Enere • Eedaooión y Administración: Rambla SUMARIO. — El Cristo Consolador, por Alian Kardec. —Discurso de Mr. León Denis, Presidnte (ante todas las Secciones reunidas) en el Congreso espirita de 1900. —La Luz, por J. E. C. —iGracias Kardec! por Amalia Domingo Soler. - Los Tiempos Védicos renacen, por Angel de Barbosa.—¿Que es Espiritismo? por Ferraz. -LaCi- encia futura, por A. de Rochas.—La última encíclica Teosòfica, por J. Blanco Coris. —Moralidad Católica.—Para las victimas de Bermeo, por Benedicto Salazar.—Comu- nicaciones, por Uribe.—Ecos y Noticias. Corresponsales Administrativos Mój lc<».— Evaristo Barrientes, Adtninistrador del Panteón de URIZABA (Veracruz). l*iierro-Kico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco I. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cuba.—Ignacio Larramendi, calle R. Villuendas, 46, MANZANILLO.—Delfín Roig y Resell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 34, HABANA—Faustino Serlo, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIB.VRIEN —José Casals, YAGUAJ.AY (Oriente-Cuba).—D. Manuel Mateo, S. Fernando, 40, CAMAGURY. Filipiiiais.—José León, apartado 130, MANILA. Itepública de Colombia.—Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés, 9, BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MRDRLLIN. Kepública del i^alvador (C A.) - Luciano Cenedella, SANTA ANA. Itepáblica Ai*£;entina.—Alfonso Marselli, Administrador de la Revista, «Cons- tancia» Tucumán 1786, BUENOS AIRES — Pedro Iraola, NECOCHEA.—José Erreas, PEHUAJO. — Gonzalo l.aporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA BLANCA. Uepáblica de Costa Kica.— Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RICA. Itrasil.—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Babia). ■ Kepública Dominicana.—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. ^^púbilca de Nicai-agna.—Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA pública del Kcnador.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4, QUITO. Ilea de Honduras.— E. Streber, A.MAPALA. J. Ismael López, CG- ^AGÜELA (TEGUACIGALPA). ta de (wuatemaia.—Jo.^é /ancbez Guzmán, Teniente de Ai-lilleria. jnto de San Marcos.— M, .ACATAN. —Sr. D. J. M. Gómez Flores, lO L·.-Q.UEZ..^ TENANGO. Mu'j e Coinerctal. krdoj ida. Banco del Estado Marroquí. TORRES istrativo de la Revista UN IÓN fletes de propotranda y libros tista, fil que lo solicite. Salta, núm. 41. — Este Año XIV ENERO DE 1913 Núm. 1 El Cristo Consolador Todos los sufrimientos, miserias, desengaños, dolores físicos y pérdi- ■das de seres queridos, encuentran su consuelo en la fe del porvenir, en la •confianza, en la justicia de Dios, que Cristo vino á enseñar á los hombres. Para el que nada espera después de esta vida ó que simplemente duda, al contrario, las aflicciones caen sobre él con todo su peso y ninguna espe- ranza Viene á endulzar su amargura. Esto es lo que hizo decir á Jesús: Venid á mí, todos los que estáis trabajados, y cargados, y yo os aliviaré. Sin embargo, jesús pone una condición á su asistencia y á la felicidad que promete á los afligidos; esta condición está en la ley que enseña; su yugo es la observancia de esta ley, pero aquél es ligero y ésta suave, puesto que imponen por deber el amor y la caridad. jesús promete otro Consolador: es el Espíritu de Verdad, que el mundo no conoce aún. porque no tiene la suficiente madurez para com- prenderle, que el Padre enviará para enseñar todas las cosas y para recor- dar lo que Cristo dijo. Si, pues, el Espíritu de Verdad debe Venir más tar- de á enseñar todas las cosas, es porque Cristo no lo dijo todo; si viene á recordar lo que Cristo dijo, es porque lo habrán olvidado ó comprendido mal. El Espiritismo viene en el tiempo señalado á cumplir lo que Cristo pro- metió: El Espíritu de Verdad preside á su establecimiento; llama á los hom- bres á la observancia de la ley; enseña todas las cosas haciendo compren- der lo que Cristo sólo dijo en parábolas, Cristo dijo: «que oigan los que tengan oídos para oír», el Espiritismo viene a abrir los ojos y los oídos, porque habla sin figuras y sin alegorías; levanta el velo que dejó exprofeso sobre ciertos misterios; viene, por fin, á traer un consuelo supremo á los desheredados de la tierra y á los que sufren, dando una causa justa y un ■objeto útil á todos los dolores. Cristo dijo: «Bienaventurados los afligidos porque ellos serán consola- ■dos», pero ¿cómo se puede ser feliz sufriendo, si no se sabe por qué se sufre? El Espiritismo enseña la causa en las existencias anteriores y en el destino de la tierra, en la que el hombre expía su pasado, enseña el fin, ■indicando que los sufrimientos son como las crisis saludables que condu- cen á la curación y que son la depuración que asegura la felicidad en las existencias futuras. El hombre comprende que ha merecido sufrir y encuen- tra justo el sufrimiento; sabe que este sufrimiento ayuda á su adelanta- miento y lo acepta sin murmurar, como el trabajador acepta el trabajo que 2 LUZ Y UNIÓN debe Valerie su salario. El Espiritismo le da una fe á toda prueba en el porvenir, y la duda punzante no tiene acceso en su alma; haciér dole ver las cosas de lo alto, la importancia de las vicisitudes terrestres se pierde en el vasto y espléndido horizonte que abraza; y la perspectiva de la feli- cidad que le espera, le dá paciencia, resignación y valor para marchar has- ta el término del camino. De esté modo el Espiritismo realiza lo que Jesús dijo del Consolador prometido; conocimiento de las cosas que hace que el hombre sepa de- dónde viene y á dónde vá y por qué está en la tierra; recuerdo de los ver- daderos principios de la Ley de Dios y consuelo por la fe y la esperanza. Allan K.ardf.c Discurso de Mr. León Denís, Presidente (ante todas las Secciones reunidas) en el Con- greso espirita de 1900. *■ - Señoras y Señores, Hermanos y Hermanas: Hace poco, he hablado en nombre de todos; ahora, tomo por segunda vez la palabra como representante de la escuela espirita, para recordaroSf lo que es el Espiritismo, cuales son sus fines, su objeto, su carácter. ,, En el gran movimiento que nós arrastra á todos, en nuestra lucha em- peñada contra la influencia deprimente del Materialismo, lucha que agrupa nuestras fuerzas en una. acción común, lucha que nos hace avanzar, codo á codo las filas apretadas, el Espiritismo se presenta con un carácter par- ticular. Este carácter, ¿cuál es? Helo aquí: A todos los argumentos, á todos los medios de ataque que nas sirven contra nuestro adversario común,; el Espiritismo viene á añadir el poder de los hechos; A todos, los argumentos de la dialéctica, el Espiritismo añadecun haz de pruebas que va aumentam do sin cesar, fortificándose y adquiriendo un poder irresistible, un poder REVISTA ESPIHÍTISTA KAHDF.CIANA delante de! cual las mismas fortalezas de la ciencia se hunden y agrietan. Por esas grietas la idea de la supervivencia se infiltra poco á poco en los centros más refractarios. Es lo que hemos visto recientemente en el Congreso oficial de Psico- logia. A pesar de la hostilidad de los organizadores, la abundancia de los testimonios ha sido tal que un miembro de la comisión no ha podido rete- ner esta confesión: «El Espiritismo lo ha invadido todo». Hoy, hermanos y hermanas, no es solamente de las filas de los humil- des, de los oscuros indagadores, de donde se elevan las afirmaciones, los testimonios; es del seno de los sabios de los centros universitarios. Son doctos miembros de las facultades, hombres que ocupan altas situaciones efi el mundo científico, político, administrativo, los que afirman la realidad de las comunicaciones con el más allá. Podéis convenceros de ello siguiendo los trabajos de la sección espiri- ta. Se os podrá citar entre otros hechos recientes, los rapports del profe- sor Hodgson á la Sociedad de Indagaciones Psíquicas de Londres, la in- formación del profesor Hyslop, las manifestaciones obtenidas en diversos grupos del S. E.; por el Doctor Bayol, ex-gobernador del Dahomey,—en el Norte, por el Doctor Dussart y por otros investigadores, y muchos otros fenómenos, los cuales sería superfluo enumerar aquí. Me dirán: ya no se contestan los hechos, pero sí la interpretación que les dais; no son todos debidos á los espíritus de los muertos. Sabemos ya que una parte debe atribuirse á los sujetos, á los vivientes exterioriza- dos, pero sabemos también, por nuestra propia experiencia, que muchas manifestaciones son debidas á los difuntos. Y si consideramos que todos los que han estudiado la cuestión con paciencia, método y perseverancia dictaminan en el mismo sentido, ¿no te- nemos fundamento para decir que es una demostración absolutamente pro- bada? He aquí porque la Escuela espirita puede considerarse dichosa de apor- tar á la obra común este número considerable de hechos; la Escuela espí- rita se felicita de añadir á las fuerzas del esplritualismo moderno un con- tingente de pruebas sensibles, experimentales, que responde precisamente á las exigencias del espíritu moderno. Porque, como sabéis, el espíritu moderno, el espíritu escéptico de nuestra época no se contenta con razo- nes de las más eficaces: necesita hechos positivos, hechos precisos. Pues bien, es al estudio de los fenómenos de ultratumba y de sus con- secuencias que se consagra la Escuela espirita. Gracias á ese estudio y con el concurso de todas nuestras fuerzas, reunidas, confía desalojar al Materialismo de las posiciones que ocupa, guiar á la humanidad y condu- cir el alma humana hacia una concepción, más alta, una comprensión más amplia de su naturaleza y su destino; hacia una concepción de la natura- 4 LUZ V UNIÓN leza humana que llevará en sí el germen de toda una revolución moral, todo un principio nuevo de educación y de renovación. Sé muy bien que entre vosotros existen algunos que nos acusan de ser demasiado entusiastas y que aconsejan á los espiritistas el ceñirse al te- rreno de los hechos, limitarse á la estricta experiencia, y dispensarse de ofrecer á los hombres una nueva panacea viniendo después de otras pana- ceas que se han mostrado impotentes y estériles. Pero lo pido á todos aquellos cuyo pensamiento va más lejos que el dominio material. Les pregunto, si la certeza, si la prueba de la vida futu- ra, si el conocimiento de las leyes que la rigen, leyes que se revelan de medio siglo acá, si todo esto no entraña consecuencias filosóficas y mora- ' les, ¡cuál será el hecho que las contendrá! Digo que las leyes que rigen la Vida futura han sido reveladas. Nos son reveladas por los mismos que la viven. No solamente por almas de orden diverso, por nuestros propios parientes ó amigos difuntos, con pruebas de identidad, con detalles característicos que son otras tantas garantías de la autenticidad de estas revelaciones, de su sinceridad, de su veracidad; no solamente por espíritus de cualquier orden que nos describen sus situa- ciones sus alegrías, sus sufrimientos; siéndonos ya útil el conocer la opi- nión de estos espíritus para establecer todas las condiciones de la vida futura, pero también por espíritus del orden el más elevado, espíritus cuya naturaleza se revela por lo profundo de sus miras, lo escogido de su len- guaje, la impresión de grandeza que se desprende de sus pláticas, por una superioridad en la forma y en el fondo que hace imposible incurrir en error, tales como fueron los inspiradores de la obra de Allán Kardec, los de Stainton Moses y tantos otros, como los que se manifiestan en el grupo del cual formo parte, por vía de incorporación, y que no pueden escuchar- se sin que el oído quede encantado y sin que el corazón se emocione. ¡Ah, señores; se nos acusa á veces de atraer á nosotros, por las prác- ticas espiritistas, se nos acusa de cultivar relaciones con elementos infe- dores del más allá, con seres envilecidos, degradados, al contacto de los cuales sólo puede aminorarse y materializarse uno mismo!... Es posible, en efecto, que las almas inferiores se complazcan en los centros en donde se procede con ligereza y frivolidad, sin preparación, sin elevación de pensamiento. Hay otros grupos en donde los espíritus inferiores acuden en masa á recoger consuelos y enseñanzas, á aprender los medios de despojarse de sus sufrimientos, y eso constituye por exce- lencia una obra de solidaridad y de caridad. Si debéis apoyo, consejos, sostén moral á los desheredados de la tie- rra, no lo debéis menos á los olvidados, á los desheredados del espacio que son vuestros hermanos, lo mismo que los desgraciados de acá. Pero hay más; en los grupos en los cuales se procede con elevación REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 5 de pensamiento, con un sentimiento grave, recogido, con un sincero deseo de progreso, de depuración, se obtiene muy á menudo la intervención de espíritus elevados, de almas cuya influencia, cuyas enseñanzas ejercen siempre una impresión profunda y regeneradora. Hablo de ello con conocimiento de causa, y todos los que como yo han participado de los beneficios del más allá, todos esos conocen el valor de la comunión de las almas. Y por esta comunión, cuántos pobres huma- nos que se debaten, se hunden bajo la influencia malsana, en la triste y sombría atmósfera fluídica que crean alrededor de sus pensamientos, las pasiones materiales, cuantos podrían encontrar un derivativo, un refuerzo, un paso hacia horizontes más puros y más bellos. Pues bien, es por estas enseñanzas, por estos mensajes, por estas pláticas del más allá, que se producen á la vez sobre todos los puntos del mundo, que se completan, se harmonizan, que constituyen lo que llamaré una verificación universal, es por estos medios que la vida futura, se ha abierto á nuestras miradas. La Vida futura se ha abierto á nuestras miradas, ¿y qué es lo que nos ha hecho ver? ¿Qué es lo que nos ha enseñado? Nos ha enseñado que el sér se vuelve á encontrar en el más allá, con su plena conciencia, con su entera responsabilidad, con todos los frutos acumulados de las existencias anteriores; nos ha enseñado que cada jhombre es el artesano de su propio porvenir y que la obra de evolución se prosigue, grado á grado, de vida en vida para cada uno y para todos hacia un infinito de grandeza, de poder y de belleza. Son, pues, eso cosas que deben descuidarse? No hay en esas perspec- tiVas todos los elementos de una educación nueva, de una renovación? ¿Y no tenemos fundamento para creer y decir que forzosamente llegará un tiempo en el cual esos gérmenes depositados en las almas germinarán por todas partes y harán que se forme una sociedad más fuerte, mejor ar- mada para las luchas morales, una sociedad inspirada por miras más con- formes á sus destinos? ¿Pueden la mayor parte de las cuestiones pendientes y de los problemas difíciles de nuestra época ser resueltos sin la ayuda del Esplritualismo mo- derno? No! pues sólo él puede demostrar el encadenamiento de las existen- cias, la ley de la causalidad, la consecuencia de los actos, la justicia inma- nente, y solamente así, podréis dirigir aquella por una senda segura y ate- nuar los males que sufre Os lo pregunto, hermanos y hermanas; la paz y la harmonía social no dependen sobre todo del estado intelectual y moral del individuo? Precisa pues, primero y antes que todo, una educación nueva. La educación debe rehacerse por completo, la educación del hombre, la educación de los pue- blos,y ninguna educación será completa, suficiente, eficaz, si no se inspira 6 LUZV UNIÓN del estudio completo de la vida; ia vida bajo dos formas, la vida en su pie- nitud y ia vida en su ascensión, engrandeciéndose. No; ei Espiritismo no puede ser solamente un análisis frío, una obser- vación seca de ios tiechos. Ei Espiritismo es la voz de ia humanidad invisible, es ei llamamiento de los mundos sujieriores á ios mundos inferiores; es la gran voz que nos in- vita á subir sin cesar, á elevarnos hacia las cimas de la naturaleza y de la creación. Ei Esplritualismo moderno es el germen potente que se desarrollará y que traerá consigo una reforma de las leyes, de las ideas y de las formas sociales. Cual será la acción del Espiritismo en los diversos dominios del pensa- miento? 1."' Punto. —El Espiritismo debe contribunir poderosamente á transfer- mar la ciencia, porque á pesar de sus conquistas, la ciencia se encuentra parada como en un callejón sin salida; la ciencia no puede adelantar más sin abordar el estudio del mundo invisible; la ciencia no puede explicar na- da sin apelar á las causas ocultas, sin poner al lado y por encima del mun do variable de la materia, el mundo imperecedero del espíritu. He dicho que el Espiritismo debe tranformar la ciencia. ¿No es él quien ha provocado los nuevos estudios psicológicos que, bajo el nombre de tele- patía, de sugestión, han entreabierto la puerta de lo desconocido.? Y he aquí que estos estudios conducen á los de la Mediumnidad. Es sobre todo á este punto de vista que el Espiritismo nos proporciona una nueva ciencia, la ciencia de las potencias del alma, y al mismo tiempo, la posibilidad de de desarrollar en ella esas facultades preciosas que nos abren todo un mundo de percepciones, de sensaciones y de luz. Como ya sabéis, antiguamente erán el origen de ventajas incomparables; después es- tas potencias del alma han caído en el olvido. Pues bien lo que la humanidad había perdido de su patrimonio, el Es- piritismo viene á devolvérselo hoy. y 2.° Punto. —De la misma manera que el Espiritismo ayudará á trans- formar la ciencia, traerá consigo forzosamente una transformación en las religiones. Las forzará á salir de su inmovilidad, de su letargo, les inventa- rá una nueva sangre. El esplritualismo moderno forzará las religiones á evo- lucionar, á marchar con el espíritu humano, á elevarse hacia una compren- sión más alta del Sér Infinito, eterno, y de su obra. La enseñanzo seguirá la misma senda. ¿No es ia reforma más urgente? Qué es verdaderamente la enseñanza actual? ¿Y os pregunto, es una ense- ñanza esta confusión de sistemas, que bajo el nombre de filosofía de la Es- cuela, hace rodar sus olas, turbias sobre la conciencia pública? Y como en- contraría su orientación esta pobre conciencia que tanto necesita ser ilumi" r%4 REVISTA ESPIRITISTA KARDECTANA i íiada? Si os volvéis hacia las iglesias ó hacia las universidades, qué encon- trais? No será la misma debilidad, la misma impotencia? Consultad los templos venerables, las catedrales góticas; escuchad en las naves profundas subir el murmullo de las salmodias, de los cantos sa- grados, escuchad las palabras del predicador; ¿cual será Vuestra impre- sión? Vereis aun levantarse en estos lugares sombras imponentes y magestuo- sos recuerdos, pero comprendereis pronto que la idea que en ellos habita se debilita en los pensamientos y en los corazones. Todos estos cantos ar- moniosos encantará Vuestro oido, pero por encima de ellos oiréis la voz de -un pueblo que se cansa y reclama una enseñanza, una doctrina mas confor- me á la ley del progreso. Y ahora. Volveos hacia otros edificios, penetrad en nuestras universida- ■des, en nuestras facultades, en nuestras sorbonas; allí también, prestad atención y, qué oiréis? Oiréis enseñar el misrho día las teorías las más con- 4radictorias, el positivismo de Augusto Comte, el materialismo de Hegel, .el eclectismo de Cousin y finalmente, agitado entre tantos sistemas confu- -sos llegareis á deciros: «Alma mía, pensamiento mío, dónde irás para en- contrar la certeza, para seguir esta impulsión de tu ser que te lleva hacia la ■Verdad y la luz? -1/ Señores, lo sabéis todos, la respuesta es fácil; conocéis el manantial del cual dimanan la certeza del porvenir, el conocimiento de la vida in- mortal, de la ley moral, la solución del formidable problema de los des- tinos. y 3®*' Punto. —De la misma manera que el esplritualismo moderno trans- formará la enseñanza, puede influir poderosamente sobre la economía so- cial y la vida pública, porque su concepción de la existencia y del destino viene á facilitar el desarrollo de todas las obras de colectividad y de solida- ridad. Por el espiritualísmo moderno, el hombre se siente más unido á sus her- manos, sabe que no puede evolucionar sino por ellos y con ellos; he aquí el origen de las ideas generosas que han sido consideradadas hasta hoy co- mo utopías y quejpodrán en adelante, gracias á esta noción de la Vida evo- Jutiva y solidaria, pasar al dominio de los hechos. , Es así como el nuevo esplritualismo aporta á todas las cosas un elemen- -to regenerador. Enseña á amar la familia y la patria; pero por encima de todo nos proporciona esta noción sublime de la gran familia humana, la fra- ternidad de las almas, la comunión de todos persiguiendo un mismo fin: la evolución colectiva hacia lo perfecto, lo divino. En resumen, hermano.s y hermanas, suceda lo qne quera, el espiritua- •íismo ya no puede ser disuadido de su obra. Y su obra es libertar á la hu- .mánidad de sus rutinas y de las servitudes inielectuales del pssado, es ele- 8 LUZ Y UNIÓN var las frentes hacia las cumbres del pensamiento, es hacer penetrar en to- das partes la noción de la inmortalidad. Suceda lo que suceda, el Espiritismo no puede ser ya detenido en su marcha; ha penetrado en el espíritu y el corazón de millones de hombres, ha consolado millones de existencias desgraciadas. Y esto gracias á los so- corros venidos de arriba, de ese mundo invisible que nos^sostiene en los combates de la vida. He aquí el gran pensamiento, la gran fuerza del Espiritismo. Su fuerza consiste en la certeza de que existe encima de nuestra debilidad, un manan- tial inagotable del cual dimanan abundantemente sobre la humanidad las fuerzas, que se infiltran en el alma humana para transfórmala, para regene- rarla. _^La gran fuerza del Espiritismo es que hay encima de nosotros legiones de seres invisibles, de seres amantes y benévolos que se asocian á nuestra obra. Hermanos y hermanas; en las horas de cansancio y de vacilación, diri- jamos nuestros pensamientos hacia ese mundo superior, hacia esas poten- cias infinitas que nos envuelven, que luchan y penan por el bien de la hu- manidad, y sentiremos en nosotros una nueva fuerza. Y comprenderemos entonces lo que hay de grande, de fecundo, de su- blime en esta santa comunión de las almas que nos proporciona el Espiri- tismo, la comunión del visible y el invisible, de la tierra y del cielo, de lo finito y de lo infinito. La Luz Spiriium clamantem: Abb » Pater. Paul. Gai at. iv. 6. I Cual bajel que, perdida su derrota. Vaga á merced de embravecido oleaje; cual ciervo herido que, esquivando la jauría, detiénese súbito, des- orientado y jadeante, en mitad de la espesura, así yo, un día. II Vagaroso peregrino, las sombras de la noche habíanme sorprendido en medio de la selva solitaria. Y fatigado el cuerpo, conturbado el espíritu. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 9 t)usqué el reposo sobre la alfombra de amarillentas hojas que hollaban mis plantas, para esperar, tras él, la luz de un nuevo día. Difusa é intermitente fosforescencia de escasa luz estelar permitíame, ■empero, columbrar, allá en lo alto, ora el nubarrón siniestro preñado de amenazas, que cual monstruosa ave nocturna surcaba, rápido, el espacio, ora las altas ramas del bosque secular que, columpiándose pesadamente, ya se aproximaban y entrelazaban como en fantástico abrazo de bienveni- da, ya se separaban lenta y pausadamente, como tras lánguido y sentido adiós; y, allá en los remotos confines donde los astros gravitan, el apenas perceptible titilar de las estrellas, tenaces, escrutadoras pupilas, que pa- recían atisbar mis acciones las más nimias, inquirir y sondear en mis más recónditos pensamientos. El rumor del torrente no lejano y, á intervalos, el silbido del viento entre la fronda, interrumpían, no más, el mutismo de la Naturaleza en aquella umbría, intrincada y salvaje, y á la selvatiquez natural de aquella escena había substituido la imponente soledad, el negro fondo de una no- che profunda. 111 ¿Qué eléctrico extremecimiento de supersticioso terror sobrecogió mi ■ánimo de pronto? Imaginando, horrorizado, que aquellas pupilas, cuanto lejanas penetrantes, urgaban y leían realmente en lo más íntimo de mi conciencia, cerré con fuerza mis párpados, y cubriéndome el corazón con ambas manos, quedé frío é inmóvil sobre mi lecho de amarillentas hojas. .¿Pasé así mucho tiempo? ¿Velaba? ¿Dormía? Sólo sé que exaltada cada Vez más mi fantasía, creí ya sorprendidas las miserias, los secretos de mi pobre corazón. Difundíalos con su luz la nueva aurora; susurrábanlos las hojas de la selva; repetíalos el torrente en su incesante murmurio; divulgábalos el viento por campos y ciudades, y el eco, en tanto, hacíalos repercutir de monte en monte y de valle en Valle. El monte, el llano, el bosque y la pradera, cielo y tierra; el Universo •todo, referíalos y comentábalos á su sabor para mengua y vergüenza de mi nombre, para tortura infinita de mi espíritu. Y la tierra rehuyó el contacto de mi cuerpo, el aire rehusó penetrar en mis pulmones, y, débil y frío, el corazón negóse á proseguir sus rítmicos latidos. jEl Vacío en que mi alma se anegaba, irradiando desde lo más íntimo de mi sér, rodeábame y envolvíame como asfixiante atmósfera de la que en vano aspiraba á verme exento! Anhelante y febril, clamé al cielo, frenético, por un rayo de luz que iluminase el dédalo sin término en que mi espíritu erraba desalentado y -ciego. Pero... jen vanoi La cúpula celeste era no más que bóveda maciza 10 LUZ Y UNIÓN, de monótono gris; las, un tiempo, campiñas verdeantes, vasto, desierto' erial. ¡Ni una estrella en el cielo, ni una flor en la tierra!... La mórbida excitación de mi cerebro había alcanzado el paroxismo ex- tremo, rayano en la vesania. Mas, pugnando con un supremo esfuerzo por sustraerme á aquéllas, las solicitaciones del abismo: ¡Padre! ¡Padre! grité al fin, con grito de angustia incoercible que-brotó de lo más recóndito de- mi alma. IV Lenitivo dulcísimo, suave alentador consuelo inició al punto el apaci- guamiento del febricitante ardor que me abrasaba. La materia cedió al ímpetu violento de tan aguda crisis. Al deshecho- huracán seguía la calma. Y lentamente empezó á desfilar en el kaleidoscope de mi imaginaciórt abigarrado conjunto de recuerdos é impresiones de mi vida pasada; me- morias plácidas de mi infancia feliz, remembranzas risueñas unas, som- brías otras, de los años de mi borrascosa juventud; alegrías y tristezas^ reminiscencias de escenas familiares las más nimias; efímeros triunfos,, desvanecidos ensueños de ventura; remordimientos, culpas, yerros, luchas, odios: ilusorio espejismo, en suma, de ese eterno combate por la luz que apellidamos vida; premonitorios engendros de la mente, quizá, que habían como animádose y personificádose para lanzarme al rostro en tal momen- to, unánime, concorde acusación. La luz alboreaba en mi cerebro. Iracundos y amenazadores, aquellos fantasmas intangibles mirábanme de hito en hito, y me recriminaban, inexorables, exigiéndome estrecha, cuenta de mi culpable pasado, de mis acciones y de mis pensamientos,, mientras que yo, confuso y aterrado, osaba apenas murmurar una pie- garia. Y, al instante, como movidos por mágico resorte, desvaneciéronse to- dos en el éter. Radiante de esplendor y de belleza surgía ante mis ojos, magestuosa visión deslumbradora: imagen adorada de un sér eterno en mis recuerdos, rutilante estrella que brilló una mañana-en el horizonte de mi vida, para extinguirse súbita, sumiendo mi existencia en la melancólica penumbra de perdurable añoranza. —¡Gracia! ¡Piedad!—murmuré trémulo, extático ante aquel nuncio de lo alto en cuya faz angélica se trasparentaba un sentimiento de la más tierna y profunda conmiseración. —¡Trabaja! ¡Lucha! ¡Ora y... espera!—dijo aquel sér. Y se esfumó eii la altura. Entonces desperté. Había visto la luz. J. E. C, RKVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 11 ¡Gracias Kardec! Deja Kardec que nu momento olvide mi triste historia ise entregue mi memoria atu noble pensamiento; deja que el fatal lamento que en torno de mi retumba, lo desoiga aunque sucumba en su afan el mundo entero, que gracias á tí, ya espero el más allá de la tumba. Si, Kardec; justo es que á tí un recuerdo te dedique; y mi gratitud publique el gran bien que te debí; por tí me reconocí, (aunque mucho me costó) por tí mi almá despertó de su letárgico sueño, por tí mi espíritu es dueño de lo que en su ayer perdió. Por tí he sabido esperar, por tí he llegado á creer, por tí he sabido querer, por tí supe perdonar, por tí he podido alcanzar esa noble emulación que lleva á la perfección las pasiones destruyendo: hoy lo que valgo comprendo y me inspiro compasión. Por tí he mirado mi ser y me he visto tal cual soy, por tí decidida estoy a progresar y á vencer. Mi envoltura de mujer no será un óbice, no; 12 LUZ Y UNIÓN de mí la venda cayó, y ya que he visto la luz quiero quitar el capuz al que uo vea cual yo. ¡Has hecho uu bien tan profundo a la pobre humanidad! ¡vale tanto la verdad! que los hombres de este mundo si segundo, por segundo, tu buen consejo siguieran de seguro que obtuvieran la felicidad cumplida, ¡que en esta mísera vida venturosos los que esperan! Quien vé término á sus males, no en la helada sepultura, si nó en la vida futura... no en éxtasis celestiales, no en los tormentos fatales, sinó en la eterna existencia, conquistando amor y ciencia por un trabajo incesante... ¡ese ya tiene bastante! qué más bien que su creencia! Yo miro a la humanidad con profunda compasión, por que es tal su obcecación y su necia vanidad, que para ella la verdad, pasa desapercibida, creyéndose la elegida para vivir ella sola; y es tan pobre la aureola! que circunda aquesta vida Que no comprendo por Dios se contenten con tan poco; que ha de ser idiota ó loco quien no vaya de algo en pos, loco ó simple, una de dos, ha de ser aquel que crea, que la vida es una téa que aquí se enciende y se apaga. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 13 y que eu la tumba naufraga todo el poder de una idea. Antes de escuchar la voz un caos me confundia, y á la muerte le decia: ¿Todo lo siega tu hoz? ¿Es la vida tan veloz? ¿No hay. ni mañana ni ayer? ¿Para qué entonces nacer? ¿De qué nos vale vivir? ¿Si es la nada el porvenir... por qué esperar y creer? Y en esta duda terrible mi existencia deslizaba, y en mi delirio anhelaba, darle vida á un imposible, Cuando un eco indefinible, algo murmuró en mi oido; y era tu acento querido que dijo: «espera y confía; lee mis libros, y algún día ganarás lo que has perdido.» Y yo tus libros leí, y en sus páginas hallé los raudales de la fe que a torrentes los bebí. Por que ante mis ojos vi, ¡Luz, justicia, libertad!... ¡Consoladora igualdad! ¡Esperanza indefinida! Y más allá de esta vida, ¡Amor y fraternidad! Vi que el hombre era á su antojo la víctima ó el verdugo cuando al Ser eterno plugo hacerle libre; mi enojo cesó entonces, y el sonrojo vino a colorear mi frente y mi conturbada mente con más criterio hoy razona, y los hechos eslabona del pasado y del presente. LUZ Y UNIÓN Y sufre mi alma serena los combates de la vida, y el dolor no me intimida por que soy al miedo agena, hoy ya no tengo más pena que el no saber progresar; por que quisiera llegar donde sueña mi deseo; mas ¡ay! ¡cuan lejos me veo!... pero, no hay más que avanzar! Y avanzando, llegaré, que es el eterno porvenir y no me asusta sufrir, vencer quiero, y venceré. ¡Oh! bendita sea la fé! ¡Y bendita tú! ¡alma pura! que la expléndida hermosura de la creación has mostrado y por tí se ha iluminado este valle de amargura. ¡Gracias Kardec! ¡gloria á tí! ¡Gloria a tu nombre inmortal! Del amor univesal plantar el árbol te vi; la semilla recogí que sembraste en mí razón; ¡Sea bendita tu misión tan dignamente cumplida! Tú le distes á mi vida esperanza y redención. ¡Gloria! Sí; ¡gloria y laureles! para el sabio esclarecido, que en goces ha convertido, nuestras penas más crueles: ¡Siempre a su recuerdo fieles sigamos, espiritistas!.... continuas las conquistas que principió aquel gran hombre: ¡Cristianos racionalistas! Amalia Dominoo Soler. REVISTA ESPIHI'IISTA KARDECIANA 15 Los Tiempos Védicos renacen Religion y Ciencia ''La Verdad está seguí a yn si misma: convencé y no persigue, pot que no tiene necesidad de ello.^ La Humanidad había caído tan abajo, que desde las remotas edades ■de los Tiempos Védicos, hasta hoy, principiamos á vislumbrar las leyes de Ja Evolución psicofísica y por eiias volvemos á comprender que ninguna inteligencia humana, aun poco desarrollada, moral y científicamente, puede someterse á Secta alguna religiosa, porque, á la altura de la civilización actual, ha dicho un gran sabio, filósofo y escritor francés, la Religión, para «er pura, debe ser individual, porque cada hombre debe adorar á Dios se- ■gún su progreso. En tiempo de los Vedas, el hombre no había caído en ninguna de es- das tristes extravagancias, como llama alguien á las Sectas religiosas. La Ciencia y la Religión, que eran una, estaban aun más adelantadas que hoy, porque eran el patrimonio de la generalidad y no de unos pocos como su- ■cede actualmente. Entonces, las fuerzas desconocidas de los sabios de hoy; las fuerzas ciegas de la Naturaleza, ciegas para los ciegos, eran estudiadas y conocidas, las comprendían y, como se pretende hoy, hacían la síntesis de ellas en una sola. Existía la comunicación interplanetaria que ahora está en el dominio de lo posible. No tenían templos ni sacerdotes. Los primeros eran cualquier pareja de la Naturaleza, en donde se reunían para ofrendar al Innominable sus cánticos de amor, reconocimento y adhesión. Los segundos eran los Inspirados, cualquiera de la multitud que en el momento de la reunión sentía dentro de su pecho, el fuego de Elias, la Voz de Budha, la enseñanza superior de las Altas Inteligencias. La unidad de Dios era un axioma para ellos, el primero y fundamental de sus conocimientos. En la muerte no vaían más que la transformación de la ma- tena y la liberación del alma. De la Inmortalidad de ésta, ninguno dudaba. La República era su forma de Gobierno. No había más que una sola Re- ligión, la que ha imperado é imperará en todas las Edades. La que los Mesías han vuelto á restablecer cuando ella ha decaído ó se ha extra- viado. La Religión que no necesita sarcerdotes, ni fórmulas, ni imá- genes. La Religión del sabio, como se decía en el Siglo pasado. La que es un sentimiento y en donde El Eterno tiene por templo el corazón ha- 16 LUZ Y UNIÓN mano. Así lo dijo el último^Mesías y lo predicaron sus apóstoles: El Allí- simo no habita en templos construidos por manos de hombres^ (Act. Apost. VII 48). Treinta mil años antes también lo dijeron los Vedas y 4^800 más tarde, lo dijo Cristua y lo esparcieron sus discípulos. Pero volvamos á la caída del género humano después de los Tiempos Védicos. El egoísmo y la ambición corrompieron á los Inspirados y secón- Virtieron en sacerdotes para poder comerciar con su inspiración. Para este comercio establecieron el Culto. Desde entonces comenzó la supremacia de los que pretenden hablar en nombre de Dios y se han abrogado el derecho de colocarse entre El y el hombre. Concluyó, como era natural, la República qua existía. Vinieron las Castas y privilegios, desde el Pontífice hasta el degradado paria. Subdivi- dióse á Dios en potencias y apareció el Dios antropomorfo que se enseñó á las multitudes. Y desde entonces, el Innominado, el Alma Universal, fué adorado por los hombres bajo la figura de un hombre. Esto fué lo que sucedió hace poco, después de Jesucristo, el más grande de los Mesías. El vino y restableció la Religión Universal encau- zando el Progreso humano en nuevas sendas con su doctrina de Amor y Redención. Proscribió y anatematizó el Sacerdocio porque él ha sido el que en todos los tiempos ha corrompido la Religión. Por esto recomendó á sus discípulos que no eligieran ningún jefe, ningún dueño. A ellos, los sacerdotes, fué á ios que en un rapto de santa indignación dijo: ciegos^ guías de ciegos, hombres de rapiña y de corrupción, que con pretexto de largas oraciones, devoráis los bienes de las viudas y de los huérfa- nos. Y hoy les diría: devoráis los bienes del pueblo. Y ya era tiempo porque las Edades Védicas se acercan y las Sectas re- ligiosas caducan. Ningún hombre científico y moral comulga en ellas. Nace en ellas por necesidad y para bien de sus hermanos; pero pronto se eman- cipa en cuanto se inicia en el Santuario de la Ciencia. Porque para él con- cluyeron los cultos, los milagros y las supersticiones. Para él no hay más Religión que la Ciencia. Porque sólo con su antorcha en la mano se des- cubre al Dios Verdadero, el Dios Amor. Y á sus fulgurosos rayos se es- fuma, en la nebulosa del pasado, el Dios de los Ejércitos, el Dios de los Infiernos y penas eternas. Ese Dios inventado y necesario para hacer mié- do y tener subyugadas á las multitudes ignoras, como dice San Ambro- sio. Por esto la religión y la Ciencia son una, y los errores son los que han puesto obstáculos entre ellas, queriendo dividirlas. Así fué en los Tiempos Védicos y así será dentro de poco. Ya no hay católicos de verdad, ni pro- testantes, ni mahometanos ilustrados que pertenezcan de corazón á nin- guna de sus Sectas. Lo aparentan por Razón de Estado, por orgullo ó por miedo, la mayor parte de las veces. Hoy, pues, la verdadera Ciencia, comienza otra vez su reinado, después REVISTA ESPIHITISTA KARDECIANA 17 de centenares de siglos de lucha. Pero no la Ciencia Académica y Oficial, la que condenó á Newton, Giordano Bruno y Colón, ¡No! Es la Ciencia de ios que buscan la Verdad sin cortapisas. La de los que no creen porque lo dijo la Academia ó lo dogmatizaron los Infablllstas. La que no necesita de títulos ni incorporaciones. La Ciencia de Sócrates, Jesucristo y Pasteur. La que huye de la popularidad y se encierra en la torre del silencio, desde donde envía sus chispas diamantinas á todo el Universo. La que, cuando el huracán la azota, el huracán del fanatismo y la Ignorancia, se sumerge en la noche de los siglos, para agigantarse y aparecer después radiante, ba- nada en la Luz del Infinito, Iluminando las Inteligencias y los ámbitos de las reglones terrestres y siderales. Ella es la Religión Universal, la Religión del sabio del siglo XIX. La Escuela racionalista y libre pensadora que sigue la Religión pura que pre- dlcó Jesucristo. Hoy se llama Esplritualismo Moderno ó Espiritismo. jLos Tiempos Védlcos renacen! Angel de Barbosa. Pana mi muerte MI credo religioso está en estas lineas Impresas. Cuando mi. alma haya desencarnado, se que no voy á sufrir pena al- guna física. SI algun dolor sentiré solo será el que se acerque á mí lecho sacerdote alguno. Por que en esos momentos vuelve uno á la docilidad del niño y pue- den, para evitar molestias, que les otorgue algo. Transcendencia que Its pesará en la tierra, mas no en la otra vida. Por que pediré á la Justlclá DI- vina me permita volver donde ellos para manifestarles de todas maneras y demostrarles y hacerles ver su Luz que han perdido... De El Cronista de Tegucigalpa. ¿Que es Espiritismo? Toda innovación en las creencias religiosas de los hombres, ha tenido grandes dificultades para poder ser aceptada; no importa que ella traiga mayores ventajas en la educación moral de los pueblos y responda mejor á los ideales de la Humanidad. 18 I.UZ Y UNIÓN El hombre en su incesarte anhelo por descorrer el velo que le oculta el misterio profundo de la vida y el aun más profundo misterio de la muer- te, ha forjado las religiones que se llaman leveladas, siguiendo en muchos casos el proceso moral y filosófico que encarnan las teorías que se trata de innovar en otros, marcando nuevos derroteros á la conciencia popular, aunque siempre persiguiendo el mismo fin: acercarse á Dios cuyo principio es inmutable en todas ellas. Ello es que de eslabón en eslabón la Humanidad ha forjado la cadena religiosa, lomando como realidades demostrables todo aquello que á la larga ha venido á constituir el punto ó .puntos de contacto en que des- cansan, por decirlo así, esos mismos anhelos, por explicarse lo que es la vida y lo que es la muerte y el destino futuro de las almas, cuya existencia proclaman todas las filosofías religiosas y todas las intuiciones de los hom- bres, aun de aquellos que ven en la materia, tangible y analizable, todo el secreto de la existencia. Basta dar una ojeada al movimiento religioso de los pueblos, tanto más laboriosos cuanto mas lijeros caminan á la conquista de la civilización, para convencerse de que bajo el manto de un indiferentismo que podría- mos llamar convencional, se oculta un choque de ideas religiosas que pro- ducen las altas v bajas mareas en el océano de la conciencia humana. A medida que los siglos han transcurrido, la idea religiosa ha evolu- cionado; desde el Totem simbólicamente grotesco, hasta la concepción puramente psíquica de un culto que responda mejor á lo que en el hombre piensa, siente y ama. Escépticos é indiferentes los hombres ante el paganismo romano, re- ligión para los sentidos, encontraron de una rareza admirable la doctrina de amor, de caridad y de perdón, que predicó Jesucristo, y hastiados de aquella vida de orgías aprobada por los Dioses, acogieron con curiosi- dad al principio, con verdadera fé después, aquella religión que hacía iguales á todos los hombres y que los hacía hermanos, hijos del único Dios, Creador del Universo. El Cristianismo fué religión del espiri- tu y para el espíritu esencialmente parabólica para que su tación interpre- pudiera adaptarse á todos los pueblos y á todos los tiempos No es nuestro intento analizar las sublimidades del Cristianismo que en un futuro no muy lejano será la religión de la Humanidad. Bástenos observar que, en diversidad de sectas, á través de diez y nueve siglos, alumbran al mundo los fulgentes esplendores que esparce el Evan- gelio del Nazareno. Habían, empero, de llegar los tiempos en que el simbolismo del Evan- gelio, de conformidad con la promesa del Maestro que dice. «Tengo aun muchas cosas que deciros y que ahora' no podéis llevar.» «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» había de ser descu- liEVISTA ESPIHHISTA KAUDECIANA 19 bierto en una interpretación que armonizara con lo infinito de Dios, y que diera á los hombres de clave la sus misterios. Y fué en un pueblo de amplio cosmopolitismo religioso, en donde tuvo origen el estudio esotérico del Evangelio, allá á mediado del siglo pasado, con la realización del fenómeno de la familia Fox. Aquello fué la iniciación para el establecimiento de un cuerpo de doc- trina filosófica, que con la autoridad de los hechos, constatados pore minen- tes hombres de gran valer científico, sentó las bases del primitivo Cristià- nismo explicado en espíritu y en verdad. Surgió el Espiritismo y con él se logró descorrer un tanto el Velo de ultratumba. Ahora bien: ¿qué es Espiritismo? Sencillamente la religion cris- liana en lodo su prístina pureza\ sencillamente una ciencia que abarca todas las ciencias, que es auxiliar y que los completa. Es Filoso fía-reli- glosa y es Religión-cie ilifica. Y si no tuviera un abolego tan antiguo como la Humanidad, para me- recer tal rango, sería suficiente á ello la Moral que se desprende de sus principios y la tendencia que tiene á unir d los hombres con el lazo de una hermosa Fraternidad El Espiritismo, que es una religión de amor, ha tenido, tiene y ten- drá detractores. El Espiritismo que es una ciencia, corolario de la cien- cia clásica oficial, ha tenido, tiene y tendrá impugnadores. Es natural; idea salvadora encuentra todo obstáculos en los sabias presuntuosos en los tontos que no creen y en serlo los ignorantes é indiferentes. Los unos lo niegan, porque desdeñan estudiarlo y porque viven en cas- tillados con su rara sabiduría; otros, y son los más, porque no lo cono- cen, y algunos, porque no lo pueden comprender. Pero eso no importa para su marcha siempre ascedente; como no im- portan á la macilenta luz déla la, los ladridos del perro guardian. El Espiritismo es; y sus fenómenos, á despecho de unos y otros, son estudiados por hombres que son los porta estandartes de la Ciencia y que no desdeñan, por la misma razón de su verdadera sabiduría, ocuparse de ellos. ¿Qué otra religión puede conducir al hombre hacia Dios por el Amor y la Ciencia? Hasta hoy solo el Espiritismo, la futura religión universal. Fekraz 20 LUZ Y UNIÓN La ciencia futura''^ Ha tocado á nuestra generación presenciar el encuentro de dos podero- sas corrientes que, en el mundo intelectual, se penetran y se influencian actualmente, ^ dejando entrever la época cercana en que confundidas en una misma dirección, se elevarán magestuosamente unidas hacia la verdad. Una es el fruto de nuestras civilizaciones occidentales; la otra nos llega del fondo del oriente, como descendiendo, ya de revelaciones suprahuma- t nas, ya de civilizaciones hace largo tiempo desaparecidas. En efecto, por una parte la física, la química, la astronomía y la historia natural, han sido inducidas por sus observaciones y sus cálculos á consi- derar de más en más probables la unidad de la materia, la unidad de la fuerza y el perfeccionamiento por evolución, ó sea la jerarquización de la materia y de la fuerza, cosas todas sostenidas por las doctrinas esotéricas de los filósofos de la antigüedad. Del lado de la teoría pura, decía recientemente M. Cornu, (2) se anuncian grandes resultados: los geómetros continuadores de Ampére, Poisson, Fournier, Ohm, Qaus, Helmholtz, Thompson y Maxvel, que tan- to han contribuido á relacionar la electricidad con las leyes de mecá- nica, preparan una síntesis grandiosa que hará época en la historia de la filosofía natural; están por demostrar que los fenómenos electro-magné- ticos y los fenómenos ópticos obedecen á las mismas leyes elementales, siendo sólo dos manifestaciones de movimiento de un mismo mediador: el éter; así es que los problemas de óptica podrán resolverse con ecuaciones de electro-magnetismo. Bajo el punto de vista experimental se ha llegado á resultados llenos de promesas; la velocidad de la luz obtenida por los métodos ópticos se puede determinar también por medidas puramente elec- tricas, y después de las ruidosas experiencias de M. Hertz, todo hace creer que la identificación experimental de las descargas eléctricas y de las \ ondulaciones luminosas es un echo consumado, y si aún faltan pruebas decisivas, se puede decir que, en el espíritu'de los físicos, falta poco para que se defina rigurosamente la estrecha relación que existe entre la elec- tricidad y la luz. Por otra parte, mientras descubrimos diariamente fenómenos eléctricos (1) Traducido de Les Elats pro/onds de /'Afpiiose. de) coronel Alberto de Rochas. {2, Ascciación francesa para el adelanto de las ciencias (Congreso de I86u). Discurso del dente. Presi" KEVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA que no caben ya dentro de las teorías clásicas, (1) las ciencias llamadas ocultas, hasta este momento casi completamente abandonadas á las diva- gaciones de los místicos ó de la ex :)lotación de los charlantes, empiezan á revelar una parte de sus secretos á aquellos que se aventuran á introducir en ellas los métodos lentos pero seguros, de la ciencia positiva. ¿No es ya un progreso inmenso haber Visto proclamar oficialmente, y de una manera magistral, la necesidad de su estudio, en el último Congreso de la Aso- dación Británica para el adelanto de las ciencias, por Mr. Lodge, Presi- dente de la sección de ciencias matemáticas y físicas. «La conservación de la energía ha llegado á ser un lugar común; la re- lación entre la vida y la energía no ha sido comprendida todavía. La vida no es energía y la muerte de un animal no afecta en lo más mínimo la su- ma de energía; sin embargo, un animal vivo ejerce sobre ella una acción al que no ejerce cuando está muerto. La vida es un principio dirigente que todavía no se ha hecho lugar en los dominios de la física, y si la tranferen- da de energía se explica por el cumplimiento de un trabajo, su dirección no exige ninguno; no exige sino fuerza. ¿Cuál es está fuerza y de qué mo- do sirven de ella los séres vivientes? ¿La totalidad de cosas por las cua- se les debe admitirse que están guiadas las acciones, no encierra acaso tanto al futuro como al pasado? ¿De qué manera puede la materia ser trasladada- gobernada y descompuesta por los séres vivientes? ¿Cómo se ejerce la potencia directriz que determina los acontecimientos? «En resumen ¿cómo actúa la fuerza y en qué consiste? Cuestión es esta que no puede plantearse de una manera inteligible, salvo para los la han estudiado y meditado. Sin embargo, yo me atrevo á decir que ya ll) En discurso pronunciado el 13 de Noviembre de 1811, en el banquete de la Sociedad de un Electricistas, M. Crooke?, se expresaba así: fenómenos de la electrólosis no son todavía bien conocidos }• coordinados; sin embargo, lo Los la electricidad es atómica, y que uu átomo que de ellos sabemos nos hace ver la posibilidad de que . . se ha calcu- de electricidad es una cantidad tan exactamente definida como un átomo químico. el lado llena que un sólo pie cúbico del éter que espacio, contiene en estado latente 10,000 toneladas de hasta ahora hablan escapado a nuestras observaciones. Apoderarse de ese tesoro y so- energía, que déla humanidad, tal es la tarea que se ofrece A los electricistas del porvenir. In- meterlo a 1 servicio tan vastos receptáculos de fuerza no vestigaciones recientes me hacen esperar con fundamento que fuera de nuestro alcance. . . El profesor Tesla, produciendo con ien- se encuentran en modo alguno de extrema frecuencia, ha logrado ya llevar al estado de incandescencia el filatnento tes alternativas de una lámpara, por inducción á través del vidrio, ligarla por conductores á la fuente de electri- y sm iluminado pieza entera poniéndola en condiciones de ha, rr funcionar cidad Ha hecho más: na una eléctrico, foco de alumbrado colocado indistintamente en cualquier parte de sin contacto un ella revelan todavía un hecho sorpi endenie; la "Las vibraciones lentas á he hecho alustón nos que establecer telégrafos sin hilos, postes sin cables, ni ninguna de tas tan costosas ins. posabiiidad de taladores síciuales„. de M. Ehhu 1 hompson, que con ayuda de las mis- yfinalmente, si recordárnoslos expenmenios alternativas, ha podido producir á distancia movimientos considerables en un eiiir- mas corrientes conductor de corrientes inducidas de lamisma naturaleza, en un porvenir po cualquiera buen considerará clertatnente como lejano se improbable la explicación natural de más ó menos ya no los mediums. la ""Telepatía,^ de la „Lev¡tación„ y de los "Fenómenos Luminosos^ producidos por 22 LUZ Y UNIÓN que hay allí algo que la física ortodoxa no ha previsto, porque no es com- pleta, y en el sentido que indico son posibles grandes progresos. Pero va- mos más lejos todavía. ¿Por medio de qué mecanismo se efectúa el gasto de fuerza, determinado por un acto de nuestra voluntad? ¿No existirá tal vez alguna laguna en nuestros conocimientos relativos á la idea conscien- te de un movimiento y á la energía muscular necesaria para su Y producción? si así fuese, ¿cómo sabremos si un cuerpo puede ó no, ser puesto en movimiento por un acto de Voluntad, sin el contacto material á que esta- mos habituados? Y sobre todo, hay que convenir en que ei descubrimiento de un nue- vo medio de comunicación á través del éter, no es en manera alguna in- compatible con el principio de la conservación de la energía, ni con ningu- no de nuestros conocimientos actuales, y no es dar prueba de sabiduría negarnos al examen de los fenómenos, por que nos parece estar de seguros su imposibilidad; como si nuestro conocimiento del universo fuese com- pleto. A menudo se dice, aunque á veces sin convicción, que lo que sabe- mos es nada, en comparación de lo que ignoramos. Sin embargo, en mi opi- nión, esto es una gran verdad, y querer impedir el estudio de semiresueltos problemas ya, es engañar la fe de aquellos que han luchado por el de- recho del libre examen; es hacer traición á las más legítimas aspiraciones de la ciencia. Sin embargo transcurrirán muchos años antes que los hábitos formados por nuestra educación ciectífica dejen tomar impulso á estos nuevos estu- dios, pues á medida que los conocimientos humanos se amplian, van apli- cándose á fenómenos cada vez más difíciles de producir. La física de los antiguos estaba constituida casi únicamente por el es- tudio de los efectos derivados de la elasticidad del aire y de las condicio- nes de equilibrio de los sólidos, y nadie se hubiera atrevido á poner en duda afirmaciones tan fácilmente comprobables. Bastaba la palabra del maestro. Y siempre ha sido así mientras se caminaba paso á paso en un terreno firme y consistente; pero henos aquí llegando al límite del dominio de las fuerzas bien definidas, y la gruesa falanje de los estratégicos del espíiritu hesita antes de aventurarse en un suelo movedizo, temerosa de caer en el abismo. No hace mucho tiempo que ha dejado de considerar la existencia de los aereolitos como una fábula,lo mismo que los relámpagos esféricos, se sabe también la acogida que el Dr. Bouillard hizo al fonógrafo; las riendas de Hertz expe- son todavía contestadas, y en cuanto á ciertos descubri- mientos de Zoellner, de Crookes y de Gibier, antes que aceptarlos, se ha preferido atribuir una candidez grotesca á hombres á quienes sus demás trabajos debían poner á cubierto de semejante injuria. En fin, los más aven- REVISTA ESPIRITISTA KAliUECIANA >3 turados encuentran una explicación universal y cómoda en la sugestión, que la academia de Bélgica no se atreve á reconocer todavia. Por otra parte, es perfectamente explicable la desconfianza de ciertos pontífices de la ciencia oficial, hacia otra ciencia, que si no trastorna todos sus tan penosamente adquiridos conocimientos, por lo menos les enseña, en el ocaso de la vida, un terreno nuevo, donde deben resignarse al rol de simples estudiantes. Limitrofe ál a vez con la física y con la psicología, esta región inter- mediaria entre la energía y la Vida, entre el espíritu y la materia, linda al norte con la psicología, al sud con la física, al este con la psicología, y al oeste la patología y la medicina. Un psicólogo que tratase de introdu- con cirse á tientas en ella, se transformaría en metafísico. Si es un físico el que se aventura á penetrar, se estravía y se convierte en objeto de repulsión por parte de sus antiguos colegas. Los biólogos la miran con malos ojos y niegan su existencia; y algunos médicos prácticos, después de haber obser- vado largo tiempo una actitud hostil, principian á anexar una parte de su frontera occidental Todo el país parece habitado por salvajes, apegados á supersticiones, según lo que se puede colegir de todavía groseras lejos. Q iiíás algunos viajeros audaces, lo hayan atravesado apresuradamen- te, levantando un plano imperfecto de él, pero sus descripciones son poco dignas de fe. Sin embargo, reclamamos esta fe, nosotros, los que, desafiando los pre- juicios, osamos penetrar como guías, á nuestros riesgos y peligros, en esas brumosas regiones, sembradas de escollos, donde los sentidos ordi- nários no bastan ya para orientarnos. Pero no pedimos una fe ciega, sino fe previsora, análoga á la que se concede á los historiadores, á los una Viajeros y a los naturalistas, respecto de hechos de que han sido testigos así como y que, como nosotros, pueden haber visto ó interpretado mal, para dar informaciones obtenidas de los indígenas que han podido engañar- se ó engañarlos, del mismo modo que nuestros sujetos pueden alucinarse ó inducirnos en error. Que no se exija pruebas absolutas é irrefutables; no podrían existir tratándose de fenómenos que no dependen de nosotros, y que solo se pro- ducen en circunstancias no determinadas aún. Aquel que rechace a priori nuestras observaciones, se parecería á un hombre que negase á César, porque no le ha visto; á la electricidad, por- una que en tiempo húmedo, no ha podido sacar chispa de la máquina ó á la armonía, porque su oído es incapaz de distinguir una consonancia de una disonancia. Cada ciencia y hasta cada período de ciencia, tiene procedimientos de investigación que le son peculiares; el fisiólogo, que estudia la Vida de las 24 LUZ Y UNIÓN flores y de las hojas de un árbol, emplea un método distinto que el mecá- nico que experimenta la resistencia del tronco. Los físicos que con sustancias inertes, han construido galvanómetros que constatan ciertos modos de Vibración del éter causados por el contac- to de otras sustancias inertes, deben también habituarse á considerar el sistema nervioso de nuestros hiperesteciados como un instrumento nuevo, propio para registrar otros modos de Vibración del éter, debidos á la acción de un organismo vivo sobre otro, y á la más delicada aún, del sobre pensamiento el organismo. Este instrumento lo conocemos muy mal; su sensibilidad misma lo hace de empleo difícil é incierto; pero eso son obstáculos que se encuentran en los albores de todas las ciencias. Al principio, siempre las cosas parecen misteriosas. Un cometa, el rayo, son otros tantos fenómenos misteriosos para quien por primera vez los ve. Pero viene la antorcha de la ciencia y entonces se encuentran sus relaciones con otros fenómenos ya conocidos, y dejan de ser si anomalías, todavía cierto y misterio los rodea, es el mismo que envuelve á los más familiares objetos de la vida diaria. Conducidas al azar, las operaciones de un químico no serían más una mezcla confusa que de efervescencias, de precipitados, de cambios de co- lor y de naturaleza; pero guiadas por la teoría que agrupa y coordina los hechos, esas operaciones se hacen inteligibles, y hasta las explosiones llegan á que producirse, son susceptibles de explicación ï·. Por lo que respecta al estudio de la fuerza nerviosa, nos encontramos en un período que corresponde á la alquimia. Nos falta el hilo los hechos conductor, y mismos no son ni bastantes numerosos ni bastante bien esta- blecidos que permitan construir sobre ellos el menor de esos frágiles edifi- cios á los que se llama teorías. Desde luego es necesario observar. Pero las observaciones no á ser fecundas llegan sino cuando sirven de punto de partida á experiencias. produce ¿Se un fenómeno? Se le relacionará si es posible, á otros fenómenos ya conocidos, deduciendo sus consecuencias, las que se tratará de com- probar, teniendo cuidado de anotar tanto los fracasos como los éxitos. Cuando se hayan efectuado y publicado trabajos de esta llevados á naturaleza, cabo por hombres concienzudos que operen por medio de méto- dos y con ayuda de instrumentos diferentes, los constantes eliminarán aparecerán, se por sí mismo los errores, y entonces será fundada realmente esta ciencia futura que Reimchembac ha llamado la ciencia del O D. A. de Rochás REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 25 La última encíclica Teosòfica «El más allá de la muerte»» por C. (XX. Líeadbeater, Es un libro, éste del famoso teósofo inglés, que por su volumen y por los conceptos que en él se escalonan á manera de ofrecimiento integral resolutivo sobre la eterna cuestión de las creencias espirituales, merece la pena de estu- diarle y dedicarle algunas líneas más que las acostumbradas de contaduría. Quisiera yo, desprenderme de toda parcialidad y concretarme á dar cuenta sucinta del contenido de este último tomo bíblico modernista; pero son tan gran- des las punzadas que ha de experimentar el lector sincero que se deje llevar del espejismo de sus atrayentes señuelos, que bien vale la pena de desprenderse por completo del sayal de la prudencia, para vestir el de polichinela, y salir á las tablas de la modesta barraca con el desenfado del simbólico personaje, para exclamar; — ¡Oh, señoras y señores!... En «El más allá de la muerte», Leadbeater admite la teoría católica del purgatorio como una gran verdad; considerando que las confesiones religiosas ds la iglesia romana son la única acertada (mseñanza sobre las condiciones de ultratumba, y como funcionan... ¿Qué?... ¿Murmuráis?... ¿Pretendéis comparar á una empresa de negocios mercantiles con la enseñanza espiritual, honrada y sublime del Cristianismo?... ¡Ah! Creí... Para volver á la tierra, dice Leadbeater, se han aprovechado muchos difuntos de los medios que les proporcionó el moderno Espiritismo. Teoría flamante sobre la que me ha de permitir el autor de «El más allá de la muerte» que le objete, que es una hipótesis sin atadero científico, ni cronológico, y menos por consiguiente teorema de lógica. ¿Qué quiere decir con que los muertos se aprovechen del Espiritismo para volver á la tierra? ffe intentado penetrar las razones de esta sentencia en las siguientes líneas del párrafo, y nada: no dice el por qué. Coloca el artefacto mortífero y escurre el bulto dili- gentemente. En el capítulo III de la obra, al ocuparse de los errores religiosos, dice que: La Religión Cristiana nos ha acarreado un grave daño moral al exagerar la necesidad de prepararnos especialmente á bien morir. La Iglesia católica es en este punto como en todos, añade, más sabia y tolerante que las otras sectas, pues si bien recomienda vivamente la administración de los Sacramentos cuando el enfermo puede recibirlos, se abstiene de juzgar adversamente al que muere sin ellos. ¿Eh'?... ¿Qué tal? ¿Está enterado el sabio expastor inglés? ¡Como se conoce que allá, á su retiro, no llegan los ecos de las estupendas trapacerías de los que hacen de la religión oficial una industria vergonzante! Después, se concreta á recoger la mayor parte de las manifestaciones feno- ménicas del Espiritismo trazadas en los libros y obras, y lee: «Vislumbres de lo 26 LUZ Y UNIÓN sobrenatural», de Lougman; «Informe sobre el Espiritismo», de Crookes; «Inves tigación de los fenómenos Espiritistas», de Ovven; «Pisadas en la linde del otro mundo», de Ingram; «Las casas de duendes y tradiciones familiares de la Gran Bretaña», «Luces y sombras», «Leyendas del L-anscashire», «Aspecto noctarno de la Naturaleza», «Verdaderas historias de fantasmas», «Los milagros del Espi- ritismo moderno», «Los dos mundos», de Eglington; «Gentes del otro mundo», «Al país de las sombras», «Verdaderas historias de fantasmas», de Stead; y otras más... ¡Casi nada! Con todas estas obras y una buena tijera ya se puede dar tono cualquiera de erudito... ¿No es eso?... Pues bien; todas estas estupendas y conocidas narra- ciones, van comentadas y explicadas teosóficamente á fin de que los jóvenes adeptos al Karma, se den clara y precisa razón del por qué de tales manifesta- ciones, de las que sólo los investigadores teosóficos tienen la clave; y la tienen, porque saben de lo que hablan y pueden asegurar cual es la razón de las cosas, como así mismo, cual el verdadero cielo y el infierno que describen y conocen porque han estado en ellos... ¡Zapateta!... Seguir á Leadbeater en sus encontradas y exaltadas teorías cuando nos habla del cascarón astral y del servicio de los Espíritus no humanos es imposible, €s volverse loco. Las adivinaciomes por medio de la luz astral, es otra de las teorías nuevas que expone en su obra. Con ella explica los fraudes de las apari- ciones de los difuntos, asegurando que por más que la entidad revele algún secreto en las manifestaciones espiritistas, existente solamente entre dos seres, puede la entidad haberlo leído en la mente del vivo, aunque no sea medium, ó en la luz astral, por reflejo, aunque la idea no haya plasmado en el cerebro de aquél: pero si va más allá—añade—y le adivina ó declara algo que á la sazón no sabe nadie y se comprueba, también puede haberlo leído en la luz astral ó tal vez el comunicante se vale del cascarón astral del interesado cuya memoria vivifica... ¡Cuidado que es alambicar! ¿Qué dirán de todo esto los jóvenes aprendices de la Teosofía? : Pero veamos, veamos como'sintetiza la verdadera vida del alma. Dice que después de su existencia en el mundo propio del pensamiento, cuando el cuerpo mental, muere á su vez, como murieron el astral y el físico, pasa el alma á vivir más allá de la vida celeste, en el cuerpo causal, en C] :VehícuIo permanente, á través del ciclo de reencarnaciones. En este plano, 'él causal, el alma no necesita mirillas á que asomarse, porque se acerca para ella la hora del vencimiento, del sacrificio del supremo deleite, el de dar la vida ^¿cuál digo yo?—por los demás. ¡Y éste es el sublime porvenir con que nos brinda la Teosofía en el más allá de la muerte!... ¿Qué pruebas se aducen para la comprensión difícil de esta extraña filosofía?... La de los hechos—dice Lead- beater —comprobados en diferentes épocas y lugares por cien distintas .personas. Y es claro, con esto, se cree que nos va á convencer á todos, y después relata cómo se convirtió él, para que todos sigamos su ejemplo y para que veamos á los gandharvas, entidades angélicas del Nirvana, dedicados á la música y á volverle la hoja de sus estudios á Mendeisson, Haendel, Mozart, Bellini, Donizetti y Wag- ner, que en la plenitud de su vida—no dice si física, astral, mental ó causal—s.e revista espihi'iista kardeciana 27 encuentran como habitantes del plano celestial tocando y componiendo como en sus mejores tiempos de artistas consagrados. Hablando de la producción del fuego, como fenómeno espiritista dice que él, invitado por un espectro, sostuvo un áscua durante minuto y medio sobre la palma de la mano, sin quemarse y sin sentir la impresión del calor. Nada pudo comprender entonces respecto á dicho particular—claro, entonces era espiri- tista,—pero después en sus ulteriores estudios teosóficos le enseñaron que es resulte posible manipular la más ténue película de substancia etérea de modo que absolutamente impermeable á las sensaciones dolorosas del fuego, deduciendo que en aquella ocasión quedó la palma de su mano cubierta de la película eté- rea que es el medio más sencillo de explicarse tal fenómeno. Y burla burlando, nos aplica el Karma; el «estaba escrito» del Islamismo, en todos los fenómenos del Espiritismo, haciéndonos subir y bajar y trotar por los de siete planos geométricos de los cielos para que nos demos cuenta perfecta que ios espiritistas somos unos desagradecidos y unos románticos que no nos explicamos las cosas de ésta y de la otra vida porque no queremos, porque somos tontos, pues la Teosofía, como el ungüento amarillo, todo lo explica, todo lo resuelve con su sistema magnificerde. Ya casi al final de la obra, reconoce que el Espiritismo tiene lugar}' labor propias de prestación incalculable á la Humanidad, y esta es la única verdad que resplandece en el más allá y el más acá de la muerte. J. Blanco Coris Sr. Director de «Luz y Unión». Barcelona. Mi querido amigo y hermano en creencias: Ha terminado mi situación de pre- delito político, en cuya comisión tomó parte la conciencia rebelada con- so por tra ambiente malsano, que hace posible en pleno siglo XX la reproducción de un la barbarie de los tiempos medioevales. Don Quijote en mi caso habría hecho lo que yo hice, y habría como yo en" cárcel la cabeza alta, sin arrepentirse jamás, como la tampoco yo trado en con arrepiento de haber llegado allí por haber defendido una causa justa. Pero aj me habría como sentido en el salir del cautiverio habría agachado la cabeza y yo, á la dueña de sus amo- corazón el frío de un nuevo desengaño, sin poder ofrecer res, la Dulcinea de sus sueños idealistas, el triunfo de la nueva heroicidad. Esta es mi pena de hoy; es que mi sacrificio, aunque pequeño, ha servido nada ojos á la negra, á la desesperante realidad. No lo abrir mis doy más que para por estéril en absoluto, pero poco le falta. Y siendo así y al dirigir la mirada al pasado tenebroso, ai recordar á los que han corrido á mitigar mis dolores y los de los seres queridos que hallaron en mí de sombra apetecida, sufro porque no se si me alcanza parte responsabilidad la ni si aun con ser honrado el impulso que me llevó á moral en lo que ha sucedido, habría sido mejor dejar álenar unas cuartillas, que el tribunal halló subversivas, 28 LUZ Y UNIÓN rodar la bola de nuestro general atraso y abrir una tumba al hecho insólito, mo tivo de tantos quebrantos. En la cárcel, señor Director, he comtemplado infinidad de dolores, persua- diéndome de que el planeta que habitamos es un inmenso hospital donde son es- casos los enfermeros libres de toda dolencia Y nosotros los espiritistas somos los obligados servidores de los enfermos del alma, que tanto abundan, si queremos ostentar sin lodo el título de discípulos del crucificado, sin que nos arredre la enorme cantidad de males que afligen á la Hu- manidad. Yo me ofrezco, hormiga en estos momentos memorables para mi espíritu con- valeciente, saludando á cuantos comulgan en nuestras redentoras doctrinas, y particluarmente á los señores Esteva y Durán, por los consuelos prodigados a mi esposa é hija en estos dos años largos de persecución, sin cuyos consuelos habría mucho más dolorosa la terminada odisea. Hacia Dios por ei Amor y la Ciencia. J. Costa Pomés. Barcelona, 19 Diciembre de 191 ü. En nombre de nuestro Director y Administrador debemos manifestar que en lo que hemos hecho para el hermano Costa Pomés, solo debe verse el cumplí- miento de un deber para con un hermano tan querido. Nada más Esperamos que en el seno de su familia, habrá encontrado el hermano Costa, el lenitivo necesario á su abatido espíritu, y que el cariño de los seres queridos le hará olvidar pronto las penas sufridas en su triste cautiverio. Moralidad Católica Copiamos de La Libertad, de Pontevedra, el siguiente suelto; El respeto á los muertos Intransigentes de sotana y levita. De un hecho tenemos que dar cuenta á nuestros lectores, que causó verda- dera indignación á todas las personas que lo presenciamos. A las cuatro y media de la tarde del jueves último, salía el fúnebre cortejo de la casa mortuoria, en San Roque, acompañando al cadaver de nuestro que- rido amigo D. Domingo Rodríguez, conducido en el coche de la funeraria. Por todas partes, guardando el respeto que debemos á los muertos descu bríanse á su paso ante el cadaver, hombres, mujeres y niños. AI cruzar por la Avenida de Montero Ríos, tres señores sacerdotes, entr© revista espiritista kardeciana 29 ellos nuestro querido amigo particular ei Sr. Fares, y un señor catedrático del Instituto, también amigo nuestro, que paseaban por la Alameda, continuaron su conversación sin hacer la más pequeña reverencia de respeto al cadaver del semejante cruzaba en aquel momento ante sus impasibles miradas. que ¿Es así cómo se respetan las creencias de cada uno? Pueden disculparse faltas de esta naturaleza en personas ineducadas y sin ilustración, pero en educadores y padres de almas son de un efecto desastroso. Quieren estos señores que se respeten sus creencias, que todo el mundo se descubra ante sus imágenes y sus cruces, y hasta recurren á los Tribunales para castigar á los ellos que no comulgando en las doctrinas que siguen, dejan de tri- butar ei culto debido, segiín ellos, á sus santos. el Ya en la calle Michelena, frente al Banco de España, pasa un señor con título de Abogado, muy finchado, y obra de la misma manera que aquellos san tos varones de la Alameda, caminando sin descubrirse, aunque cargado de los remordimientos del oficio. El colmo de la incultura, tuvo lugar cuando pasábamos por frente á la casa del distinguido abogado D. Casto Sampedro, desde la cual, una ó dos criadas dirigían los más infamantes insultos al cadaver y á las personas que lo acompa- fiaban. Y conste que este vergonzoso acto de incultura se repite todas las veces (ntierro civil pasa por frente á la casa que un del Sr. Sampedro, estando recien- tes aún las frases de cerdo y otras que no repetimos por no ofender á nuestros lectores, dirigidas por aquellas cultas fregonas a\ cadaver del Sobrestante señor Hermida enterrado civilmente hace pocas semanas. Llamamos la atención de las Autoridades para que eviten se repitan escenas esto como las que dejamos apuntadas, pues de lo contrario cualquier día puede dar lugar á desagradabilísimos sucesos que nosotros seríamos los primeros en lamentar. Y terminamos aconsejando más educación, y sentimientos de caridad más cate- elevados, al finchado con el título de Abogado, y á los señores curas y dráticos que tan poco respeto les merecen los muertos, que cumpliendo con los dictados de su conciencia ordenan en vida se les entierre á su muerte sin acom- pañamiento de sotanas. ¡Qué vergüenza, señores, que vergüenza! Sr. D. Jacinto Esteva.—Barcelona. Muy Sr. mío y hermano: Le agradeceré mande publicar en La Voz de la Verdad la adjunta lista y liquidación para que sirva de satisfac- ción á ios que han contribuido con algo. Regularmente el Alcalde de Bermeo le remitirá un volante participan- do haber recibido dicha cantidad. Suyo affmo. s. s. y hermano en creencias. Benedicto Salazar. Bilbao, 12 Enero 1913. 30 LUZ Y UNIÓN Para las victimas de Bermeo Ultima lista Suma anterior, 357 75 ptas.; Grupo de Palamós, 6'00; Grupo Caridad y Progreso, Ayamonte, lO'OO; Manuel Gómez, Figueras, POO; José Oliver Betria, Mequinenza, 5'00; Dolores López, Toledo, POO; Antonio Puigredón, Igualada, 2'50; Los Espiritistas de Frailes, 2'50; Varios herma- nos de Plá del Panadés, 510; Grupo de Cardenete, 4'50; M. C. de Piza- rra, 10 00; Antonio Gonzalo, Almansa, 2'00; M. R. de F., Leceguen, 5'00; La Fraternidad Humana, Tarrasa, 7'CO; Un anónimo, 0'65; E. Ago- rria, Buenos Aires, 20'00; Total 440'00 pesetas. Liquidación Remitido al Alcalde de Bermeo, 459'00 ptas.; Gastos del giro, POO; Total 440'00 pesetas.