tiempo. En Barcelona el año 64 eran destruidas las máquinas de la casa Juncadella. El fabricante Sr. Arnau después de ver des- truídas sus máquinas pereció en manos de los incendiarios y aquellos infaustos sucesos acabaron con un fusilamiento de los obcecados agitadores, ensangrentando el paso que debía marcar el progreso. En esa época es cuando se reveló el insigne Batlle. Su aten- ción concentrada al estudio del telar mecánico,-emprendió la difícil tarea de la aclimatación, procurando hacer asequible á los obreros aventajados y estudiosos, la manipulación de los modernos mecanismos, imbuyéndoles aquellos conocimientos que debían convertirles en hábiles contramaestres. Y al formar el contramaestre puso la piedra de toque del edificio industrial, puesto que en el contramaestre formaba el obrero. Amarga lu- cha hubo de sufrir D. Ramón Batlle promovida por las medio- eres inteligencias de algunos rutinarios que, atribuyendo á mo- nopolio de casta la posesión de escasos rudimentos industriales, pretendían que el maestro cejara en su labor sin divulgar lo que ellos querían hacer exclusivismo. Llegóse á la amenaza, á la intimidación, á cuanto puede pesar á un espíritu débil, pero el de Batlle cada vez más templado por el choque, sentía enar- decer sus entusiasmos, haciendo de su magisterio un apostóla- do y hubiese llegado al martirio si ello precisara. Pronto pudo apreciarse lo laudable de su obra; implantado el telar mecánico, los adelantos aportaban constantes modifica- ciones, su aplicación cada vez más vasta exigía las lecciones de quien con espíritu previsor, aclimataba, perfeccionando los progresos aplicables al telar. No contraía su acción á la escuela; acudía á la conferencia pública; organizólas en Centros y Ateneos para dar á conocer la aplicación de la mecánica al telar; su objetivo era hacer mu- — 77 — chos y buenos mayordomos, muchos y buenos contramaestres, base primordial de la industria. En sus conferencias no sólo se trataban problemas mecáni- eos, se extendía siempre en altas consideraciones económico-so- ciales, abogando por las doctrinas proteccionistas en una época de industria naciente. Son notables sus discursos pronunciados en el centro In- dustrial de Cataluña al debatirse los importantes y trascendenta- lísimos problemas del libre cambio; allí decia Batlle al referir- se á la situación económico-industrial «que procuren nuestros » gobiernos la enseñanza verdadera de la clase obrera y no la » utópica, como en general por los políticos se les ha dado; que fo- » menten las escuelas de artes y oficios; que procuren que la es- »cuela industrial sea una escuela donde se aprenda la verdadera industria,» y añadía en otro de sus párrafos: «téngase en cuenta »que los que nos dedicamos á la industria, debemos sostener con »una mano el libro y con la otra las herramientas del trabajo.» Y cuáles habían de ser las ventajas de las predicciones del ilustre maestro? El obrero alcanzando un grado de cultura, siquiera rudimentaria, no opondría resistencia sistemática á esos problemas de transformación de trabajo, porque llevaría á su ánimo el convencimiento de la necesidad y la persuación deque al hacerlo era como único recurso para evitar que sucumbiera lo que constituía su elemento de vida, sería un sacrificio impuesto por la convicción; un mal necesario que tras algún tiempo de- bería convertirse en un bien, y así podrían llegar obrero y fabri- cante á sacar á flote la nave, venciendo el temporal promovido por la oleada del progreso. En los momentos actuales es cuando en forma más decisiva se requiere la acción de esos hombres que por la autoridad de su palabra, y la respetabilidad de su historia pueden ser un lazo de unión entre el presente y el porvenir, contribuyendo á resolver por la persuación lo que habrá de resolver fatalmente la necesi- — 7§. — dad si, hay que evitar que se esterilice la labor de tantos años. Tenemos en frente un problema de alta monta en lo que al tisaje se refiere: Los prodigiosos inventos americanos amena- zan convertir en montones de hierro viejo muchas de nuestras fábricas de tejidos, si con acierto y previsión no nos colocamos á la altura que las circunstancias imponen. Hace algunos años aparecía en los Estados Unidos un telar que era calificado de utópico. La práctica demuestra lo contrario. El telar Northdrop hacía su aparición en el Norte de América sin que ni aún los ingleses que pretendían monopolizar el adelanto manufacturero, en lo que atañe á la industria del algodón, dieran la importan- cia que merece tan portentoso invento. Producir con economía, es lo que impone la ley de la con- currencia, única reguladora del mercado. Mientras poseíamos un imperio colonial en el que tenían franca cabida nuestros productos, el equilibrio de la oferta y la demanda raramente se interrumpía. Perdidas nuestras colonias, afluyó sobre el mercado penin- sular la total producción, ocasionando un desequilibrio que ne- cesariamente debía motivar una crisis industrial, crisis más trascendente que las sentidas hasta ahora y cuya solución entra- ña modificaciones radicales en los medios de producir, modifi- cación que se impone con urgencia como única medida de vencer el abatimiento iniciado. El maestro Batlle en sus conver- saciones con los.industriales, en la alta enseñanza, no ha dejado de trabajar en aras de esa evolución, evolución á la que se ha resistido la industria por implicar una cuestión social de tras- cendencia, difícil de afrontar; hoy la acción del insigne profesor es cuando de un modo decisivo debe pronunciarse. El peso de su autoridad, autoridad consagrada en el acto solemne que aquí se realiza, es una garantía, y roguemos á Dios que nos conserve la vida de ese hombre ejemplar que tan valien sos servicios puede prestar á nuestra industria. — 79 — ' Nos preocupa la cuestión de mercado para nuestros produc- tos, y debe preocuparnos así mismo el obtener nuestros productos en condiciones económicas para los mercados, y no nos referimos á la industria en general sinó sólo á una gran parte del tisaje. El proteccionismo nacional es un sistema de economía política re- conocido como necesario, de igual suerte que en la infancia son necesarios los cuidados paternales, pero llega un momento en que no basta; cuando la producción excede al consumo; la con- currencia interior determina depreciaciones que se traducen en agudas crisis, crisis económico-industriales que pueden llegar á ser motivo de perturbación social; y no podemos confiarlo sólo en la acción del Estado; una gran parte del problema debe re- solverlo la iniciativa particular. No" es exclusiva de nuestro país la situación peculiar de la manufactura del tisaje. En situación parecida se encuentran otras naciones, y á todos preocupa hoy grandemente la adopción de los últimos adelantos. Los Estados Unidos que ocupan lugar preferente en mu- chos ramos de la industria algodonera, favorecidos por las con- diciones de la naturaleza que les coloca la primera materia al pie de la fábrica, han adoptado como aplicación corriente los telares Northdrop y hoy funcionan muchos millares con extraor- diñarlo éxito; allí un obrero llega á atender de i6 á 20 telares, obteniendo una economía extraordinaria en la producción á la vez que permitiendo retribuir mejor al obrero. Suiza siempre dispuesta á acoger los últimos adelantos, es la nación que con más valentía acometió su reforma industrial, siendo varias las fábri- cas donde sus operarios, mujeres en casi la totalidad, atienden de 10 á 14 telares, y de ello he tenido ocasión de ser testigo pre- sencial. Inglaterra dedica hoy especial estudio al telar automáti- CO, ya en los modelos americanos, ya en sus tipos de cambio de lanzadera, comenzando á aplicar alguna instalación, si bien lucha con las dificultades de la cuestión obrera, pero los indus- triales ingleses negocian con las Trades-Union la modificación jsmr 80 entraña el ser ó no ser de una gran parte de la industria.. que Italia que en esos últimos años ha realizado progresos por- tentosos, tiene ya aplicados gran número de dichos telares. P^rancia hoy siente el peso de una crisis aguda luchan-, do también con las dificultades de la exportación, y sus publi- cistas industriales preconizan la necesidad de una transforma- ción en el trabajo. Y en todas las naciones donde el mercado interior está cu- bierto por una producción excesiva han conseguido la evolución, industrial. Los Estados Unidos que en 1892 exportaban por 300 millones de francos, en 1901 han llegado á exportar 600 millones de fran- eos en tejidos de algodón y hoy las revistas americanas lanzan el reto al viejo continente, diciendo que no deben exportar al- godón en rama sinó productos manufacturados. Un dato de- muestra elocuentemente el desarrollo de la industria en la república Norteamericana; en 1810 el consumo de algodón en aquel país era de 5.000.000 de libras; hoy su industria absorbe mil millones de kilos por año. Forzoso es convenir en la necesidad de una reforma indus- trial, á la vez que se promueve la acción particular y de Gobier- no para abrir horizontes comerciales, y si al dar un paso evo- lutivo años pasados, el concurso del maestro ejerció una misión importante, nos toca invocar á sus excepcionales cualidades para guiarnos en la difícil tarea que implica vencer, sin ocasio- nar sacudimientos que dejen triste recordación, la valla que separa el hoy del mañana. El aspecto técnico de la reforma es importantísimo; hay que formar personal directivo, apto para la enseñanza del ma- nejo de los nuevos mecanismos, hay que perfeccionar los hábitos industriales, precisa la acción del maestro de un modo constante para solventar las dificultades que necesariamente deben surgir, y pre.cisa algo,más; que.esa .voz ant,oriz.a.da á quien nadie puede — Sj ^ XI atribuir fines personales, ni objetivos interesados de orden par- ticular, proclame la necesidad de la reforma, y con su entereza de carácter y superior inteligencia haga luz en los medios de conseguirla. Hoy que las cuestiones sociales han motivado un distancia- miento entre el capital y trabajo, cuando más se necesitaría la compenetración, es precisa la intervención de esos árbitros que á nadie pueden ser sospechosos, y por todos respetados, para allanar los escollos, y á la vanguardia de esos veteranos puede figurar el nombre de Batlle. Se nos presentará, no hay duda, al problema constante de los progresos mecánicos, la supresión de brazos, pero ello la ex- periencia nos ha demostrado que es sólo transitorio, que luego colocados á la altura del progreso, nuestros obreros serán más y mejor retribuidos. No ocurrió lo propio al aplicarse el vapor á la tracción? ¿No ha ocurrido al substituir el huso mecánico á la rueca? y ¿cuál ha sido el resultado final? Que se ha centupli- cado el número de operarios dedicados á las manufacturas; se ha producido más, se ha producido más barato, han sido más los ocupados en la producción, mejor retribuidos y los produc- tos se han puesto al alcance de los más. No es peor mil veces perseverar en la situación actual en que el obrero tiene un trabajo inseguro y un salario incierto y esperar de esta suerte impasibles el agotamiento? Si momentá- neamente no pueden dedicarse en igual número á la industria, cuando menos los que á ella consagren su actividad podrán tener una labor fija y mejor remunerada, y no ha de pasar mucho tiempo en que un desarrollo productivo dé cabida á mayor nú- mero en las labores del tisaje. Ya que la necesidad lo impone es preciso aceptarlo por el convencimiento; en caso contrario sería luchar para estrechar la industria; en tanto que el sacrificio de hoyj-mplicaría el bienestar de mañana. Y en esa circunstancia, ' patronos y Obreros podrían buscar fórnaulas que hicieran lleva- — 82 — dera la situación transitoria, solicitando la acción del Gobierno para fomentar la agricultura, ya por medio de obras, y cuanto pudiera dar ocupación inmediata á ese remanente de obreros, con la seguridad de que dentro no lejano tiempo volvería á su centro normal de actividad, y serían más y mejor retribuidos los obreros de la industria modernizada. Y al impulsar el progreso en la industria del tisaje resuél- vese á la vez el estado crítico en que hoy se encuentran muchas industrias auxiliares que al facilitarles tejidos en condiciones económicas adquirirían mayor impulso, dando ocupación á un buen contingente obrero, tal son la industria de la estampación y cuantas se relacionan con los acabados. Y es más; durante el período de transformación se ensancharía el campo de actividad de las industrias constructivas dando por tanto cabida á buen número de operarios en los talleres. Si, pues, en otras circunstancias de evolución en la mecá- nica del tisaje, se dejó sentir la acción y concurso del venerable maestro á quien hoy tan justamente honramos, bien podemos esperar en las circunstancias actuales que sea el maestro quien nos guíe en la nueva senda, hasta llegar al fin de una jornada que ha de representar una mayor prosperidad y desarrollo del tisaje, jornada penosísima, impuesta por el progreso. He dicho. Q)¡scurso pronunciado por 2). I^amór¡ jYíuüeras Querido /Maestro: Al más indigno de vuestros discípulos le ha sido confiado el alto honor de ofreceros este modesto obsequio: así pues, en nombre de todos, no sólo de los de Cataluña y Baleares, sinó también de los de las Provincias Vascongadas, de Navarra, Va- lencia, Alicante, Galicia, Castilla, es decir, de España entera; como finalmente de los de las naciones de América, Brasil, Ar- gentina y Méjico, cuyas todos por carta ó telegrama están adhe- ridos con vehemente entusiasmo, al Homenaje que como expre- sión de gratitud y cariño que os profesamos y que tan merecido os tenéis, vengo á entregaros. El Telar simboliza el trabajo, al cual nos habéis enseñado á rendir culto. La faja de seda, tejido caprichoso y original, pa- tentiza el resultado práctico de vuestras enseñanzas. Este Monumento que contiene el venerable busto, en el que el artista ha perpetuado vuestra simpática imagen, sirve para que los que vendrán, sepan que no fuimos ingratos, para quien supo hacernos hombres útiles, dando valer á nuestro trabajo, con la fuerza del conocimiento. Aquí están las firmas todas de vuestros discípulos para que -84- en los largos años de vida que á Dios pedimos por voâ, podáis recordar á los que recibieron en vuestra Escuela, la provechosa enseñanza que hace á los hombres y á los pueblos, fuertes y ricos. El Comité Ejecutivo viene á depositar en vos su cometido, con el bronceado pergamino central, del album artístico, supli- cándoos lo aceptéis todo como tributo de admiración y respeto de vuestros discípulos. Dignaos considerar mis pobres palabras, por el cariño en que se inspiran, pues sólo la veneración que os tengo me obligó aceptar el cargo ó representación que aquí ostento. He dicho. 