—Benedicto Salazar. Comunicaciones Progreso y sublimaeion del alma por el dolor El oro, en el crisol se purifica; el alma, por el dolor se sublima. Así como el oro, por la acción del fuego se limpia de escoria,, el Espíritu por el su- írimiento se purifica, haciendo correr el oro puro de vuestras lágrimas. No os asuste ni os haga vacilar el dolor, sabiendo que con él Vuestra corona. Cada tejeréis enfermedad, cada dolor del cuerpo físico, lo acercan al descanso y la quietud, que es la muerte; el sufrimiento y el esfuerzo del Espíritu en su ascensión la luz, os acercará al bien por el la trabajo y actividad, que es la vida. No os pese lo que sufrís por vuestros seme- jantes: el sacrificio es la palanca más eficaz para vuestro adelanto, dejaría de pero ser tal si no lo hicierais en aras del amor y la fraternidad Uní- versal. Sed como el árbol, que da sombra al mismo que lo hiere y mutila sus ramas, que vuestros brazos estén abiertos para recibir en ellos á todos los que .necesiten apoyo y protección. Pensad que el enemigo de hoy puede ser vpestro padre mañana: haced por lo mismo, que la piedad y el amor dejen en su Espíritu ese surco luminoso que mañana se traducirá en sim- pático lazo que llegue á ser consuelo en la vida terrena, y tal vez á venga ser vuestro dulce conductor en la vía espiritual. No os el dejéis dominar por egoísmo, que anula toda bondad y como la oruga, destruye toda buena obra; sed desprendidos, no ambicionéis el oro, que mañana será para vosotros un puñado de ceniza; si queréis convertirlo en áureos filones compartidlo con los que nada tienen: sólo así aumentaréis Vuestros rituales tesoros. espi- Acordaos de que habéis venido al mundo en misión ó en UEVI-TA ESPIRITISTA KAR.iECIANA 31 expiación, y que aquí no echaréis raices, sed humildes con los que os quieren mal, pensando en la expiación, y sed pacientes con el ignorante, pensando que tal vez sea Vuestra misión la más grande y sublime: la de enseñar al que no sabe.—Adiós ClOissión de la mujep en la tierna La mujer fué'puesta en la Tierra para realizar una gran misión; hasta que el hombre no haya comprendido, que debe de ocupar un lugar principal el hogar, la sociedad estará corrompida y el hombre en vano buscará en un norte fuera de ella. Haced á la mujer digna y respetad su misión en el mundo y os habréis redimido de la mayor parte de vuestras miserias. Cul- tivad Espíritu y nacerán las flores que han de perfumar Vuestra vida su y la de vuestros hijos que á su vez educará para el bien. Elevadla hasta voso- tros, y sus palabras os guiarán y sacarán de los malos caminos^ porque vues- tra estudiada ciencia es inferior, á veces, á su exquisita y sabia intuición. Ilustrad á vuestras mujeres de modo que no aprendan nada inútil ó que en el transcurso de la vida no lo hayan de practicar. Enseñadlas sus deberes como madre de los hijos de su sangre y de todos los que necesitan del amor maternal, que como el ave que empolla bajo sus alas los hijos de otras ma- dres, el corazón de la mujer acoja á todos los abandonados. Enseñadla de modo que con el jugo de su pecho dé á sus hijos la vida del alma, que consiste en inspirarles el amor hacia sus semejantes y á todo lo bueno y lo grande, para que no necesiten de sacerdotes que extravíen su razón, ni maestros que llenen de indigestos fárragos sus mentes. La madre será, como en mundos más adelantados que el vuestro, la que con el tiempo ejerceráese sacerdocio y esa labor pedagógica, que mejor que la del extraño preparará á los hombres para ser buenos á la vez que sabios. He aquí el feminismo útil: él hará de vuestro mundo un mundo más adelantado. Adiós. íf! 5?: ¡Cuántas y cuán oscuras son aún las sombras por las que marcha la humanidad hacia su perfeccionamiento.! Sombras que es preciso ir disipan- do con los rayos de la verdad. Sombras que como fría nieve debeis con- vertir agua cristálina con el calor que da la convicción de una en verdac^ como la que vosotras guardáis en vuestros corazones. Derretid el hielo que hay en los corazones de vuestros hermanos, mostrándoles los esplendores de la inmortalidad, esplendores que vosotros habéis vislumbrado al través de la tumba, que con su raudo silencio habla á vuestros corazones. Porque Ilégaron los tiempos en que los llamados muertos, aquéllos cuya materia se disgrega en el sepulcro helado hablan, y cual nuevos Lázaros levantan espíritus resplandecientes de gloria para decir á la humanidad: es falsa sus lareligión que hasta hoy ha alimentado vuestras almas; no existe ese Cielo en el cual os habían mostrado un Dios cruel, no, existe si un infinito, una inmensidad en la cual cada espíritu se coronará con sus propias obras. Allí espacio sin límites, donde el espíritu libre no encontrará fron- en ese teras que pongan un limite á su inmensidad, allí halla todo espíritu la fe.lii cidad por medio de la virtud, porque no hay mejor intérprete entre Dios y criaturas que la conciencia, ni mejor altar que el alma libre de imper- stii^ fecciones. Estas son las Voces que han herido vuestros oidos y despertán. 32 LUZ Y UNIÓN ■doos del sueño en que dormíais' habéis mirado á la inmensidad desde donde Jos espíritus mensajeros de la verdad, llaman hoy vuestra atención con- fiandoos la misión de iluminar las tinieblas en que aún gimen vuestros her- manos. Derramad la luz que debe iluminar sus inteligencias desenvolvien- dolas de los velos del error, con la muda predicación del ejemplo. Sed como esos árboles corpulentos que dan extensas sombra al viajero; dadla vosotros con el ejemplo para que lean en el libro de vuestra obras no sois que engañados, que lleváis la verdad en Vuestras almas, que habéis huido de los falsos profetas para buscar en Jesús Vuestra salvación. Combatid sus viejas preocupaciones con Vuestra conducta, hablad, pero hablad con las obras. Para que los que ciegos quieren que otros cié- gos os guien os vean humildes, resignadas y grandes en el de cumplimiento todos Vuestros deberes tanto morales como materiales. Blandid la bandera del siempre cristianismo puro sobre todos vuestros semejantes; exten- ded su inmenso pabellón sobres todos los espíritus. No deis un solo paso atrás, no, caminad hacia adelante siempre sin que los escollos que halléis en vuestro camino detengan vuestra marcha que debe deslizarse el ligera por sendero del bien. Uribe. líeos y Noticias El día 18 del pasado Diciembre, desencai iió en Pontevedra el consecuente espiritista D. Domingo Rodriguez Alvarez, padre de nuestro buen hermano y correligionario de aquella ciudad D. Benjamin Rodriguez. Deseamos á la familia del finado loS consuelos que proporciona nuestras doc- trinas. Paz al e-píritu Liberto! También ha pasado á mejor vida D. Ricardo .Vlüller, esposo que fué de nu- estra hermana y correligionaria de Bahia Blanca (Rep. Argentina) D.Cecilia P. Vda. de Muller. Rogamos á todos nuestros hermanos eleven una plegaria por el alma del fi nado. :í: ^ * El 14 del pasado Diciembre fué inscrita en el registro civil de Alcoy, la niña Zulima Marina Soler Castañer, hija de nuestro hermano D. Salvador Soler, Contador del Centro «La Paz» déla mencionada población. Que la recien nacida continue las bellas y provechosas enseñanzas que han ■emprendido sus padres. El día 25 del pasado diciembre desencarnó en Cartagena nuestro hermano D. Juan García Vivancos y el día primero de año la virtuosa esposa del hermano D, j uan Sánchez, también de Cartagena. Deseamos á los espíritus libres hayan encontrado en el espacio la bienaven- turanza á que se han hecho acreedores por su ejemplar vida terrena. ODras que se hallan de ïenta en la Administración de e^ta Revista Ptas. Ptas Nuestras fuerzas mentales, por Preii- trato de la autora en la cubierta . . 4 tice Mulford. Consta de 4 tomos . . 4Ü En tela y tapa.s especiales .... 8 Arte de ser feliz, por W. J. Colville. Un Los 4 tomos, formando dos volúme- en tomo en 4." rústica. nes, tela ...... 4 y plancha Encuadernado tela 4'50 Tomos sueltos: cada uno, en rústica. 1 en y oro . . Encuadernado en tela 2 De la Idea de Dios, por León Denis . 0'5Ü Memorias de un ¡Te tï Colectioismo integral reoolucíona- Espíritu. perdono! 8 ts. en 8.° m En rústica cada uno . 1 rio, por Eduardo Boulard. Dos tomos Encuadernados en tela y oro . 2 en 4.° en rústica 4 Los 8 tomos, formando 4 volúmenes, En tela, en un solo tomo 4'50 en tela y oro 14 ¡Abajo la pena de muerte! Folleto por Marietta. Un tomo en 8.°, de 464 D. Salvador pá- Pons, presbítero . . . O'bO ginas. En rústica 2'50 7 exto de enseñanza dominical y do lee- En tela y oro 3'50 tura para las Escuelas espiritistas, Ventajas del 0. Senillosa. Un Espiritismo. Fto. de 8 ps. 0'05 por Felipe tomo en 4." de una mayor en rústica 2 Elementos nueva ciencia, por En tela 3'50 Mariano Ruth Sinué. Un tomo en y oro de las 4.°, en rústica 3'5() La Psicologia Religiones, por En tela D. J. Fernández. Un ele- y plancha 5 Joaquin 8." rústica 1 Cartas de ultratumba, por Onofre Vi- gante tomo mayor ... Encuadernado tela 2 ladot. Un tomo en o", en rústica. 2 en y oro ... Encuadernado en tela y oro . . . 3'50 Colección de Oraciones. Nuevo devo- Katie-King. Espiritismo Moderno. Un clonarlo espiritista Un voluminoso t. en 8.°, elegante cubierta, rústica. t. en 8.° m.. tipos claros, en rústica. 1 Encuadernado en tela y oro . . . 3'.50 Encuadernado en cartoné .... 1'50 Ensayo sobre la enseñanza fllosóñca del En tela y oro 2 Magnetismo, por el Barón du Potet. Guia práctica del Espiritista, por don Un t. 8.°, de 280 páginas, en rústica. 3 Miguel Vives. Un tomo en 8." ma- En tela y colores . . . . . . . 4'50 yor en rústica 1 Aljveri el Marino. Un t. en 8.°, rústica 2 tincuadernado en cartonet.... 1'50 Encuadernado en tela y plancha. 3'50 Tesoro de consuelos y modo de cioir Impresiones de un loco, por César Bas- cristianamente. Un elegante tomo en sols. Un t. en 8.°, 208 págs., rústica. 2 8.° prolongado, en rústica .... 3 En tela y oro 3'50 Encuadernado en tela y plancha. . 4'50 La Verdad frente á frente del Error. La Guerra es el Infierno. Un t. de 48 ps. 0'50 Un t. de 238 págs., en 4.°, rústica . 3 Misterios del alma, por Virgilio. Un En tela y plancha 4'50 tomo en 8 ° prolongado, en rústica . 1 Luz y Vida (Manual del Creyente). Un En tela y rótulo 2 tomo de 272 páginas en 4.°, rústica. 3 ¡Los muertos viven! ¡No los lloréis! En tela y oro 4'50 Consolador folleto de Ib páginas . . O'IO Avantismo, por Bruno Miguel Mayol. La Tragedia Divina. Un elegante Un tomo en 8." de 164 págs. En rústica. 2 tomo, escrito en catalán, en 4.° me- En tela v oro nor. Edición bibliófilo 3 El gran Enigma, por León Denis Un Edición corriente 1 lomo de 272 págs. en 4.°, con el re- Avantismo 2 trato del autor. En rústica .... 3 En tela y oro 4'50 La misericordia es la justicia en su más elevado concepto. Un folleto de Síntesis doctrinal y práctica del Espi- 32 0'25 ritualismo, poi' León Denis. Folleto páginas ... de 64 Ramos de violetas, por Amalia Domin- págs. en 4.° 0'50 go Soler. 4 t., en rústica, con el re (Efluvios de amor, 68 págs. 13 grabados 0'50 IDE El libro de los Espíritus. — El libro de los Mediums. — l·I Evangelio según el Espiri- tismo. — El Cielo> yu el Infierno ó la Justicia Divina según el .. Es. pirítisnw.—El Géne- sis, los Milagros y las Predicciones según el Espiritismo.—Obras postumas, iQué es-el Espiritismo?, en rústica, cada tomo. 2 En tela, cada 3'50 tomo PRECIOS DE éUSGRiPCION España, nn año 1 pesetas — Extranjero, nn año 12 pesetas Kñmci'o «iieltd: 5o céniimoM Se ruega á los Sres. suscriptores que ai efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificqdo de la obra de regalo, de lo contrario tendrán que mandar recogerla en la Adntinistración, y los que la deseen encua- dernada deberán remitir una peseta más, Instpuceiones papa el ah|t>no de las suseripeiooes ESPAÑA.—En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sobres monederos, billetes de Banco ó por el giro portal. EXTRANQERO.—En letras de fácij cobro, billetes de Banco que se abona- rán al cambio del día en que sé reciban también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrado!". Colecciones de LUZ Y UNION, con sn correspondiente libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, a 7'50 pesetas coleccióp, con libro á la rústica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (pa^*a España,). Las mismas colecciones para el Extrangero, á 12'50 y 13.'50 pesetas colección y librp, respectivamente. Los que deseen la coleccióp de la Revista encuadernada, aumentará I'50 pesetas. Todo pedido debe venir acompañado de su importe, re- mitiéndose libre de gastos. Obpas publieadas por esta Revista Año 1907: La Religión Futura.—A.\\o 1908: Elementos de una nueva Ciencia. —Año 1909: La Verdad frente d frente del Error. —Año 1910: Ovantismo.—Kño 1911: Luz y Vida (Manual del Creyente).—Año 1912: El gran Enigma. Obra de regalo para el presente año: FLOR DE LUZ - Historia de un Espíritu POR ooi^is Tmp. de LUZ Y UNION. Neptuno, 18.—Barcelona (Gracia). . Año XIV Febrero de 1913 Núm. 2 Eedaooión y Administración: Rambla Cataluña, 118 - Barcelona (España) ^ SUMARIO. -Ley do herencia, por Manuel S Portelro.—rongreso de Ginebra.— Sim'iología, por J. Blanco Coris.-La alegría del vivir, por J. Costa Pomos.- Idegará, por Krainfürt de Ninive. -Algo sobre la comunicación e.spiritual, por B Rodrigue/..— Kstudio de las mediumiiidades y de los fraudes (De t-oii-t mcia) I,a vida lerreua. por Francisco Rios.-jCual es el mejor ciudadano? Carta aiiierta, por Bmiabé Salgado. Paz y Unión, por ÁI. P.—Ecos y Noticias. Corresponsales Administrativos ílcjico,— Evaristo Barrientes, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz). Pnei·lo-Iftico.— Faustino Lsona, CAYEY.—Franci.sco I. ArjOna, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cuba,.—Ignacio Larramendi, calle E. Villuendas, 4(), MANZANILLO.—Delíln Roig y Rosell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 34, HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Ra^^i, Apar- tado, 17, CAIBARIEN.—José Ca.sals, YAGUAJaY (Oriente-Cuba).- D , Manuel Matèo, S. Fernando, 40, CAMAGUEY. Filipinas.—José León, apartado 130, MANILA. ICepáblIca de Colombia.—Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés, í), BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. It.epüb!iea «leí Salvador (C. A.) - Luciano Ceuedella, SANTA ANA. Itepública Argentina.—Alfon.so Marselli, Administrador de la Revista, «Con.s- lancia» Tucnmán 1766, BUENOS AIRES. — Pedro Irania, NEi OCIIEA—Jo-é Rri'eas, PEHUAJO. — Gonzalo I.aportn, «Calle Avenida Co.ón, 377, BAHI.A BLANCA. iCepnblIca «le Co.«ta lïicn.—Pedro Pérez Molina, S JOSÉ DE COSTA RICA. ISrasíF,—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Bahía). i(epiibli«raOoininicana.—Aurelia León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. ICepúltlica «le JVicaragna.—Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA Itepñblit^a «leí F,c«ia«l«>r.—R. Eduardo Proario, Carrera «Chilei), 4, QUITO. ICepiibiica de lloiulnra».—E. Streber, AMAPALA. - J. Ismael López, CO- MAY AGÜELA (TEGUACIGALPA). ICepilblica «le tünatemala.—José Sáiiciiez Guzmán, Teniente de Artillería. Departamento de San Marcos.—MAI.ACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Flores, Apartado de Correos 101.— QUEZALTENANGO. (ü-ibraltar.—D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Tainger (Marr«ie«*.«>.«<).—Bernardo Raída, Banco del Estado Marroquí. LUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Só c'ucarfía de sumini.strar folletos (le yM'opa^aiida. y iiliros de la Doctrina Espiri!úta, al que lo solicite. S.ANT.A FE. — Calle Salta, núm. 4!. — Este Año XIV FEBRERO DE 1913 Núm. 2 Ley de herencia Estudiada ba¡o el punto de vista matepialista y espiritista. Analizando las diversas objeeiones que los materialistas hacen al espi- ritualismo en general y particularmente al espiritismo, se encuentra una que, por su aparente solidez y Vislumbre de verdad, ha inclinado á muchos hombres á creer que el alma humana y sus manifestaciones no son más que el producto de las funciones del organismo. Esta objeción, que los materialistas oponen como irrefutable, se basa en la ley de herencia, que consiste—según ellos—en la propiedad que tie- -ne todo sér viviente de transmitir á su progenie las cualidades fisiológicas y psicológicas que ellos poseen. Según ésto y siguiendo la larga serie de la escala zoológica, al través ■del tiempo transcurrido, se llega á la conclusión de que las manifestaciones del espíritu humano, aptitudes, tendencias y aspiraciones no son más que el resultado de una lenta transformación de la materia, transformación que se efectúa en todos sus estados, desde la materia inorgánica hasta la célula primitiva, y desde ésta, por una sucesión de hechos encadenados y pasan- do por las diferentes fases de la vida animal, hasta el hotnbre, pero obede- ■ciendo á leyes mecánicas y ciegas. Los materialistas, que son los que sostienen ésas ideas, citan en apoyo de su tesis los ejemplos de semejanza física, y no sólo de semejanza física sino también las cualidades morales y diversas aptitudes é inclinaciones que existen en los miembros de una misma familia. Los espiritistas estudiosos, los que no tenemos formada nuestra convic- ción en la sola lectura de las obras de Kardec; que hemos leído antes queá éste á los Spéncer, Darwin, Hamon, Haekel, Buchner y tantos otros; que no nos dejamos llevar á ojos cerrados de los Crookes, Wallace, Flamma- rion, Lombroso, Aksakoff y otra pléyade que abundan en el campo de la psicología experimental; que hemos ido á costa de paciencia y perseveran- cia al terreno de la experimentación, sabemos muy bien que el alma y sus manifestaciones no son el producto de las funciones del cuerpo; sin embar- go, no negamos la herencia fisiológica ni tampoco la psicológica, aunque mirada, ésta última, bajo otro punto de vista donde, no alcanza la miopía ■de los materialistas y, más aún, de ciertos espiritualistas. No obstante lo dicho, oponemos á la tesis materialista las excepciones—que por cierto no son pocas—que hay en esta regla, como por ejemplo; cuando de padres virtuosos é i-nteJigentes nacen hijos criminales é,ignorantes, ó cqando de 34 LUZ Y UNIÓN padres degenerados é ineptos nacen hijos llenos de moralidad y con apti- tudes para las artes ó las ciencias. A esto contestan los adversarios del espiritismo, que son excepciones que en nada afectan á la ley general; y estas excepciones obedecen—dicen ellos—á una multitud de factores, como la adaptación que consiste en asimilarse las costumbres del ambiente que nos rodea, adquiriendo así nuevas cualidades, y el despertar de ciertos hábitos y aptitudes que poseían nuestros antepasados, y que más tarde resurgen en sus hijos, etc. Que el individuo se adapte al ambiente que le rodea, asimilándose las costumbres y aún los conocimientos, corriente; porque estos son los me- dios que se le proporcionan á nuestra alma para su progreso, pero esto no quiere decir que la asimilación, la imitación y aún más, la educación, hagan artistas y sabios, porque estas aptitudes son innatas en el individuo, es de- cir, que las ha aprendido en anteriores existencias. Si no fuera así, ¿cómo explicar, entonces, aquellos casos excepcionales en que, como se sabe, Enrique de Heineken á los dos anos de edad habla- ba tres idiomas. A los cuatro, Bautista Baisin no conocía rival en la ejecu- ción del violin. A los seis, Mozart presentaba su primera pieza de concier- to. Miguel Angel, aún niño, fué despedido por su maestro por no tener más que enseñarle. Voltaire, á los doce años, había escrito un memorial en verso, y debido á esto, la célebre Ninon de Léñelos le llamó el joven de los grandes destinos. A la misma edad Víctor Hugo había escrito la tragedia Irtamene y el drama Inés de Castro. Camilo Flammarion, á los diez y seis años se estrenaba en un tratado de cosmogonía, y cual sería su Valor que al presentárselo al astrónamo Le Verrier, éste no pudo menos que exclamar: «jDiantre! ¡Laplace y Cuvier! esto es mucho á la vez.» Y sin ir más lejos tenemos hoy á Wille Perreros, que desde la edad de dos años y medio, viene asombrando á la Francia entera. Pues bien, creo que con estos y otros muchos casos que abundan en la historia humana, y que no pasarán desapercebidos para los materialistas, la adaptación queda fuera de concurso. En cuanto á la otra hipótesis, la fi- siología, no ha explicado aún de que modo mueren esos hábitos y aptitudes en nuestros antepasados, y como resurgen, después de varias generado- nes, en nuestros hijos; y por lo tanto no es digna de tomarse en cuenta. Lo mismo sucede en las demás explicaciones que á este respecto dan los materialistas, que no son más que falsas deducciones ó apariencias en- gañosas. Ahora bien, para resolver debidamente este problema es necesario probar antes á los materialistas que nuestra alma no es el resultado de las funciones de nuestro cuerpo, y que por el contrario, es independiente de éi; y una vez demostrado esto, investigar las causas de las semejanzas psi- cológicas, que en realidad existen en los miembros de una misma familia. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 35 Las pruebas que podemos citar en favor de la existencia del alma como entidad distinta del cuerpo, son tantas y tan variadas como las estrellas que pueblan el azul del firmamento, pero me limitaré á aquellas que nos suministra la ciencia experimental. El hipnotismo, el sonambulismo, la te- lepatía, las apariciones de los muertos y, en fin, los fenómenos medianí- micos en general, nos suministran las pruebas más acabadas y convincen- tes de la supervivencia del alma, que es preciso estar ciego ó cerrar los ojos intencionalmente para no admitirlos. No me detendré en detalles minuciosos, porque esto me llevaría dema- siado lejos, pues sólo me propongo en este artículo, demostrar que la ley de herencia, tal como la comprenden los materialistas, sólo atañe à nuestro sér fisiológico, mas nunca á nuestro sér pensante. No obstante lo dicho, daré en síntesis, algunos detalles que, como pruebas satisfactorias, se des- prenden de las ciencias arriba citadas. Una persona ve en estado sonam- búlico y á muchos kilómetros de distancia un acontecimiento que sucede, y nos describe minuciosamente sus detalles; después de algún tiempo se comprueba su realidad. Otra persona ve y oye á un pariente ó amigo, el cual se hallaba ausente, que le dice: «acabo de morir»; se averigua más tar- de, y el hecho resulta cierto. Uno de nuestros deudos, muerto hace años, se nos aparece y nos habla, ora pidiendo roguemos por él, ora recomen- dándonos alguna cosa. Una mesa que se levanta y golpeando con sus patas nos dicta frases por las cuales reconocemos á un pariente ó un amigo, muerto hace algún tiempo. Un medium, que en trance, nos habla en idio- mas que ni él ni los que lo rodean conocen. Una mano que no es de nin- guna de las personas que se hallan reunidas en una habitación bien cerra- da, y que ora acaricia, ora rompe los objetos que hay á su alcance. Un fantasma que se materializa hasta hacerse tangible, que habla, ríe ó llora, según su situación en su nueva vida, con todas las apariencias de un sér vivo, y que nos dice haber pertenecido á este mundo y que ahora es uno de esos que nosotros llamamos muertos, siendo muchas veces reconocido como tal por las personas que en vida le conocieron. Y en fin, sería cosa interminable el hacer citas de esta índole. Todos estos hechos están suficientemente probados, y el que quiera instruirse al respecto, puede recurrir á las obras que de esto tratan; mas si aún así no se convencen, tengan la bondad de ir al campo de los hechos, y allí verán desvanecerse sus dudas como las brumas de la noche se disipan al aparecer la luz del día. Sentado que he la supervivencia del alma después de la cesación de la vida orgánica, paso ahora a demostrar que la herencia psicológica tiene una explicación lógica dentro de la doctrina espiritista, y más aún, que es necesaria para la evolución del espíritu. Esta explicación, como se verá, es mucho más amplia y racional que la que da la doctrina materialista, por 36 LUZ Y UNIÓN cuanto está basada en hechos positivos y da cuenta también de las excep- clones que sufre esta regia. Existe una ley llamada de afinidad, ley que se extiende más allá del mundo físico, es decir, que rige también al mundo de la inteligencia, pero que no consiste en una atracción ciega é inconsciente como la que atrae á los cuerpos moleculares, sino que esta afinidad es de- bida á las semejanzas, simpatías y afectos, que guardan las almas entre sí. Estos sentimientos recíprocos son los que atraen á las almas, uniéndolas en familias; éstas, siguiendo siempre sus sentimientos afines, forman los pue- blos y por el mismo sentimiento surgen las naciones. Ahora bien: ¿Quién es capaz de desmentir esta aseveración sin des- mentirse á sí mismo? ¿Acaso no buscamos en todos los actos de nuestra vida á las personas que más se asemejan á nosotros? ¿El ladrón no busca á otro ladrón para efectuar un robo? Y así siguiendo esta escala intermina- ble: ¿No vemos las instituciones formadas de individuos más ó menos de idénticas inclinaciones? No hay regla sin sus excepciones; y ésta no podría esquivarse de las suyas, pero estas excepciones, como anteriormente he dicho, tienen su explicación lógica, dentro de la doctrina espiritista, y es lo que trataré de demostrar. La excepciones son numerosas: en primer lugar, son conse- cuencias naturales de existencias anteriores; en segundo lugar, son prue- bas que elige el espíritu, de acuerdo siempre con la ley de evolución, para dar un paso más hacia el progreso. Me explicaré: Un espíritu que hubiera sido en su anterior existencia un criminal, pongamos por caso, y que al franquear el umbral de la muerte reconoce el mal empleo que hizo de su existencia y lo atormenta el remor- dimiento, quiere volver á la vida, y con este propósito se le presenta la ocasión. Considerando entonces, que de nada le valdría volver á la tierra si no contara con el apoyo de los que en ella lo rodeasen, desea que sus padres sean virtuosos, es decir, que no tengan los mismos instintos que él. Como su deseo es realizable, puesto que Dios en su infinita sabiduría ha establecido leyes que faciliten el progreso de sus criaturas, el espirita vuelve á la tierra de acuerdo con su plan de existencia; pero á medida que su organismo Va desarrollándose y el alma va teniendo conciencia de sí misma, el instinto criminal despierta paulatinamente, y entonces comienza una lucha cruel para el espíritu, lucha en la cual algunas veces es vencido y otras Vencedor. He aquí una excepción en la regla: Un criminal en el regazo de una familia honrada, pero un criminal en vias de perfección, porque sus crime- nes habrán disminuido en cantidad y calidad. Lo mismo sucede con un espíritu, el cual haya tenido aptitudes para las artes ó las ciéricias: quiere perfeccionarlas, y para ello vuelve á la Vida terrena, pero antes desea que los que van á ser sus padres, tengan por REVI-TA ESPIRITISTA KARnECIANA 37 misión la de instruir á SUS hijos, aun cuando ellos no posean las mismas aptitudes que él. Luego en este mundo y á medida que sus aptitudes vayan desarrollándose, tendremos un artista ó un sabio de padres ignorantes y tenemos otra excepción. He dicho anteriormente que existe la herencia psicológica, pero no es ciertamente aquella que según los materialistas se transmite por intermedio de la sangre como, por ejemplo, las morbosidades del organismo, sino que esta herencia la vamos adquiriendo con hábitos, costumbres y conocimien- tos que nos han ido legando nuestros antepasados. Voy á explicarme: Al venir el espíritu á la vida trae consigo un caudal de conocimientos, hábitos y aptitudes, que han sido heredadas en existen- das anteriores. Luego en este mundo hereda de sus padres, amigos y, por último, de la sociedad en que vive, otro caudal que transmite á sus hijos. Esta herencia también la recibe el alma en la historia y la filosofía lo mis- mo que en las artes y las ciencias. Esta herencia psicológica se va trans- mitiendo de hombre á hombre, de generación en generación, y más 'aún, mundo á mundo. No quiero decir con "esto que todos [los hábitos y canocimientos sean hereditarios ó pura imitación, porque esto sería negarle al [hombre la ca- pacidad de perfeccionar ó crear algo, pero si, en la mayoría de los casos lo que hace es solo asimilarse lo ajeno. En resumen diré, que las conclusiones á que llegamos los espiritistas no son, de ninguna manera, el producto del ingenio de ningún hombre, sino que están basadas en las manifestaciones que, día á día, estamos obser- vado; y que los materialistas están engañados por una farsa perspectiva, que los seduce y conduce de error en error, arrastrándoles en el abismo de la nada. Miran el Universo, y no ven la inteligencia que lo dirige; miran al hombre y no ven más que un mecanismo ciego; ven sus acciones y creen que éstas son el producto de la alimentación y el resultado de la herencia fisiológica; y sin embargo, sin ver los desastrosos resultados que se des- prenden de su doctrina, hablan de justicia, de bondad y de belleza, como si estas cualidades pudieran ser el resultado de un mecanismo ciego. Pues bien, es necesario que los espiritistas estudiosos no nos encari- ñemos demasiado con nuestras creencias y estudiemos también las obras de los sabios materialistas que no dejan de tener su utilidad, y así también, conoceremos las objeciones que nos puedan hacer, y luego demostrarles que el espiritismo no es sinónimo de novela ni tampoco es fantasía [creada por imaginaciones enfermas, y que por el contrario, nuestra creencia está basada en hechos positivos; y con esto habremos cumplido con un deberjy al mismo tiempo habremos dado un paso más hacia el progreso de nuestro espíritu. Manuel S. Porteiro 38 LUZ Y UNIÓN Congreso de Ginebra El 2° Congreso Espiritista, organizado por ia Oficina Internacional de Espiritismo, tendrá lugar en Ginebra del 11 ai 14 de Mayo de 1913, Las principales sociedades espiritistas nacionales del mundo entero se han ya adherido y varias de entre ellas han dado á conocer los nombres de sus delegados; la «Spiritualist's National Union» de Inglaterra ha designa- do, á su secretario el Señor Hanson G. Hoy, que acaba de organi- zar de una manera brillante el Congreso internacional de Liverpool; la Deutscher Spiritisten Verein-será representada por sus Directores los Señores Feilgenhauer hermanos, cuya actividad como propagandistas del espiritismo en su pais, es tan universalmente conocida y apreciada; la So- cieté Francaise d'étude des phénomès psychiques enviará tal vez á Gine- bra, su presidente el célebre escritor espiritista Gabriel Delanne, acompa- ñado de dos de sus colegas; de Italia hay anunciadas las participaciones del Doctor Falcomer de Venecia y del capitán Ch. Velpí, de Roma, el cual se ha hecho conocer por sus trabajos sobre la fotografía espiritista; la Natío- nal Spiritualist's Association de los Estados Unidos de América, ha con- fiado el honor de represeetarle en el Congreso al venerable Doctor J. Peebles, de los Angeles (California) que apesar de sus noventa años pasados, consagra siempre con el mismo ardor su gran talento de orador y escritor, á la defensa de las ideas espiritistas. El programa del Congreso será compuesto de una parte determinada que comprenderá tres grandes cuestiones; de una parte libre cuyos suje- tos serán elejidos á voluntad por los autores de las comunicaciones y de una parte administrativa concerniente la organización internacional. Las tres cuestiones que formarán objeto teórico principal del Con- greso serán las siguientes: A.—Papel del espiritismo en la Evolución religiosa de la Humanidad. Sub Qüestiones.—¿Es el espiritismo la Religión científica universal?¡¿Cual es la relación entre el espiritismo y las otras religiones existentes actual- mente? ¿Puede ser el espiritismo asimilado á un culto? B.—La práctica de la Mediumnidad. Sub Qüestiones. ¿Qué es menester hacer con respecto á los mediums profesionales? ¿Es necesario crear escuelas de mediums? ¿Es preciso con- vocar una legislación protectora de la mediumnidad? ¿Puédese organizar la entrega regular de diplomas para los mediums? C.—El periodismo espiritista. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 39 Sub Qüestiones. ¿De qué manera debe ser dirigido el periodismo es- piritista para llenar de la manera la más útil sumisión de instrucción, de perfeccionamiento y de propaganda? ¿Es posible crear un órgano uni- versal de informaciones esuiritistas? PPuédense examinar en los Congre- sos internacionales las cuestiones de discordia entre diarios ó revistas es- piritistas? Durante la estancia de los congresales en Ginebra, se les procurará la ■ocasión de visitar el taller del célebre medium Helena Smith; sabido es que los cuadros debidos al talento medianímlco de esta artista y consagrados á ilustrar la Vida del Cristo son obras de inspiración muy pura y factura realmente maravillosa. Una exposición internacional de pinturas, acuarelas, postales y dibu- jos medianímicos como también una exposición de fotografías espiritistas serán abiertas en Ginebra, mientras dure el Congreso. Los envíos de obras ó pruebas, acompañados de certificados estable- ■dendo su autenticidad ó de noticias explicativas deben ser dirigidos lo más pronto posible al señor A. Pauchard 23, RueTronchin, Ginebra Suiza. Las adhesiones personales al Congreso, como asimismo las comuni- caciones ó trabajos escritos deben enviarse á la misma dirección. Esos trabajos serán si posible, escritos en francés, inglés ó esperanto, ó acom- pañados de un resumen en una de estas tres lenguas. Simbologia Lia Iritoleransía La necesidad de creer pertenece al reinado 'del Espíritu: tan irreducti- ble como el hambre ó el amor, es aun más imperiosa. Constituyendo una necesidad invencible de nuestra naturaleza senti- mental, la creencia no puede ser más voluntaria y racional que cualquier otro sentimiento de nuestra psiquis. El hombre ha manifestado siempre ese anhelo mental tan necesario á la vida del Espíritu; el civilizado no puede pasarse sin ellas; el filósofo no •ereeen las mismas cosas que el ignorante, aunque á veces admita otras tan indemostrables como las que pueda aceptar el salvaje. Nadie podemos pasar sin creer en algo. La tradición nos enseña que durante siglos fueron las creencias, los guías de la humanidad y que engendraron los grandes móviles de acción de los héroes y mártires. 40 LUZ Y UNIÓN Es imposible, pues, vivir sin creencias. Pero más imposible todavía es sufrir su intolerancia. Eso de que los hombres dominados por la certeza de la posesión de la «Verdad» no puedan tolerar á los que no la aceptan tal y como ellos la sienten ó la presentan, constituye ]un caso verdaderamente inaudito y mar- cadamente patológico del que hay que huir como de la peste. Comprobada en todos tiempos, la existencia de esta inicua hijuela de las creencias, en su apogeo en la actualidad, si bien no en la intensidad y fiereza de las que marca la [Historia en sus páginas con los epígrafes de la Santa Cruzada, la Saint Barthelemy, el Edicto de Nantes, el Terror y otras; continúa pro- duciendo los estragos y frutos venenosos de su monstruosa organización. ¿Porqué fué grande entre los grandes el imperio de los Césares?.. Por su tolerancia; porque admitieron á todas las divinidades de los pueblos extraños que les condujo á una jerarquía de poderes extraordinarios. Ver- dad, que luego más tarde... ¡triste es decirlo!, la intolerancia del Cristià- nismo destruyó con estrépito aquel estado, obedeciendo á una mal enten- dida inteligencia, á una manera de ver y apreciar siempre el encadenamien- to de la vida de los pueblos por [la medida eterna déla intolerancia, des- crWa magistralmente por Santo Tomás cuando deleitaba á sus oyentes en la cátedra al eseñarles que «La herejía es un pecado por el cual merece el hombre ser excluido del mundo por la muerte». ¿Queréis mayor definición de la intolerancia?.... pues por ella ocupa ese santo tan «misericordioso» la exaltación á un altar. Nada digamos de la intolerancia en las creencias políticas y del con- vencimiento que cada jefe ó partido tiene de poseer la «Verdad» absoluta con el aditamento de la supresión radical, sea como sea, de los supuestos enemigos de su credo, y convengamos que en materia de creencias, la in- tolerancia es el semillero de las violencias, de las discordias, del encono de los odios y de las pasiones entre los humanos. Cuando su relampaguear brilla en el horizonte, debiéramos todos ir á guarecernos en el ámbito de los sublimes recuerdos del Crucificado, una de las grandes víctimas de la intolerancia; á impetrar de su bondad excelsa la suave caricia de aquél su incomparable, sencillo, sobrio y sublime carác- ter con que resistió y sucumbió á los feroces trallazos de la intole- rancia. Si; huyamos de ella pero sin perder la senda de la fe, aprendamos de los que se vieron antes que nosotros en cascs semejantes si no tenemos fuerza para sucumbir, haciéndolo todo como si creyéramos en sus doctri- nas; esto es^ tomando agua bendita, rezando, creyendo en el elíxir del sa- camuelas de la plazuela, y en que el vino es puro aun cuando nos conste que lo bautiza el tabernero; que todo esto, podrá embrutecernos, algo, desde luego; pero no nos hará caer en el círculo de las tan decantadas REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 41 virtudes del absolutismo en creencias, que es una de las formas más comu- nes de la intolerancia- Ya dijo Pascal, que la razón es impotente contra la intolerancia de las creencias, sobre todo cuando estas han tomado carta de naturaleza en la fuerza del número. Sea religiosa, político, moral ó social, la creencia se origina, crece y se desarrolla por contagio mental y por sugestiones repetidas. Imágenes, ce- remonias, fiestas, cantos y discursos, peregrinaciones y periódicos, son los elementos mantenedores. Apartad al hombre de estas funciones, y vereis como se dibilita su fe, porque la fe no es duradera si se le despoja de estos elementos. Un dios qualquiera, sin altar, sin templos y sin culto persistente perdería bien pronto su preponderancia: y creer que con la des- tracción por la violencia rápida y brutal de todos estos elementos, podría- mos vencer la intolerancia es loco, por no decir necio empeño; ya lo hiele- ron los bárbaros en Roma, después los iconoclastas, y últimamente los promotores de la Revolución francesa, sin que su instinto noble y razona- ble consiguiera derocar, ni hacer huella siquiera sobre sentimientos incnis- tados en los pueblos por una herencia secular tan vieja y dura como nues- tras montañas. ¡Y si esto sucede en los órdenes comunes de la vida, qué podríamos decir de la intolerancia espiritista! Vestidla con las galas más bellas de la deidad más encantadora; ocul- tadla bajo el recamado velo de tul del telar más sutil y delicado; cubridla de flores y joyas deslumbrantes; coloread sus labios; carbonead sus párpa- dos carminad sus mejillas y colocad con arte sus crenchas de oro sobre las que podéis asentar la corona mas preciada;... que jamás, conseguiréis que a tarasca no saque sus uñas para hundirla en el tierno y noble pecho de sus víctimas. Tiréis por donde tiréis, sus ojos se clavarán en vuestro cerebro para aturdiros, para revolucionar todas las células simpáticas de vuestras afee- -ciones más dulces,, siguiéndoos á lo más recóndito, para clavaros en silen- cip el arponazo de los dardos de su arcaj, repleto siempre de argucias, leyes, engaños, intereses y amenazas. Forma quimérica de la fantasía, es la insensible esfinge de cabeza de hiena que no respeta ni la paz, ni el sagrado humano. Es la eterna compa- ñera.de la tiranía y la absoluta negación de la suprema bondad del gran Espíritu. , ¡Dichosos aquellos que jamás fueron presa, ni víctimas de la into- lerancia! . J> B lanco CoRis 42 LUZ Y UNIÓN La alegría del vivir Asistimos á la aparente debacle de una sociedad desviada del camino que lleva indefectiblemente á la satisfacción íntima, sin la cual cada indi- Viduo, molécula del todo Humanidad, vive vida Vegetativa é impura. ; Se padece de un error general al considerar que la creencia en otra Vida es el fantasma persiguiendo á cada adepto de doctrinas que se basan, precisa y principalmente, en aquella convicción. Es que no se hacen aque- Has reflexiones que la lógica aconseja; es que se deja á la mente volar por 5 los espacios de la preocupación, entre las nieblas de la mentira. Porque lo natural es que la convicción en que la vida se prolonga tras la tumba y fué realidad antes de los pañales envolviendo el infante, acón- seje el ejercicio de las buenas obras, que nosotros los espiritistas, califica- mos de deber por la necesidad que sentimos de la correspondencia, y para cerrar el paso al orgullo que da falsas patentes de redentores á los que, faltos de los entusiasmos que llevan al sacrificio y tejen una sonrisa en el fuerte de los dolores, dán por bien empleados sus afanes ofreciendo á los demás, las sobras de lo que poseen. Se ha repetido mucho y lo hacemos nosotros nuevamente: hablamos de los convencidos de un ideal ultraterreno, basado en la experiencia cientifi- ca y en la meditación posterior, hija de los hechos múltiples que en la vida se sucedan. Somos espiritistas racionalistas, kardecianos hasta donde, se- gün nuestro parecer falible, llegue la lógica del maestro y de sus inspira- dores, falibles también ¿Porqué, qué obstáculo se opone á que nosotros, sin distraernos de nuestras obligaciones materiales y morales sintamos, manifestemos, con- tagiemos á los demás nuestra alegría, haciéndola colectiva, para que ex- pióte entre nuestras amistades y relaciones? ¿Qué beneficio puede repor- ^ tar á la sociedad nuestra rebeldía á las dulces expansiones del alma? ¿Qué ganaríamos con ofrecer á todas horas y en todo momento la faz adusta, para exigir de los que nos rodean una sumisión y un temor que son los grandes propulsores de nuestro retraso moral? ? Conste, pues, una vez más, que los espiritistas queremos vivir la vida expansiva, imitar á los pájaros y á las flores para rodearnos de verdores que son esperanza, y brisas que son amores. Claro que la alegría que apetecemos dista mucho mucho de la usual en este ambiente putrefacto en que vivimos, de la que en honor precisamen- te de nuestro entusiasmo por hermosear la vida, somos perfectos adver- sarios. É REVISTA ESPIKIUSTA KARÜECIANA 43 Acabamos de ver otra mascarada; otro año ha señalado unos días de amnistía para todas las bajezas, en ios que, tras un trozo de cartón desfi- gurando la faz, se han podido usar aquellos atrevimientos de palabra que han de producir en los demás efectos destructores. ' Y aunque para exteriorizar el estado de perturbación y relajamiento que se padece no precisa esperar á que otro Carnaval llegue con sus trapos vistosos y sus trebejos empolvados, siempre en esa época se exhibe un j colmo, que ha de producir en las personas sensatas un efecto de dolor, una lamentación muda, prisionera del pecho alterado. No es posible, no puede serlo por parte de los verdaderos enemigos de otra vida, el culto á la alegría sana que nos da fortaleza para encararnos con los contratiempos inevitables de la existencia. Lo natural, lo lógico en los verdaderos materialistas y ateos, es que busquen la manera de hacer bella la vida, pero con arreglo á un egoísmo repulsivo, cruel, imitando á los alcohólicos que para olvidar sus penas durante un rato, se emborrachan y excediéndose, basando sus espasmos en la desgracia de sus semejantes, cuya suerte no puede inspirarle sentimiento alguno piadoso. Hagamos constar nuestra convicción de que, si bien hay muchos seres que se dicen ateos y materialistas, buena parte de ellos no lo son apesar del empeño que ponen en darlo á entender en toda ocasión y momento. Queda en el fondo de su alma el sagrado residuo de la duda, que les detie- ne en el abismo de la absoluta incredulidad. El abuso de los mercaderes de las religiones positivas, la falta de una- nimidad y de escrúpulos ha producido inmensos males á la humanidad, llevándola al estado de desmoronamiento actual. Y si apesar de los estragos cometidos por los falsos continuadores de la doctrina excelsa del crucificado, y si apesar del tiempo que llevamos ' aguantando el engaño con que estos se manifiestan pública y más privada- mente, se da el caso consolador que registramos de una gran cantidad de individuos, de una tal vez mayoría que, sin embargo y la nefasta actuación de sus guías, ha sabido conservar el principio de una creencia que se le interpone en el camino de sus meditaciones más íntimas, felicitémonos, pues ello abre el pecho á la esperanza para los que confiamos en una trans- formación que salve á la Humanidad del más seguro de los peligros. La doctrina espiritista y más que la doctrina el proceder privado y público de los que militamos en tan santas doctrinas, han de obrar el milagro de aque- lia transformación. No somos partidarios ni podemos sentir simpatias por los procedimien- tos ascéticos. Perfectamente percatados de nuestros deberes sociales, de- 44 luz y unión bemos engrandecer el radio dejas amistades puras, y asociarnos á todas aquellas obras beneficiosas para la colectividad. Claro que no podemos llegar á todas partes, y ser principales colabo- de buena radores en todo aquello que requiere el esfuerzo de los hombres voluntad, pero no debemos rehusar tomar parte en ninguno de aquellos co- metidos que se nos ofrezcan, si para aceptarlos podemos ir en compañía de nuestra bandera adorada, y de nuestra actuación hay que esperar algún fruto provechoso. No nos conocen los que han supuesto en los espiritistas racionalistas concomitancias con los componentes de estas docenas de grupos y gru- ancho á pitos donde se hace burla á la seriedad y donde se ofrece campo enemigos invisibles, ganosos por recrearse ante una asamblea de gente los sencilla, capaz de tragarse las tonterías de más bulto. Estos son, á nues- á tro ver, los enemigos del Espiritismo. Y lo son porque, sujetos peores las falsas prédicas de sus consejeros, están persuadidos de ser ellos los más mejor percatados de los deberes y espiritistas. Lamentemos, pues, que, por culpa de los enemigos encubiertos y de- clarados, avance poco la filosofía de que se nutre nuestro espíritu, y que la obra redentora y simpáti- por todo ello sea poco factible, hoy por hoy, ca de llevar á grandes dosis el consuelo á los seres afligidos, de inVa- dir las calles con la explosión de bondades que se contienen en nues- tro credo- J. Costa Pomés. Llegará Cuando el cerebro medita lo imperfecto de este mundo, padece el alma y se irrita: en su grandeza infinita siente un disgusto profundo. Consejos á todo trance y doctrinas á granel para que el Progreso avance, y el vaso, lleno, al alcance lleno, si; pero de hiél. Predicando noche y día palabras de redención; REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 45 y la turba siempre fría, como una conciencia impía y un pecho sin corazón. Un lamento prolongado por doquier puede escuchar: ¡Si está por tierra humillado lo más puro y más sagrado, qué podemos esperar? ¿Cuándo llegará la hora de acabar tanto tormento? El que padece, el que llora necesita ver la aurora de un grato renacimiento, ífí írí Mas preciso es que sepamos que esa aurora de bonanza luce ya aunque no podamos, en el mundo que habitamos llamarla más que esperanza. Si; llegará la ventura. Llegará la perfección de la humana criatura. La vida siempre perdura en sublime progresión. Los siglos que el hombre cuenta dentro de la pequeñez que le anima y le sustenta son la nada, la violenta pompa de nuestra altivez. Llegará, por nuestra suerte, el destino del dolor; y el alma, serena y fuerte, en batalla con la muerte verá triunfante el amor. Krainfort de Ninive Cárcel Modelo—Madrid. 46 LUZY UNIÓN Algo sobre la comunicación espiritual La comunicación de los espíritus desencarnados con los encarnados es una de las primeras bases en que se apoya la ciencia esperimental y la filosofía espirita. Es el primer punto que se toca al hablar de espiritismo y es también el menos admisible y más rechazado por todos los fríbolos é ignorantes y también para muchos de los que se tienen por hombres cultos é ilustrados, á la vez que para algunos que se tienen por sabios, cultivadores de la ciencia en varias de sus múltiples ramas. Es por último uno de los puntos que más se discute, que más se afirma por los adeptos del Espiritismo y es también el que más decepciones produce y más divergencias ocasiona en la mayoría de los casos, á los contertulios ó concurren- tes á las sesiones espiritistas de investigación. En la mayoría de los grupos llamados familiares, pero que á ellos asisten in- dividuos que no están del todo instruidos ni han estudiado á fondo la Filosofía de Alian Kardec, la comunicación hablada ó de otro orden, deja mucho que de- sear casi siempre, y de aqui el descontento de los unos ó de los otros, y de ello resultan discusiones más ó menos acaloradas que en muchos casos concluyen por desavenencias y la retirada de algunos por no estar conformes con lo que satis face á los otros. Unos creen que el espíritu desencarnado es libre en cuanto de- ja su envoltura en la fosa y puede acudir al llamamiento ó evocación de los se- res familiares que dejó aquí, y la mayoría de estos, al ir á la sesión no hacen más que en pensar en que venga su hijo, su padre ó su abuela, y si al cabo de álgu- nas sesiones no viene el espíritu predilecto, se cansan y se van para no volver; otros en el mismo caso de los anteriores, si por incidencia ó caso especial viene alguno que dice ser el mismo espíritu familiar de aquel ó aquellos que le evoca- ron, se eren estos con derecho de preguntarles todo cuanto se les antoje, «de aquí» durante su vida y de «allá» después de muerto, y el espíritu, ee contestar- les á todas cuantas preguntas le dirijan. Otros eren que el medium por el que se reciben las comunicaciones es falso ó impostor y todo lo que dice tiene pleno conocimiento de todo lo que por el posa durante ese periodo, ó estado de «tran- ce» y esto ocurre casi siempre á todos los que ignoran el fenómeno de la comu- nicación ó sea el como, por qué y para qué se realiza, y el medio de que se va len los espíritus para comunicarse y las dificultades mayores ó menores que puede encontrar para transmitir las ideas traducidas en actos. De aquí muchas veces el que los mediums queriendo ser complacientes con todos estos, pongan de su parte algo, y resulta, que en lugar de hacerles un bien, les produce un mal que á el mismo le perjudica porque se desprestigia y perjudica á la Entidad comunicante y perjudica al espíritu por que lo desprestigia ante las personas neutrales y ante aquellas quejesperan convencerse por medio de la comunica- ción de los espíritus. Mucho se puede decir sobre los trastornos que trae consigo la comunicación REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 47 ■en la mayoría de los centros espiritistas, sobre todo en aquéllos en que la lectura de buenos libros es escasa ó ninguna, y solo se dedican á oir á un espíritu por medio del medium, y dan por hecho y eren todo que este quiera decir, ó le hagan decir: pero como esto y mucho no lo saben la mayoría de los lectores, paso por alto todo ello porque no quiero ocupar lugar y tiempo imítilmente, ni quiero tam- poco molestar al venébolo lector. Mi objeto al dirigirme á los lectores, es solamente para algunos que necesi tan saber, el por qué rara vez se obtienen comunicaciones comprobadas de los espíritus familiares más ó menos queridos y para que á la vez sepan que no de- ben evocar con más ó menos insistencia á espíritus determinados y que al hacer- lo, cometen una ligereza y una falta, que no solo redunda en perjuicio propio y de sus seres queridos, sino que perjudican también al medium y al grupo donde concurren. Los mismos espíritus que llenos de bondad y de cariño velan por nosotros y se constituyen en protectores más ó menos directamente y auxilian con sus esfuerzos á los protectores de centros, vienen de vez en cuando á ilus- tramos sobre todo aquello que necesitamos saber y no podemos aprender por nosotros mismos mientras estamos encerrados en esta cárcel, sujetos por los lazos de la materia. En prueba de ello transcribo la comunicación obtenida hace algtín tiempo, en un Centro familiar é inspirada por un Espíritu de alguna elevación y de mucho sentimiento amoroso hacia los terrenales entre los que luchó y trabajó por su progreso moral y científico y ahora trabaja constantemente por el nuestro desde los mundos de luz donde mora, sin pue por eso abandone ni olvide á sus antiguos conciudadanos. Oigámosle: Queridos hermanos: os decía en mi penúltima comunicación, que es un error creer que los espíritus se manifiestan á vosotros y comunican su pensamiento instantáneamente, como y cuando quieren, sin fin y propósito determinado que contribuya de algún modo al bien general; en primer lugar, porque la vida extra- carnal y la relación de los espíritus entre sí, es más apreciable y necesaria; es casi una compenetración de las actividades y del pensamiento; en tal situación y en tales condiciones, que ningún espíritu puede obrar por sí é independiente- mente sin el apoyo y la cooperación de los espíritus que como él se hayan inte- tesados en un trabajo cuyo fin ha de ser útil y beneficioso para todos aquellos á <|uienes se dirige, y para los que de cualquier modo contribuyen á ello. También decía y debo insistir en esto, que los espíritus en «perturbación» aquellos que no han alcanzado la plenitud de sus facultades, no constituyen una entidad completa en su manera de ser y de estar. Los que consideramos im- perfectos por sus inclinaciones malévolas, ó por sus apasionadas aflicciones y se encuentran completamente «inutilizados para la comunicación» que solicitan; sin embargo, son los que más la desean, los que más frecuentemente también se ma- nifiestan y los que más contribuyen á la comprobación de estos hechos. ¿En dué consiste esto? en que los espíritus protectores encargados de su dirección, les protejen, y á menudo satisfacen la necesidad imperiosa en ellos de descargar su conciencia ante los seres á quienes han perjudicado; obedece también esto, á la necesidad de que vosotros, mediante la imperfección de los 48 LUZ Y UNIÓN sentidos carnales, podáis más fácilmente establecer la relación apreciable con los espíritus que aún sienten orgánicamente por estar envueltos por la atmós- fera del planeta. Los espíritus libres, aquellos considerados ángeles, por que solo del bien se ocupan, (lo cual supone un estado de adelanto y de perfección), mantienen la relación espiritual más ampliamente^ mediante los medios de relación que á su elevación corresponde; su impresión llega tiasta nosotros animando y sensibilizan- do nuestras esferas de actividad más groseras, inspirándonos frecuentemente ideas elevadas y sentimientos generosos, cuando nuestra predisposición tempo- ral nos coloca en condiciones de poderlas sentir y utilizar. Tampoco estos espíritus superiores obran por su exclusiva cuenta, por cuan- to para practicar el «bien», se asocian á todos los seres que del bien se ocupan y por el progreso universal se afanan. Esta correlación de ideas y de sentimientos entre los espíritus, no se limita solo á la esfera extra-carnal: su actividad y la manifestación de sus actos tras- ciende al Universo mediante las esferas inferiores que les rodean, por consi- guiente, coexisten con vosotros, se encuentran y actúan en colaboración vuestra por el movimiento y actividad planetaria para su desarrollo y para la totalización de sus actos. No obstante, el espíritu en la carne se encuentra concretado y li- mitado en su actividad y en su manifestación: se halla también modalizado en una forma corporal en que se ha desenvuelto, desarrollando un cuerpo mediante la relación especial de su naturaleza como espíritu, siendo el cuerpo y los me dios de relación y sensación análogos á encarnaciones anteriores, diferenciándo- se sin embargo, en la extensión é intensión de sus facultades. Debemos insistir en este importante estudio, para resolver uno de los puntos más difíciles de la doctrina que sustentáis, una de las objeciones más frecuentes que se os hacen para combatir la preexistencia del espíritu. Se ha tratado de explicar de varios modos y todos insuficientes, la «caren- cia» del recuerdo en el cuerpo orgánico, de fases de existencias anteriores. Es difícil dar explicación satisfactoria á esta objeción por un procedimiento puramente psicológico. Tampoco satisface á la razón la conveniencia moral que se supone para la libertad del espíritu encarnado. Ya hemos dicho que no hay acto, no hay evolu- ción alguna del pensamiento, que no trascienda, que no reaccione y que no mo- difique de alguna manera los elementos constitutivos de nuestro sér; pero esta modificación afecta especialmente al elemento que en la carne llamáis «Alma», y en la vida del espacio denomináis espíritu. Se concibe perfectamente que el sér que progresa, todo acto que contribu- ye á su mejoramiento, afecta y reacciona la sustancia espirita en el sentido de la eliminación de los elementos más groseros y de la asimilación de otros más puros; por consiguiente, fijaos bien que basta este solo hecho, esta purificación externa que se verifica mediante la actividad y la realización de su naturaleza esencial, para explicar la memoria, la retentiva, la acumulación de conocimien- tos, la perfección de la inteligencia, la penetración del pensamiento y la perfec- tivilidad de todas las facultades morales é intelectuales. Cuando esta perfección se realiza, cuando nuestra conciencia evoluciona REXISTA ESPllliriSTA KARDECIANA 49 más fácil y más ampliamente, cuando nuestra esfera de sensación se dilata, cuando el resplandor y las iri adiacioiies de nuestro sér sensibilizan mayor exten- sión y sienten más íntimos movimientos internos y relaciones externas, puede contener y recordar en sí cuanto ha conocido y pensado y las modificaciones que el raciocinio y la reflexión ha llevado á sus conocimientos y á sus ideas. Yo quisiera, si no habéis comprendido bien esto, y penetrado su importan- cia, que pidierais todas las aclaraciones, porque ha llegado el momento de que este punto tan controvertido y tati desgraciadamente interpretado, se esclarez- ca suficientemente y con alto criterio científico. En una de mis primeras comunicaciones y en otras posteriores, he repetido previniendo el fin á que debemos aspirar, que era muy dificil para nosotros daros una idea aproximada de la vida espiritual en cuaht" á sus fases de exis- tencia y la realización de su progreso. Entonces, cuando no podíamos afrontar estos estudios científicamente, cuando necesitamos inculcar gráficamente la verdad posible en ánimos pre- dispuestos, pero poco educados para recibirla más completa, hemos dicho que podíais considerar al espíritu, suponiendo un periodo inicial de ignorancia, por no haber cometido acto alguno inteligentey de pureza, por falta de actos libres y responsables como el diamante envuelto entre materias terrosas que le privan de su brillo y de su manifestación. Despojadle de esta corteza y aparecerá la primera manifestación de su brillante existente: labrad su primera faceta y se hará más brillante y más diáfano. Esto es le que sucede con las encarnaciones, viene á desgastarse y apulirse la arista más saliente de nuestra imperfección moral; y como aspiramos á la perfección infinita, infinitas han de ser las fases labsriosas de nuestra eterna existencia. Pues bién, repitiendo, é insistiendo en el punto que nos ocupa, es fácil com- prender que una suma mayor de perfección, contiene en si todas las im- perfecciones anteriores, y que una existencia más pura contiene en sí la suma de actos imperfectos realizados. Así como el diamante sin cambiar su naturaleza esencial por el pulimento su aumento su valor, así también en el espíritu por el trabajo, por su actualiead constante, modalizándose y modificándose en su manera de estar, de sentir y de obrar, aumenta su valor moral, que se sintetiza en pureza y en perfección; por consiguiente, en un estado superior de progreso que se puede sentir y conocer de todos estados relativos y gradualmente inferiores; por consecuencia, la me moria yel recuerdo no se explican solamente como una facultad moral, ó psico- lógica, tampoco por la moderna teoría materialista del movimiento ondulatorio de los átomos, y de sus supuestas, complicadas y largas vibraciones; tampoco por la teoría, en cierto modo espiritualista aún que panteista en el fondo de sensaciones reflejas que se mantienen en eterna vibración, en el todo, en el receptáculo universal. La teoría que esponemos y que debeis estudiar para establecerla sólidamente, satisface á la naturaleza esencial del espíritu y á las condiciones y estados par- ticulares en que el progreso sucesivamente se realiza; satisface también á la condicionalidad especial que el ser afecta en todo momento, porque su actuali- dad es constante, es eterna y tiende esféricamente á sentir y á conocer cuanto 50 LUZ Y unión la Creación encierra; pero esta sensación, este conocimiento, hemos dicho que la realiza en la esfera de actividad que le corresponde, que equivale á decir, que cada espíritu tiene condiciones y propiedades especiales para sensibilizar con hinilado espacio, y en su mayor ó menor pureza depende el poder sentir y conocer impresiones más delicadas y arcanos más profundos. Cuando decimos «esferas.de acción, no suponemos exclusión de otras esfe- ras de actividad, sinó compenetración de otras esferas por su actividad mayor, su acción y su intensidad mas activa.— Adiós. No se si mis hermanos espiritistas todos y en particular aquellos á quienes principalmente van dirigidas estas sublimes enseñanzas del verdadero espíritu de Luis, se habrá dado exacta cuenta del valor que encierra su diserta- ción, altamente científica y filosófica, yo espero que sí, y de ello me congratulo porque se habrán dado cuenta de lo difícil que le es á espíritu determinado, co- municarse aisladamente por sí y ante sí, como creen la mayoría de los espiritis tas, sin la ayuda y colaboración de otras entidades espirituales superiores. Tengan muy en cuenta esto, todos los concurrentes á los centros y sesiones espiritistas y déjense de evocar á sus familiares del espacio, que cuando expon- táneamente no se presentan, hay una causa que se lo impide y no queramos ni deseemos aquello que para nosotros nos parecería un bien, quizá sería un per- juicio, así como aquello que creemos justo puede que no lo fuera y por no serlo nos perjudicara. B. Rodríguez Estudio de las mediumnidades y de los fraudes Mucho se habla de los fraudes que cometen los mediums, y las perso- nas prevenidas y escépticas creen haber hallado el origen y razón del es- piritismo en la mala fe de ciertas personas que llamándose mediums é in- termediarios de este mundo con el invisible, explotan este filón que ellos mismos nos han inventado, para vivir á expensas de los ignorantes y fa- náticos. Cuando un sabio de renombre publica en libros ó revistas las conclu- siones á que ha llegado en el terreno científico y declara la realidad de los fantasmas y otros fenómenos no menos sorprendentes, al momento saltan los incrédulos, que ya tienen su opinión formada sobre estas cosas, sin haberse tomado el trabajo de ver y estudiar nada- al momento saltan, repito, estas personas prevenidas contra todo lo que á contradecir el sen- tido común que es el más vulgar de los sentidos y gritan desde el rincón REVISTA ESPIRITISTA KAKUECIANA 51 de un diario cualquiera, protestando contra la impostura y el engaño. Y tal es la obcecación, por no decir fanatismo, que los domina, que no tienen tiempo para reflexionar que ellos no son «nadie» para desmentir á esos sabios que, tan prevenidos como ellos, en un princio, se han visto en el caso de reconocer los hechos que han Visto y comprobado en el terreno de la experimentación; porque dada su investidura y autoridad en el te- rreno de la ciencia, desechan sus prejuicios y consideraciones de inte- rés personal, para proclamar lealmente la verdad, toda la verdad des- cubierta. Los negadores «porque si» de lo que no conocen ni quieren conocer, se colocan con este criterio de negación en una categoría tan alta, respec- to de los sabios á quienes inconsultamente desmienten, que francamente sólo merecen una mirada de compasión y da ganas de exclamar como Jesús: perdonadlos Señor, porque no saben lo que dicen! No es posible que un hombre ecuánime y de regular criterio, se atreva à desmentir á los estudiosos y pacientes investigadores de estos fenóme- nos, sin tener ninguna base, por endeble que fuera, en que apoyar sus afirmaciones y mucho menos que se crean ellos solos los únicos que pue- den saber la verdad, las ciencias que pueden abrir rumbos fijos al pro- greso de las ideas, los únicos capaces de saber desde la cátedra de su or- güilo y necedad, en que se colocan, lo que es verdad y lo que es mentira, sin tomarse el trabajo de descender al campo de la experimentación y juzgar anima vilí, los hechos afirmados sobre innumerables testimonios de personas que por la posición que han conquistado por su saber ó sus Virtudes, tienen el derecho de que se les respete un poco más, y si no me- recen entero crédito sus conclusiones, debieran servir éstas para desper- tar la curiosidad y hacer nacer el deseo de estudiar lo que se afirma con tanta profusión y acopio de detalles. Los negadores «porque sí» de los fenómenos espiritistas son de diver- sas categorías: los ignorantes en absoluto porque ellos no pueden conce- bir que sea posible la comunicación de los espíritus con los hombres; éstos son negadores por diversas causas, los unos, por simple arrogancia de pre- tender que no puede ser verdad sino lo que ellos conciben por verdad; los otros porque no les conviene, dado el estado deplorable de su concien- cia, que sea Verdad la existencia de un mundo á donde habrá que ir sin vuelta y en donde se exige la rendición de cuentas exacta y fiel del modo como emplearon la existencia que se les concedió; éstos tienen un horror espantoso á las responsabilidades y desean que después de esta vida todo termine y ser sepultados en el abismo de la nada. Estos son los más co- bardes y los que con mayor empeño se asen de cualquiera invectiva con- tra el espiritismo como un alivio que reciben contra esta preocupación del «más allá» que les perturba sus alegrías mundanales, que es para ellos la 52 LUZ Y UNIÓN suprema felicidad, la única que les es dado gozar y por lo tanto la rodean de todas las consideraciones propias del que defiende su propia vida, por- que concluida ésta, ya nada hay que valga la pena de hacer llevadera la existencia. Los sabios materialistas, que son los que tienen estas preocu- paciones y que no se animan á levantar la punta del velo, de miedo á en- centrarse con una realidad que no les conviene, andan siempre á la pesca de cualquier noticia que niegue los hechos espiritistas ó los ponga en ri- dículo y cuando ven que un hombre de autoridad intelectual ó moral los proclama como verdaderos, se indignan contra este hombre, lo declaran traidor á la ciencia misma, reblandecido y, por último, viendo que estas protestas causan más bien risa entre las gentes de regular buen sentido, se encariñan con la idea de que esos sabios han sido engañados por mu- jerzuelas ignorantes llamadas mediums y se hacen el convencimiento de que todo es una viva farsa, y los hombres de autoridad que afirman los fenómenos, unos simplones, que se dejan explotar por gentes inte- resadas. Con lo dicho no queremos sostener que en el espiritismo no exista el fraude, sino que el fraude en el espiritismo es la resultante forzosa de la existencia real de los fenómenos, porque no se falsifica lo que no existe. Y esto es lo que pasa en todas las instituciones humanas. Nunca faltan hombres dispuestos á abusar de sus poderes, haciéndolos servir para el mal, cuando les fueron concedidos para el bien; nunca faltan hombres sin conciencia que todo cuanto hallan á su paso lo hacen serVir para sus fines personales, Violando la ley, negociando con las cosas más caras y sagradas y si tienen algún poder ó influencia, haciéndolo servir para su provecho propio, cuando las condiciones! y facultades que poseen—sean originarias de su propia naturaleza ú otorgadas por la sociedad—debieran usarlas en bien de los demás, cumpliendo así con su deber. Pero de estos abusos no debe culpalse jamás á las instituciones, á las religiones, á la ciencia, por- que ellas son buenas en si y se proponen un fin útil, y no pueden eliminar- se porque haya seres que las explotan. Por otra parte, en la mayoría de los fraudes que se cometen en el es- piritismo, los mediums no son responsables de ellos, según las observa- clones que hemos hecho siempre y las de sabios eminentes como Lom- broso, Morselli, Richet, etc. No; cuando el medium comete fraude en estado de trance, lo hace de una manera inconsciente; no es él el que lo comete sino la entidad ó guía espiritual que se vale de su mediumnidad para efectuar el fenómeno y algunas Veces otros espíritus que se interpo- nen con la mala intención de poner en ridículo al medium. Se dirá, sin duda ¿cómo es posible que el fraude lo hagan los mismos espíritus que se afanan por producir los fenómenos? A esta pregunta po- dríamos contestar que el espíritu guía de un medium de efectos físicos, por KEVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 53 lo general, es un espíritu atrasado y muchas veces no sabe ó no está convencido del rol que desempeña en este trabajo. Debe también tenerse presente que el espíritu guia de esta clase de mediums tiene gran afecto por su medium, desea que salga airoso de todas las pruebas que hace ante el público y hace todo lo posible en este sentido, pero resulta á veces, que el ambiente no es propicio, que el medium está indispuesto, que la cadena fluídica que se forma no es bastante fuerte para la producción de t los fenómenos, y he aquí entonces, que el espíritu, contrariado en su de- seo y amor propio, trata por todos los medios posibles de que la prueba salga bien, sea por el medio que fuese, y como ya hemos dicho, en estos espíritus no hay una conciencia escrupulosa, un sentimiento elevado del deber, trantan, cuando les es posible, porque no siempre lo es, de que el medium ayude á la producción del fenómeno. Cuando estuvo en esta Ca- pital el célebre medium Enrique Slade, la comisión de la que formábamos parte, quisimos tener con él una sesión privada á fin de conocer las me- diumnidades de que estaba dotado y si realmente resultaban claras, evi- dentes y verídicas, porque en caso contrario, no nos hubiéramos expuesto á un fraude ó fracaso provinente de fraudes ó mistificaciones. Después de esta sesión convinimos en que producía fenómenos que no estaban claros, ó por lo menos era posible que el medium los hiciera por medio de trucs, y entonces quisimos hablar con su guía espiritual y al efec- el guía vino en posesión del mismo Slade, Le advertimos que los únicos to fenómos que queríamos se hicieran en público, eran los de escritura direc- ta, no solo con las pizarras del medium sino con las que nosotros ó cua- lesquiera visitante, trajésemos para la operación. El guía espiritual se mos- tró muy resentido por esto, pidiendo que si dudábamos de la buena fe del medium y de él, no debíamos haberlo hecho venir. Sostuvo con calor que debíamos sugetarnos á todas las experiencias que podían hacerse por la mediumnidad de Slade, pero como nosotros nos mantuvimos firmes y decía- ramos que bajo nuestra dirección y patrocinio no daríamos ninguna sesión pública si no bajo este compromiso, se resignó y prometió hacerlo así. Sin I embargo, en dos ó tres sesiones faltó á su compromiso y presentó fenóme- nos dudosos. Lombroso y MorselH refieren de la tendencia de la medium Eusapia, cuando está dormida,,para hacer fraude, haciendo esfuerzos para libertar las manos y los piés fuertemente asegurados, con el objeto de cometer el fraude, toda vez que carece de la fuerza fluídica para producir los hechos de una manera natural y por agentes desconocidos. Estos profesores, así la medium no obra cons- como Aksakoff, Richet y Wallace, declaran que cientemente en estos casos y.también afirman que estos fraudes no son una razón suficiente para negar la mediumnidad, puesto que para un frau- de hecho á veces en la presencia de todos los observadores, existe una 54 LUZ Y UNIÓN inmensa mayoría de fenómenos hechos sin que se pueda atribuir á aquella causa su origen ó procedencia. Es verdad también que los fenómenos espiritistas se imitan por presti- digitadores y personas que se llaman mediums, pero esto tampoco es una prueba de la no existencia del fenómeno, es más bien una prueba de la ignorancia y demasiada credulidad de ciertas personas, que se dejan em- baucar por esos explotadores. Estos no consiguen lo que se proponen con espiritistas experimentados, pues nosotros somos muy desconfiados cuan- do se nos invita á presenciar un fenómeno entre gentes que no conocemos ó no nos inspiran confianza y más de una vez hemos descubierto fraudes y dado la voz de alerta! sobre ciertos explotadores de este género. Los espiritistas pues, somos los más conocedores de estas patrañas, por nuestra práctica constante y el conocimiento que tenemos de todos esos malos manejos. (De Constancia) La vida terrena Oh vida terrenal, mísero encanto, cuanta ruin falsedad, cuanta mentira, cuantas penas ocultas, cuanto llanto, cnanto infeliz mortal gime y suspira; cuanto inocente sér en tí se inspira; eres el carnaval del potentado semana de pasión del desdichado. Todo es pura ficción y compostura, explotación, venganza, despotismo; solo se rinde culto á la impostura: no hay más que una tendencia, el egoismo; se desprecia al humilde, se censura, no hay más que vil metal y formulismo: el oro es la honradez, la dignidad, el que escuda á esta ciega humanidad. ¡Oh vida miserable, te desprecio! ¡reniego de tus falsas ilusiones! solo puede quererte el que sea un necio REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 55 y sea juguete vil de sus pasiones; el que llega á ignorar á que alto precio pagará sus locas tentaciones, el que á la virtud se llama indiferente, y no cree en mas Dios que en el presente. Ah, pobre humanidad que en tu carrera, marchas en raudo vuelo al hondo del abismo; persistes con cinismo en tu ceguera esperándolo todo de tí mismo; desconoces la suerte que te espera, es todo para tí materialismo; medita con ardor en tu existencia consultando la voz de tu conciencia. Piensa algunos instantes en tu vida de pesares, tristeza y amarguras, examina tu punto de partida y cesarás un tanto en tu locura; deja de ser de tu yo el suicida, que es un mito la fría sepultu a, no dudes que te espera mejor suerte y desecha el fantasma de la muerte. Eleva el pensamiento al alto cielo donde todo es belleza, amor y vida; arcano misterioso que en su anhelo, todo lo vivifica, nada olvida; la fuente inagotable de consuelo con que el Padre amoroso nos convida á beber de su amor la pura esencia, para hacernos mas grata la existecia. Desecha de tu mente esa porfía de que todo concluye con la tumba: horrible pensamiento de agonía, que todo lo deshace y lo derrumba; acicate cruel que te desvía del bendito concierto que se tumba, llamando con sus ecos la atención, convidándote á hacer tu redención. 5G LUZ Y UNIÓN Rompe el denso capuz de tu ceguera, y estiende tu mirada al infinito; que esta vida tan solo es pasajera donde cumples condena cual proscrito; un cierto más allá tu vuelta espera, sé de tu porvenir mas solícito, no temas que tu vida aquí concluya: toda una eternidad tienes por tuya. Francisco Ríos. Melilla Febrero 1913. ¿Cual es el mejor ciudadano? Este folleto, obra del insigne espiritista don Francisco Pelati, contiene en pocas páginas mu- cho y mu}* bueno. Más que un juicio crítico que no estaría á la altura que se merece el señor Pe- latí, preferimos dar á nuestros lectores lasprimi- cias de su contenido. Una de las muchas é indispensables condiciones del modus operandi en la vida de la relación, es la impuesta por el deber de ejercer el bien en sus Variadas formas sociales, porque el bien es causa de amor, y éste es el gran eslabón que enlaza corazones para formar la cadena de solidaridad universal. . _ El bien debe ser, pues, la general aspiración, individual conveniencia, de todo hombre ó mujer, porque el bierf es el objeto incondicional que trae anexo, como corolario, ios derechos naturales para el ejercicio de esa libertad ampliamente relativa cuya necesidad encarecemos. Dícese, con cierta dosis de razón, que la libertad tiene sus fronteras que miden nuestras acciones, y que el hombre, en sus atribuciones domés- ticas y sociales, religiosas y políticas no es lo que debe ser, sino lo que las circunstancias le exigen. Pero ¿cuáles circunstancias? Si el hombre, por falta de valor cívico, apáticamente se somete á las postraciones hipócritas de un convencionalismo adulador, y, para su modas vivendi sonríe á ios alagos de la mentira oficial, transige con los errores religiosos y hace prebendas de las añagazas políticas, solo usará de una libertad convencional plegadiza á las exigencias de su estado finan- clero. ¿Podría calificarse como el mejor ciudadano quien carezca de sinceri- REVISTA ESPIRITISTA KAHDECIANA 57 dad y se vuelva de todos los los lados de donde se le exijan hipócritas sonrisas de continuo asentimiento, á cambio de un empleo que proporcione los ampulosos recursos de la vanidad ó los placeres de la gula ó los ardo- res de la lujuria? La hipocresia; oscura fantasma del pasado, escudriña los arsenales del presente buscando armas que perpetúen la excusa del convencisnalismo y que estorben las pacíficas conquistas del altruismo. Es indudable que aun hay quienes gusten de engañarse á sí mismo; pero el barniz sólo cubre las apariencias, como la fingida cortesía cubre la traición. Si afirmamos que la sociedad no podrá obtener rápidas mejoras mien- ras mientras existan religiones falsas que son verdaderas escuelas de moli- cié y proternidad parécenos que estamos en lo cierto. Hay. pues, que buscar siempre esa acción social que nos dignifique y realce con justicia, sin que para ello tengamos que violentarnos hipócrita- mente; y para la consecución de tales fines, precísase despojarnos antes de las preocupaciones y vulgaridades de la ignorancia y de la inmoralidad. Y la virtud del alma templada que evita los remordimientos... esa se cotí- za en la sociedad á un precio muy elevado, porque impone fuertes sa- crificios, máxime si se oculta el dolor dando acceso al heroísmo. Todos hablamos, en sus variados aspectos, de la libertad, de la igual- dad y de la fraternidad, todos buscamos soluciones al gran problema de la destrucción de las desigualdades sociales pero mientras exisla en la Tierra la ignorancia, la inmoralidad en su desfachatada desnudez, la bruta lidad de los ardorosos excesos de la lujuria y la barbarie de los crímenes, la igualdad humana, socialmente considerada, no sería posible extre la pros- tituta y la joven candorosa é inocente; entre el sabio y el de supina igno- rancia; entre el empedernido criminal y el hombre bueno y pacífico. Mien- tras no exista nivelación moral é intelectual, no habrá nivelación social. Y todas las escuelas religiosas y todas las doctrinas filosóficas que pre- tenden haber satisfecho las varias concepciones de formas sociales inclu- sive las que hoy se encuentran indicadas por el socialismo, no han resuelto 'r nada porque dentro de esa doctrina cabe el autoritarismo del Estado con todos sus poderes sancionados por su propia autoridad, y al cual Estado hay que someterse forzosamente; cabe el socialismo anárquico; la pseudo- anarquía, propiamente dicha; el comunismo y el colectivismo, cuya única » diferencia consiste en la forma del reparto de los productos. Y ha habido sociólogo que nos ha hablado del socialismo católico romano, cuando pre- cisamente la Iglesia odia la socialización de los medios de producción, por- que conviene á sus fines la mayor suma de riquezas aun cuando á su aire- dedor gima el pauperismo con todos sus horrores. Pero, de todos modos, no podría concebirse una fórmula resolutiva para la propiedad socializada, si de ella se excluye la propiedad individual, y esto es, precisamente, lo que ha hecho el clero católico romano: excluirla. 58 LUZ Y UNIÓN * ¿Nos entenderemos? El vocablo «socialismo» trae un sinnúmero de definiciones, la mayor parte oscuras y difusas que hacen suponer un deseo de logomaquia que á nada conducirá. Marx. Leroux, Beiot, Maiatesta, Proudhon, etc. etc., en sus escritos de sociología, lo definen arbitrariamente, y hubo quien, (como Richar) puso ai comunismo fuera de las variedades históricas del so- ciaiismo. Un italiano , notable, E. Milano, en su obra i-Primo all' Anar- chía passo (1894) afirma que «La propiedad común de la tierra y de ios instru- mentos de trabajo, es la base fundamental del socialismo...» En cambio Miiierand formula que: «es socialista todo partidario de la sustitución pro- gresivade la propiedad capitalista.» Y ya, remontándose á una noción más t clara, A. Hamon, hace esta definición: « Soci.vlismo : Sistema de sociedad en el cual (doctrina social según la cual) los medios de producción están socializados.—Se entiende por medios de producción: el suelo, el subsue- lo, las aguas, los inmuebles, la maquinaria, los útiles del en neral.» trabajo ge- jDefiniciones! jDefiniciones y nada más! Unos á otros se contradicen Visiblemente en la práctica para girar al rededor de una doctrina que tende pre- marchar sola, sin ningún enlace ó relación con las ideas psicológi- cas, por lo cual no llegará á abarcar todos los sistemas sociales necesarios á inclinar los ánimos para la socialización de los medios de producción. Pues entonces: ¿Podrá el socialismo por sí solo, sin la ayuda del psi- quismo, conseguir su objeto? Una ojeada al pasado nos revelará que los primitivos cristianos nizaban la preco- comunidad de bienes y que eran, por consiguiente: comunista:s. Una ojeada á la sociedad contemporánea nos manifestará que en la za es donde más pobre- fulguran las ideas del colectivismo, sobre todo en las agrupaciones de aldeas y pequeños pueblos en donde se facilitan los me- dios de producción. Mas, bien se ve que, si el colectivismo y el comunis- mo son una variedad del socialismo, ¡os socialistas no hacen intervenir en ellos ni una simple forma cualquiera de moral. De modo el socialismo mira que hacia bajo, sin preocuparse del espíritu humano, sino del bienestar corporal, moviéndose dentro de planes económicos. No se de ocupa más la vida material. que Los demócratas en algunas naciones, piden que los medios de ción esté produc- i socializados, es decir, que los bienes raices inmuebles, las ma- quinarias, los útiles de trabajo, etc., tengan una común pertenencia. Existe en Francia un partido <íObrero socialista revolucionario-» pide el que comunismo; hay en Bélgica el partido i-Obrero colectivista revolu- ' cionario» que tiene en su plataforma la «apropiación colectiva de los tes naturales y de agen- los instrumentos de trabajo;» en Holanda los socialistas se titulan comunistas... pero también por todas partes los titulan anarquistas se socialistas comunistas. Los anarquistas españoles solicitan hacer colectiva toda clase de propiedad, mientras en Inglaterra acarician la idea de transformar los capitales privados en capitales colectivos. No hay que olvidar que los medios de produceión no implican sino una parte de la propiedad. REVISTA ESPIRITISTA KAliDECIAKA 59 El comunismo, según lo indica el vocablo, es la posesión común de to- das las cosas apropiables y nada más; el colectivismo, según Brissac, com prende esencialmente la necesidad del Estado, y el Estado como base, ex- cluye los demás sistemas económicos en sus diversos y vaiiados modos de colectivismos. ¡Adelante! ¡Adelante! Vayamos con los reflexivos y dejemos á los timoratos: digamos que el f anarquismo es una fracción del socialismo y aseguremos que la masa po- pular no sabe ni una pizca del significado de esta palabra tan amenazado- ra puesta en boca de ciertos seres repulsivos... Confusión, desórden, rebelión, violencias, inmoralidades, infamias, bombas dinamiteras provocando pánicos... á causa de un anarquismo indi- ^ vidualista criminal... Pero busquemos la etimología de ese vocablo de origen griego y en- contraremos: an , que significa sin, y arquia , que significa poder ó go- bierno. De modo que an.arquia quiere decir: sin gobierno ó poder cons- tituído. Así, pues, la anarquía no es sino un modo de ser de la sociedad donde existe la más completa libertad, sin autoridad ó gobierno constituido. Y al llegar aquí repetimos: ¡Definiciones...! definiciones... y nada más... ¡ pos hoy ! Porque en la práctica, dado el estado actual de cultura social, hace falta hasta el más simple policía... para reprimir atentados salvajes. Hay que educar al pueblo... hay que moralizarlo... hay que ilustrarlo, hay que multiplicar las escuelas y restar las violencias carcelarias, y día tras día procurarle el trabajo que redime, porque lo que se gana por el trabajo, se aprecia en todo su inmenso valor . Las sombras de la ig- norancia y las negruras de la inmoralidad, enjendran odios. Las diferencias de clases y condiciones, las necesidades de la conservación y el hambre ¡ah! el hambre, son consejeros infernales. La miseria sin educación, sin moralidad y sin ningún freno, inspira las ideas de bomba explosiva y pro- voca la salvaje premeditación con alevosía, que siembra la desolución y la muerte. Y el hombre, este sér racional cuyo espíritu fué creado para amar y para la felicidad procomunal, conviértese en fiera que, gozándose antici- padamente en las congojas y lágrimas que producirá su bestialdad, mata á otros seres inocentes, inofensivos, niños, mujeres y ancianos. ¿Cuál será el Jordán que lavará en los hombres la mancha de sus lo- curas?! Multipliqúense los maestros laicos y llénense las escuelas. Una cátedra perenne de la ciencia espirita destruirá la antigua psicología católica y pro- Y testante, y las pretensiones materialistas, de cuyas conclusiones insanas está atiborrada la mente, de las multitudes convertidas en ateo-materialistas que la lucha por la existencia no les permite discernir sino pensamientos pecaminosos que la sana razón condena. Y no hay escuela, por librepensadora que se sienta, que pueda esen- cialmente conipetir con el Espiritismo, doctrina filosófica y ciencia de constante observación á la vez, porque en cuanto á su moral es la única que completa las enseñanzas de Cristo, y bajo el punto de vista científico aprovéchase de todos los dictámenes de las ciencias en general. 60 LUZ Y UNIÓN * O ¡El librepensamiento!.... ¿Qué es? Dentro de su determinisme caben el ateísmo, el materialismo, el indi- ferentismo, el positivismo social y el nihilismo con todas sus consecuen- cias. De ahí que el librepensamiento no sea una doctrina ni un cuerpo de doctrina bien definido. Tampoco es una ciencia, como por su terminólo- gía denominan algunos á la sociología: la ciencia de las sociedades. (¡Cuan- ta ^ vaguedad!) í Y en Vano se tratará de asimilarlo y hasta fusionarlo con el Espiritismo. Al librepensamiento no le importa si Dios existe ó no existe, ni se preocu- pa por la exi.stencia del alma, y es totalmente indiferente al porvenir espi- ritual. Empero, el Espiritismo, con toda la libertad de conciencia posible f «viene á oponer un dique á la invasión de la credulidad, no solo con el ra- ciocinio, no sólo con la perspectiva de los peligros que trae consigo, sino más bien con hechos materiales, haciendo palpables al tacto 3/ á la vista el alma y la vida futura.» Cierto que los librepensadores son anti-católicos como los espiritistas lo son también, pero exclusivamente refractarios á toda idea religiosa re- chazan toda conclusión, todo método, toda regla que no acepte su autori- dad manifestativa. Y si porque el librepensamiento sea laico, democrático y social, cuyos atributos corresponden también al socialismo y al Espiritis- mo, (pero en diferentes formas y medios de realización) creen los librepensadores de Puerto Rico formar una amalgama, y los socialistas una aleación con esta filosofía de la ciencia, giran un vastísimo error que debe desvanecerse. El Espiritismo no rechaza á nadie, pero tampoco necesita á nadie: es virtualmente progresista por sí mismo, porque infunde el adelanto moral é intelectual á la humanidad, sin dogmatismos y sin ningún culto externo. Y si al que desea saber de dónde ha venido y á dónde irá, se le señala un fin que corresponda á sus aspiraciones de acuerdo con la lógica y con los da- tos suministrados por la ciencia, lo aceptará, llenando así en su concien- cia ese vacío desesperante que suele dejar el ateísmo materialista. Con el Espiritismo no caben vacilaciones, no caben las incertidumbres creadas por esas creencias vulgares sin la sanción de los hechos. Su filo- fía es clara. Los hombres demasiado materializados no pueden comprender ni la verdad ni el mérito de las cosas puram.ente espirituales. Y es que carecen de base cierta para definirlas, por los prejuicios y sistemas creados en la imaginación, traídos por la diversidad de escuelas y doctrinas en las que las creencias eslán caprichosamente condensadas. f Hay pocos librepensadores deístas. ■— La mayor parte de ellos son ateos.—Una minoría aceptará, casi condicionalmente, la noción de un algo superior, agregando (como lo hicieron Mr. Béra y Mr. Berthelot) que «cada dios no es mas que la síntesis de los sentimientos del pueblo que le adora» porque esa noción «si fuera clara y evidente á priorh nos lo de- mostraría como se demuestra que «una línea recta es el camino más corto para ir de un punto á otro.» Y volverán la espalda á los que objeten que todo eso nada prueba con- REVISTA ESPIRITI.-.TA KAHDECIANA 61 tra la existencia de Dios; como tampoco prueba la inexistencia de esa po- tencia volitiva é inteligente Superior á toda otra potencia, la multitud de conceptos que hayan podido concebir todas las humanidades terrestres respecto á los atributos de esa Potencia Absoluta. Por consiguiente, los librepensadores en sus conclusiones para la re- glamentación del librepensamiento en el orden social, atacan la amplia y hermosa base del Espiritismo, DOCTRIMA ECLECTICA por su método de investigación de la verdad y por su propaganda por el bien procomunal, cumpliendo los deberes para la adquisición de la verdadera libertad social que invierte el egoísmo en altruismo. Pero el Espiritismo es humilde, é inspirándose en su sano criterio de regeneración mundial, tolera el concurso de todas las entidades de tenden- cias progresistas con la esperanza de que, ofreciéndole su benevolencia, se levante un dique formidable al desmesurado avance del clericalismo que por doquiera penetra, que trata de invadirlo todo, amenazándonos con dar un jaque mate á todas las libertades. V de ese modo, no se le calificará de intolerante ni se le podrá negar que establece libertad de conciencia con la prioridad de derecho en la acti- va y pacífica contienda que arrebatará al Papado romano y al clero de con- gregaciones religiosas, las conciencias esclavizadas por el embrutecedor fanatismo; haciéndole comprender también, de paso, al clero protestante que debe perder también toda esperanza de i-Poder^ espiritual, por su in- compatibilidad con la ciencia; su estacionamiento en el «-Anticuo Testa- mentoi, y sus extraviadas apreciaciones filosóficas. (Continuará) Carta abierta Sr. A. Louise Evanz. Instituto Americano de Mentalismo. <( Los Angeles, California. Apreciable señor: He leído con detención los bellos conceptos de su carta fraternal y agradezco su invitación.—Pero como dije al Sr. Segno, conozco bastante las leyes del Mentalismo, los mejores métodos de Concentración, la mane- ra de ayudar á otros ó sea el Poder del Pensamiento combinado, la manera de desarrollar la memoria, etc. Como que es un estudio al que me he dedi- 62 luz y unmón cado desde hace años como psiquista y en el que tengo conocimientos es- pedales. Ai Sr. Segno ie pedí libros, como también ai Sr. La Motte Sage, para ver si encontraba algo nuevo que aprender. Es mi vicio. El Sr. Segno no me los mandó, pero ya ios conozco. Sus folletitos ó pequeños libros no tienen nada de Ciencia, solo és arte. En cuanto ai Sr. La Motte Sage, es mas bien nocivo y peligroso su arte, pues introduce de lleno en el oscu- ro campo del Hipnotismo y sugestión á individuos que no tienen ni nocio- nes de Magnetismo y Psiquismo- Campo que solo es dado recorrer á los sabios que lo han estudiado, y aun estos, con mucho celo y precaución. A Vd. le extrañarán mis conceptos y la franqueza con que los ofrezco; pero asi me lo pide Vd. en su carta y es mi deber como Espiritista y medio Teósofo. Si estuviera en esa, estaria al lado de Vd. y haría que la sociedad tomara más altos Vuelos, persiguiendo y llenando los altos fines á que está llamado el hombre. Alcanzaríamos la felicidad material y espiritual, felici- dades relativas, que sino están unidas, no hacen jamás la riqueza del hombre. Y no le extrañe todavía más, que como Espiritista y medio teósofo, estoy haciendo lo mismo que hacen Vds.; pero gratis, sin remuneración, apesar de ser pobre, junto con mis amigos y otras personas, con quienes hemos fundado un Centro que cada día se aumenta y ensancha.—En época veni- dera, iodos estos Centros, que ya hay muchos en el mundo, tendrán que unirse y caminar de acuerdo. Vd. que comprende las leyes del Pensamien- to, comprenderá que esta es la mejor organización y que dichos Centros serán como las estaciones inalámbricas del Pensamiento. Solo asi unidos, podremos resolver el problema de la felicidad del hombre; mientras tanto mejor es fundar Centros locales y cuanto más unirse no pasando el térmi- no de las fronteras nacionales, mientras no se haga la Federación del Pen- samiento en la forma debida. Esta Federación del Pensamiento la hará el Espiritualismo. Deseándole buen éxito en sus trabajos, tendría gusto en cultivar con usted relaciones personales, tanto como correligionario como también por que descubro en Vd. por su carta, un alma sensible y exquisita, digna de un desarrollo espiritual superior. Atto. y S. S. q. b. s. m. Bernabé Salgado. REVISTA ESPIRITISTA KAKDECIANA 63 Paz y Unión Contesto gustoso al artículo que en contestación á mí anterior, aparece en el número 11 de esta Revista, firmado por ei Sr. D. Antonio Cuenca. Presidente dei Centro de estudios psicológicos «Luz y Caridad», de ésta. Tengo entendido, que sabe quien es M. P.; pero por si queda duda ai- guna, bástele saber que soy medium dibujante, y que he tenido ei gusto de trabajar en ei cita.-io Centro Varias veces, pues mi nombre debido á circuns- tandas, que pudiera manifestarle particularmente, no puedo hacerlo pú- blico. A todo cuanto manifiesta en su referido articulo, respecto á ios traba- jos que .se realizan en ei Centro «Luz y Caridad», debo contestar aientan- do para lo sucesivo á la vez que le felicito por ios éxitos obtenidos. Me parece innecesario manifestar, que por mucho que estudie las cau- sas que me alejan de dicho Centro (según ei referido Sr. Cuenca) no po- dré deducir nada que me aclare lo que preguntaba, porque aun estando muy distanciado materialmente, se puede estar de acuerdo, se puede estar unidos por las ideas, y que estamos de acuerdo, es lo primero que mani- fiesta ei Sr. Presidente de «Luz y Caridad», en ei articulo á que me refiero. La resistencia pasiva de que habla, es una cosa muy natural si teñe- mos en cuenta que, aunque nuestros derroteros sean muy buenos, aún no hemos llegado ai grado de refinamiento, aún no hemos llegado ai grado de bondad necesario para no sentir las malas pasiones y ver en todo hombre un hermano á quien tenemos que amar y respetar. Esto es lastimoso, pero desgraciadamente, es cierto; más no por ello hemos de desmayar, sino al contrario, seguir siempre adelante por ei camino de redención que se lleva, aunque se manifieste ei sentimiento que nos puedan causar ios que por razones que ellos solos creen lógicas é irrefutables, se resisten á seguir un camino claro, yendo en marcha desordenada por sendas tortuosas y oscu- ras por demás. jQuiera Dios que muy pronto vean claro!.. Después de lo expuesto y decir que queda por contestar mi pregunta, debo manifestar mi agradecimiento á ios hermanos del Centro «Luz y Ca- ridad», y ponerme igualmente á su disposición para todo lo que mi modes- ta persona pueda series útil. M. P. Cartagena, 1-913. ()4 LUZ Y UNIÓN Ecos y Noticias Nuestros apreciados hermanos D. Félix Farreras y D.^ Engracia Valls, han tenido la satisfacción de ver aumentada su familia con una preciosa niña, que ha sido inscrita en el registro civil de la ex villa de Gracia (Barcelona) con los nombres de Leonor, Teresa, Electra. Esta Revisi'a desea que la recién nacida sirva de consuelo y alegría á nues- tros queridos hermanos. íji íjí Ha pasado á mejor vida, nuestro querido hermano y consecuente espiritista, D. José Castellà, de esta población, uno de los socios más antiguos del «Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos», é íntimo amigo de nuestro Administra- dor D. Santiago Durán, cuya propuesta para ingresar en dicha sociedad en el año 1890, avaloró con su firma. Que á su esposa y familia les sirva de consuelo nuestra redentora doctrina, y al espíritu manumitido le deseamos un feliz y pronto despertar en el mundo espiritual. * ^ El Centro espiritista «La Fraternidad Humana», de Tarrasa, celebró el día 26 del pasado una fiesta de carácter familiar, con motivo de cumplirse el séptimo aniversario de la desencarnación del que fué un incansable luchador y maestro en la tierra por el Espiritismo, Miguel Vives y Vives. Un éxito brillante obtuvo la fiesta; el local estaba completamente ocupado por hermanos que, sedientos de oir la palabra de los que en ella tomaban parte, gozaban pensando en el sér á quien se dedicaba la fiesta. Empezada la sesión con el discurso de apertura por el hermano Presidente Domingo Armengol, la señorita Amalia Más tocó en el armonium una hermosa pieza, que con su armonía embriagábanse los corazones; siguieron la hermosa peroración del veterano y amigo íntimo de Miguel, José Rodó; las composicio- nes literarias de Buenaventura Setó y Juan Serra; la recitación en prosa de un trabajo por la niña Dima Roma; los discursos entusiastas de Antonio Colo- mer, Valentín Farelí, Francisco Sal lari, Ramón Soler, Lorenzo Comas y José Romá, este último, con conceptos irrefutables, demostró la innecesidad que hay de separarse del campo espiritista, por decir algunos encontrarlo limitado, y trabajar en otro con el nombre de teosofista, por ser nuestro ideal el único qiu; va amoldándose á la ciencia y á su progreso tan indefinido; á más los acertados discursos llenos de entusiasmo y amor al maestro, por las señoritas Josefa Roig, Cecilia Más y Florentino Mallofré, esta última leyó un soneto alusivo al acto. Con acertadas demostraciones hizo el resumen el hermano Presiderite ha ciendo votos para que recordemos á Miguel Vives, imitando su obra. El día 27 del pasado enero tuvo lugar la desencarnación del-niño Qaliléo Ro- ca, hijo de nuestro estimado hermano Pedro Roca, de esta población El entierro fué puramente civil. Deseamos á los padres del desencarnado los consuelos que prdpórcióhán nues tras doctrinas. Obras qna se hallan de venta en la Administración de esta Revista Ptas. Pías Nuestras fuerzas mentales, por Pren-r trato de la autora ert la cubierta . . lice Mullord. Cousla de 4 tornos 40 En tela y tapas especiales ..... . dos volúme- Arte do ser fetis, por W. J. Colville. Un Los 4 torrros. forrnarrdo ert tela torrro err 4 " rústica. 3 rre.s. y plarrcira i tela 4'.')0 Tornos sueltos; cada uno, en rústica. 1 líncuadcrnado en y ui'ü . . . Errcuaderrrado err tela 2 De la Idea de Dios, por León Denis . Ü'óü Memorias de un ¡ Te perdono! Jl Colcctioismo inteçiral reooluciana- Espíritu. 8 ts. etr 8.°, rn Ert rústica cada urro . 1 rio, por líduai'do Doulard. Dos tornos Errcuadernados ert tela y oro . . . 2 eit 4.° en rústica 3 Los 8 tomos, forrnarrdo 4 volúmenes, Ert tela, en un solo tomo. .... 4'50 en tela y oro 14 iAbajo la pena de muerte! Folleto por Marietta. Un tomo en 8.°. de 461 pá- D. .Salvador Ports, presbítero . . . ü'50 ginas. Err rústica 2'50 7 exto de enseñanza dominical y do lee- Entelayoi'o 3-50 tura para las Escuelas espiritistas, Ventajas del Espiritismo. Fto. de 8 ps. 0'05 por U. Felipe Senillosa. Urt torno ert 4 ° rústica 2 Elementos de una nueoa en ciencia, por mayor Err tela oro 3'50 Mariano Ruth Sirrué. Urt lomo en V 4.°; ert rústica 3'50 La Psicologia de las Religiones, por Err tela y phrrrcha 5 D. Joapiiiri J. Fernártilez. Un ele- Cartas de ultratumba, pbr Onofre Vi- ffairte torno 8.® rrrayor rústica ... 1 tela larlot. Urt torrro err en rústica, 2 Errcuaderrrado err y oro ... 2 lírrcutiderrrailtr err tela y oro . . . 3'50 Colección de Oraciones. Nuevo devo- Katie-King. Espiritismo Moderno. Urt cionario es|Jlrrirsta Un volurnitirr.so t. en 8.°. elegrrrrte cubierta, rústica, t. err 8." rrr tiprrs claros, en rústica. 1 lírrcuaderrratlü en tela y oro 3'50 . Erjcuaderrtado err cartorré .... 1'50 Ensayo sobre la enseñanza /ilosóñca del Ert, tela y oro 2 Magnetismo, por el Barón dú Potet. Guia práctica del Espiritista, por don Un t 8.°, de 280 páginas, en rústica. 3 Migrrel Vives. Un tomo en 8.° ma- Err tela y colores 4'50 yor en rústica 1 Alfieri el Marino. Un t. en 8.°. rústica 2 Eric'uaderrrado en cartonet. . . . 1'50 Errcuaderrrado en tela y plancha. . 3'50 Tesoro de consuelos y modo de cioir Impresiones de un loco, por César Bas- cristianamente. Un ele^arrte tomo en sols. Urt t. err 8.°. zU8 págs., rústica. 2 8." pr-ülorrgado. ert rústica 3 Err tela y oro 3'50 .... Encuadernado en tela y plancha. . 4'50 La Verdad frente á frente del Error. La Guerra es el Infierno. Un t. de 48 ps. 0'50 Urt t. de 238 págs.. en 4.°, rústica . 3 Misterios del alma, por Virgilio. Un Err tela y plarrcha 4'50 tomo en 8 ° prolongado, en rústica . 1 Luz y Vida (Manual del Creyente). Un En tela y rótulo .2 tonto de 272 págirras err 4.°. rústica. 3 4'50 ¡Los 'muertos meen! ¡No los lloréis! En tela y oro Con.solador folleto de 18 págirras . . O'lO Aeantismo, por Bruno Miguel Mayol. La Tragedia Dieina. Un elegarrte Urttoriroen8.°de l64pàgs. Enrústica. 2 3'.50 torrro. escrito en crttalárr. en 4." me- En tela v oro. iror. Edición bibliófilo 3 ¡l gran Enigma, por Leótt Denis. Urt Edición corriente. . ...... 1 tomo de 272 págs err 4.°. con el re- Aeantismo 2 trato del autrrr. Err rústica .... 3 En tela y oro 4'50 La misericordia es la justicia en su más eleeado concepto. Un folleto de Síntesis doctrinal y práctica del Espi- ()'25 ■ 32 páginas ... ritualismo, por Leort Derris. Folleto . de 81 págs. ert 4.° 0'50 Ramos de eioletas, por Amalia Donrirr- go Soler. 4 t.. ert rústrca. con el re Efluvios de, amor, 68 págs. 13 grabados 0'50 IDE 11 libro de'loa '— l·l libro de lo^ M'·diíim'i.— Eean(^clio-según el hspiri- — l'.l tismo el Góne^ — '• íl uCiielo ya ei l Int'ierno ó la .¡usticia Dirina según Espiritismo. sí.-í, Lo^ Miiagroii t¡ los Predicciones según el ILspiriiisnio. — Obras pòstumas.— iQuó 2 es el Espiritismo^, orr rústica, cada torno • • 3',50 Kn C.jkIH PRECIOS DE SUSCRIPCION España, an año. 1 pesetas - Extranjero, nn año. . ... 12 pesetas Aiiinoro MiK'lto: .50 céntimoei Se ruega á los Sres. suscriptores que ai efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificado de la obra de règàtó, de lo contrario tendrán que niandar recogerla en la Administración, y los que la deseen encua- dernada deberán remitir una peseta más. Iostrueeiones pana el abono de las susenijàeiones ESPAÑA. —En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sòbres monederos, billetes de Banco ó por el giro portal. EXTRANQERO.—En letras de fácil cobro, billetes de Bancò que se abona- ■ rán al cambio del día en que se recibati ó, también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrador. Coleccione.s de LUZ Y UNION, con .su corre.s|)oiulieiite libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, á 7'50 pesetas colección, cou libro á la rtiistica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (para España). Ijas mismas colecciones,para el Extrangeto, á 12'50 y 13'50 pesetas colección y libro, respectivamente. Eos qué deseen la colección de la Revista encuadernada, MU mentará 1'50 pesetas. Codo, pedido.debe venir acompañtido de su puporte, re- mitiéndose libre de gastos. Obras publieadas por esta Revista Año 1907: La Religión Futura.—\ño 1908: Mleinentos de una nueva Ciencia. — Xño 1909: La Verdad frente á frente del,Error.—¿^\\o 1910: Ovantismo.—PL\\o V)ll: Luz y Vida (.tiannal del Creyente).—Afio 1912: Et gran Enigma. Ohi-H «le. para rl presente uño: FLOR DE LUZ - Historia de un Espíritu POR J-_ OOI^IS Tmp Y UNION. Neptuno. 18.—Barcelona (Gracia). ^ 5)OÍSLl0Tj'«ISL ^jACini-OÇ^TEVAMAT^ATA @jANTIAffl pURAn Año XIV Marzo de 1913 Num. 3 Redacción y Administración: Rambla Cataluña, 118 - Barcelona (España) ^ SUMARip. - Utilidad prpvid.encial de la fortuna, por Alian Cardec. - Sobre el pe- riespíritu ó ciierpo sutil, por León Denís.—A una flor tardía, por J. Costa Pomés.— ¿Quién fué Augusto Vives? por Armengol Farràs.-Las Fases del Espiritismo, por Bernardo Raída.—¿Cual será el mejor ciudadano? (continuación). ¡Hasia mañana!, por Juanita Piño! de Tarrida.—Ecos y Noticias. Corresponsales Administrativos ¡c».—lívaristo Barrientos. Administrador dei Panteón de ORIZABA (Veracruzj. I'nerio-ltico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco I. Arjona. Bertoly, 4 altos, PONCIL UiiItM..—Ignacio Larramendi, calle E. Villuendas. 46, MANZANILLO.—Delfín'Roig y Ro.seil, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA. —Eulogio Infiesta, calle Cuba, 34. HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17. CAIB.ARIEN. FilipiiiH*.—José León, apartado 130. MANILA. ICepúltIica «le Cl4»loml>ia.—Manuel J, López L., Pa.saje Hernán Cortés, i), BO- GOTA —Luis M. Carvajal, MEDELLÍN Kepul·iie»» «tel Sa,lva«l«r (C A.) - Luciano Cenedella, SANTA ANA. Keifúblicti. Argentina.—Alfonso Marselli, Administrador de la Revi.sta, oCons- tancia» Tucumán 1786, BUENOS AIRES. — Pedro Ii'aola, NECOCHEA.—.lo.~é Rçreas. PEHUAJO. — Gonzalo Laporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA BLANCA. liepiiltlica «teUosta liiea.—Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RICA. Uracil.—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADR DA CONQUISTA (Estado de Bahía). Ke|»iil>ii<*a Uominicana.—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MAGORIS.. República de Nicaragna.—Isidro de'J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA República del Kcnador.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4. QUITO. Repúbiitta de HondnraM.—E. Streber, AMAPALA. - J. Ismael López, CO- MAYAGÜELA (TEGUACIGALPA). República de Oaateniala.—José Sánchez Guzmán, Teniente de Artillería. Departamento de San Marcos.— MALACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Flores, Apartado de Correos 101.- QUEZALTENANGO. Gibraltar.—D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Túngcr (Marrnecost).—Bernardo Raída, Banco del Estado Marroquí. Kstad*!» IJnídos (91. A).-D. Benito Betancouri, Duval Street, 901 y 903 KEY Wl'ST FLA. LUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se eiicarg^a de suministrar folletos de propag^anda y libros de la Doctrina Espiritista, al que lo solicite. SANTA FE. - Calle Salta, núm. 41.-Este Año XIV MARZO DE 1913 Núm. 3 Utilidad providencial de la fortuna Si la riqueza fuera un obstáculo absoluto para la salvación de los «que la poseen, como pudiera inferirse de las palabras de Jesús, interpre- tadas según la letra y no según el espíritu. Dios, que la dá, hubiera puesto en manos de algunos un instrumento de perdición sin recursos, idea que repugna á la razón. La riqueza es sin duda una prueba muy resbaladiza, más peligrosa que la miseria por sus consecuencias, las tentaciones que da, y la fascinación que ejerce; es el supremo excitante del orgullo, del egoísmo y de la vida sensual; es el lazo más poderoso que une al hombre á la tierra y que desvía sus pensamientos del cielo; produce tal vértigo que se ve muchas veces, que el que pasa de la miseria á la fortuna, olvida muy pronto su primera posición, á los que le han protegido, á los que le han ayudado, y se torna insensible, egoísta y vano. Pero de que haga el camino difícil, no se sigue que lo haga imposible, y que no pueda haber un medio de salvación entre las manos de aquel que sepa servirse de ella, así como ciertos venenos pueden volver la salud, si se emplean apropósito y con dis- cernimiento. Cuando jesús dijo al joven que le preguntaba sobre los medios de ga- nar la Vida eterna: «Vende cuanto tienes, dalo á los pobres y sigúeme», no entendió sentar en principio absoluto que cada uno debe despojarse de lo <]ue posee, y que la salvación sólo se alcanza á este precio, sino manifes- íar que el apego á los bienes terrestres un obstáculo para la salvación. Aquel joven, en efecto, se creía en paz porque había observado ciertos mandamientos, y sin embargo retrocede ante la idea de abandonar sus bie- nes; su deseo de obtener la vida eterna no es tan grande que quiera hacer este sacrificio. La proposición que le hizo jesús era una prueba decisiva para poner en claro el fondo de su pensamiento; podía sin duda ser un perfecto hom- bre de bien según el mundo, no hacer daño á nadie, no murmurar de su prójimo, no ser Vano ni orgulloso, honrar á su padre y á su madre, pero no tenía la verdadera caridad, porque su virtud no llegaba hasta la abnegación. Esto es lo que jesús quiso demostrar; era una aplicación del principio: Sin caridad no hay salvación. La consecuencia de estas palabras tomadas en su acepción rigurosa, sería la abolición de la fortuna como perniciosa á la felicidad futura, y como origen de una multitud de males en la tierra; sería, además, la con- ■denación del trabajo que pueda procurarla, consecuencia absurda que con- 66 LUZ Y UNIÓN dudría al hombre á la Vida salvaje, y que por lo mismo, estaría en cons- trucción con la ley del progreso,,que es una ley de.Dios. Si la riqueza es el origen de'muchos rúales, si excita tantas malas pasío- nes y si provoca también tantos crímenes, no debe culparse á la cosa, sino al hombre que abusa de ella, como abusa de todos los dones de Dios; con el abuso hace pernicioso lo que podría serle más útil; es la consecuencia del estado de inferioridad del mundo terrestre. Si la riqueza debiera haber producido el mal. Dios no la hubiera puesto en la tierra; al hombre toca el hacer salir de ella el bien. Si no es un instrumento directo de progreso mos ral, es, sin contradicción, un poderoso elemento de progresó intelectual. En efecto el hombre tiene por misión trabajar para la mejora material del globo; debe demostrarlo, sanearlo, y disponerlo para que un día reciba toda la población que corresponde á su extensión; para alimentar á esta población crece sin cesar, es preciso aumentar la producción; si la produc- ción de una comarca es insuficiente, es necesario buscarla más lejos. Por esto mismo las relaciones de pueblo á pueblo se hacen necesarias; para hacerlas más fáciles^ es menester destruir los obstáculos materiales que los separan, y hacer las comunicaciones más rápidas. Para los trabajos que son obra de los siglos, el hombre ha tenido que sacar los materiales hasta de las entrañas de la tierra, ha buscado en la ciencia los medios de ejecu- tarlos con más seguridad y con más rapidez; más para llevarlos á cabo, le son necesarios los recursos; la necesidad le ha hecho crear la riqueza, como le ha hecho descubrir la ciencia. La actividad indispensable para estos mismos trabajos aumenta y desarrolla su inteligencia; esta inteligen- cia que al principio concentra en la satisfacción de sus necesidadas mate- riales, le ayudará más tarde á comprender las grandes verdades morales,, Siendo la riqueza el primer medio de ejecución, sin ella no habría grandes, trabajos, no habría actividad! no habría estímulo, no habría descubrimien- tos; con razón, pues, está considerada como un elemento del progreso. ^ * La desigualdad de riquezas es uno de los problemas que en Vano se quiere resolver, si solo se atiende á la vida actual. La primera cuestión que se presenta es ésta: ¿Por qué todos los hombres no son igualmente ricos? No lo son por una razón muy sencilla; porque no son igualmente inteligentes, activos y laboriosos para adquirir, sobrios y previsores para conservar. Además está matemáticamente demostrado que la fortuna igualmente repartida, daría á cada uno una parte mínima é insuficiente;, que: suponiendo hecha esta repartición, el equilibrio se rompería en poco tiem- po, por la diversidad de caracteres y de aptitudes; que suponiendo posible, y duradera, teniendo cada uno apenas lo necesario para vivir, esto sería et revnta espiritista kar. eciana agotamiento de todos ios grandes trabajos que concurren al progreso y al humanidad; que suponiendo que se diese á cada uno lo necesario, no habría ya el aguijón que empuja á los grandes descubrimientos y á las empresas útiles. Si Dios la concentra en ciertos puntos, es porque desde allí se es- parce en cantidad suficiente según las necesidades. Admitido esto, preguntará alguno, por qué Dios la ha concedido á personas incapaces de hacerla fructificar para el bien de todos- Esta es también una pruba de la sabiduría y de la bondad de Dios. Dando al hombre el libre albedrío, ha querido que llegase por su propia experiencia á dife- renciarel bien del mal, y que la práctica del bien fuese el resultado de sus esfuerzos y de su propia voluntad. No debe ser conducido fatalmente ni al biennial mal, sin esto sólo sería un instrumento pasivo é irresponsable como los animales. La fortuna es un medio para probarle moralmente; pero como al mismo tiempo es un poderoso medio de acción para el progreso, no quiere que quede por mucho tiempo improductiva, por esto la cambia de puesto incesantemente. Cada uno debe poseerla para ensayarla á ser- virse de ella, y probar el uso que de ella se sabe hacer; pero como hay la imposibilidad material de que todos la tengan á un mismo tiempo, y como por otra parte, si todos la poseyesen, nadie trabajaria, y el mejoramiento del globo sufriría las consecuencias, cada uno la posee á su vez; el que hoy no la tiene, la tuvo ya ó la tendrá en otra existencia, y el que la tiene ahora podrá no tenerla mañana. Hay ricos y pobres, porque siendo Dios ■justo, cada uno debe trabajar cuando le toca su turno; la pobreza es para los unos la prueba de la paciencia y de la resignación, y la riqueza es para los otros la prueba de la caridad y de la abnegación. Nos lamentamos con razón al ver el miserable uso que ciertas gentes hacen de la fortuna, las innobles pasiones que provoca la codicia, y pre- guntamos: ¿Dios es justo dando la riqueza á semejantes gentes? Cierto es que si el hombre sólo tuviese una existencia, nana justificaría semejante repartición de los bienes de la tierra; pero sí, en lugar de limitar su Vista á la vida presente, se considera el conjunto de las existencias, se verá que todo se equilibra con justicia. El pobre, pues, no tiene motivo de acusar á la Providencia, ni de envidiar á los ricos, y los ricos tampoco io tienen para glorificarse por lo que poseen. Si abusan de ella, no será con los decretos, ni con las leyes suntuarias como podrá remediarse el mal; las leyes pueden cambiar mementáneamente el exterior, pero'no pueden cambiar el corazón; por esto sólo pueden tener una duración temporal, y siempre son seguidas de una reacción desmedida- El origen del mal, está en el egoísmo yen el orgullo; los abusos de toda naturaleza cesarán por sí mismos, cuando los hombres sé sometan á la ley de la caridad. Allan Cardec 68 LUZ Y UNIÓN Sobre el periespíritu ó cuerpo sutil (Opinión de los Padres de la Iglesia) A las citaciones contenidas en nuestro estudio acerca de ia resurrec- ción de ios muertos, cap. Vil, añadiremos las opiniones de algunos Pa- dres de ia iglesia. Tertuliano declara que ia corporalidad del alma es afirmada por ios Evangelios. Corporalitas animce in ipso Evangelio reliicescit, porque, —añade—si el alma no tuviese un cuerpo, ia imagen del alma no tendría ia imagen del cuerpo. (Tratado De anima, caps. VII, VIII y XI. edición de 165T, pág. 8). San Basilio habla del cuerpo espiritual en ios mismos términos que Tertuliano. En un tratado del Espíritu Santo, asegura que ios ángeles se hacen visibles por las especies de su propio cuerpo, apareciéndose á ios que son digno de ellos. (San Basilio, Liber de Spíritu Sancto, cap. XVI, edición benedict, de 1730, t. III, pág. 32.) Esta doctrina era también la de San Gregorio, de San Cirilo de Ale- jandría y de San Ambrosio. Este último se expresa así: «No nos imaginemos que ningún ser esté exento de materia en su com- »posición, exceptuando únicamente la substancia de la adorable Trinidad.» (Abeaham, lib. II, § 58, edición benedict, de 1686, t. 1, col. 338.) San Cirilo de Jerusalén escribe los siguiente: «El nombre de espíritu es un nombre genérico y común á todo lo que 3>no tiene cuerpo espeso y pesado, se le llama de un modo general, espí- »ritu.» {Cate.chesis, XVI, edición benedict, de 1720, págs. 251, 252.) En otros pasajes, San Cirilo atribuye ya á los ángeles, ya á los demo- nios, ya á las almas de los difuntos, cuerpos más sutiles que el cuerpo te- rreno. {Cat. XII, parág. 14, Cat. XVIII, parág. 19.) (Obra citada, página 252. Nota del benecdictino dom A. Toutée.) Evodio, obispo de Uzale, escribe en 414 á San Agustín para interrogar- le sobre la naturaleza y la causa de apariciones de las cuales le cita varios ejemplos, y para preguntarle si, después de la muerte: «¿Cuándo el alma ha abandonado este cuerpo grosero y terrestre, esta »substancia incorpórea no queda unida á algún otro cuerpo, no compuesto »de los cuatro elementos como éste, sino más sutil, y que participe de la ^naturaleza del aire ó del éter?» Y termina así su carta; «Creo, pues, que el alma no podría existir sin algún cuerpo.» (Obras REVISTA ESPIRITISTA KAHDECIANA 69 de San Agustín, edición benedict, de 1678, t. II, Carta 158, colección 560 y siguientes.) Véase también la carta de San Agustín á Nebrida, escrita hácia el 390, en que el obispo de Hi pona se expresa así: »Es necesario que te acuerdes de que con frecuencia en las discusiones »que nos dejaban 'tan excitados y enteramente sin aliento, hemos agi- »tado la cuestión de saber si alma [no tiene fijamente alguna especie de »cuerpo, ó algo análogo á un cuerpo, que algunos como tú sabes, llaman »su «vehículo». (San Agustín, op. cit., 1.11, carta 14, col. 16 y 17.) San Bernardo dice: «Atribuiremos, pues, con toda seguridad, sólo á Dios, la verdadera >incorporeidad, así como la verdadera inmortalidad, porque es el único es- »píritu que sobrepúja á toda la naturaleza corporal lo bastante para que no »tenga necesidad de ningún cuerpo para ningún trabajo, puesto que su vo- »luntad espiritual, por sí sola, cuando la ejerce, le permite hacerla todo...» (Sermo VI, in Cántica, edición Mabillón, t. 1, col. 1277.) Por último, San Juan de Tesalónica, resumen la cuestión en estos tér- minos, en su declaración al segundo concilio de Nicea (787), el cual adop- tó sus razonamientos: «Sobre los ángeles, arcángeles y potestades, y añado también sobre »las almas, la Iglesia decide que estos seres son en verdad espirituales, »mas no enteramente privados de cuerpo y dotado, por lo contrario, de un ■acuerpo tenue, aéreo ó ígneo. Nosotros sabemos que así es como han >pensado muchos Santos Padres, entre ellos San Basilio, llamado el gran- »de, el bienaventurado Atanasio, y Metodio, y los de su mismo rango. »No hay más que Dios que sea incorpóreo y sin forma. En cuanto á las ^criaturas espirituales, de ninguna manera son incorpóreas.» (Híst. Uní, versal de la Iglesia católica, por el abate Rohrbacher, doctor en tielogía, tomo IX, págs. 209, 210 ) Le Messager, de Liege, publicó con el título de «La Iglesia Católica y el cuerpo astral», el siguiente escrito que viene á corroborrar estas opiniones: ¿Por qué hasta hoy ha permanecido muda la Iglesia respecto del Cuer- po Astral ó doble plástico del cuerpo material? Lo ignoro. Posee, sin embargo, suficientes elementos de información. Voy á to- mar como ejemplo la Mística de Gorres. Esta obra, de suma importancia bajo el punto de vista documental, dividida en tres partes: la mística di- vina, la mística natural, y la mística diabólica, está aceptada por la Iglesia católica y no figura en el Indice. Fué publibada en 1836, en Mu- nichr Tengo á la vista la edición de 1855, traducida del alemán por M. Charles Sainte-Foi. Extracto el pasaje siguiente (Mística natural, página 267) seguido de su explicación por Gorres. Se verá muy bien que de esta última resúlta el Cuerpo astral. 70 LUZ Y UNIÓN María Goffe. María, esposa de I. Goffe, atacada de una enfermedad de languidez, fué trasladada á Westmulling, distante nueve millas de su morada, á la casa de su padre, donde murió el 4 de Junio de 1691. La Víspera de su muerte, siente un gran deseo de ver á sus dos hijos á quienes había dejado en su casa encargados á una niñera. Suplica, pues, á su marido, que alquile un caballo para que pueda ir á Rochester, y morir al lado de sus hijos. Se le hace observar que no se halla en estado de dejar el lecho y montar á caballo. Ella persiste, y dice que cuando menos quiere intentarlo: «Si no puedo sostenerme, dice, me echaré á lo largo encima del caballo, por que quiero ver á mis queridos pe- queños.» Un eclesiástico Vuelve á Visitarla hácia las diez de la noche. Se muestra perfectamente resignada á morir y llena de confianza en la misericordia divina: «Toda mí pena, dice, es no Volver á ver á mis hijos.» Entre la una y las dos de la madrugada, tiene como un éxtasis. Según la relación de la viuda Tprner, que la velaba durante la noche, tenía los ojos abiertos y fijos y la boca cerrada. La enfermera aproximó las manos á su boca y narices y no percibió aliento alguno: creyó, pues, que estaba desmayada y no sabía sí estaba muerta ó viva. Cuando volvió en sí, refirió á su madre que había ido á Rochester y que había Visto á sus hijos: «Es imposible, dijo la ma- dre, en todo este tiempo no te has movido de la cama—Pues bien, replicó la enferma, á pesar de esto, he ido á ver á mis hijos esta noche durante mi sueño.» La viuda Alejandro; sirviente de los niños, afirmó por su parte que un poco antes de las dos de la madrugada, había visto á María Goffe salir del aposento inmediato al suyo, donde uno de los niños dormía solo con la puerta abierta, y entrar enseguida en el suyo, donde permaneció cosa de un cuarto de hora junto á la cama en que ella estaba acostada con el niño más pequeño. Sus ojos se movían y sus labios parecían hablar, pero no decía nada. La niñera se mostró dispuesta á confirmar por jura- mento delante de los superiores, todo lo que había dicho y á recibir ense- guida los Sacramentos. Añadió que estaba perfectamente despierta, y que empezaba ya á amanecer, porque era uno de los días más largos del año. Se había incorporado en la cama, había mirado y observado atenta la apa- rición y había oído dar las dos á la campana del puente. Después de algu- nos instantes, le había dicho: «En nombre del Padre, del Hijo y del Espí- ritu Santo, ¿quién eres?» A estas palabras, la aparición se desvaneció. La niñera se echó rápidamente encima alguna ropa para seguir al fan- tasma, pero no pudo descubrir lo que se había hecho. Entonces fue cuan- do empezó á sentir cierto espanto. Salió de la casa, que estaba situada en el muelle, y estuvo paseando algunas horas yendo á ver á los niños de cuando en cuando. A eso de las cinco de la mañana, llamó á la puerta, de REVISTA ESRIHITISTA KARDECIANA 71 la casa vecina, pero no le abrieron hasta después de una hora, y contó lo •que había sucedido. Le dijeron que había soñado; pero ella contestó: La lie visto esta noche con más claridad de lo que la he Visto en toda su vida.» Una de las personas que la oían hablar así, María, mujer de J. Sweet, su' po por la mañana que madame Qoffe estatra en sus últimos momentos y quería hablar con ella. Fué pues, á Westmulling el mismo día y la en- que centró moribunda. La madre de la enferma le refirió, entre otras cosas, que su hija había tenido un gran deseo de ver á sus hijos y que hasta aseguraba haberles visto. María recordó entonces las palabras de la niñera, de las que hasta entonces no había hablado, creyendo que había sido victimado una ilusión. Th. Tilson, párroco de Ayleswort, cerca de Maidstone, que ha publicado este hecho, lo supo de una manera detallada el día del sepelio de J. Car- penter, padre de M. Goffe. El día 2 de Julio abrió una información muy ■exacta ver acerca de la niñera y de los dos Vecinos á quienes había ido á por la mañana. Al día siguiente, la cosa le fué confirmada por la madre de M. Goffe, por el eclesiástico que había ido á verla por la noche, y por Ja enfermera que la había velado. Todos estuvieron unánimes en su testi- tnonio; todos personas inteligentes, tranquilas, incapaces de engañar, y que además, no tenían ningún interés en hacerlo. Este hecho reúne, pués, todas las condiciones que pueden hacerle incontestable. (The Spectre, or news from the invisible Wortd; Londres, 1836, p. 184). Tilson, refiere este hecho en una carta de 6 de Julio de 1691 á un teólogo muy conocido, llamado Barter, quien lo insertó en su libro publicado en alemán, en Nu- remberg, con el título de: La certidumbre de los espiritas demostrada por historias incontestables. Le Messager, de Liège, 1.° Marzo 1899. Hemos creído deber recordar estas opiniones porque constituyen otras tantas afirmaciones en favor de la existencia del periespíritu. Este, en rea- lidad, no es otra cosa que el cuerpo sutil, envoltura inseparable del alma, indestructible como ella, vislumbrado por las autoridades eclesiásticas de todos los tiempos. Los testimonios de la ciencia actual completan estas afirmaciones. Las informaciones sucesivas de la sociedad de investigaciones psíquicas de Londres, han establecido mil seiscientos casos de apariciones de «fantas- mas» de vivos y de muertos. La existencia del periespíritu está aprobada además, por los numerosos moldajes de manos y de rostros fluídicos; por las materializaciones de espíritus obtenidas por Crookes, Rusell Wallace. Aksakof, etc.; por la visión de los médiumsy sonámbulos; por las fotogra- fías de difuntos; y en una palabra, por un imponente conjunto de hechos debidamente comprobados. (Véase nota num. 11). Ciertos escritores católicos confunden fácilmente la acción del perles- 72 LUZ Y UNIÓN píritu y sus manifestaciones después de la separación del cuerpo humano^ con la idea de la «resurrección de la carne.» Ya hemos hecho observar que esta expresión se encuentra rara vez en las Escrituras. Se encuentra más bien la de «resurrección de los muertos» (véase, por ejemplo, Pablo, I, Cor. XV, 21). La resurrección de la carne es imposible por la razón de que las molé- culas que componen nuestro cuerpo actual, han pertenecido en el pasada á millares de cuerpos humanos, como pertenecerán á otros millares de cuerpos en el porvenir. En el día del juicio ¿cuál de éstas podría reivindi- car la posesión de esas moléculas errantes? La resurrección es un hecho espiritista que sólo el Espiritismo puede comprender. Para explicarlo, los católicos se ven obligados á recurrir al milagro, esto es, á la violación por Dios de las leyes naturales que él mis- mo ha establecido. ¿Cómo, sin la existencia del periespíritu, sin la doble corporalidad del hombre, podrían explicarse los numerosos casos de bilocación relatados en todos los anales del catolicismo? Alfonso de Liguri fué canonizado por haber sido Visto simultáneamente en dos lugares diferentes. San Antonio defiende á su padre de una acusación de asesinato ante el tribunal de Padua, y denuncia al verdadero culpable, en el mismo momen- to en que predicaba en España ante numerosos fieles. San Francisco Javier se deja ver varias veces á la misma hora en sitios muy distantes unos de otros. ¿Es acaso posible ver en estos hechos otra cosa que casos de desdo- blamiento del ser humano y la acción á distancia de su envoltura fluídica? Lo mismo sucede con los numerosos casos de apariciones de muertos mencionadas en los Evangelios. No se pueden explicar de otra manera que por la existencia de una forma semejante á la que el espíritu poseía en la tierra, pero más sutil y más ténue, y sobreviviendo á la destrucción del cuerpo carnal. Sin periespíritu, sin forma, ¿cómo podrían los espíritus dar- se á conocer á los hombres? ¿cómo podrían conocerse entre sí en el es- pació? León Denís A una flor tardía Era una tarde gris de tormentosa brisa, de cielo mal cubierto con nubes de ceniza. REVISTA ESPIUniSTA KARDECIANA 73 Los árboles enfermos sus troncos ofrecían en deshabillé trágico de vestiduras tísicas. Mostraban su incultura los campos de otros días vellosos de cadáveres, de plantas y de aristas que lluvias persistentes y noches atrevidas cubrieron de una capa simbólica, mezquina Allí, sola en el yermo como una rebeldía nació la flor de otoño la florecilla triste, pese á la suerte ingrata del Sol que en línea oblicua sus rayos de tibieza producen menos vida borrando sus efectos la cancionera brisa. Allí la vi olorosa perdiendo su ambrosia por átomos selectos dispersa, desabrida, J. Costa Pomés. ¿Quién fué Augusto Vives? Sr. Director de Luz y Union. Querido amigo y hermano: Trémula la mano, oprimido el corazón y turbada >mi pobremente, tomo la pluma para cumplir un sagrado deber y es el de poner en conocimiento de usted y de los lectores de Luz y Union la sensible desenca- nación de nuestro íntimo é inolvidable hermano D. Augusto Vives y Vives, y «decir algo de su importante labor durante su peregrinación en esta su última «existencia. Tarea es esa para mí dificilísima de cumplir debidamente, porque estoy 74 LUZ Y UNIÓN seguro que mi pobre pluma no ha de dar más que un débil reflejo de lo mucho y bueno que ha derramado con toda una vida de abnegación, de bondad, de sacri- ficio y actividad desplegada para hacer el bien luchando siempre por los idea- les de redención. Yo bien quisiera poseer en estos momentos la clara inteligencia y fácil expresión que para estos casos poseía nuestra querida Amalia Domingo, para consignar aquí lo que en veinticuatro añosde estar á su lado he podido aprender y admirar de su firmeza de volunad. empleando siempre todos sus actos y ener- gías hacer el bien á cuantos han necesitado de sus servicios, desvelándose para constantemente para protejer á cuantos le rodeaban; para que sirviera de ejem- pío á todos sus hermanos, ya que su vida fué un modelo de virtud y de espiritista convencido; pero no; yo he de repetir aquí lo .que dije en la última morada y ante sus restos; esto es: yo sé admirarlo, pero no imitarlo; así me encuentro ahora; yo siento y comprendo el inmenso bien por él derramado, pero no encuen- tro frases para trasladarlo al papel; sólo puedo decir que lo hemos admirado cuantos lo hemos tratado, porque es de los que ha hecho el bien en todos sus actos sin esperar más recompensa que la.satisfacción del deber cumplido. ¡Cuánto bien derramado! ¡Cuántas lágrimas enjugadas! ¡Cuántos consuelos prestados! !Cuántas víctimas por él levantadas! ¡Y cuántos suicidios por él evi- tados con sus desvelos y sus previsores consejos! Esta tarea la empezó ya^ cuando su sér vino al mundo. Nació en Barcelona, allá por el año 1835, en un hogar sumamente pobre; tendría él unos dos meses cuando su madre, por motivos que no debo expresar aquí, tuvo un momento de desesperación y determinó suicidarse. Cogió al re- cién nacido; marchó á orillas del mar, en un lugar donde pudiera estar se sola, y después de estrecharlo efusivamente contra su pecho y besarlo repetidas ve- ees, lo envolvió; lo puso en el suelo, arrimado á una roca, y se acercó al orde del mar; y en elb momento que iba á arrojarse al agua para poner fin á sus días, el niño, como instigado por la providencia, echó á llorar desesperadamente y extendió sus bracitos como si dijera: ¡ Madre, qué vas á hacer! ¡Mira cómo me dejas! Y volviendo atrás, cogió de nuevo al hijo de sus entrañas, que no cesaba de llorar, y alzando los ojos al cielo, lloró también la madre, y com- prendiendo que aquello era un aviso del cielo, se volvió con el niño, el cual cesA de llorar tan pronto ella hubodesistido de su desesperada intención. Sin duda le ligaban estrechos lazos con su made, pues siempre que hablaba de ó ella leía alguna lectura ó discurso que pusiera de relieve la ternura y misión, de las madres, su corazón se oprimía y sus ojos se humedecían. Pasaron siete años, y en los días en que el general Espartero bombardeaba la ciudad, nació su hermano Miguel, viéndose precisados á dormir algunos días- en el un campo para librarse de la metralla hasta que se refugiaron en pueblo vecino donde murió su madre cuando su hermano contaba dos años. Casado nuevamente su padre, las circunstancias los llevaron á Sabadell, donde ha pasa- do el resto de su vida. Su segunda madre hizo crecer el número de su familia con dos hijas más, y él fué puesto á trabajar á los nueve ,años para ayudar al ssotenimiento de la misma, teniendo que sufrir, durante su infancia, los rigores del hambre y los de una madrastra, en vez de tener una esmerada instrucción.. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 75 A los catorce años era músico de una de las orquestas más acreditadas de esta ciudad y á los dieciocho era ya su director. A los diecinueve muriósele su padre, pesando en adelante sobre sus espaldas las atenciones de la familia, ha- ciendo de padre á sus tres hermanos menores, pues su segunda madre estaba inutilizada y á los pocos años murió. Augusto no tuvojuventud, como vulgarmente se dice; siempre se hizo escla- vo de su deber, siendo siempre tan aplicado como querido de todos. Ejerció la profesión de músico por espacio de treinta y cinco años, sin que por eso dejase nutica su oficio de tejedor. Asi fué deslizándose su vida de luchas, de penalidades y sufrimientos —que habría para escribir un voluminoso libro—hasta la edad de treinta y siete años, época en que conoció el Espiritismo. Hasta que luchó penosamente para atender á las necesidades de su existencia y la de su familia, ha>ta aquel momento podría decirse que fué su lucha material; y ahora empieza su lucha moral. Conoció el Espiritismo en el año 70, época en que se necesitaba una voluntad de hierro para profesar una doctrina tan extraña como ignorada de todos, y mayormente si se tiene en cuenta las circunstancias de una ciudad entonces mucho más despoblada que en la actualidad, en la cual todo el mundo es cono- cido, debiendo sufrir las asechanzas de todos. Él fué escarnecido, insultado, apedreado por los chiquillos y maltratado á viva voz por las calles; tuvo que soportar los chistes y burlas de sus compañeros de orquesta, hasta el punto de ser amenazado más de una vez en ser despedido. No pocas veces tuvo que sos- tener animadas discusiones con los encargados ó patronos que le daban trabajo manual, instigándole á que dejara sus locuras y herejías; y nada, ni los insultos de unos, ni las amenazas de otros, ni las burlas de todos, ni los requerimientos de sus allegados, que todos le giraron las espaldas, lograron nunca torcer aquella firme voluntad, que, fija su miJada en la justicia divina, alimentada su alma por los resplandores de una nueva luz que había hecho brotar lágrimas de su cora- zón, haciéndole ver clara y terminante la vida en el más allá de la tumba; per- suadido de que únicamente la luz del Espiritismo le daba clara explicación del porqué de tantas anomalías de la vida, la explicación satisfactoria del porqué dg tanta miseria, hambre y sufrimientos pasados en su juventud. Fué tanta y jan profunda la convicción de su espíritu; se había penetrado tanto de la verdad de la vida eterna, que no hubo poder humano capaz de hacerle retroceder, ni vaci- lar un solo momento de sus firmes convicciones; tranquila su conciencia, alta la frente y sernea la inteligencia, él desafiólas amenazas, las calumnias, los des- precios y las intrigas de todos, sufriendo mucho, sí, pero venciendo al fin. Hasta con su hemano, á quien tantos años hizo de padre, con lo cual se amaban entrañablemente, hasta con él, intentaron sembrarle la anatema y ha- cerle perder la amistad. A la sazón, su hermano Miguel Vives se hallaba casado en la vecina ciudad de Tarrasa; y allí le llevaron la noticia de que su hermano Augusto se había vuelto loco. Sorprendido por tan funesta noticia, y como su amor y su recono- cimiento para éste rayaban á lo infinito, le faltó tiempo para trasladarse á Saba- dell y ver lo que había sobre el particular; resultando de su entrevista, que al cabo de poco tiempo su hermano fué tan loco como él; pues todos mis lectores 76 LUZ Y UNJÓN conocen hasta dónde llegaron las energías desplegadas por Miguel Vives para difundir la racional y consoladora doctrina del Espiritismo. Son tantos tan encontrados los episodios de su vida, y que se y agolparon Ipara amargar su existencia, que me veo obligado á pasar por alto muchos deta les á cual más interesantes, y relatados por mi torpe pluma, sería abusar de mis- lectores, y ni las dimensiones de un artículo me lo permiten. Mucho amargó su existencia el ver á sus cinco primeros hijos que, cuando llegaban á la edad que caricias eran su encanto y que con sus sonrisas con sus correspondían al pro- fundo amor que por ellos sentía, fueron cerrando los ojos uno tras otro desa- del escenario de la vida, quedándole la última y única para cerrarle pareciendo los ojos junto con su esposa. Sin embargo, era tanta su fe en Dios y su divina justicia, que nunca se le vio turbado ni abatido; siempre dispuesto para hacer le bien, él tenía consuelo para al los afligidos, los desvalidos, socorriendo siempre necesitado am aro para y velando constantemente para los enfermos. ¡Oh, los enfermos y necesitados! Estos predilectos, eran sus avoritos, sus más queridos del alma. eran sus Durante unos veintisiete años de su última etapa, ejerció la profesión de homeopático, y ¡cuánto bien le permitió hacer!, ¡cuántos consuelos prodigados!, ¡cuántos auxilios con su abnegada y desinteresada bondad! El nunca puso precio de servicios al necesitado. ¡Cuántos enfermos, agobiados por la miseria, hu- sus bieran muerto sin auxilio facultativo y hubieran sucumbido en el más espantoso cuántos abandono, á no ser por su mano caritativa y su abnegada voluntad¡ y cuántos le deben la salud del cuerpo y del alma! imposible es para mí, dar una débil idea del bien derramado por aquella incansable figura puesta siempre en constante actividad al servicio de cuantos necesitaban de sus servicios, fuesen estos físicos, morales ó pecuniarios. Para dar una pequeña muestra de adonde llegaba su firmeza de voluntad y sus abnegados sentimientos, quiero consignar aquí dos casos, aunque á gran- des rasgos, de los muchos que de esta índole he podido presenciar durante veinte y cuatro años que lo he tenido por maestro. Llevado por las circunstancias, fué puesta á su cuidado una muchacha de veinte y cinco años, atacada de isterismo. Esta hermana carecía de salud y de de sirvienta ateander recursos, pues únicamente tenía madre y ésta hacía para á Is necesidades de las dos; así que fué complicándose de tal manera su enfer- medad, además de los remedios consiguientes, hubo necesidad de tratar- que, la por el Magnetismo de cuairo á cinco veces por día, para evitar que cayera en una catalepsia prolongada, que costaba muchísimo de hacerla volver en sí, y ca- da vez le exigía un trabajo de treinta á^cuarenta y cinco minutos; pues él tuvo la paciencia de seguir este tratamiento por espacio de ocho años consecuti- vos con tanto cariño como si fuese una hija suya, cuidando al mismo tiempo que no le talasen los alimentos necesarios, ya que su madre no podía atenderlos. Transcurridos ocho años, mejoró bastante sirviendo de excelente medium en el Centro por espacio de cinco años, transcurridos los cuales desencarnó Otra se presentó que tendría unos treinta años que; después de pasar por casi todos los Hospitales de Barcelona y después de haber intentado inútil- mente su curación, los médicos más notables de lacapital, fué llevada á Sabadell REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 77 donde muchas veces cuatro ó cinco hombres, no era capaces para contener aquel organismo movido por horribles é incomprensibles convulsiones. Fuimos llamados los espiritistas para probar algo en aquella triste situación ya que su esposo, única familia que tenía y tiene, debía salir para ganar el sus- tentó y dejar sola aquella infeliz en su triste estado. Trabajamos bastante tiempo en el magnetismo y demás procedimientos que el espiritismo aconseja en estos casos, con lo que logramos hacer desaparecer aquellas horribles convulsiones, pero no su completa curación; ha quedado en pie el isterismo y nerviosismo, el cual le dá en ciertas ocasiones unos efectos tan extraordinarios, que yo no he visto ni leido en libros ni revistas otro caso semejante, y que á pesar de no tener aquella convulsiones da verdadera lástima su situación. Sucede á veces que teniendo mucha hambre, pasa uno ó dos días sin poder comer, unque trato de masticar, le es imposible tragar nada sin saber como nj por qué, puede puede alimentarse^ La música y toda clase de ruidos la acasionan espantosos sufrimientos, hay que evitárselo á toda costa. Otras veces siente necesidad imperiosa de pasearse varias horas, y auque su débil cuerpo cayera destrozado por el cansancio; no puede parar y cuando estas y otras mil cosas por el estilo le atormentan demasiado^ algunos trabajos medianímicos le aligeran bastante. Pues bien, á medida que la enfermedad se hizo interminable, todos nos fuimos separando con preguntar como sigue y haciendo alguna que otra, visita. En cambio él no la ha dejado nunca; durante quince años, no ha dejado ni solo día de visitarla; quince años prodigando allí diariamente los consuelos un que aquella infeliz recibía con tanta ternura y que eran su mayor alimento. Así procedía siempre nuestro inolvidable hermano en todos los casos donde podía serutil; su mayor goce era visitar á los enfermos y necesitados En fin, no puedo extenderme más porque no concluiría nunca. Augusto se ha ido venciendo de todos, de propios y extrañs; de creyentes é incrédulos, de espiritistas y católicos. El se desvelaba para todos. Su muerte, ha sido la del justo,: sin sufrimientos y sin convulsiones ha cerrado los ojos en este mundo; y sus últimas palabras han sido para recomendar á sus enfermos. El 26 de Febrero último á las seis de la tarde abandonó este cautiverio, para ir á gozar de sus buenas obras, sin duda le han esperado con los brazos abler- tos un sin fin de tres agradecidos de su estrechable bondad. El 27 fueron trasladados sus restos mortuorios al Cementerio civil en medio de un imponente espectáculo; ¡as calles estaban llenas de espectadores que reflejaban el más profundo respeto, pues era una de las personas más nombradas y conocidas de Sabadell. El féretro apenas se divisaba pues estaba lleno de flores, coronas y cintas con dedicatorias de diferentes Sociedades y la prenda de más valor, la que más habrá brillado á los ojos de su amoroso ser, sin duda habrá sido una coronita que elaboró con sus propias manos y regó con lágrimas de gratitud, aquella enferma que durante quince años recibió tanto bien á aquel idolatrado ser. Apesar de ser día laborable en el Cementerio se reunieron más de trescien- tas personas habidas de presenciar nuestro único homenaje á un ser tan querido y escuchar nuestro último despido en esta vida. Estaban representadas las Sociedades «La Emancipación de actos Civiles y 78 LUZ Y UNIÓN Benéficos» »Círculo Republicano Federal» y «Centró de'Estudios Psicológicos de Sabadell». Representaban el Centro «Fraternidad Humana» de Tarrasa los hermanos Ignacio Vendranas, José Rodó, Domingo Armengol, N. Roma y otros cuyos nombres no recuerdo. Rspresentaban «Luz y Unión», D. Santiago Durán; por «La Voz de la Ver- dad», Don Jacinto Esteva Grau y por el «Centro Cristiano de San Martín» D. Feliciano Oliveras y su esposa. Hizo uso de la palabra José Rodó, de Tarrasa, el que en pocas y atinadas frases, puso de relieve las excelentes virtudes que en vida habían caracterizado al inmortal Vives é incitando á seguir su ejemplo. Habló el hermano Enrique Viver en representación del «Centro de Estudios Psicológicos de Sabadell», haciendo atinadas consideraciones para demostrar que si los espiritistas quera- mos honrar debidamente la memoria de aquella noble figura, debemos esforza- rnos á seguir su ejemplo seguros de que,así cumpliremos como á buenos espiritis- tas. Y por último habló el que estas líneas escribe que, emocionado ante los res- tos inmovibles del que por tantos años pude seguir sus pasos y recibir su aliento, su calor y sus consejos del que tantas veces había recibido alientos á mis abati- das fuerzas ¡del que por tantos años me había guiado como un padre guía á un hijo! despedirme en aquel momento del que tantos lazos de amistad me ligaban! era para mitán doloroso, que yo no se lo que dije; solo se que al terminar, eran do- pocos los rostros que no enjugaba lágrimas, porque sin duda se asociaron al lor que como yo sentían al despedirse de un ser que había cautivado á cuantos á fondo lo habían tratado. Augusto Vives es de los que no dejan imitadores. A su hermano Miguel le apellidaron «Padre de los Pobres» y Augusto creo que se puede llamar modelo de virtud ó la caridad en constante acción. Esto fué, á grandes rasgos Augusto Vives. Armengol Farràs Sabadell 7 Marzo de 1913. Las Fases del Espiritismo Una interminable y titánica lucha Viene manteniendo el Espiritismo des- de mucho tiempo ha; y contrariamente á lo que debería ser esta lucha, ó sea, en vez de mantenerla con los secuaces del error, con los antagonistas de la verdad, con los esbirros de las religiones, con los tergiversadores de la moral y, con la pseuda-ciencia que fatua y estúpidamente pretende hallar anomalías é inverosimilitudes en sus más irrecusables axiomas, se ve obli- gado á abandonar la contienda con esta beligerancia para acudir á la de- tensiva de una grande y perniciosa hueste que en su mismo campo trabaja y que denominándose «espiritista» circunda sus flancos detrivialdades que, preñadas de estultas aserciones y de bastardeados conceptos, llegan áfor- mar una Valla de nebulosidades que además de desprestigiar en parte sus REVISTA ESrilíITISTA KAI;ÜECIAKA 79 filosofías y doctrinas exponiéndolas ai ludibrio de un vulgo inculto é igno- rante, hace que el materialismo se aferre cada vez más en sus teorías y el positivismo en sus rotundas negaciones; dándoles así un fomento para que se Vayan alejando cada vez más del sendero espiritualista. De aquí que muchas veces, en lugar de usar la pluma para artículos ■que estimulen á la ignorancia á despojarse de las impurezas materiales, de la contaminación de vetustas creencias, de los prejuicios patrimoniales de sus ascendientes, y del sopor que la impele á la inercia, aportando con ello los granos de arena que han de servir para la construcción del gran torreón desde el cual la antorcha del progreso mostrándose radiante ha de verter sobre el Cosmos, con exuberancia, sus pictóricos rayos de luz, nos vemos impelidos por el impulso del sacro deber que nos hemos impuesto de di- fundir las doctrinas de aquel que descendió del Padre, á llenar las colum- nas de nuestros periódicos y revistas de serias invectivas en contra del charlatanismo espiritero, para, en primer lugar, atajarles el curso de sus errores por medio de la razón y de lógica, y en segundo para demostrar -ante la faz del mundo ilustrado que el Espiritismo es científico y moral, que su estudio necesita mucha lucubración y, por tanto, que no es ningún sis- tema empírico con carácter de exotérico cual pretenden muchos de nues- tros adversarios y detractores, que alardeando de omniscientes, nos lanzan diariamente, con imperterridad asombrosa, toda la locuacidad de su fétida pedanteria; estribando el esceptimismo de sus apreciaciones y supinos ra- zonamientos en el cinismo que observan en esa turba de especuladores que, nada escrupulosos, trabajan á su sombra embaucando á los incautos que guiados por la buena fé, se dejan seducir por su artero lucro para caer en las redes de su impúdico modus vivendi, y en las anormalidades que se ven con frecuenc a en los centros y grupos cuyos colectivistas, im- pelidos más bien por curiosidad que por amor, con más ideas de pasar el tiempo que de aprender... y en consecuencia, desprovistos de todo cono- cimiento científico, filosófico y moral, empiezan por trabajar el mediumnis- mo queriendo abordar como verdaderos ciegos el delicado—pero vasto— ■campo de los fenómenos de las materializaciones y levitaciones etc., etc., y que obtener como resultado las perniciosas consecuencias de las invisi- •bles fuerzas que en nuestro ambiente pululan, las cuales están á la espec- íativa de acometer á todo el que incesantemente traspasa las lindes de lo que su mente desconoce: pues sobrevienen las aberraciones, á las aberra- •ciones les suceden el descabellado fanatismo, al fanatismo las obsesiones y á las obsesiones, las más de las veces, deplorables escándalos, que si Sien no vulnerlzan la entraña del elemento espiritista porque en si, lógica científicamente es invulnerable, es la bochornosa caída de un centro y que debía constituir un sólido baluarte y que al disolverse y ser abandonado por tan lamentables causas, se apodera de él el enemigo, para atacarnos con más bríos y energías. Y por estas razones y otras análogas, causa sentimiento ver la dilación de que es objeto el Espiritismo en muchos pueblos acerca de su definición; pues los que tan fátuamente se erigen en difundidores, en vez de cirnentar fas doctrinas principios básicos en la gigantesca mole de la razón y que está á prueba del impetuoso huracán del materialismo, construyen su edifi- cío en un infecundo y macizo páramo de incongruencias; y con la inminen- cía de su desplomamiento que ya trae su germen, no tarda en ser agotado 80 LUZ Y UNIÓN por el fuerte ímpetu del viento que al llevarse tras sí, en su veloz carrera-; los escombros del derruido edificio, va dejando una negra estela que por mucho tiempo nadie se atreve á hollar por no ser presa de esa perspectiva que se le presenta tan llena de lúbricas sinuosidades. Y es preciso que venga la luz de un nuevo arrebol, acompañada del apacible céfiro que me- lífluamente acaricie el maculado ambiente hasta ir desgastando poco á; poco las huellas de la impura estela dejando el camino expédito para el emprendimiento de una nueva obra... tj; Al entrar ahora de lleno en la demostración de lo que son las fases del Espiritismo, surge una pregunta de interés capital. ¿Cuáles son los fines que persigue el Espiritismo? Sin necesidad de extender mucho la contestación podremos reducirla, á lo que sigue: Espiritualizar á los hombres haciéndoles progresar moral y material- mente para conducirlos «hacia Dios por el amor y la ciencia». Y asentada la contestación—aunque suscintamente bosquejada, surge otra no menos importante. ¿El elemento que ha de coadyuvar en esta gigantesca obra del Espiri- tismo, ha de ser homogéneo ó heterogéneo? La sana razón nos dice que debe ser, superficialmente, heterogéneo ó dualista; é intrinsicámente, homogéneo. La aserción parecerá puramente paradojal; pero estudiada con crítica deliberación se convierte en una realidad inconcusa. La x)üx\.