'ptonU'nclado ipot eC Sxcmo, §v. Sz^eolScn'tc' de-t ^omm'to de-C ^za^ajo 'êfCacionat, ®. C-viio ^eztez-dida't Soíez. Señores: El Fomento del Trabajo Nacional que mira siempre con interés y simpatía cuanto tienda á enaltecer á nuestra industria, no podía menos de adherirse al noble y simpático propósito de los alumnos del Sr. Batlle al reunirse para organizar este home- naje en honor de su ilustre maestro. Es más, el Fomento hubiera querido en un acto tan bon- roso y de tanta trascendencia como este, llevar la iniciativa y ocupar el primer puesto, pero el cariño de los alumnos no se dejó arrebatar lo que ellos consideraron como deber sagrado y ante afectos tan dignos y respetables nos contentamos con ofre- cer la cooperación de esta Sociedad para la realización de tan noble empeño. No obstante, queriendo el Fomento del Trabajo Nacional, asociarse á los alumnos del Sr. Batlle en el homenaje con que enaltecen y honran á su digno maestro, la Junta Directiva de esta sociedad, en sesión del día 12 del corriente acordó ofrecer al Sr. Batlle este pergamino, ejecutoria de nobleza que tiene los blasones en el Trabajo y que dice así: «El Fomento del Trabajo »Nacional, al adherirse al homenaje que los alumnos y ex-alum- — 86 — » nos del eminente profesor de teoría y práctica de tejidos Don » Ramón Batlle y Ribas tributan hoy á su venerable maestro, » quiere que así conste perdurablemente y á este fin y cu mplien- »do el acuerdo tomado por su Junta Directiva en sesión de 12 »de Junio de 1903, le dedica este pergamino á manera de ejecu- »toria de esa bendita nobleza que funda sus blasones en el tra- »bajo y hace grandes á las naciones.» El Fomento, al honrarse hoy con el honor de albergar en su casa á todas las personalidades reunidas aquí para festejar al maestro de tres generaciones, al hombre que ha dedicado su vida á la enseñanza para el progreso de nuestra industria, se siente orgulloso de haber cooperado á esta fiesta, que pone muy alto el nombre de nuestra industria de tejidos y que á cuantos nos interesamos por su prosperidad y su progreso, nos llena el corazón de hermosas esperanzas. La fuerza que empuja á nuestra industria textil, bien alto se acaba de proclamar y demostrar, es el estudio, es el amor al trabajo, es el conocimiento de su técnica, es el afán de progreso, cuyo germen, por suerte nuestra, no nos viene de fuera, sino que encarna aquí en la persona venerable del Sr. Batlle, á quien con respeto saludo y deseo pueda por muchos años seguir difun- diendo sus sabias enseñanzas para bien de la industria y de la patria. He dicho. ])¡scurso pronunciado por el'Sxcmo. Sr. Rector de ¡a Universidad 1). l^afael Rodriguez jYíéndez Señores: Esos aplausos que me dedicáis los acepto agradecido para ofrecerlos á quien en este momento honráis, á quien tanto vale, á Batlle. Sucede con el Sr. Batlle que cuanto más se le mire más se vé en él algo de grande, como de inconmensurable, y que, no obstante, no puede verse en sus detalles como no puede verse á simple vista la esplendidez y hermosura del Sol. El es un hombre preclaro, bueno, siempre lo ha sido, con sus padres, con sus amigos, con sus discípulos, con sus compañeros, ha sido un ciudadano bueno, honrado, un hombre estudioso, trabajador, fuerte, realmente inquebrantable, que con esfuerzos titánicos de su voluntad y de su inteligencia, derrumbó fortísimas mura- lias y venció rutinas, la peor y más tenaz de las deformidades humanas, y el obstáculo más grande al adelanto industrial y al progreso. El Sr. Batlle ignoraba en medio de su modestia y de su estu- dio, que mientras él con la fibra de Algodón y la lanzadera tejía sus telas, otro tejido, otra tela, no menos ténue y dulce de ad- — 88 — \ miración tejían á su alrededor sus amigos, discípulos y en- tusiastas. Sé como médico que estoy haciendo daño al Sr. Batlle, con mis elogios, pero no tema no, que el homenaje le haga daño por más que salga su emoción traducida en lágrimas. Nuestros elogios son como el agua del mar que en sus vaivenes y empujes besa la roca sin destruirla; levante, pues. Batlle el espíritu y perdone ese lazo de a^or que le ha tendido, quizá, nuestra in- premeditación, pero también nuestro cariño. Que viva muchos años para bien de su familia y amigos y gloria de la patria. En estos tiempos de lucha en que por todas partes la acti- vidad en el hombre busca nuevos métodos, nuevos progresos y nuevos procedimientos, esos hombres de tanta potencialidad intelectiva son los que llevan á los pueblos, á las naciones á su progreso y á su bienestar y al aumento de su riqueza. Pero no debemos olvidar que no todo en el mundo de la producción son máquinas y aparatos y órganos de hierro y de acero; hay que tener en cuenta el motor hombre, el factor prin- cipal de toia la producción, el que ha de ser el beneficiado y la víctima, á la par de todas las máquinas y aparatos que un día y otro día inventa el cerebro humano y la industria aplica á la producción, á la transformación de la materia. La máquina es la fuerza, pero es fuerza ciega, y necesita del obrero que la guie, que la mande; no el obrero de ayer que gastaba sus energías físicas con escaso provecho, sinó el obrero que gasta energías de su cerebro, energías de hombre. Cuanto más ilustrado sea el obrero,, cuanta mayor sea su potencialidad cerebral mayor y más perfecto será el trabajo de las máquinas á su cargo, y para ello es preciso que este obrero tenga una alimentación que re- ponga sus fuerzas gastadas, más difíciles de reponer hoy con el modo de ser de nuestra época social, que ayer en que, embotada su inteligencia, dormidas sus potencias anímicas, sólo gastaba la fuerza corporal, la fuerza que gasta el bruto al tirar de la - 89 - XII carreta, mientras hoy gasta la fuerza que gasta el sabio al des- cubrir un nuevo secreto científico. No olvidemos que lo uno está íntimamente ligado á lo otro: cuanto mayor bienestar y alimentación tengan los obreros, mayor será el progreso, el bienestar y la riqueza de nuestra patria. Batlle ha hecho mucho, muchísimo para que el obrero pueda obtener medios para mejorar su situación y sus condi- ciones de vida, pero no sólo inculcando, en el cerebro de sus alumnos conocimientos que les dieran aptitud para el trabajo y poder, por lo tanto^ sacar mejor provecho de él, sino enseñán- doles al mismo tiempo con su ejemplo y su palabra la línea recta del deber, de la moral, del respeto, del cariño, y de la hon- radez sin mancha que hace de el hombre mientras forma parte del cuerpo social. Yo en este dintel lleno de respeto me paro ante la veneranda figura de Batlle. Y ahora, en nombre del Gobierno que sin inmodestia, di- go represento merecidamente, porque este es un acto de grandi- sima significación, impongo la cruz de Alfonso XII en el pecho del anciano, no sabiendo en verdad quién se honra más, si la cruz sobre su pecho ó Batlle ostentando la condecoración. He dicho. 2^fscurso pronunciado por 2). /^amór¡ jYíulIeras Señores; Pido á todos benevolencia para dirigir breves frases antes de terminar el acto, al ilustre maestro, que tanto quiero. No intentaré elogiar su obra por haberlo hecho sus mejores discípulos con palabras y conceptos que nunca podré igualar: Me limitaré á exponer que para todos nosotros. Batlle, no fué sólo el maestro, sinó algo más, pues ejerció de Padre, siendo su misión eminentemente moralizadora. En su escuela hemos aprendido juntos fabricantes y obre- ros, dentro de una verdadera igualdad, que nos ha inducido á respetarnos mutuamente. El maestro al par que imponía á los fabricantes la conside- ración que se debe á los obreros, infiltraba en éstos el respeto debido á sus patronos. En aquel ambiente democrático y frater- nal, unido por el amor al saber, obreros y fabricantes sin notar- lo, juntábamos el cariño y el respeto que nos inspiraba tan insigne maestro,, reconociendo su superioridad y aceptando sus indicaciones, como mandatos. Esta autoridad continúa pesan- do sobre nosotros y á ella debemos la armonía que reina en nuestras fábricas. Sirva de ejemplo á todos los estudiantes, á todos los obreros y á todos los amantes de la Patria, el hermoso espectáculo que damos hoy al mundo entero, festejando en vida al maestro, glo- rificando su obra, haciéndole objeto de veneración porque, en este camino de agradecimiento para con nuestros maestros en- contraremos la verdadera regeneración y prosperidad de España. En nombre de la Comisión Organizadora que me honro con su Presidencia, cúmpleme dar las gracias al digno Sr. Rec- tor de la Universidad, suplicándole eleve al Gobierno de Su Majestad nuestro más sincero agradecimiento, por la distinción que ha dispensado al eximio Batlle, nuestro apreciado maestro. Agradezco al Sr. Presidente del Fomento del Trabajo Nació- nal su presencia y su generosidad en acogernos en su casa, ro- gándole transmita nuestro reconocimiento á la Junta Directiva por el sentido y expresivo pergamino ofrecido al Decano de los maestros de la industria textil. Doy las gracias también á los eximios Sres. Comisario Re- gio y Durán y Bas, á los Sres. José Mestres, Catedrático de la Escuela de Ingenieros, Emilio Riera, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, y Representante del Ateneo Obrero de Barcelona que nos han honrado con su presidencia. A los Sres. representantes de las Sociedades y entidades. Económico-industriales, docentes y obreras; á la prensa local y de Madrid que han acudido á enaltecer á nuestro maestro. Finalmente, á la respetable concurrencia, que tanto realce ha prestado á esta fiesta que nunca olvidaremos los que tuvimos la fortuna de ser discípulos de Batlle, que Dios guarde muchos años, para bien de la Industria y de la Patria. He dicho APÉNDICE Trabajos de la Prensa referentes á D. Ramdn Batlle y Ribas con motivo del Homenaje b. Ramón Batlle y Hasta hace poco el público no había oído el nombre de D. Ramón Batlle, pero en los centros industriales de Barcelona se pronuncia hace tiempo con cari- ño y con respeto. ^'Quién es? Un desconocido, pero uno de esos desconocidos que contribuyen más al provecho de España, que los que siempre hablan de él en las Cortes, en las Diputaciones provinciales, en los Ayuntamientos y en las reunió- nes públicas. Estos hablan y tienen entusiastas; los desconocidos trabajan y tienen admiradores agradecidos. Los unos se agitan en plena luz, en medio del estré- y pito; los otros trabajan en los talleres, en las escuelas, en silencio, huyendo el mundanal ruido; para éstos sólo es grato el ruido de la labor constante, prove- chosa; para aquéllos el estruendo es vida. Estos se atienen al efecto momentáneo; los laboriosos únicamente tienen en cuenta el bien que hacen, el progreso que impulsan, los beneficios que obtienen sus conciudadanos. Los habladores des- I aparecen, nada queda de ellos al extinguirse el eco de sus palabras. Los que tra- 4 bajan viven en el recuerdo de las generaciones, porque su labor no desaparece con ellos. A este número pertenece D. Ramón Batlle. No hace mucho tuvimos la honra de recibir la visita de unos señores fabri- cantes que nos pidieron el concurso del Diario. Nos dijeron. «Nuestros padres leían el Diario, lo leemos nosotros, y nos faltaria algo