& superficial podremos denominarla fase filosófica-moraí y la /ase científica: y asentada esta base deducimos fácilmente la homogeneidad y heterogeneidad ó dualismo del elemento coadyuvador del Espiritismo: homogéneo, porque todos debemos trabajar con inflexible in- columidad caminando hacía un mismo fin; y eterogéneo ó dualista porque no teniendo todos los mismos grados de adelanto ni la preparación científi- ca, debemos dedicarnos, unos, á la propagación íilosófica-moral (primera fase) y otros á la propagación científica (segunda fase). Hecha esta divi- sión, inferimos de ella que las dos expresadas fases constituyen los puntos estratégicos del Espiritismo en los cuales han de trabajar los dos núcleos; —el de la propagación filosófica-moral y el de la investigación científica— con verdadera morigeración y firmeza rechazando con viril denuedo todas, las tentativas de asalto que los secuaces del oscurantismo y nuestros en- carnizados enemigos hacernos quisieran, poniendo fin de este modo á esta poco frutífera lucha que desde mucho tiempo venimos manteniendo... ¿Cuándo acabaremos de fusionar nuestras antagónicas ideas y de asi~ milar nuestros trabajos para poder marchar al unísono que nos impone la ley del progreso tanto material como espiritual? ¿Cuándo sobreponiéndo- nos al rutinarismo y al misticismo, dejaremos de ser espíritus meticulosos, para tomar en espiritas libres que se ocupen de las verdades, que las de- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 81 sentrañen y analicen para no ser presa de denigrante tacitismo que nos Im- pele al estacionario y retrógrado fanatismo? ¿Cuando extirparemos de nuestros yos esos principios de religiosidad que aun conservamos arraigados y que nos sumen en la más supina igno- rancia al creer que cometemos atentados contra las leyes divino-morales sí profundizamos con todas las fuerzas de nuestras energías psico-anímicas las cosas transcendentales y metafísicas? Es preciso, pero de urgencia, de toda ley, que mutilemos ya, y de una vez, todo lo que tengamos de religiosidad y de misticismo y todo lo que pueda acercarnos á la parcialidad de un matiz sectario; que nues- tros temores sociales desaparezcan y que á viva fuerza conquistemos la ti- bertad total para llegar á fortalecer nuestros espíritus como anhela Pren- tice Mulford. Porque en llegando á crearnos esa fuerza moral que demanda el yo, será sonada la hora en que nos reconozcamos; y fortificados por la convicción de nuestro ser en que nos veamos acercados á la Gran Causa y comprendamos lo que es esa Gran Sabiduría, esa Fuerza Suma, ese Po- der Inconmensurable: Dios; gran misterio al cual estamos estrechamente unidos y de cuya comprensión depende el todo de nuestro progreso. Una nueva orientación, un nuevo régimen, una eficaz y sólida demarca- ción se nos impone en nuestra monótona y enervadora misión de espiritis- tas; de día en día nuestras fuerzas flaquean de más en mas y la estupefac- ción nos ensimisma cuando contemplamos el gran marcmagrum que se mueve y agita dentro de nuestro campo; el sopor nos invade y nuestras plumas se inmovilizan: la oscuridad se nos inmiscuye y nuestro camino es obstruido... La ignorancia, con toda su cohorte de abrumantes nebulosidades, ha pe- netrado en nuestro terreno y con sus mismas armas ofensivas debemos de tomar la defensiva para confinarla á su lugar de emanación. Más, ¿bajo que bases habíamos de regirnos para emprend^er esta colosal y gigantesca lucha que nos conduciría á una grande conmoción, siendo que tendría que ser emprendida con los mismos nuestros? Antes de entrar en tesis, veamos lo que dice el eminente César Bordoy en su ponencia presentada á la Fede- ración Espiritista Española, en Sabadell. I-Ser ó no ser: este es el problema. —Es decir; progresar ó retroceder, evolucionar hacía la perfección del ideal ó retrogradar hasta la anulación de su vida, elevarse hacia lo absoluto y hacía lo eterno ó descender hasta lo inútil, temporal ó relativo. Tal es el problema en que actualmente se deba- te y agita el Espiritismo Español. Es un dilema de vida ó muerte, de des- arrollo progresivo de sus métodos ó doctrinas y enseñanzas ó de decaden- cia, retroceso y muerte de las mismas. O sale del marasmo inervante, inú- til y perjudicial en que se encuentaa, ó sucumbe fatalmente ante los nuevos derroteros de la Filosofía y de la Ciencia.» Un solo momento, un solo instante que detuviéramos nuestra imagina- ción en la vitalidad deeste gran problema. Ser ó no Ser, nos haría compren- der que la misma base sobre la cual deberíamos regirnos es esta; pues ya bien y elocuentemente lo desarrolló el ilustre Bordoy. Pero ahora se pre- '82 LUZ y unión senta otra cuestión; dentro de ser ó no ser, cual tendrá que ser nuestro nuevo derrotero? ¿Qué reforma tendríamos que hacer sufrir á nuestro régimen de marcha? Ser, es el progreso, es la emancipación y lo es todo; no ser es el es- tacionamiento, la degeneración y el retroceso que conducen á la nulidad del ser; ó sea, en síntesis: ser, es luz; «oleres tinieblas, oscuridad... y des- graciadamente nosotros estamos en la penumbra; tenemos tan mal com- prendido el Espiritismo que no podemos decir somos ni tampoco no so- mos; pues luchamos entre dos aguas; y como quiera que no podemos ni debemos permanecer por más tiempo en este perjudicial marasmo que de- bilita cada vez más nuestras fuerzas psico-vitales, es preciso que nos acó- jamos firmemente al áncora de la «Filosofía» despojándola de toda veladu- ra místico-religiosa que es lo que paraliza y constriñe la libertad anímica; y, fortificados por una incolumidad llena de convicción lucubrada, exen- tos de tacitismos debemos echar una minuciosa mirada á nuestro rol para desbrozarlo de matices sectario-religiosos, eliminando de él toda idea res- tringida y toda inconexibilidad fusionista (aun habiendo asimila- ción...); porque como antes he dicho, la oscuridad se nos inmiscuye yfluc- tuamos entre ser y no ser. Hay un incuestionable axioma que dice: «La unión constituye la fuer- za»; y no obstante de ser axioma, muy á pesar del más razonado sofisma, él es el incentivo de este gran marasmo en que se halla el Espiritismo Espa- ñol, de la inconexión que hay entre sus prosélitos, de la incoherencia que se observa en su labor de propaganda y en particular de esta semidecadencia de que es objeto desde hace algunos años á esta fecha; pues todos, con el prurito de hacer la unión para constituir la fuerza en vez de ir progre- sando vamos degenerando. La prueba que lo patentice es muy obvia: el Espiritismo, como espiritismo, indefectiblemente debe ser de un solo ma- tiz; pero muy contrariamente á esta indefectibilidad, vemos, queobsecados en el deseo de la unión lo hemos circundado de Varios... y de aqui las in- congruencias, las inconexiones, las incoherencias y las pugnas que al ir amortiguando el fuego de los apasionados prohombres espiritistas—porque se tretráen al ver este descabellamiento de ideas y el ciego desquiciamien- to de que es objeto el Espiritismo—van minando poco á poco nuestros ci- mientos esperando ocasión propicia para dar en tierra con nuestro edifí- cío... ¿y no hemos de poner un medio rehabilitante á esta nuestra excén- trica labor? Muchos y sobrados son los medios que, para entrar en una nueva era de progreso, tenemos; pero el miedo, inseparable compañero nuestro, no nos permite apelar a ellos; porque siendo los medios, los de no admitir en nuestro seno más que á las personas del genuino matiz espiritista, claro est^, todos vemos en ello una inminente conmoción de ánimos. Pero ¿qué nos había de importar la conmoción si al fin habríamos de sa- lir de nuestro enervador decaimiento? ¿Cristo no dijo, «yo no vengo á traer la paz sino la espada? Grande es la aberración que actualmente pesa sobre nosotros al creer que la fusión con sectas espiritualistas ó de partidos ó asociaciones filan^ trópicas serían de incuestionable eficacia para el avance de nuestras ideas. revista espiritista kardeciana 83 como igualmente la de que militando en la escuela espiritista podamos ser discípulos de otras; para justificación de elio tenemos pruebas muy evi- dentes. El esplritualismo, como todos sabemos, está dividido y subdividido, y desde el momento en que está dividido, las Ahora bien; al buscar la fusión—no obstante las divergencias que en algo separan las ideas—¿podremos establecer bases ó reglas que nos permitan marchar unísono? No, de ningún modo; porque creyéndonos todos y cada cual de por sí los únicos poseedores de la verdad, es incontestable que cada cual buscaríamos alimentar y á hacer resplandecer nuestra verdad en menos- cabo de la ajena-, pues está muy visto, que cuando buscamos amistades ó fusiones,lo hacemos con una idea marcada que estriba en acumular elemen- tú para el engrosamiento de nuestras filas. Se objetará que una ineludible obligación á ello se nos impone, pues ■que uno de nuestros tantos trabajos ha de ser el de la propaganda. Pero, ¿cómo hacer propaganda en el seno de una colectividad que cual nosotros pretende ó cree estar al tanto de la verdad? En caso de proceder á una fusión, por la poderosa razón de que las di- vergencias ó deficienciencias existen entre los partidos espiritualistas, nos Veríamos obligados á trabajar aisladamente, cada cual en su peculiar terre- no para evitar discrepancias de pensamientos que indubitablemente sobre- Vendrían y que nos repartirían como fruto, gérmenes de disturbios que aca- barían por desunirnos más de io que lo estamos en la actualidad. ¿Y para obtener tan fatales resultados, no es preferible buscar fusión entre noso- tros mismos, que bastante falta nos hace?... Otro tanto puede decirse de las sociedades filantrópicas; y no ya de la fusión por que esto ni aun remotamente debemos pensarlo, pero sí de que los espiritistas pertenezcamos á ellas; á pesar de que son filantrópicas, to- da su misión la circunscriban á lo material y rechazan sistemáticamente todo lo que tienda á espíritu-, y he aquí una contrariedad que, bien Visto, nos separa grandemente, porque nuestros pensamientos se remontan hacia ese infinito de grandezas donde se Aa//a «la verdadera vida», hacia ese sidéreo celeste de donde la ciencia y el saber dimanan, mientras que ei de ellos se lanza hacia la cima terrena en busca de una libertad efímera, cuyo fin ha de ser el del eterno descanso en la tétrica necrópolis Tiempo es ya de que meditemos; harto hemos ya divagado. Hasta aho- ra nuestras ideas han sido precarias; hagamos, pues, por hacerles firmes y ■duraderas. Fustiguemos el miedo y sobrepongámonos á las operaciones. Huyamos de ia meticulosidad y acerquémonos á la incolumidad. Disipemos la indecisión y atenuemos la pusilanimidad; pues hora es ya de que que nos reconozcamos; y si queremos progresar y adelantar en nuestra labor, aho- guemos la incertidumbre que impera en nuestro yó; rompamos el lazo que nos une á las diversas creencias ó ideas, que al ligarnos con ellas nos atraen las perturbadoras discrepancias de pensamientos; enarbolemos el estandarte del amor y todos unidos con el pensamiento unificado y solidifi- cado por lo gloriosa emancipación de estas pequeñas y grandes contra- riedades que hasta hoy nos ligan, separémonos del camino no ser y entre- mos en el del ser, que será el que ascensionalmente nos conducirá hacia el incomprensible y Eterno Ser.. Bernardo Raída. 84 LUZ Y UNIÓN ¿Cual será el mejor ciudadano? (Coutinuación). ¿Qué intentan los librepensadores, sin tener una base, una orientación determinada, sin constituir doctrina ni un cuerpo de doctrinas definidas? Destiuir el catolicismo romano ytodas.lasreligiones llamadas positivas. (1) El Congreso internacional de librepensadores reunido en Roma el 22 Septiembre de 1904 declara dogma, ante al mundo, EL ATEISMO. La tendencia, pues, de la congregación internacional, es demoler, des- truir, arrebatar conciencias subyugadas por el avaro materialismo y ambi- ción de un clero criminal, para reconstruir sobre sus despojos una socie- dad de jateos! No se trata de formar nuevas conciencias orientadas hacia nuevos ho- rizontes de luz que regulen los destinos morales de la sociedad se trata de extraerlas de la oscuridad religiosa, para arrojarlas á un abismo... ¡sin fondo! Abismo que tiene por único estimulante el horroroso egoísmo de de ^cada uno para sí,-» con la única perspectiva de la más absoluta des- tracción, y con la destrucción del cuerpo la del progreso adquirido, la de la inteligencia todo, todo aniquilado ¡Una sociedad de nihilistas!! Y ¿habría de estrañarnos el anarquismo individualista? ¿Habría de extrañarnos el estado social de los que «por vestir el cuerpo desnudan su alma» sumiéndola en la más asquerosa abyección? ¿Habrían de extrañarnos los ateístas que revueltos en el fango de los de los vicios preparan la bom- ba destructora? La ignorancia es un enemigo terrible.... Y si se alberga en la miseria, es peor consejera ,jOh! la ignorancia ¡Ah! ¡la miseria! Esto se repite por doquiera. Niños sin padres, viudas sin hogar, ancianos desvalidos, obreros sin trabajo......víctimas déla indiferencia de nuestra manera de ser social, de esta sociedad en la que abundan los librepensadores ateos, materialistas, anarquistas, socialistas en sus diversas fracciones, y católicos y protestan- tes también ateos, con el Jehová genesiaco inaceptable Sociedad que no tiene más afecto que la avaricia ni otro dios que la moneda sociedad á la cual parece iuútil hablarle del verdadero Dios, porque casi no conoce (1) Lo afrmado en esle párrafo, lo hemos dicho ya en la prensa. revista espiritista kardeciana 85 otro que el forjado por las religiones llamadas positivas, que provoca la injusticia social y tolera, con calma irónica y reflexiva, los desbarajustes y desequilibrios. íji if. Hay que regenerar poco á poco, con una labor lenta, pero enérgica; Hay que hablar á la mente antes de llamar al corazón: Hay que persuadir y convencer y después llamar al sentimiento tocando las más sensibles fibras del corazón; Hay que establecer la mutua confianza por nuestro buen proceder so- cial, por nuestra conducta moral, por nuestrajprobidad, por nuestra tempe- rancia y prudencia, buscando siempre la unidad de acción en el bien que incumbe, á nuestro deber individual, que es deber del bien colectivo, tendente á la fraternidad perseguida. Y si el movimiento mismo de la vida social opone un obstáculo á la igualdad de fortuna, á la igualdad moral y á la igualdad intelectual, la libertad y la fraternidad en sus múltiples aspectos nos conducirán al fin de bienestar general, por la mutua regeneración. iC' ❖ * Y habrá quien piense y pregunte: ¿cómo puede existir la fraternidad sin la igualdad? La igualdad moral, intelectual, de riquezas, etc. no es la misma co.sa iefl, j3or Faustino Isojía.—La íeiicidad. -Otra primavera, por J. Costa Pooaés. - Flujo y reflujo, porKraiiifort de Ninive. — La recitadora de la hue- naventura, por E. D'Esperance.— Medianimicas — ¿Luál será e.1 mejor ciudadano? Sorprendente fenómeno psíquico.—Ecos y noticias. Corresponsales Administrativos Sléjict».—Evaristo Barrientos, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz). Pnerto-Bico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco I. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cnba.—Ignacio Larramendi, calle E. Villuendas, 46, MANZANILLO.—Delfín Roig y Rosell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 54, HABANA—Faustino Serlo, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIB.ARIEN. Pllipliia».—José León, apartado 130, MANILA. República de Colombia.—Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés. 9, BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. República del {Salvador (C. A.)-Luciano Cenedella,. SANTA ANA. República Argentina.—Alfonso Marselii, Administrador de la Revista, «Cons- tancia» Tucumán 1786, BUENOS AIRES. — Pedro Iraola, NECOCHEA.—José Erreas, PEHUAJO. — Gonzalo Laporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA BLANCA. República de Costa Rica.—Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RICA. KraRil.—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Babia). República Dominicana.—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. República de INicaragna.-Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA República del Kcnador.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4, QUITO. República de Hondiirai».—E. Streber, AMAPALA.-J. Ismael López, CO- MAY AGÜELA ' (TEGUACIGALPA). República de Cnatemala.—José Sánciiez Guzmán, Teniente de Artilleria. Departamento de San Marcos.— MALACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Flores,. Apartado de Correos 10L-QUEZALTENANGO. Cribraltar.—D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Túnger (Rarrnecos).—Bernardo Raída, Banco del Estado Marroquí. Estados Unidos (M. A).— D. Bénito-Betancourt, Duval Street, 901 y 903 KEY WEST FLA. LiUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarga de suministrar folletos de propaganda y libros de la Doctrina Espiritista, al que lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, núm. 41. — Este Año XIV ABRIL DE 1913 Núm. 4 La sombra ¡La sombra, es el legado de absurdas ¡La sombra, religiones! envolvió al mundo en su edad! ¡La primera sombra, engendró espías, esbiiTos jLa y sombra, sayones! amparó el lucro, el hurto y la impiedad! ¡La sombra,es la que al hombre convirtió en masa inerte! jLa sombra, es la que hizo vivir la ^La sombra, inquisición! le dió vida al mito de la muerte! jLa sombra, es del Dios vivo la torpe negación! ¡Período de tinieblas! La noche del pasado perdióse entre los siglos, y ya dejó de srr! .¡El hombre del presente se encuenta ¡La sombra, emancipado! entre las sombras perdióse del ayer! Pero por un misterio del todo á incomprensible veces se condensa la sombra del terror; reencarna nuevamente buscando un por que el imposible, ayer inspira indefinible horror. ¡Las mnlritudus ávidas de vividos rechazan fulgores, del pasado el fúnabre Tienen capuz! sed de progreso, de aromas y de flores, y quieren de la ciencia la inextinguible luz! Por esto aunque la sombra, (alimentando un pretenda sueño) nuevamente sii solio construir; .¡jamás podrá el pasado ser del presente dueño! y menos, rancho menos serlo del porvenir! Por que se ha dado un paso, y es ley, ineludible que nunca el adelanto podrá retroceder; por esto oscurantismo, tu sombra no es temible: ¡Tu cetro rompió el tiempo! ¡cesó pues tu poder! Espléndidas auroras suceden á tus días •de luto y de exterminio, de espanto y aflicción; 98 LUZ Y UNIÓN ¡Dormid en el olvido, horribles teogonias! ¡Que comenzó la tierra su regeneración! ¡Los hombres ya comprenden que en el sepulcro helada no cesa nuestra vida; que existe un más allá! que el cielo y el infierno es cuento del pasado, que el hombre vivió, vive y siempre vivirá! Que su progreso eterno le ofrece en el mañana cumplir grandes misiones; que llega á Redentor todo aquél que virtudes en practicar se afana, sintiendo por los pobres inextinguible amor. La muerte ya no existe, hi vida es la que impera^ la vida produciendo un cambio radical; la vida del mañana que al hombre (liceq Espera! ¡Espera del progreso la gloria Universal! Los muertos abandonan sus tumbas de granito, y vienen presurosos su cuitas á decir; ¡Ellos son los que dicen que existe lo infinito y son los que difunden la luz del porvenir! Ellos son los que un día á Allán Kardec dijeron escúchanos, atiéndenos, te vamos á dictar una filosofía; los mediums escribieron y el libro de los libros llegóse así á formar. Encuéntranse en sus páginas la savia de la vida, nueestra alma fatigada en él la paz halló; nuestra confusa mente vió un punto departida de Allán Kardec la ciencia ¡Oh cuánta luz nos dió! Su libro, ha reformado las viejas religiones, su libro, nos enseña un njijndo de verdad; su libro, ha refrenado la>^ míseras pasiones; su libro, es el que dice: ¡Despierta humanidad! ¡Levántate del polvo y elévateá la altura que no fuiste creada para ir del lodo en pós! ¡La vida del espíritu es grande, noble y pura! por que le presta aliento el hálito de Dios! REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 99 Por esto aun que la sombra pretend'a-aiuevam^nfte'' tender sobre la tierra su fúnebre: crespóñ',' ! será inútil su empeño, la vida del presente ya siémbrala semilla de la emancàpaoión. La ciencia ya fulgura, y lalrazón preclara difunde su enseñanza; y el bombre con afán,; ofrece su olocausto, de la verdad ante el ara; ¡Los tiempos que pasaron< yá nnnca volverán!! Foresto negra sombra, oduLfea tnropajé, ■ : desciende á tu sepultura, descausa en el no ser; ' í y deja que el progreso prosiga su viaje, y lio quieras dar vida á lo que murió ayer. Racionalismo y sombra jamás fueron unidos; las tradiciones mueren al irradiar la luz; . los cuentos de los santos y los aparecid' s, y Cristos expirantes clavados en la cruz, ■irSudando roja sangre, vertiendo amargo dlanto^i ipidiendo santuarios...ya todo eso pasó; • / oida verdad,era yida comenzó su adelanto : ;f; . O! él ba comprendido, que vive yique vivió:, ji; ? ■ : - Rl33ii:'iKardec fué el enviado de loa modernas díaiS;! ■ : (ni iiKardec vertió á torrentes la luz de la verdad!,. ; - ¡Kardec recordó al hombre antigUiaSiprofecíaftuf; - 9t) yiíbíblicas promesas convirtió en realidadli " .iiirjn -niJ¡ !:■. ~~ -i:. - ■■ ■ - mIí ; _ Porque con argumentos, (que son irV:efiUtabl!es)b - -niiha dempstraido al hombre,su yida,,de;ayP'^ :u.: ! b;,;mi;S:tei'Í0S¡hasta hoy del todo iinexpLica:bles,,or,:s , orí poir;:el.Es.piritismo se dejan cpmprendiorí.:, ob i < - o(! , ¡Sombra del .tiempo! duerme, séa^tela tierra leye ,fr., i asbKardee te hundió ep.el oaQs;,iCesaste he viyir; ¿; í . , , , k ¡Abrió tu inmensa fosa el siglo diez y nueve! -i ¡Tu has muerto euandqqaógilailú??! del ppriVepirfoqíriG'! í, .'-..in. . . ;:<.iJ¡nTT;!; BilBiiifan íilp/'i ORI '-b r.JníimBb _ -ST.;:: ¡Esa .fé sipfïnisteripswiesa-íéi rai^padafino nc:) oriosri ¡ n o.i 100 LUZ Y UNIÓN ¡ Rsa fé que engrandece, que alienta el corazón! ¡ Esa fé que nos dice, que la muerte no es nada! ¡Que no es más que un instante de brusca transición! ¡Bien hayan los obreros que borran del pasado las huellas dolorosas, las horas de inquietud! ¡Bien hayan los que escriben un credo razonado! ¡La humanidad les debe profunda gratitud. ¡Kardec, por tí la sombra, hundióse en el abismo de tu gloriosa huella mi espíritu irá en pós! ¡Tengo sed de progreso...! y en tu racionalismo, ¡Hallé el mejor camino para encontrará Dios! Principio quieren las eosas Dice El Exodo en su capítulo III; que habiendo Moisés llevado el gana- do al desierto, llegó un día hasta Horeb, donde se le apareció el Señor en llama de fuego en medio de una zarza; y vió Moisés que la zarza ardía y no se quemaba; y que el Señor, lo llamó por su nombre; que él respondió: Aquí estoy: y que entonces cubrióse el rostro con las manos por que no se atrevía á mirarle. En los capítulos siguientes, Moisés continua en comunicación directa con Dios, (así á secas, por que entonces los escritores no adjetivaban) realizando portentosos milagros. El sencillo pastor y yerno de Jethro, opulento sacerdote del pueblo de Madian, nos ofrece el primer testimonio documenial para establecer el fun- damento de las doctrinas espiritistas. La relación de este suceso extraordinario, no ha sido omitida en nin- guno de los textos que de la Historia sagrada se ofrecen en la actualidad en los establecimientos de enseñanza, y si bien la censura eclesiástica no comenta ni para bien ni para mal la sobrenatural aparición, la estereotipa firmemente entre las páginas de sus obras como cosa propia, como hecho histórico indiscutible al que concede todos los honores de las verdades absolutas. Tampoco la Ciencia se ha encargado de discutir ni de analizar el fun- damento de esta tan extraordinaria aparición misteriosa de Dios á Moisés. Lo ha hecho con'otras de santos más de nuestros tiempos; se ha concre- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 101 tado al respeto de lo secular; y aún de aquellos fenómenos ó milagros que ha pretendido esclarecer, razonar ó justificar, no ha podido ofrecernos una explicación científica de claridad evidente. Sea obra del respeto, obedezca al principio del nolli me tangere, vir- gen de toda sospecha, exento de toda duda, el pasage histórico goza de todas las consideraciones y simpatías dogmáticas y sectarias. Solo los ma- terialistas lo condenan por incomprensión. Y siendo esto así, el Espiritismo bien puede fundamentar su génesis en este hecho, tan universalmente aceptado y hacer gala de su justa lógica, no al apropiarse, sino al exone- rarlo, no como argumento conciuyente, porque el Espiritismo no puede en su jurisprudencia imponer una ley infalible, sino como concepto reconoci- do y sancionado por la tradición. Bien que su interpretación sea discutible psicológica y científicamente, no se podrá negar, que en la interpretación del suceso puedan entrar desde luego todas las hipótesis; y entre ellas la no menos racional que el espiri- tismo pueda sugerirnos, para desde este punto, arrancar tras el razona- miento de todo el proceso de la doctrina espiritista tan injustamente me- nospreciada de las gentes. Suponer sobrenatural el hecho, cabe perfectamente en la remota época en que aconteció. Florece en aquellos tiempos el ambiente de una mística extraordinaria que le abona- El misterio, las profecías y los ecos de la Di- vlnidad, llegan al apogeo de la exaltación. El hombre dotado del dón de la interpretación é implantación de una moral perfecta y sobria, dice que es enviado de Dios, que ve á Dios y que habla con El; y lo expresa y predi- ca en tal forma que no hay manera de sustraerse á la sugestión, ni modo de rechazar lo que con abnegación sublime piensa y ejecuta. Sucédense unos á otros, y todos dejan el aroma de una causa ideal que prende en los adelantados en los propicios al sacrificio, en los nacidos para ser guías y ayuda de los obcecados, de los encenagados en las pasio- nes y de los estacionadoss por falta de vitalidad psíquica. Unos y otros, cual elementos autómatas de fcerzas inevitables, cumplen su finalidad, sin arredrarse y sin interés manifiesto, obedecen el impulso ciego de resortes de una potencia superior á la que la imaginación humana pueda concebir, marcan una estela luminosa sobre la tierra y se Van como los demás mor- tales dejando en la Historia los dictados de Dios, como siervos, sacerdotes precursores, profetas ó mediadores. ¿Comprueba lo expuesto la existencia real de las revelaciones direc- tas de Dios á los hombres? La aquiescencia secular de tantas y tantas generaciones habrá podido mantener incólume esta premisa, pero ninguna Filosofía, ninguna Religión, ni ninguna Ciencia, ha resuelto el problema de una manera absoluta. El hecho no es radicalmente imposible pero nada nos puede ofrecer la prue- LUZ Y UNIÓN ba dería. de ello y nada tiene de extraño que hablando estos mediadores en npnabre de Dios, algunas veces ha3'an podido ser tomados por Dios mismo. Estos medios de comunicación nada tienen de extraños desde el mo- mento en que el hombre emancipándose y abriéndose su conciencia á las sublimes manifestaciones de la Naturaleza, cayó en la cuenta de que el derecho de examen es patrimonio de todos y que las Escrituras sagradas no podían figurar en la categoría de fueros intangibles á que las llevaron los teólogos de la antigüedad y después los padres de la Iglesia. Aquéllos, como nosotros, no pudieron hacer más que lo que puede dar de sí una idea preconcebida dentro de sus conocimientos sobre las leyes de la natu- raleza. Basando el Espiritismo sus teorías, como los dogmas, en el mismo prin- cipio, explica ei hecho en distinta forma; interpretándolo sin explotar su entraña, ni hacer de él, misterio transcendental para sorprender la igno- rancia. Ei Espiritismo proclama sobre la Ciencia y la Religión la triste pasivi- pad del hombre ante las sorprendentes manifestaciones de la Creación, y razona los hechos por estudios experimentales obtenidos, por la continua repetición de casos, de cuyo análisis no queda nada en beneficio de la Causa, mucho si en ayuda y fortaleza del espíritu v de enseñanza de la Humanidad en cuestiones tan importantes como las llamadas de con- ciencia. Dice Alian Kardec sobre este punto, que bien pudiera ser, que Moisés se hubiera comunicado con Espíritus superiores en nombre de Dios. No admite que fuera Dios mismo el manifestante por la mediumnidad del dic- tador del Sinaí: y esto, que al parecer de los comentadores; entraña una gran herejía, no es sino una elevación respetuosa de la idea de Dios, á quien supone tan superior á todo concepto, que en su cerebro no cabe el pensamiento de un acto material entre el organismo humano y la gigantes- ca personalidad de Dios. Posteriormente, se ha ido haciendo tan convencional la hipótesis de que la mediumnidad es un don tan frecuente y natural, como cualquier función psíquica de las que llevan el marchamo de la Fisiología y se hayan revela- do en los laboratorios de las Ciencias naturales. Tan es así, que los recalcitrantes que no aceptaban el milagro, ni mu- cho menos la versión teológica; hoy no vacilan en rectificar su opinión asesorando las explicaciones que el Espiritismo ofrece no solamente del hecho en cuestión, sino que también de los posteriores, en los cuales jue- gan y comulgan en relaciones estrechas de íntima revelación la Divinidad y el hombre. Y es natural que, entre la máxima que no desata el nudo y deja á la in- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 103 teligencia en la incertidumbre; y la explicación sincera de lo fantástico, de- terminada clase social opte por una teoría ó doctrina mái en armonía con lo práctico de la vida humana, y más onerosa á la idea de Dios. Si la aparición de Dios á Moisés, interpretada en su origen como fenó- meno sobrenatnral, hubiese sido recogida por la Ciencia, y esta hubiera hecho ver á las generaciones que nada tenía de particular y que se trataba ■de una autosugestión—como ahora lo proclama—quizás la Filosofía esco- íástica hubiera rectificado todas sus teorías, pero la Ciencia, no solamente se abstuvo, sino que calificó de absurdas las explicaciones del Espiritismo €n su expresión sincera de que Moisés bien pudo ser un medium inspirado —que es lo mismo que mediador—productor de manifestaciones sorprèn- dentes, pero no nuevas, y que dichas cualidades, poco comunes, ni altera- ban su calidad de Profeta, ni la moral de sus dictados, ni como hombre, ni como sacerdote, ni como gobernante. No analicemos las causas de la indignación que tales conceptos origi- naron: son pequeñas. Todos los que sienten y piensan un poco alto, están completamente convencidos de que la intransigencia y oposición en reco- nocer al Espiritismo una corrección y un gran desinterés, obedecen á un sistema interesado y cuando los conceptos doctrinales, entran en el fuero de este reinado, ni puede haber polémica ni arreglos diplomáticos, ni con- cesiones. ¿A quién aprovecha esta desconformidad?... A nadie. Los espiritistas no han puesto en tela de juicio la aparición de Dios á Moisés; La explican á su modo, sin prejuicios, sin misterios, razonando el hecho, no el milagro y como no suponen que tal suceso histórico sea del dominio exclusivo de siendo una ninguna filosofía, ni patrimonio particular de ninguna iglesia, estudio su página de la Historia, como las demás, su enjuiciamiento, su y ni de la interpretación, exenta son del dominio público; no puede hallarse censura, ni de la crítica ni de los resultados que á la inteligencia humana pudiera sugerir, no solamente en la actualidad, sino en lo sucesivo, el tra- dicional pasage del Exodo bíblico. J. Blanco Coris Las profecías se cumplen Y sentándose él en el monte de las olivas se llegaron á él los discípulos aparte diciendo: dinos, ¿cuando serán estas cosas y que señal habrá de tu venida y del fin del sigilo? Jesús les dijo: mirad, que nadie os engañe, por que vendrán muchos en mi nombre diciendo, yo soy el Cristo y á muchos engañarán». (Mateo BXVIV, v. 3, 4 y 5). Esa advertencia del maestro no solo está evidente, sino que está com- probada por los hechos ¿Qué ha sucedido sinó en los tiempos que vino á 104 luz y unión la falsa "religión que haciéndose dueña y señora de vidas obscureció de la luz del y Evangelio haciendas^ á la faz del mundo en predicó y nombre vida de una contraria Cristo á lo que él llamada predicó, y estableció la del Santo Oficio, ley diabólica y en nombre de Dios y de cío Cristo de la llevó al inquisición á muchos miles supli- de inocentes procedimientos, víctimas, hicieron cuyos feroces sucumbir á la humanidad á la falsa hasta doctrina? rendir vasallage- ¿No fué eso engañar á la humanidad y aún trata esa falsa seguir engañando, de diciendo religión que es la única siendo así poseedora de la verdad lo divina que que enseña son errores de mucho enseñanzas bulto de Cristo? á las Pero opuestos sigamos. «Y oiréis guerras y rumores de guerras: Mirad no os que es menester que que todo turbéis, acontezca. por Mas aún no es Con fin». esas palabras (V. 6). trata el maestro de preparar á los fieles para que no les coja de discípulos, sorpresa los acontecimientos der si la que habían de proclamación suce- de la religión que había de contrasias establecer sas á la doctrina aquellas co- que él predicó, concordia puesto que esta era la de y otra había de paz -y promover la discordia las «Porque y dice: se levantarán guerras, y nación contra nación serán y reino contra pestilencias, hambres reino; y terremotos y y todas estas dolores». cosas (V. 7 principio de y 8). «Y será predicado este Evangebo del reino en todo timonio el á mundo todas las tes- naciones, por y entonces dendrá en fin». He ahi dos (V. ejemplos 14). que combinados el uno con claro el las otro, se ve grandes bien verdades qee ellos encierran la también y de gran diferencia eso á lo que hay que han venido enseñando y aún enseñan nes las que creen predicar la verdad religió- evangélica, siendo así Esas que la palabras de contradicen. Jesús de vendrá el fin, han á muchos, aún puesto en las confusiones y religiones no han representantes comprendido por no tomado haberse sus el trabajo de estudiarlas en losófico su moral. verdadero fondo fi- y Aún creen esas esas fin del religiones que mundo. palabras aluden iQué al equivocadas están por falta de cuidado comparar las palabras para evangélicas recoger y las unas con las Pues otras! bien, si diee primero que esas cosas serán después de dios principio dolores que al predicar el y Evangélio en todo el esto mundo prueba vendrá el el fin. que fin á que alude no es el enseñado que tan aún imbuidamente han y enseñan esas de religiones; sino el fin de las las pestilencias mismas y de todo lo guerras, que aflige á la humanidad se ha humanidad; de puesto que la regererar por el Evangelio de práctica de Jesucristo, ó sea las máximas por la y al preceptos en predicarse consignados él; y como es en todo el natural mundo, la humanidad se irá más de la sublime doctrina, penetrando de más en y acogiéndose de más en más al cumplimiento. REVISTA ESPlRI'llSTA KARDECIANA 105 de elIos« y asi que toda la humanidad practique la moral evangélica, en- tonces será el reinado de la paz, y no habrá más guerras^ ni hambres ni pestilencias ni nada que pueda entorpecer ni afligir á la humanidad. También corrobora ésta Verdad las palabras que siguen. «Y si aquellos dias no fuesen acortados, ninguna carne seria salva; pero por causa de los escogidos aquellos dias serán acortados,» (V 22). Está pues probado que no es el fin del mundo á que alude, si no al fin de lo que ya hemos dicho; pues ya se ve que dice que si aquellos dias no pesen acortados ninguna carne seria salva, pero no dice nadie seria salvo. Qniere decir que entonces la humanidad, ó sea la mayor parte de ella se hallará en un estado semi material con especialidad los escogidos cuyn envoltura será muy sutil. Y aquellos cuya envoltura será aún más compacta muchos podrán re- dimirse por la predicación de los escogidos; pero los que ni con eso se rediman que serán los más refarctarios serán aportados de esta humanidad; puezto que entonces aparecerá el Mesias «con su poder y grande gloria.» (V 39) y los que no esten preparados para gozar la felidad que proporcio- nará el reinado que procederá á la aparición del maestro ante la humani- dad. su carne será destruida, y sus espiritus serán relegados á otros mun- dos de espiación y de pruebas como aún lo es este hoy. La venida del Mesias será pues para reinar y regir los destinos del planeta, xisible á la humanidad; puesto que esta ya estará entonces re- generada, su envoltura humana será muy sútil y estará en comunicación perpètua con el mundo espiritual. Entonces será el Reinado de Jesús ó sea del Mesias,porque la humanidad estará apta para comprenderlo y cumplir los preceptos de su doctrina, y jo mismo que la humanidad verá y oirá á los otros espiritus, verá también al espirita del maestro y oirá su dulce y desconsolada voz. Y los acontecimientos siguen y segnirln sucediéndose hasta llegar á ese extremo. He aqui. Aprended de la higuera la comparación; cuando veis que sus ramas reverdecen y sus hojas brotan, sabéis que el verano éstá cerca. Asi también cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerco á las puertas,« (V 32 y 33). Ese ejemplo ó comparación que pone jesús, no es muy difícil de sa- cario en consecuencia; pues si en otras órdenes hay señales que manifies- tan la proximidad de los hechos que se van á realizar, no pueden ser menos tratándose de los que han de contribuir á la redención de la hu- mBnidad. Y ya hay en los tiempos actuales, se demuestra visible el cum- plimiento de las profesias. Porque si por la higuera se conoce que está próximo el verano como dice el tecto y así es, por los acontecimientos de 106 LUZ Y UNIÓN hoy se conoce también que son señales de los tiempos, que avaanan ai fin predicho dor ei Maestro. «Velad pues, porque no sabéis á que hora ha de venir vuestro se- ñor« (V 42.) «Por tanto también Vosotros estad apercibidos; porque el hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis.» (V 44) El Maestro aconseja pues que no se esté descuidado; que se esté en vela para que à su venida á nadie coja descuidado, y tenga menos que reprochar; que todos tengan obción á la presencia del Maestro y á dis- frutar de su reinado, que será el reinado de paz de amor y fraternidad. Según Vayan pues avanzando los tiempos, irán reencarnando espíritus más regenerados y más esclarecidos, su propaganda será más regenerado- ra, se irán sucediendo acontecimientos más importantes y así irá la humanidad preparándose de más en más, de manera que cuando venga el precursor que anunciará la próxino aparición del Mesías, ya esté pre- parada para recibir el Señor. Y si quedan algunos refractarios á la voz de la verdad que el Maestro los coja de sorpresa, el Señor les pedirá estrecha cudnta y los echará á otra parte, donde llorarán y gemirán, y allí será el crugir de dientes, como dice también el Evangelio, Más los que perseveren hasta el fin en ei cumplimiento del deber y de la moral, esos serán salvos. Ya se ve que en el espiritismo por sus revelaciones es el consolador anunciado por Jesús, y por lo tanto el salvador del mundo; y los que duden de la eficacia de esta doctrina y los que la contradicen ya sufrirán su desengaño. El tiempo se lo dirá. Loor pues y gloria á la sublime doctrina que nos revela todas estas cosas y dichosos los que al llegar la fecha en que el Maestro ha de apa- recer con todo su poder y magestad, esten preparados para que no Ies coja de sorpresa. FAUSTINO TSONA. La felicidad Como el ave la región del viento, como la nave al piélago profundo, así como el hombre al valle de la vida. ¿Dó va? Ignorando la ley de sus destinos, agítase entre sombras. Pues mora en las ínfimas esferas de su interminable ascensión, avanza á tientas, torpe é indeciso, por la senda de su eterno progreso. Y son imán de sus férvidos anhelos, los frivolos placeres, los apetitos REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 107 groseros, ambición insana de honores y riquezas: la concupiscencia en suma. A ídolo tan vil erige altares en su corazón. A tan menguado ideal rin- den culto perenne su voluntad y su inteligencia obcecadas. No es otra la finalidad de sus perpétuas ánsias. He ahí lo que para él constituye jLa Felicidad! Hí * Pero ¿es la felicidad, aquí en la tierra, algo más que una palabra vana? Do quiera se vuelvan nuestros ojos que podrían ver que no muestren en sí las huellas del dolor? ¡Sólo el dolor es ciertol El es en nuestro planeta; nó el mal, si, ley de la vida terrena, fuerza en acción, potente y efectiva, como lo es la gravitación para los mundos que recorren el espacio sin límites. Y lo mismo asciende las gradas del más excelso trono que rastrea por el suelo de la humilde choza. Porque en este bajo mundo es él el agente de nuestros sucesivos per- feccionamientos, el acicate de nuestro mejoramiento moral è intelectual, freno de la concupiscencia con que nos solicita incesantemente la materia, maná salutífero del espíritu. Y no es en la tierra feliz la hermosa ante cuyas soñadoras pupilas pare- cen dilatarse los más risueños horizontes. Ni el sabio que, sondeando los secretos de la Naturaleza, formuló le- yes del físico mundo ó procedió á sus contemporáneos en los inexplorados confines de la especulación filosófica. Ni el hombre de guerra ante quien se prosternó la Victoria. Ni el gerarca excelso cuyos mandatos acatan sumisos millones de súb- adjetivo, poryue la moral universal es inmutable mientras que el derecha se modifica con el progreso y las necesidades de cada pueblo. La religión de sectas, estatutos, dogmas y supuestas nociva; infalibilidades es es la síntesis del error y la síntesis de la verdad. La política es transformista en su función produce administrativo-gubernamental y y producirá ambiciones, envidias y parásitos mientras la morali- dad no arraigue poderosamente y la justicia, en su original tome pureza, no se como la verdadera base de todo derecho. Los diferentes aspectos de las leyes humanas son hoy deficientes que exigen formas por- defectuosas, mientras que la moral es fuerza ascenden- te manifestada por grados en el evolucionismo progresivo de la Vida. La moral purifica siempre y eleva hacia el bien procomunal; la la religión política y convencional, nó. La ley humana es lo contingente; la moral es lo necesario. Por tanto, la moral es un postulado que se impone rigurosamente. Ni Sócrates, ni Kardec, ni Cristo, ese supra-liombre terrestre, nece- sitaron las leyes humanas. Los Códigos forenses sancionan la disciplina múltiple, el y circunstancias según lugar y en miles de ocasiones vulneran la verdad eliminan la justicia. y i Cuántos inocentes castigados! ¡Cuántos aristócratas criminales reivin- dicados! Esos códigos, en nuestro actual estado social, demuestran las morbo- sas formas del sentimiento que aun lucha, y luchará por el miento de la precioso adveni- equidad perfecta y por la destrucción de la mal delincuencia interpretada, delincuencia que todavía lleva impreso el timbre lamen- table de nuestro atraso moral, ¿Y qué es lo que sobra? En vida: ¿de qué sirve el orgullo? ¿de qué la Vanidad, de qué la la tiranía» avaricia, el odio, el rencor, la ingratitud y la impiedad? ¡Entended y oid! (Concluirá). Sorprendente fenómeno psíquico Más de un viandante hizo una parada, frente á un edificio de la calle Trigésima cuarta y Quinta Avenida, para oir una voz voluminosa que lie- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 121 naba los ámbitos de un estudio en el segundo piso. Dicha voz nos reveló selecciones de óperas conocidas en francés, alemán é inglés. Indudablemen- te, muchos de los que oyeron dicha voz, se marcharon á sus hogares en la firme creencia de que habían tenido el privilegio de oir una celebridad de de los gran ópera, dejaba caer algunas perlas musicales en beneficio que Viandantes. No era sin embargo una artista profesional; ni siquiera una entidad encarrilada en los senderos de la música, sinó, una mujer admirable, Mrs. Rose B. Helm, quien cantaba algo que ella misma ignora, sin poder rendirse cuenta de cómo ni por qué exterioriza tal habilidad. Todo lo que ella puede expresar es que, mientras la mayor parte de su vida se la ha naturale- pasado sin poder distinguir una nota de otra, siendo más bien una za refractaria á la música, ahora se encuentra en condiciones de cantar con hábil facilidad y seguridad tales que pudieran ser envidiadas por más de un cantante. No obstante, Mrs. Helm no puede cantar cuando se encuentra en su estado normal. Solamente cuando pierde su personalidad consciente es que regala ella á sus auditores cen romanzas que producen deleite y mixti- ficación á los que las oyen. Ella es una mujer sencilla y sin pretensiones, que tropieza con este poder oculto, tan inexplicable para ella como para los otros-. El profesor J. M. Hyslop. que ha oído el canto de Mrs. Helm, explica el fenómeno,—admitiendo que sea capaz de ser explicado,—por la palabra «auto hipnotismos^. Ella le habló claramente acerca de su experiencia y le ha interesado de tal manera, que él desea hacer en ella un sujeto de inves- ligación psíquica. ab- «Ella es completamente sincera dijo él á un reporter del «Herald> solutamente honrada en su manifestación de que desconoce en absoluto el origen ó el carácter de su poder>. Disgusta mucho á Mrs. Helm hacer una pública exhibición de su facul- tad extraordinaria. Al principio siempre se mostraba contraria. Ahora so- lamente se somete á las experiencias por pura complacencia y sin fin es- peculativo. Cuando uno la examina observa cuan simple, dulce, modesta y sencilla mujer es, se admira uno de su extraño y sorprendente poder y pre- gunta: ¿Es espiritista, psíquico ó algo de lo cual no tenemos denomi- nación? Y así surge el pensamiento que el Gran Creador considera oportuno de cuando en cuando, reir de nuestra paciencia respeto á las cosas de este mundo. Qce hay en los cielos y en la tierra cosas más extraordinarias que las soñadas por nuestra filosofía, es cosa fuera de duda. Nada hay artifi- cial en Nrs. HELM; ni ademán, ni misterio, ni esfuerzo, ni rebusque de notoriedad. ELLA es sencillamente Mrs. ROSE B. HELM con una facul- 122 luz y unión tad que otros no tienen. Por que ella la tiene y nó nosotros es nuestro blema. pro- Cómo esa fuerza se manifestó primeramente y por mediación de esta modesta personalidad de una mujer, es verdaderamente interesante. Su humilde relación del sufrimiento afrontado es en verdad conmovedora, su naturaleza pues refinada y sensitiva, en cierto sentido, se rebelaba á la rienda. Hubo expe- horas, días y semanas en que aun aquellos más cercanos <5ueridos y no se abstenían de pensar que «Rosa obraba de un modo extra- ño y ridículo.» En un principio se abochornaba «Yo no tengo más ideas que usted acerca de lo que esto decía ella significa» sencillamente. «Al principio yo me rebelaba y hube determinado que nadie supiera que yo podía cantar bajo semejante poder. Mis tenían amigos presente que yo era incapaz de cantar una simple nota. Cuando lie- gó el tiempo en que pude hacerlo, yo cerraba las Ventanas y ponía trancas á las puertas. Yo estaba abochornada. Cuando era una niña é iba á sia en unión de laigle- mi padre y de mi madre, yo hacía esfuerzos por conservar en mi imaginación los cánticos religiosos que ellos habían cantado en la iglesia, pero esto era para mí una cosa imposible. En algunas ocasiones pude obtener que la música surgiera en mi garganta, pero de mis labios no surgía fraso alguna. Si mi padee ó mi madre me dirigían sus miradas teme- rosas al exteriorizar yo sonidos extraños, siempre evité las miradas tratan- do de merecer como inocente. «Frecuentábamos una iglesia ortodoxa, y la religtón que se me enseña- ba no toleraba la disparatada «absolución del ego» por algún extra- ño. En poder aquellos días considerábamos el Espiritismo como una de religión teatral especie ingeniosa, fraudulentamente explotada como un lucrativo. Era espectáculo una cruel desgracia que en aquella época no hubieran profe- sores como Hislop, ni James, ni Ladd, ni Lester F. Ward, hombres de mentalidad cuyos profundos estudios sobre los fenómenos han ■abierto los psíquicos en últimos años las puertas á un nuevo culto. «jamás en mi Vida habia leido una línea sobre la materia. Ni mi ai marido yo teníamos noción alguna acerca de las leyes ocultas. Nos encontrába- mos una noche juntos, cuando repentinamente me sentí desfallecer. En tal virtud, mi marido apeló á los medios para hacerme volver en mí. El peó violentamente gol- con sus manos frente á mí, y acudió á varios mientos violentos procedi- para hacerme reponer. El choque fué tan permanecí grande, que en cama durante dos semanas, sumida en profundo estupor la mayor parte de tiempo. «Poco tiempo después de esto, pasé á estado psíquico otra vez los músculos de y mi cara se contorsionaron terriblemente. Mi marido me lo re- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 123 firió después, diciéndome que era la más horrible cosa que había jamás considerábamos este estado de una condi- Visto. Aún entonces nosotros «esta- ción física. Yo empecé á silbar cuando me hallaba en uno de estos toda de cancio- dos» imitando á los pájaros, trinando y gorjeando especie uno de estos estados- nes. Después, cuando había pasado largo tiempo en cantaba con Voz de niña monótona. Mas tarde pude cantar con voz de yo entonces comencé á cantar con voz madura cuando me encentra, joven, y ba en estado de trance. «En un principio, temía no solo cantar sinó pensar que los demás su- todos mis amigos sabían que yo era cantaba, incapaz pieran que yo pues Es desde hace poco tiempo que yo me había de producir sonido alguno. el mundo se decidido á que todo el mundo sepa lo que me ocurre, antes que burlara. no «Pero ahora afronto el canto como mi más gran placer y aunque tengo conciencia de las palabras digo, ni de lo que hago, el éxtasis que durante el trance es sorprendente. Solamente necesito que experimento tener la inspiración del instrumento, preferiblemente el arpa, la cítara y el si remontara en el espacio. Paréce- violin. Al principio me sentía como me multitud me transcurrir muy largo tiempo antes una que me encuentre en centenares de voces can- de gente en un auditorio. Allí hay una orquesta y Me encuentro henchida de alegría y amor. Entonces me rin- tando en coro. cantar ello siento deleite y deseo de á y en agradar. do cuenta de que voy á Una voz constantemente exclama: «Déjanos á nosotros, enteramente en el auditorio hasta nosotros». Todo el tiempo se me pide de permanecer que el trabajo termine. He tenido diferentes experiencias en distintas épo- cas, mientras estaba en trance. Fracasada en lecciones de vocalización empezado á cantar de esta manera, se me había pre. Después que yo si podría cantar árías de óperas que la gente pudiera oir con agrado. guntó vocalización cuidadosa- Un profesional insistió en darme lecciones de muy mente desde luego. El no tenía confianza en mis poderes psíquicos y pen- culti- só que en tanto que mis poderes físicos estaban presentes, yo podría " Var mi voz y obtener así la habilidad necesaria para cantar en cualquier de cantar bajo sus instrucciones, y fracasé. Después oportunidad. Yo traté vi imposibilitada para cantar durante dos años. Esto de esta experiencia me cantar me hizo pensar que mi facultad era sobrenatural y que yo no podía ninguna una simple nota sino en estado de trance. No conozco tampoco varios. palabra de ningún idioma extrangero, y sin embargo canto en «Mi marido es inglés, graduado en Knellar Hall, en Londres, y fué an- director de banda en el ejército de los Estados Unidos, en Fort teriormente conocí- Sully, Dakota. Menciono esto decir que él tiene excelentes para 124 LUZ Y UNIÓN mientos musicales. Ambos fuimos sorprendidos cierta noche en estado de trance di que pasé á y una admirable imitación de una audición La música del clarinete, del orquestal. oboe, del saxofón, del cornetín del reproducida y violin fué con precisión. Mi marido en diversas ocasiones Vitó á eminentes ulteriores, in- directores de la banda de venir á la todos estuvieron presenciar audición de acuerdo y con él que era realmente supuesto, permanecía sorprendente. Por yo inconsciente de todo, y me decía. estoy Un clarinetista repitiendo lo que se preeminente que me oyó imitar este dijo que si instrumento me hubiera oído desde afuera, hubiera rinetista era virtuoso supuesto que un cía- el que ejecutaba: tan admirable encontró la «Es extraño, aún reiterando ejecución. mis estados de trance durante la siempre me encuentro semana, en magnificas condiciones físicas. Antes de experiencia esta yo era una invàlida. Desearía poder decir á usted esto lo significa, que todo pero me encuentro en este usted. respecto, tan ignorante como Cantaba sin prepar..íCión >Mi marido y los amigos que conocen la verdad desde po han cdsado de luego tiem- considerar largo que mi experiencia es una de la alucinación. El tranquilidad, día del pensar juicioso, de la tolerancia, del estudio investigación de la ha llegado, y y con él la hora de nna de mejor he rendido comprensión. Des- que me cuenta de lo que significa mi he cho cuidado facultad, tenido mu- para que no fuera rebajada, disminuida, ó destruida. «Ahora: ¿podré cantar para usted? exclamó ella do dulcemente, mantenien- sus manos entrelazadas. En este instante aquellos se hallaban sentes que comprendieron pre- por qué Mrs. Helm es considerada por los le dean, que ro- como un ser privilegiado que tiene en sus manos un á la humanidadr mensaje dirigido No se requiere un eje hipnótico para poder hacer cantar á Ella Mrs. cerró los Helm. ojos cuando las primeras suaves y dulces notas la cítara, luego labios surgieron de sus parecieron moverse como si se á orar, y empezó el dispusieran canto. No se obscureció la habitación. Estaba minada ilu- como si fuera muy de día. No se efectuaron preparativos de pede, y el es- estudio estaba ninguna huérfano de donde mobiliario, exceptuando la mesa se posaba la cítara. Bajo la arrobadora é inspirada influencia de la música ella cantó sámente arias glorio- en Italiano, Francés y Alemán, con tal acento, que los críti- eos que se encontraban presentes consideraron la una solo maravilla bajo experiencia el punto de vista lingüístico. Todo esto proviniendo de una que nn su estado mujer normal, no puede ni cantar ni tatarear el aire más sencillo que desconoce los aires de las grandes óperas, que nunca ha asistido á REVISTA ESPIRITISTA KARÜECIANA 125 más idioma que más de dos represntaciones en su vida y que no conoce el Inglés que aprendiera en el Estado de Nueva York. Después recital que verificó este psíquico compuesto de improvisació" música clásica que duró media hora próximamente. Mrs. nes y de trozos de Helm rápidamente tornó á su condición normal, expresando que solamente haber experimentaba un pequeño desvanecimiento. Ella parecía lamentar el tornado á sus condiciones habituales. Expresó también que después que se sentía tranquila y plácida. terminabon estas manifestaciones, recital, ella llegó al LA una octava más arriba del estremo LA En este del del teclado, mientras que su nota más baja era el SOL en elj registro estas Su completa extensión de voz alcanza cinco octavas y barítono. ni contorsiones ningunas. proezas musicales son ejecutadas sin esfuerzo ella, ningún cantante, hasta la hora actual, ha hecho lo Según opina del día experimentaría una dificultad más notable que ella, y el cantante adqui- casi invencible para abarcar la extensión que esta mujer ha logrado rir sin estudio ni previa enseñanza alguna. De Guía de la Verdad. Ecos y Noticias el de participar á nuestros susci iptores que la redacción y Tenemos gusto revista ha trasladado á la calle Tamarit, 161, 2.°, á administración de esta se de son de 6 ■donde deberá dirigirse toda la correspondencia. Las horas despacho á 8 de la tarde de todos los días laborables. ha El simpático grupo «Amor y Vida» nos obsequiado con unas postales en los cuadros hechos por el médium dos de dibujante del citado grupo. tricomía de Amalia desprendiéndose de todo su sér unos rayos lumi El uno representa á con las alas abitr color oro y bajando por aquellos rayos unas golondrinas nosos manda al tas llevando una rosa encarnada en el pico; es—dicen—un mensaje que está espíritu con sus trabajos. grupo por lo identificado que aquel el centro ia bondadosa figura El otro forma un precioso pensamiento, y en de nuestro hermano Miguel Vives. á t-sta Ad- El coste de las dos postales es el de 0'25 pesetas y pueden pedirse ministración. 126 LUZ Y UNIÓN ❖ * * X—Asi se titula el nuevo paladin que el Centro Barcelonés de Estudios Psi- cológicos ha empezado ha publicar continuando su intensa labor de favor de siempre á nuestros ideales y á juzgar por el contenido del primer número se trata de una publicación de verdadero valor que honra á los estusiastas hermanos la han fundado. que La comunidad de tendencias que entre la nueva publicación y esta vemos existe, noshace celebrar más su narecimiento y esperar que su labor será íi u- tifera. Desde este momento establecemos el cambio y nos ofrecemos en todo todo y por ánuestros queridos hermanos. * * ^ Deseando un hermano adquirir, un ejemplar de las obras Hatha Yoga y Cien cía de la respiración y hallándose agotadas las ediciones de las mismas, se ruega á quienes poseanalgún ejemplar de las mismas y desen venderlos, lo noti- fique á esta administración conjnota del precio á quelos cedería. Por una traspapelación que sentimos mucho no se anunció á su debido Ja desencarnación tiempo. de nuestro queridísimo hermano D. Francisco Armadás, acae- cida dos díasantes de la de Augusto Vives. El hermano Armadás que durante largos años dirigió el septeto tan conocido bajo el nombre de septeto Armadás, había sabido captarse en tan alto grado las simpatías de los que le habían tratado, que su entierro, puramente civil, fué una sentida manifestación de duelo á la que concurrieron infinidad de amigos y corre- ligionarios. ¡Luz al espíritu manumitido! * * Una escogida velada tuvo lugar el domingo pasado día 30 por la tarde en el centroespiritista «La Fraternidad Humana» de Tarrasa con objeto de conme- morar el aniversario de la desencarnación del maestro y recopilador tisino. Alian Kardec. delEspiri- El salón de actos estaba lleno por completo, á pesar de la impertinente lluvia que hagrandes chaparrones en aquellas horas caía dificultando en gran manera el tránsito por las calles. Empezó la fiesta pronunciando un bello discurso el hermano que presidía José Rodoen elogio y admiración á el que se le dedicaba la fiesta, hablando á con- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 127 tinuación varios jóvenes de ambos sexos discurseando ios unos y recitando los otros; fueron á más, parada mayor realze al acto cantadas por «La Èscola Or- feónica» del Centro, la que muy acertadamente dirige el maestro Marcos Ar mengol, dos piezas catalanas «La nostra cansó» y «El Bresol» y después el himno espiritista «La Marsellesa» alcanzando en todas eljas un envidiable éxito. Terminó la fiesta en medio de la satisfacción y alegría que rebosaba en odost los corazones, advirtiéiidose á más un entusiasmo delirante entre la juventud, deseosa de trabajar para que fiestas de esta clase sean repetidas continua mente. 5!í * El ilustre propagandista del Espiritismo Científico en Francia, Mr. Gabriel Delanne, ha dado una conferencia en París, en la que ha lanzado la idea de una F>-deración Espiritista Francesa, á semejanza de la Belga, que comprende to- dos los grupos de Francia y délas Colonias. Esta Federación se titulará «Dolmen Celtique». Con ta! motivo, se ha organizado una sociedad anónima por acciones con un capital de 300,000 francos, para la construcción de un inmueble, cuya parte principal serviría deasiento á la Federación. Ya se han subscrito acciones por 180,000 francos. * A la edad de 50 años, en 19 de Marzo, ha pasado á recoger el fruto de sus trabajos terráqueos la consecuente espiritista Antonia Saló, de Palamós (Qero- na), habiendo sido el acto de su entierro puramente civil, y al que ha asistido una numerosa concurrencia deambos sexos. ¡Paz al espíritu liberto! ■Y- ^ En la isla de Madagascar hay también Espiritismo. El misionero católico fancés, Rusillón, dice en un libro que ha publicado ha poco, que entre los nativos de dicha isla se practica un culto en el cual se evoca á los muertos. El Espiritismo, agregamos nosotros, es de siempre. Pocas son las naciones, por bárbaras ó salvajes que parezcan, en las cuales nosecreaen la inmortalidad del alma y en lacomunicación de los espíritus. El actual movimiento espirita es sólo un nuevo florecimiento'de la gran verdad que eidero de todas partes ocultó para su beneficio, en el recinto de sus tem- píos, escondiendo á los mediums y prohibiéndole al pueblo todo comercio con los espíritus, toda investigación sobre la vida del espacio. El progreso que nuestra dcotrina va alcanzando, arrolla cuantos obstáculos encuentra á su paso. 128 LUZ Y UNIÓN * * Espejo de jueces. —El conocido escritor E. Gómez Carrillo, relata la si- guíente anécdota en su obra «El Japón heroico y galante»: «La cívica del Extremo Biblia Oriente, el «Sinkociotoki de Tchikafusa», dice en su capítulo relativo al gobierno: «La ciencia de gobernar está basada en la justicia estricta.Tal es la lección que nos da la diosa Tensodaizin. Y mente conviene saber primera- que es justo lo que premia el mérito ycastiga el Y crimen. en esto no habrá jamás debilidad ni complacencia.» Esta enseñanza no es labra vana. La rectitud pa es un precepto religioso. Entre las divinidades sintoístas que el pueblo adora, se encuentra un antigüe juez, modelo de takura Sihheidé. honradez, el Este gran magistrado tenía la costumbre de su tribunal escondido presidir detrás de un biombo, y de moler té durante las audiencias. hacer eso?», preguntóle «¿Porqué un día el daimio. Y el buen juez le contestó: «La razón que tengo para oir las causas sin ver á los acusados, es que hay en el mundo simpatías y que ciertas caras inspiran confianza y otras no; y viéndolas estamos expuestos á creer que la palabra del hombre que tiene rostro honrado es mientras la honrada, palabra del que tiene rostro antipático no lo es. Y esto es tan cierto, que antes de que abran la boca los testigos, ya decimos al verlos; éste es un malvado; éste es un buen hombre. Pero luego, durante el proceso, se descubre que muchos de los que nos causan mala impresión son dignos de al contrario, cariño, muchos y, de los que nos son agradables, son inmundos. Por otra yo sé parte, que aparecer ante la justicia, aun cuando se es inocente, resulta una cosa terrible. Hay personas que, viéndose faente al hombre que t ene entre sus manos su suerte, pierden toda energía y no pueden defenderse, y parecen sin serlo.» El daimio culpables exclamó: «Muy bien; pero ¿por qué te entretienes en moler té? «Por esto que voy á responderte», murmusó el juez. Y le dijo: «Lo más indis- pensable para juzgar es no permitir á lapasión dominarnos. Un hombre de bueno verdad, y no débil, no debe nunca tener pasiones; pero yo no he tanta perfección, logrado aun y así, para asegurarme que mi corazón está tranquilo, elmedio que he encontrado es moler té. Cuando mi pecho está firme mi mano también lo ytranquilo, está, y el molino va suavemente y el té sale bien en cambio, cuando molido;pero, veo salir el té mal molido, me guardo de sentenciar.» os recen deliciosas ¿No pa y deiiciosamsnte significativas estas palabras? Un diviniza á pueblo que quien así habla, tiene que ser "un pueblo leal. La política no influirá jamás en los que allíestán encargados de ser justos.» Obras qoe se bailan de venta en la Administración de esta Revista Ptas. Ptas. Nuestras fuerzas mentales, por Pren- trato de la autora en.la cubierta . . 4 tice MuU'ord. Consta de 4 tomos . . 4t) líri tela y tapas espaciales .... 8 Aríerfeseryca'j-; por W. J. Colville. Un Los 4 tomos, formando dos volume- tomo " en 4 rústica. ..... H nes, en tela y plancha. .... 7 Encuadernado en tela y oro . . . 4'.V) Tomos sueltos: cada uno, en rústica. I De la Mea do Dios, por León Denis '. O'.óo Encuadernado en tela 2 hl Colcctibismo ínte En tela y rótulo 2 y (Manual Creyente). tomo de 272 páginas en 4.°, rústica. ¡Los muertos viven! ¡No los lloréis! En tela y oro 4'50 Consolador folleto de Ib páginas . . O'10 Avantismo, por Bruno Miguel Mayol. La Tragedia Divina. Urr elegarrte Un tomoen8.°de l64 págs. En rústica. 2 tomo, escrito en catalán, en 4." me- En tela v oro ■. . . 3'.50 nor. Edición bibliófilo El gran Enigma, por León Denis. Un Edición corriente tomo de 272 págs. en 4.°, con el re- Avantismo trato del autor. En rústica .... ... . En tela y oro. 4'50 La misericordia es la justicia en su más elevado concepto. Un folleto de Síntesis doctrinal y práctica del Espi- 32 páginas ()-25 ritualismo, por León Denis. Folleto ... Ramos de Amalia de 61 págs. en 4." 0'5Ü violetas, por Domin- go Soler. 4 t., en rústica, con el re- Efluvios de amor, 68 págs. 13 grabados 0'50 IDE Kl^EIDEO El libro de los Espíritus. — El hbro de los Mediums. — lü Evangelio según Ifspiri- tismo. — fl Cielo g el Infierno ó-la .¡u.sticia Divina según el Espiritismo.—eEl^l Génc- _ ■ sis, los Milagros'y las Predicciones según el Espiritismo.—Obras postumas. ¿Qué es el Espiritismo^, en rústica, cada tomo ^ En tela, cada lomo i* É PRECIOS DE SUSGRiPCIOIM España, nn año Ï pesetas — Extranjero, nn año 12 pesetas Kúmero snelto: 50 céntimos Se ruega á los Sres. suscriptores que ai efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificado de la obra de regalo, de lo contrario tendrán que mandar recogerla en la Administración, y los que la deseen encna- dernada deberán remitir una peseta más. Instpueeiones para el abono de las susepipeiones ESPAÑA.—En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sobres monederos, billetes de Banco ó por el giro postal. EXTRANGERO.—En letras de fácil cobro, billetes de Banco que se abona- rán al cambio del día en que se reciban ó, también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrador. Coleccioiietí de LUZ Y UNION, con su correspondiente libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, á 7'50 pesetas colección, con libro á la rústica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (para España). Las mismas colecciones para el Extrangero, á 12'50 y 13^50 pesetas colección y libro, respectivamente. Los que deseen la colección de la Revista encuadernada, aumentará 1'50 pesetas. Todo pedido debe venir acompañado de sn importe, re- mitióndose libre de gastos. Obpas publieadas pop esta Revista Año 1907: La Religión Fiítura. —Año 1908: Elementos de una nueva Ciencia. —Año 1909: La Verdad frente á frente del Error. —Año 1910: Ovantismo. —Año 1911: Luz y Vidq (Manual del Creyente).—Año 1912: El gran Enigma. Obra de regalo para el presente aflo: FLOR DE LUZ-Historia de un Espíritu POR ¿r_ ooi^is Tmp de LUZ Y UNION, Neptuno, 18.—Barcelona ^Gracia). ^jantiaúoJURAN Año X!V Junio de 1913 Num.6 Eedaooión y Administración: Calle Tamarit, 161, 2.° - Barcelona (España) ^ SUMARIO; La fiesta de los pobres en Tarrasa, por El Solitario.- A la memoria de Miguel Vives y en lionor á la fiesta de los pobres, por María Faura Cots.—De la oración, por M. S.—Objeto de nuestra filosofia, por Leopoldo Lugores.—Necesidad de proteger la vida de los pájaros, por Ella Wheeler Wilcox.—Comunicaciones, por L. de L. y Mateo.—La Fiesta Espirita, por Benigno Ferrer. Corresponsales Administrativos néjico.—Evaristo Barrientos, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz), Pnerto-Bico.—Faustino l.sona, CAYEY.—Francisco 1. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cuba.—Ignacio Larramendi, calle E. Villuendas, 40, MANZANILLO.—Delfín Roig y Rosell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 54, HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIBARIEN. Pilipinait.—José León, apartado 130, MANILA. República «le Cl«»luiiibia.—'Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés, O, BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. República «leí $4alva«lor (C. A.)-Luciano Cenedella, SANTA ANA. República Argentina.—Alfonso Marselli, Administrador de la Revista, «Cons- tancia» TucumáiH786, BUENOS AIRES. — Pedro Iraola, NECOCHEA.—José Erreas, PEHUAJO. — Gonzalo Laporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA BLANCA. República «le Costa Rica.—Pedro Pérez Molina,, S. JOSÉ DE COSTA RICA. Brasil.-Joao Diogo Sá Barretlo, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Bahia). República Uominicana.—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. República «le Nicaragna.—Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA Repiíblica «leí Kcna«l«»r.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4, QUITO. República «le HoiMlnras.-E. Streber, AMAPALA.—J. Ismael López, CO- MAY AGÜELA (TEGUACIGALPA). República «le tünatcinala.—José Sánchez Guzmán, Teniente de Artilleria. Departamento de San Marcos.— MALACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Flores, Apartado de Correos 101.—QUEZALTENANGO. Gibraltar.—D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Túnger (ülarmecos)—Bernardo Raida, Banco del Estado Marroquí. Estados lJni«los (X. A).- D. Benito Betancourt, Duval Street, 901 y 903 KEY WEST FLA. ÜUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarga.de .suministrar folletos de propaganda y libros de la Doctrina Espiritista, al que lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, num. 41. —Este Año XIV JUNIO DE 1913 Núiti. 6 1.a fiesta de los pobres en Tarrasa El día 1.° del actual celebróse, en el amplísimo salón del Centro Fra- ternidad Humana de Tarrasa, el anual banquete con que se obsequia á los pobres en recuerdo á los que celebraba nuestro queridísimo amigo y maestro D. Miguel Vives y en el de la virtuosa señora D.''^ Luz Bastida, Grupo de hermanos encarg-ados de la cocina, preparando la comida.—Jardín de la casa. esposa que fué de nuestro entrañable amigo y hermano en creencias Don Claudio Carbonell, quien sufraga los gastos que el banquete ocasiona co- mo el mejor medio de honrar la memoria de su inolvidable é idolatrada esposa. Verdaderamente no podía escoger nuestro buen amigo D. Claudio me- jores funerales, ni conmemorar mejor el aniversario de la desencarnación de su amada compañera. Las lágrimas de gratitud, de cariño, de aprecio que derramaban aquellos trescientos y pico de desheredados de la fortuna, al verse atendidos, agasajados por las lindas jóvenes que cual blancas ma- riposas revoloteaban á su alrededor, dándoles con su alegría una suave vi- 162 LUZ í UNIÓN sión del porvenir; estas lágrimas, decimos, son la oración más pura, más- santa que los terrenos pueden enviar á un sér querido: es la ofrenda más sus grata del esposo á la amada que compartió en esta vida sus penas y alegrías, la que le alentó en sus luchas, la que, aun desde el espacio, lo· proteje y anima á fin de que continúe su ruta ascensional hacia las nuevas moradas en donde la amante alma hermana le espera. La fiesta, como las de los anteriores años, fué un pleno éxito. Llegamos á Tarrasa á las nueve de la mañana. En la estación nos espe- raba una comisión del Centro para darnos la bienvenida; después de los saludos y abrazos usuales entre los hermanos que mucho se quieren, em- prendimos en animada conversación la marcha hacia eliocal social. Du- rante la noche había llovido torrencialmente, el cielo no estaba del toda sereno: ¿llovería otra vez?, ¿se nos aguaría la fiesta?, no, no era posible. La fiesta debía celebrarse; no, no era posible que lloviera; no, no podí». ser nuestros anhelos, nuestras esperanzas se vieran defraudadas. que No; no llovió durante la fiesta; ésta pudo celebrarse con toda felicidad, pero una vez terminada, ¡ah!, una vez terminada, entonces se desencadenaron las cataratas del cielo; pareció qué sólo se esperaba que nos dirigiéramos á la estación y tomásemos el tren, para soltar toda el agua acumulada durante el día; ¡qué modo de llover!; momentos hubo durante el trayecto y á nues- tra llegada á Barcelona en que creíamos que volvía otro diluvio universal. Pero ya no nos importaba nada que lloviera; nuestras almas, conmovidas de gratitud al ver que durante el día habíamos logrado celebrar la simpá- tica fiesta sin tropiezo alguno, elevaron tierna plegaria de gra-ias al Sér supremo. Y basta de digresiones, y volvamos á reanudar nuestra reseña. Llega- mos al Centro, en donde fuimos recibidos cariñosamente por todos los. socios y por la familia Bendrañas, dueños del local. El jardín de la casa, como todos los años, estaba convertido en cocina al aire libre; allá en un rincón divisamos tres enormes calderas capaces cada una para unas dos- dientas raciones; á su alrededor, avivando unos el fuego, otros cuidando del contenido de las calderas, estaban atareados, desde las seis de la ma- ñaña, seis ü ocho hermanos, que con la alegría pintada en el rostro soste- nían impávidos el calor que los hornillos despedían. Más allá, vimos un grupo de hermanas de todas edades y categorías desgranando los guisantes y mondando las patatas con que en sabroso gui- sado se regalarían los infelices desgraciados que empezaban ya á fluir por la calle. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 1()3 En otro lado, rodeadas de preciosos y magníficos rosales, otras herma- nas cuidaban de unas enormes cazuelas en las que la ternera en cocción despedía un olorcillo que incitó de nuevo nuestro apetito adormecido por la hermosura del panorama. En aquel momento, el buen D. Ignacio Bendranas nos llamó para al- morzar; no podía llegar más á tiempo el llamamiento; nuestros estómagos, incitados por la visión de tanto sabroso manjar, nos pedían con tanto silen- cío como urgencia algo que calmara su afán. Mientras almorzábamos trabamos animada conversación recordando las fiestas anteriores, los amigos ausentes, las poblaciones y Centros que en Mientras desparraraados por el jardín discintos grrupos se dedicaban á -as tareas de prepa- ración de la comida, el quinteto de músicos ciegfos, colocado en una sombreada plazoleta, íor- mada por frondosos árboles, las amenizaba con sus sonatas. digna y noble emulación realizaban idénticos actos. Las harmoniosas no- tas de un quinteto, que allá en el fondo del jardín sonaban, trajeron á la conversación el recuerdo de Miguel Vives, fundador de estas fiestas; el del ciego músico Armadas, que dió nombre al quinteto inseparable de nuestras fiestas, y allí desfilaron los recuerdos de la fiesta del Teatro Lírico, la de los Juegos Florales y tantas y tantas otras como coronaron la actuación Vigorosa de nuestras sociedades cuando las impulsaba el verdadero entu- siasmo por el ideal. ¡Gratos recuerdos de los tiempos pasados que al ser evocados trajisteis 164 LUZ Y UNIÓN á mi memoria las imágenes de Vives, Amalia, Pages y tantos otros como constituían la falange espirita que en heroico entusiasmo realizaban mara- villas colocando muy alto la bandera espiritista y que en aquellos momen- tos, al tomar forma en mi mente, arrancasteis temblorosa lágrima de mis ojos, débil homenaje á vuestro trabajo y abnegación! ¡Benditos momentos aquellos en que las melodías de los sucesores del quinteto Armadas llevaron á mi alma entristecida y solitaria los recuerdos de aquel hermoso pasado que quizá no vuelva más! A las majestuosas notas del Ave María de Gounot se sucedieron las alegres y retozonas de un vals de Straus. Al silencio que las primeras ha- bían producido se sucedieron las risas y la alegría de la juventud generada por las últimas. Desde la mesa donde almorzábamos veía pasar atareadas, como hormigas, alegres muchachas ansiosas de vivir y de ser cada día me- jores; la visión del porvenir borraba la del pasado; aquellas muchachas, aquellos jóvenes con su ir y venir, cargados de platos, copas, vasos y todo lo necesario para el buen servicio de la mesa disiparon la melancolía en que me había sumido el recuerdo del pasado; no, no, me decía una voz interna; mientras haya jóvenes que sepan y quieran abandonar los goces mundanos por los que proporciona la práctica de la caridad, habrá siempre Espiritis- mo, habrá bondad, habrá fe, habrá lo que debe haber en todo, corazón es- piritista. ¡Bendita seas, juventud espiritista tarrasense, bendita seas; tú has remozado mi marchito corazón en el que los desengaños y desilusiones habían abierto brecha; tú me has infundido fe en el porvenir, confianza en que la labor realizada no sería infecunda, que la cosecha no se ha perdido ni se perderá, puesto que existís vosotros que habéis heredado la nuestra, que seguís nuestras huellas, que permanecéis impávidos y unidos en las filas espiritistas sin que ni por un momento, ni por un instante, os hayan hecho Vacilar los cantos de sirena que á Vuestros oídos han llegado preco- nizándoos las excelencias de otras doctrinas, de otro ideal. Yo, el más humilde de entre los espiritistas antiguos, os felicito cordial- mente y os digo: Continuad firmes y unidos como hasta ahora y acordaos de la frase de otro veterano: Es muy difícil ser sabio, pero lo es mucho más ser bueno. Dejad la sabiduría en segundo término y aunad todos vues- tros esfuerzos para conquistar, como lo estáis haciendo, la bondad y el bien. A las doce y media se abrieron las puertas del amplio salón para dar entrada á los comensales; media hora después habían tomado asiento en las bien adornadas mesas más de trescientos cincuenta comensales, cuyas caras demostraban la satisfacción intensa de que estaban poseídos. El orfeón de la sociedad, compuesto de 72 individuos de ambos sexos, REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 165 cantó admirablemente, bajo la experta batuta de su director Sr. Armengol, Varias canciones con tanto acierto y maestría que nos dejó maravillados. Nos habían hablado entusiásticamente de este orfeón, pero á la verdad creíamos que no respondería la realidad á los adjetivos encomiásticos con que nos lo habían pintado. Confesamos nuestro error y proclamamos bien alto que el Orfeón de La Fraternidad Humana puede codearse entre los que figuran en primera línea, en la seguridad de que sabrá mantener su puesto con honor y aplauso de todos los que lo oigan. Quedamos encantados y deseosos de volverle á oir para aplaudirle de nuevo y alentarle con nuestras palabras. La sección de hermanos encargados del servicio de las mesas preparsíndolas con exquisito gusto. Inmediatamente, después de cantar el orfeón y haberse colocado en sus respectivos puestos todos los que debían servir las mesas, dió principio la comida, abriendo la marcha una suculenta sopa de macarrones que sabía á gloria, como lo demostró el que la inmensa mayoría de comensales repitió el plato; siguió después el clásico cocido en el que la carne de buey, de cerdo y gallina alternaba con la col, patatas y garbanzos, y que fué sabo- reado con deleite y festejado con sendos tragos de vino; á continuación sir- vióse un entrante compuesto de un delicioso guisado de ternera con gui- santes y patatas que valió un buen aplauso á las hermauas que lo habían 166 LUZ Y UNIÓN condimentado; luego ios postres, fruta y dulces, aromático café y cigarros para los hombres; sazonado todo por la más franca alegría y jovialidad. Mientras saboreaban el café, uno de los pobres asistentes al acto se levantó y en correcta frase y entusiasta entonación dió las gracias á ios organizadores del acto en nombre de todos los allí obsequiados; su perora- ción fué subrayada con estruendosa salva de aplausos; fué un hecho con el que no contábamos y que demostró ser eco fiel de los sentimientos que á todos animaban. Luego un hermano dió lectura de la poesía que más abajo insertamos; lectura y poesía fueron en extremo aplaudidos, y apechugando con la situa- ción, el que esto escribe tuvo que tomar la palabra para dar fin al acto y exhortar á los allí congregados á soportar con calma y serenidad los azares de la vida; parafraseó las palabras del Cristo sobre el convidar á los po- bres; procuró inculcarles la iaea del bien y del amor, y dió fin al acto anun- ciando que á la salida serían obsequiados con un donativo de una peseta para cada uno; sea este anuncio, sea que mis anteriores palabras les hubie- sen conmovido, tuvieron la galantería de aplaudirme lo que no hay que decir que se lo agradezco. Durante la comida, el quinteto amenizó con alegres notas el acto. A medida que desfilaban los pobres eran obsequiados por D. Claudio Carbonell con el donativo anunciado, oyendo con tal motivo dicho querido hermano frases de gratitud que debían llegarle al alma y que de seguro eran acogidas con plácida sonrisa por su amada esposa, que con toda segu- ridad le acompañaba en tan altruista labor. Desalojado el salón, preparamos en un momento las mesas para poder comer nosotros, los que nos habíamos honrado con ser los cocineros yca- mareros de los pobres, y al sentarnos á la mesa nos vimos gratamente sor- prendidos por una falange de nuevos camareros entre los que descollaban los abnegados dueños de la casa Sres. Bendranas, su simpática y buena hija, la hermana de la Sra. de Bendranas, la Virtuosa y buena medium Sra. Cured, D. Claudio Carbonell, un renombrado pintor, un acaudalado contratista de obras cuyos nombres no me considero autorizado á estampar y muchos más que no recuerdo en'este momento y que se esmeraron en servirnos y atendernos á maravilla. A mi alrededor sentáronse doce ó catorce hermanas que se esmeraron en hacerme grata la comida y haciéndome objeto de la envidia de los de- más, que no me perdonaron tal suerte y que procuraron vengarse cruel- mente lanzándome en rostro que ya no debía esperar recompensa alguna de mis afanes, puesto que bastante recompensado estaba con tener á mí alrededor tanto ángel de bondad. De sobremesa charlamos con mis compañeros, de los tiempos pasados, de los presentes y de los futuros; se formularon por los jóvenes proyectos REVISTA ESPIRITISTA KARUECIANA 167 para el porvenir, y los viejos, los abuelos sonreíamos contentos y satisfe- 'Chos al ver cómo los jóyenes seguían con entusiasmo el camino que con tantas angustias, á la vez que con tanto entusiasmo, habíamos nosotros des- brozado. Allí recibí la Visita, bien agradable por cierto, de una comisión del •Centro Republicano Radical, que en nombre del Centro venían á saludar- me y á invitarme á visitar su local, lo que no me fué posible realizar, pues 3^a se acercaba la hora de abandonar Tarrasa. Desde estas columnas reitero á tan queridos correligionarios mi prome- ■sa de visitarles otro día, y les repito las más extremadas gracias por la ■atención que conmigo tuvieron. Sonó la hora de partir, y entre abrazos y apretones de manos se desli- zaron por mis ojos algunas lágrimas arrancadas por el intenso cariño que siempre he profesado á mis hermanos tarrasenses, cariño que en vez de menguar con el tiempo crece aún más y que hace que considere aquel bogar como mío y como á mi familia á todos aquellos queridos hermanos ^ue han sabido aunar en una sola aspiración, en un solo anhelo, el amor -al arte con su orfeón y el amor al bien con su constante práctica de la caridad. No es, pues, extraño que prosperen y progresen siguiendo el ca- mino que llevan emprendido. Aspecto del salOn una vez arregladas y ordenadas las mesas. 168 LUZ Y UNIÓN Allí todos desean ser los primeros para poder ser los servidores de lo& demás. Salud, buenos y leales espiritistas tarrasenses; continuad fieles á la promesa hecha ante los restos de Vuestro noble y bondadoso presidente Miguel Vives de ser siempre fieies guardadores del buen nombre de Vues- tro Centro, primer y más fuerte baluarte en todos los tiempos de la fe espiritista kardeciana. Si alguno de vuestros antiguos compatriotas se dis- grega, se separa de vuestra comunidad, compadecedle; día Vendrá en que el espejuelo con que se haya deslumhrado se quebrará, y entonces vol- verá, como el hijo pródigo, al hogar paterno, en el que, estoy seguro de ello, hallará los brazos abiertos de todos vosotros para acogerlo amorosos en vuestro seno. Adiós todos, mis Viejos amigos y hermanos; adiós vosotros, los jóve- nes que venís á ocupar los sitios que nosotros, los de otros tiempos, vamos dejando vacíos; contad todos conmigo en todo y por todo, y gritad conmi- go: ¡Viva el Espiritismo cristiano!, ¡vivan las doctrinas puras y nobles de Allan-Kardec! El soutario A la memoria de Mio^uel Vives )V en honor á la fiesta de los pobres Con santo amor fraternal, Miguel por su gran virtud con un beso espiritual ya aspira con plenitud se os saluda, almas queridas; el amor puro del cielo: con placer sois recibidas y es que fué astro en el suelo en este Centro moral. de primera magnitud. Al recuerdo puro y fiel Fiel apóstol del Señor, del gran maestro Miguel las lágrimas del dolor os brindamos este día: del alma triste enjugaba! gozadlo con alegría y á todos nos irradiaba y sed felices como él. con la antorcha de su amori. (1) Poesia leída en dicha fiesta. REVISTA ESPIRITISTA KARUECIANA 169 ¡Cou qué ternura y fruición Mas ¿qué oigo dentro de mí? llegaba hasta el corazón Miguel, ¿te encuentras aquí? del infeliz que sufría: mi voz se va obscureciendo siempre el dolor compartía y muy claro voy sintiendo con su inmensa compasión! que dices:—Yo hablo por ti. ¡Mas ¡ayl pudo al fin partir! »Con infinito placer jsu cuerpo llegó á morir! »he llegado á descender grande fué nuestra desdicha »con la intención de ilustraros; cuando en brazos de la dicha »quizá sabréis remontaros él despertó para vivir. »y hacia la dicha ascender. Vista parcial del salón una vez ocupados los sitios por los pobres concurrentes al Banquete. Ven Miguel con dulce afán »Dar luz á vuestra razón y quizá renacerán »y hablaros al corazón nuestras muertas ilusiones, »hermanos míos pretendo; tronchadas por las pasiones »mientras os vais compartiendo de impetuoso huracán. »el pan de la redención. Necesitamos tu amor »0s brindo rayos de luz cual necesita la flor »para rasgar el capuz de los besos del rocío: »del infortunio implacable: porque se muere de frío »y haceros más soportable el corazón sin calor. »el peso de vuestra cruz. 170 LUZ Y UNIÓN »Es sublime caridad »La fuerza de voluntad »ilustrar la humanidad, «empleada en la bondad, »que aletargada en su infancia «si bien no trunca ef destino..- »vaga aún por la ignorancia, «siempre nos abre un camino »sumida en su obscuridad. «de luz, en la obscuridad. »Con noble solicitud «Quizá nuestro padecer »al saber y á la virtud «es producto de un ayer »acortad toda distancia; «en el cual fuimos perversos: »que del vicio y la ignorancia «y nuestros propios esfuerzo» »nace vuestra esclavitud. «nos llegan á engrandecer, »Acercaos á beber «Y si horrendo vendaval »en lá fuente del saber; «en la lucha mater.iaY »en su virginal pureza «desolados ¡ay! nos deja, ^encontraréis la riqueza «no falta quién nos proteja »que hace el alma engrandecer. «en la vida espiritual. • ••.««•• «Debemos siempre estudiar «(Mas ¡ay! me llego á olvidar »para aprender á pensar, «por lo mucho que os sé amar »y nunca estar inactivos: «de mi vida ultr<á-terrena: »¡Son almas muertas, los vivos «vuestro amor aún me encadena «que viven sin progresar! «y mi mente hace soñar.) «De la instrucción y el saber «Decía que en el sufrir «nace el poderse imponer «nadie se debe abatir: en las horas de tristeza: »(La desgracia nunca afrenta;) «¡Si en el alma hay fortaleza, «ante espantosa tormenta «invencible es nuestro sér! «la frente se debe erguir. «Aunque es preciso sufrir «En la gran tribulación «para aprender á sentir, «pedid con el corazón: »el continuo sufrimiento «elevad el pensamiento, «como pasa á ser tormento, «y al través del firmamento «nos llega al fin á abatir! «pasará vuestra oración. «Quedad con fuerza y valor: «Nuestra súplica moral «combatid el cruel dolor; «en la mansión natural «atacadle frente á frente: «de Jesús, es escuchada; «¡El espíritu potente «y desde la gran morada «al fin sale vencedor! «El alivia nuestro mal. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 171 »Hermanos míos, adiós, »id siempre del bien en pos, »y alcanzaréis las alturas: »¡¡Sólo en las concienciaspuras »puede morar el gran Dios!! María Faura Cots. ■»GeKÍo ardiente, superior >de su espíritu de amor De la o»raecmiónana: divina esencia: >y aroma nuestra existencia Asunto es el de la oración importantísimo, sobre el cual andan discor- des los adep»tosddeel Epspieritisrmfou. Umnosese peierdmen bporroiraar gdemaasdiadoo y otros por no orar nunca. r. Muchos lo esperan todo de la oración, reduciendo su libre actividad á tan poca cosa, que su responsabilidad es casi nula. Apenas si en justicia merecen castigo ni recompensa sus actos. Resfgnanse, por una humanidad mal entendida, á ser meros instrumentos de influencias ocultas, sin otra energía que la de solicitBarlaasrcbenléoficnasa, s8in o| tro5 de| belr9qlu3e o.rar, orar con- tinuamente. Para éstos la Providencia es todo, la mísera criatura nada. Otros, influidos por un falso concepto de la ley eterna é inmutable, no oran nunca, considerando la oración una ridiculez, hija de un sentimiento extraviado, no iluminado por la razón y la ciencia. Para éstos la Providen- cía es nada, la criatura es todo. Sometido el hombre al influjo de la ley fría é inmóvil, ha de sujetarse á ella, dicen, con la misma impasibilidad y sujeción que los cuerpos inani- mados. Inútil y vano empeño el de querer cambiar el curso de las cosas y la acción de las leyes. La fatalidad es la característica de dichas leyes y, por lo tanto, la Providencia es un mito. Aquí no hay más Providencia que el hombre mismo, quien, por el conocimiento cada día más perfecto de la creación y de sus leyes, hallará la manera de acomodarse mejor dentro de esas fuerzas y esas leyes que le envuelven. Entre estos dos grupos extremos, ó sea entre los que oran casi siem- pre, sin tomarse el trabajo de estudiar, y los que no oran nunca, esperándo- lo todo de su propia inteligencia, hay otro grupo formado por los que cree- mos y estudiamos, cumpliendo el proverbio: á Dios rogando y con el mazo dando. ¿Tienen razón los que oran mucho? ¿Están en lo cierto los que nunca oran? ¿Somos nosotros los que seguimos el verdadero camino? Difícil por 172 LUZ Y UNIÓN esclarecer este punto. Sin embargo, su misma dificultad excita, demás es nuestro deseo de estudiarlo, por lo que vamos á hacerlo sin pretensión alguna de superioridad y sí sólo con el fin de aportar algún dato que facili- te la acertada solución. ■ Ante todo he de manifestar que me hallo embarazado para definir per- fectamente la oración. Todos sabemos el significado del verbo orar; sin embargo hallo que es muy difícil definir en qué consiste la acción que di- cho verbo significa. Importa mucho hacer notar la lamentable confusión que generalmente reina entre las palabras orar y rezar. Oración y rezo se consideran, por lo común, sinónimos, á pesar de que son dos cosas muy distintas según mi modo de ver. Tanto es así que puede haber oración sin rezo y rezo sin oración. Abro el Diccionario y hallo las siguientes definiciones: Orar=Hacer oración á Dios vocal ó mentalmente. Oración=Súplica, de precación, rue- go que se hace á Dios y á los santos. Rezar=Orar vocalmente, pronun- ciando oraciones usadas ó aprobadas por la iglesia. Rezo=Acción de orar (mejor diría de rezar). Orar, según yo entiendo, es dirigir nuestra actividad amorosa hacia los demás seres racionales y sensibles, en los sentidos de manifestar agrade- cimiento, pedir auxilio ó prestarlo. De manera que la oración es ún senti- miento y rezar consiste en la materialización de este sentimiento. La ora- ción es la idea y el rezo es la fórmula de dicha idea. Ahora bien: como el hombre no sólo es una fórmula, sino que se mué- ve y evoluciona en un océano de fórmulas, le ha de resultar imposible con- cebir una idea sin unirla en alguna fórmula que la concrete. Así es que la oración en espíritu, recomendada por el Evangelio, es perfectamente im- posible para el sér humano y hasta lo será probablemente para los espiri- tus puros. Seguramente que los espíritus de luz que han salido de la esfera de la encarnación como medio de realizar su progreso, habrán llegado á reducir el orden formal á tal extremo que, á nosotros los encarnados, nos habrían de parecer sus oraciones amor puro, idea simple, pero, así y todo, alguna fórmula por sutil que sea habrán de dar á sus pensamientos amorosos. A ese ideal deben dirigirse los esfuerzos del hombre; Jesús, al reco- mendar la oración en espíritu y verdad, nos llama á simplificar lo material de la oración en beneficio de la intensidad del pensamiento. Nos enseña á limitar el rezo para aumentar la oración, puesto que el Valor de ésta au- menta en razón inversa de aquél. Quien mucho reza, ora poco. Las enseñanzas del Evangelio nos llevan á orar mucho y rezar poco. Para confirmar esta opinión, recuérdese lo que dice S. Mateo, en el capí- tillo 6.°: «y cuando orareis no habléis mucho como los gentiles, puespien- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 173 san que por mucho orar serán más oídos. Mas tú cuando orares entra en tu aposento, y cerrada la puerta ora á tu padre ensecreto, y tu padre que ve en lo secreto tereconpensará». De cuanto llevo escrito se desprende que todos los cultos, así cristià- nos como no cristianos, están reñidos con la sana filosofía y con el cono- cimiento de la naturaleza de Dios y del espíritu humano. Todos ellos son formas primitivas y muy imperfectas del sentimientojde adoración innato en la criatura humana. Dando de lado á esas consideraciones más ó menos filosóficas sobre la oración, vuelvo á mi tema, al objeto principal de este trabajo. '¿Es inútil, repito, la oración? ¿Van bien los que no oran nunca? ¿Es tiempo y trabajo perdido el que se emplea en orar? Veamos de esclarecer este punto hasta donde sea posible, á pesar de las dificultades que of*-ece. Desde luego debe tenerse en cuenta que la oración, en una ú otra for- ma, existe en todos los pueblos y ha existido en todas lasjedades. Desde el saivaje al civilizado, desde el ignorante al sabio, en todas las épocas, en todos los climas; en suma, en todos los estados de la humanidad, la oración forma parte de sus usos y costumbres. Todos los hombres de todos los tiempos y lugares, sin ponerse de acuerdo unos con otros han ejecutado esta función del espíritu. Lo cual demuestra plenamente que dicha función es hija de una necesidad natural é inevitable, tan natural y necesaria como la respiración, la nutrición y el lenguaje. Sin embargo, son muchos los que apoyados, según dicen, en la ciencia y en la sana filosofía, afirman que toda adoración y toda oración es una pueril inocentada. Triste papel; desgraciada misión la de la ciencia al des- truir una fuente abundantísima de fruiciones placenteras, puesto que no puede negarse que cuando se ora se goza. Mas yo creo que no puede ser, que no debe ser, que no es así. La ciencia no puede matar el sentimiento; la verdad no puede aniquilar el amor. Antes al contrario, verdad y amor han de marchar juntos, y á mayor progre- so en la inteligencia, corresponderá, siempre, mayor exaltación en el senti- timiento amoroso. Poca ciencia, se ha dicho, aleja de Dios; mucha ciencia á Él acerca. Los que no oran aducen en su favor el argumento de la inmutabilidad de la ley. Precisa, por lo tanto, destruir ese argumento, demostrando, no la falsedad del principio, sino la ilegitimidad del argumento. En efecto, una es la ley, inmutable y eterna en todos los órdenes, pero noes menos cierto que los efectos de esa ley, única é inmutable, varían al infinito según en las condiciones en que obra. El orden físico, cuyos fenómenos son inumerables, es la resultante de una sola substancia, de una sola fuerza y de una sola ley. Asimismo el or- 174 LUZ Y UNIÓN den moral, cuyos fenómenos son tanto ó más numerosos que los del orden físico, es la resultante de una sola substancia, de una sola fuerza y de una sola ley. Así en el orden material vemos que la misma ley produce sonido, luz, calórico, etc., etc., según las condiciones en que obra. La misma fuerza que arrastra á la tierra los -cuerpos graves, es la que eleva rápidamente el globo hacia la atmósfera. La misma fuerza y la misma ley que produce el Vapor acuoso es la que nos sirve para pruducir el hielo. Todo esto depende de los modos y condiciones en que obran la ley y la fuerza; son estados diversos de la substancia material única. Ahora bien, si la ley es una é invariable, y por 'o tanto escapa á la acción del hombre, las condiciones en que la ley ha de obrar caen ya bajo nuestra jurisdicción, y pudiendo poseer las condiciones, somos dueños de provocar ios variadísi- mos efectos de la ley invariable. De manera que esa invariabilidad absoluta de la ley que se invoca, deja de serlo en cuanto á los efectos, toda vez que, según las condiciones que el hombre ponga, se producirán los efectos más diversos y opuestos. Esta es la base de las ciencias físicas y en ella se funda el progreso científico de la áhumanidad, cuyo fin es el conocimiento cada día más perfecto de las condiciones necesarias para producir tal ó cual fenómeno. Apliqúese este símil al orden espiritual y ya no parecerá absurdo ad- mitir que la actividad humana desarrollada en este orden puede provocar la producción de diversos fenómenos, según las condiciones que al ejercicio de la ley haga concurrir. Y como el amor y el odio, la humildad, el orgullo y la codicia, etc., po- nen condiciones muy diversas á la ley moral, de aquí que entre los actos que provoque un alma amorosa y humilde y otra odiosa y soberbia, habrá tanta diferencia como entre el aerolito que cae á la tierra y el Montgolfier que se eleva en la atmósfera, ó entre el vapor de agua y el hielo. Por eso las almas grandes, henchidas de amor puro, como Sta. Teresa, S. Francisco, Juana de Arco y otras muchas, producían fenómenos tenidos por milagros. Iguales los producirá toda alma que poseyendo tan elevadas condiciones sepa poner las debidas y necesarias en el cumplimiento de la ley moral; que también este orden guarda secretos tanto ó más sorprenden- tes que los del orden físico. No es la gracia santificante, no es ese don divino, gratuito y caprichoso el que produce los milagros; es el cumplimiento de la ley, tan fatal y cons- tante, que quien posea la superioridad moral de aquellos taumaturgos ob- tendrá los mismos resultados. En resumen; el orden físico, tan vario en sus aspectos, es la resultante de una sola substancia; la materia; de una sola fuerza: la actividad atómica; y de una sola ley: la gravitación física. Asimismo, el no menos variado or- REVISTA ESPIRITISTA KAHKECIANA 175 den moral es la resultante de una sola substancia, el espíritu; de una sola fuerza, la actividad psíquica, y de una sola ley, la gravitación moral. Por lo tanto, así como la Física en todas sus ramas tiene por objeto el conocimiento de los modos y maneras de producir los actos físicos, la Me- tafísica en todas sus diversas fases ha de tener por objeto especial el co- nocimiento de las diversas operaciones espirituales posibles dentro del orden moral y de la ley eterna que lo regula- Es indispensable llevar las luces de la razón y de la lógica al terreno de , \ las operaciones espirituales, así como á los modos y maneras como se ' realizan, á fin de provocar las que sean favorables á nuestro progreso y evitar las que nos sean perjudiciales, instituyendo la ciencia de la ora- ción. Los elementos materiales se atraen ó repelen espontáneamente según la lev de su homogeneidad; pero esta atracción ó repulsión de los átomos puede el hombre aumentarla ó disminuirla, mediante ciertas operaciones. Lo propio sucede en el orden espiritual. Los espíritus se atraen ó repelen espotáneamente según la misma ley de homogeneidad, pero no hay duda que esa atracción y repulsión espontáneas puede el hombre modificarlas mediante ciertas operaciones de orden psicológico. ¿Acaso, si nos empe- ñamos, no somos capaces de vencer la repugnancia instintiva que sentimos, á veces, respecto de alguna persona?;- ¿quien duda que un amor exagerado y perjudicial (atracción moral) puede ser disminuido por nuestra voluntad, cuando la razón ilumina nuestro sentimiento y nos convence de la gravedad € inconveniencia de su exageración? Con lo que llevo dicho basta, á mi juicio, para dejar probado científica y racionalmente que la oración es un acto espiritual preciso y necesario, hijo de la naturaleza del espíritu y derivado de su esencia, como el calórico y demás propiedades son hijas de la naturaleza de la substan- < cia material. Así como la materia tiende á caer, el espíritu tiende á elevarse, siendo la oración uno de los medios más poderosos para conseguirlo. ^ Por eso vemos que oran hasta las tribus más salvajes, cuyos individuos, -á falta de santos ni ídolos, hacen mil gestos en sentido de adoración, ■cuando hallan algún grupo de árboles en forma más ó menos simétrica, ó Fíen una reunión de piedras ó montículos dispuestos con cierta regularidad, pensando en su ignorancia que aquella especial disposición no es obra del hombre, sino de algún poder oculto, que puede prodigarles bienes y males según su voluntad y que, por lo tanto. Ies conviene tenerla propicia. Allí, en aquel estado social rudimentario, hállase el germen del poder espiritual <}ue con el tiempo llegará á realizar fenómenos sorprendentes. 176 LUZ V UNIÓN 11 Las cosas más útiles, usadas indiscretamente, resultan perjudicialès. Tal sucede en la oración. El método es necesario entodos losórdenes de la acti- vidad humana. La facultad más sublime del hombre es la inteligencia. Esta, debe, pues, iluminar con sus luces el campo de la acción humana, en el; que tiene representación importante la actividad espiritual llamada oración.. Voy por consiguiente á hacer un ensayo de ciencia ó arte de la oración.. Este acto espiritual puede dirigirse al Criador y á las criaturas intelt gentes y sensibles; ó sea á Dios y á los espíritus encarnados ó desencar- nados. Los móviles únicos y precisos de la oración son, como antes he di-^ cho, tres: dar gracias, pedir auxilio ó prestarlo. Esto es lo esencial en la oración; lo accidental, la forma, varía al infinito y está en relación con el. modo de entender y de sentir de cada pueblo y hasta de cada individuo. Así es que la oración perfecta para uno puede resultar imperfecta para otro. De aquí se desprende que la forma es casi nada, el pensamiento lo es. todo. Resulta, además, que todas las formas de orar son buenas, sin que- ninguna de ellas sea precisa. Decid á cierto número de individuos de dife- rente grado de cultura que redacten un memorial pidiendo la misma cosa y la redacción de dicho documento será completamente diversa, y alguno ha- brá que no será capaz de redactarlo, necesitando que alguien le dé una mi- ñuta. A esta necesidad responden los devocionarios. Son fórmulas, más 6 menos perfectas, destinadas á las personas que no tienen capacidad has- tante para formular una oración. En lo tocante á la oración dirigida á Dios debe advertirse (y deseo que lo que Voy á decir no sirva de escándalo á algunos espíritus sobradamente místicos) que no debemos pedirle nada, ni tampoco hemos de tener la ab- surda pretensión de prestarle auxilio. En el libro de Job, capítulo XI, versículo 8.°, se leen las siguientes pa- labras, con las que estoy conforme en absoluto: «Dios es más alto que los. cielos y más profundo que el abismo. ¿Cómo alcanzarás tú á conocerle? La adoración muda es más propia de nuestra impotencia que los himnos, atrevidos.» Repito, pues, que á Dios no debemos pedirle nada, ni menos prestarle: ayuda. El es per se; nosotros somos por él. No debemos pedirle nada por- que no tiene nada para dar, y no tiene nada para dar porque desde la eter- nidad lo tiene dado todo, y donde se ha dado todo no cabe dar más, porque no hay más. Por Dios somos lo que somos, y lo que seremos á él se lo de- beremos. Y como quiera que cuanto nos sucede, grato ó ingrato, es siem- pre lo más conveniente para nosotros, dado nuestro individual modo de ser REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 177 y de estar, resulta que todo cuanto nos acontece, no sólo es bueno, sino que es lo mejor. Es lo mejor por cuanto siempre se cumple en nosotros la justicia, y al cumplirse la justicia, recibimos un empujón hacia nuestro individual progreso, con lo que se cumple además de la justicia la miseri- cordia. Suplico otra vez á los espíritus timoratos que no se escandalicen por mis palabras, añadiendo que si no saben prescindir de pedir directa- mente á Dios que obre en tal ó cual sentido, háganlo como lo han venido haciendo hasta ahora, puesto que, y vuelvo á repetirlo, en materia de ora- ción, la forma es nada, el fondo todo. Nuestro deber en este particular consiste en un sentimiento de gratitud profunda hacia Aquel que nos ha dado el séry con el sér la capacidad sufi- ciente para ganarnos la felicidad eternamente progresiva. Y como no hay sentimiento ni idea que no esté contenido en alguna fórmula, me parece que la más concreta y expresiva es la palabra gracias. Así es que nuestro de- ber respecto á Dios estriba en dar gracias, siempre, desde lo más profundo de nuestro sér, lo mismo en las prosperidades qUe en las adversidades, así en las alegrías como en los pesares, toda vez que, agradables ó desagrada- bles, todos los hechos son favorables á nuestro progreso: son nuestro bien. Y téngase muy presente que quien posea energía de voluntad suficiente para dar gracias sinceras á Dios cuando acaba de experimentar una grave contrariedad, está muy próximo á salvar los límites de la esfera terrestre y no tardará mucho en hacerse acreedor á morar en mundos do reina el amor más purificado y donde el dolor es más escaso que en la Tierra. No es que Dios necesite de nuestra gratitud, pues á quien reúne la pie- nitud absoluta en todo lo perfecto nada puede faltarle; es la criatura la que tiene el deber de ser agradecida, y quien niegue esté deber está enfermo del alma; es víctima consciente ó inconsciente del orgullo, y estando enfer- mo, justo es que sufra los efectos de su enfermedad. Tampoco debemos intentar modificar la voluntad divina orando, ya que sabemos que en Dios no cabe más que una voluntad absoluta, hija del amor y de la sabiduría infinita, siendo, por lo tanto, impasible. Esto enseña el conocimiento racional de Dios. La inmutabilidad es uno de sus atributos necesarios. Ego Dóminus et non mutor: Yo soy el Señor y no me mudo; se lee en el libro de Malaquías, capítulo 111, vers. 6.° A los que no sepan comprenderlo así, les diré las palabras de Montsa- bréen una de sus conferencias de Notre Dame, de París. «Sin duda, dice, os habéis imaginado muchas veces que Dios lo ve todo como un espectador ve desde un punto elevado los objetos que domina. Esta imagen no carece de cierta grandeza, pero dejadla para los ignorantes y elevaos á la verdade- ra idea, que dista muchp de semejante símil. Dios se conoce, y conociéndo- se lo sabe todo. Así Dios conoce todas las cosas porque las ve en sí mismo 178 LUZ Y UNIÓN y no en SÍ mismas.» Por esto dijo Jesús: «porque vuestro Padre sabe lo que habéis de menester antes que lo pidáis.» S. Mateo, capítulo VI. En resumen, resulta que, con respecto á Dios, nuestra oración ha de ser ésta: gracias. Dios mío. Y hay que dar gracias cuando va bien y cuando va mal, porque si bien lo meditamos siempre va bien, pues, además de cumplirse en todos los casos la justicia, se nos empuja al individual pro- greso. La oración con respecto á las criaturas puede, como he dicho, ser en el sentido de gratitud, de prestar auxilio ó de pedirlo. En esto se funda el cul- to á los santos y á ios difuntos. Pero, ¿es verdaderamente cierto que nuestra gratitud y nuestro deseo de prestar auxilio á otras criaturas puede llegar á ellas afectándolas? ¿Es posible que otras criaturas en estado espiritual puedan ayudarnos? La ra- zón, no sólo se opone á ello sino que lo confirma, y si así lo fuera habría en la Creación un lunar horrible que argüiría mucho en contra del poder y del amor del Creador. Es inconcebible, para cuantos admiten la persistencia del espíritu des- puésde la muerte del cuerpo, que el sentimiento amoroso de los padres, de los hijos, de los amigos y hermanos, así como en los que en la Tierra se distinguieron por su gran amor á la humanidad, esté eternamente cohibi- do, por imposibilidad de la ley, para su manifestación. Si así fuese, el mayor delito, la mayor desgracia habría sido amar. Ni los bienaventurados serían felices en los cielos de las religiones, si su amor hallase trabas insupera- bles para manifestarse. La razón y la lógica nos inducen, pues, á admitir con beneplácito del sentimiento, la realidad de la transmisión de las activi- dades espirituales. Para los espiritistas la comunicación é influencia mutua entre los espiri- tus es una verdad de carácter axiomático y que, por lo tanto, no necesita demostración. Ahora bien, así como Dios es inmutable las criaturas son variables. Dios es la ciencia y el bien sumo y su obra es de suma bondad; en cambio las criaturas son la inteligencia y el bien relativo, estando, por lo tanto, sujetas á diversos estados de inteligencia y de efecto. Por eso hay espíritus benévolos y malévolos, orgullosos y humildes, sabios é ignorantes. Un mis- mo espíritu varía en pocos momentos, á veces, en sus estados, pasando del odio al amor, de la tristeza á la alegría, del valor al miedo; pues los estados de la substancia espiritual no son tan constantes y permanentes como los de la materia. Son, además, los espíritus, tanto encarnados como desen- carnados, libres de obrar ó no, dentro de los límites de su poder. De todo esto se desprende racionalmente que con nuestras oraciones, ó sea según nuestro modo de operar, podemos solicitar y determinar sobre nosotros fuerzas espirituales muy^diversas. Lo mismo tratándose de nues- REVISTA ESPIRITISTA KAUDECIANA 179 tros hermanos del espacio que de los encarnados, son verdad los refranes: *^qmensiembra vientos recoge tempestadesi> yi.amor con amor se paga*. Para hacerse cargo de la posibilidad de recibir influencias buenas ó ma- las del mundo espiritual, es necesario considerar á los espíritus libres iguales á los espíritus en carne, toda vez que juntos formamos el mundo espiritual terrestre. De este modo podemos «concebir las operaciones de los seres invisibles» por analogía con lo que pasa en la tierra. No hay duda alguna que á fuerza de cariño podemos llegar á disipar por completo la antipatía y el odio de nuestros semejantes. Es asimismo evi' dente que con nuestras solicitudes y amorosas demandas conseguimos es- timular y llamar hacia nosotros el interés y la protección del prójimo. No es menos cierto que si por orgullo ó por negligencia no solicitamos dicho auxilio, ó, insensatos, lo rechazamos si se nos ofrece espontáneamente, dejaremos de recibirlo, tocando las consecuencias de nuestra insensatez. Sin embargo, en todos estos casos se cumple la ley de justicia, pues tan justo es que quien tiene amor y humildad experimente los benéficos efectos de sus buenas cualidades, como que toque las consecuencias de su atraso el que padece las graves enfermedades morales llamadas orgullo, envidia, pereza, etc. La ley se cumple siempre, variando sólo los efectos de dicha ley según las condiciones que nosotros pongamos á su acción. Del que ora al que maldice, del que pide al que rechaza, hay una diferencia enorme, cuya diferencia se traduce en una diversidad asombrosa de efectos. Apliquemos estas consideraciones á los espíritus libres, ya que como los encarnados sienten, piensan, quieren y son libres de obrar, y quedará demostrada la eficacia de la oración y la necesidad de orar. Y no se diga que los espíritus, santos ó demonios según las diversas teogonias, buenos ó malos según el Espiritismo, no pueden obrar sobre la materia. Desde luego, para los espiritualistas de todas clases, es innegable que el alma encarnada es la que dirige, manda y ordena la materia del cuerpo humano. Además todas las religiones admiten la realidad de las in- fluencias angélicas y diabólicas. Para los espiritistas la acción de los espi- ritus libres sobre la materia está comprobada experimentalmente. Es, pues, racional y científico afirmar que la oración es un ejercicio espiritual eficaz y necesario. Las operaciones que con la oración se provocan lo mismo que en el orden físico, tienen una sola ley: la de gravitación ó afinidad fluídica. En estos casos la acción de la ley se ejerce sobre la substancia espiritual. Así es que, según sea el estado de los átomos substanciales que han de influirse y reaccionar, los resultados son diversos. Ni más ni menos de lo que pasa en el mundo corpóreo. Ahora bien; la oración de las criaturas ha de revestir la fórmula más 180 LUZ Y UNIÓN breve y expresiva posible. Las oraciones difusas y obscuras son causa de confusión en las ideas y pérdida de tiempo. La oración puede hacerse en términos generales como también para cada caso particular que por su tras- cendencia la reclame. La oración general hade consistiren pedir á nuestros protectores que nos auxilien para que sepamos conocer nuestro deber en todas las situaciones de la vida y para que tengamos fuerza sufi- dente para cumplirlo. La gratitud la expresaremos con la sintética pala- bra, gracias, y cuando deseemos prestar auxilio á los seres que lo necesi- ten lo haremos también en forma expresiva y breve. Téngase presente que una fórmula oratoria que puede parecer sublime para el que la pronuncie y para el espíritu que la recibe puede resultar obscura, difusa y deficiente para otros seres. En conclusión, voy á sintetizar lo que llevo expuesto, en la forma si- guíente: 1.° Es racional y lógico orar. 2.° La fórmula ó rezo es nada, la idea lo es todo. 3.® Todas las oraciones ó cultos son buenos y ninguno es necesario, y 4.° El bello ideal en orden á orar es hacerlo en espíritu y verdad. Esto es lo que yo opino respecto de la oración. Siendo espiritista pasé muchos años sin orar, víctima del sofisma de la inVariabilidad y fatalidad de la ley. Algunos hechos observados fortuitamente llamaron mi atención y me movieron á meditar sobre este punto. Pronto me di cuenta de su efica- cia Viendo que la oración entraba en la ley de la naturaleza moral y volví á la oración metódica, con la que he obtenido sorprendentes beneficios. Para concluir he de hacer una manifestación, encaminada especialmen- te á los que, poseídos por un fervor místico exagerado, nada hacen por su parte, esperándolo todo de la oración. Esta manifestación es la siguiente: nuestros guías espirituales no pueden, mejor dicho, no quieren, porque no deben hacer nunca lo que en justicia nos corresponde á nosotros. La síntesis de este principio ge- neral la contiene el refrán antiguo: «ayúdate y te ayudarán». La oración es una parte del deber, mas no todo el deber; y el que dedi- que á este ejercicio demasiado tiempo, en perjuicio del cumplimiento de otros deberes, falta, y faltando habrá de tocar las consecuencias de su falta. M. S. Objeto de nuestra filosofía En todos los'tiempos, el pensamiento humano ha procurado indagar cuál es el objeto de la filosofía, y cuál su fin. La respuesta, apresuróme á REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 181 decirlo, no ha sido nunca satisfactoria; y de tal modo se continúa sintiendo esta deficiencia, que, recientemente, e! último deiosmetafísicos superiores —Africain Spir—ha publicado un libro, con el objeto de averiguar, precisa- mente, cuál es el objeto de la filosofia. El eminente pensador afirma que ese objeto es el descubrimiento de la ley fundamental del pensamiento, cuya ley, á la que él llama el principio de identidad, se formularía así; «toda cosa es idéntica á sí misma». Tal sería, según Spir, la única afirma- ción indiscutida, posible para el espíritu, y ella resultaría innata en todos los hombres cualquiera que fuese el alcance mental de cada uno. Sentada esta afirmación nos encontramos con el siguiente conflicto, que la expe- rimentación contraria en todo momento ese principio fundamental, y que toda especulación basada en todos hechos averiguados, no puede producir sino conceptos negativos respecto á él. No es necesario andar mucho para convencerse de que semejante filo- Sofía sólo es una forma del pesimismo práctico á que lógicamente se llega apenas se ha extremado un poco las conclusiones del idealismo. Admitidas las citadas conclusiones, se constata que la realidad sólo puede afirmarse por medio de conceptos negativos, lo cual nos pone á una pulgada del más franco nihilismo; y, por contra, que las manifestaciones fenomenales son meras ilusiones; ó, en términos más breves y radicales, se arriba á la si- guiente consecuencia: todo fenómeno es una ilusión, y, por tanto, la reali- dad está contradicha por los fenómenos. De tal manera, la experimentación nos conóuciría á la verdad, pero por una serie de negaciones de todos los fenómenos estudiados; el fenómeno, lejos de ser una base positiva por descubrirse, sería un obstáculo por salvar. La experimentación recorrería un círculo, que, partiendo de la negación absoluta de la realidad objetiva (principio de identidad) tendería á volver á misma negación, después de una contraprueba, que consistiría en el esa estudio de los fenómenos, para constatar, por este mismo estudio, la irrea- lidadde estos mismos fenómenos. No da Spir otro alcance á su sistema, y esto quiere decir que, como todos los filósofos sus antecesores, selimita simplemente á una averiguación. No obstante, la aplicación de tal sistema, podría producir y produciría in- teresantes consecuencias en la solución del problema moral, que es todo el problema de nuestro siglo. El autor de «Pensamiento y Realidad» se acerca mucho á algunas de nuestras más importantes afirmaciones, y por ello es de lamentar que su sistema, como he dicho más arriba, se limite á una averiguación. Por otra parte, el idealismo ha producido ya algo fecundo, y que, aun siendo pesimista, es consolador. Spir defiende, sin quererlo, á Schope- nhauer, de quien viene indudablemente; pues al formular el idealismo como lo hace, ampliando su estrecho concepto anterior, en virtud del cual todo 182 LUZ Y UNIÓN quedaba referido al yo individua!, y substituyendo á éste por el yo colectivo en una fórmula unitaria cuya eícpresión fatalmente sería a/ seres, eleva de un golpe aquella filosofía, precisamente al más puro de los conceptos filo- sóficos de la antigüedad. Sin embargo, Spir no sale ni pretende salir de la especulación metafí- sica, y en este sentido su filosofía no tiene importancia más qtie para los estudios de gabinete. En mi entender el descubrimiento de la ley funda- mental del pensamiento, no es el objeto de la filosofía, sino su base. Pero no adelantemos los argumentos. Del otro lado, en el campo materialista, el estado de la cuestión es éste: la investigación de la verdad por la verdad misma, El fenómeno indis- cutido en su esencia, aunque estudiado en sus menores detalles, sirviendo como base á la inducción de leyes cada vez más contradictorias y embro- liadas. La verdad por la verdad, es una de las formas más ingenuas del fa- rtatismo. La siguiente paradoja va á probárnoslo: Suponed, decidle á un positivista, suponed que la conquista de la ver- dad hiciera infelices á los hombres. Si estuvieras convencido de esto, ¿in- tentarías la conquista de la verdad, ó sostendrías la mentira? Fatalmente se os responderá: habría que conquistar la verdad, sin preocuparse de lo que esa conquista produjera. Esta conclusión suicida se asemeja notablemente á la conclusión inquisitorial que, como se sabe, llegaba á este absurdo monstruoso: es beneficio quemar vivo al pecador, porque de tal modo se le asegura la gloria. Pero, os replicará inmediatamente el positivista de nues- tra paradoja, ¡el principio en que os fundáis es falso, desde que la conquista de la verdad no puede hacer felices á los hombres! Conformes, y de esta afirmación sacaremos más adelante fundamentales consecuencias. Por el momento nos limitamos á sostener sin temor á ninguna contradicción: la verdad hace felices á los hombres; luego la adquisición de toda ver- dad, tiene que traducirse forzosamente, en un aumento de la felicidad hu- mana. Sin embargo, aunque este postulado se conoce, la filosofía materialista no lo formula tampoco, como objeto de sus especulaciones. Como la idea- lista, sólo se propone conocer, no aplicar á la solución del problema moral las consecuencias de sus conocimientos adquiridos. Y en esto es precisa- mente donde está el punto capital de la cuestión. El objeto de la filosofía, como el de todos los conocimientos humanos, es tender á producir la mayor suma de felicidad posible. La especulación no es un fin, es un me- dio para adquirir algo; y este algo es la Verdad, cuya consecuencia es el bien. Si la adquisición de la verdad no equivaliera y fuera congruente con la del bien, tampoco sería un fin. El método científico actual cuyo funda- mento consiste en investigar, sin preocuparse de lo que producirá la inves- tigación, hace de ésta un agente de la curiosidad y nada más. Expone á la REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 183 ciencia el mismo percance de! niño que rompe su juguete «para ver lo que hay adentro» y se queda sin juguete. Luego estas especulaciones sin objeto, tanto en el materialismo como en la metafísica, han producido consecuencias demasiado graves para que no sea interesante por lo menos estudiar el método en sí mismo. Por una curiosa circunstancia, han sido precisamente los filósofos del desconsuelo y de la amargura quienes, únicamente, han sacado consecuencias de las especulacianes filosóficas, llegando, para mayor sorpresa, á una misma conclusión. Por una parte, el materialismo, negando el libre albedrío y lógicamente, la libertad ha acabado por justificar el cesarismo. Los materialistas á quienes repugna esta situación, caen en otra tan montruosa como ella. No hay hombres superiores ni inferiores, afirman: no hay más que hombres distintos. Esto es, simplemente, una perífrasis, pues semejante nivelación hacia abajo, nos conduce, por la exageración del principio democrático que engendra, al cesarismo de la multitud, peor si cabe que el cesarismo unipersonal ó de casta. En ambos aspectos de la cuestión, el hombre-lobo resulta justificado; la tiranía viene á ser forzosamente el desideratum de la cuestión social. Que ella sea oligárquica o demagógica, poco importa. La historia está ahí para probar que tan mala es una como la otra. El idealismo apenas ha querido formular consecuencias sociales, ha caído en los mismos extremos. El novísimo sistema de Nietzsche, que tan deplorables estravíos está causando, arriba, para usar de sus propios tér- minos, al neronísmo: otra justificación del hombre-lobo. Más impetuoso en su lógica que los materialistas, el filósofo alemán la persigue hasta sus últimas consecuencias con tesón sorprendente. Exagera la crítica de Kant á la razón pura, sin contrabalancearla como éste con la de la razón práctica, y llega rápida y certeramente á la negación de la razón. De tal modo el instinto predomina. Vence en la lucha por la vida, el elemento humano que á un máximum de cualidades absorbentes—que es decir nocivas para los demás—reúne un mínimum de escrúpulos. Tal es el tipo del super-hombre. Las consecuencias de este sistema, que tiene mucho de farsa monumental, no han tardado. Los hombres verdaderamente superiores, por lo mismo que lo son, se han guardado bien de prohijarlo. Pero los mediocres, los cobardes de la vida, encontrando en él buen apoyo para las ambiciones desenfrenadas que están siempre en razón inversa del genio y de la Virtud, han optado por trocarse todos en superhombres. El mismo autor de esa filosofía cuyo tipo supremo en la humanidad sería Nerón, según declara- ción propia, ha experimentado ya el contragolpe de la fuerza desatentada que puso en acción. El negador de la razón reside ahora en un manicomio, y lejos de haberse convertido en un superhombre se ha cambiado en el 184 LUZ Y UNIÓN infer-hombre que lógicamente produce el predominio del instinto. Ha per- dido la razón, se ha libertado de la «tiranía de la razón», y el instinto le ha conducido á las fronteras de la animalidad. Y es que sólo existe un modo práctico de negar la razón: volverse loco. Pues de tal modo son superiores á nosotros las facultades intelectuales que desarrollamos, que aún para negar la razón es necesario raciocinar. He citado á Nietzsche, como ejemplo vivo de las consecuencias á que puede arrastrar su sistema, por suponerle el único que en éste haya creído sinceramente. Algún día me permitiré ocupar estas mismas páginas, para demostrar cómo es falsa la originalidad que sus sectarios suponen á este filósofo, en lo relativo á la invención intelectual; y cómo todo lo bueno y: lo malo que hay en él, son cosas Viejas, sencillamente disfrazadas con un vistoso ropaje verbal. Pero continuemos. El estado de la cuestión es éste: se investiga por investigar, el descu- brimiento de la verdad no reserva más que satisfacciones estériles de la curiosidad sobrexcitada. Las síntesis que se ha intentado hacer, entre ellas la de Spencer, que es la más completa, no son sino clasificaciones metó- dicas. La solución del sistema moral no es ya el objeto supremo de la in- vestigación, pues se pretende haber averiguado que el fenómeno moral de- pende,,tiránicamente, del fenómeno físico. Nosotros creemos, sin embargo, que de la solución del problema moral depende la existencia misma de las sociedades. Se trata, en efecto, de.de- mostrar si el esfuerzo colectivo ha de estar al servicio de la dicha indivi- dual, ó si ha de ser lo contrario. Nuestra filósofía afirma categóricamente que es esto último, y sostiene, por consecuencia, que el objeto de toda filosofía es la adquisición de una ética superior. Para nosotros, lo verdadero, lo bueno y lo bello, son los aspectos de la realidad. Cualquiera de ellos, poseído enteramente, daría también la pose- sión de los otros dos. Y así, á la posesión de la suma (1) verdad corres- pendería, fatalmente, la de la suma bondad y de la suma belleza. Noso- tros tomamos la bondad en un concepto enteramente utilitario; y por tanto sostenemos: que siendo la superioridad intelectual un medio para hacer felices á nuestros semejantes, no es enteramente bueno un hombre de pre- paración intelectual inferior, aunque respecto á ésta haya alcanzado todo el desarrollo posible de bondad; ó, en otros términos, que á un desarrollo dado de bondad, ha de corresponder necesariamente uno de intelectualidad, . si aquél está encarnado, según es obvio en un concepto progresivo; pues la bondad en acción—y no hay otra posible—requiere medios para ampliar sucesivamente su órbita, y éstos no pueden venirle sino del desarrollo inte- (1) No a&sí)/«/a, porque se trataría del total de verdad alcanzable para nosotros. La verdad ab- soluta ya no sería verdad; sería la realidad misma. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 185 lectual. Supongamos un estado de bondad cualquiera; para llegar á otro superior, será necesario conocer ios medios de hacerlo, y pertrecharse de elementos suficientes con el objeto de actuar en él. De aquí que la práctica del bien sea la mejor investigación de la verdad. Pero, se dirá, de ese modo la investigación de la verdad nos conducirá á la conquista del bien, y en este caso no vemos por qué ha de precederse en forma distinta á la de hoy. Ciertamente, contestamos; si esa investiga- ción de la verdad tiene por objeto el bien, y á condición de ir ejercitando tanto bien como el que es compatible con la suma de verdad investigada, pues sabemos que el bien no se posee sino a condición de ejercitarlo; y en este caso volvemos, por permutación, al punto inicial de nuestro ar- gumento. Siendo, pues, congruentes lo verdadero y lo bueno, y dándonos, por el ejercicio de ambos, el conocimiento integral del universo (1), la belleza, que esla percepción de la unidad del universo en la armonía de las cosas, nacería espontáneamente en nuestro espíritu; habríamos alcanzado la sabiduría compatible con nuestro estado humano, y á la mayor suma de bondad resi- dente en nosotros, correspondería la mayor suma de bien y la mayor suma de belleza. Viviríamos en realidad. Pero es necesario que probemos por qué es el bien el único camino posible para llegar á la verdad y á la belleza. Tratándose de llegar á un objeto, cuanto más indiscutido sea éste, es decir, cuanto más fijo esté, tanto mejor será nuestro rumbo. Ahora bien, la verdad es discutida, porque no se tiene una noción, siquiera aproximada, de lo que es la suma de la verdad. La belleza es también discutida por igual causa. En cambio, es conocido el sumo bien que sea posible ejecutar sobre la tierra, y este conocimiento puede formularse así: el sacrificio cons- tante y completo del individuo en bien de sus semejantes. El sacrificio completo está determinado por la suma de dicha á que se debe renunciar en cualquier momento para ejecutarlo; y el sacrificio constante, por el he- cho de no haber dejado de ejecutarlo jamás. Se trata, pues, de hechos, cosa que no sucede ni con la verdad ni con la belleza, y partiendo de esta base, tenemos que el bien es y no puede ser más que uno. Pero la idea del bien es relativa, se nos dirá, y ello está demostrado por la ciencia. Relativa á nuestro estado humano, sin duda; pero no relativa dentro de nuestro es- tado. El hecho de que la moral no sea la misma en todos Ins pueblos (y esto es lo único que ha demostrado la ciencia) nada prueba; porque la mo- ral es la fórmula del bien, no el bien mismo. Formular un principio no im- plica afectar esencialmente al principio mismo. Y el principio es éste: que (1) Integral, porque el ejercicio de lo verdadero nos daría conocimiento del sujeto, así como de su objeto nos lo daría el ejercicio del bien. 186 LUZ Y UNIÓN hace el bien todo aquel que sacrifica la suya por la felicidad de los demás. Podrán las fórmulas de este principio ser distintas y aun contradictorias; la base de todas permanecerá idéntica: será ese principio y no otro. Las ideas de patria, de familia, restringiendo los deberes para con la humanidad á esas dos formas de agregación social, podrán restringir las consecuencias del citado principio, y hasta volverlo dañoso para otras familias y otras pa- trias; nada de ello afectará en lo más mínimo la integridad del principio. Siempre, eternamente, el sacrificio de la felicidad propia por la de los otros, será la base de la moral. Si ésta, á consecuencia de las ya citadas ideas de patria y familia ú otras se restringe ó se deforma, con detrimento de la humanidad, que es la única persona real en el caso, habrá que atri- buirá esas ideas, la realidad de la fórmula en que se ha comprendido el bien, pero no al bien mismo. La tarea, en tal caso, consistirá en corregir esas ideas erróneas, para que sea más amplia y eficiente la fórmula del bien. La moral de la familia está basada en el sacrificio de la felicidad de cada uno de sus miembros por la de los demás. Si esta moral resulta nociva á la patria, haced extensivo ese sacrificio á cada uno de los compatriotas; si resulta nociva en esa forma á la raza, haced extensivo el sacrificio á cada uno de los individuos de la raza: y si todavía en esta última forma, resulta nociva á la humanidad, haced extensivo el sacrificio á cada uno de los seres que la componen. ¿Habréis afectado con esto al principio? No; el principio habrá permanecido en su integridad esencial; lo que se habrá cambiado es, sencillamente, la fórmula del mismo, para cada uno de los casos. La idea del bien no es relativa, pues lo relativo es su fórmula: la moral. Es todo cuanto la ciencia ha descubierto, y por tanto el objeto que nos proponíamos seguir en la investigación de la Verdad, posee la cualidad requerida: es indiscutido. He aquí por qué elegimos el camino del bien para llegará la realidad, cuyos otros dos efectos son la verdad y la belleza, y por qué sostenemos que el objeto de la filosofía debe ser la adquisición de una ética superior. Cuando se ha buscado la verdad por muchos caminos, sin poder acer- carse siquiera á una ley secundaria aceptada por todos; cuando la Vida ha sido fecunda en enseñanzas por una dura experiencia de la misma, y por la orientación de los estudios practicados; y cuando de esos combates y labo- res se ha salido con la sed de verdad que impulsó á ellos duplicada, el espí- ritu comprende que, para ser útil, sólo le queda el camino del bien. El culto de la verdad por la verdad, así como el de la belleza por la belleza, si ha podido deslumhrar un momento con su brillante esterilidad, ya no basta. Se busca como un consuelo una realización cualquiera, y entonces se encuentra el bien, el único camino de la sabiduría. Harto de especulació- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 187 nes y de teorías, el fatigado caminante desea un rumbo. Entonces la seve- ra filosofía de',ios maestros orientales se encarga de señalárselo. El rumbo que buscas—le dice—está en todas partes; todos los códigos de moral po- seen, más ó menos ocultos, más ó menos desarrollado, el fecundo germen. No necesitas buscarlo fuera de ti mismo, porque está en ti. Procura ser el más bueno, por consecuencia serás el más sabio y poseerás la belleza en proporción á tu capacidad para el bien. Tal en uno de sus aspectos, nuestra filosofía. Hacer á los hombres es, buenos, objeto capital: y por ello, siendo la más elevada, es á la vez es su más sencilla y más humana. Para encontrar el secreto de la piedra filosofal {simbólicamente la Verdad) decían los viejos alquimistas, el camino es sen- cilio; una mujer, hilando su lana, puede encontrarlo, lo mismo que el más •encumbrado sabio. Lo queen su lenguaje parabólico querían ellos expre- sar, era lo mismo que nosotros hemos afirmado, es decir, que el bien es el único camino posible para llegar á la Verdad, para realizar la síntesis de los tres aspectos en que se manifiesta en nosotros la realidad suprema. Leopoldo Lugones {Philadelphia- Junio 7 de 19000 Necesidad de proteger la vida de los pájaros Esta es una grande y buena obra que está llevando á cabo la Viuda de un multimillonario de América, la Señora Rusell Saga. Por medio de su contribución especial á la «Audubon Society» ha dado instrucción en un año á 10.500 niños en el asunto de las aves. He interés aquí algunos datos respecto de este asunto de grande para los -el mundo, debeenseñarseM los.niños y que no deben mayo- que ignorar ¡res, á fin de evitar la destrucción en masa de nuestras hermosas aves, como está sucediendo ahora. Noventa ciento de los pájaros de este país han sido ya destruidos, por el otro diez por ciento lo será en los próximos cinco años, si no se to- y medidas enérgicas y eficaces para contener esa matanza.—Los agri- man americanos están perdiendo más de mil millones de dólares cultores por año á causa de los insectos, como se verá por las siguientes cifras: Los cultivadores de algodón en Texas están perdiendo de 840.000,000 á el año la invasión del gorgojo en las cápsulas de ese S5O.0OO^OOO en por producto, y esto á causa de que la codorniz y la paloma de pradera, que 188 LUZ Y UNIÓN son sus naturales enemigos, han sido prácticamente exterminadas en ese gran Estado. Ese gorgojo está moviéndose como un enorme ejército hacia el Este y el Norte, y los científicos enviados allá á estudiar la situación, nos informan que esa invasión avanz^ará hasta el Océano Atlántico, á menos qne se prohiba la destrucción de las aves. Los que cultivan el trigo están perdiendo anualmente más de pesos 100.000,000 también por la destrucción del gorgojo (chinoh bugla) conse- cuencia de que las codornices han sido casi exterminadas. Los agricultores délos Estados» del Centro y del Este pierden al año como pesos 15.000,000 á causa del gusano que invade sus sementeras de papas, gusanos que tam- bién eran perseguidos por las codornices.—Cada uno de los grandes Esta- dos productores de manzanas pierden al año de uno á tres millones de do- llares, en rociar sus árboles para matar los gérmenes y gusanos que antes eran perseguidos por las diversas clases de pájaros que han sido cazados hasta extinguirlos. Y todo hombre, mujer y niño que coman manzanas ó pa- pas están ayudando á pagar ese gasto de rociar las plantas. He aquí ahora algunas cifras que hacen ver la importancia de los pája- ros como destructores de insectos y gusanos: Una codorniz muerta en un campo de algodón tenía en su buche 187 gusanos. Otra muerta en una sementera de papas en Pennsylvania tenía 101, y otra matada en un campo de trigo contenía 1200 gusanos, muchos de estos pájaros cogen ai vuelo las moscas y los insectos dañosos á las plantas. Otto Widman dice que 32 golondrinas padres hicieron 5277 visitas en un día á suspolluelos llevándolas insectos.—C. C. Musselman vió á unas golondrinas alimentar á sus hijos con insectos 512 veces en diez y ocho horas. Monsieur Nosher hizo la observación de un par de alondras de cue- lio amarillo comiendo piojos de plantas en un abedul á razón de sesenta y ocho por minuto durante cuarenta minutos, siendo así estos dos pájaros habrían destruido 75.000 de estos insectos en una semana.—Harvey encon- tró 500 mosquitos en el estómago de un halcón nocturno. Un tangara colo- rado (del género del gorrión) comió 55 orugas en un minuto durante diez y ocho minutos. Se conocen cincuenta y una especies de pájaros que comen-orugas y treinta y ocho especies que se alimentan de piojos de planta. Se ha calcula- do quedurante cada estación estos pájaros en el Estado de New York des truyen más de tres millones de almudes de insectos dañosos.—Pensad pues en las consecuencias si todos los pájaros fuesen exterminados. jY sin embargo la matanza de aves sigue adelante! En una sola estación se mataron 40.000 golondrinas de mar en el cabo Cod Massachusetts, con el fin de disecarlas para adornos de som- breros de mujeres. Las ciénagas de la Florida han sido totalmente despo- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 189 'bladas de garzas y patillos-—En un mes se mataron más de un millón de pájaros rojos (bobolinks) en las inmediaciones de Philadelphia por los ca- zadores que trafican en plumas. El bobolinlí, á más de ser uno de nuestros dulces cantores, es el más activo comedor de insectos.—En los Estados del Sur y durante el invierno son perseguidos y cazados por miles tanto el petirojo como el bobolink. La Señora Margarita M. Nice, de Cambridge, ha hecho un com- pleto estudio del alimento de una codorniz blanca. En vez de matar el ave para analizar el contenido de su estómago, ella la conserva viva para hacer la prueba alimentándola: es decir, ha dado á esas aves diferentes alimentos, y ha contado y pesado lo que comen. El alimento total de un día forma una cantidad diaria y de este modo queda hecho el estudio.—He aquí unos pocos datos:—1.350 moscas comidas en un día, además de semillas de hierbas; en otro día comió también 5.000 insectos llamados piojos de plan- tas, 1885 gusanos y 37 langostas ó grillos (grasshoppers) 2.400 semillas de setaria y también de grillos: la codorniz que comió todo esto tenía ape- nas dos meses de edad. Pitch calculó en una ocasión el número de piojos de plantas en un solo árbol de cerezas en 18.000,000. En un pequeño trozo de arbusto de ocho pulgadas de diámetro se encontró 20.000 de estos insectos. —J. F. Parker de Hanhattan, Kansas, dice que encontró en un caso semejante como 6.000, pero que tuvo que suspender por falta de tiempo.—^Reley calculó una vez que si al piojo saltón, que desarrolla más de trece generaciones en el año, se le dejase en libertad de llegar hasta la duodécima generación, se multiplicaría en un número de diez sextilíones. Es seguramente una grande y noble tarea para una mujer el educar á la generación que se levanta en el conocimiento de la importancia de los pá- jaros para la prosperidad de un país.