si el Diario no contribu- al homenaje que rendimos á D. Ramón Batlle. Con emoción nos añadieron: yera —Nosotros somos discípulos suyos, como antes lo fueron nuestros padres. Lo mis- mo que nosotros dicen muchos fabricantes y obreros en número infinito, porque la labor de D. Ramón Batlle abarca poco menos de medio siglo. A la vez que enseñaba, procuraba moralizar, enaltecer al obrero, aproximar á él al patrono; al uno inculcándole ideas de respetcry gratitud al superior; al otro hablándole de las consideraciones que merece quien trabaja con celo y afecto á la casa. Se enteraba de todos los progresos, y cuidaba con empeño de poner al corriente de ellos á sus discípulos, fabricantes y obreros, para que los aplicasen. Este magiste- rio, teórico y práctico, á la vez industrial y moral, que ha durado cerca de medio siglo, ha sido de inmensas consecuencias para la fabricación catalana. Nosotros, - 93 — que hemos recibido los beneficios nos creemos obligados á demostrar á D. Ramón Batlle que comprendemos cuanto le debemos.» Batlle fué un innovador de las teorías y prácticas del tejido y fundador de una «Escuela técnica» inventando sistemas nuevos y aparatos para la mecánica de los telares. A los once años comenzó á estudiar el Cálculo mercantil y la Teneduría de libros, y los conocimientos adquiridos entonces sirviéronle de base para otros más amplios, que ultimó obteniendo el título de profesor mercantil en la Escuela oficial de Comercio. La teoría no le bastaba; quiso ser un práctico y se dedicó al manejo del telar. Pero á la vez que se adiestraba en los telares, estudiaba las obras de técnicos tan competentes como Dufour, Falcot y Constain ; y, transcurridos algunos años, progresando en sus prácticas del taller, llegó á señalar reformas en la teoría del. tejido, en cuanto atañe al análisis y á las combinaciones, reformas que mejoraban lo preceptuado por aquellos autores. Pronto fueron á solicitar sus enseñanzas algunos obreros, á quienes instruía. Contaba ya con buen número de alumnos y llevaba unos diez ó más años como maestro, cuando se operó una revolución en el arte de tejer. El telar mecánico substituía en el extranjero al telar á mano. Los ensayos que se hacían en las fábricas catalanas no daban los resultados que se esperaban. Batlle se impuso en- tonces. Inventó varios aparatos, obtuvo resultados inmejorables y se ganó el elogio y la ayuda de los fabricantes al instalar un telár mecánico y emplear en él una montura que hoy se llama montura catalana, explicando una nueva teoría para la combinación de los colores en el tejido. Batlle, nacido el año 1837 en Barcelona, ha trabajado siempre, enseñando con la teoría, con la práctica, aconsejando y defendiendo con entusiasmo los intereses de la industria, y hoy sigue enseñando, concurriendo á su escuela fabri- cantes y obreros. Sus discípulos de ayer son los jefes de casas industriales, contra- maestres, mayordomos y obreros que en Cataluña, en toda España y también en algunas naciones de América honran al maestro. Tal es el desconocido para el gran público á quien hoy se enaltece, y al que el gobierno de S. M. ha concedido la encomienda de Alfonso Xll. j ^ N o es verdad que hombres como D. Ramón Batlle merecen ser conocidos de todo el mundo? (Del Diario de Barcelona, de 14 Junio 1903.) ^ ^ ñ n'çn Ramón Batlle y Ribas No totas las lloansas ni tots los honors han d'esser pels homes que, per haver desenrotllat la seva activitat y esmersat los seus talents en cuestions de carácter social ó polítich, s'han fet més oviradors de la societat que, remoguda per ideas més en armonía ab las de la colectivitat, los ha considerat com carn de la seva carn y com ossos dels seus ossos; també n'hi ha d'haver pels homes que, reclosos voluntàriament á casa seva, apartats de tota lluyta exterior, han fet per aquesta societat que'ls desconeix un be, que sa propia magnitut fa difícil capirlo en tota sa extensió. Si preguntém lo perque de la importancia cada dia creixent de l'indústria textil catalana; si volém estudiar lo desenrótllo extraordinari que durant los de- rrers trenta anys ella ha tingut; si esbriném lo gran número de coneixements que aquest creixement suposa, á ben segur que'ls uns ho atribuhírán á l'activitat dels fills de Catalunya, altres á la felís disposició dels catalans y tots al amor que al travail senten tots los fills d'aquesta terra; pero pot ser molt pochs recordarán nostre adagi deque «ningú neix ensenyat del ventre de la seva mare» y aixis molt pochs recordarán l'Escola ahonf un professor eminent ab son talent clarís- sim va esbrinar tots los mágichs secrets de la Teoria del Teixit, secrets qu' ha anat ensenyant á sos nombrosos deixebles ab la nostra parla, escola que ha sostingut sens auxili oficial de cap mena, ab l'esfors de son propi talent y que desde l'any 1854 ha sigut una deu inestroncable de peritísims industrials que, escampats per tots los indrets de las nostras encontradas, han dut á la práctica las sabias ense- nyansas del mestre y ab ellas han fonamentat nostre hermós edifici industrial. Y avLiy, al contemplar com la industria textil catalana va obrintse pas, avuy es l'hora de girar nostres ulls vers cincuanta anys enrera y pararse á compa- rar lo camp migrat d'ahir ab l'abundós esplet d'avuy, y, com analítichs, cercar las causas d'aquest rápit avens y, si som observadors, trobarém la primera causa en la escola d' ahont han sortit la major part dels homes que han desenrotllat aquesta activitat y, si som justiciers, admirarem á aquell home-mestre que estu- d.iant y sempre estudiant, esbróssava á la nostra industria '1 camí de son progrés. Perque, no es la rutina lo que fa avensar als pobles; no es solzament la activitat la gran conquistadora de riquesas, precisan los coneixements técnichs pera assolir lo sagell inesborrable de tot veritable avens. Y no'ho es la nostra industria de ru- tinaria; si ho fos, no la veuríam floreixent avuy en que tot lo que no está cientifi- cament fonamentat, irremissiblement s'enrunarà; si ho hagués sigut, la seva ordida creixensa s'hauria convertit en un raquitisrrie incurable. Altres professors meritíssims han tingut los nostres industrials, pero avuy fixérn la nostra atenció en son degà en Ramón Batlle y Ribas, ab ocasió del homenatge que li dedicarán demà diumenge en los salons del Foment del Travail Nacional sos deixebles d'avuy y sos deixebles d'ahir, los que han pogut assaborir á pié las ensenyansas del mestre eminent y'ls que aspiran á possehirlas pera perpetuar, en progressió ascendent, la nostra industria de teixits. En aquestos temps en que'l personalisme més exagerat mata en flor las més ' bellas iniciativas y entorpeix la marxa dels més grans moviments, en que la enveja, l'orgull y la vanitat, disfressats de indiferencia, son masa sovint lo mantell que, pera ofegarlas, cobreix á l'abnegació, la virtut y el talent, es verament con- solador veurer, ja en vida, la justa y pública llohansa d'un home eminent. Y no eminent perque entre las xarxas de una política xorca, ni predicant .sofismes socials, hagi anat deixant de mica en mica las bonàs disposicions de son ta- lent y'ls bons sentiments del seu cor; sinó eminent perque en lo més pregón de la ciencia, ha adquirit més potencia son cervell, més noblesa sos.sentiments y que á las acaballas de la seva vida, per girar orgullós la mirada enrera y resseguir ab goig lo camí fet, que l'ha de veure plé de fruyt abundós y assahonat, sens que l'ombra d'una sola víctima pugui fer dissonar lo chor d'entussiasmes.y ilohansas, dolsa música que l'ha acompanyat fins al terme de la vida. ¡Quina vellesa més hermosa la del home que pot exclamar, sense pecar d'in- modestia, ben alt y noblement:—¡Gracias, Deu meu, que m'haveu permès deixar en aquest mon y pel camí del avens y de la pau lo rastre de ma existencia!... D. S. (De La T^^enaixensa, de 13 Junio 1903.) ¥ ¥ ^ Homenaje á un maestro de la industria En el Eomento del Trabajo, organismo que representa el vigoroso desarro- lio de la vida industrial y comercial y el impulsivo avance de progreso de las fuerzas vivas que son la savia fecunda que á Cataluña robustece, van á congregarse muchas personalidades que á la industria de los tejidos se dedican mereciendo gran crédito y que quieren tributar homenaje solemne de afecto, de alto aprecio y de justa admiración á un hombre verdaderamente digno de grandes recompen- sas y distinciones por los méritos hechos en una larga vida de estudio y trabajo perseverantes y útilísimos. Ese hombre á quien nos referimos es el Sr. D. Ramón Batlle, fundador de una Escuela de Tejidos, iniciador y propulsor de los modernos adelantos de ese — 95 — género de industria, modelo de ciudadanos honrados y laboriosos, que ha consa- grado su vida al trabajo y se ha dedicado á engrandecer un valioso arte en favor de la tierra catalana. Batlle es un maestro en su labor, labor que parece tener casi más de ciencia que de arte. Tan dificil, tan ajustada á reglas y principios exactos como los coro- larios de un teorema matemático, resulta la gran obra realizada por Batlle para conseguir el actual adelanto en la industria textil de Cataluña. Las gentes agenas al movimiento progresivo de dicho industria, los que en cuanto se refiere á ese orden de trabajos son profanos, no pueden comprender cuán meritorios han sido los estudios del gran obrero maestro á quien encomia- mos. Se admiran los que aprendieron sus enseñanzas en su escuela y los que de él necesitaron para hacer nuevas labores en sus fábricas. Pero, también habrían de admirarle aquellos profanos si acudieran á donde Batlle tiene su hogar y sus talleres, la vivienda suya y de los suyos, y los locales donde se trabaja á toda hora del día y aun también de noche, reuniéndose muchos obreros á quienes, infatiga- ble, asiduo y animoso, enseña el arte del tejido aquel hombre, á cuyo oído suena mejor que armoniosas notas de un concierto, mejor que palabras de alabanza ó ecos de aplausos como los que oyera un gran artista, el rumor igual, monótono y continuo producido en los telares. Inspira no sólo admiración sino respeto profundo. Y más aún cuando, por unos instantes, consigue alguien hablarle acerca de cuanto hizo desde niño hasta hoy. Nosotros le vimos poco hace, una taide, y conseguimos sustraerle al trabajo que es, para"él, como un culto sagrado. Entró en su despacho, pequeña estancia cuadrada en la que todos los muebles son modestos. Los dos armarios están llenos de libros y no pocos de estos, manuscritos, son obras suyas. Batlle llevaba una larga blusa de hilo crudo. No parecía un jefe de talleres, sino un obrero venerable por su edad y por su aspecto. Desde luego evidenció su noble sinceridad, sin palabras de falsa modestia, con conciso lenguaje. Nos citó datos importantes respecto al curso de su vida y sus adelantos en el campo de las tareas industriales. Otros calló—que ya conocíamos—sin duda por- que no nos pareciese alarde de sus aptitudes, lo que hubiera sido no más que referencias de hechos exactos bien favorables para él. Nació don Ramón Batlle en Barcelona el 28 de octubre de i837, y fueron sus padres don Joaquín Batlle y doña Teresa Ribas. El padre era un humilde tejedor. Muy niño, fué llevado á la escuela donde le estimuló á estudiar el premio que cada sábado concedía el maestro á los alumnitos aplicados. La afición al estudio le distinguió en la primera enseñanza y, á los once años, aprendía cálculo mer- cantil y teneduría de libros en las escuelas que sostenía la Junta de Comercio y que, después, se transformaron en Escuela de Comercio en la cual, el año i852, ingresó terminando brillantemente la carrera de profesor mercantil. • Concluida esta carrera, dejó el comercio y se dedicó, por afición y también por ayudar á su padre que era entonces fabricante de lisos, á la industria de los tejidos. Pero para ello, hubo de aprender el trabajo desde lo más elemental y se puso á tejedor, adiestrándose pronto y estudiando luego en el telar lo que no decían los autores de ese arte en sus libros. Prosiguió en el trabajo adquiriendo tales conocimientos que, por sí mismo, determinó un nuevo rumbo y mantuvo una lucha con autores españoles y extran- jeros respecto á la teoría del tejido en lo referente al análisis y combinaciones del mismo. Todas las obras de Talcot, Baxon y Dufaur le eran sobradamente conocidas cuando apenas contaba veinte años. Sucesivamente analizó lo escrito por Tons- tain y otros autores y en i.