—Ninguna niña educada así deseará adornar su sombrero con pájaros muertos: y ningún niño pedirá á sus pa- dres un arma de fuego para divertirse matando pájaros, si se le enseña el lado industrial del asunto á la vez que el lado humanitario. Ella Wheeler Wilcox (Eeaning Journaí.) —Ne-w York Mayo 15 de 1913. Comunicaciones La instrucción de la mujer, es uno de los puntos á que con más prefe- renda se debiera atender. líX) LUZ Y UNIÓN La mujer es la que cría al hombre, ella es la que forma, hasta cierta punto, su tierno corazón, ella es la que vela su tranquilo sueno de niño, ella la que le aduerme al arrullo de su amor, al calor de sus besos. ¡Ahf la mujer, la madre! jCuán santa, cuán bella es esa misión! Sí, educadla ó por lo menos haced que se le eduque en Espíritu y en verdad; dadle instrucción sólida en vez de la frivola que hoy recibe, ense- ñadle que debe cuidar más de ella que de su tocado, que de sus cintas, que de sus flores; porque las flores del alma ¡ay! no se marchitan como las que crecen en los vergeles terrestres. Educar, instruir la mujer, es ponerla en el rango que se merece. El hombre se queja hoy, como se ha quejado siempre, de la mujer, sin tener en cuenta que él es quien la echa á perder. Por qué no cuida más de ella? Por qué el padre no educa á sus hijas como conviene? Por qué ya desde niñas se les enseña el fingimiento? Enseñadlas á ser sinceras y mucho tendréis ganado. Recordad que las niñas de hoy son las mujeres de mañana. L. de L. íit * Hermanos: Cuánto se está probando vuestra paciencia y cuán grande es el interés de nosotros al veros amantes del progreso y firmes en la vo- luntad y propósito de alcanzar algún día el perfecto conocimiento de las ciencias hasta ahora ocultas al entendimiento humano. Cuánto nos satisface veros en el estudio minucioso de las grandes obras que son dictadas de ultratumba, páginas que tanto bien hacen á la humanidad careciente de una verdad indiscutible que les afiance su creen- cia en un DIOS soberanamente grande, sabio y justo. Páginas que enseñan los puntos oscuros que emborronan el pasado de las historias de un atraso increíble. En el presente se hace la luz extensible porque el esplendoroso sol del espiritismo alumbra por todos los ámbitos de la tierra. Ya no hay misterio; la vida de ultratumba es conocida por los que ya Vieron la luz, como la única recompensa á las pruebas de la vida material. El hombre se resigna á sufrir porque tiene la seguridad de un porvenir, ve que sus esfuerzos no son infructuosos y con verdadero afán da el alerta á los más inexpertos para que sigan en pos de la salvación. ¡Eternidad! Dulce palabra, hermosa esperanza, convicción íntima de la existencia de DIOS. Bendita hora la en que se traspasa los umbrales de esa eternidad para recoger el fruto bueno que se ha sembrado. Dichosos los que con su conciencia tranquila entregan sus despojos mortales á la tierra y en ascensión gloriosa van en busca de su merecido. Dichosos los que vieron la luz, porque desgraciadamente las tinieblas REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 191 de la ignorancia retardan el progreso del espíritu, razón por que los que ya. tienen conocimiento de un despertar después de la tumba, deben con ver- dadero afán de progreso no perder ni un instante para ir despojándose de las faltas, aun las más pequeñas, porque todas ellas son perniciosas para el adelanto del espíritu. Un capricho cualquiera, que tal parece que no entraña maldad, es un abono para la semilla del mal, y este hay que arrancarlo, extirparlo, hacerlo desaparecer. Tened el terreno preparado sólo para el bien y preocuparos del bien general, puesto que todos for- mamos la gran familia Universal, hijos de DIOS, luego somos hermanos. Tenemos el deber de favorecernos mutuamente, porque únicamente así cumplimos con la ley justa, que es la ley de DIOS. Tenemos quearrancar del corazón, todo sentimiento malo para que las sensibles fibras estén prontas á conmoverse, vibrando á todo sentimiento de bien. Felices, vuelvo á repetir, los que reciben el calor del esplendoroso sol del Espiritismo que da vida á las almas, como el astro del día á la vege- tación. Mateo. La fiesta Espirita Ciego de Avila Abril 1 de 1913. Sr. Director del Periódico Luz y Unión. La comisión nombrada para organizar la Velada Espirita celebrada ayer ruega á V. se sirva insertar en las columnas de su bien redactado periódico lo que sigue: Con motivo de ser dicho día 31 de Marzo la fecha en que abandonó la tierra aquel grande hombre que conoció la humanidad con el pseudónimo de Allán Kardec, y cuyo nombre usaba como pseudónimo quizás, por el hecho de haber sido su nombre propio|en existencia anterior, pues en su última encarnación se llamó León Hipólito Denizard, es por lo que los es- piritistas celebran esta fecha. Ahora bien, si los espiritistas estiman á Kardec como á un Maestro es porque bien merece este título, pues fué el hombre que escribió el libro fundamental llamado Filosofía Espirita, que sirve de Pedestal á esta Cien- cia, aun cuando para escribirla haya tenido el auxilio que de lo alto le en- viaran entidades invisibles superiores. Como ya se ha dicho por estas razones al igual que en otras partes los espiritistas locales se han congregado en dicho día y celebrado una velada que á juicio del auditorio resultó muy buena, siendo obsequiada la concu- rrencia con dulces y mantecado. 192 LUZ Y UNIÓN Su programa fué el siguiente: 1 Apertura por el hermano Ricardo Puertas. 2 Poesía «Dios», por el niño Miguel Martínez. 3 Poesía «Admiración», por el niño HenrryDenis Rodríguez. 4 Poesía «Dónde está Dios me preguntas», niña María Montes. 5 Poesía «Amargura», niña Osiris Rodríguez. 6 Poesía «Dónde está Dios», niña Francisca Ferrer. 7 Poesía «El Espiritismo», por Esperanza Poveda. 8 Poesía «Quién fué Cristo», niña Blanca Gómez. 9 Poesía «Un año más», niña Vitalia Rodríguez. 10 Poesía «Kardec», niño Abelardo Rico. 11 Poesía «A los hermanos de la tierra», niña Carmen Rodríguez. 12 Poesía «A los espiritistas», niña Marieta Rodríguez. 15 Poesía «La moral Espirita», por Sergio Rodríguez. 14 Discurso por el hermano Alfonso Orozco. Segunda parte. 1 Poesía «El Engaño», niña Isabel Tellado. 2 Poesía «Paz», niño Bernabé Estrada. 3 Poesía «El remedio del Amor», Teófila Alvarez. 4 Poesía «Tras la tumba hay otra vida», niña Rafaela Delgado. 5 Poesía «Decepción», niño Ricardo Puertas. 6 Poesía «A la familia», Godofredo Guerrero. 7 Poesía «La Vida», niño Eugenio González. 8 Poesia «El Mendigo», niño Lorenzo López. 9 Poesía «Ojos Verdes», niña Mercedes Meléndez. 10 Poesía «A los Ateos», Señorita Estrella Rodríguez. 11 Poesía «Soñando», niño Emilio Delgado. 12 Poesía «¿Por qué?», niño Miguel Betancourt. 13 Diálogo «Apuntes del natural», por las niñas Tellado y López. 14 Resumen por el hermano Ulpiano Rodríguez. 15 Obsequio. El hermano Angel Betancourt, tuvo á su cargo la comisión de ir anun- ciando los números del Programa, y caracterizaban el acto como Directores del mismo los hermanos Juan Rodríguez, Ulpiano Rodríguez, Primitivo Guerrero, Joaquín Cabrera, Juan Picallo, Ignacio Reyes, Ramón Vargo, Eladio Cobas, Dalmeiro Fernández, Pablo Ruíz, Emilio Delgado, Benigno Ferrer, Miguel Martínez, Carlos Massiá, Eusebio Martínez. Por no hacer muy extensa esta lista no publicamos los nombres de las familias que, sin ser de esta doctrina, hermosearon el acto con su pre- vencia. Por la Comisióo: Benigno Ferrer, Presidente. T ! Obras qoe se bailan de venta en la Administración de esta Revista Ptas. Pías. Nuestras fuerzas mentales, por Pren- trato de la autora en,la cubierta . . 4 tice MuHord. Consta de 4 tomos . . 40 En tela y tapas especiales .... 8 Arte de ser feliz, por W. J. Colville. Un Los 4 tomos, formando dos volúme- tomo en 4 " rústica 3 nes, en tela y plancha 7 Encuadernado en tela y oro 4'.óO Tomos . . sueltos; cada . uno, en rústica. 1 De la Idea do Dios, León Denis 0-50 Encuadernado en tela 2 por . El' Colectioismo intei/ral ncooluciona- Memorias de un Espíritu. ¡Te perdono! río, Eduardo Doulard. Dos 8 is. en 8.° m. En rú.-tica cada . 1 por tomos uno en 4." rústica Encuadernados en tela en y oro ... 2 ....... 3 En tela, solo l.os tomo 4':.o 8 tomos, formando 4 en un volúmenes, en tela oi-o la ........ 11 ¡Abajo pona de niuertel Folleto y por D. .Salvador Pons, Marietta. Un presbítero 0'50 tomo en 8 °, de 461 . . pá- 7 exto de enseñanza domiidcal de lee- ginas. En rústica 2'.ñO y En tela oro 3"50 tura para las Escuelas y espiritistas, por U. Felipe Senillosa. Un tomo en Ventajas del Espiritismo. Fto. de 8 ps. 0'()5 4 ° mayor en rústica 2 Elementos de una nucea ciencia, poi- En tela y oro 3'.50 Mariano Ruth Sinué. Un tomo en La Psicología de las 4.°, en rústica 3'50 Religiones, por D. J. En tela 5 Joaquín Fernández. Un ele- y plancha gante tomo H." Cartas de mayor rústica ultratumba, Onofre Vi- . . . por Encuadernado en tela oro ladot. Un tomo en y i.", en rústica. . 2 . . . Colección líncimdernado en tela de Oraciones. Nuevo devo- y oro . . . 3"50 Katie- clonarlo espiritista. Un voluminoso King. Espiritismo Moderno. Un t. en 2 t. en 8.° m , tipos claros, en rústica. 8.°, elegante cubierta, rústica. 1 Encuadernado en tela y oro . . Encuadernado cartoné . 3'50 en .... 1'5Ü En Ensayo sobre la enseñanza tela oro 2 filosóñca del y Magnetismo, por el Bai'ón du Potet. Guia práctica del Espiritista, por don Un t. 8.°, de 280 páginas, en rústica. 3 Miguel Vives. Un tomo en 8.° ma- En tela y colores 4'50 yor en rústica 1 Alfieri el Marino. Un t. en Encuadernado 8.°, rústica 2 en cartonet.... 1'5Ü Encuadernado en tela y plancha. . 3'50 Tesoro de consuelos y modo de cieir Impresiones de un loco, por César Ba.s- cristianamente. Un elegante tomo en sois. Un t. en 8.° rústica 8.°, 208 rústica. 2 prolongado, en .... 3 págs., En tela y oro 3'5ü Encuadernado en tela y plancha. 4'50 La Guerra el La Verdad Jb'ente á Infierno. Un de 48 0'50 frente del Error. es t. ps. Un t. de 238 págs., en 4.°, rústica . 3 Misterios del alma, por Virgilio. Un En tela y plancha 4'5() tomo en 8 ° prolongado, en rústica . 1 En tela Luz y rótulo 2 y Vida (Manual del Creyente). U n tomo de 272 páginas en 4.", rústica. 3 ¡Los muertos vioenl ¡No los lloréis! En tela oro 4'50 Consolador folleto de y 18 ¡láginas . . O'10 Aeantismo, Bruno La Tragedia Dioina. por Miguel Mayol. Un elegante Un tomo en 8."de 164 En rústica. 2 tomo, e.scrito págs. en catalán, en 4." me- En tela v oro 3'.b0 nor. Edición bibliófilo El gran Enigma, León Denis. Un Edición por corriente tomo de 272 págs. en 4.°, con el re- Aeantismo trato del autor. En rústica .... 3 La misericordia es la justicia en su En tela y oro 4'50 más elevado concepto. Un folleto de Síntesis doctrinal y práctica del Espi- 32 páginas ... 0'25 rilualismo, por León Denis. Folleto Ramos de violetas, por Amalia Domin- de 04 págs. en 4." 0'50 go Soler. 4 t., en rústica, con el re- Efluvios de amor, 68 págs. 13 grabados 0'50 El libro de los Espíritus. — El libro de los Mediums. — lü Evangelio según el Espiri- tismo. — / l Cielo y el Infierno ó la Justicia Divina según el Espiritismo.—El Géne- sis, los Milagros'y las Predicciones según el Espiritismo.—Obras postumas.- ¡Qué es el Espiritismof, en rústica, cada tomo 2 En tela, cada tonio 3'50 É í v,"o o v6 o!S •> PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN España, un año 7 pesetas — Extranjero, un año 12 pesetas Xúmero ítiielto: 50 céntimos Se ruega á los Sres. suscriptores que al efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificado de la obra de regalo, de lo contrario tendrán que mandar recogerla en la Administración, y los que la deseen encua- dernada deberán remitir una peseta más. Instrueeiones para el abordo de las suseripeiones ESPAÑA.—En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sobres monederos, billetes de Banco ó por el giro portal. EXTRANQERO.—En letras de fácil cobro, billetes de Banco que se abona- rán al cambio del día en que se reciban ó, también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrador. Colecciones de LUZ Y UNION, con sti correspondiente libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, á 7'50 pesetas colección, con libro á la rústica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (para España). Las mismas colecciones para el Extrangero, á 12'50 y 13'50 pesetas colección y libro, respectivamente. Los que deseen la colección de la Revista enctiadcriiada, aumentará 1'50 pesetas. Todo pedido debe venir acompañado de su importe, re- mitiéndose libre de gastos. Obnas publieadas por esta Revista Año 1907: La Religión Futura. —A tío 1908: Elementos de una nueva Ciencia. —Año 1909: La Verdad frente á frente del Error. —Año 1910: Ovantismo. —Ailo 1911: Luz y Vida (Manual del Creyente).—Año 1912: El gran Enigma. Obra «le i-e;;til«> pai-a el presente añit: FLOR DE LUZ-Historia de un Espíritu POR j-_ BL^nsroo ooii,is Imp de LUZ V UNION, Nepiuno, 18.—Barcelona''Gracia). @JAI1TIA® pRAK Año XIV Agosto de 1913 Núm. 8 (í Redacción y Administración: Calle Tamarit, 161, 2.° - Barcelona (España) ^ SUMARIO: Ante la muerte.—La muerte y la vida a la luz del espiritualismo, por Manuel Fraseara.—Jesús, por J. Costa Poraés.—¿Qué es el E.spiritismo?, por Eloy Fu- jalte.—Sobre Hipnosis médica experimental, por J. Blanco Coris. —La ley de lieren- cia, por Manuel S. Portoiro.—El espiritualismo, por .\ngel de Barbosa. —Combatid la tentación, por Ella Wheeler Wilcox.—Comunicación, por Anacleto Bermúdez.—San- tiago Guzmán Espaillat, por Carlos Petión.—Ecos y noticias. Corresponsales Administrativos néjiew.—Evaristo Barrienios, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz). Pnerto-Kico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco 1. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cnba.—Ignacio Larramcndi, calle E. Villuondas, 4(1, MANZANILLQ.—Delfín Roig y Rosell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 34, HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIBARIEN.—D. Juan José Morales, Centro Espirita «Unión del Pro- greso Espiritual» (Sábana del Medio), MORÓN. Filipina:»!.—José León, apartado 130, MANILA. Kepública ile Colombia.—Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés, 9, BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. República del Salvador (C. A.)-Luciano Cenedella, SANTA ANA. República Argentina.—Alfonso Marselli, Administrador de la Revista, «Cons- tancia» Tucumán 1786, BUENOS AIRES. — Pedro Iraola, NECOCHEA.—José Erreas, PEHUAJO. — Gonzalo Laporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHl.A, BLANCA. República tie Costa Rica. —Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RICA. Braísil.—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Babia). República Dominicanà.—Aurelio León, SAN F RANCISCO DE MACORIS. República de Nicaragua.—Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA República del Fcnador.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4, QUITO. República de lioiidnraH.—E. Streber, AMAPALA.-J. Ismael López, CO- MAY AGÜELA (TEGUACIGALPA). República de iiinatemala.—José Sánchez Guzmán, Teniente de Artilleria. Departamento de San Marcos.—MALACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Flores, Apartado de Correos 101.- QUEZALTENANGO. dlbraltar.—D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Túnger (Marrnecos).—Bernardo Raida, Banco del Estado Marroquí. (Estados Unidos (N. A).— D. Benito Betancourt, Duval Street, 901 y 903 KEY WEST FLA. LUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarga de suministrar folletos de propaganda y libros de la Doctrina Espiritista, al que lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, num. 41. —Este Año XIV AGOSTO DE 1913 Núm. 8 Ante la muerte La iniriiria del Infinito no está en el ojo del lioml^re L AMAR'I'INK. Los altos designios de la Providencia se escapan á las miradas de mies- tra imperfección. Por eso el hombre tiembla ante la muerte; porque desconoce su verda- dero destino. Tiene miedo de lo desconocido; tiene miedo de sí mismo; tiene miedo a su conciencia. Si no abrigara siquiera una Vaga intuición de su. inmortalidad, no teme- ría a la muerte, no temería al «más allá». Su misma negación del alma es su más elocuete afirmación de la inmortalidad. Su temor es hijo de su ignorancia; su miedo procede de su conciencia. Dicen que la muerte infunde respeto. Pero ¿qué misterioso resorte de la- muerte les infunde ese respeto...? ¿Son los pobres despojos del muerto? ¿Son los familiares que deja en la orfandad...? jNo!, son los fantasmas de su conciencia; son las íntimas reflexiones del espíritu que se ve retratado en el cadáver. Su respeto es miedo. Esas reflexiones que asaltan la mente, en infinitas manifestaciones, de- latan los diversos estados de conciencia que las origina. Para el egoísmo la muerte es el más horrible de los despojos que le hace la naturaleza. Le arrebata sus bienes; le roba sus afectos; le corta sus placeres. ¿Con qué derecho se permite «el ado» o «el acaso»—como ellos dicen^arrebatarles sus más legítimas conquistas? Si la Providencia se hubiera consultado con ellos antes de disponer de sus personas, es seguro que se hubieran quedado para «semilla». Que se mueran los otros; los que no tengan placeres en el mundo, ni cuartos en la hucha! Para el orgulloso la muerte es el mayor desacato con que le insulta y hamilla el Destino. Injusta es la ley «que al pechero con el rey iguala en cualquier momento». Imperfecta es la Naturaleza cuando no sabe distinguir al «superhombre» del resto de los mortales. jQué! ¿acaso un «inmortal» ha de morir como el más Vulgar de los «mortales? ¿No sería mejor que la raza se perpetuara en ellos, para bien de la '¡■humanidad de ellos^...? Para el pobre inconsciente que practica la religión del miedo: para el católico, la muerte es el cumplimiento de una horrible profecía de la Bi- Tlia: «Con el sudor de la frente comerás el pan, hasta que vuelvas a Ij 226 LUZ Y UNIÓN tierra, de la fuiste tomado: porque polvo eres y en polvo te conver- que tírás.T (1) Inicua maldición materialista que Moisés pone en boca del Dios de ven- ganza del judaismo. ¿No es esa una inconcebible crueldad!..? Todos los pueblos orientales, el pueblo egipcio, el pueblo galo, y hasta los salvajes del Africa y de la Oceania miran la muerte como un remedio, no como un mal. Solo esa religión de los castigos eternos pudo haber inventado el absurdo del Infierno. Ella creó al Diablo y el Diablo creó la muerte. Es tan grande el horror que produce y tan poderosa la sugestión que arrastra las conciencias, que hasta los hombres más equilibrados tiemblan de miedo a la menor enfermedad. Son pocos los que se libran de esa nienti- ra convencional. Espiritistas hay que ante la idea de la muerte, se ven sobrecogidos de espanto. Quisieran que el cuerpo fuera eterno como el alma. ¡Y eso que «viven» pasando mil calamidades y trabajos...! ¡Don que si fueran de los «escogidos»! ¿qué dirían.. ? El argumento favorito de todos los espiritistas «vividores», ya sean es- piritas «apostólicos», ya teósofos «devachánicos», es que ellos no pueden de ninguna manera, marchar todavía al plano astral, porque están cum- pliendo una «gran misión» sobre el planeta, y dejarla a medias sería atrasar la civilización actual. ¡Sería una lástima! Claro está que no confundimos el terror a la muerte, con el natural ins- tinto de conservación que debe sostener nuestros pasos por la tierra, oor- que seríamos culpables ante la ley que rige el mundo moral y ante nuestra propia conciencia, si tratáramos de acortar nuestra vida para librarnos del peso de la materia, porque ello provocaría terribles consecuencias a nues- tra evolución espiritual; pero es un egoísmo y un atraso el retroceder ho- rrorizados cuando creamos que la muerte se acerca, por sus pasos natura- les. Es una cobardía o es qne no se tiene limpia la conciencia y se teme llegar a palpar la realidad. Los espiritistas no debemos, pues, ir al encuentro de la muerte, porque ya conocemos las ccnsecuencias que se desprenden de los acciones culpables; pero tampoco debemos llorar y angustiarnos cuando la ley de la des encarnación se cumple en uno de los nuestros, porque es ponerle obs- táculos a su progreso y cargas a nuestra conciencia. No olvidemos las palabras de Lamartine: «La vida es el combate, la muerte es la vida». (1) Genesis, capítulo III, versículo 19. REVISTA ESPIRITISTA KAKDECIANA 227 La muerte la vida a la luz del esplritualismo. ("onIcfc.'iiciíi dn ia por ci señc.r Miuiurl Fraseara, r.ii la Sdclrdad «Constancia», el rniércolrs í l de Mavo. Señoras y señores: Las palaDras muerte y Vida, eternidad e infinito, antes que la definición aproximada de un hecho, un estado o una entidad, vienen más bien a ser ia enunciación de otros tantos enigmas. ¿Quién, en efecto, puede jactarse de haber arrancado a ia esfinge su secreto? ¿Dónde está el sabio que pueda demostrarnos positivamente lo que en realidad son la muerte y ia vida, el tiempo y el espacio? La filosofía y la ciencia en vano han buscado durante largos siglos la solución del problema del Universo; el misterio todavía nos circunda, nos envuelve, nos acecha y, como el horizonte, juguetea con nosotros, aleján- dose constantemente ante nuestro porfiado avance. El materialismo achaca al esplritualismo la pretensión de haber resuelto el enigma del alma, y por ello se mofa del esplritualismo; sin embargo, no es éste, sTno el materialismo, el que afirma haberlo resuelto en su faz más transcendental, la de la inmortalidad del alma, puesto que si para el espiri- tualismo la cuestión de la supervivencia constituye tema de profunda inves- tigación, para el materialismo esa misma cuestión es res judicata: asunto resuelto y liquidado. Salta, pues, á la vista, la enormidad de la contradicción en que çl mate- rialismo cae, porque de las dos una: admite él el misterio que encierra el Universo en sus principios, fines y esencia, o no lo admite. En el primer caso mal puede darnos la solución del problema de la muerte, y en el se- gundo le falta demostrarnos de un modo positivamente científico que el alma no sobrevive á la disolución del organismo. Y como se nos podría objetar que el materialismo no reconoce la existencia del alma tampoco durante la vida, limitándose a considerarla sencillamente como un resultado transitorio del perfecto funcionamiento físico, tendremos entonces que con- venir en que el materialismo, además del misterio de la muerte, ha resuelto también el de la vida. ¿No es así? Antes de continuar conviene llamar la atención sobre un punto muy im- portante: el materialismo es una cosa y el positivismo es otra. Es necesa- rio poner esto de relieve ya que no son pocos los que las confunden en 822 LUZ Y UNIÓN una sola, como tampoco falta quien opina no poderse conciliar el positivis- mo con el esplritualismo, mientras que, en realidad, por el positivismo y no por el materialismo se llega al esplritualismo. Téngase también presente que en este caso no se trata del esplritualismo de las religiones positivas con sus dogmas y revelaciones. Este esplritualismo está fuera de discusión. Hemos dicho que para el materialismo, que llamaremos clásico u orto- doxo, el alma no existe como entidad autónoma. Para confirmar dicha ase- veración transcribimos la definición del alma según uno de los pontífices materialistos, el ilustre Max Nordau. Este sabio, probablemente más lite- rato que sabio, después de admitir que los elementos de nuestro cuerpo no son aniquilables, llega a la siguiente conclusión respecto del alma o ego del hombre: « si esta combinación se disuelve, nuestro yo se disuelve con ella y queda perfectamente aniquilado, porque los átomos son objetos materiales, aun según las concepciones más recientes que ven en ellos un sistema de electrones y escapan al aniquilamiento; nuestro yo, por el con- trario, no es más que un estado y la modificación del substratum material del estado hace desaparecer a éste y lo reemplaza con otro. La substancia es indestructible; de acuerdo; pero el yo no es una substancia, es un con- junto de recuerdos, sensaciones e impulsiones». De lo expuesto resulta que para el materialismo el alma humana no guarda secreto alguno; él ha resuelto el enigma en su aspecto conjunto y en todos sus detalles; conoce el origen del yo, su evolución y su fin. En el origen es nada, en la evolución es una consecuencia del funcionamiento de átomos orgánicos y su fin es el inevitable resultado de la modificación del substratum material que le dió origen y existencia. ¿Puede haber algo más claro y sencillo? El velo de Isis, desgarrado de un vigoroso tirón, nos ha revelado que nada se oculta tras él. Respiremos. Antes de seguir adelante, y sin que ello signifique faltar al respeto de- bido a un sabio, nos permitimos observar que eso de que el alma sea el re- sultado de una combinación física tiene su lado débil si la comparamos con otras fuerzas, ya que el mismo materialismo considera el alma como una fuerza transitoria, es cierto, pero fuerza innegable a la que alternativamen- te da el nombre de psiquis, sistema nervioso, potencial, dinámico, etc., etc. El lado débil consiste en que, científicamente, el substratum conside- rado productor de una fuerza, jamás es realmente el principio determinan- te, la causa de que exista dicha fuerza; ese substratum, esa combinación química, física ó mecánica, suele producir la manifestación de una deter- minada fuerza y no su creación, que como nadie ignora es lo que acontece con el vapor, la luz y la electricidad. Ni la pila de Volta crea la electricidad, ni los aparatos Marconi las hondas Hertzianas, ni un fósforo la luz, ni el cuerpo crea el alma. Por otra parte parece que Max Nordau no las tiene tampoco todas con- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 229 sigo al dictaminar como lo hace sobre el alma y la materia, puesto que. siente la necesidad de apelar a otros argumentos de índole menos científica para corroborar su dictamen. Dejando a un lado los argumentos fundados en la física, la química y los electrones, acude a otras razones de orden más sentimental para ratificar con ellas la infalibilidad de su fallo. Lo gracioso del caso es que todos sus argumentos en contra de la doc- trina espiritualista se truecan en su más acabada apología, conforme pasa- mos a demostrarlo sin el menor esfuerzo, ya que todo se reduce a dejarle la palabra al ilustre Max Nordau. Después de explicarnos la disolución de nuestro yo consciente, cual in- evitable consecuencia de la disolución de la combinación de átomos que forman nuestro cuerpo, el materialista se entretiene en formular hipótesis sobre los diferentes modos de existencia que podrían ser reservados á nuestro yo o alma, para arribar a rechazarlos todos y encontrar preferible la nada. Los argumentos de que se Vale para demostrar la inconsistencia de las hipótesis sobre la supervivencia son los siguientes: «Lina conciencia superviviente—dice Max Nordau en su crítica de la obra «La Muerte», de Maeterlinck (La Nación, 30 de Marzo 1913)—, pero que ya no esté concentrada en un yo individual, habiendo vuelto por el con- trario a la conciencia del Universo, es puro misticismo teológico. Eso pue- de enunciarse, pero no puede ser imaginado. En fin, una supervivencia sin conciencia de ninguna clase, es una concepción puramente absurda Es una simple serie de palabras sin sentido alguno. ¿Qué es lo que sobrevive en ese caso? No es el cuerpo; sabemos que se disuelve. No es el espíritu tam- poco, puesto que no tiene conciencia de ninguna clase y que no podemos figurarnos un espíritu sin conciencia.» Ningún espiritualista podría, en verdad, razonar mejor para llegar a la conclusión de que es forzoso admitir que el espíritu o alma sobrevive con- servando su conciencia. Pero esta hipótesis no la formula Max Nordau y para rechazarla no recurre a argumentos de filosofía o de ciencia, sino a razones sentimentales. «¿Es realmente —prosigue el maestro materialista — tan preciosa la in- mortalidad? ¿Merece en realidad ser tan dolorosa y ardientemente deseada? Basta analizarla para convencerse de que es una de las ilusiones más raras que haya jamás elucubrado la imaginación ing-^nua del hombre.» Aquí vendría bien preguntarle por cuál motivo en toda época y comarca los cerebros más poderosos, desde Pitágoras a Sócrates, desde Platón a San Agustín, desde Dante a Mazzini, desde Shakespeare a Cervantes, Pascal y Víctor Hugo, se preocuparon tanto de un asunto que para él que- da reducido a una ilusión elucubrada por.Ia ingenua imaginación del hombre. Ilusión, ingenuidad, tonterías que durante siglos y siglos han conseguí- o fijar el rumbo al arte, a la poesía, al heroísmo ; ilusión e ingpnuidda 230 [>UZ Y UNIÓN que hoy día más que nunca se convierte en problema de altas investigació- nes científicas y golpea al gabinete del verdadero sabio, transformada en psicología trascendental, metapsíquica y esplritualismo moderno. Pero volvamos a Max Nordau, entendiendo que con ese nombre antes que una personalidad Vemos la encarnación y la síntesis de una doctrina. «Admitamos por un momento su realidad —prosigue el sabio citado—; desprendida de la ganga del cuerpo, el alma se cierne libremente en el es- pació; o bien ha conservado todos los recuerdos, todos los sentimientos, todas las nociones que forman el yo, o los ha olvidado, se los ha despojado con la carne. En el segundo caso esta alma ya no es el yo, ya no es la per- sonalidad que aspira tan apasionadamente a sobrevivir; es algo distinto, ex- traño, indiferente, y su inmortalidad no nos importa más que la indestructi- bilidad de los átomos que componen nuestro cuerpo mortal. Ya no soy yo el que sobrevive y la inmortalidad de esa alma extraña no es mi inmortali- dad.» Muy bien; estamos perfectamente de acuerdo; esa inmortalidad la re- chaza en absoluto el esplritualismo fundándose en esas mismas razones; no puede haber solución de continuidad; si la hubiera, equivaldría a la pérdida de la individualidad. Pero prosigamos, para no perder el hilo de la lección materialista. «El primer caso es peor aún. Mi alma inmortal sería realmente yo, sería mi personalidad esencial que sobreviviría a la muerte de mi cuerpo. Ella permanecería vinculada a todo lo que es querido, conservaría mis senti- mientos. Y al volverme alma vería a mi hijo llorarme y no le podría conso- lar. Le seguiría en su vida, le observaría en todo instante, asistiría a sus lu- chas, a sus dolores, a su§ peligros, a sus desesperaciones, y me sería im- posible ayudarle, socorrerle, protegerle, defenderle, consolarle. Pero eso sería una tortura diabólica, peor que todas las atribuidas al infierno. El ani- quilamiento sería un beneficio inapreciable comparado con esta existencia de un alma afectada pero paralizada, testigo impotente de todos esos dolo- res, pero cautiva de su eternidad e imposibilitada de comunicarse con aque- líos a quienes ama.» Claro está que todas estas razones de orden sentimental están dadas, ofrecidas como (perdónesenos la expresión) de yapa, siendo ellas del todo superfinas después de la demostración científica sobre la imposibilidad de que el alma sobreviva al cuerpo. Pero, a pesar del poco valor que su mis- mo autor les ha de atribuir, nosotros las hemos de aprovechar grandemen- te, ofreciéndonos la ocasión de demostrar que ellas son precisamente las mismas de que se vale la doctrina espiritualista para llegara una conclusión diametralmente opuesta a la de Max Nordau. Antes, sin embargo, creemos conveniente reproducir el período con que remata su argumentación en pro de la mortalidad del alma. HIÏVISTA RSPIRITISTA KAIinECIANA 231 «Vayamos más lejos aún. Mi yo está compuesto de nociones contin- ■gentes. Está atado al m'jndo que co.ioce, a los seres que lo han rodeado siempre. Ahora bien; la eternidad es larga. Dentro de doscientos años todo lo que conozco, todo lo que me afecta e interesa habrá desaparecido. Dentro de dos mil anos mi propia nación no existirá quizás. Pero entonces ¿qué interés tendrá esta tierra para mí? ¿Cuál será el contenido de esta in- mortalidad a la que se aspira tan ardientemente? El alma tendrá que llenar- se de nuevo a otros intereses que no sospecho. Esa alma no seré yo?» Pues bien; el primer caso, ese de los sufrimientos que pueden caber al alma desencarnada, está plenamente admitido por la doctrina espiritista, que también halla su explicación en irrefutables razones de justicia y de progreso. Lo que no siempre resulta cierto es que el alma, o sea la indivi- dualidad desencarnada, resulte afectada pero paralizada, testigo impotente de los dolores de los encarnados, cautiva, encadenada de su eternidad e imposibilitada de comunicarse con aquellos a quienes ama. Por encima de todos los argumentos intelectuales o sentimentales están los hechos. Pero ¿quién se atreve á mencionar el fenomenismo espiritista en las barbas de los señores sabios materialistas? ¿Cómo decirle á Max Nordau: mire, maestro, existen hechos que echan abajo sus hermosos pá- rrafos? Él y todos sus colegas ni se dignarían contestar. Tal no debe ser el proceder de un sabio, pero ahí van sus mismas palabras para atestiguar el interés que en él despiertan ios hechos espiritualistas: «Dejemos a un lado las divagaciones sobre el espiritismo y la reencarnación. Esas son quimeras de un alma supersticiosa, sedienta de milagros que no se discu- ten». Así como suena. Los hechos se convierten en quimera. Los hechos no existen. Y después de tal sentencia, a fin de no dar lugar á la protesta que se le ocurrirr'a á cualquier mediano cultor del psiquismo científico, hace seguir unas frases en las que, por breves que ellas sean, sobra la petulan- cia o la ingenuidad: «He visto muertos venerados y amados. Mi piedad de discípulo agradecido me prohibe profanar sus nombres, que, después de una vida de intelectualidad sublime y de una fuerza de carácter heroica, han sido presa en la vejez de ese espanto de la nada, no atreverse a afrontar la imagen de la disolución definitiva de su personalidad, refugiarse desespe- radamente en brazos del Espiritismo que les promete la continuidad de su yo. Espectáculo lastimoso del que yo apartaba los ojos apenados». Pues bien; el nombre de esos maestros venerados, que la piedad del discípulo agradecido le prohibe profanar, lo pronunciaremos nosotros para tributarles el homenaje debido a su honradez intelectual, a su vastísima erudición, a su proficua labor de apóstoles de la verdad científica: Myers y Lombroso. El esplritualismo moderno, fundándose en los hechos y empleando en 232 LUZ Y UNIÓN SUS investigaciones el medio positivista, se propone demostrar la continuí- dad del yo primeramente, y luego, valiéndose no diremos de la metafísica, sino del racionalismo, se propone también deducir las consecuencias, que la continuidad del yo sugiere. Sin pretender en modo alguno resolver el problema del por qué del Universo y de la vida, confía sin embargo hallar la explicación de muchas cosas que el materialismo rechaza por absurdas, injustas y crueles. Ante la luz irradiada por el esplritualismo se van disipando las tinieblas que ocultan la visión de más amplios y serenos horizontes de la vida, con- virtiendo la muerte en una de las funciones de la misma, vida, mientras in- inalterables relaciones de solidaridad universal quedan establecidas entre todos los seres al través del tiempo y del espacio. Así la historia encuentra la causal de su hilación, ia filosofía su punto convergente, la ciencia un campo de exploración adecuado al infinito anhelo de saber qué agita la mente. Los graves argumentos materialistas sobre lo cruel, lo ilógico, lo inútil y pesada que resultaría la supervivencia para el alma, concluyen por hacer sonreír ante la ignorancia absoluta que revelan respecto de las enseñanzas, espiritualistas. Nosotros no concebimos una interrupción de la evolución progresiva del alma, ya sea encarnada o desencarnada, como tampoco ad- mitimos que por el hecho de actuar en otro plano de vida ella se convierta^ y al decir el alma nos referimos a la individualidad consciente, en especta- dor pasivo e impotente de los goces o de las penas que afectan a seres queridos en la tierra. No concebimos una interrupción en el desarrollo del yo, y si, como Max Nordau dice, la eternidad es larga, no vemos los motivos por los cua- les en la tierra tengan que modificarse y cambiar los individuos y las nació- nes, y fuera de la tierra, o en la tierra bajo otra envoltura, el alma desen- carnada no tenga que modificarse y cambiar ella también, paralelamente, con todo lo que la rodea. «Dentro de doscientos años —repito las palabras ya citadas del maestro materialista—todo lo que conozco, todo lo que amo, todo lo que me afecta e interesa habrá desaparecido. ¿Qué interés tendrá entonces esta tierra para mí? El alma tendrá que llenarse de nuevo de otros intereses que no sospecho. Esa alma no seré yo.» Si a cada existencia (admitamos por un momento la teoría de la reen- carnación que tantos argumentos positivos tiene a su favor), si a cada exis- tencia le damos el valor de un día de la vida terrenal y en todo lo compara- r"':>s con dicha vida, tendremos forzosamente que convenir en que todas, las existencias tienen entre sí un víncuio oe inuisoiume conunuiuaJ 4,..- lea. une entre sí como los días de una existencia. Si el último día de un anciano está unido al primero de un neonato por REVISTA ESPIRITISTA KAKDECIANA 233 los eslabones de la misma cadena de días, ¿por qué no han de estar unidas también entre sí las múltiples existencias que en definitiva forman una sola? Cuando mucho haya nevado sobre nuestra cabeza, cuando los resortes de nuestro organismo hayan perdido su elasticidad y crujan como eje de vieja •carreta, cuando unas antiparras ahumadas protejan nuestra vista anublada, ■cuando nuestra voz remede el sonido de viejo cacharro, ¿qué nos quedará, pregunto yo a Max Nordau, de nuestros rulos dorados, de nuestra agilidad felina, de nuestras pupilas chispeantes, de nuestros argentinos trinos? ,¿Qué sobrevivirá del niño en el anciano? Y, sin embargo, ese niño tan lin- do y ese anciano tan lastimoso, a pesar de la diferencia de aspecto, de :gustoB, de afectos, de anhelos, constituyen una única y continuada indivi- dualidad. Todo o casi todo ha cambiado alrededor del nonagenario, pero nada se ha perdido, nada se ha desvanecido, aunque todo se ha renovado y transformado; niño adoraba a la madre, abuelo idolatra a los nietos, el recuerdo confunde los dos afectos en uno, la hilación existe, los diferentes eslabones forman una sola cadena. Ciertan.ente, cada día, cada año, nues- tra mente, nuestro corazón, se llenan de intereses no sospechados antes, pero eso no nos transforma en otro, eso no aniquila nuestra individualidad, sino que la templa, condensa y eleva. ¡Qué importa para el verdadero sabio que el tiempo transcurra! Todo se renueva perennemente y renovarse es vivir. Que el alma se renueve constantemente conservando inalterable su «ntidad, no tan sólo está demostrado por el recuerdo, que ata y une como eslabones de una misma cadena la más larga existencia terrenal, sino que también lo prueban luminosamente las sensaciones que en nosotros des- pierta el pasado. Pueden ser éstas tan vivas que no son raros los casos en <3ue bajo la influencia del ambiente nos sentimos transportados muy iejos del presente. ¿Cómo es posible afirmar que doscientos o dos mil años con- vierten nuestro yo en otro yo? Basta para demostrar lo contrario la emo- ción que nos embarga en presencia de los vestigios milenarios de glorias o catástrofes remotamente lejanas. Por mi parte puedo afirmar que al cruzar delante de los sepulcros de la Vía Apia, al descansar sobre las columnas derribadas del Foro, al hollar la arena del Coliseo, al pasar bajo los arcos de Setimio Severo y de Constantino, al subir al Capitolio, puedo afirmar, repito, que el presente se borró de mi mente y me sentí revivir en pleno pasado. La Vía Apia iba llenándose de Bigas, cuádrigas y literas, de maní- pillos de vélites, de hileras de esclavos, de grupos de patricios y doncellas, de cónsules y litores, de matronas y libertos; en el Foro una multitud se agitaba sacudida por los acentos de los gracos; en la arena del Coliseo hervía un entrevero de gladiadores, fieras y cristianos, mientras que de las inmensas gradas sobrepuestas partía una tempestad de aplausos y de gri- tos; por debajo de los arcos desfilaban las legiones provenientes de los 234 LUZ Y UNIÓN más opuestos ámbitos de la tierra, mientras un delirante clamoreo de pue- blo, el César, ceñidas las sienes de laureles, ascendía al Capitolio. No era una evocación de épocas y acontecimientos a mí ajenos, provo- cada por la imaginación, no; era un regreso al pasado, a un pasado del que me sentía tan actor como lo soy del presente. ¿Cómo, pues, afirmar que el. tiempo borra nuestro yo, cuando en realidad sentimos que ese pasado ha sido nuestro, de la misma manera que será nuestro el porvenir que en el presente estamos elaborando? El concepto espiritualista de la vida es infi- nitamente más elevado, lógico y hermoso que el mezquino concepto mate- rialista, que, despojando a la individualidad de su evolución eternamente consciente, reduce al hombre a un algo indefinido que tiene el privilegio de sustraerse a las leyes que rigen al Universo del que forma parte, Ie3'es que, en su unidad de tiempo y de espacio, el mismo materialismo plenamente admite. El esplritualismo, por otra parte, no funda solamente su doctrina sobre los postulados de una ética superior, sino también sobre hechos positivos. Así lo ha hecho siempre entre todos los pueblos, fuera cual fuese el grado de su civilización; pero esos hechos confirmantes de la teoría de la super- vivencia del alma y su correspondiente evolución no habían, hasta hace poco, podido ser científicamente investigados. El Espiritismo ha asumido valiente y brillantemente la empresa de con- vertirse en coadyutor del esplritualismo, aportándole un caudal de hechos y observaciones cuyo valor va diariamente aumentando. De este modo el materialismo concluirá por verse aniquilado por las mismas armas con que confió reducir a la nada la filosofía espiritualista: por el positivismo cientí- fico. No está, pues, lejano el día, cabe esperarlo, en que a la luz irradiada por el esplritualismo la humanidad se forme un concepto de la vida en re- lación con el tiempo y el espacio, más en armonía con la grandeza del Uni- verso, del que la tierra como el individuo constituye una célula solidaria con todos los demás mundos. La muerte será vencida: ella, para el sabio, ya no representará el fin de todo, sino la transición de un estado a otro, sin solución de continuidad ea la conciencia y en los vínculos que unen a todos los hombres, muertos a vivos, en su ritmo ascendente hacia la suprema espiritualidad. Jesús Mirando á través de los siglos que han sucedido en esta mísera humani- dad, cotejando en el gran cúmulo de hechos relevates, en la considerable- revista espiritista kardeciana 235 cantidad de hombres, que ios han promovido ó realizado, se destaca la ilustre figura del Nazareno como un sol explendoroso señalando una época difícil, perturbadora por todos los horrores de la adversidad hacia los anhelos de emancipación, contenidos en estado borroso, de ges- tación, en los pechos de los séres menos avenidos con un ambiente cargado de todas las impurezas atómicas, huidos de los grandes núcleos de perver- sión y de despotismo. Pasó fugaz por este mundo como una chispa redentora que deslumhra, llenando el corazón de los hombres de piedad, y el pensamiento de admira- ción-.Dejó escrita la más bella página que es todo un Código que nos dá la pauta á seguir si queremos redimirnos y contribuir á la redención de la colectividad. Las almas pequeñas, los seres infértiles, endiosados, han negado im- portancia al advenimiento de Jesús, tratando de quitar importancia á su misión grandiosa, poniendo borrones en los episodios más salientes de su drama y llegando hasta á negar su existencia, considerándola fruto de un novelista de imaginación exaltada. Atentos á la realidad de las cosas y á la lógica que se desprende de cada hecho, no pretendemos discutir sobre el caso. Un terrenal debía ser quien sembrara entre nosotros la santa semilla del amor, consolando á los afligidos, amparando al triste, abriendo á todos los desgraciados el camino de la esperanza, lleno de luz para evitar el desfallecimiento de los que cru- zan la vida con la cruz de sus desventuras. A nosotros nos importa poco si jesús encarnó el día que se le señala, antes ó después; tampoco damos importancia al nombre que se le supone, negado por otros, lo esencial es el fruto. Podrán los enemigos de la obra cristiana atentar cuanto quieran contra la verdad y contra el verdadero mérito, pero no podrán jamás, al intentar realizar alguna obra beneficiosa para sí y para los demás, dejar de tomar copia de algo de lo que en el Sermón de la Montaña se contiene. Es tan mala la presunción que hasta en el contrasentido encuentra una explicación, tan falta de base como se quiera, pero suficiente para mal cu- brir las desnudeces de la tontería. j. Costa Pomés ¿Qué es el espiritismo? El espiritismo es, faro de hermosa luz que irradía, iluminando la inteli- gencia de la humanidad, para salvarla del naufragio que sufre por su igno- 236 LUZ Y UNIÓN rancia, al haber sido conducida por los consejos del orgullo, a navegar en el tempestuoso océano de las pasiones; donde su fragii barquilla construida por los vicios y faltándole la brújula del amor, quedó destrozada por las embravecidas olas que le empujaron, para hacerla chocar contra los gran- des escollos que en el existen; pues esa luz divina, viene hoy hacerle ver el abismo en donde se esta undiendo, y a darle fuerzas para que se sos- tenga y no sucumba, dándole al propio tiempo esperanza para llegar al puerto de salvación, si conducida por la fe razonada y guiada por esa luz; quiere con paso firme y seguro emprender la marcha para dirigirse a él. ¡Humanidad! dirige tu vista hacia su faro, y por el amor que portí siento, te ruego con toda mi alma, salgas de esa apatía que enerva tu espí- ritu, y emprende la marcha para llegar pronto a él, que te hará ver y com- prender la verdadera vida, camino que te a de conducir al puerto de salva- ción. Sigue esa hermosa luz, que también ha de hacerte comprender, que el egoísmo y el orgullo, ambos hijos de la ignorancia, son tus más encarni- nados enemigos, y la causa de todos tus males, miserias y aflicciones que padeces; y te enseñará los medios de combatirlos y hacerlos desaparecer, por medio de las buenas obras, dando cumplimiento a las enseñanzas del Divino Maestro, para desarrallar en tí el amor universal y la caridad, para que practicando estas bellas virtudes en su mayor pureza, empieces a dis- frutar del bien, estableciendo el reino de amor y paz en la Tierra; que es a lo que el espiritismo viene ayudarte, como fuerza Divina que es; para que enpujándote hacia el progreso, despiertes de tu letargo, E loy Pujalte Alpera y de Julio de 1913. Sobre Hipnosis médica experimental. Los que gozan de buena salud, y por añadidura de buen humor para brujulear airosamente sobre la fase sonriente al par que agradable de la vida, son unos Verdaderos príncipes orientales de aquellos que las fábulas nos pintan fantásticamente con todas las de la felicidad soñada en este eterno edén de arreboles y placeres; pero los que desgraciadamente no te- nemos ni salud, ni humor, ni dinero, ni personalidad siquiera, y obligados al yunque del deber, por no decir del martirio, no disfrutamos de las deli- cias del verano, ni del exprés que en breves horas pueda transportarnos ora a la torre, ora a Lourdes donde tantos milagros se cumplen, y a calva cubierta del clásico paja engomado, andamos por la aburrida corte tirando REVISTA ESPIRITISTA KARÜECIANA 237 de la existencia, sudando y pateando por el asfalto a pleno sol, en busca de la información o la idea para enjaretar la croniquilla que entretenga a nues- tros devotos lectores, merecemos toda, pero que toda la consideración a que sea acreedor el más desgraciado de los mortales. Dicho esto, en descargo de conciencia, vente conmigo, lector, a Madrid, a la calle de la Cabeza, y allí, en el último extremo de la misma, verás ins- talada, con una modestia verdaderamente lamentable, la casa no, el puesto de socorro del distrito del Hospital y Centro de la Cruz Roja. En el vestíbulo del edificio aparecen dos grandes cartelas en las que se consignan las enfermedades, los nombres de los médicos encargados de las clínicas y las horas de consulta. Vuestra atención Va a dispensarme el favor de fijarse en el casillero que dice; 1-Enfermedades nerviosas —Doctor Camino.—Lunes, miércoles y viernes, de 6 y media a 8.» No Vamos allí a humos de paja, sino estimulados por la curiosidad. Nos han asegurado personas respetables, entre ellas algunos médicos, que el joven doctor realiza curaciones'prodigiosas por medio del Hipno- tismo. Impuesto de nuestras pretensiones, el doctor D, Luis Camino nos reci- be cariñosamente: es muy amable; viste el honroso uniforme de Sanidad militar, y nos hace sentar a su lado para que observemos y obremos con entera libertad. Presenciamos el desfile de los enfermos nuevos, una colee- ción interesante de desahuciados de todas las consultas y clínicas oficiales y particulares, entre los que algunos creen que allí se les va á arreglar el desprendimiento de un riñón ó una cojera por fractura de veinte años de antigüedad. El doctor Camino les aconseja, les consuela y los despide ca- riñosamente; pero aquellos en que él vislumbra un asomo de curación, los retiene, los diagnostica, les pone un plan, y convencido de que son sujetos hipnotizables, función sencillísima que consiste en la imposición de manos sobre la región escapular del paciente estando éste de pie con los talones juntos, procede al tratamiento de su especialidaa. Unos tras otros, los enfermos van entrando en el reposo del sueño hip- nótico, sin esfuerzo alguno, a las imposiciones o a la insistencia de la mi- rada del doctor, que llamándolos por su nombre va indagando el estado de los pacientes; y cuando alguno se queja de haber sufrido tal o cual achaque durante el día, les pasaba las manos por los centros reflejos ó miembros sufrientes, inculcándoles por sugestión la idea de que no volviera a experi- mentar la molestia declarada. Delante de nosotros, una muchacha joven se quejó de sufrir en aquel momento un gran dolor de cabeza estando hipnoti- 238 LUZ Y UNIÓN zada; acudió el doctor, le impuso las manos y a los pocos segundos excla- mó espontáneamente la paciente: —Ya no me duele, D. Luis. Gracias. Así una tras otra sesión, con sólo la fe de los enfermos y la gran volun- tad del joven médico, trabajando silenciosamente en aquel rincón de la ca- lie de la Cabeza, sin condiciones, sin elementos, sin estímulos de ningún género, en su tarea ingrata y preñada de contrariedades morales y materia- les, se han obtenido curaciones de las que a relatar las más notables, esta información se haría estensísima, pues los libros de registro, están llenos de historias curiosísimas y dignas de estudio. Muchos de aquellos enfermos desaparecieron, pero en la actualidad signen acudiendo a la clínica dos de ellos completamente curados, solo por agradecimiento a su bienhechor y que pueden testimoniar nuestras impre- siones. El Uouiür Cainiiiu. UliXltiTA K8Pll-íl 1 ISTA KAKUECIANA 239 Se llama uno Cruz del Rey, tiene 36 -iños y es soltero. Era un histérico, TIO convulsivo, que sufría temblores, sensacionesaugustiosas internas, anes íeria faríngea, sonas hiperestéricas intensas localizadas preferentemente •en el brazo cara y espalda del lado izquierdo y miembros abomínales. Va- ifiables en intensidad y duración que le imposibilitaban el funcionamiento de los citados miembros y la locomoción. Sometido al tratamiento de la sugestión hipótica, se observó ia desa- parición de la hemiplejía en tres sesiones y los demás síntomas enumera- •dos, modificáronse en sesiones sucesivas que no llegarían a diez. El otro caso es el de la paciente Antonia Llop. Caso tipleo de corea PiuJuccióii lie la hipnosis por el método de las presiones graduadas en el vertex. histérica, baile de San Vito, caracterizada por crisis histéricas de forma convulsiva, unas veces de locura con delirio persecutorio, y tendencias sui- cidas, otras; crisis de ocho a diez y doce días de duración cuando apare- recían; manifestaciones que alternaban con movimientos exagerados de lo- cura muscular en armonía con procesos psíquicos. Esta enfermedad duró a la Antonia Liop desde los seis años hasta los veinte, siendo "desahuciada por algunas eminencias en la especialidad y habiendo intentado todo lo humano y hacedero, recurrió a lo divino,—divino hasta el presente,—curándose en cien sesiones de hipnosis médica experimental. Cinco años hace que está curada; ya no necesita acudir a la consulta sin embargo es devota de la clínica, no falta á una sola sesión y que le ha- 240 LUZ Y UNIÓN bien a ella que si el Hipnotismo es una charlatanería y de que si el Doctor Camino no es el mejor médico del Universo que ya se puede ir preparando a ganar una buena torta de sus blancas manos él que tales cosas babee sin; meditarlo antes mucho. J. Blanco coris Madrid 16 Julio de 1913. La ley de herencia Estudiada bajo el punto de vista materialista y espiritista Analizando las diversas objecciones que los materialistas hacen al es- piritualismo en general y particularmente al Espiritismo, se encuentra una que, por su aparente solidez y vislumbre de verdad, ha inclinado a muchos- hombres a creer que el alma humana y sus manifestaciones no son más que el producto de las funciones del organismo. Esta objeción que los materialistas oponen como irrefutable, se basa en la ley de herencia, que consiste—según ellos—en la propiedad que tiene todo sér viviente de transmitir a su progenie las cualidades fisiológicas y psicológicas que ellos poseen. Según esto y siguiendo la larga serie de la escala zoológica, al través del tiempo transcurrido, se llega a la conclusión de que las manifestaciones, del espíritu humano, aptitudes, tendencias y aspiraciones, no son más que el resultado de una lenta transformación de la materia, transformación que se efectua en todos sus estados, desde la materia inorgánica hasta la célula primitiva, y desde ésta, por una sucesión de hechos encadenados y pasan- do por las diferentes fases de la vida animal, hasta el hombre, pero obede- ciendo a las leyes mecánicas y ciegas. Los materialistás, que son los que sostienen esas ideas, citan en apoyo de su tésis los ejemplos de semejanza física, y no sólo de semejanza física,, sino también las cualidades morales y diversa» aptitudes e inclinaciones que existen en los miembros de una misma familia. Los espiritistas estudiosos, los que no tenemos formada nuestra con- vicción en la sola lectura de las obras de Kardec, que hemos leído antes que a éste a los Spencer, Darwin, Hamon, Haekel, Buchner, y tantos otros; que no nos dejamos llevar a ojos cerrados de los Crookes, Wallace, Flam- marión, Lombroso, Aksakoff y otra pléyade, que abundan en el campo de la psicología experimental; que hemos ido á costa de paciencia y perseve- rancia al terreno de la experimentación, sabemos muy bien que el alma y REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 241 sus^manifestaciones no son el producto de las funciones del cuerpo, sin embargo,^no negamos la herencia fisiológica, ni tampoco la psicológica, aunque mirada, esta última, bajo otro punto de vista donde no alcanza la miopía de los materialistas y, más aún, de ciertos espiritualistas. No obs- tante lo dicho oponemos a la tésis materialista los excepciones—que por cierto no son pocas—que hay en esta regla, como, por ejemplo, cuando de padres virtuosos e intelijentes nacen hijos criminales e ignorantes, o cuan- do de padres degenerados e ineptos nacen hijos llenos de moralidad y con aptitudes para las artes o las ciencias. A esto contestan los adversarios del Espiritismo, que son excepciones que en nada afectan a la ley general; y estas excepciones obedecen—dicen ellos—a una multitud de factores, como la adaptación que consiste en asi- milarse las costumbres del ambiente que nos rodea, adquiriendo así nuevas cualidades, y el despertar de ciertos hábitos y aptitudes que poseían nues- tros antepasados, y que más tarde resurgen en sus hijos, etc. Que el individuo se adapte al ambiente que le rodea, asimilándose las costumbres y aún los conocimientos, corriente; porque estos son los me- dios que se le proporcionan a nuestra alma para su progreso; pero esto no quiere decir que la asimilación, la imitación y aún más, la educación, hagan artistas y sabios, porque estas aptitudes son innatas en el individuo, es de- cir, que las ha aprendido en anteriores existencias. Si no fuera así ¿cómo explicar, entonces, aquellos casos excepcionales en que, como se sabe, Enrique de Heineken a los dos años de edad habla- ba tres idiomas? A los cuatro. Bautista Baisin no conocía rival en la ejecu- ción del violin. A los seis Mozart presentaba su primera pieza de concierto. Miguel Angel, aún niño, fué despedido de su maestro por no tener más que enseñarle. Voltaire a los doce años, había escrito un memorial en verso, y debido a esto, la célebre Ninon de Léñelos le llamó el joven de los gran- des destinos. A la misma edad Victor Hugo había escrito la tragedia Itar- mene y el drama Inés de Castro. Camilio Flammarion, a los diez y seis años se estrenaba en un tratado de cosgomonía, y cuál sería su valor, que al presentárselo al astrónomo Le Verrier, éste no pudo menos que excla- mar: «¡Diantre! ¡Laplace y Cuvier! esto es mucho a la vez». Y sin ir más lejos tenemos hoy a Wille Perreros, que desde la edad de dos años y me- dio, viene asombrando á la Francia entera. Pues bien, creo que con estos y otros muchos casos que abundan en la historia humana, y que no pasarán desapercibidos para los materialistas, la adaptación queda fuera de concurso. En cuanto a la otra hipótesis, la fisio- logia, no ha explicado aún de que modo mueren esos hábitos y aptitudes en nuestros antepasados, y como resurgen, después de varias generaciones, en nuextros hijos; y por lo tanto, no es digna de tomarse en cnenta. Lo mismo sucede en las demás explicaciones que a este respecto dan los 242 büZ Y UNIÓN materialistas, que no son más que falsas deducciones o apariencias enga- ñosas. Ahora bien; para resolver debidamente ese problema, es necesario pro- bar antes a los materialistas que nuestra alma noes el resultado de las fun- clones de nuestro cuerpo, y que, por el contrario, esindependiente de él; y una vez demostrado esto, investigar las causas de las semejanzas psicoló- gicas, que en realidad existen en los miembros de una misma familia. Las pruebas que podemos citar en favor de la existencia del alma como entidad distinta del cuerpo, son tantas y tan variadas como las estrellas que pue- blan el azul del firmamento, pero me limitaré a aquellas que nos suministra lo ciencia experimental. El hipnotismo, el sonambulismo, la telepatía, las apariciones de los muertos y, en fin, los fenómenos medlanímicos en gene- ral, nos suministran las pruebas más acabadas y convincentes déla super- vivencia del alma, que es preciso estar ciego o cerrar los ojos intenciona- damente para no admitirlos. No me detendré en detalles minuciosos, porque esto me llevaría dema- siado lejos, pues sólo me propongo, en este artículo, demostrar que la ley de herencia, tal como la comprenden los materialistas, sólo atañe a nuestro sér fisiológico, más nunca a nuestro sér pensante. No obstante lo dicho, daré en síntesis, algunos detalles que, como pruebas satisfactorias, se des- prenden de las ciencias arriba citadas. Una persona ve en estado sonambú- jico y a muchos kilómetros de distancia un acontecimiento que sucede, y nos describe minuciosamente sus detalles; después de algún tiempo, se comprueba su realidad. Otra persona ve y oye a un pariente o amigo, el cual se hallaba ausente, que le dice: «acabo de morir»; se averigua más tarde, y el hecho resulta cierto. Uno de nuestros deudos, muerto hace años, se nos aparece y nos habla, ora pidiendo roguemos por él, ora recomen- dándonos alguna cosa. Ua mesa que se levanta y golpeando con sus patas nos dicta frases por las cuales reconocemos a un pariente o un amigo, muerto hace algún tiempo. Un médium, que en trance, nos habla en idio- mas que ni él ni los que lo rodean conocen. Una mano que no es de ningu- nade las personas que se hallan reunidas en una habitación bien cerrada, y que ora acaricia, ora rompe los objotos que hay a su alcance. Un fan- tasma que se materializa hasta hacerse tangible, que habla, ríe o llora, se- gún su situación en su nueva vida, con todas las apariencias de un sér vivo, y que nos dice haber pertenecido a este mundo y que ahora es uno de esos que nosotros llamamos muertos, siendo muchas veces reconocido como tal por las personas que en vida le conocieron. Y en fin, sería cosa intermina- ble el hacir citas de esta índole. Todos estos hechos están suficientemente probados, y el que quiere instruirse al respecto, puede recurrir a las obras que de esto tratan; más sí aún asi no se convencen, tengan la bondad de ir al campo de los hechos. HliVISTA ESPlKinSTA KARDECIANA 243 y allí verán desvanecerse sus dudas como las brumas de la noche se disi- pal al aparecer la luz del día. Sentado que he la supervivencia del alma después de la cesación de la vida orgánica, paso ahora a demostrar que la herencia psicológica tiene una explicación lógica dentro de la doctrina espiritista, y más aún, que es ^ necesaria para la evolución del espíritu. Esta explicación, como se Verá, es mucho más amplia y racional que la que da la doctrina materialista, por cuanto está basada en hechos positivos y da cuenta también de las excep- 4, clones que sufre esta regla. Existe una ley llamada de afinidad, ley que se extiende más allá del mundo físico, es decir, que rige también al mundo de la inteligencia, pero que no consiste en una atracción ciega e inconsciente como la que atrae a los cuerpos moleculares, sino que esta afinidad es de- bido a las semejanzas, simpatías y afectos que guardan las almas entre sí. Estos sentimientos recíprocos son los que atraen a las almas, uniéndolas en familia; éstas, siguiendo siempre sus sentimientos afines, forman los pueblos y por el mismo sentimiento surgen las naciones. Ahora bien: ¿quién es capaz de desmentir esta aseveración sin desmen- tirse a sí mismo? ¿Acaso no buscamos en todos los actos de nuestra vida a las personas que más se asemejan a nosotros? ¿El ladrón no busca a otro ladrón para efectuar un robo? Y así siguiendo esta escala interminable, ¿no vemos las instituciones formadas de individuos más o menos de idénticas inclinaciones? No hay regla sin sus excepciones; y ésta no podría esquivarse de las suyas; pero estas excepciones como anteriormente he dicho, tienen su ex- plicación lógica, dentro de la doctrina espiritista, y es lo que trataré de demostrar. Las excepciones son numerosas; en primer lugar, son conse- cuencias naturales de existencias anteriores; en segundo lugar, son pruebas que elige el espíritu, de acuerdo siempre con la ley de evolución, para dar un paso más hacia el progreso. Me explicaré: Un espíritu que hubiere sido en su anterior existencia un criminal, pónganos por caso, y que ai franquear el umbral de la muerte re- conoce el mal empleo que hizo de su existencia y lo atormenta el remordir miento, quiere volver a la vida, y con este propósito se le presenta la oca- sión. Considerando entonces, que oe nada le Valdría volver a la tierra si no contara con el apoyo de los que en ella lo rodeasen, desea que sus padres sean virtuosos, es decir, que no tengan los mismos instintos que él. Como su deseo es realizable, puesto que Dios en su infinita sabiduría ha estable- ■ cido leyes que facilitan el progreso de sus criaturas, el espíritu vuelve a la íierrade acuerdo conjsu plan de existencia; pero a medida que su organismo Va desarrollándose y el alma va teniendo conciencia de si misma, el instin- to ciminal despierta i)aulatinamente, y entonces comienza una lucha cruel 244 LUZ Y UNIÓN para el espíritu, lucha en la cual algunas veces es vencido y otras ven- cedor. He aquí una excepción en la regla: Un criminal en el regazo de una familia honrada, pero un criminal en vías de perfección, porque sus crime- nes habrán disminuido en cantidad y calidad. Lo mismo sucede con un espíritu que haya tenido aptitudes para las artes ó las ciencias: quiere perfeccionarse, y para ello vuelve a la vida te rrena; pero antes desea que los que van a ser sus padres, tengan permisión la de instruir a sus hijos, aún cuando ellos no posean las mismas aptitudes que él. Luego en este mundo y a medida que sus aptitudes vayan desarro- liándose, tendremos un artista o un sabio de padres ignorantes; y tenemos otra excepción. He dicho anteriormente que existe la herencia psicológica; pero no es ciertamente aquella que según los materialistas se transmite por intermedio de la sangre, como por ejemplo las morbosidades del organismo, sino que esta herencia la vamos adquiriendo con hábitos, costumbres y conoci- mientos que nos han ido legando nuestros antepasados. Voy a explicarme: Al venir el espíritu a la vida trae un caudal de cono- cimientos, hábitos y aptitudes, que han sido heredados en existencias ante- riores. Luego en este mundo hereda de sus padres, amigos y, por último, de la sociedad en que vive, otro caudal que transmite a sus hijos. Esta he- rencia también la recibe el alma en la historia y la filosofía, lo mismo que en las artes y las ciencias. Esta herencia psicológica se va transmitiendo de hombre a hombre, de generación en generación y, más aún, de mundo a mundo. No quiero decir con esto que todos los hábitos y conocimientos sean hereditarios o pura imitación, porque esto sería negarle al hombre la capa- cidad de perfeccionar o crear algo; pero sí, en la mayoría de los casos, lo que hace es sólo asimilarse lo ajeno. En resumen, diré que las conclusiones a que llegamos los espiritistas no son, de ninguna manera, el producto del ingenio de ningún hombre, sino que están basadas en las manifestaciones que, día a día, estamos obser- vando; y que los materialistas están engañados por una falsa perspectiva, que los seduce y conduce de error en error, arrastrádoles en el abismo de la nada. Miran el Universo, y no ven la inteligencia que lo dirige; miran al hombre, y no ven más que un mecanismo ciego; ven sus acciones, y creen que éstas son el producto de la alimentación y el resultado de la herencia fisiológica; y, sin embargo, sin ver los desastrosos resultados que se des- prenden de su doctrina, hablan de justicia, de bondad y de belleza, como si estas cualidades pudieran ser el resultado de un mecanismo ciego. Pues bien, es necesario que los espiritistas estudiosos no nos encariñe- mos demasiado con nuestras creencias y estudiemos también las obras de hevisia espiritista kaküeciana 245 los sabios materialistas que no dejan detener su utilidad, y así también co- noceremos las objeciones que nos puedan hacer, y luego demostrarles que €l Espiritismo no es sinónimo de novela, ni tampoco es fantasía creada por imaginaciones enfermas, y que, por el contrario, nuestra creencia está ba- sadaen hechos positivos-, y con esto, habremos cumplido con un deber y al mismo tiempo habremos dado un paso más hacia el progreso de nuestro espíritu. Manuel S. Porteiro El Esplritualismo ALOCUCION leída eii la Sesión de 1.° de enero de la Sociedad Espiritista «La Nueva Generación» por su Director. Señores: Desde el 14 de julio del año que ayer concluyó, principiaron a coronarse nuestros esfuerzos con la fundación de este pequeño Centro Espiritista, cuya fecunda labor parece que fuera de más tiempo. Y así de- bía de ser, por la constancia y asuidad que habéis tenido en el estudio, lo ^ue ha hecho áVanzar con rapidez vuestro desarrollo espiritual medianími- nico. El aprendizaje se ha hecho insensiblemente con la práctica de nuestra hermosa y pura doctrina y con la lectura sistemada, conforme a cada uno, de las obras de más importancia con que cuenta el Espiritismo. Los que Vinieron por curiosidad porque creían que las sesiones no eran más que recreos de magnetismo, hipnotismo y sugestión, se equivocaron y se volvieron por el mismo camino. Pero volverán cuando lo comprendan y persigan los elevados ideales que el hombre debe perseguir. Cuando sepan que el Espiritismo es el estudio más serio, ameno y más útil que tiene la humanidad en los tiempos actuales, y el más trascendental, porque abarca, nada menos, que los altos problemas de la vida y destino de 1 hombre. La persistencia de su individualidad después de la muerte. Las relaciones na- turales, nada de sobrenaturales, entre los vivos y los muertos. La Ley del Progreso indefinido. La vuelta a encarnar en este mundo ü otra de las mu- chas moradas que tiene nuestro Padre, para la realización de esa misma Ley de Progreso y sin cuya reencarnación, doctrina profesada por Moisés y los sacerdotes egipcios, no se haría patente al entendimiento humano la Justicia Divina; no nos expiicaríamos el por qué de las desdichas en la tie- rra, ni la desigualdad de fortunas y niveles sociales e intelectuales en todos los individuos. No extrañéis que no hable de la existencia de Dios en los problemas anteriores; pero lo hice de propósito, porque basta decir Espiritista, para 246 LUZ Y UNIÓN decir Deísta en la verdadera aceptación de esta palabra. Basta decir Espi- ritista, para decir cristiano puro sin supersticiones ni fanatismo, cristiano apostólico, que enseña a sus hermanos sin vender sus oraciones ni abro- garse el derecho de medianero entre Dios y los hombres. Ni el Cristo se abrogó este derecho y por eso en la única, corta, sencilla y grandiosa ora- ción que nos enseñó hablamos directamente con el Padre. El Espiritismo es la Religión de la Ciencia y la Ciencia de la Religión,» como dijo una altay podera inteligencia. Por su estudio y desarrollo, prin- cipian hoy los verdaderos filósofos y psiquistas, a aclarar y dilucidar mu- chos problemas obscuros de la Ciencia y a ver con claridad, en la nebulosa de los tiempos, nuestro verdadero destino. La Física y la Química Mental ya tienen existencia y en su Vasto campo se abisman ya muchas inteligen- cías y principian los descubrimientos. El Comandante Darget, de Francia, hace poco descubrió los Rayos V o Rayos rígidos, que son los factores de muchas acciones y reacciones hipnóticas Pero me voy alejando de mi objeto, llevando por el entusiasmo que siempre ha despertado en mí tan hermoso estudio. Os recordé que el 14 de julio nos organizamos con el nombre de Sociedad Espiritista La Nueva Generación, para trabajar por nuestro progreso y adelanto. El motivo de ese día no es electivo; sino que el domingo anterior no nos fué posible He- Var a cabo la fundación que anhelamos, dejándolo para el domingo próximo, que por coincidencia accidental fué 14 de julio; fecha en que se desrrumbó en Francia el poder secular de la nobleza y la tiranía y en que la Democra- cía triunfante proclamó la base de todos los derechos del hombre: Libertad e Igualdad. El mundo antiguo con sus errores, privilegios e inquisiciones se hundió en esa memorable fecha y apareció la tea de la Razón alumbran- do las conciencias y esparciendo su luz por los ámbitos de la tierra. Pero el triunfo no fué definitivo, porque quedan todavía las rancias preocupaciones; la tiranía subsiste; la conciencia aun está amordazada, y la superstición, el fanatismo y el error aun se esfuerzan en contrarrestar la marcha del Progreso. Esta es la tarea que se propone el Espiritismo: triunfar definitivamente, pero en el campo pacífico de las ideas, como lo hizo el gran maestro, principiando con unos pocos y humildes Y la pescadores. coincidencia accidental del 14 de julio, no sólo nos debe dar aliento sino tomarla como una fecha protectora. El Espiritismo triunfará, él porque es su palabra que no pasa ni pasará en los siglos. Terminará la la obra, Paz y y la Fraternidad reinarán en el mundo. Entonces estaremos al final de la revolución humana, que tan mal Inter- pretan los que no comprenden el lenguaje simbólico de los Evangelios, su sentido oculto, y a cuyo término queremos señalarle fecha. Las elucubra-, clones son muchas y hasta nosotros hemos hecho la muestra. Oidla: El estudio atento del desenvolvimiento del Cristianismo, marca el período de revista espiritista karmeciana 247 20 siglos, concluidos en el año de 1895, según los cálculos teosóflcos, que parece van a tener la razón, habiendo nacido Jesucristo 105 años antes de nuestra era, cuando gobernaban los Cónsules Publío, Rutilio Rufo y Guaeo Malbo Máximo. En este período la idea cristiana ha rodeado el mundo, pues en sus primeros tiempos y tergiversada, mal dirijida y visiada desde su unión con el estado en tiempo de Constantino El Grande. Si su autor volviera hoy a encarnar entre nosotros, les diría a los que en su nombre la enseñan y comercian con ella: no os conozco. Y los flagelaría y los echaría como á ios mercaderes, del Templo. En cambio, el Espiritismo, en dicho año, es.ya antorcha que ilumina al mundo. La doctrina para jesús, aue es su lema, vuelve a ser conocida por la generalidad y es estudiada por los sabios y los pequeños. La mujer principia a emanciparse completamente con la Ciencia, y el Espiritismo la concluirá de emancipar, porque es Reli- gión y Ciencia. La Confesión, que los hombres ordenaron el año de 1215, en el Concilio de Letrán, con mira bastarda y política, que sólo ha quedado en ella y en los niños y que es el último baluarte que sostiene a la impostu- ra, una vez emancipada la mujer, ya no servirá de pretexto para que un ex- traño mande en 11 hogar doméstico, porque El Santuario de la Concien- cía es sagrado y ese, sólo pertenece a Dios. En la Confesión principia a perderse el poder del individuo, quien quiera que sea, y perdido este, se desquicia la conciencia y se entorpece y se pervierte, con la creencia erró- nea de que con ella queda limpia el alma. Esta ha sido la principal rèmora del Progreso; esta es la culpa, en mucha parte, de la inmoralidad social, y esta es la causa de innumerables desdichas en los hogares...! Dejemos, pues, que transcurran otros 20 siglos, porque ese parece que es el otro medio siglo de la evolución y ascenso de la idea cristiana, y en- tonces creo que serán llegados los tiempos en que la justicia reinará en toda la tierra; que los países todos serán libres y de ellos no quedarán no más que los que tienen fronteras naturales. Aquellos que no las tengan, tienen necesariamente que unirse al grupo étnico a que pertenezcan. Y, cuando esto suceda, la felicidad verdadera será conocida sobre el haz de la tierra y la vida no será una carga ni una prueba. Concluirán los suicidas y no habrá blasfemos. Sólo existirá el Amor, que es la razón primera y última de la vida. i Compañeros! No olvidemos que la Ciencia y la Religión son las mayo- res palancas del Progreso. Que Dios, Amor y Ciencia, es la Trinidad que adorrmos los Espiritistas. Angel de Barbosa 248 LUZ Y UNIÓN Combatid la tentación El año pasado Varias personas que se permitieron dar rienda a sus im- pulsos carnales y debilidad moral, se han suicidado, como resultado de su ansia de felicidad por caminos ilícitos. Cada una de estas personas ha ocasionado terrible dolor y vergüenza a sus parientes consanguíneos y afines. Una de ellas fué la esposa de un hombre rico y de elevada posición so- cial. Ella se propuso hacer de su hogar un centro de atracción, para ayudar a los buenos artistas y músicos nobles, patrocinando sus trabajos y procu- raudo placer á los jóvenes de ambos sexos con entretenimientos sanos y honestos, ejerciendo a la vez la beneficencia y protegiendo toda causa dig- na de apoyo. Pero en lugar de todas estas cosas, esta esposa joven, bella y rica dió cabida en su corazón a una pasión ilícita, permitiendo que la ad- miración de un joven asumiera las proporciones de un amor criminal; aban- donó a su esposo y su hijo para huir con su amante y llevar una Vida que, a poco terminó con un doble suicidio. Otra mujer de más edad pero que poseía un buen hogar y una hija dé doce años, dejó también correr sus peores impulsos y terminó siendo ma- tada por su esposo, que se había entregado igualmente a una vida disipada hasta morir. Otra pareja desgraciada terminó también legando a los suyos una vergonzosa memoria de su vida de esposos. Estas seis personas, toma- madas al acaso entre cientos de naufragios morales, se registran en la prensa diaria. Hay pues un primer momento en que todo hombre y toda mujer conoce que el peligro está en continuar sosteniendo la amistad íntima con una per- sona del opuesto sexo. Y no se requiere grande sacrificio ni mucho do- minio sobre sí mismo, para evitar qne ese primer momento sea seguido de otros más peligrosos. Sólo se requiere un poco de buen sentido y de pro- pió respeto. Lo que necesita hacer toda mujer de conciencia y que tenga poder de razonar, es decirse a sí rhisma: «Ese hombre me atrae en grado tal que no desearía lo sepan mi marido ni la esposade él. Permitir, pues, que vaya más adelante esa relación no daría sino un resultado fatal. «Toda mujer que ha terminado en desgracia o por la muerte a causa de un amor ilícito, comenzó como yo en este momento; y si ella no se resol- REVISTA ESPIHITISTA KAliDECIANA 249 Vló, como yo estoy resnelta, a poner término á esta situación, el resultado para ella fué una terrible conflagración, «Yo no dañaré mi condición de esposa, haciendo lo que han hecho esas desgraciadas náufragas de su pasión. Yo conservaré mi propio respeto y mi buen nombre, ocuparé mi vida de un modo digno en obras benéficas para todos; estudiaré y trabajaré a fin de no caer a la orilla del camino.> . Mucho hay en que puede ocuparse la mujer de la época presente. La gran tarea de elevar a la humanidad, de proteger a los animales que sufren; de salvar a los niños oprimidos y a las mujeres esclavizadas; de embellecer el hogar haciéndolo ideal, lo que es tan raro sobre la tierra. Si Vos, señora, que pasáis vuestros ojos sobre estas palabras, estáis acaso próxima a la tentación y en peligro de seguir la misma suerte de ese gran número de mujeres débiles, irreflexivas, que cayeron en desgracia o murieron por seguir sus extraviadas inclinaciones, haceos para atrás en este momento; poned vuestra atención en una de tantas asociaciones que practican el bien; o proponeos para vos misma un curso educacional, es- tudiando idiomas, artes o profesiones que ensanchen vuestro horizonte y desarrollen, deleitándolas, vuestras facultades. Esfudiád la manera de ador- nar y hacer bello vuestro hogar, en vez de destrozarlo. Y vos, señor, deteneos a considerar ¿cuál será el término de ese cami- no que habéis emprendido sin meditar? ¿Cuál es la felicidad que váis a en- contrar para vos mismo y para otros, tentando a las esposas ajenas con desea al violación de vuestra dignidad? ¿Y no encontráis en este gran mun- do mejores ocupaciones para vuestras energías y vuestros recursos? Nin- gún hombre debe ser un libertino. Buscad, pues, algo que sea digno de vos, por difícil que ello sea. Ella wheeler wilcox New York, Abril de Eeenintj JownuL. Comunicación Dada pon el espínifcci de Anaeleto Bermúdez al mediam esenibiente p. p. B. ■ (Conclusión.) Meditad un instante, reflexionad detenidamente acc::? de los medios que Dios pone á vuestra disposición para que lleguéis al fin para que fuig- 250 LUZ Y UNIÓN teis creados, y tendréis que convenir en que sin la supervivencia del espiri- tu y sin sus rnúitiples e?¿istencias, por medio de esa serie de mundos habi- tados, no sería posible concebir la justicia de Dios, cuya existencia sería preciso negar. Tengo el pleno convencimiento que si dedicáis un instante de vuestra actual existencia á examinar las reflexiones que se os han hecho en deter- minados párrafos de este humilde escrito, habréis de llegar al convenci- miento de lo que os empeñáis en negar. Son tantos los deseos que embargan á mi sér porque la luz del Altísimo ilumine Vuestras inteligencias, para que podáis daros cuenta exacta de lo que en sí son las verdades espiritas, que tengo la certeza de que habré de alcanzar el verlos satisfechos. Dios, en su inmensa misericordia, habrá de permitir que Vengáis al con- vencimiento de lo que es causa ú origen de lo que habrá de conduciros, al través de los tiempos, á la verdadera felicidad, y mi espíritu se sentirá grandemente regocijado de haber cooperado á conduciros á ella. ¡Oh Dios!, ¡cuán grande es tu justicia para que al hombre no le sea da- do reivindicarse ante Ti por medio del sufrimiento y la expiación, para po- der merecer el premio del arrepentimiento! ¿Dónde estaría tu infinita misericordia, si porque extraviada la criatura incurriera en el mal, y hubiera de ser eternamente castigada, sin permitir- sele hacerse digno con sus nuevas obras al bien de que no era acreedor? No, no es posible que Tú, que creaste rodo para el bien, hayas de qui- tar al espíritu los medios de que puede disponer para hacerse digno de ser tu hijo. ¿Dónde estaría tu justicia. Dios mío, si á la criatura se le privase de ese grande beneficio que le ofrece tu misericordia? ¿Habías Tú, padre mío, de descender tu excelsa magnificencia al nivel del hombre pecador y lleno de impurezas, que sólo se complace en castigar lo que, por ser hijo del error, puede ser subsanado con el dolor y el arrepentimiento? ¡Ah!, ¡cuánta tristeza se ofrece al alma al considerar cómo el hombre, en su obstinado empeño de empequeñecer su obra, se niega á reconocer lo que nos ofrece tu excelsa bondad! Pero no importa, que cuanto más se vea vuestra falta de fe en las ma- nifestaciones de los seres, mayores serán cada día los beneficios que por medio de ellos alcanzaréis del Dios de las misericordias. Todo en la Naturaleza atestigua- la existencia de algo superior á la cria- tura, y si esta verdad ó este principio no puede negarse, porque así lo con- cibe la sana razón, preciso es concederle la posesión de una cualidad esencialmente justiciera; justicia que no puede estar menos manifiesta que en los medios que ofrece á sus hijos para llegar á la consecución del bien por la depuración del alma, por medio de la reencarnación, por I a cual puede ser reparado todo el daño causado en anteriores existencias. REVISTA ESPIRITISTA KAKDECIAXA 251 Negad este principio y no hallaréis causa alguna justificada, á que obe- dezcan las desigualdades con que la criatura encarnaren jeste planeta de pruebas y expiación; aceptadlo y encontraréis en él la razón del inarecido castigo y medio de reparación que se os ofrece, á la vez de^vuestras]faltas pasadas ó de anteriores existencias. Si admitís la existencia de una causa suprema y del espíritu, tenéis im- periosa necesidad de aceptar la reencarnación, de las múltiples existencias, como único medio de poderos explicar lo que sin ella os-haría concebir una idea muy triste de la justicia de Dios. El alma progresa indefinidamente pasando por el crisol de las nuevas reencarnaciones, que la depura, si en ellas sabe cumplir la misión que se im- pusiera de reparar, en su nueva existencia, lo que por ella se ocasionó; y como no siempre en la reparación del daño causado habemos.de hallar la panacea que nos despoje de la culpa que tenemos contraída; de aquí que como medio de la depuración de ella pidamos sufrir las mismas causas que fueran las que ocasionaron el daño. ¿No Veis aquí comprobada aquella máxima del Maestro, de; «Ojo por ojo y diente por diente»? ¿Qué de extraño que el espíritu busque en el dolor lavar la mancha de su culpa y pida al Padre celestial apurar su cáliz de la amargura para po- der alcanzar su reivindicación y el progreso de su espíritu? Cada vez más se agiganta la obra de la redención del espíritu por las encarnaciones sucesivas, y mayor ¿s el consuelo que por ellas alcanza la cJiatura, pues que ya no es la idea del eterno castigo que le atormenta, sino la esperanza déla rehabilitación lo que la alienta á esperar de la bon- dad y la justicia de Dios lo que él reserva para los que obran conforme nos fué enseñado por el Divino Jesús. ¡Cuánto consuelo, hermanos de mi espíritu, es saber que á pesar de todos nuestros desaciertos no se nos cierra el camino de ir á nuestra rei- Vindicación, y que se nos ofrecen los medios de llegar á alcanzar lo que por nuestra culpa no nos ha sido posible de momento disfrutar! ¡Oh, Dios mió!; ¿cómo había de ser posible que Tú, que todo eres bondad y justicia, hubieras de haber negado á aquellos de tus hijos extra- viados el que se hicieran dignos de tu infinito amor? No, Padre mío. Tú no podías permitir que tus criaturas se vieran pri- Vadas de tu misericordia, y necesario se hacía que así lo permitieras, para la salvación de las almas que, olvidando el fin para que fueran creadas, emplearon los dias de su existencia terrena en todo cuanto le alejara de la senda de la felicidad espiritual, ¡Cuán ingratas son aquellas de tus ovejas que teniendo una prueba constante de tu grande clemencia, se obstinan en querer ocultar lo que en Sí suelen sentir; porque no es posible que en ellas.pueda hallarse arraigada 252 LUZ Y UNIÓN la idea que algunos aparemtan sustentar. Sólo aparece que su empeño es cuitar la verdad; y ¿con qué fin? ¿Por qué ese propósito, sin causa justifi- cativa,',.de tratar de ocultar lo que sólo es luz y progreso? Vehemente locura la vuestra, la de pretender que no se disipen las sombras al ser bañadas por los rayos lumínicos que producen la claridad. Vana locura, si , el pretender conservar oculto lo que cada día .se ostenta más por su misma bondad. Dios, compasivo siempre, y lleno de magnanimidad,, no puede aceptar que teniendo nosotros los medios de llegar hasta El, rechacemos lo que con fin tan laudable se nos brinda; y por esto quiere lleguemos á la pose- sión de la verdad. Que la obra comenzada llegará al pináculo esplendorosode la excelsitud, no hay que pensarlo, que ella se acrecienta por instantes para llegar á su finalidad. Ya llegará, no hay que dudarlo, ese instante, porque él no habrá detar- dar, y será para todos causa de regocijo para el alma, porque habremos al- canzado la gloria de conocer el pasado que ocasionó nuestros sufrimientos actuales. ¡Cuánta satisfacción, conocer el origen de nuestras penas y los medios que Dios en su infinita misericordia nos ofrece para reivindicarnos ante El; para alcazar un|'paso más por la senda del progreso indefinido de las almas que obran el bien. No es posible que una Vez convencida la criatura del origen de sus des- dichas, y de os medios porque habrá de llegar á disfrutar del bienestar espiritual, no trate de corregir sus defectos, conocedora, como lo será, de la responsabilidad que de sus actos le cabrá ante este Supremo Juez, fuente ó manantial de todo bien y eterna felicidad. Convencida la criatura de esta verdad, ¿cómo no habría de pensaren la regeneración de su alma, y vivir con el deseo de obtener la recompensa de una santa labor? ¡Oh!, Dios mío, mi espíritu se anonada ante la contemplación de tanta grandeza como la que se encierra en tu Voluntad. jCuán pequeña es toda idea que la criatura pueda concebir acerca de tu misericordia, comparada con la gracia que derramas sobre tus hijos; y cuán ingratos los que no reconocen en ella la deuda que para contigo tiene con- traída. Sí, Dios mío, cada instante que pasa, podríamos decir que entra en una nueva faz de progreso la ciencia espirita, que habrá de ser la antorcha que ha de iluminar las inteligencias hoy dormidas, ó refractarias al verdadero conocimiento de la verdad; porque, ciertamente, ella es la fuente donde úni- camente habrá de hallar el hombre la causa de todos los males que afligen á la humanidad. REVISTA ESPIRITISTA KARDEOIANA 253 Si el progreso material se ha acrecentado considerablemente, hacièndo- nos conocer cosas que, estando dentro de! orden naiurai, no ios concebía la criatura en el estado embrionario intelectual, la ciencia espiritual, des- corriéndonos el velo del pasado, nos pondrá en conocimiento de lo que el espíritu, en su estado de atraso, no pudo alcanzar. Hoy, que al par que se progresa en el orden material se progresa tam- bién en ei espiritual, preciso era que viniera ei hombre en el conocimiento de cuanto ha sido, es y será, al través de las encarnaciones, para que te- niendo el pleno conocimiento de su pasado y la causa de su presente, tra- baje por el porvenir. Y desgraciado de aquel que, hallándose advertido de éllo, no trate de mejorar sus futuros días, porque nuevas pruebas serán el resultado de tal fatal abandono. ¿Y será posible que el hombre; advertido de su error, sea indiferente y no trate de extirpar la causa de los males que suele sufrir? No es posible, porque ello sería estar más que obsecado, y dominado por las más bastar- das influencias. La hora ha sonado en él reloj de los tiempos para que la criatura, dán- dose exacta cuenta de las cosas, encamine sus pasos por el sendero que conduce ó puede llevarlo á la meta de la felicidad espiritual. Querer á estas alturas aparentar ser completamente desposeído de toda creencia en la existencia del alma y su reencarnación, no pasa de ser otra cosa más que una ficción, pues que el corazón del hombre siente una indi- nación irresistible por admirar, en su obra, á Dios, y ésta sería completa- mente imperfecta si no admitiésemos el principio espiritual, en la criatura, responsable de sus actos pasados y presentes, y sus múltiples existencias como medio de subsanar errores propios del extravío á que es arrastrado el espíritu por las tentaciones de la carne. No es posible, no, aunque así tengan empeño en hacerlo creer, porque en verdad no suelen sentir lo que dicen. Que la mano de la Providencia señala con el dedo de la gracia divina en el reloj de los tiempos la hora de que debe comenzar la regeneración y evolución progresista del planeta por la elevación de los espíritus encarna- dos en él, es un hecho tan evidente que no necesita^confirmación alguna. Gloria á Dios en las alturas, y paz en la tierra para las almas de buena Voluntad. Sea ésta nuestra constante exclamación, para que Dios derrame su misericordia en aquellas almas endurecidas por el apego á sus rancias creencias, así materiales como espirituales; y que están muy lejos de tener exacta idea de la justicia de Dios. Pidamos, sí, á ese Divino Juez quecerrame su gracia sobre ellos, y que sus altos mensajeros envíen un rayo de luz á esas almas sumidas en tan erradas creencias, para que puedan distinguir ó apreciar, en cuanto es, la o:)rd del Omnipotente, de la cual tienen unajfalsa idea. 254 LUZ Y UNIÓN No me cansaré, una y otra vez, en invocar la gracia del Altísimo para esas desgraciadas criaturas (porque otro calificativo no merece quien se niega á aceptar la verdad proclamada por los espíritus de buena voluntad), para que iluminadas por su esplendorosa luz, destello divino de la Suprema Sabiduría, puedan alcanzar la felicidad espiritual. La obra de la redención del espíritu avanza y llega á su término á pa- sos agigantados, y fiabrá de traer al convencimiento de su virtualidad á los seres más empeñados en negarla, porque Dios, llegada como es ya la hora de que todos nos posesionemos de la verdad, habrá de hacer por que en ella se encuentren estrechadas todas sus criaturas. Nada importa que la Vanidad de ios menos intente obstruccionar el buen camino que lleva lo que es causa de gloria para el hombre, si ella al fin prevalecerá sobre todo y nos ofrecerá el fruto glorioso de su labor. Pobres, muy pobres hasta aquí han sido mis palabras-en el sentido ó estilo literario; pero grandes, muy grandes por el espíritu de verdad con que han sido dictadas; pues que si bien en ellas no hallaréis la poesía de la expresión culta y delicada, veréis reflejada la buena intención con que á Vosotros han sido dedicadas. He aquí en estas breves líneas lo que mi espíritu, lleno de amor hacia vosotros, tenía deseo de dedicaros para vuestra regeneración; y quiera Dios que ellas lleguen á producir en vosotros el resultado fructífero que ha sido la causa y anhelo de este mi hu¡nilde escrito, para que mi espíritu se sienta regocijado de haber alcanzado, con sus débiles esfuerzos, el fin que con ello se propusiera. Adiós. An.acleto Bermúdez Saiiiíügo (lo Cul)a, l'.ll.i. Santiago Gnzman Hspaillat En Santiago ha muerto el íntegro dominicano Santiago Guzman Espai. Hat. ¡Ha muerto! No; lo han matado sus compañeros de armas del ayer, 'los mismos en defensa de quienes se batió heróicamente con la muerte en as orillas de la Capital y en los campos del Libao; los mismos que le abra- zaron en 1903 cuando en lucha temeraria recibiera un balazo en la cara defendiendo sus principios, sus afectos políticos. Era independiente, era un carácter vigoroso enérgico y valiente; para reducirlo era necesario matarlo, y ya está reducido.... Huyó del Congreso de Morales para no hacerse cómplice del crimen de los espíritus pasteleros; renunció la diputación y REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 255 las ventajas presupuéstales antes que oir la abrobación que hiciera la mayo- ría de sus colegas de la afrentosa Convención Dominico americana, y sur- gió, y fué más grande la dignidad lo levantó sobre las cabezas de ios que fueron en aquellos días sus compañeros. Muere cuando era una legítima esperanza para esta Patria enferma, sitiada por los cuervos carniceros; muere lleno de fé y de amor patrio, llevándose en la tumba hermosos idea- les que realizados por él hubieran sido de saludable mejoramiento, quizas de salvación, aunque imposible parece que se salve lo que ya no puede al- canzar ni siquiera aparente mejoría. Se ha matado un gran corazón, una conciencia clara y libre de asesinatos célebres; un alma noble y de podero- sas fuerzas para luchar con la tormenta que revuelve la difícil vida racional. Duerma tranquilamente en su último lecho el grande Chago, mientras la justicia divina ó la justicia de otras balas vengan su sangre generosa, ó tal Vez mientras llegan otros infelices á su lado como reses al picadero... C^RLO.s PETIÓX (El Progreso) [.a Vega Enero id ríe lül¿. Heos y Noticias El día 25 de Julio pasó á mejor vida á la edad de 17 años la joven Carmen Saiilley, tiija de los esposos D. Aveliito Sanlhy y D.^ Brígida Cerveró. La familia Sanlley es íntima de nuestro administrador D. Santiago Durán el que le da el más sentido pésame; y le uesea hallen consuelo en nuestra consola- dora doctrina y al espíritu liberto un pronto despertar. El entierro fué civil al que concurrieron buen número de amigos de la familia. Pedimos á los hermanos un pensamiento de amor para el espíritu manumitido. Víctima de un ataque al corazón, nuestro querido hermano D. Teodoro San- martí, presidente del Círculo La Buena Nueva, abandonó hace pocos días esta morada terrestre para mejores lares. Antiguo espiritista, el hermano Sanmartí fué, durante muchos años, un deci- dido propagandista de nuestro caro ideal. Mucha luz deseamos al espíritu manumitido y a su pobre esposa e hijos la resignación del buen espiritista. 256 LUZ Y UNIÓN Ha pasado á mejor vida nuestro querido hermano y suscriptor de este sema nario en Parzán, D. Mateo Maré. Luz Y Unión espera que la familia del desencarnado hallará en nuestra doc. trina el consuelo que tanto se necesita en estos trances. ¡Paz al espíritu manumitido! * íjí * Ha desencarnado, a la edad de 74 años, nuestro querido hermano don José Castro Gallardo, de Frailés (jaén), padre de nuestro apreciado hermano y suscriptor de esta revista, don Antonio Castro. El entierro fué puramente civil, concurriendo al sepelio lo más escogido del pueblo, por ser el señor Castro (don José) un sér que desde el momento que co noció nuestra hermosa doctrina se desvivió por hacer obras de caridad. Suplicamos a los hermanos un pensamiento de amor para el espíritu liberto, y a su hijo Antonio y familia los consuelos que da nuestra consoladora doctrina; y sepan que en esta Redacción se les aprecia Se ha instalado en el domicilio social de las Asociaciones Internacionales de Espiritismo, en Bruselas, un Museo Internacional, en el que figuran, convenien- temente separadas y clasificadas, las obras doctrinales y las de fenomenología; clichés, fotografías, dibujos y moldes de fenómenos obtenidos; dibujos medianí- micos; aportes y originales de escrituras directas; retratos de espiritistas nota- bles; y, por último, juicios emitidos acerca del Espiritismo por las más reconocí- das celebridades científicas Acaba de instalarse en Lisboa, t'ortugal, un «Instituto General de Psicolo- gía» bajo la dirección de Gilberto S. Marqués, cuyo objeto es la enseñanza de la psicología y de la filosofía antigua y moderna. Las enseñanzas son gratis y lo único por lo que se paga una pequeña suma es por el Diploma que se otorga á quienes lo obtienen mediante el examen anual que celebra el Instituto. Oí)ras qne se hallan de venta en la Administración de esta Revista Ptas. Ptas. Nuestras fuersas mentales, por Pren- Los 4 tomos, formando dos volúme- tice Mulford. Consta de 4 tomos 40 nes, en tela . . y planelra 7 Arte de ser fells, Tornos por W. J. Colville. Un sueltos; cada uno, en rústica. 1 tomo ° en 4 rústica ií Encuadernado en tela 2 Encuadernado en tela y oro Memorias de un . . . 4'50 Espíritu. ¡Teperdono! De la Idea de Dios, por León Denis 0*50 8 ts. en 8.° rn. En rústica cada uno . 1 . El Colcctieismo Encuadernados en tela oro ... 2 integral reoolucíoiia- y Los 8 rio, Eduai'doBoulurd. tornos, formando 4 por Dos volúmenes, tornos en tela oro 14 en 4." en rústica 3 y En tela, ert un solo tomo. 4'50 Marietta. Un torno en 8.°, de 461 ... . pá- ¡Abajo la ginas. En rústica 2'50 pena de muerlel Folleto D. por En tela Salvador oro Pons, 3'50 presbítero y . . . 0'50 Texto de del Fto. 8 enseñansa dominical Ventajas Espiritismo. de 0'05 y de lec- ps. tura de para las Escuelas espiritistas, Elementos una nueva ciencia, por por D. Felipe Senillosa. Un Mariano Ruth Sinué. torno Un tomo en en 4." mayor en rústica 2 4.°, en rústica 3'50 En tela oro 3'50 En tela y y plancha 5 La Psicología de Cartas las de Religiones, ultratumba, por por Onofre Vi- D. Joaquín J. Un Fernández. ladot. tomo en Un i.°, en rústica. . 2 ele- Encuadernado en tela oro . gante torno . . 3'50 mayor rústica y ... 1 Encuadernado tela Katie-King. Espiritismo Moderno. Un en y oro ... 2 t. en Colección 8.°, de Oraciones. elegante cubierta, rústica. 2 Nuevo devo- Encuadernado en tela y oro . . . 3'50 cionario espirútista. Un voluminoso t. 8." Ensayo sobre la enseñansa filosófica del en in , tipos claros, en rústica. 1 el Barón du Potet. Encuadernado Magnetismo, por en cartoné .... 1'50 Un t. 8.°, de 280 páginas, en rústica. 3 En tela y oro 2 En tela y colores . 4'50 Tesoro de consuelos y modo de vioir Alfieri el Marino. Urr t. en 8.°, rústica 2 cristiananiefiie. Uii elegante tomo eii Encuaderrtado etr tela 8." y plancha. . 3'50 prolongado, en rústica .... 3 Encuadernado do en tela un 4'50 Impresiones loco, plancha. por César Bas- y . sols. Un t. en 8.°, 208 págs., rústica. 2 La Guerra es el Infierno. Urr t. de 48 ps. 0'5Ü En tela y pro 3'50 Misterios del alma, por Virgilio. Un La Verdad torno 8 ° prolongado, frente á frente del Error. en en rústica . 1 Un t. de 238 En tela págs., etr 4.°, rústica . 3 y rótulo 2 En tela y plattcha 4'50 ¡Los muertos oioenl ¡No los lloréis! Lus y Vida (Manual del Creyente). Un Consolador folleto de 1(5 páginas . . O'IO tonro de 272 en 4.°, rústica. 3 La páginas Tragedia Dioina. Un elegante En tela y oro 4'50 toriro, escrito en catalán, en 4.° me- Edición Avantismo, Bruno bibliófilo por Miguel nor. Mayol. 3 Un tomoen8.°de Edición corriente 164págs. En rústica. 2 . 1 En tela v oro 3'iíO Acantismo 2 El gran Enigma, por León Denis. Un La misericordia es la justicia en tomo de 272 su págs. en 4.°, con el re- más elevado concepto. Un folleto de trato del autor. En rústica .... 3 32 páginas 0'25 En tela y oro 4'50 Ramos de violetas, por Amalia Domin- Síntesis doctrinal y práctica del Espi- go Soler. 4 t., err rústica, con el re- ritualismo, poi' León Denis. Folleto trato de la autora en la cubierta 4 de 64 págs. en 4." 0'50 . . En tela y tapas especiales .... 8 Efluvios de amor, 68 págs. 13 grabados 0'50 IDE El libro de los Espíritus. — 11 libro de los Mediums. — El Evangelio según el Espiri- tismo.—El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo.—El Géne- sis, los Milagros y las Predicciones según el el Espiritismo.—Obras postumas. — ¿Qué es Espiritismo?, en rústica, cada tomo 2 En tela, cada tomo 3'50 PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN — España, nn año 1 pesetas Extranjero, nn año 12 pesetas Kúmei'o snelto: 5U céntimos Se ruega á los Sres. suscriptores qile ai efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificado de la obra de regalo, de lo contrario tendrán que mandar recogerla en la Administración, y los que la deseen encua- dernada deberán remitir una peseta más. Instpuesiones para el abono de las suseripeiones ESPAÑA.—En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sobres monederos, billetes de Banco ó por el giro postal. EXTRANQERO.—En letras de fácil cobro, billetes de Banco que se abona- rán al cambio del día en que se reciban ó, también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrador. Colecciones de LUZ Y UNION, con su correspondiente libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, á 7'50 pesetas colección, con libro á la rústica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (para España). Las mismas colecciones para el Extrangero, á 12'50 y 13'50 pesetas colección y libro, respectivamente. Los que deseen la colección de la Revista encuadernada, aumentará 1'50 pesetas. Todo pedido debe venir acompañado de su importe, re- mitiéndose libre de gastos. Obras publisadas por esta Revista ) Año 1907: La Religión Futura.^Kno 1908: Elementos de una mieva Ciencia. —Año 1909: La Verdad frente á frente del Error. —Año 1910: Ovantismo. —Año 1911: Luz y Vida (Manual del Creyente).—Apo 1912: El gran Enigma. Obra de regalo para el prexenté año: FLOR DE LUZ ■ Historia de un Espíritu POR j-_ BL^:isroo ooüis Imp de LUZ Y UNION, Neptuno, 18.—Barcelona l'Gracia). A^ño XIV Septiembre de 1913 Núm. 9 J • 'Eedacción y Administración; Calle Tamarit, 161, 2° - Barcelona (EspaSa) • SUMARIO: D. Delt'í» Roig y Resell.—«Noli me taiigereo, por J.,Blanco Coris.— Nuestro libro de regalo para el próximo año.—Los enfermos, por Krainfort de Nínive. —A los espiritistas españoles, por José Martín Rull. - La Fiesta de Tarrasa, por F. Ro- ger Martínez.—Educación sentimental, por Rodolfo W. Trine.—El Calvario de la vi- da, por Francisco Rios.—La fiebre del dinero, por Ella Wheeler Wilcox. — La Cruz, por Franz Hartmann.—Una extraña aparición. —Medianimica. — Comunicación, por Fernando Llanes. - Ecos y Noticias. Corresponsales Administrativos néjico.—Evaristo Barrientos, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz). Paerto-Kico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco I. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Cnba.—Ignacio Larramendi, calle E. Villuendas, 46, MANZANILLO.—Delfín Roig y Rosell, Habana baja, 26, SANTIAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesta, calle Cuba, 54, HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIB.ARIEN.—D. Juan José Morales, Centro Espirita «Unión del Pro- greso Espiritual» (Sábana del Medio), MORÓN. Filipinas.—José León, apartado 130, MANILA. Itepáblica de Colombia.—Manuel J.. López L., Pasaje Hernán Cortés. 9, BO- GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. República del ISalvador (C. A.)-Luciano Cenedella, SANTA ANA. República Argentina.—Alfonso Marselli, Administrador de la Revista, «Cons- tancia» Tucumáii 1786, BUENOS AIRES —Pedro Iraola, NECOCHEA.—José Erreas, PEHUAJO. — Gonzalo Laporta, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA BLANCA. República de Costa Rica.—Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RK:A. Rraisil.—Joao Diogo Sá Barretto, advogado, CIUDADE DA CONQUISTA (Estado de Babia). República Dominicana.—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. República de Nicaragna.— Isidro de J. Olivares, 5 calle Norte, 102, MANAGUA República del Fcnador.—R. Eduardo Proaño, Carrera «Chile», 4, QUITO. República de Hondnras.—E. Streber, AMAPALA.-J. Ismael López, CO- MAY AGÜELA (TEGUACIGALPA). República de Cnatemala.—José Sánchez Guzmán, Teniente do Artilleria. Departamento de San Marcos.—MALACATAN. — Sr. D. J. M. Gómez Floj-es, Apartado de Correos 101.- QUEZALTENANGO. Gibraltar.— D. Manuel Olivares, Muelle Comercial. Túnger (Ilarrnecos).-Bernardo Raida, Banco del Estado Marroquí. Estados Unidos (S. A).— D. Benito Betancourt, Duval Street, 901 y 903 KEY WEST FLA. LUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarga de suministrar folletos de propaganda y libros de la Doctrina Espiritista, al que lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, núm. 41. — Este Año XIV SEPTIEMBRE DE 1913 Núm. 9 D. Delfín Roig y Resell Desencarnado en Santiago de Cuba el 12 del pasado Agosto. 258 LUZ Y UNIÓN D. Delfín Roig y Rosell Nuestro querido y celoso corresponsal en Santiago de Cuba, nació ea Las Torres de San Pedro de Ribas (Barcelona) el día 24 de Diciembre de 1833; a la edad de 15 años se trasladó a la Habana, en donde permaneció hasta 1856 en que regresó, por una temporada, al lado de sus amantes pa- dres, regresando a Cuba otra vez a fines del mismo año sin abandonarla ya más. En 1880 conoció el Espiritismo, y a sus prácticas y difusión- se lanzó con todo el fervor del convencido. Su labor en todo Cuba es bien conocida y apreciada de nuestros her- manos allí residentes, y puede decirse, sin temor a equivocarnos, que la inmensa mayoría de los espiritistas de Santiago de Cuba, lo son debido a su constancia en la propagación de nuestro ideal. Son Varios los Centros y Agrupaciones que, rindiendo culto a la abne- gación de nuestro distinguido corresponsal, lo honraron nombrándole su presidente honorario. Su labor de propagandista le acarreó las persecuciones del elemento clerical de la isla, y le expuso muchas veces a ser víctima de su insano furor. A pesar de su avanzada edad (contaba en la actualidad 79 años), su ac- tividad y su celo por la causa se manifestaron hasta el último momento en el celo que desplegaba en nuestra corresponsalía, y en las obras y folletos que en cada correo se hacía remitir. Al recibir la noticia de su desencarnación, nosotros, que tanto le que- riamos, dirigimos a su manumitido espíritu una efusiva salutación, un cari- ñoso recuerdo y la súplica viva, intensa, de que nos inspire y no nos aban- done; y a la dulce compañera de su vida, a la digna esposa que le alentó y le sostuvo en sus luchas, la seguridad de que nuestro querido amigo no la abandonará, por lo que le deseamos la resignación que prestan nuestras, consoladoras doctrinas en estos casos. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 259 "Noli me tangere,, Fué la primera frase que Cristo dirigió a María Magdalena cuando se le apareció en Espíritu después de su muerte. No me toques porque ya no soy de vuestro mundo, porque si a la materia que tanto me pesa en este momento y que he necesitado tomar de la tierra para llegar a tí, unes la ponzoña de la carne, me harás gran daño y no podré conversar contigo. Noli me tangere, es el eco de ha veinte siglos de donde arranca el excelso poema del Espiritismo que inicuamente tergiversado por los dogmáticos y secuaces del vello- ciño de oro, dejó de ser el verdadero predicamento del sublime Maestro. Es en vano que el movimiento actual de investigaciones sobre los fenómenos espiritistas traten de materializar el concepto Espíritu, fundándose en el valimient que este ejerce sobre las formas orgánicas para llegar a nuestras se- siones experimentales; porque siendo el Espíritu infinito en el tiempo, tampoco debe tener principio ni fin en el es- pació. Las ideas que nuestro limitado cerebro se forma del tiempo y del espacio, tomándolas del mundo objetivo, no tienen aplicación en el mundo del Ocultismo. Nien el gigantesco mundo del espacio; esto es en elma- crocosmos, ni en el pequeñísimo de la tierra, el microcos- mos; encontró jamás la ciencia el límite de la forma orgá- nica ¡cuanto menos había de encontr tr la materialización del Espíritu!... Velada esta ley para nuestra comprensión en su fase transcendental de veracidad y pureza, a pesar de la hipóte- sis del cuarto estado en que se refugian teósofos y doctores impenitentes en la obcecación de dar forma estructural a lo que su mismo nombre rechaza como absurdo, el Espíritu no puede ser finito, no puede tener límites; no está sujeto a las mismas derivaciones que los organismos que se nos ma- nifiestan física, química o matemáticamente. Es precisa- mente la esencia vital que pone en reacción a la materia y que obrando por leyes completamente incomprensibles a las 260 LUZ Y UNIÓN que nosotros llamamos desintegración, penetración, atrae ción o módulo de fuerzas psíquicas, se manifiesta con im- presiones sobrenaturales, extraordinarias, maravillosase in concebibles, desorientándonos con sus infinitas fases y di- versidad de fenómenos, llevándonos volutivamente por el cauce normal de nuestra psicología mental para que le im putemos todas aquellas condiciones esenciales de la materia en sus para nosotros obligadas y delictivas fases de naci mi'into, nutrición, reproducción, cumplición de nuestro des tino y muerte. Pero, ¿porqué estas manifesticiones, vayan siempre acompañadas de la materia, por ello hade conside- rarse el Espíritu eternamente ligado a ella aun en el más allá?.... Yo he interrogado muchas veces durante las noches a la inmensidad del cielo, a orillas del mar. He visto cruzar por la bóveda de ese eden ilimitado del Espíritu, inmensas mo les de nubes fantásticas por sus formas, asombrosas por su grandeza y enigmáticas por su distancia; y las he visto ro dar en marcha gigantesca cubriendo a la luna y a las estre- lias; proyectando luces y batientes que ni soñadas, y he preguntado a todos aquellos elementos, en éxtasis arroba- dor de espiritista, y nada: nada sugerían a la mente aque- líos tremendos guardianes del secreto que el patético zum- bido de las olas en su isocrono rodar sobre las rocas, hacían sublime, excelso e imponente. Y caminando eon el pensamiento de uno a otro mundo, y transportándome de uno a otro confín del horizonte, mi alma se remontaba gozosa y rápida cual centella fulminan- te para perderse en el tahonado azul del misterio, cual las estrellas fugaces, sin haber podido vislumbrar un átomo más que los demás mortales en la escala de la sabiduría sin limites del gran enigma espiritista; para deducir dolorosa- mente la firmísima convicción de qué: el materialismo y con ello todo lo legislado en Ciencia, Filosofía, Arte y Reli- gión, son el límite insuperable que nos encauza^al vértice del colosal terraplén en ángulo cerrado de muro roqueño. revista espiritista kardeciana 261 Después... después, no debe haber nada; obstáculos segu- ramente no los hay; en todas las manifestaciones espiritis- tas se ha evidenciado que no existen muros, ni Química, ni Geometría que valga. Los Espíritus labran la materia y crean nuestras producciones y cuando así lo hacen, bien se cuidan de manifestar que les contraría acudir a medios tan elementales y que si lo hacen así es porque tienen necesidad de descender a esas pequeñeces para no tan solo comunicar- se con los humanos, sino para demostrarles la insignifican- cia de la materia de otras regiones. Notad también, aquellos que habéis leido obras de Espi- ritismo, el celo que demuestran los fantasmas materializa- dos en que no se les toque, en que la curiosidad de los expe- montadores no llegue a la mancilla, y en que nuestras ma- nos respeten el encanto de la visión que para llegar a noso- tros, para traducir nuestro deseo pensamiento o consulta, sacrificáronse al acudir a nuestra pi'opia ciénaga para re- vestirse del légamo de nuestras formas y de nuestros mis- mos jarambeles, y convengamos en que a la temeraria pre- tensión de los que siguen las huellas de Buchner. Le Bon, Caisoli y Marden, hay que oponerles el divino precepto del Maestro: Noli me tangere. J. Blanco Coris Nuestro libro de regalo para el próximo año "Cr¡5ál¡()a$„ por Krainfort de Nínive, con un prólogo del eximio Doctor Don Joaquín Huelbes Temprado. Entre los poetas que hoy honran nuestro caro ideal, des- cuella con figura proerninente Krainfort de Nínive, que joven aún, sabe, con sus sentidas y hermosas composiciones 262 LUZ Y UNIÓN y su mágica pluma, hacer latir nuestros corazones de entu- siasmo y acudir las lágrimas a nuestros ojos, según su musa cante en hermosas odas las excelencias de nuestro ideal, ya en triste melopea las miserias humanas. "Crijálióas,, constituyen una colección de poesías, inéditas en su mayor parte, que esperamos serán leídas con gusto por nuestros lectores. Los enfermos — Pues yo prefiero la quietud. Nada merece el dolor, ni la propia vida. Los que sufren sin esperanza, deben matarse. ¿Qué hace el tuberculoso escupiendo, infundien- do terror entre los suycs y difundiendo la muerte entre todos? Al tísico hay que darle un revólver cariñosamente para que se pegue un tiro. — El primer deber humano es devolver la alegría a los que la perdieron y la salud a los que de ella carecen. Matar a los incurables es tan grande delito, que no se hallaría otro mayor en el mundo. (Fragmento de una conversación entre enfermos del Sanatorio de Chatel Guyon (Francia). En tierras francesas y en un Sanatorio discuten dos hombres con mucho calor si debe en el mundo ser obligatorio, matando al enfermo, matar el dolor. Parece que muchos estaban conformes en el draconiano y terrible sentir. ¿Qué gozan del mundo los seres deformes, sin más atractivos que el hondo sufrir? ¿Por qué mantenerlos en lucha impotente esclavos del mundo que no han de vencer? Quitarles la vida será lo prudente, la vida es horrible sin vasto placer. La Ciencia no debe guardar atenciones, sembrar esperanzas, pedir caridad: REVISTA ESPIKTIISTA KARDECIANA 263 que dejen el mundo las generaciones que el yugo resisten de una enfermedad. El mundo es herencia del sano, del fuerte que no necesita de la compasión. ¡Que muera el deforme que es fruto de muerte, abono de fosa, miseria, baldón!... * ^ Así peroraba el enfermo aburrido, queriendo de un tiro saltarse la sien, en mar sin orillas náufrago perdido, enfermo del cuerpo y del alma también. Escucha, inocente: ¿qué idea del mundo, del hombre y la vida llegaste a sentir? ¿Crees que en el tiempo se pierde un segundo ageno a los ayes, de espalda al morir? ¿Quién puede gloriarse de ser el perfecto? ¿Quién puede reirse, burlarse del mal? ¿Quién puede en su vida no hallar un defecto si el alma los tiene y es fuego inmortal? La Ciencia acredita su gran ministerio porque es esperanza, remedio, salud; porque en sus entrañas palpita el misterio que imprime a las cosas tenaz juventud. Haced del planeta la corte sagrada donde asiento tenga toda perfección; la extirpe terrestre de males curvada sería la gloria... jy la tierra es prisión! Entonces la Ciencia sería importuna. ¿Concíbese el iris sin la tempestad? ¿Serían hermosas las noches de luna si el sol ocultara su gran majestad? Si el mundo es presidio, si es cárcel sombría, ¿queréis convertirle en palacio ideal? Conceded al preso la gloria que ansia y en gloria convierte el inmundo Penal. 264 LUZ Y UNIÓN ¿Que Dios al planeta concede luz propia? ¿Que flota su masa en continuo arrebol? Pues ya no es planeta, ni cárcel: es copia del astro del día, del fúlgido sol. La dicha suprema se alcanza en la lucha contra los defectos, contra la maldad. ¿Los ayes del triste tu espíritu escucha? Acude; es tu hermano que implora piedad. En medio del caos de tanta amargura, gozar un instante de un rayo de luz es sentir un siglo de inmensa ventura, y luego ir llevando con calma la cruz. Delicia es del hombre llevar la esperanza a todo el que sufra, que sienta el dolor; así es como el triunfo merecido alcanza, así es como debe entender el valor. Que están de virtudes escasos y yermos los entes que ansian la dicha alcanzar negando socorro a los pobres enfermos, queriendo en la muerte su pena calmar. Krajnfort de Nínivr Del libro «Crisálidas» eu preparación. A los espiritistas españoles Un ppoyeeto La propaganda intensiva del Espiritismo, se impone de una manera cada vez más acentuada; los males, que a la altura que nos encontra- mos, aquejan a la Humanidad, así lo demandan, y es deber de todos» cada uno en su esfera, cada cual en su posición, bien humilde, ó bien próspera, el contribuir con nuestro esfuerzo a la obra que nuestros pre- ceptores espirituales nos vienen indicando repetidas veces. (1) Se ruega la reinserción de este articulo en todas las revistas y periódicos es- piritistas de España. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 265 La ciencia ha. dado un paso gigantesco para imposibilitar las expío- siones sociales; la retorta del químico, el microscopio del bacteriólogo, ios análisis sobre la materia radiante y las aplicaciones de las fuerzas rarificadas, son otras tantas catapultas, que Van desmoronando los to- rreones medioevales; la expansión de las fuerzas, antes ocultas y hoy manipuladas en empresas industriales, dirigidas a puntos de determinados núcleos; fuerzas que llaman insistentemente a las puertas del despertar humano, nos obligan a paralelizarnos para impedir que en manos inex- pertas sigan traduciéndose en grandes cañones y máquinas de guerra, destructores del hombre, y para ello es necesario el esfuerzo moral, la educación pública, el civismo para todos. Si a los positivismos industriales oponemos los adelantos de la moral pública y privada, esas fuerzas naturales, obedientes a los dictados de la -voluntad humana, serán nuestros auxiliares, para dirigirlas al fin que se traduce en mayor bien; en mayor prosperidad para todas las naciones. Someter a los pueblos con el tronar de los cañones y con las espanto- sas hecatombes que tiendan a destruirlos por la fuerza bruta, llevando co- mo razón suprema el hierro homicida, es empresa de bárbaros; los adelan- tos modernos en manos de sociedades corrompidas, hacen el mismo papel que el cartucho de dinamita en las manos del niño. Grandes responsabilidades pesan sobre los hombres que dirigen torpe- mente los asuntos del pueblo; la precaria situación de la enseñanza pública, €l agiotaje de las grandes empresas, el predominio de los convencionalis- mos, el indiferentismo moral, traducido en los egoístas procedimientos de dominio, para medro de parásitos, que, como zánganos en la colmena pú- blica, sólo aspiran a vivir a costa de las miserias de los pueblos; la guerra infame, que tiende a segar la flor de nuestra juventud y las mil y mil plagas que asolan a esta desdichada península, son calamidades que, como un peso muerto, gravitan sobre todos y nos hacen pechar con los lomos y las costillas en la gran desdicha, fruto de nuestra propia desidia, de nuestra enervante pasividad fatalista, que nos petrifica, imposibilitándonos para di- rigir nuestras miradas hacia el ideal de redención y elevar nuestros espiri- tus a esferas más altas, más conformes con la dignidad humana. Pero si grandes son las responsabilidades de los causantes de tantos males, no son menos grandes las que tenemos los espiritistas, cruzados de brazos, viviendo boquiabiertos, ante tamañas atrocidades. Nosotros, los que debemos marchar a la vanguardia de la cultura pública, los que debe- mos considerarnos como hermanos mayores, que poseemos en nuestras manos las fuerzas y medios de ir encauzando por otros derroteros las equi- vocadas rutas que, llenas de sirtes y obstáculos, se oponen à la más razo- nable senda del progreso; nosotros, que por algo somos los iniciados én Jas verdades de los destinos de la Vida, estamos perdiendo el tiempo lasti- 266 LUZ Y UNIÓN mosamente, estamos faltando a nuestro deber, porque una inmensa ciencia, como es la espirita, no se nos ha confiado para nuestros propios egoísmos, para reunimos como cartujos a ver danzar mesas y a hablar de moral con los labios, y quizá, quizá, no sentirla como debiéramos en el corazón. Nosotros tenemos una responsabilidad mayor que nuestras conciencias, porque no obramos por ignorancia, somos apáticos, y esa apatía no está conforme con nuestra misión, que debe llegar hasta el sacrificio, así, hasta el sacrificio, si es preciso. jPero no lo queremos entender!... Somos sordos a las voces de ese deber cívico, y con nuestro abandono, con nuestra pasividad, por no cali- ficaria más duramente, estamos dando lugar a que no avance lo que debe el destino progresivo de los hombres; nosotros, que debemos enseñar lo que hemos aprendido, lo guardamos como depósito sagrado, como si el Espiritismo sólo se hubiera hecho para nuestro uso particular; con una re- unión semanal y con cuatro comunicaciones, las más de las veces incolo- ras e insípidas, nos damos por satisfechos; publicar un periódico de mes a mes, o de quincena a quincena, y, cómodamente, nos hacemos la iiusiói) de haber cumplido con lo que debemos. Y esto no debe ser así: los mismos grandes espíritus nos dan el ejemplo; la solidaridad universal, así lo pre- ceptúa; el estado social, así nos lo demanda, y no podemos ser ágenos al movimiento progresivo de nuestros semejantes, porque no somos una casta aparte, antes al contrario, nuestro deber es ayudar, impulsar, ponernos de acuerdo con nuestras propias obligaciones, y el no hacerlo así implica la deserción del más ineludible de nuestros deberes morales. La Humanidad debe ser ante todo; la solidaridad es ley eterna, y el que no se sienta con fuerzas y alientos para hacerlo, debe renunciar al honroso calificativo de espiritista, porque espiritista es abnegación, trabajo, progreso y sacrificio, que se traducen en abnegación, que es amor al hombre; trabajo, laborar por el amor del hombre; progreso, estudiar para mejorar la condición del hombre, y sacrificio, anularse por el bien humano. Así lo hizo Cris- to, así lo predicó y así lo ejecutó; y nosotros, aunque no seamos Cristos, no por eso debemos dejar de imitarle; él nos dió el ejemplo, y a nosotros nos corresponde seguirlo. Siento en lo más profundo de mi alma tener que emplear términos tan enérgicos para despertarnos a todos del marasmo que nos cobija; siento en el fondo de mi corazón esta enojosa necesidad de hablar en términos tan escuetos y, por desgracia, tan verdaderos; pero así como al colapso orgánico le son necesarios revulsivos que restablezcan la sensibilidad, así al colapso moral le son necesarias frases, que al poner de manifiesto la gran verdad de nuestros abandonos, fustigue y haga vibrar, removiendo con pasión, si es preciso, en el fondo de las conciencias, el amor, aneste- siado para los demás, pero vivo, demasiado vivo para nosotros; menos REVISTA ESPIRITISTA KARUECIANA 267 amor propio, menos egoísmo, y un poco más de amor a la Humanidad es lo que solicito; y para eso, debemos estar hechos una pina, hasta el extre- mo de que, cuando llegue un espiritista a cualquier parte, su sola presencia sea venerada, bendecido su nombre, besadas sus vestiduras; hechos, he- chos y hechos; y si hoy no lo hacemos, hemos de procurar hacerlo; y para hacerlo, se ha de comenzar, y para comenzar... ífc La palanca más poderosa de que se puede disponer hoy para hacer una propaganda seria e intensiva, es la prensa diaria; a ella se acogen todos los que con algún objeto pretenden hacer llegar a la masa general del público algo que interesa conocer; un periódico diario representa el hablar cons- tante, la incesante exposición, el hilo interminable que sujeta, subyuga, recuerda, hace presente en todo momento el acto a realizar; es como el fuego sagrado, que mantiene vivos los preceptos; es la campana que llama sin cesar a la comunión de la vida pública; una gota de agua tras otra gota, consiguen horadar la roca, y llega a ser casi una necesidad, una sugestión, un golpeteo continuo que mantiene vivas las sensibilidades, que difunde los entusiasmos, que estimula al deber, que recuerda sin cesar y censura sin tregua los desmayos, que anima, da vida y fomenta las ideas, en todos los sistemas, en todas las escuelas, en todos los progresos. Pues bien; nos- otros debemos comenzar por acogernos a ese órgano formidable, que en nuestras manos ha de ser irresistible, que en nuestras manos ha de tener una transcendencia incalculable, que en nuestro poder representa un foco brillantísimo, que disipe rápidamente las brumas, que exponga ¡as verdades espiritas, tan poco conocidas como inconscientemente vituperadas, que coloque en sus moldes naturales la verdad, que volvamos por ios fueros de la ciencia de las ciencias, del destino humano, del Espiritismo sal- vador. Fundemos un periódico diario. Y al decir fundemos un periódico diario, quisiera decir uno en cada una de las provincias españolas .. pero esto es prematuro hoy por hoy; ello ha de venir. Fundemos un perióoico diario, que sea el constante paladín de nuestras enseñanzas, de nuestras doctrinas, de nuestras grandes verdades. Al calor de esta publicación, de esta constante propaganda, aumentarán segura- mente los adeptos, se fomentaran las creaciones de centros y bibliotecas públicas, se darán conferencias, se publicarán obras y folletos, y todo esto se hará con el esfuerzo contributivo material de los profanos, que serán los primeros beneficiados, los primeros que nos bendecirán, porque esta luz nuestra es tan hermosa como poco conocida, es tan consoladora, tan mo- ral, tan educativa, que hará seguramente una revolución en las costumbres, 268 LUZ Y UNIÓN el Argos espiritista, será el aglutinante que una a la socie- en los hábitos; cons- dad a sus fines solidarios, será el que suprima a fuerza de tiempo y dé el tancia a la guardia civil por innecesaria, será en fin el mensajero que primer paso a rebasar la entremos raya que nos separe de la barbarie y francamente en las nuevas rutas progresivas, pues la madurez del planeta asi lo demanda, el destino que nos reservan los cielos asi nos lo ordenan. y León Denis en cada población y un periódico diario Debiera haber un en cada provincia; debiera haber una cátedra en cada capital y una corres- en sus lie- ponsalía en cada aldea. El periódico diario, modesto principios, gará a ser como la bola de nieve, el fundamento de otros y otros, según las necesidades e intensidad de la propaganda; surgirán hombres nuevos, cuyas inteligencias hoy dormidas podrán despertar al toque del clarín, ten- lado los más buenos, los mejores; todo eso puede ocurrir dremos a nuestro si nos decidimos a una propaganda verdad, con desprecio de incipientes al del que- críticas, que serán como los ladridos del goquecillo paso tren; remos hombres, hombres de buena voluntad y enamorados de la idea. Un periódico diario puede vivir, si todos contribuimos en su principio, nuestro esfuerzo moral y material; porque lo esencial es darle el pri- con impulso, una vez adquirido, los profanos se encargarán segura- mer que mente de mantenerlo, pues ingresarán en nuestras filas de un modo tan nu- habrá necesidad de meroso, que la vida de un diario solo, será pletórica y fundar otro y otro y... ¡quién sabe donde iremos a parar!... Estamos perdiendo lastimosamente el tiempo, y si la Federación Espi- rista Española hubiera contado desde su fundación, con un periódico diario, muy otra sería su situación actual, porque un año de propaganda en al esta forma, da prestigio, grandeza, potencia y valor en todos sentidos, propio tiempo qut anima, entusiasma y fortifica. Y diréis, seguramente, muchos de vosotros: —Todo eso es muy hermoso; pero ¿y el dinero?..! Para hacer viable el proyecto de la publicación de un diario espiritista, hemos de comenzar con modestas pretensiones. El que tengo en proyecto, será de 48 centímetros de altura, por 53 de anchura; de cuatro planas de texto a tres columnas cada una, como tuve el de comunicar a don Martín f'ont, en carta particular del 12 de julio gusto último, y el precio de suscripción será de una peseta al mes. es decir, El periódico podrá costar unas setecientas pesetas mensuales, que con un núcleo de setecientos suscriptores de pago, puede lanzarse al público. Por eso, el trabajo que entiendo debemos hacer, es por lo pronto los gastos y la garantía de vida del periódico en sus comienzos, asegurar procurando, todo el que tenga amor a la idea, formar una lista de suscrip- REVJSTA ESPIRITISTA KARDECIANA 269 tores de.reconocida formalidad y que puedan, pues poco sacrificio es en Verdad, destinar una peseta todos los meses, para contribuir a los gastos de la publicación y al propio tiempo, una vez que se hayan hecho las listas con los nombres y domicilios de los abonados, remitírmelas bajo sobre a mi domicilio en Almería, (calle de Majadores número 34) para ir haciendo el recuento, hasta reunir el cómputo necesario, nombrar los corresponsales en cada punto, organizar los trabajos y dar principio a una tarea, que ha de ser importantísima para los fines que perseguimos. También había pensado en otros medios para hacer el periódico, y son: crear una emisión de cien obligaciones a ochenta y cinco pesetas cada una, pagaderas en cuatro plazos trimestrales de pesetas 2r25 cada uno y amor- tizables por sorteo, cuando el periódico vaya teniendo elementos propios de Vida; es decir, que las mencionadas cien obligaciones sumarán ocho mil quinientas pesetas, muy suficientes para asegurar la vida de la publicación por un año, y esta cantidad se irá reembolsando por sorteo a los prostata- rios, conforme el periódico vaya fomentándose. Las obligaciones podrán suscribirse por partes o núcleos de hermanos, tratándose de aquellos que no puedan desprenderse del valor total de una obligación, o sea, de las ochenta se re- y cinco pesetas, y lo mismo que en las loterías de Navidad parten los décimos entre los pobres, pueden unirse varios para suscribirse a una o dos obligaciones, atomizando su Valor y siendo uno el representan- te, que en nombre de los demás se suscriba. El periódico se servirá gratis a todos aquellos hermanos que sean po- bres de solemnidad; pero para ello, debe exigírseles que si sus circunstan- cias les impiden poder ayudar en la parte material, lo hagan en la parte mo- ral, procurándole a la publicación todos los suscriptores que puedan, por- que tratándose de la propaganda, todos estamos obligados a practicarla. Estos son mis ¡pensamientos, que considero viables para el objeto que persigo; pero como pudiera haber otros medios que a mi no se me hayan ocurrido, Jpara realizar llevando a vías de hecho este proyecto, ruego a todos los hermanos, que, bien particularmente, a mi domicilio, o bien por medio de la prensa espiritista, me den sus opiniones y sus consejos, para entre todos, convenir hacer lo que más convenga, que siempre será en pró de nuestros ideales y por consiguiente de esa humanidad a quien tenemos el deber de enseñar. El periódico, pienso sacarlo a la publicidad, en el día primeío de enero de 1914, si,¡como espero, encuentro el apoyo necesario entre todos los adeptos y amantes de la idea, pues sería una lástima y una vergüenza al mismo tiempo, el tener que recurrir a los hermanos extrangeros, en deman- da de un apoyo que, queriendo nosotros, lo podemos tener y bastamos para llevarlo a la práctica. 270 LUZ Y UNIÓN Este es mi proyecto, y quiera Dios iluminarnos a todos, para la conse' cución de tan bella e importe obra. Quedo, pues, en la espera de vuestro parecer. José Martín Rull Almei'ía ¿4 de Agosfo de 1913. La fiesta de Tarrasa T son nuestros hermanos cjue están en Barcelona los que vierten raudales de confraternidad. Cuan hermosa en el mundo Por Kardec a quien honran es la unión de los buenos con su verbo los hombres para los ideales surgen amantes nombres de amor y caridad, para Virtualidad, cuando surge en la vida cuando de su doctrina con vivos resplandores llena de venturanza la fe de Espiritismo se nos trae la esperanba esparciendo verdad! de una felicidad. ¿Quién no admira ese grupo jOh Fe que en los azares del banquete suntuoso, de la angustiosa vida donde ideal y hermoso como una florecida brota del corazón de ventura ideal, un destello divino, desparramas la gloria una bella esperanza, de tu música bella algo que si se alcanza con la luz de una estrella nos brinda redención? sobre oscuro cendal. Si a través de los mares ¡Oh, Esperanza divina pudiera verse lejos, que sostienen al mundo surgirían los reflejos tú nos brindas profundo de una luz potencial, sentimiento de amor, que en fluídico lazo cuando todos unidos llevaría hacia Tarrasa vamos por el sendero la fe que nos abrasa buscando un verdadero con su luz inmortal. antídoto al dolor; REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 271 ¡Oh. Amor que divinizas derrama sobre aquellos a "la conciencia humana, buenos espiritistas "florece tu mañana la fe que hace conquistas con luces de safi'r, con impulso novel; para que así ilumines con sublimes destellos ¡Oh, Dios que por Ventura los ideales bellos acoges nuestra suerte, que nos hacen sentir; que hasta en la misma muerte nos das liberación, ¡Oh Dios que a las criaturas Haz que todos pongamos prestas luz bienhechora con valor y heroísmo con la divina aurora para el Espiritismo ouiiiiic:i.iia.—Aurelio León, S,\N 1''R.A.NC1SC0 DE .\J.\CORIS. Kepíibllca de .\icai-agii:i.—l.sidro do .1. Olivares, 5 calle Norte, 102, M.ANAGUA Kepúbllca del Kciiador.—11. Eduardo Proaño, Cari'era «Chile», 4, QUI TO. Itepiiblica de Hoiidurax.— E. Strober, .-V\1.\P.\Í,A J Ismael López, CO- M A Y A G Ü R L A (, T lí G U AC1G AI. P A) ICepúbllca de ttaateiiinla.—José Sáncliez Guzinán, 'Teniente do Artilleria. Departamento de San Mai'cos. — M.Al.ACATAN. — Sr 1) .1. M. Gómez Flores, Apartado de Correos 101.- QUEZ.tl.TENA.NGO. (iribraltar.—U. Manuel Olivares, Muelle Comercial. 'ráiiger ( ari-iieroM).— Bernar lo Raida, Banco del Estado Marro ()UÍ. K^tiidos IJiiido!^ (IV. A). T). Benito Betam; .in-t, Duval Street, 901 y 993 KEY WEST Fl.A LUIS S. TORReS Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarga de suministrar folletos de propaganda y libros de la Doctrina Esjñritista, al qne lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, ntim. 41. ~ Este Año XIV NOVIEMBRE DE 1913 Núm. 11 La voz de la materia y la voz del Espíritu —M. ¿Pero cuáles son esas doctrinas o teorías tan decantadas? —E. Todas y ninguna. En ei reinado del espíritu no existen manda- mientos, ni prediiección por determinadas teorías filosóficas, y menos por ninguna doctrina religiosa. Todas son buenas cuando en ellas resplandece el amor a la Verdad, la virtud, la caridad, el desprendimiento, el desinterés y la verdad. No somos exclusivistas, ni creemos que los dones antes citados, séan patrimonio exclusivo de determinada escuela o secta; tampoco el Espiritis- mo hace artículo de fe mercantil su apostolado. No impone a nadie sus creencias. No recurre a la amenaza de pérdida de bienes temporales. No desciende a la privación de la Sabiduría humana, heciéndola privilegio de determinados seres y lleva en su bandera el lema de «Todos para uno y uno para todos.» —M. Eso, eso... y todos de cabeza al panteón. ¿No se hagan ustedes ilusiones. Algunos días, meses o años más de existencia, y nuestro re- cuerdo será borrado de la memoria de aquellos que nos sobrevivan. Bien pronto, no quedará huella de nuestro paso sobre la tierra. El bien que hayamos sembrado por doquiera que fuimos, será olvidado y escarnecido por nuestros propios parientes; y nada en lo futuro, recompensará nuestra elevación de sentimientos. Solamente se presentará ante nosotros la pers- pectiva de contemplar nuestro cuerpo, inerte, rigido, apestante y roido de gusanos. Esta, esta es la única verdad y el término fatal de la vida: del que ningún poder, ni doctrina podrá librarnos digan lo que quieran todas las Filosofías y Religiones. Y si las preocupaciones del mundo no nos distrajeran hasta el punto de no dejarnos pensar de lo que pasa más allá de la tumba, sería cosa de so- lucionar el problema apelando a la violencia del suicidio. —^E. Nuestras creencias nos enseñan qne no puede ni debe ser el cua" dro tan horrendo, y la razón lo confirma. La existencia futura vaga e indefinida, no tiene para nosotros los espi- ritualistas nada que satisfaga un afecto positivo; más bien nos inclinanos a las acciones de conciencia, a su acumulación, para vigorizar la naturaleza del alma, para encauzarla ofreciéndo elementos apropiados a su esencia, y prepararla no solo al paso transcendental, sino a la complacencia de las privaciones cuando estas obedecen a las leyes de una moral indiscutible, aquí en la tierra. Vosotros tenéis platos favoritos, vosotros dáis al cuerpo 322 LUZ Y UNIÓN deleite, vivís en perpetua bacanal, en constante aturdimiento, desarreglo y desgaste de energías; seréis pródigos de la carne; del dinero y de las fuer- zas de vuestro organismo, pero sois avaros y egoístas para el Espíritu, mutiláis su vida, pasáis de largo sin fijaros en el filón de encantos que la mina de Vuestra alma encierra a dos piés de la capa de tierra que la escon- de. Creeis que todo dimana del funcionamiento regular de una máquina, sin abdicar del error que aun la más sencilla de la mecánica auxiliar de nuestras costumbres, ha necesitado para marchar y dar su fruto, del alma, del poder, del esfuerzo intangible, y espiritual imaginativa del hombre. —M. ¿Pero que es ese alma, poder, o espíritu, del hombre? ¿Tiene una forma, una apariencia visible cualquiera?... ¿Ees un ente limitado o inde- finido? Los unos decís que es un soplo de Dios; otros, que es una parte del gran Todo; muchos que el principio de la vida y de la inteligencia univer- sal. Se asegura que es inmaterial. Y a esto oponemos que una cosa inma- terial no puede tener proporciones definidas y por consiguiente es una fórmuia convencional, no es nada. Además la religión nos enseña que se- remos dichosos o desgraciados según el bién o el mal que hayamos hecho. ¿Pero cual es este bien, este mal y la suerte que nos aguarda en lo in- difinido, en lo Vago, en lo abstracto? ¿Las llamas del infierno son una reali- dad ó una figuración?.. —E. Una tontería. Desde luego, que pocos serán los que tengan temple de alma para mirar con indiferencia una separación absoluta y eternal de todo lo que se ama. ¿Quién podría ver sin espanto abrirse delante de él la sima inmensa de la nada donde vendrían a desaparecer todas nuestras facultades, todas nues- tras esperanzas?... Pero esto, no es más que el engendro de la superstición y el materialismo, en contubernio de negruras, sin otra finalidad que la de no querer ver nada donde hay torrentes de sublimidades, y que negará siempre, por sistema, el ideal de una existencia superior a la humana, en otro o en otros mundos, donde libre de toda traba carnal, el espíritu del hombre se eleva en éxtasis de libertad e independencia, de las que no po- demos tener idea. Y entonces... ¡ah sempiternos materialistas; cuando vuestros espíritus se hayan aligerado de todas esas parageras cadenas que os aprisionan y os dominan, cambiaréis de opiniones, porque entonces Vuestras fauces sufrirán el suplicio de Tántalo. —M. Per eso, por eso nos aprovechamos ahora. —E. Sí, pero si acostumbráis a la voluntad a no privarla de nada, que haréis luego? ¿Cuando no tengás elementos con que satisfacerla? —M. Pues, \requiescam in pace\ —E. Lo que quiere significar carencia de ideales futuros, consideración profunda de que el hombre es un tránsfuga, sin Dios, sin ley y sin porve- revista espiritista kardeciana 323 nir, sujeto a la vida rudimentaria de ios primeros gérmenes orgánicos, donde se ha estancado, para no llegar sino al refinamiento de la pasagera satisfacción de los sentidos. —M. No otra cosa puede demostrarnos las Ciencias, las Religrones y menos el Espiritismo, viciosa teoría a nuestro entender del refinamiento del espíritu, sin finalidad ante lo desconocido e impenetrable. Lo que la materia no obre ni consiga en pruebas aplastantes, es hipoté- tico, efimero, convencional y abstracto. Y como todo es materia, incluso el alma, todo participa de sus modalidades. —E. El alma no es materia, es su esencia, en algo que escapa a nues- tros anhelos; su naturaleza escapa a todo intento de fórmula de ecuación física o dinámica fluídica. No es, no puede ser materia aun descendiendo a lo indivisible, a lo infinitésimal; no puede tener límites, no ha sido creada, por consiguiente no pertenece al sistema evolutivo de las producciones del Universo; su trayectoria y su existencia es inmanente, eterna, causa de si misma, como la intelección; no está sujeta a la materia aunque así lo parezca; no, se vale de ella para transformarla para equilibrar las fuerzas todas de la constitución cósmica de nuestro radio astral. Por otra parte no existe ese plano impenetrable a lo futuro. Los espiri- tus o fuerzas desprendidas de la materia, en sus comprobadas y reiteradas manifestaciones, nos demuestran que no hay tal muralla de la China donde Vayan a estrellarse las ilusiones y esperanzas del hombre. El porvenir de ultratumba nos debe ser vedado en nuestra condición de elementos inferió- res y a nuestros consejeros los buenos espíritus el revelárnoslo, y aqui del pesimismo o del obtimismo: dos sendas por donde todos caminamos llenos de prejuicios. La una es la voz de la materia, la otra la voz del alma. J. Blanco Coris Vicios sociales.-El lujo El lujo es una de las más perniciosas pasiones, por los muchos y gran- des trastornos que ocasiona en la sociedad. Aceptando el significado gene- ral que a esta palabra se aplica diremos que, «lujo es todo gasto o dispen- dio que no se dirige a la satisfacción de una necesidad natural o social, sino al propósito o deseo de hacer inútil ostentación de la riqueza, que causa la admiración, la envidia de los demás.» Porque el lujo está efectivamente alimentado por dos bajas pasiones: 324 LUZ Y UNIÓN la envidia y la vanidad. La primera, arruina a las personas y familias de mediana fortuna; la segunda destruye y acaba hasta con las más opu- lentas. Ciertos escritores economistas y sociólogos, tal vez con mejor inten- ción que acierto, han defendido el lujo como conveniente y aun necesario el desarrollo de las artes y de la industria, y lo consideran como una para eflorescencia de la civilización; pero seguramente no han examinado con detenimiento la intención que impulsa y guía a ésta pasión, ni las desastro- sas consecuencias que a la sociedad en general origina. Es cierto que el lujo atrae las riquezas a un estado; pero estas riquezas, ¿socorren por ventura las miserias o las necesidades del mayor número? No, seguramente; los preciosos metales atraídos por el lujo, se reconcen- tran en pocas manos, y si de éstas salen nuevamente no es para socorrer o auxiliar a los agricultores, artesanos y ciudadanos laboriosos, ni siquiera para fomentar las artes útiles, que el lujo mira con cierto desden. Los tesoros de un hombre vano se emplean generalmente en sostener el fausto, alimentar la malicia y procurar los placeres sensuales; y mientras reparte a manos llenas sus riquezas entre aduladores, meretrices y picaros de toda especie, desconoce las dulces satisfacciones que proporcionan al alma los actos benéficos y filantrópicos, y el noble y legitimo placer que siente el hombre virtuoso cuando emplea parte de su fortuna en socorrer la indigencia y la desgracia ocultas, o el mérito y el talento desconocidos y tal vez humillados por la pedanteria y la procacidad. iEl lujo! ¿Habría cosa más risible, si no fuera un cruel sarcasmo, y un verdadero insulto a la pública miseria, que la locura de ciertas personas que hacen consistir todo su placer, toda su dicha, en la posesión y osten- tación de una piedra, un trozo de metal o unas cuantas cintas colocadas en un traje? ¿Cabe mayor aberración del sentido moral que la de esos cresos que emplean un verdadero, tesoro en joyas, coches y caballos, mientras yacen en el oscuro rincón deun miserable tugurio lostrabajadores y artesa- nos, que con el sudor de su frente amasaron aquellas riquezas que el rico tan orguliosamente derrocha? La ostentación, el fausto, la pompa y el ornato son señales evidentes de una vanidad ridicula. ¿Qué ventajas resultan para el público esos actos en que el vanidoso Va deslumhrando la atención de los demás ciudadanos con sus doradas carrozas, con magnificas libreas y costosoo frisones rica- mente enjaezados? En verdad que el lujo es la forma más ostensible que la vanidad y el orgullo humanos ha podido tomar en la sociedad; por tal motivo, querer disculpar el lujo equivale a justificar la vanidad, cuya pasión ha merecido siempre la censura y unánime reprobación de todas las personas sensatas. El lujo se presenta en la sociedad bajo formas diversas; pero, sea cual- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 325 quiera el carácter conque se presente, siempre es censurable donde quiera que exista. El hombre de recto corazón, el que ama de veras a sus seme- jantes y a su patria, no puede menos de sentirse profundamente herido en sus sentimientos humanitarios y de censurar enérgicamente esos suntuosos banquetes con que los políticos y poaerosos de diversas categorías rega- lan su cuerpo, tomando pretesto de un acontecimiento cualquiera, que cali- fican de fausto, y que nunca o muy rara vez suele serlo para la nación, y menos para la humanidad. Esas fiestas, esos brillantes bailes, dados por la aristocracia de todos los matices, en cuyos festines se consume la dote de una infanta, según dijo el eminente Jovenados, en su magnífica Sátira contra el vicio, sólo son actos disparatados de locura humana, a la que sirve de cómplice la necedad. Lo malo es que el lujo y la molicie son inseparables, V de estos vicios se origina luego la enervación y corrupción social, según la historia testifi- ca. Las riquezas que afluían a la antigua Roma, desde los inmensos domi- nios que aquella república conquistara, enervaron de tal modo a aquellos ciudadanos, convertidos en Verdaderos sibaritas, que no tardaron en ser so- juzgados por otros pueblos salvajes,pero cuya sobriedad era sólo compara- ble con su indómito valor. Aquella Roma de los Camilos, Cincinatos y Catones, se convirtió en la Roma de los Nerones, Caracablas y Heliogábalos; de refinados sibaritas que daban a sus amigos banquetes de lenguas de canario, y de anfitriones que servían a sus convidados un plato de perlas como postre. Y aquellos patricios y aquellos admirados ciudadanos que habían dado leyes e idioma a todo el mundo conocido, después de formar el mayor de los imperios, confiaban el gobierno desús casas a los esclavos, mientras ellos se entre- gaban a todo género de liviandades, colmando de agasajos a Julias y Ce- lestinas. También nuestra España ha sido víctima de esa corrupción que el lujo enjendra. Las grandes riquezas que afluían de América a. raíz de su con- quista; las rápidas fortunas que a muy poca costa lucieron algunos audaces, desarrollaron la ambición y la emulación de lucro, se olvidaron las artes y la agricultura, se descuidaron las verdaderas riquezas que este benéfico suelo español puede darnos con asidua labor, y en su lugar cundió en el pue- blo el desaliento y la aversión al trabajo, como consecuencia dellujoy despil- farro que en los ricos, aristócratas y cortesanos observaba; y crmo conse- cuencia forzosa resultó aquella España anémica de los tiempos del rey Carlos II, en que, según la expresión de un respetable autor, sólo era España el esqueleto de un gigante. Pero jay! que mal aprovecha la humanidad las lecciones de la historia!.. Esa protesta viva y continuada del pueblo trabajador y desheredado que se levanta acá y allá, ora bajo el nombre de nihilismo, ora con el de socia- 326 LUZ Y UNIÓN lismo, anarquismo o sindicalismo, dicen muy elocuentemente que las aristocracias no han abandonado aquella perniciosa senda que precipitó a las antiguas naciones en espantosa ruina. La lucha entablada entre el ca- pital y el trabajo, que ruge sordamente en todas las naciones, nadie más que ei lujo de los poderosos la exacerba; ved sino como se manifiesta con más vigor, apesar de las persecuciones, en aquellas mismas naciones don- de ia aristocracia mas impera. Para desterrar esta perniciosa manifestación de la Vanidad humana, han sido y son impotentes las religiones. No negamos que sus ministros hayan clamado en todos los tonos yen todos los tiempos contra el lujo; pero su predicación ha sido desmentida con el contrario ejemplo, pareciéndose en esto a ia de aquel padre que, con el cigarro en la boca, reprendía a su hijo el pernicioso vicio de fumar. La iglesia católica, a semejanza de las religió- nes orientales, ai separarse de la austeridad y sencillez evangélica, intro- dujo la aristocracia y las gerarqufas entre sus ministros, y con ellas se in- trodujo también ei lujo en todas sus manifestaciones, quedando así, de de- recho, inhabilitada para censurar un vicio que ella misma alimentaba con el ejemplo; ejemplo tanto más pernicioso cuanto que la Iglesia se había ere- gido en maestra de moral y reformadora de las costumbres. El ejemplo producirá siempre mucho mayor efecto que todos los con- sejos y lecciones de moral; jy qué efecto tan pernicioso no debe producir un cardenal, cubierto de seda y oro predicando la pobreza y humildad de un San José de Calasanz, por ejemplo!... Si jesús, Budha, Crístna o Confu- cío no hubieran sido humildes de costumbres seguramente hubiera sido nula o muy efímera la eficacia de sus predicaciones. Figuraos a un gastrónomo o a un borracho que públicamente predica- ran y recomendasen la sobriedad y la templanza; ¿no producirían en su au- ditorio un efecto contrario a sus exhortaciones? De igual manera, los mi- nistros de religiones fastuosas, prototipos del lujo, están invalidados para condenar este vicio; como io está igualmente toda institución social que consagre en su seno privilegios y categorías. Sólo un exacto conocimiento de la eterna vida del espíritu, y ¡a convic- ción de sucesivos renacimientos, con su debe y haber puede poner freno a tanta Vanidad. Hoy esos mimados de ia fortuna, nada creen; son materialistas prácticos y se dicen; «Pasemos esta vida lo más rumbosa y alegremente que se pueda: el después... nadie lo ha Visto.» —jYa io veréis, y hasta lo palparéis!... Fabian Palasi. / revista espiritista kardeciana 327 De Víctor Hugo En el dolmen de la Topfe Blanca, día de Diíuntos. — Lio que es morlp. Creed, mas no en la muerte: decid, vida. Decid que el muerto, despertando nace. Sois... como yo, como los hombres todos, y os lanzáis al placer, rauda vorágine, do olvidáis entre espléndidos festines, que hay escollos, abismos, tempestades, la somÍ3ría igualdad del mal, del féretro, ¡la identidad en los profundos mares!... Lo olvidáis todo, aunque la muerte os dice que valéis el pequeño lo que el grande, pues que los hombres todos somos hijos del sollozo inicial, del mismo padre, siendo la propia lágrima caída del propio lagrimal, que llora sangre. Vivis creciendo en hinchazón de orgullo. Vagais, corréis, soñáis, sufris, sois frágil, caéis, os levantáis. ¡Mas ved! ¡el alba! ¿Qué alba? La muerte. ¿Qué es este paraje? La tumba.