° de octubre del 60, tras de asiduos, constantes y am- piísimos estudios, se dedicó á la enseñanza teórica y práctica, abriendo clases y trabajando, á la vez, á fin de ofrecer gratuitamente muestrarios para las fábricas. Cuando en 1868 fué sustituido el telar á mano por el telar mecánico, ocurrió que fracasaban los ensayos en la fabricación mecánica por falta de competencia en los que los dirigieron. Y Batlle, solo., sin el concurso de técnicos, ni prácticos, emprendió otros estudios; los de la mecánica aplicada al telar. Triunfó su perseverancia y su inteligencia. El año 71 ensayó, con excelente resultado, varios aparatos de su invención y, en vista de ello, los fabricantes le dieron facilidades para desarrollar más sus tra- bajos, consultándole constantem ente, porque reconocíais su excepcional com- petencia. Un tiempo hubo—y no breve por cierto—en que mientras Batlle se dedicaba á la enseñanza habiendo instalado un telar mecánico con recursos propios, que eran fruto de sus anteriores labores, emprendieron contra él una verdadera cru- zada algunos directores de fábricas que conocían sólo el tejido sencillo, cuando Batlle ensayaba el labrado. No desmayó por esa lucha. Y de su escuela salieron jóvenes muy prácticos y muy conocedores del arte del tejido, que pronto lograron buenas colocaciones; y á su escuela acudieron á aprender muchos de los que hablan emprendido aquella cruzada. Continuando sus estudios. Batlle introdujo modificaciones en los telares é hizo una montura especial, á la que dió el nombre de Montura Catalana, y fundó una teoría nueva para la combinación del colorido en el tejido. á qué decir más? Cuanto antecede da idea cabal de los singularísimos me- recimientos del hijo del trabajo, queen el trabajo se ha engrandecido á los ojos de los barceloneses amantes de la industria catalana. Pero, sí hay más que decir. Batlle, por causa del estudio y de la incesante ta- rea ha quedado casi sin vista. Su hijo es hoy su auxiliar, muy competente también. Y el venerable anciano, siempre con ánimos, siempre consagrado al arte en que es maestro, da clases todo el día y á primeras horas de la noche, á los ochenta ó más alumnos que acuden á su casita de la calle de Aragón, á su Escuela de tejidos, alumnos de todas las regiones españolas. Justo homenaje es el que se organiza en honor á D. Ramón Batlle en el Fo- mento del Trabajo Nacional. Como se enaltece á los celebrados cultivadores de las artes bellas, debe enaltecerse á quienes dedican todas las energías de su vida vigorosa á trabajar para el desenvolvimiento y avance de las artes industriales. (De La Vanguardia, de 12 de Junio 1903). ^ Batlle y la industria catalana Aunque ágenos á los trabajos de la importante industria textil catalana, obser- vadores del avance en ese ramo fabril y amantes del desarrollo y progreso de las artes industriales, sabíamos hace no corto tiempo, que la obra realizada por un inteligentísimo maestro de la mecánica del tejido había servido para agrandar y mejorar las labores en los talleres de grandes fábricas que honran á Cataluña. Sabíamos también que, por recompensa bien ganada y bien legítima, se orga- nizaba un acto en que presidirán autoridades oficiales y científicas, y que será pleitesía de cariño, veneración y encumbramiento á un anciano obrero, hijo de Barcelona, que dedicó al trabajo los años de su vida en los que el vigor y las energías físicas responden á los mandatos de la voluntad sin sentir flaqueza ni desaliento en sus loables, provechosas tareas, hasta hoy, cuando ya su organismo flaquea y sus manos tiemblan al peso de la edad. Y á nosotros llegaron frecuentemente los ecos del buen nombre, de la reputa- ción que, como inventor de reformas en la fabricación del tejido, había logrado don Ramón Batlle, el peritísimo obrero, hijo de otro obrero humilde, y el cual ha evidenciado, además de una inteligencia nada común, el ahinco y la perseve- rancia que distinguen á los que en Cataluña han nacido. El alto concepto que habíamos formado respecto de la excepcional valía de don Ramón Batlle, es el que ha merecido, sin duda, á los prestigiosos elementos — 97 — XIII de la industria barcelonesa, que le llamarán al Fomento del Trabajo para dedi- carle un homenaje solemne, como nunca hasta el presente se ha visto, á favor de un operario maestro. Consideramos que el acto que va á realizarse esmn acto de justicia., la conce- sión de una bien merecida recompensa. A esa idea nos aferra la impresión que nos produjo la visita que ayer al me- diodía hicimos á la Escuela Técnica de Tisaje, de la que Batlle ha sido fundador, y que estableció en la calle de Aragón, en una pequeña casa, para cuya construe- ción invirtió aquel maestro los ahorros hechos después de largos años de labores incesantes. Cuando llegábamos á aquel pequeño edificio, de un solo piso, escuchábamos claramente el ruido continuo, pesado, igual, de los telares instalados en la planta baja. Antes de acercarnos á la puerta de hierro, tras de la cual se ven, á derecha é izquierda, algunos arbustos y unas pocas plantas de escasos medros, cesó el so- nar que salía del taller. Unos instantes nos detuvimos, suponiendo que á aquella hora el trabajo se había interrumpido. Y á poco salían ocho, diez, veinte, más alumnos de Batlle, unos muy jóvenes, otros de edad regular y de distintas apariencias y distinto porté. Al que representaba más carácter entre todos ellos nos dirigimos preguntán- dole si nos sería permitido ver los telares sin molestar al maestro, que de fijo, reuniría á tal hora á los suyos, después del trabajo en torno de su mesa. El obrero nos franqueó la entrada, y á la ligera, en corto rato, vimos el local donde tantas varias labores se hacen bajo la dirección de Batlle. Pensamos ser el en sus que el mejor biógrafo del maestro podía discípulo que enseñanzas confía para labrarse una posición. Le interrogamos con interés. —Conozco perfectamente—nos dijo—cuanto ha hecho rni maestro desde que era un muchacho hasta hoy, en que, aunque debilitado por el continuo trabajar, dirige el taller Es un amante del traba- y á todos enseña sin dar señales de fatiga. arte jo, un modelo en esa hermosa virtud. Sus años y sus estudios en nuestro avanzaron á la par. Fué.obrero, como yo, su padre; fué un tejedor. No imaginaría, seguramente, el hijo, el chicuelo á quien llevaba á la escuela para que le educasen en la que instrucción primaria, sería, andando los años, inventor de teorías y aparatos para la fabricación de tejidos. El año 1848—once años contaba entonces mi maestro, pues nació el 37, el dia 26 de Octubre—estudiaba cálculo mercantil y teneduría de libros. El año 1853 se hizo profesor mercantil en la Escuela oficial de Comercio. Pero dejó el comercio por la industria de su padre—el cual era ya fabricante de li\os,—y se hizo tejedor, comprendiendo que debía apr.ender lo sencillo para progresar desde la labor rudimentaria á las combinaciones difíciles. Durante unos años adelantó de un modo asombroso en los trabajos del telar y estudió tanto los autores de teoría del tejido, que hasta llegó á mejorar sus siste- mas para el análisis y las combinaciones de la urdimbre. Ganó pronto un nombre y acudieron á él muchos que querían ser sus discí- pulos. En Octubre del 60 instaló una «Escuela», y, perseverante, infatigable, instruía á los alumnos y seguía estudiando los medios de mejorar la obra fabril. El año 71, al poco tiempo de haberse sustituido en el extranjero el telar á mano por el mecánico, instalaba un telar de este sistema, pero empleando apara- tos de su invención que dieron resultados excelentes. Las fábricas le encargaban la confección de grandes y completos muestrarios; aumentaba el número de sus alumnos cada mes, cada día; extendíase la fama del maestro y éste trabajaba siempre, estudiaba siempre... No pasó mucho tiempo sin que ofreciera una nueva obra suya, una reforma aplicable al telar: la montura catalana, que tan útil ha sido en los talleres. Fundó, además, una teoría innovadora para la combinación de colores en el tejido. Mucho, muchísimo, como pocos hombres dedicados á nuestro arte, acaso — 98 — como ninguno ha trabajado don Ramón Batlle. En su «Escuela» aprendemos hoy más de ochenta alumnos, residentes unos en Barcelona y otros en varias pobla- clones próximas á la capital. Para todos esa «Escuela» es un templo donde se rinde culto al venerable maestro, al hombre admirable de su constancia, su inteligencia y su amor al trabajo. Van á dedicarle, en pública sesión, un homenaje de afecto y de alabanza. Será un acto que se le otorgue merecido premio. Así habló el obrero discípulo. Sus palabras fueron tan sinceras como elocuen- tes. Nos ofrecieron idea cabal de cuanto merece el ilustre obrero. Pensábamos, al oir tantos espontáneos y francos encomios: Como otorgan los Gobiernos, con la sanción regia, condecoraciones á los notables cultivadores de las bellas artes y de las ciencias y al probo funcionario civil y al aguerrido militar, debieran también conceder altas distinciones á obreros de tan singular y ejemplar mérito como el distinguido barcelonés don Ramón Batlle. Y al mediodía de hoy, por teléfono, nos llega la grata noticia de que á Batlle le ha sido otorgada la encomienda de Alfonso XII. Por esta vez el Gobierno ha sido diligente al realizar un acto de justicia que aprobarán todos los elementos de la industria de Cataluña. (De El Noticiero Universal, de 13 Junio 1903.) * =i: * b. Ramón Batllç y Ribas No fué ninguna dama de la aristocracia la que meció á nuestro insigne maestro. Tuvo que perseguir á la fortuna porque nació pobre; tuvo que adquirirse un nombre porque era desconocido. Con su talento y con una constancia increíble llegó á adquirir una regular posición y un nombre envidiable. La industria cata- lana en el ramo de tejidos mucho le debe y es hoy en ella una de las figuras más salientes. Todos los que hemos aprendido con él le queremos y es admirado hoy hasta por sus enemigos de ayer. Rindámosle, pues, mañana en el «Fomento del Trabajo Nacional» digno homenaje. Quien honra á su maestro se honra á si mismo. Conrado Falguera. (Del Diario del Comercio, de 14 Junio 1903.) * * * Homenatje à b. Ramón Batlle y Ribas Al Foment del Treball Nacional tindrà lloch a dos quarts d'onze del matí del prop vinent diumenge, un acte sense precedents en la llarga historia de nostra industria. Un gran nombre de deixeples del mestre en teoría de teixits y teler mecánich, don Ramón Batlle Ribas, com a mostra de gratitut y admiració, cele- brará sessió pública en son obsequi, perque posant de relléu la personalitat del mestre ilustre, conegui tothom son nom y sas obras. Donat el modo de ser del nostre poble, la serietat que'l caractérisa y lo poch que li agradan las explosions irreflexibles que tendeixin a bombo y a reclam, y cone- guts els noms de las personas que composan la comissió organisadora del home- natge, entre'ls que hi figuran personalitats de nostra industria de teixits, es de — 99 — creure que tenen motius prou grans y convicció molt ferma dels mèrits de son mestre, quan s'atreveixen a portar a cap un acte que sols se fa quan se tracta d'homes privilegiats per son talent, y sos estudis y obras admirables. Podem considerar aquest acte en son aspecte industrial científich y en son aspecte polítich ó social. Baix el primer aspecte, es una vindicació de nostra industria per lo poch con- siderada que és pels que no la coneixen íntimament, voltantla de una atmósfera de rutinaria y atrassada, envolcallanthi a tot el personal d'ella. Volen nostres in- dustrials y el personal técnich de nostra industria de texits, treurer l'error en que s'està en aquet punt, demostrant que aquí hi ha un personal tan d'industrials com de majordoms y contramestres, que saben lo que fan y el perque ho fan quan se tracta de texits. Conseqüència Ilógica d'aquesta afirmació, es que aquí hi ha un cervell prou potent que ha trevallat pera la formació de aquest personal, y per lo tant que aquí hi hagut un home ab coneixements y fermesa pera inculcar el seu saber a las inteligencias obreras. Se posará de manifest una volta més que aquí a Espanya s'enrahona moltas ve- gadas ab ignorancia complerta del que's tracta, perqué pera obtindrer mils dexebles un sol home, no ho fa ab un dia, y quant aquets dihuen molt alt que'l seu mes- tre está per davant dels demés mestres, no d'aqui, sinó del estranger, que si s'a- gafan obras estrange ras pera estudiar als texits se troban que están molt per des- sota de lo que'ls ha ensenyat son mestre, s'ha de soposar ignorancia de tot aixó y que aquí ens preocupem molt poch de saber lo bo que tenim á casa nostra. L'aspecte polítich l'havem de veurer al saber que en aquesta obra de regenera- ció y avens científich practich de nostra industria textil, no hi ha intervingut per rés absolument l'element oficial, no tan sols el del Estat, sinó ni el de la pro- vincia, ni el municipi. Tot aixó es l'obra d'un home sol que ho ha fiat tot a sa fermesa de voluntat, a sos estudis y a son talent. Els que tot lio esperan de las iniciativas y protecció del Estat, tenen aquí un exemple que pot tréurels de sa obcecació. Que comparin lo que ha fet l'Estat, la provincia y el municipi, pera propagar la ensenyansa que ha fet anar endevant la nostra industria, ab lo que ha fet lo senyor Batlle desde casa seva, desde sa escola particular. Que comparin els fruits del un l'altre y haurà de reconeixer que la ensenyansa oficial queda vensuda per un sol home, tenint en compte que la ensenyansa particular es més cara que la oficial, y que no obstán nostres obrers s'han gastat sos diners pera apendre, anant a las classes del senyor Batlle, demos- trant que en aquesta terra hi há esperit de saber y ganas de anar endevant sense reparar en sacrificis. Hem de fer constar pera ser verídichs que no sols de Catalunya, sinó de las Balears y de totas las regions que forman l'Estat espanyol, en la que hi há més ó menys industria, y fins de la América llatina han vingut a Barcelona a apendre a las classes del senyor Batlle, y que en gran nombre de tots els que han escoltat las Hissons de tan gran mestre, sense distinció de nacionalitat ni de parla, acudi- rán al Foment del Treball Nacional a enaltir l'home fins avuy ignorat, y a pro- clamar la forsa intelectual de nostra industria catalana. (De La Veu de Catalunya, de 12 Junio 1903.) í): * * Obrero ilustra Días hace llegó á nosotros la noticia de que se organizaba un acto hermoso: el de rendir homenaje de alabanza y estimación á un honradísimo hijo del traba- jo, á un anciano obrero, muy digno de ser llamado ilustre por los méritos hechos en una larga vida de lucha en el campo de la industria, por el renombre alcanza- — 100 — do como inventor de sistemas de fabricación y por la virtud de la perseverancia en una labor progresiva del arte del tejido; labor comenzada muchos años hace, y que ha servido para el creciente desarrollo de una rama industrial de Cataluña. La noticia fué, para nosotros, bien agradable. Va á ser enaltecido y colmado de honores un obrero. ^jDonde le agasajan? ¿Quiénes le dedican tributo de admi- ración? En el Fomento del Trabajo Nacional. Los grandes opulentos fabricantes, los que fueron discípulos del anciano venerable, y también algunas personalida- des muy doctas y prestigiosas que figuran en Centros docentes, acogerán, para recompensar su laboriosidad ejemplar, al hijo de un pobre tejedor: á Don Ra- món Batlle. Los encumbrados elevan á un humilde haciendo justicia á sus merecimientos; los técnicos de las ciencias industriales lo distinguen singularmente; el alumno acude á significarle su gratitud; los ciudadanos amantes del progreso de Barceló- na van á reverenciarle; una personalidad de gran relieve científico, el doctor Ro- dríguez Méndez, le ensalzará con su palabra elocuente. Es un viejo trabajador el que consigue, tras tantos años de laborar en los telares, un premio conquistado legítimamente. «¿Quién es D. Ramón Batlle?» preguntarán no pocas gentes, muchas acaso, ajenas á la vida industrial y que ignoran nombres de personalidades que no figu- ren en otros órdenes de trabajo como el de las artes bellas, ó en la política, ó en el foro ó en la cátedra. Nació D. Ramón Batlle en 28 de Octubre del año 1837. Barcelona fué su cuna y fueron sus padres D. Joaquín Batlle y D.® Teresa Ribas. Contaba once años apenas, cuando, ya instruido y premiado en los estudios que abarca la primera enseñanza, estudió cálculo mercantil y teneduría de libros en la Escuela que, por entonces, sostenía la Junta de Comercio. El año 52 se creó la Escuela oficial de Comercio, y Batlle ingresó en ese cen- tro, donde cursó todas las asignaturas para hacerse profesor mercantil. Su apro- vecharñiento le valió lugar preferente entre los condiscípulos. Pero la carrera comercial no le inspiraba igual atractivo y afición que la indus- tria á que se dedicaba su padre, quien, en aquel tiempo, era fabricante de /i^os. Y como, además, su padre necesitara de su ayuda. Batlle comenzó el oficio del que le dió el sér, y se hizo tejedor. Así fué que empezó por lo más rudimentario y sencillo el arte, en el que había de llegar á ser inventor de procedimientos reformadores y de teorías nuevas. Trabajó sin tregua ni reposo. A medida que adelantaba en las labores del telar, estudiábalos autores más competentes en la teoría del tejido. Ealcot, Du- four, Constain y otros técnicos le ofrecían enseñanzas, y, á los pocos años, más práctico y también más teórico por aquellos autores, establecía un sistema para la combinación del tejido y del colorido. A aprender con Batlle iba ya buen número de obreros, y él, en tanto enseña- ba su arte, combinaba muestrarios que, gratuitamente, ofrecía á las fábricas. Prosiguió la enseñanza desde entonces, y el año 1868, en que se substituía en el extranjero el telar á mano por el mecánico, fracasaban en nuestras fábricas los ensayos de este sistema, hasta que Batlle, por sí solo y estudiando la innovación y ampliándola y mejorándola, inventó aparatos cuyos resultados fueron exce- lentes. Con ello introdujo modificaciones en los telares, fundando una teoría especial para la combinación de colores en el tejido. Y, más tarde, inventó lo que se llama hoy montura catalana. Según iba desarrollando y dando impulso al arte de tisage, aumentaba el nú- mero de discípulos, contándose entre ellos no sólo muchachos de clase modesta, sinó también ilustrados jóvenes hijos de acaudalados fabricantes. Al presente, son unos 90 los alumnos que en los bajos de la casita que en la calle de Aragón ha alzado con sus ahorros el honorable obrero; se reúnen junto á los telares para aprender las sabias lecciones de Batlle, y salir de allá, como tantos otros, para ingresar, bien adiestrados é instruidos, en los grandes talleres fabriles. En aquella «Escuela técnica de Tisage», se reúnen obreros que en Barcelona — lOI — residen, y otros que, cada día, van desde Manresa, Berga, Vilasar, Premià y otras poblaciones. •Y todo el día, y durante algunas horas de la noche, el inteligentísimo maestro de la industria del tejido, el tejedor humilde que luego fué inventor respetado, vistiendo la larga blusa como uno de tantos operarios, asiduo é incansable como cuando joven, aunque ya temblón y débil, recorre los telares y dirige la labor de aprendizaje de todas aquellas gentes á quienes Batlle ayuda, para que puedan mañana encontrar su sustento. Precisa verlo. Es una obra admirable la de ese laborioso obrero ilustre, que honra á Cataluña. Vivió en sus talleres, casi ignorado, mucho tiempo. No aspiraba á la gloria, que representa el aplauso de las multitudes. Su amoral trabajo le engrandece. Es merecido el premio que leva á ser otorgado en la tierra donde ha nacido. (De El Liberal, de 13 Junio 1903.) * ít: * Ramón Batllç Es, sin duda alguna, muy atractiva y agradable para la inmensa mayoría de los lectores de la prensa periódica, la moderna pauta á que se ajustan lo mismo el reporter político, que el critico de arte ó el cronxqueur de salones y centros de sport. ^Se habla acerca de un innovador proyecto de un superhombre que figura, circunstancialmente, en la vida pública.^ El reporter se apresura á interviewarle. ^ Se anuncia eX debut de una celebridad del arte lírico ó se sabe que ha dado el último toque de cincel á su obra un laureado modelador de esculturas? Preciso es interviewar al artista. Llegan desde las moradas aristocráticas ecos de una gran fiesta que prepara un ilustre personaje noble; ó se comentan previamente las brillanteces de una fiesta sportiva que un conocido gexitlexnan ha dispuesto? La interview ha de ser nota de ocasión, apunte de interesante actualidad para el periódico. Eso es ya lo corriente, la manera última del arte de informar al público lector, moi úe/a/ín de los reporters de varios trabajos. Lo que no resulta frecuentemente — de fijo porque la curiosidad de las multi- tudes pide el suceso de momento, la impresión del hecho reciente y más ó me- nos frivolo, mayor que los recuerdos de largas historias provechosas y las remem- branzas de loables obras útiles,—es que fijemos la atención en hombres y en tra- bajos que no aparecen á los ojos de la gran masa con la vistosidad, el la aparato y pompa que rodean al personaje de ocasión, de la obra nueva, al artista celebra- do, al prócer linajudo. Pero también importa, importa muchísimo, dirigir la mirada á otros horizon- tes, columbrar otros rumbos, recorrer el sendero que siguieron los hombres que se dedicaron al trabajo en el campo de la industria y, observar, guiados por la memoria, las huellas de avance que aquellos hombres señalaron después de un caminar continuo que realizaban para llegar hasta las cumbres del progreso. También, también en la esfera del trabajo industrial hemos de ver individua- lidades merecedoras de generales respetos, prestigios y alabanzas y que, si no tie- nen la popularidad de las celebridades pasajeras, tienen la más grande estima, las más singulares veneraciones entre el fuerte núcleo de elementos que dan á impulso y vigor las ramas de la industria. Tal debemos ver al presente, cuando en el «Fomento del Trabajo Nacional», personalidades que lograron justo crédito y alta significación dando amplio desa- rrollo á las labores en sus fábricas, organizan una sesión que ha de ser tributo de admiración, respeto y cariño á un honorable anciano, debilitado las tareas asiduas por en los talleres donde tantos primores de tejidos se combinan, entusiasta del arte, en que ha sido gran maestro é inventor encomiado; á don Ramón Bat- lie, el fundador de una «Escuela de tejidos», adonde hoy acuden y de donde ma- nana saldrán aptos para la labor en las fábricas, muchos jóvenes no sólo de Bar- celona y demás centros frabriles de Cataluña, si que también de las demás regio- nes de España, que sienten anhelos por la fabricación. Es bien loable é interesante la obra realizada en la industria del tejido por el señor Batlle, en cuyo honor y por justo homenaje á su inteligencia y perseveran- cia va á verificarse solemne acto en el Fomento. Y muy interesante, asimismo, el recuerdo de la vida de laboriosidad del anciano que ha agostado su existencia en el trabajo, al que se consagró desde la niñez. Don Ramón Batlle, hijo de un humilde tejedor, don Joaquín Batlle, y de do- ña Teresa Ribas, nació el 28 de octubre de 1837 en Barcelona. Muy estudioso, en "_ la primera enseñanza aprendía ya el cálculo mercantil, y la teneduría de libros á los once años, y era el año Sq profesor mercantil, habiendo hecho sus estudios en la Escuela de Comercio. Era entonces su padre fabricante de li^os y Batlle se dedicó á la industria del tejido, comenzando por el oficio de tejedor. Quería aprender aquella industria desde lo más elemental de la obra. Adiestrado al poco tiempo en esa tarea, se de- dicó á estudiar las obras de autores como Barón, Falcot, Constain y otros mu- chos, aventajando á éstos al practicar nuevos trabajos que no alcanzaban sus teo- rías. Con un ahinco ejemplar continuó sus labores y estudios durante algunos años y amplió y mejoró la teoría del tejido y sus análisis y combinaciones, dedicándo- se en octubre del 60 á la enseñanza teórica y práctica. Daba clases á numerosos alumnos, trabaja para formar muestrarios de distintas fábricas y estudiaba sin descansar. Ocho años después la mecánica se aplicaba á los telares y Batlle preparaba va- rios aparatos de su invención que dieron excelentes resultados. A los pocos años, á fuerza de experiencias, hizo una, la que llamó montura catalana para el trabajo en los telares y estableció un nuevo sistema de labor para combinar en el tejido los colores. De entonces á la fecha, como antes y siempre, el respetable obrero inventor no ha sentido desalientos trabajando por los adelantos en su arte y por enseñar cuanto sabe — que mucho es—á tantos obreros como se reúnen por el día y en las horas primeras de la noche en la casa en que habita, en la calle de Aragón, don- de están sus telares que casi sin cesar funcionan. Y ahora, por justa recompensa, el modesto maestro de las modernas artes de la industria textil, que, desde un rincón de sus talleres, sin alardes de vanagloria, ni esperanzas de resonantes éxitos populares, fué realizando una útilísima obra de material progreso, va á obtener el elogio entusiasta de admiradores, discípulos y amigos que se reunirán en centro importantísimo donde confluyen los organis- mos todos del trabajo, convergiendo allí como radios de un inmenso volante que regulariza é impulsa la marcha y funcionamiento de las fábricas catalanas. (De La Tribuna, de 12 Junio 1903.) * * * Homanaje à b. Ramón Batlle y Ribas Es general, por desgracia entre nosotros, el vicio de menospreciar todo lo nuestro, y ensalzamos hasta el colmo todas aquellas instituciones establecidas en el extranjero que á nuestro juicio nos parecen útiles, haciendo votos para que se llegue á implantar en nuestro país, y tan pronto vemos realizados nuestros deseos continuamos no osbtante en la monomanía destructora despreciando las ventajas obtenidas. Afortunadamente para el bien del progreso intelectual y material de nuestra patria, la gran máquina trituradora no ha podido esta vez destruir la importante labor del maestro decano de los profesores de teoría de tejidos de Cataluña, don Ramón Batlle y Ribas, al cual sus alumnos tratan de tributar un acto de justicia poniendo de relieve sus grandes méritos y talento, así como también la influen- cía decisiva que su escuela ha tenido en el progreso de la industria textil de nues- tra patria. En menosprecio, á todo cuanto sea obra nuestra, se ha venido diciendo, que la industria de tejidos en España es una industria cristalizada en la rutina, con procedimientos anticuados, que la mayoría de nuestros fabricantes no poseen los conocimientos técnicos de sus respectivas industrias, que la mayor parte de los mayordomos y contramaestres no tienen los estudios necesarios para el cargo que desempeñan, que carecemos por completo de escuelas y maestros que sepan in- culcar los adelantos y perfeccionamientos industriales para formar de la juventud hombres prácticos en la industria y en el comercio, tan importantes en la socie- dad como puedan serlo los legistas, doctores literatos, etc. Tal es la importancia y trascendencia del trabajo realizado por el Sf. Batlle, que sus alumnos y ex-alumnos reconociendo lo mucho que le debe la industria fabril española, como recuerdo de gratiaud le ofrecen un artístico regalo al cual han contribuido mediante una suscripción un crecido número de casas impor- tantes y modestos obreros y un álbum con las firmas de sus discípulos. Además tendrá lugar en obsequio á tan distinguido maestro una conferencia pública el día 14 de Junio próximo, á las diez de la mañana, en los salones del Fomento del Trabajo Nacional, terminando la fiesta con un banquete. C. M. C. (Del Trabajo Nacional, del 30 de Mayo de 1903) ^ ^ ^ ¡Que Qunda la imitaQión! El noble y elevado espectáculo que se dió el domingo, 14 del corriente, en el Fomento de la Producción Nacional, honrando al ya anciano maestro de teji- dos, D. Ramón Batlle y Ribas, primo de nuestro querido amigo el Maestro pú- blico, D. Miguel Batlle, en un espectáculo que llena de satisfacción al ver que los esfuerzos que hace una persona activa, inteligente y consciente no siempre se pierden en el vacio. Ayer era Bilbao la que honraba al digno Maestro Sr. Múgica, hoy es Barceló- na la que honra y considera en lo que vale al Sr. Batlle. ¡ Quiera Dios que cun- da la imitación, y que los honores de que se hace digno un individuo, pueda él verlos y gozarlos en buena parte, y no únicamente sus deudos y allegados! (Del Clamor del ÜVÍagisterio, del 23 de Junio de 1903) ^ % Homenaje Circunstancias ajenas á nuestra voluntad impidieron que la representación de &l &C0 de la Indtistria asistiere al acto que se celebró el día 14 en el «Fomento del Trabajo Nacional». No obstante, se trataba del hombre honrado que con sus estudios desarrolla en Barcelona la enseñanza Teórico-práctica del tejido y en prueba de nuestro reconocimiento, no podemos pasar este número sin encabezarlo con el siguiente — 104 — i I artículo que debemos á la benevolencia de nuestro particular amigo D. Fernando Benet, redactor de &l Liberal quien en representación de tan ilustrado diario asistió al Homenaje. â D. Ramón Batlle Y Darío Pérez, nuestro querido Director, me dijo: El hombre á quien va V. á ver, á quien, hoy, modestos obreros, fabricantes opulentos, prestigiosas personalidades, unidos todos por lazos de gratitud y res- peto, van á rendir tributo de admiración y cariño, es un honradísimo hijo del trabajo, es un sabio que para serlo completo y sin tacha, ni siquiera ha sentido la vanidad tan peculiar y á la vez tan disculpable, del que ha conseguido llegar por su propio esfuerzo, á una altura tan envidiable. En una larga vida de lucha, en una nunca interrumpida perseverancia por el desarrollo progresivo del telar, trabajando sin tregua ni descanso, ha llegado no sólo á conocer y llevar á la práctica los descubrimientos de los grandes invento- res modernos, sino que ha conseguido algo más; de interpretador, de aplicador, se ha convertido en creador, concibiendo su privilegiado cerebro, con el concur- so de su potente voluntad, ideas nuevas, que no se desdeñarían en prohijar, au- tores reconocidos tan competentes en materias textiles como Duíbur, Falcot, Coustain Y este hombre, en lugar de buscar, como justo premio á su labor, los bono- res y distinciones que por su derecho ha merecido, se cree recompensado, fun- dando una escuela donde el hijo del obrero, codeándose con el de acaudalado fabricante, aprenden de las sabias lecciones del Sr. Batlle, y éste, multiplicándo- se, trabajando afanosamente, hace que al salir de sus talleres, aquéllos sean ver- daderos maestros y sean á la vez, poseedores del valioso talismán que enseña á respetarse mutuamente obreros y fabricantes, olvidando distinciones de clases, ante la soberbia y magestuosa imágen del trabajo. Burbujeando aun en mi cabeza estas entusiásticas cuanto sinceras frases que por ser salidas de labios que sólo tienen palabras de elogio para quien lealmente y con entero corazón se sacrifica por el bien de. sus semejantes, eran para mi de gran peso, llegué al Fomento del Trabajo Nacional.' Trabajosamente atravesé por entre la muchedumbre que en sus salones se estrujaba ávida de dar con su presencia, fe de adhesión al acto que se estaba cele- brando, y llegué á la mesa. Allí estaban, el rector de nuestra Universidad doctor Rafael Rodríguez Mén- dez; el Presidente del Fomento Sr. Ferrer y Vidal; el conocido fabricante señor Mulleras; Durán y Bas, mi nunca olvidado maestro; don Pedro Maristany, comi- sario regio; y cuando mi vista buscaba ansiosa al festejado maestro, un hombre vistiendo el honrado traje del obrero catalán, adivinando mi deseo, con movi- miento radiante de orgullo estendió el brazo. Y entonces conocí al señor Batlle, el valiente obrero. F. Benet Rasbó (De El Eco de la Industria, de 30 Junio 1903.) * * * Més de trenta anys han sigut necesaris pera donar popularitat á un home de gran mérit, pero també de una gran modestia. Parlo de D.-Ramón Batlle y Ribas, el mestre dels teixidors de Catalunya. Per iniciativa de un de sos dexebles, don Marcelino Pujol, desde bon principi secundada ab entussiasme per D. Isidro Se- rra y D. Francisco Marti, deixebles aixis mateix del Sr. Batlle, se li tributa diu- menje públich homenatje en el Saló de sessións del Fomenl del traball Nacional. Allí vejerem al home á qui tant deu 1' industria catalana, de fesomia franca y bondadosa, llansar llágrimas d" enterniment per aquells ulls casi cegos per efecte del traball, al recullir els justos y merescuts elogis que li anavan dirigint els que sigueren sos dexebles, alguns dels quals de zensills obrers qu' eran han pasat á — io5 — XIV ser directors de fábricas, y altres, fabricants, que no s' han desdenyat de coneixer la teoría y la práctica del art de teixir, segons el método del Sr. Batlle. Aixís es com han pogut proclamar el mèrit per ell contret, en días de verda- der perill pera 1' industria textil de Catalunya. Aquests días de perill se contrahuen á 1' época en que fou sustituhit el teler de má pel mecánich. Equivalía aquest cambi, á un cambi d' armament, en els combats de 1' industria, no menos atzarosos que 'Is de la guerra, ja que F exercit millor armat es el que se 'n emporta la victoria. A la industria rutinaria de Catalunya la sorprengué aquella modificació ra- dical vinguda tan soptadament. El teler mecánich tenía per enemichs als que basavan F exercici de la industria en la possesiô de secrets y procediments que 's guardavan per ells recòndits, com cosas d' art de bruixeria. No hi havia tampoch la suficiént preparació técnica y práctica pera sortir en bé de la proba. De aquí 'Is molts fracassos suferts pels primers qu' ensajaren la innovació, y cada escarment d' aquest, engendrava milers de recelosos. Per adaptar la industria textil catalana al nou y important progrés del teler mecánich, haurían calgut escolas ahont s' hagués ensenyat el seu maneig. Pero ni F Estat se cuida de aquestas bicocas, ni 'Is particulars, en aquest país de un individualisme casi salvatje, se distreuhen dels seus negocis particulars pera pro- vehir á una necesitat pública y de utilitat colectiva. Donchs bé: lo que no feu F Estat, ni tractaren de fer colectivament els indus- trials de Catalunya, ho realisá ell sol, per sa propia y espontánea voluntat, un home de fe: '1 Sr. Batlle y Ribas. Ell mateix s' havia format, sense- mestres, sense guia, llegint molt y ensajant molt sense cansarse. Quan creyent poder ser útil á la industria, anava recorrent las fábricas, reçu- Ilia mes desdenys que frasses d' encoratjament. Fins hi havia qui F insultava y qui creyentse perjudicat per sos oferiments li " dirigia certas amenassas. Y ell, lluny de retrocedir anava avalisant per aquell camí sembrat d' espinas, confiat en que al fi se li faria justícia. ¡Y tant com se ñ' hi ha fet! Principià á tenir alguns deixebles: per fi sos con- celis comensaren á ser solicitats, y com al donarlos semblava que 's desvaneixían els duptes, tal com se desvaneixen els núvols á un raig de sol, *de mica en mica, pas á pas, anà guanyant terreno, y '1 maneig del teler mecánich, apoyat en teo- rías científicas, que '1 Sr. Batlle formulava, posantlas al alcans de totas las ínteli- gencias, dei.xá de ser un misteri y una causa de perturbació, pera convertirse en un ausiliar poderosíssim del progrés industrial. Tot aixó ho anava conseguint el Sr. Batlle ab els cursos particulars que havia establert á casa seva, ab las conferencias públicas que donava en el Centre Indus- trial de Catalunya, y ab la publicació de un Método complert, fill del seus estudis porfiats y de las sevas prolongadas experiencias, qual Método afronta victoriasa- ment la comparació ab els Tractats del art de teixir més adelantats que han vist la llum al extranger. El Sr. Batlle sembrava á mans plenas llevors de riquesa y de progrés fecundadas pel seu talent y per la seva indomable enteresa de caràcter, y ho feya com un ver- dader altruista, sens aspirar á altre premi que á la satisfacció de la seva conciencia. Altres han recullit els fruyts positius dels seus afanys... Gran cosa es que á lo menos li reconeguin avuy la gloria de la sembra. S' aproxima á un miler el número de alumnos que han rebut directament las sevas ensenyansas: y un miler ja forman legió dintre del gran exèrcit de F indus- tria. Per tot arreu de Catalunya y Espanya, y fins en algunas repúblicas ameri- canas ahont F industria textil comensa á germinar, s' hi sent F influencia del mestre exercida per algún de sos numerosos deixebles que s' han anat escampant per las fábricas. Fins las llensadoras, al passar reventas per entre F urdit semblan pronunciar el seu nom:—Batlle!... Batlle!... Batlle!... Batlle!... — io6 — Y ara calculin, si un home sol ha fet tot aixó; si un individuo sense mes la ele- ment que seva inteligencia y la fermesa de la seva voluntat ha arribat á ^•ahónt tant no arribaría '1 concert de tots els tenen interés en sos dels els diversos que rams de 1' algun activitat, basantlos progres- en la divulgació de 1' técnica? ensenyansa Lo que no 's fa á Espanya, ni á Catalunya, ho realisan els ahonthi professors de suïssos, ha tots los coneixements relacionats ab las industrias allí las 's cultivan. y arts Per cert que alguns d' ells que mateix percibeixen sous més crescuts '1 president de la República. que La part més grossa dels pressupostos del- Estat, dels Cantons y dels s' inverteix en ensenyansa, perque els suissos diuhen Municipis y no falla: —La primera y principal riquesa de una la nació, es 1' instrucció dels ciutadans que componen. (De La &squella de la Torratxa, de 19 Junio 1903.) ^ >ií Ramòn Batlle y Ribas Doném avuy el retrato del eminent don professor de teoria de Ramón Batlle y y Ribas. práctica En el teixits, moment de la sustitució del teler de má mecánich, ell fou qui salvà la industria textil pel de Vencent las resisten- cías de la rutina Catalunya. y 1' atachs de 1' enveja y de la mala formà nú- mero de deixebles, voluntat, gran en sos cursos particulars, y en sas conferencias sobre tot ab la publicació de públicas y son Método qu' es un modelo dintre del seu Alguns centenars dels alumnos del Sr. género. Batlle doras, procedeixen de las classes traballa- y gracias á lo que d' ell aprengueren, están molt ben colocats en las fábri- cas de Catalunya, d' Espanya y la algunas de América. Baix iniciativa de un d' ells, D. Marcelino Pujol, secundada ab entusiasme per altres dignes companys y diversos industrials, se li un tri- but de homenatje consistent dispensà èn diumenje una hermosa sessió pública al Saló de sessións del Eoment del Traball Nacional seguida de un àpat paternal á Ca 'n Justin. Esmal- taren aquests actes las mes sentidas frasses de llohansa de envers un home y tant modest agrahiment, com sabí, y tant sabí com dono del Estat 1' perseverant, 1' aban- y apatía délas que suplint colectivitats productoras, ha donat als demés la llum de la ciencia y la guía de la práctica proporcionant á 1' industria textil nyola progresos y prosperitats. espa- La Campana de Gracia s' associa de tot cor á una manifestació tan merescuda. digna, y (De La Campana de Gracia, de 20 Junio 1903.) ^ ^ ^ b. Ramón Batllç El nombre de D. Ramón Batlle apenas si era conocido fuera délos centros in- dustriales de Barcelona. Sus discípulos, la mayoría de los fabricantes barcelone- ses, han venido á sacarlo á plena luz desde el fondo de la escuela en donde espacio de medio siglo ha por ejercido un desarrollo magisterio al que, be de preciso es confesarlo, de- gran parte su la industria catalana. El homenaje tributado al ve- nerable maestro, primero en los salones del Eomento de la Producción después en el banquete espléndido Nacional^ con que fué obsequiado, tiene una ficación gran en este país en donde el pago de signi- los maestros es un verdadero problema^ donde muy raras,, veces buscan los discípulos su enaltecimiento enal- y en raras, teciendo aquellos á quienes deben enseñanzas, consejos y beneficios, Nacido D. Ramón Batlle, el año 1837 en Barcelona, demostró ya de pequeño su inclinación á la pedagogía, invirtiendo los pocos cuartos que su padre le daba los domingos en comprar estampas para que sirviesen de premios cuando jugaba con sus hermanitos á colegio, erigiéndose él en maestro. A los once años comen- zó á estudiar el cálculo mercantil y la teneduría de libros, ultimando los conoci- mientos adquiridos con la obtención del título de profesor mercantil en la Escue- la oficial de Comercio. Mas no satisfacía plenamente la teoría sus ambiciones, y dedicóse al manejo, del telar, llegando, después de algunos años de prácticas pro- gresivas en el taller, robustecidas con el estudio de las obras de Dufour, Falcot, Constain y otros, á señalar reformas importantes en la teoria del tejido. A la escuela de D. Ramón Batlle, que comenzó con una modestísima mesa láminas dibujadas él mismo como único material, y que en la ac- y unas por tualidad un número de telares los más modernos posee y perfectos,» acudie- ron algunos obreros, á quienes fueron agregándose sucesivamente otros, so- licitando y adquiriendo la cultura é ilustración que evitaron en Cataluña, el los derrama- en época de subtitución del telar á mano por mecánico, mientos de ocurrieron en otras partes en que no había un Batlle sangre que que abriese paso á la razón y dispusiese á la clase obrera para el cambio. A la vez que enseñaba, procuraba moralizar, enaltecer al obrero, aproximar á él al patro- merece no, hablando á éste de las consideraciones que quien trabaja con celo y afecto á la casa, inculcando á aquél ideas de respeto y gratitud al superior. Se en- teraba de todos los de progresos, y cuidaba con empeño deponer al corriente ellos á sus discípulos, fa'bricantes y. obreros, para que los aplicasen, llegando á inventar él mismo varios aparatos de resultados inmejorables.- Este magisterio teórico y práctico, á la vez industrial y moral, ha determinado verdaderos pro- la industria de nuestra tierra. Así lo ha reconocido también el Gobierno gresos en concediendo á D. Ramón Batlle la encomienda de Alfonso XIE—A. (De La Ilustración Artística, del 22 de Junio de 1903.) * í); * b. Ramón Batll^ Lo retrato que publiquem en la plana següen es el d'un home que per son propi esfors y ab mèrits innegables, ha sapigut pujar desde una esfera molt humil à lloch preeminent en el món industrial de la nostra terra. un Nascut l'any 37 de la passada centuria, de pares texidors, s'espavilà tant en sos estudis, que'l 52 ingressava ja en la Escola de Comers hont acabà al poch temps sa carrera de profesor mercantil. Posantse desseguida al costat del seu pa- de les Hissons teòri- re, emprengué ab tota serietat l'estudi del tcxit, empapantse ques dels llibres y traduhintles pràcticament sobre'l teler, hont s'avesà a resol- dre tota mena de problemes y dificultats. Quan més tart, desaparegueren los telers a mà, suplantats pels mecànichs, en Batlle, devant d'aquesta nova fase, s'entregà incansablement al estudi y millora- ment de la mecànica aplicada al teler, fins que, gracies a la seva inteligencia y a la seva tossuderia, pogué fer conèxer l'any 71 diferents aparells de la seva inven- ció que més de quatre fabricans utilisaren, axis com varies ventatjoses modifica- cions qu'introduhí en los telers coneguts. Una de les proban son afany de millora y son orgull de que la mi- coses que IJora resultés en prestigi del seu país, es la montura especial inventada per ell y que batejà modestament, no ab el seu nom, com haurían fet molts altres, sinó ab el nom de Montura Catalana. Avuy, ja vell, segueix com sempre en sa casa del carrer d'Aragó, dedicat a la ensenyansa del texit, quals Hissons aprofitan constatment un centenar de dexe- — icB — bles, podent tenir la satisfacció de veure com molts dels que reberen primer sa ensenyansa, son avuy primeres figures de la nostra industria per sos capitals y sos perfeccionaments. Y tant com del visible profit de ses ensenyanses y de sos desvetllaments, pot estar orgullos lo Sr. Batlle del agrahiment que li demostran sos dexebles procla- mant ben alt tot lo que li deuen com a industrials y fentli públiques manifesta- cions de veneració y bon afecte, tan honroses pels qui les fan com per qui les reb. Nosaltres, al honrar les postres planes ab la respectable figura de D. Ramón Batlle, a qui tan be han sapigut festejar sos dexebles ab la solemne sessió que li dedicà'l Foment del Trevall Nacional y ab lo present del hermós bust y pedestal costejat per suscripció, ens adherim a tais tributs, de simpatia y d'admiració, pre- sentant al Mestre Batlle com exemple que imitar als estudiosos de la industria y de son progrés. » Enaltim al home que ha dedicat sa vida a enaltir lo trevall del nostre poble ♦ y'l bon nom de la nostra terra. (De La Ilustració Catalana del 5 de Julio de 1903.) b. Ramón Batlle y Ribas El domingo 14 se celebró en los salones del Fomento del Trabajo Nacional, de Barcelona, una fiesta en homenaje de D. Ramón Batlle y Ribas, cuyo retrato ofrecemos á nuestros lectores en esta página. D, Ramón Batlle, maestro de tejidos y principalísimo impulsor de las indus- ^ trias textiles catalanas, merece con creces ese homenaje de sus discípulos, al que se ha asociado toda la Barcelona industrial. Profesor mercantil en iSSq, el Sr. Batlle se consagró en cuerpo y alma al estu- dio de las artes del tejido y de las ciencias cuyo concurso es indispensable para el cultivo de esta industria. Sus estudios en los libros y en la práctica fueron fecun- dos, y pronto adquirió Batlle algo así como la dirección intelectual de ese movi- miento en que Cataluña nada tiene que envidiar á los países más adelantados. No pocos tratadistas e.xtranjeros han recogido las enseñanzas de Batlle, y es notorio que cuando el alemán Reisser solicitó privilegio de invención para un descubrimiento en el tejido, se le demostró que en Cataluña se practicaba eso ha- cía quince años por haberlo descubierto el insigne maestro catalán. No caben en esta nota ni la biografía completa de Batlle ni una síntesis de sus trabajos. Basta leer en la prensa de Barcelona los nombres de las personas que al homenaje á Batlle han contribuido, para comprenderla importancia de su figura • en aquella rama interesantísima de la producción nacional. El Estado se ha asociado á lo consagración de ese prestigio otorgando á D. Ra- món Batlle la cruz de Alfonso XII. (De La Ilustración Española y (¿Americana, del 22 de Julio de 1903. ) * * * Ramón Batll^ y Ribas^^ El día 14 se verificó en Barcelona, en los salones del Fomento del Trabajo Nacional, un acto interesante: el homenaje de la industria catalana á uno de sus grandes propulsores, al profesor de tejidos D. Ramón Batlle y Ribas. (i) Este artículo fué reproducido por la revista "La Escuela Ideal" de 11 de julio. — 109 — Oyendo lo que allí se dijo ó leyéndolo luego en la prensa barcelonesa que de- dicó al suceso la importancia que merecía, se advierte con cuánta injusticia pre- tenden desconocer nuestros retóricos madrileños la médula intelectual y la ex- cepcional cultura en que se funda la fuerza de la sociedad industrial de Cataluña. Fabricantes eran casi todos los que allí hablaban, y en sus palabras revelaban gran caudal de inteligencia y ciencia profunda puestos al servicio de esa rama de la actividad humana. D. Ramón Batlle nació en 1837, de una familia de frabricantes. Estudió la ca- rrera de Profesor Mercantil y apenas la hubo Concluido se dedicó en al cuerpo y al- ma estudio del tejido^ en su técnica científica y artística. A los veintitrés años, en i860, comenzó á enseñar, y aun no ha dejado de ejer- cer su transcendental magisterio. En un principio, su cátedra era una mesa en una habitación pequeña de la casa de sus padres. Muy pronto hubo de ensancharla, y dia por dia fueron aumentando sus discípulos y su autoridad directiva en toda la industria catalana. Puede asegurarse que cuantos fabricantes de rido tejidos han que- conocer y dirigir por si mismos su industria, y contramaestres y obreros han sido discípulos suyos. La enseñanza de Batlle ha sido siempre teórica y práctica; junto al encerado en que se traza la figura y se resuelve la fórmula, el telar donde la realidad y las ma- nos prueban su exactitud. El comité organizador de esa fiesta, compuesto por discípulos de Batlle sidido y pre- por uno de los más inteligentes y. distinguidos. Ramón Mulleras, merece plácemes por la noble iniciativa á la que se ha asociado el Estado condecorado á Batlle.con la cruz de Alfonso XII, que le impuso el ilustre rector de la Universi- dad de Barcelona. (De ü^uevo Mundo, del i.° de Julio de 1903.) La guerra de ahora, sin glorias ni triunfos, y cuyas batallas son las ha huelgas, preocupado y perturbado en los últimos días la paz de la industriosa Barceló- na, donde los conflictos obreros se suceden sin interrupción. De alguien tiene que ser la culpa, y no se da ó no se quiere dar con las causas ni con los reme- dios. Acaso de esto podría hablar con más autoridad que nadie un ilustre catalán: el Sr. trabajador D. Ramón Batlle Ribas, profesor de teoría de y á y práctica tejidos, quien los discípulos numerosísimos que durante do lecciones largos años han aprovecha- sus acaban de manifestar su gratitud mármol. ragalándole un magnífico busto en ' . D. Ramón Batlle es un modelo de hombres de buena voluntad, de clara inte- ligencia y de felices iniciativas. Gracias á su constancia y á su sabiduría, se atra- vesó felizmente la crisis.que suponía la trasformación de los antiguos telares de mano en telares mecánicos, sin perjuicio de los recelosos obreros ni de los desventaja patronos; y esto que hoy nos parece tan ruina ó poco significativo, la la salvación representaba de la gran industria catalana. A todos los gión á tejedores de la re- y otros muchos que ejercen su industria en diversos de de América lugares enseñ.ó los España y principios de su oficio el Sr. Batlle, cuyo retrato, que le presenta ante el encerado en el momento de dar una la honra de explicación, tenemos el to gus- y publicar. El Sr. Batlle no le debe nada ni tiene nada que agradecer al Estado. (Del 'Blanco y Negro del 18 de Julio de 1903.) ;|c >1: En Honor de un /Aaestro Existe en Cataluña un profesor de teoría y práctica de tejidos, D. Ramón Batlle y Ribas, que ha contribuido poderosamente ai adelanto de la industria textil patria, con su esfuerzo puramente personal. Ramón Batlle, salido del pueblo, es uno de esos hombres que se han formado por sí solos y que, en este pais donde tan pujante se manifiesta la iniciativa indi- vidual, ha realizado verdaderos prodigios con la perseverancia de su voluntad de hierro. Poseedor de una clara inteligencia, y enamorado de las ciencias exactas, pe- netró, como nadie había penetrado, en los secretos del arte de tejer, siendo el primero en proclamar que no existían ligamentos fundamentales en los tejidos, basándolos exclusivamente en los puntos de contacto. Semejante afirmación, más adelante que debían sostener los grandes tratadistas extranjeros, como cosa nue- va, informa por completo las lecciones teórico-prácticas del maestro. Comenzó D. Ramón Batlle por una modesta clase, á la que apenas asistían alumnos, y ha terminado teniendo una verdadera Escuela, que suple el abando- no en que tenía el Estado la enseñanza técnica, con edificio propio, rica en ma- terial de enseñanza, todo debido al exclusivo y propio esfuerzo de un hombre. Al estudiar la obra de Batlle hay que fijarse en dos hechos de capital impor- tanda, que le hacen merecedor del homenaje que se le acaba de tributar. Cuan- do se realizó en Cataluña la transformación del telar á mano en telar mecánico, sin la cual hubiera desaparecido fatalmente nuestra industria, condenada como está á desaparecer cualquier industria que se resista á un adelanto que cambie radicalmente su funcionamiento, el maestro Batlle realizó una misión providen- cial. Previendo lo que había de suceder, estudió el nuevo invento, y pudo llegar á dominarlo de tal modo, que fué el iniciador de los contramaestres y obreros encargados de manejarlo. Cuando se aplica por vez primera un adelanto, generalmente los que lo intro- ducen procuran mantenerlo en el misterio, aislándose de todos para sacar venta- ja de su superioridad en los medios de producción. Batlle, en aquellos momen- tos, abrió su clase á cuantos quisieron aprender el funcionamiento de las nuevas máquinas, dando al traste con los pretendidos secretos de la industria. Esto, como es de suponer, impulsó grandemente la necesaria transformación, prestando Batlle un señalado servicio á sú país, no exento de grandes disgustos y sinsabores. Los industriales que se habían adelantado introduciendo los telares mecánicos, no le perdonaban su labor encaminada á abrir las puertas á cuantos quisieran penetraren el recinto misterioso y, por otro lado, los obreros veían con recelo la obra de Batlle; imaginando que la invasión de los telares nuevos iba á dejar sin trabajo al mayor número, por el aumento extraordinario de la pro- ducción. Ramón Batlle, en aquellas circunstancias difíciles no se inmutó ante las ame- mazas, ni se rindió á los disgustos; prosiguió tenazmente su obra con la fe de un apóstol, contra la ignorancia y la rutina; y consiguió reunir en su clase á los in- dustriales deseosos de implantar la reforma, y á los obreros convencidos de la ne- cesidad de saber manejaj- las nuevas máquinas. Este es otro de los hechos á que aludíamos antes, la compenetración entre los fabricantes y los obreros á que daba ocasión Batlle con sus enseñanzas, haciendo que se sentasen en los mismos ban- cos, y que practicasen la igualdad que reina entre los alumnos. De esta manera, las lecciones de Batlle no quedaban circunscritas á la teoría y ejercicio de tejidos; eran verdaderas lecciones de sociología práctica, en las cuales el obrero y el indus- trial aprendían á guardarse consideración mutua, reconociendo la autoridad del maestro, lo cual contribuía á.conciliar el afecto con el espíritu de disciplina. La influencia que en este sentido ejerció Batlle, ha sido extraordinaria, en este país eminentemente democrático, donde los obreros de hoy son los fabricantes de ma- ñaña, aquejado, sin embargo, de un sobrado individualismo que nos lleva al desconocimiento de toda autoridad y prestigio. Este influjo ha podido notarse en esa hermosa fiesta, organizada por los dis- cípulos en honor del Maestro, que ha juntado afectosamente á fabricantes, obre- ros y contramaestres, quienes han sabido con ello dar un ejemplo digno de ser imitado en todas partes. ¡ Qué hermoso y grande fué aquel acto! Era imposible sustraerse á la emoción del viejo maestro, humedecidos los ojos y temblorosas las manos, cuando escu- chaba las voces de sus alumnos, vibrantes de gratitud y de cariño. De todas partes llegaban ecos de estos mismos sentimientos, desparramados entre la legión de alumnos que ha formado Batlle, y que no tan sólo dirigen fábricas en las demás provincias de España, sinó que se encuentran en México, en la Argentina, en el Brasil, y en otras naciones, trabajando en pro de las industrias de otros países, sin olvidar al maestro, al que han enviado con este motivo mensajes de profundo agradecimiento. No se podía menos que reconocer en Batlle un hombre superior, viendo como sabía juntar los corazones después de haber juntado las inteligencias, realizando una verdadera obra social. Obligados á hablar, dijimos allí que tres cosas revelan la cultura de los pue- blos: el amor á los pájaros, el respeto á los árboles y la veneración á los maestros. Hay que huir de los pueblos donde'los niños apedrean las aves, los hombres talan los bosques, y los maestros mueven á risa. Ante aquel espectáculo de pueblo ci- vilizado, experimentamos un gran consuelo, y nos sentimos en el camino bueno, porque los pueblos se dignifican dignificando á sus maestros. ¡ Ay de nosotros si persistimos en la vergüenza de ofrecer como un problema el pago de los Maes- tros! ¡Qué tristeza, la de ver haciendo cabriolas en nuestros escenarios al maestro famélico, del brazo del cesante, símbolo de la vagancia nacional ! No hay duda que levantando los maestros daremos al traste con el cesante, que es un atavismo del hidalgo, por lo mismo que aprenderán todos á dar em- pleo á su actividad, no creyéndose obligados á holgar así que les falten la creden- cial y el balduque. Para completar la obra hermosa de los discípulos de Batlle, hay que hacer al- go permanente. Puesto que no podemos contar con el Estado, y que el ejemplo de Batlle, nos evidencia cuanto puede la voluntad de un solo hombre cuando converge á un solo fin, hay que mantener sumadas las voluntades que se han unido pará festejar al maestro, á fin de consagrarlas á una obra que perpetúe su nombre al par que llene un vacío que no puede durar, si queremos que nuestra producción subsista. Aquí no tenemos Escuela alguna técnico-industrial, indis- pensable para que el trabajo manual se convierta en trabajo intelectual, dando mayor participación al cerebro y menos á la fuerza, con lo cual mejora la condi- ción económica del obrero, y se logran productos baratos con salarios caros, en- sanchando así el mercado consumidor. Nuestros industriales bien pueden contribuir á esta fundación que al fin de cuentas redundará en su beneficio, creando por iniciativa particular un Instituto Batlle, donde se pueda adquirir la enseñanza técnica. Mucho, pero muCho menos de lo que gastan para seguros de incendio, bastaría para esa obra, que aseguraría el porvenir de nuestra industria. Eederico Rahola. (De [Mercurio, de 4 Julio 1903.) * * ^ Ei Instituto Batlle Carte», abierta á D. Federico Rahola Muy respetable señor mío: Cuantos se interesen por el porvenir de nuestra industria, y mucho más si éstos pertenecen á la numerosa falanje que el 14 del pasado junio dieron el grande y hermoso acto que usted tanto alaba, al honrar en lo que pudieron á su eminente maestro don Ramón Batlle y Ribas, han de haber leído con gusto su magnífico artículo que, con el título de «En honor de un maestro», aparerece inserto en la revista ibero-americana Mfercnrzo, que usted tan acertadamente dirige. Las ideas que usted vierte en los párrafos finales del mentado artículo, son de aquellas que merecen estudiarse con atención y llevarlas sin vacilaciones á la práctica. — 112 — Que usted las ha estudiado y madurado, no hay duda. Al calor de la improvi- isación, en medio de una atmósfera de gratitud y de cariño entusiasta, vertió usted la idea de la creación de un «Instituto Batlle», y al exponerla después de veinte días, en meditado y concienzudo artículo, hay que suponer que tendrá motivos poderosos para volver sobre el asunto, llamando la atención sobre ello de nues- tros industriales y haciendo un llamamiento á los discípulos de Batlle. ¡Qué más quisiéramos los discípulos de Batlle que nuestra obra tuviese quie- nes la completasen con algo permanente! Y si algo fuese la creación de una Es- cuela técnico-industrial con el título de nuestro Maestro, fuera ello el más digno coronamiento de lo que hasta hoy hemos hecho. En la conciencia de cuantos se preocupan de los problemas relacionados con nuestra producción, está el convencimiento de la necesidad absoluta de una Es- cuela técnico-industrial, montada, según reclaman las necesidades, siempre ere- cientes, del movimiento industrial moderno; y quizá nunca se ha presentado, y pocas veces se presentará, una ocasión tan oportuna como la presente, para m- tentar una obra tan simpática y tan necesaria, si queremos que nuestra produc- ción subsista. En efecto; una base sobre la cual se pretende montar la tal Escuela, no soy yo quien ha de encarecer su importancia, ni tampoco mentar sus prestigios y su gloriosa historia. A la faz de Barcelona y del mundo, se pusieron gallardamente de manifiesto, con admiración de muchos y satisfacción y orgullo de todos, el día 14 del pasado junio. Adelante, pues, amigo Rahola. Que no quede de tan hermoso pensamiento tan sólo el fuego de un discurso y unos cuantos artículos en la prensa. Nadie más indicado que usted, iniciador del pensamiento en el terreno que pudiéramos llamar intelectual, para iniciarlo en el terreno de la práctica, donde tome forma y se convierta en realidad. Y no tan sólo el ser el iniciador del pen- samiento le obliga á hacer algo, mucho, lo necesario para su realización, sino que le obliga á ello sus conocimientos en esas materias y sus prestigios en el campo de la producción. Al escribirle la presente no ostento representación alguna, lo hago espontá- neamente por cuenta propia y, por lo tanto, las opiniones expuestas no tienen más valor que el poquísimo que tiene mi persona; pero no creo equivocarme al afirmar que á la consecución de la nobilísima idea de fundar el «Instituto Batlle», no ha de faltar la suma de voluntades que se hicieron para festejar á tan eximio maestro. Dicen que el movimiento se demuestra andando, y pudiéramos añadir que sin fuerza no hay movimiento. Que hay fuerzas disponibles para empujar este movimiento y andar hasta llegar al hermoso fin de la creación del Instituto, es indudable. ¿ Quién recogerá estas fuerzas y las aunará y dirigirá convenientemente para obtener los resultados que se apetecen? Quien ó quienes tal hagan merece- rán no sólo bien de la industria sino también de la patria. De usted affmo. s. s. y amigo, q. 1. b. 1. m. Francisco Martí Bech. Barcelona 13 Julio de 1903. s(De La Vanguardia, de i6 Julio 1903.) XV Maestro, se hicieron votos para que el acto realizado por aque— lia reunión" de hombres, pertenecientes á todas las categorías de nuestra industria textil, todos discípulos de Batlle, no concluyese allí, sinó que fuese el preludio de otros actos que infundieran nueva vida y abriesen nuevos horizontes á nuestra producción. Allí se lanzó la idea de la creación de un Instituto Batlle y reto- ñó en aquella atmósfera de entusiasmo y de progreso, la idea de una escuela técnico-industrial digna de Barcelona, é indispen- sable si queremos que nuestros productos industriales concu- rran en competencia con sus similares extranjeros en el mercado universal. Confesamos que la empresa es magna. Sin embargo, nos- otros demostramos que aquí hay ambiente y materiales para su formación y ella será factible, si todos los valiosos elementos que encierra Barcelona ponen á concurso sus voluntades y esfuerzos, á los cuales creemos no equivocarnos al afirmar que, para tan patriótica y grandiosa obra, unirán los suyos cuantos nos agru- pamos para festejar y honrar al gran maestro de tejidos D. Ra- món Batlle y Ribas. EL COMITÉ ejecutivo: fanion 0ÎL1Tl'íe^aí) 0ÎCaod c/ leriiôcitiii. (LÜOZQ'IO. ^^ccaíii. €liixilia^. §YaiTCÍoco Seczafazio. Precisamente señor Batlle como sol era un gran práctico, si algo le faltaba de espléndido; ilumina las y inteligencias más momento, era un vocabulario le ofuscadas, y con su potente foco que permitiese traducir de á re- luz, rasga el velo que en- glas teóricas, el fruto cubría tanto constante y tenaz de sus observaciones artificio, y se desvanece y para siempre aquella espe- experimentos. cié de Pues arte de bien; este vocabulario no se hizo brujería, cabiéndole la gloria no sólo de esperar. explicar El Sr. Batlle, científicamente con su carácter indomable estimulado el aquellos rutinarios y por secretos, sinó también la de deseo vehemente ser de el llegar hasta donde había primero en creo se propuesto; solo, España, y que del extranjero, de fundar sin un profesor, estudió todo método y ante la mecánica científico en toda su exten- y práctico, para la enseñanza completa del sión, luego el telar telar y en todas mecánico. sus aplicaciones, logrando de esta suerte hermanar la ciencia Gloria la inmensa él es con experiencia, la teoría este la para método, así con como para los práctica. prácticos un arsenal inagotable; pues el discípulo que en su ce- Tras de llevó rebro este estudio, á cabo guarde sus un sin fin de reglas fijas ensayos me- y precisas, no habrá dificultad que cánicos no con aparatos, primero en su más tarde las venza, ni casa fá- problema que no resuelva. en Este y método nunca bricas; así, logró hacerse bastante y con la técnica completa, encomiado, rico fruto de una y con un inteligencia privilegiada vocabulario suficientemente rico, le permitió condensar y de una fuerza de voluntad que en indomable; este verdadero tesoro, reglas fijas, el método al cual había ido debe la industria que se forjando la textil española una para ense- gran parte de su ñanza práctica del telar mecánico. importancia, y los que á ella se dedican, su crédito, sus prove— Grandes resultados iba o 1 un acto de abnegación sólo res; pero dotado de un cará entregó al público gratuita- bien general que al provech golpe los secretos y misterios sus conferencias,y aue no las ± tra rutinaria industria; y al e a Junta Directiva del Centro el Centro Industrial de Catal creído necesario fundar un Este curso, dado en form ción; al objeto de asegurarle llamamiento dirigido á la ju^ al Sr. Batlle, para publicar grosar el ejército de la indust se hizo rogar nuestro maes- servado al Sr. Batlle el puesto eptó uña invitación que tan general en jefe. cento de todo exclusivismo, ¡Qué diferencia entre la nirar una vez más su genero- Sr. Batlle y la egoísta y recel seá dará todos, incluso á los tes de aquellos tiempos! Mien ioso fruto de los afanes de su que rayaba en ridículo sus pre Dara sí al objeto de sacar de tejer; mientras entre ellos a anifestó que obraba movido niendo á nuestra industria e 'éis: ¿pero qué clase de egoís-