—Sopla un viento, viento ignoto que os arroja a los célicoshumbrales. Allí tembláis desnudo, impuro, horrible, ceñido por mil lazos repugnantes, prendido en esta red de mallas fúnebres: yerros, tinieblas, vergonzosos males... De pronto, un álguien canta en lo infinito; un álguien os bendice; más de ese álguien no conocéis la voz, no veis la mano de la cual a vuestra alma el amor cae. Llegáis hombre, - adáver, nieve, copo; os derretís, vivís, sentís que invade toda vuestra alma un éxtasis divino, y estremecido de placer radiante, comprendéis en la insólita derrota que érais un mónstruo, y en la luz sois un ángel. Salvador Sellés. Alicante 1." Noviembre 1913, 328 LUZ Y UNIÓN De la intolerancia Es un tema manoseado el que vamos a exponer hoy a nuestros lecto- res: todo el mundo ha metido baza en el, y nosotros mismos recordamos haber dicho algo otras veces sobre la intolerancia. ¿Será acaso una falta exponer lo que se piensa sobre un defecto arraigado hasta el extremo de no atinar a ver el punto de los esfuerzos de tantos combatientes como ha tenido desde que se manifestó entre los hombres como una plaga social y una rèmora para los ideales que van camino adelante en el de la humana regeneración? La intolerancia es hija natural del privilegio y del orgullo, y por lo tanto es lógico viva y prospere entre aquellos séres entregados a una Vida aparte déla gran mayoría de los demás hombres. Aquellos que, con buenos puños para defenderse de las acometidas de los demás, lograron preponderar y someterles a su capricho, natural es. que, ciegos por el orgullo, se armaran de la injusticia para cometer toda clase de atrocidades. Y aquellos otros que creados por la fortuna, y acostumbrados al am- biente falso de un vivir inútil, por no decir vampiresco, vieron dos clases de hombres; ellos, los de arriba encargados de manejar el látigo y mirar a los de abajo por sobre el hombro, fueron fabricantes de leyes y creadores de novelas para someter y asustar a sus inferiores^ los que faltos de toda luz levantan los ojos para distinguir un Sinai donde no hay otra cosa que un prosuntorio de prejuicios, y unos desaprensivos bailando al compás de la presunción, escandalosamente ridicula cuando no trágica. Nunca fué la tolerancia norte y guía de los poderosos; si entre tantos abrojos ha surgido una flor perfumada, no ha conseguido otra cosa que lie- Varun rayo de luz momentánea que recordarán los libros y aquellos que habrán tenido la fortuna de verse provistos en su facultad Visual. La intolerancia ha hecho presa en el campo espiritista. Si para todos los hombres de pensar recto es una plaga la intolerancia, ¿qué diremos de los espiritistas que no sólo deben ser tolerantes sino que tienen la obliga- ción de practicar el sermón de la Montaña, perennemente recordado por sus propagandistas. En el campo espiritista ha penetrado la zizaña de la falta de respeto, que es una faceta de la intolerancia que combatimos. Comoatir a las personas a quienes se juzga equivocadas, jamás debía- mos hacerlo. Combatir sus equivocaciones con razonamientos eso sí que revista espiritista kardeciana 329 podemos y debemos hacerlo sin temor a descalificaciones que no vencerán si nos guía un espíritu altruista y recto. Lamentamos hoy lo que ocurre entre nosotros y no nos la prometemos muy felices mient·-as no se descuaje la planta malévola de la intransi- gencia. No pretendemos con estas palabras molestar a ninguno de nuestros hermanos, para quienes partamos por igual nuestros respectos y cariño. Son igualmente espiritistas a nuestro entender cuantos están conformes en las declaraciones que son base demuestra doctrina y fueron sancionados en Congresos y Asambleas. Que bay espiritistas que fuera del radio de nuestra filosofía, conso- fadora y racional y tocante a cuestiones completamente terrenas aceptan ideas y procedimientos cuya diferenciación no puede jamás dejar sitio al contrasentido ni pradució descrédito para nadie? ¿Que otros fuera de nuestra comunión sin menoscabo de la conciencia aceptan una política v otros otra, aun cuando se vea un antitesis que jamás debe perturbar nues- relaciones puramente filosóficas y morales? El que más trabaje para hacer que se respete la voluntad de los demás, ganando asi el respeto para la suya, este será el mejor de todos. Ya son bastantes las plagas que diezman el árbol espiritista para que distraigamos tiempo comadreando como si intereses superiores no nos lia- masen a la orega.por el Ideal. J. Costa Pomés La felicidad en el deber Si miráis atentamente a vuestro rededor os será muy difícil encontrar muchas personas realmente felices. Aun las más religiosas y altruistas rara vez son felices; sus corazones están casi siempre bajo las sombras de los sufrimientos ajenos. Y sin embargo, lo que busca cada alma es la felicidad, y no la podrá encontrar sino a través de los siglos y variadas existencias, La experiencia diaria nos está enseñando qué es lo que nos da la felici- dad. El rico está descubriendo que no hay satisfacción que dure en la rique- za. Aun aquel que emplea sus riquezas para protejer a los otros no es felizi porque está viendo que de todo el,dinero que él distribuye,..cuan poco be- neficio sacan los que lo reciben. - ,, . Esto es debido a que la tierra ha estado., destinada para el uso del hom- 330 LUZ Y UNIÓN bre; y eso jamás ha podido significar que cualquier hombre debería gozar del dinero que él no ha ganado. Los monopolistas que impiden a los otros el uso de la tierra, jamás pueden subsanar por medio de la caridad el mal que han hecho. Ningún sér humano que no trabaja con las manos o con la cabeza puede ser feliz. Ninguno que trabaje con una mira puramente per- sonal puede ser feliz. Cualquier buen éxito que no signifique un beneficio para los demás no puede traer una satisfacción durable, pues el único camino hacia lafelicidad es un paciente y sereno esfuerzo para construir el propio carácter por el cumplimiento del deber que está más cercano a nosotros, y el convenci- miento de que hemos vivido antes muchas veces sobre la tierra, en donde estamos modelando, por medio de nuestros pensamientos, acciones y de" seos, nuestro porvenir espiritual. tí: ^ -fi Cualquiera que sea al presente vuestra posición, vuestro trabajo y mo- do de ser personal, todo ello comenzó con vos en otras existencias y en largos períodos de tiempo pasado. Ahora estáis construyendo hora por hora Vuestra situación en la próxima vida. De la misma manera que no recordáis hoy los días en que fuisteis un nene o niño pequeño, días que tuvieron una marcada influencia en vuestra vida, así mismo no recordáis vuestras pasadas encarnaciones. Y cuando Volváis otra vez no recordareis de la presente vida; pero sereis entonces lo que os estáis haciendo ahora. Todo impulso bueno y nada egoísta, toda obra buena hecha en favor de la humanidad o de algún individuo que se cruzó en vuestro camino, toda tendencia indigna vencida, todo deber cumplido con lealtad, significan para vos belleza, prosperidad y utilidad eficaz en la próxima existencia. Si teneis dinero y lo estáis malgastando; si teneis buena presencia y son indignas vuestras acciones; si sois egoísta, extravagante y os permitís excesos perjudiciales para otros y para vos mismo, entonces os estáis labrando un mal Karma, es decir, un daño para el futuro. No importa que dejeis vuestro actual cuerpo, esto es, que muráis antes que esos resultados se cumplan aquí; vos pagaréis esa deuda con intereses en cual- quier tiempo. Por el derroche de hoy cosecharéis mañana necesidades y urivaciones. Ei pecado de hoy se convertirá en dolor y sufrimiento. No po- déis escapar a la ley. * * * La simpatía, la compasión, la paciencia, el trabajo, el amor universal son cosas que debemos aprender y a practicar antes de completar el gran ciclo de la Vida. Y para esto tenemos que venir aquí una y otra vez hasta ponernos peritos. Todos los que han aprendido estas cosas están en un REVISTA ESPIRITISTA KARUECIANA 331 plano superior y son felices, sea que vivan en el gran mundo o habiten an el humilde hogar del obrero. Este conocimiento del propósito de la vida es lo único que da la felicidad. Beño B. Gallet ha dicho grandes verdades acerca de la felicidad que no han menester nuestros comentarios: «La felicidad es un estado del cual la condición de ser una pequeña personalidad no es lo importante. Por consiguiente ninguno cuya vida y conceptos, cuyos sentimientos y propósitos están limitados y confinados a su exclusiva personalidad, puede ser feliz. Si él es feliz es porque ha tras- pasado los límites de sus bajos egoísmos y gustos indignos hacia un más allá de su ordinario horizonte. «Está bien que el hombre desee riqueza, poder, posición social. Es propio que él desee amor y amigos. Puede desear la salud y el bienestar; pero todo esto no con la mira de que sea para sí únicamente. El debe te- ner la convicción de que todas estas posesiones y condiciones no están ni deben estar separadas, sino concertadas con las de los demás en amplios círculos que llegan hasta lo infinito». Ella Wheler Wilcox Evening Journal. Intuición, Instinto y Razón Un ruido estrepitoso e inesperado nos crispa los nervios, contrae nues- tros músculos y nos impulsa, irreflexivamente, a escapar de un peligro que sentimos cerca de nosotros. En todo esto obra solamente el instinto, ade- lantándose al razonamiento que Viene más tardíamente a darnos explicación perfecta de los hechos realizados y de las causas que entraron en juego para producir el estrepitoso ruido. La labor del raciocinio es generalmente lenta y requiere un espíritu de observación bien educado y perspicaz, para que sus resultados tengan toda la oportunidad que es de desearse; por el contrario el instinto es imperati- vo, obra rápidamente y no se detiene a escuchar los dictados de la razón. Lógicamente, el instinto es una prueba irrefutable de la verdad de la reencarnación de las conciencias individuales, del espíritu, del alma de los seres que han muerto. El instinto es como el recuerdo de los sucesos y costumbres desarrollados en existencias anteriores, de simpatías y antipa- tías nacidas al contacto de las energías cósmicas en Vidas pasadas. Bajo este punto de Vista, el instinto tiene indiscutibles analogías con lo 332 luz y unión que los psicólogos llaman «intuiciones». Instinto e intuiciones parece que son recuerdos o impresiones que tienen relación, en forma misteriosa, con ese mundo prodigioso de lo invisible que pasó v lo invisible que nos espe- ra más allá del sepulcro, donde parecen agitarse mil y mil seres que, en nuestras horas de clarividencia, presentimos y comprendemos, Una educación racional de nuestras facultades nos ayudará mucho a sacar el mejor partido de nuestros instintos, de nuestras intuiciones, de nuestra razón, tres valiosísimos auxiliares para la segura marcha del hom- bre sobre esta tierra. Cuando presintamos algo, no nos detengamos pasivamente a fomentar los sentimientos que nuestra intuición de lo porvenir haga nacer en noso- tros; al contrario; llamemos en nuestro auxilio a la razón y estudiemos las circunstancias que nos rodean procurando sondear hasta el fondo en ese inextricable conjunto de relaciones, de prejuicios, de antecedentes, de cir- cunstancias de toda clase, que constituyen la vida de un hombre. Si somos bastante enérgicos y encauzamos nuestras meditaciones y estudios, con- centrando toda nuestra energía mental en descifrar, por decirlo así, nues- tro destino, podremos seguramente sobreponernos a la primera impresión o sentimiento, ya sea de alegría o de tristeza, que haya nacido con un pre- sentimiento determinado. A menudo sucederá que sintamos tristeza cuando la realidad de nues- tra situación sea más bien digna de congratulaciones, o viceversa, que pal- pite nuestro corazón a impulso del contento, cuando debiéramos lamentar un estado menos apetecible. El instinto, por lo que toca al aprovechamiento práctico de sus indica- ciones, es también una facultad a la que debe procurar el hombre controlar y depurar debidamente, pues claro está que, repetidas veces, el instinto no es otra cosa que el predominio de perjuicios nacidos de la ignorancia de la recta interpretación de las leyes naturales. La costumbre de oír el fragor del relámpago en las comarcas en que este fragor es imponentemente, ro- busto y frecuente, llega a no ser motivo de sobresaltos involuntarios en quien se habitúa a escucharlos. La experiencia y el razonamiento han de- mostrado que no anuncia ningún peligro el estampido de una descarga eléc- trica, puesto que, cuando llega a nuestro oído, la descarga que lo produjo, previamente causó sus efectos, y quien los haya sufrido, si aún conserva vida para ecuchar, escuchará aquel estampido después de haber sido le- sionado. Zakathustra REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 333 Manifestación telepática de moribundo Aunque las manifestaciones telepáticas de los moribundos sean en nú- mero abundante para fundar nuestras convicciones, aunque yo mismo haya publicado ciento ochenta casos en mi obra L'Inconnue, me parece que nuestro deber es continuar señalando los que en contramos en nuestro cami- no. Estos son otras tantas piedras para el edificio del porvenir. Leyendo últimamente la obra de Paul Auquez, intitulada Manifestations des Esprits (París 1857) he encontrado la relación que sigue: «Mientras se imprime nuestro libro, he aquí lo que publica La Presse: Se lee en el Courrier de Lyon: «En la noche del 27 al 28, se ha producido un caso singular de visión intuitiva en la Cruz Roja, en las circunstancias siguientes: «Hace tres meses más o menos, los esposos B..., honrados obreros tejedores, movidos por un loable sentimiento de conmiseración, recogieron en su casa, en calidad de doméstica, una niña de los alrededores de Bour- goin, casi idiota, que habían encontrado en el camino de Brignais. «El domingo último, entre dos y tres de la mañana, los esposos B... se despertaron sobresaltados por los gritos agudos lanzados por su domésti- ca, que dormía en el taller contiguo a su pieza. «La señora B., con una lámpara encendida, sube al taller y encuentra a su doméstica desecha en lágrimas, que en un estado de exaltación de es- píritu difícil de describir y retorciéndose los brazos en terribles convul- siones, llamaba a su madre, que según decía ella acababa de morir a su Vista. «Después de haber consolado lo mejor posible a la pobre niña, la seño- ra B.., volvióse a descansar. Al día siguiente recibió una carta en la que le decía que en la noche del domingo al lunes, entre dos y tres de la maña- na, la madre de la niña había muerto a consecuencia de una caída en una escala. «La pobre niña idiota partió ayer en la mañana para Bourgoin, acom- pañada de M. B,.., su patrón, para recoger la parte de herencia que le corresponde de su madre, a quien ella tan tristemente había visto morir en sueño.» Cualquiera que haya sido la investigación que se haya hecho para veri- ficar el hecho, es difícil suponerlo inventado, y como un gran número de otros casos análogos han sido absolutamente verificados, este debe ser agregado ala suma respetable de las observaciones de casos de «Visiones 334 LUZ Y UNIÓN intuitivas», como se decía entonces, o mejor dicho, de comunicaciones psíquicas a distancia. Agreguemos que aquí no se podría invocar una expli- cación de coincidencia fortuita sacada de las inquietudes del sujeto relati- vamente a su madre, pues ésta no era Vieja, ni enferma y ha muerto de un accidente súbito e inesperado. Estos hechos son raros seguramente, tan raros, según parece como los eclipses de sol, pero son bastante numerosos para constituir una clase especial de fenómenos, y su existencia es cierta. Será necesario explicarlos algún día. Parece que todavía no estamos autorizados a emitir ni adoptar ninguna hipótesis. Esperando, reunamos humildemente los ma- teriales. Camilo Flammarion Desdoblamiento y doble vista El venerable Enrique Kolling vió a su padre moribundo estando a 500 kilómetros de distancia. He aquí como relata él mismo el hecho. «Mi padre, Guffrey Kolling, habitaba el condado de Belfer, en Inglate- rra. El cariño que nos teníamos era muy grande. Estábamos en constants comunicación epistolar. Un día, después de una labor muy fatigosa, echeme sobre la cama a descansar. Apenas adormecido, despertóme una inexplicable sensación de pena. Me senté en la cama, y al instante vi a mi padre tan claramente como jamás lo había apreciado. De sus labios brotaron estas palabras: —jHijo mío, me muero! En la misma visión, mi padre estaba acostado en la cama de un apo- sento que me era desconocido. Por los muebles, parecía una habitación inglesa. Todos mis parientes se hallaban allí, rodeando el lecho, menos mi hermana; ausencia que me admiró muchísimo. La escena fué tan real, como si la hubiese presenciado entre los espectadores en un teatro. Vi a mi padre dejar caer la cabeza sobre la almohada y exhalar su último sus- piro. Entonces mi segunda personalidad, o como queráis llamarla, parecióme que se fundía en mi cuerpo. Me levante y declaré a los mios que mi padre acababa de morir. Dijéronme que esto era el resultado de una postración nerviosa y que debía acostarme. Obedecí y dormí ocho horas. KEVISTA ESPIHIIISTA KARUECÍANA 335 Durante el sueño, el rostro de mi padre se me aparólo de nuevo más claramente todavía que en el estado ya descrito. Sonrióme con expresión de dulzura y se desvaneció. Dos semanas después recibí una carta de Inglaterra participándome que mi padre había muerto en el día y hora que yo había visto, y agregán- dome que el moribundo, hasta el momento de exhalar el último suspiro, dijo que me estaba viendo al lado de su lecho. También me participaban que mis padres habíanse mudado hacía pocos meses en la casa que en aquel entonces habitaban». Con posterioridad puede apreciar que el aposeuto en que murió mi pa- dré, era, precisamente, como yo le vi en mí extraña condición mental, y la ausencia de mi hermana, que tanto me sorprendió, me fué justificada por hallarse enferma». Centro Espiritista "Saenz Cortés" Comanieaeiones obtenidas en la sesión de 6 de Julio de 1913, por mediumnidad parlante y ra tifieadas luego por mediumnidad escribiente. Buenas noches. Hermanos, cuantas veces oigo decir el progreso avan- za a paso de gigante, y yo digo, el progreso moral camina a paso de tortu- ga y me baso, en que han transcurrido 20 siglos después de los tristes acontecimientos de Jesús y todavía hay quien ostenta ia venda del fanatis- mo y del error. ¿No es triste y ridículo que a estas alturas se estén cons- fruyendo templos de adoración, teniendo el más hermoso de los altares, como lo es el Universo en donde se refleja la inmensa grandeza de Dios? ¡Oh humanidad! cuan atrasada estás. ¿Cuando despertarás de tu letargo inter- y te darás cuenta de que el clero es el obstáculo más grande que se pone en el camino del progreso; y sino decidme hermanos, en 20 siglos que lleva el clero de dominación ¿qué han hecho de la divina moral que el Mártir del Góigota les dejó por herencia? Disfrazarla y convertir lo bueno en malo y ¿de sus templos que han hecho? casas de contratación para ne- gociar con el nombre de Dios a diestro y siniestro. Y la chispa partió de Roma, si; de ella partió la tromba de gérmenes malsanos y los esparció de polo a polo, adormeciendo los puros sentimien- tos do los corazones sencillos; por lo tanto tiene que sufrir terribles con- secuencias. Es verdad que han aumentado las legiones de sus creyentes con su Vil 336 LUZ Y UNIÓN ardid, pero muy cercano está el día que tendrán que rendir estrecha cuenta de su legado y entonces ya veremos a que quedan reducidas todas sus ar- timañas. El clero ha adulterado la esencia de la flor llamada amor, quedándose con la corola marchita y sin fragancia; pero la esencia de esa flor no pere- ce, no puede perecer; yo os juro que renacerá con la ciencia espirita, y re- nacerá tal cual es, tal cual fué entregada a la humanidad para su goce y su ventura; la ciencia se encargará de vivificarla y el arte de embellecerla, para que todos los seres la vean y se afanen por su posesión y cuando esto su- ceda ¿qué será de La Roma? Ya tiembla, ya se talambea; sus templos, hoy bazares de sus más grandes riquezas, serán mañana colegios, asilos y hos- pítales que serán más útiles para la humanidad. Y sus grandes ornamentos» cendal hoy para las inteligencias, serán honra y prez mañana para todo es- piritu esclarecido. jOh! cuando les llegue la hora como se defenderán desde las trincheras que han abierto en el campo de la fé ciega, pero sus mismas armas se re- velarán contra ellos para aniquilarlos, porque ellos son responsables de to- dos los siglos de atraso que gravitan sobre la humanidad; ellos son respon- sables de todas las guerras religiosas cuyos desastres sabéis no son un cuento; son responsables de esa noche interminable de horrores, solo Visi- ble al resplandor siniestro de las hogeras inquisitoriales. Como lucharán por defender su orgullosa infalibilidad, su eror, su mi- seria moral, y dirán que los inspira el Espíritu Santo. No cederán buena- mente al empuje de la razón, del amor y de la ciencia; se revelarán contra lo que de Dios viene y a Dios vá, y a pesar por tan terribles esfuerzos por substituir acabarán por suicidarse. El plazo de su desaparición se aproxi- ma, su muerte moral es ya un hecho, la material la sucederá sin remedio. Todavía es grande su poder debido a la mucha superstición y gran igno- rancia, pero la ciencia avanza y ella se encargará de que pase a la historia como una enorme pesadilla, tal cual fué y será, porque esa es su caracte- ristica, y las futuras generaciones ¡al recordar del clero y Roma no la maldecirán porque en su corazón ya no cabrá la maldición, pero sí la con- templarán con espanto y harán lo posible para que no se rehaga de sus cenizas. Este será el fin de Roma, y de su clero y ¿sabéis porqué? Porque exis- te un Dios todo verdad, todo amor, todo justicia y toda ciencia, al que ja- más Roma ha conocido, ni sentido y al que siempre ha ultrajado con sus palabras y con sus obras; pero como este Dios padre amorosísimo no priva a ninguno de sus hijos de su amor, también les concederá a ellos el tiempo y la luz para regenerarse, y ser de veras lo que pretenden ser: ver- daderos discípulos de Jesús e inspirados por El Espíritu Santo. Saénz Cortés rkvista espiritista káp.deciana 337 Buenas noches: ¡Qué ambiente, que bien se respira aquí! Hermanos me atraéis como el imán al acero; qué día tan delicioso he pasado, cuanto he gozado entre mis pequeñitos, cuanto ¿pues no he de gozar si ellos son mi anhelo, si ellos son mi afán y mi embeleso? porque cuando ellos nos besan Dios nos dá besos. Que hermoso es hacer el bien; no hay en el mundo una flor, en tan inmensa variedad que despida el penetrante aroma, como el que exhala la caridad. ¡Oh caridad! bendita palabra y sublime acción; con la cari- dad hermanos se ha de redimir la humanidad y se ha de convertir este mun- do de penas en un nido de amor, pues bien. Si no hay adelanto más verda- dero que el de hacer el bien ¿como hemos de abandonar al que llora? im- posible. El lema de nuestro escudo dice así: «sin caridad no hay salvación». Conque hermanos, no olvidemos la más hermosa máxima de Cristo, y entended bien la caridad; esta no solo se limita a darle pan al mendigo, abrigo al que tiene frío, acompañar y consolar al que sufre; también es ca- ridad no divulgar debilidades del prójimo, que todos somos hermanos y otras muchas demostraciones que tiene la caridad y que la misma concien- cia las dicta, sin ser por eso, necesario el indicarlas. Así hermanos ,a luchar por el engrandecimiento del alma, empuñad bien las armas que un día os brindé y lanzáos al campo de la fé ciega, y allí gri- tad así: Abajo el oscurantismo, resplandezca la verdad y entonces podréis dejar la tierra para siempre e iréis a mundos más elevados, donde el hom- bre, ni llora al nacer, ni teme al morir. Amalia Domingo Soler Página suelta Cuando consideramos de qué suerte el dolor engrandece nuestras al- mas, no podemos dejar de bendecir al dolor. Por un misterio de nuestra naturaleza, aquello que a primera vista nos rebaja más; en realidad nos en- grandece. El dolor que huimos es la ley misteriosa de nuestra existencia, como un bálsamo que conserva pura todas nuestras Virtudes. Desconfiemos mucho de los que se sienten contentos y felices en esta tierra: esos infeli- ees no han sentido la aspiración divina a una vida mejor: no han soñado en lo celeste y en lo infinito; no guardan un ideal en su conciencia y no ven como de ese ideal se aparta la fría y tosca realidad. En la contradicción, en la lucha constante entre ese mundo real y el mundo que fingimos, entre esta vida transitoria y esa otra vida cuyas ri- 338 luz y unión beras son la eternidad, entre la idea pura de la conciencia y el hecho im- puro que se realiza fugazmente en el espacio entre la imperfección que ve- mos y la perfección que soñamos, está encerrado el enigma de nuestra grandeza, el genio de nuestras artes, el numen divino de la conciencia. Anda, hombre; anda, pobre peregrino! La naturaleza no se somete a tu Voz sino protestando contra tu dominio en sus mil embravecidos elemen- tos; la ciencia no desciende a tu frente, sino después de haberse escondido en impenetrable nube; la misma virtud no te sonríe si, no combates por ella; cada hoja de nuestra corona cuesta un sacrificio; cada resplandor de cien- cia que Ves, días muy amargos, cada suspiro de libertad que alcanzas mi- llares y millares de generaciones, y, sin embargo, ese dolor que te precede y te sigue y que agita sus alas sobre tu cuna y tu sepultura, que está mez- ciado como aligación necesaria a todas las grandes obras; ese dolor que gime en tus arpas, en tus cinceles, en tus plumas, en todos los instrumen- tos de tu grandeza, ese dolor infinito es el ángel de Dios que siembra de flores el camino de tu vida, y que muestra sonriendo la mansión divina de los cielos. Emilio Castelar ¡Pobre Humanidad! Recordamos algunas conversaciones que tuvimos con un amigo sobre espiritismo ¡cuando alucionada nuestra mente, nos parecía que algunos hombres eran mejores que la generalidad, y nuestro amigo nos decía; jAy Amalia! no busque usted la sublimidad en la tierra, en esa misma escuela espirita que tan bella le parece a usted: hay más cieno que agua limpia. Ud, se entusiasma cuando los oye improvisar rñagníficos discursos, 'f pero delante de la gente no ha de estudiar a los hombres, los ha de obser- var cuando están solos, cuando se presentan tal cual son en el seno de su familia; allí, en el fondo de su hogar, es donde hay que fotografiar al hom- ^ ' bre; que en las reuniones toda persona semieducada es atenta y cortés, y proclama la moral más pura, y tiene orgullo en proclamarse defensor de la virtud. El papel del hombre de bien es muy agradable de representar, pero es más difícil de sostener, porque impone deberes y sacrificios, y estos ya no son tan dulces de cumplir; por esto los espiritistas, que usted tanto ad- mira, son pigmeos disfrazados de gigantes, sepulcros blanqueados muy limpios por fuera y muy sucios por dentro. En fin, son hombres y nada más, no tienen más defecto que su origen; Cain ha dejado tan inmensa des- cendencia, que su fraticida estirpe llena los ámbitos de la tierra, y mientras REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 339 esta raza no se extinga, los hombres se devorarán unos a otros con toda la crueldad que nos caracteriza, que ya es bastante. Estos razonamientos y otros semejantes nos dirigiría nuestro amigo pa- ra amortiguar nuestro entusiasmo, pero sus esfuerzos fueron Infructuosos: nuestra fe no se extinguió ni se extinguirá jamás; pero sí le hemos dado la razón cuando las rudas pruebas de la vida nos han venido a convencer que ios grandes Ideales no tienen firmes mantenedores; y entonces hemos dicho como él decía ¡pobre humanidad! ¡Como desgarra sus vestiduras! ¡Como lastima su débil cuerpo! ¡Como empequeñece su noble condición. No bastan que las distintas religiones se acometan como fieras y derra- men ríos de sangre y que los filósofos empleen toda la argucia de su talen- to para herir a fondo a la escuela contraria, es necesario más aún, es que los adeptos de una doctrina se dividan en bandos y hagan escarnio unos de otros; todo esto es útil para el adelanto de la humanidad. Pobre árbol que torcido crece, que para enderezarse necesita que lo mutilen por completo! ¡Que triste es esto! Para los hombres no basta la persecución del consejo; ayer más fieros y más Indómitos aún, no tenían otro lenguaje que el com- bate homicida, o el Inhumano o Inquisitorial proceso, que daba por resul- tado la confiscación de bienes, el fatal destierro, el potro del tomento y la terrible hoguera; hoy no se destroza materialmente, se contentan con las armas del Insulto, de la calumnia, de la ironía, de la burla despiadada, y no entre distintas escuelas, sino en su misma agrupación emplean toda su sa- ña los espíritus rebeldes, que sin luchas de mala fe no pueden vivir. ¡Po- bre humanidad! Cuanto nos avergüenza pertenecer a esta desgradada, que como los reptiles solo vive arrastrándose por el lodo. El espiritismo ha venido a hacer un gran bien a la humanidad, porque si bien en el siglo presente no ha curado la lepra, no corre en uestro ser, en algunos seres al menos, ha despertado un sentimiento, el de la en vergüen- za, ese siquiera ha despertado a nosotros. Nos avergonzamos de pertene- de he- cer a tan miserable humanidad, considerando cuantos siglos siglos mos vivido enagenados en el vicio, dominados por la estupidez, subyugados por el orgullo, enloquecidos por la vanidad; y ¿que somos hoy día? presi- darlos pesada cadena; y habremos tomado parte eri las pasadas civiliza- con clones, habremos defendido un Ideal, habremos amado a una familia, y des- pués de tanta lucha, después de vivir tanto tiempo, después de haber con- templado tanta metamórfosis en la naturaleza, hemos vuelto a la tierra pa- ra- caer como los demás; y cuando la nieve de los años principia a dejarnos sus huellas de plata en nuestros cabellos, cuando nuestros ojos cansados de tinieblas no sabían que hacer, porque abiertos y cerrados estaban sumí- dos en la obscuridad, cuando la hiel de la vida había vertido en nuestro co- razón su amargo contenido, entonces es cuando hemos despertado, porque alguien nos dijo: escucha, dicen que los muertos viven; y nos hemos con- 340 LUZ Y UNIÓN Vencido que vivían, y ante esta realidad nos ha hecho temblar nuestra pe- queñez. No importa que el espiritismo no haya aún logrado hacer espiritistas a la generalidad porque excepciones las ha habido en todas las épo- cas. No importa que se digan que los hombres que conocen el espiri- tismo son tan pequeños como los demás. No puede borrarse en una exis- tencia la historia de millones de siglos y únicamente podrá conseguir en el transcurso de una encarnación, que el hombre cuando esté a solas con su conciencia se avergüenze de sí mismo. Esto sí se ha conseguido, y algo es algo. Ayer el hombre se creía im- pecable: hoy muchos inclinamos la cabeza y decimos: jSeñor, ten miseri- cordia de nosotros! Nosce te ipsum... Entre los proverbios figura, en primer término, el que sirve de epígrafe a estos reglones. Un proverbio es la expresión, por medio de pocas pala- bras, de una idea trascendental, es la feliz traducción, en frase breve y con- cisa, de una concepción intelectual profunda y capaz de hacer vibrar el ce- rebro humano y estimularlo, para elaborar nuevas formas intelectuales, nuevos pensamieutos que vienen a ser como floraciones mágicas de la fe- cundidad mental, cuyas galas se ostentan, haciendo el poderoso influjo de la poderosa y prolífica energía del concepto encerrado en breve frase. Al hablar de proverbios nos referimos a aquellos que entrañan una con- cepción didáctica, cuyo desarrollo puede conducir a la realización, de todo un cuerpo de doctrina, por medio de sucesivas ampliaciones, comentarios e interpretaciones de la frase primitiva, la cual se asemeja, en cierto modo, al protoplasma, al gérmen del cual brotarán futuros y admirables organis- mos, apenas soñados al principio. Nosce te ipsum, era una inscripción que estaba grabada en el pórtico de un templo de la antigüedad. Traducida literalmente anuestroidioma, significa: «conócete a ti mismo.» La realización de este conocimiento implica un pro- greso inmenso en la conciencia humana, pudiendo asegurarse que, hasta hoy, ningún hombre ha llegado a conocerse a sí mismo y qae todas las ciencias, las artes, las industrias, son pequeños ensayos hechos por el hombre sobre la tierra, para llegar a dicho conocimiento. El catolicismo ha trabajado porque sus discípulos y adeptos vuelvan REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 341 siempre sus ojos hacia sus lacras acabando por cristalizar en ios cerebros de los católicos la idea de que son despreciables la salud corporal, la belle- za, los bienes de la tierra, el amor etc., etc. El examen de conciencia, tal como lo aconsejan los ascetas, es una ini- mitable escuela de degeneración. Con ese exámen se os obliga a traer ante vuestros ojos todas las miserias de vuestra vida, llamándoos la aten- ción exclusivamente sobre ellas, para despertar en vosotros un sentimiento invencible de humildad basada en el convencimiento que se os hace adqui- rir de vuestros graves defectos y en la triste idea que os sugieren de voso- tros mismos. Como método de envilecimiento no cabe duda que es inmejorable el de tener siempre fijas las miradas en las miserias propias. Las plegarias que se recitan por esos que, noche a noche, en lugar de encontrar alguna tendencia en su sér sólo miran sus vergüenzas y deslices, son las plegarias del débil que se debilita más, del degenerado que degenera cada día más, del envilecido que se envilece con una aceleración progre- si va. Los filósofos de la escuela de Stirner y Federico Nietzsche, al ridiculi- zar la moral católica llamándola la moral de los esclavos; tuvieron la cía- rividenncia de que el sistema de buscar siempre lo bajo, lo abyecto, lo mi- serable y oprobioso, para deprimir las humanas ambiciones y buscar fuera del mundo que nos rodea (es decir en una región iiuscria) una felicidad que sólo debe buscarse en la Naturaleza, (tomada esta palabra no en un sentido meramente materiaiista, sino en el más elevado, simbólico de Suprema Energía;) buscar, repetimos una felicidad de mundos imaginarios, es un pésimo sistema, inventado por las castas sacerdotales, para restarse com- petidores en el dominio del mundo real. Nada más lleno de astucia que despachara los imbéciles al mundo del ensueño, para quedarse dueños ab- solutos del mundo real,úunico donde existe la real felicidad; pero nada, tam- bién, más inhumano ¡hay! y más repulsivo. Amigos-mios; arrojad lejos de vosotros el peso de vuestros pecados, y, en su lugar haced crecer en vuestro espíritu la virtud y el bien que, como tesoro escondido lleva cada ser en el foudo de su conciencia. Mirad vues- tro interior, conocéos a vosotros mismos: no olvidéis el nosce te ipsum de la sabia antigüedad. ¡En vuestro interior brilia chispa divina! Hermano Oye la voz de los amigos que por medio de la presente hoja se dirigen a tí. 342 LUZ Y UNJÓN Lee y reflexiona que nuestro más vehemente deseo es abrir tus ojos a lu luz dela Verdad, si es que ésta a ti no ha llegado. Todos creemos que sabemos más que los demás y somos mejores que los demás, que mejor que nosotros nadie sabe vivir y poco a poco la ex- periencia nos va mostrando a otros hombres que nos enseñan lo que no sabíamos; nosotros intentamos esto, enseñarte lo que no sabes, y si lo sabes, estimularte y que te unas a nosotros para el estudio y si lo has oido y no has parado tu atención, para que lo estudies personalmente. Sepas o no sepas los que aquí escribimos solicitamos tu benevolencia. Nadie muere Lo sabías? La muerte no es muerte, es vida para el cuerpo, quetrasfor- mándose en contacto con la tierra produce millones de vidas. Es vida para tí, para nosotros, para todo que no somos nuestro cuerpo sino el espíritu que dentro de ese cuerpo vive, el espíritu eselhombre'y el espíritu no se disgrega ni se convierte en vidas como el cuerpo porque el espíritu que es una Vida que no se extingue, que es indivisible, individual, al separarse del cuerpo sigue viviendo; principia para él una nueva vida como principió una nueva vida al venir a la existencia. El hombre no muere. Tú que nos lees Vives eternamente; cuando tu cuerpo caiga abatido por la enfermedad o por el agotamiento, tú que eres el espíritu, sigues morando en el espacio durante algún tiempo, para volver después a tomar otro cuerpo nuevo y a principiar otra nueva existencia en la tierra, es decir, vuelves a nacer para empezar otra nueva vida. Estas no son fantasias; esto está probado porcia experiencia y la investigación seria y serena en la cual tú si quieres puedes entrar. El objeto de las vidas Es adquirir experiencia, es ir conquistando el saber; lo que se aprende en una Vida no se pierde jamás ni aún a través de infinitas muertes' o cambios de cuerpo físico. El hombre progresa en esa forma siempre hacia adelante, nun:a hacia atrás. Si entiendes esto, verás el gran interés que tiene para tí el estudio, el aprendizaje de lo que no sabes, pues siendo el objeto de las Vidas pasar por toda clase de experiencias, las que adquieras ahora no las tendrás que adquirir después. Si ahora eres perverso y malo, avaro, usurero o ladrón, tu próxima existencia será desgraciada por el gran dolor que te ha de producir la pér- dida de esas costumbres que tarde o temprano reconocerás que son malas y perjudiciales. Si ahora aprendes y tratas de perfeccionarte, y tratas de ser altruista, caritativo, benévolo con todos, sufrido con las faltas agenas y honrado, tu REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 343 próxima existencia será mejor que la presente y te encontrarás satisfecho de haber sido bueno. Ese es el infierno que a todos nos espera, el martirio que nos dará nuestra propia conciencia. Esa es la gloria que todos hemos de disfrutar, la satisfacción de todos nuestros buenos actos. B1 iniierno y la glofia Que te pinta la religión católica es una farsa vil e indigna que no tiene nada de humano. Y si el infierno y la gloria de la religión romana no existen, tú com- prenderás la villana explotación que contigo se comete, al aconsejarte que enciendas velas, que pagues misas, que des ofrendas, que pagues a los ministros que representan esa religión para solazarse en tu ignorancia, mientras ellos disfrutan toda clase de satisfacciones corporales. Bueno es que dediques un recuerdo al esposo, a la esposa, al hijo o al amigo que se han ido de la tierra, pero dedícaselo desde tu propia casa, en el campo donde trabajes, en cualquiera parte que te halles, pues no cons- truyen los hombres templo alguno más santo, más grande, más artístico, más admirable, que el de la propia naturaleza. El espiritismo te brinda al estudio de las cuestiones del alma, pero en ninguna ocasión te pedirá dinero por enseñarte las verdades que conoce. Lo que piensas gastar en coronas, en cera, en responsos y en carruaje para ir al cementerio, resérvalo para otras necesidades que puedas tú tener y si no las tienes para aliviar las de tu prójimo, que siempre tiene la mano tendida pidiendo socorro. Prestáselo y a tí mismo te prestas el mejor de los servicios. Que estos consejos te sirvan de lenitivo a tus dolores es lo que de- seamos. No llores ni te apenes por el muerto que hoy te preocupa, que él se halla exento de las miserias terrestres y te tiene presente; no pienses que le has perdido, le Volverás a ver pronto. Hacia la sabiduría por el amor y la ciencia. Arte de curar por medio del Magnetismo Pop Quintín üópez GóODez Que el autor de este libro, es un escritor científico de los pocos que a esta ingrata tarea se dedican, no necesitaba decírselo el editor en la nota bibliográfica que acampana la obra. 344 LUZ Y UNIÓN Ya sabíamos que Quintín López Gómez, es un modestísimo literato, trabajador y culto, que hace años se dedica con verdadero cariño a la Psi- cología experimental. Basado en estos estudios, el autor dedica su libro a ios magnetizadores prácticos, dividiéndolo en tres partes, a saber: Fisioterapia, Autropogenia y Terapéutica. Muy acertadamente discurre en la primera parte de su «Arte de curar» aconsejando a los fisiópatas que terminen de una vez dejando de ser los rutinarios saludadores, adquiriendo los conocimientos necesarios a la pro- fesión, antes de ejercerla, porque la salud ajena, como la propia, bien me- recen no tratarse con la trivialidad o interés del ignorante curandero. Describe de una manera clara y terminante los procedimientos del Magnetismo terapéutico, ocupándose también de sus poderosos auxiliares higiénicos. En la segunda parte de la obra, un verdadero tratado muy original de Fisiología que comprende todas las funciones, aparatos y órganos del ser humano; el autor determina los conocimientos indispensables que deben estudiar los buenos prácticos, en el ejercicio del tratamiento de los efermos, por el Magnetismo. En el libro tercero, es donde el autor revela una verdadera enciclopedia en la materia, comienza por hacer notar la antinomia de la Medicina al no querer reconocer la existencia del alma. Encerrada aquella en el círculo de un materialismo recalcitrante, al no haber topado con ella, ni con el microscopio ni con el bisturí, cree que el hombre no es más que un compuesto de huesos, músculos. Vasos y ner- vios, sometidos a leyes fisicoquímicas y biológicas. Verdad que la experiencia ha revelado a la Ciencia de Esculapio, que existen alimentos que no nutren, medicamentos hérvicos que no producen resultado alguno, sueños que trastornan por largo tiempo el curso de una Vida; que hay miradas que confortan o deprimen, gestos y frases que ma- tan o nos conducen a la felicidad y que hay en fin, pildoras de miga de pan que cortan fiebres, pociones de agua clara que provocan ademas y com- presas inofensivas que curan indisposiciones gástricas. Y todo esto ha hecho pensar siempre a los médicos algo que indudablemente no eran los huesos ni los músculos, ni los nervios, y por decir alguna cosa exclama- ron: Sugestión. Y añade Quintín López: La sugestión es un hecho incuestionable. Toda nuestra vida moral no es más que una continuada sugestión. Y cita algunos casos de los que por su autenticidad e interés, merece los honores de Ja reproducción el siguiente:, En su clínica del Hospital Moral, el doctor JVlathieu tenía un gran nú- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 345 mero de tuberculosos. Una mañana en la visita se detiene delante de uno de los enfermos y mientras lo auscultaba, declara al interno y alumnos que le acompañaban, que se acababa de descubrir en Alemania el remedio es- pecífico contra la tuberculosis; antifimosa. Vuelve al día siguiente a hacer mención del descubrimiento y cuenta siempre delante de los enfermos los resultados notables que da el nuevo medicamento en el tratamiento de la tisis. Puede adivinarse la . impresión que estas noticias producían en los tuberculosos. Dorante una semana, no hubo entre ellos otro tema a dis- cutir, y lo que no llegaban a comprender, era el porqué de no ensayarse en ellos, el nuevo medicamento. Hiciéronselo presente al Jefe del estable- cimiento y después de algunas vacilaciones y esperas, sus deseos fueron al fin escuchados y comenzaron las experiencias con la antifimosa famosa que el doctor Mathieu decía haber hecho venir de Alemania. Para juzgar de la acción dei específico que se inyecta bajo la piel, y poder evitar todos los imprevistos se decidió que el interno tomara la tem- peratura y registrara el peso de los enfermos que se pudieran someter al tratamiento. Así se hizo, y pronto se observó la impresión de hallarse en presencia de un fenómeno o medicamento de los más activos y bienhechores a la Humanidad. Bajo la acción de esta Verdadera panacea, descendió la fiebre y aumen- tó el peso de los enfermos. Se notaron aumentos fluctuando entre 1500 gramos y 2 kilogramos, llegando en algunos a 3 kilos. Al mismo tiempo se notó que la tos cesaba y la espectoración disminuía: los tuberculosos que apenas si tocaban los alimentos, volvían a comer con apetito; los que pasaban la noche sin poder dormir, ahora lo hacían con sueño bienhechor. Y si para completar la experiencia, se suprimía a estos enfermos las in- yecciones de antifimosa reaparecía la fiebre y volvían a toser, a esputar y a enflaquecer. Pues bien: esta famosísima antifimosa, este prodigioso medicamento, era sencillamente agua ordinaria destilada en el laboratorio del doctor Mathieu. Después enumera las enfermedades curables por el Magnetismo, sus síntomas y los tratamientos más adecuados que deben emplearse para su curación: y termina su obra con un cuadro de coeficientes nutritivos, al pié del que, puede elegir la nutrición que más le plazca dentro de la nor- mal indispensable al organismo humano. Y termina preguntando el autor: ¿Hemos llenado el objeto que nos proponíamos? Creemos que sí, y muy cumplidamente. j. B. C. 346 LUZ Y UNIÓN 'la mejor ganancia" Pon Rodolfo CCjatdo Trine Debemos a la actividad y al entusiasmo, por la buena literatura, del edi- tor don Miguel Parera, el qué apenas publicado en Inglaterra esta nueva obra del ilustre filósofo y pensador admirable, podamos saborear en cor- recto castellano, y solazarnos espiritualmente ante los nuevos y transcen- dentales conceptos expuestos por el autor de la insuperable labor contenida en su «En armonía con el infinito». El nuevo libro, es corto, se lee en media hora, y no tiene desperdicio, nien su forma, nien su esencia. Divide Trine «La mejor ganancia» en seis capítulos, y en el primero, que titula «Concepto de la Vida», comienza ha- blando del optimismo y del pesimismo humanos. Y al preguntar donde en- contrar una filosofía verdaderamente valiosa que la generalidad de los hombres sean capaces de comprender y que fuera de activa eficacia para el bien exclama: «Si a juzgar fuéramos por los sistemas filosóficos y religiosos militan- tes en el mundo, resultaría que nadie necesita de ellos, porque son dichos sistemas tan complejos, y están de tal modo entremezclados con Otras co- sas, que sus elementos de vital actuación, se obscurecen y se debilitan tanto, que a nadie aprovechan.» Deriva inmediatamente el tema hacia el secreto de la vida, sobre las verdades primordial y exiomática a que poder ajustar nuestra conducta y que por lo universal fuera aceptada para todos; y termina este capítulo, diciendo: creo profundamente que el hombre optimista tiene algo de lo que carece el pesimista; el buen sentido, que le manifiesta siempre dos grandes verdades. La que existe una Ciencia del pensamiento, y la de que nuestra vida es de naturaleza divina y por lo tanto factible de alcanzar facultades muy superiores a las que posee el hombre en la actualidad. En el segundo capítulo «La potencia creadora del pensamiento», nos enseña que todos estamos más o menos influidos por les estados mentales de las personas que nos rodean. Recuerda la frase de Beecher de que exis- ten personas tan animadas, festivas, amables y placenteras, que instintiva- mente se nota el bienestar que de ellas se reciben, y añade que esto, lo que se llama magnetismo personal, no es otra cosa que la manifestación de pu- ros, positivos, cariñosos y simpáticos pensamientos, que poco a poco fue- ron educiendo ciertas cualidades en quién las mantuvo, y cuyo influjo ex- perimentan cuantos con el se relacionan. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 347 Nunca vi—asegura Trine—dotados de magnetisno persona! a ios hom- bres recelosos, zaheridores, egoístas e interesados. Si somos mezquinos y reparones, excitaremos en los demás la misma índole de pensamientos. Si odiamos, inspiraremos odios. Si envidiamos, envidia. Y si amamos, inspiraremos amor y recibiremos sus cálidas y enno- blecedoras influencias. Todos hemos de procurar—aconseja Trine—ser sumamente caritativos con el prójimo, al considerar que todos hemos tropezado y caido alguna vez en la vida. En esta consideración, tendríamos anchurosa base para el ejercicio de la altísima virtud de la caridad. En el capítulo «El modo de vivir» tercero de la obra, dice que hay mu" chas maneras de negociar con ventaja en este mundo, pero que sólo hay un negocio verdad para el hombre, el de vivir rectamente; y eso se consigue asimilando al carácter todo cuanto de bueno nos dicte la conciencia. Por el canal que abramos en nuestra mente, fluirá la acción, porque siempre ésta obedece al pensamiento. Pinta después al hombre vulgar diciendo que es todo aquel que se asimila la tontería, como el multimillonario incapaz de disfrutar lo que está más allá de sus millones. ¡Ilusos quienes crean que en la riqueza y en la abundancia consiste la felicidad. Hablando de la potencia íntima del hombre, dice que el cuerpo de éste es el sagrado recinto del alma, y que por ello es preciso cuidarle solicita- mente con amor y no mancharle con el desaseo moral y las pasiones: al contrario, se le ha de fortalecer mediante una austera disciplina. Ya en la tierra,—dice—estamos viviendo en la eternidad, porque nues- tro cielo no ha de ser otro, que el que en la tierra nos labremos por nues- tros propios esfuerzos. Al hablar del fundamento de la Filosofía y la Religión dice que olvida- mos siempre que Jesús nada dijo ni enseñó referente al establecimiento de determinada iglesia; ni tuvo propósito de dar carácter de institución dog- mática a sus doctrinas, y que la Iglesia aprovechando su influencia preten- de seguir imponiendo muchas cosas, ya desgastadas y sin valor alguno. Luego dice que si el creer en la persona de jesús y el recibir el bautis- mo en su nombre y el confesarlo públicamente, fuesen condiciones nece- sarias y suficientes del plan de redención y salvación, resultaría una Divini- dad lerda y torpe en su proceder en los millones de hijos suyos también, que existieron antes de Jesucristo, así como la multitud de gentes que has- ta el presente ni siquiera han oido hablar de Jesús. Termina su obra diciendo que para obtener la mejor ganancia en la vida, es necesario definir la índole de nuestro pensamiento. Es necesario que nos tracemos un plan de conducta. No es preciso que al comenzar la obra dispongamos de todos los elementos ni tampoco de todos los medios de 348 luz y unión realización, pues ya los iríamos adquiriendo en el transcurso de nuestra inclinación y perseverencia hacia el bien. Y que cuando nos avisen de que hemos de reunimos con la innúmera- ble compañía, nos encontrarán dispuestos a la partida. Gozosos dese- charemos la vieja vestidura y ansiosamente nos pondremos la nueva. Así tenderemos la mano, con afecto, al mensajero que nos trae tan sólo la dicha. iQue mayor elogio de este libro que haber trascrito su esencia, su médula espiritual de una profundísima y exquisita sabiduría! J. Blanco Coris Estacionamiento Nuestra miserable especie es de tal manera, decía el gran Voltaire, que aquellos que marchan por el camino trillado arrojan piedras a ios que le enseñan uno nuevo. Pensamos con tristeza en esta desconsoladora verdad, que se repite en la Historia con harta frecuencia. No hay Ciencia, Doctrina o Filosofía, por elevadas y respetables que ellas sean, donde el hombre no imprima con huella indeleble para el juicio de la posteridad, como el estigma inborrable de su propia imperfección, su petulante ignorancia, su indócil vanidad y su ciega soberbia. Siempre altivo en el encumbramiento de su necio orgullo, se admira a sí mismo en todas sus conquistas materiales. Progresa el Arte, progresa la Industria, en él está como encerrado el secreto de su fuerza, a pesar de su aparente debilidad, y es innegable que ese progreso es el resultado de su constante labor; pero no es la gloria del renombre, únicamente, ni es un noble estímulo el que le impulsa siem- pre hacia adelante en esa lucha continua del trabajo. No es el ideal del perfeccionamiento en sí, lo que le obliga en el tenaz empeño que lo mueve. Es la necesidad, la ¡imperiosa ley de su destino,esa terrible necesidad acicate y aguijón providencial que haciéndolo esclavo sumiso lo redime, por acción refleja, de su triste ignorancia. Sin ellos. Vagaría aún errente y muy alejado de los hermosos esplendo- res de la Civilización, que hoy contempla y como su antecesor primitivo, eí rudo salvaje de las grutas y montañas, limitaría sus horizontes entre abruptas peñas y desiertos solitarios, Y, sin embargo, al sondear las profundidades de su alma para elevarlo. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 349 a las regiones de su verdadera grandeza decimos con un elocuente pensa- dor; «escudriñad en el fondo de su espíritu y allí reconoceréis por signos aciertos la existencia de la idea de lo infinito. ¿Cual es el hombre lo bas- »tante frivolo, para que no tenga algunas veces el sentimiento de su debili- »dad? ¿Quién de nosotros no piensa en la muerte? ¿Donde está ese espiri- »tu lo bastante grosero para no haber al menos sospechado a través de »las bellezas de este mundo, siempre mezcladas de fealdad, por esa ley ine- :»ludible del contraste, una belleza pura y sin mezcla? ¿Dónde está el cora- >zón que no haya soñado un ideal de felicidad perfecta, donde todos los »deseos sean colmados? ¿Quién no ha puesto algún sentido a esas frases «misteriosas que toda lengua repite, que toda poesía canta, que todaReli- «gión adora? El Eterno, el Unico, el Ser Todopoderoso, el Infinito, el Es- «piritu Universal, Dios, en una palabra?» Ese es el secreto, el imán que produce la acción invencible del señti- miento religioso, patrimonio exclusivo del hombre, que lo eleva y purifica a medida que la inteligencia se esclarece y la razón progresa. Solo de la negación atea, desbordamiento del orgullo, surge, como sur- gen del Caos las sombras, la oscuridad y el error. La luz irradia en la belleza sublime y esplendente armonía de lo Infinito presentida ya por Pitágoras. Solo esa idea nos consuela, eleva y fortifica en las miserias insepara- bles de nuestra condición. Es de almas lijeras y corrompidas, dice el mismo pensador antes citado, dejarse llevar tan fácilmente por el torbellino rápido y brillante de las cosas que pasan y adherirse tan profundamente a los groseros objetos de la tierra. Cuando nigún rayo de la idea de lo Infinito ha penetrado en esos po- bres entendimientos, esas pobres almas vagan al acaso, decimos nosotros, en ei verdadero Caos, en la confusión y en las tinieblas donde solo impera el désórden. José María Alfonso Lluvia de piedras en Palos fleeho inesplieable.—BI pueblo lleno de alafma.—¿Sefán los espíritus? (POR CORREO) Octubre 10.—Un hecho misterioso, que reviste toi'os los caracteres de un Verdadero delito, tiene lugar en este pintoresco pueblo. Los vecinos de la calle Céspedes, en el punto que da frente a l.i estación de los ferrocarriles, están pa 350 LUZ Y UNIÓN sando un doloroso «via cruels». Desde las seis de la tarde, en la parte posterior de dichas casas, rebotan piedras: unas veces del tamaño de un guisante y otras mucho mas grandes, produciendo en el tablado un ruido parecido al choque de un aguacate o un coco. La mayor parte de las casas tienen grandes goteras en los techos a conse cuencia de las tejas quebradas por las piedras. Nadie se atreve a salir al patio de su propia morada, por temor de recibir en pleno pecho un pedrusco que le deje sin vida, y en este, antes tranquilo, vecindario no hay más que sobresaltos, carre- ras, gritos, ataques de nervios, no faltando alguna que otra detonación de revol- ver con la que un vecino repele la desvergonzada agresión de que es victima. Por la mañana aparecen abiertas casi todas las puertas de los patios, sin po- derse precisar quién o quienes sean los autores, y lo que es más curioso y sor- préndente, si serán los duendes o sus perseguidores, pues no faltan hombres de pelo en pecho dedicados a la caza del fantasma. Se dice que también la Policia hace recorridos en busca del duende y establece emboscadas en lugares estraté- gicos^. pero las piedras contimían cayendo y no se descubre la mano invisible que las lan. a. Respecto a tos fines que persige esta pedrea singular, llueven suposiciones a granel; unos creen que «cierto fulano» busca la mudada violenta de los vecinos, con objeto de que bajen los alquileres; otros, que «un menguano» desea com prar, pormenos que nada, los edificios apedreados y sus terrenos anexos, y no faltan «zutan< s» a quienes se les cuelga el sambenito, atribuyendo sus inten- ciones a determinados y nada honrosos fines. No fuera nada extraño, ya que to- do es posible en este mundo sublunar, que los espíritus, periespiritus y mediums, estén haciendo una demostración gráfica de su existencia inmaterial o ultrater- rena. O naikam Ecos y Noticias Velada espipitista. — El día 2 del actual fecha que los católicos consagran la fiesta de las ánimas, los espiritistas alicantinos congregáronse en la Socie- a dad de Estudios Psicológicos «La Caridad» para dedicar una Velada especial en honor de los desencarnados. En dicho acto tomaron pártelos hermanos Antonio Mingot, Primitivo Fajardo, Antonio J. Vinaxa, Baldomero López Arias y el eximio poeta Salvador Sellés. Hizo el resumen el presidente Miguel Pujalté, saliendo todos los asistentes de dicho acto sumamente complacidos. Reciban nuestros hermanos de la ciudad levantina nuestra felicitación más entusiasta. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 351 '•tí íjí ^ Sepultada en vida.—Un hindio de nombre Kapparu, hipnotizó en San- douski, estado de Ohio, a una joven americana Miss Florencia Gibson, enterrán- dola viva a dos metros de profundidad y dejándola ocho días sepultada. La sen- sacional experiencia se llevó a cabo ante tres mil personas. Miss Florencia se sometió a ella con el deseo de asegurar con la suma concertada su futuro pasar y la vejez de su madre, a quien había de entregársele el tanto convenido si se daba el caso de que ella no volviese a la vida. Conducida a Cida Point Opera House, fué allí hipnotizada, metida en un fé- retro y enterrada. Al octavo día se desenterró el féretro y Miss Florencia apareció en estado horroroso a los ojos de los médicos y de los espectadores. Su cuerpo estaba rígido y frío, sus labios decolorados y sus vestidos impregnados de humedad. El hindio empleó una hora en sus manipulaciones para devolver la vida a aquel cuerpo inerte. Por fin exhaló miss Florencia un profundo suspiro, agitáronse convulsivamente sus miembros y abrió sus espantados ojos. Salvo una extenuación marcada, los médicos no hallaron ninguna otra irregu- laridad en los movimientos respiratorios. Miss Florencia no experimentó sensación ninguna en el ataúd, y narra su re- surrección del siguiente modo: «Tuve la impresión de que caía de una altura inmensa y de ser arrebatada por una catarata. Todos mis miembros estaban rígidos y me parecía iban a quebrar- se. Me parecía haber crecido algunas pulgadas. ¡No volvería a someterme a esta experiencia ni por un millón!» íí: íi; % Guropa desaparecerá dentro de sesenta años. —Mientras los pueblos del Viejo continente europeo se esfuerzan por el triunfo futuro de las grandes combinaciones de sus conquistas, no se imaginan que les queda muy poco tiempo de vida. El señor Alberto Noble, profesor de sismología de la Universidad de Filadel fia, ha calculado que Europa desaparecerá para el año 1792 a causa de una serie de terribles erupciones volcánicas de los antiguos cráteres, cuyas formidables sacudidas destruirán las tierras europeas que serán invadidas por las tumultuosas aguas del Océano. Según los estudios del sabio, este cataclismo se prepara desde hace más de doscientos años y cuando se produzca el Gulf Stream desviado de su cauce inundará el pequeño terreño que podría quedar de Rusia. El abad Moreux, que es un astrónomo de fama unifersal, ha anunciado algo semejante; pero sin fijar fecha. ïfí Ua fiesta de los pajaritos.—En Bélgica se ha creado un día de fiesta para los pajaritos; y si lo es para los pájaros, no lo es menos para los niños que asis- ten a ella. En el otoño, la comisión encargada de la fiesta compra centenares de pájaros a todos los vendedores que se ocupan en cazarlos vivos, con lazos y trampas. Durante todo el invierno, esos pajaritos están cuidadosamente guardados en 352 LUZ Y UNIÓN grandes jaulas, lejos de la nieve, lejos del frío, y están llenos sus comederos de granos y golosinas. Es en la primavera cuando se oiganiza la fiesta. En un lindo día de sol, preceptores y pieceptoras llevan a los pequeños alum- nos al campo a una gran pradera que es el lugar escogido para dar libertad a todas las avecitas. Allí se les explica a los niños el bien que hacen los pajaritos que protejen las siembras. Los niños más grandes cantan himnos de paz, himnos de bondad y canciones a los pájaros Los pequeños, impacientes, palmetean y gritan de gusto al ver que van a sol tar tantos pájaros a la vez: y de repente, al darse la señal, se abren las jaulas, y del suelo de la pradera se eleva una nube de alas y miles de pajaritos vuelan piando alegremente, como dando gracias psr su liberación. Es todo un ejército de protectores alados, que se van al campo a la hora en que el insecto dañino va a salir de su larva y a principiar la obra destructora. * ^ Hemos tenido el placer de abrazar en esta redacción, a nuestro querido ami- go y hermano en creencias D. Bruno Miguel Mayol que Viene a pasar una tempo- rada en compañía de una hija que tiene en esta ciudad. Al recibir su visita en esta Redacción, nos es muy grato desear al Sr. Mayol una larga y feliz estancia en nuestra ciudad. Visión sin ojos.—«Light af Tfuth,» da cuenta del siguiente fenómeno: Ethel Gilliam, de 12 años, murió en Palouse, Washington; pero la jóven volvió a la vida antes de que terminara el servicio fúnebre. Desde este momento quedó comple- tamente ciega. Poco a poco se desarrolló en ella una disposición a la clarividencia que le permite ver más distintamente que antes con sus ojos materiales; ve también mejor de noche que de día; describe las cosas que se encuentran delante o detrás de ella; lee tan fácilmente en libros cerrados como abiertos; juzga de la belleza de un cuadro deslizando sus dedos sobre la superficie; a menudo describe esce- nas que se producen a varias leguas de distancia, indicando el lugar y la hora de una manera exacta; describe escenas espirituales que ve por la noche, cuando su.alma viaja por las esferas celestes. Médicos y sacerdotes contemplan admirados este problema para cuya solu ción sus teorías sobre la vida y la muerte son insuficientes. En los experimentos que se hicieron con ella, se le hizo tocar objetos que describió exactamente. Indica la hora a medio minuto, así como el número de monedas que tiene en la mano. En una ocasión la vieron dos señores, uno délos cuales llevaba un cartón con imágenes; lo bastaba tocar el borde de las imágenes para saber lo que represen- taban. Como este ¡experimento se hizo en la obscuridad, había necesidad de encender luz para atestiguar la verdad. Escribe y lee en la más profunda obscuridad; come y bebe muy poco; en una palabra^ ésta jóven constituye un problema físico. Obras qae se bailan de Yenta en la Administración de esta KevisUi Ptas. Ptas. Nuestras fuersas mentales, por Pren- Los 4 tomos, formando dos volúme- lice Mullord. Consta de 4 tomos 40 nes, en . . tela y plancha 7 Arte de Tornos ser felis, porW. J. Colville. Un sueltos: cada uno, en rústica. 1 torno en 4.° rústica 3 Encuadernado en tela 2 Rncuadernado en tela y oro 4'50 Memorias de un . Espíritu. ¡Te perdono! De la Idea de Dios, León Denis 0-50 8 ts. en 8.® m En por rústica cada uno . 1 Encuadernados en lü Colectieismo tela oro . . . 2 iufeçiral reooluciona- y Los 8 tomos, formando 4 rio, líduardo Büulard. Dos volúmenes, por tomos en tela oro en 4.° en i-ústioa y 14 3 En tela, en un solo tomo 4'50 Marietta. Un tomo en 8°, de 401 pá- En rústica 2'50 ¡Abajo la pena de muerte! Folleto ginas. por En tela oi'o D. Salvador Pons, 3-50 presbítero . . 0'50 y 7exto de enseñanza dominical de lee- Ventajas del Espiritismo. Fto. de 8 ps. 0'05 y tura para las Escuelas espiritistas, Elementos de una nueoa ciencia, por por D. Felipe Senillosa. Un Mariano Ruth tomo Sinué. Un tomo en en 4 " mayor en rústica 2 4.°, en rústica 3'50 ...... En tela En tela y oro 3*50 y plancha 5 La Cartas de Psicologia de las Onofre Vi- Religiones, ultratumba, por poi- D. ladot. Un tomo en en Joaquin J. Fernández. Un ele- '.°, rústica. . 2 Enciradernado en tela oro . . . 3'5Ü gante tomo 8." mayor rústica y . . . Encuadernado en tela Katie-King. y oro .Espiritismo Moderno. Un . . . t. en 8.°, cubierta, rústica. Colección de elegante Oraciones. Nuevo devo- Encuadernado en tela or-o . . 3'50 cionario espiritista. Un y voluminoso Ensayo sobre la enseñanza filosófica del t. en 8.® m , tipos claros, en rústica. 1 Magnetismo, por el Bai-ón du Potel. Encuadernado en cartoné .... 1'5() Un l 8.°. de 2.SU páginas, en rústica. 3 En tela y oro 2 En tela y coloi-es 4'50 Tesoro de consuelos y modo de oieir Alfleri el Marino. Un t. en 8.°, rústica 2 cristianamente. Un elegante tomo en Encuadernado en tela y 3'50 8." plancha. p' olongado, en rústica .... 3 Encuadernado Impresiones de un tela loco, por César Bas- en y plancha. 4'50 sols. Un t. en 8 ", ■-08 [>ág,s., rústica. 2 La Guerra es el infierno. Un t. de 48 ps. 0'50 En tela y oi'o 3'50 .\Jislerios del alma, por Virgilio. Un La Verdad á del rror. tomo en 8 ° prolongado, en rústica J'rente 1 frente, . Un t. de 238 en rústica . 3 En 4.", tela y rótulo págs., 2 En lela y plancha ....... 4'5(l ¡Los muertos oieenl ¡No los lloréis! Lu:: y VidíC (Manual del Consolador folleto de 18 Creyente). Un páginas . . O'10 tomo de 272 páginas en 4.°, rú-tica 3 La Tragedia Dioina. Un elegante En tela y oi'o 4'.5() tomo, escrito en catalán, en 4.® me- AennUsmo, Bruno Miguel Mayol. nor. Edición bibliófilo por Un tomoen8.°de lOlpágs En rústica. 2 Edición corriente En tela v oro . 3'.5(> A can tumo ! l gran í 'nigma, por León Denis Un La misericordia es la justicia en su tomo (le 272 págs. en 4.°, con el re- más elcoado concepto. Un folleto de trato del autor. En rústica .... 3 32 páginas ()'25 En tela oro. . 4'50 .... ... y Ramos de cioletas, por Amalia Domin- Síntesis doctrinal y práctica del Espi- go Soler. 4 t., en rústica, con el re- ritualismo, por León Denis. Folleto trato de la autora en la cubierta de 64 págs en 4.® O-.áO . . En tela y tapas especiales .... Efluvios de amor, 08 págs. 13 grabados O'50 El libro de los l-'spiritus. — II libro de los Mediums. — l·l Eoangelio según el Espiri tismo.—El Cielo y el ' Infierno ó la Justicia Dioina según el Espiritismo.—El Géim- sis, los Milagros y las Predicciones según el Espirifism > - OI>ras póstumas ¿Qué es el Espiritismo?, en rúsúcn, e.nda toioo 2 En tela, cada tomo ... 3'5ü wmrip. PRECIOS DE SUSCRIPCI España, an año 7 pesetas — Extranjero, an año. lï pesetas Ai limero suelto: 50 céntimos Se ruega á los Sres. suscriptores que ai efectuar el pago de su abono añadan 0'50 pesetas para el franqueo y certificado de la obra de regalo, de lo contrario tendrán que mandar recogerla en la Administración y los que la deseen encua- dernada deberán remitir una peseta más. lostrueeiones pana el abono de las susenipeiones ESPAÑA.-—En sellos de correo, libranzas del giro mutuo, sobres monederos, billetes de Banco ó por el giro postal. EXTRANGERO.—En letras de fácil cobro, billetes de Banco que se abona- rán al cambio del día en que se reciban ó, también, á nuestros corresponsales. Los giros á nombre del Administrador. Colecciones de LUZ Y UNION, con sn correspondiente libro de regalo, de los años 1907, 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912, á 7'50 pesetas colección, con libro á la rústica; á 8'50 pesetas, con libro en tela (para España). Las mismas colecciones para el Extrangero, á 12'50 y 13'50 pesetas colección y libro, respectivamente.. Los que deseen la colección de la Revista encuadernada, aumentará 1'50 pesetas. Todo pedido debe venir acompañado de su importe, re- mitiéndose libre de gastosi. Obras publi.3adas por esta Revista Alio 1907: La Religión Futura. —Año 1908: Elementos de uiia nueva Ciencia. —.Año 1909: La Verdad d frente del Error. —Año 1910: Ovautismo.—fs^ño Vó\l\ Luz y Vida (.Manual del Creyente). —Año 1912: El gran Enigma. Obra SUMARIO: A nuestros lectores.—A Salvador Sellés.—¿Rn dónde .se encuentra la felicidad? — Avisos a nuestros suscriplores. — La Muerte. - Consiileraciones sobre «La Reencarnación délas almaso. A los tímidos.- A orillas del Nilo. — Grupo «Diodo- ro-Luis-Manuel».- Objeto del diario espiritista.—Un indulto y una tragedia.—Necro- logia. —Ecos y Noticias. Corresponsales Administrativos Méjico.—Evaristo Barrientos, Administrador del Panteón de ORIZABA (Veracruz). Paerto-Kico.—Faustino Isona, CAYEY.—Francisco I. Arjona, Bertoly, 4 altos, PONCE. Caba.—Ignacio Larramendi, calle E. Vilipendas, Ui, MANZANILLO.—Dell'in Roig y Rosell, Habana baja, 26, SAN l'IAGO DE CUBA.—Eulogio Infiesia, calle Cuba, 34, HABANA—Faustino Serio, Calle de Cuba, 27, HOLGUÍN.—Armando J. Raggi, Apar- tado, 17, CAIB.\RIRN. -D. Ju.in José Morales, Centro E.spirita «Unión del Pro- greso Espiritual» (Sábana del Medio\ MORÓN. FIliplaaH.—José León, apartado 13Ü, M.VNILA. iCepáblica «le Cl(>l«>iiiblii.—Manuel J. López L., Pasaje Hernán Cortés, 9, BO GOTA.—Luis M. Carvajal, MEDELLÍN. Kepúbllca «leí Salva«lor (C A.) - Luciano Cenedella, S.\NTA ANA. Kepública Argentina.— D. Luis D. Sosa, Tucumán 17.i6, BUENOS AIRF,S.— Pedro Iraola, NECOCHEA—José Erreas. l^EHUAJO.— Gonzalo Laporin, «Calle Avenida Colón, 377, BAHIA Bl.ANCA. Uepiibilcn deCNíwta itiea.—Pedro Pérez Molina, S. JOSÉ DE COSTA RICA. KraMÍl—Joao Diügo Sá Birretto, advogado, CIUDADE DA CONQUIS'l'A (Estado de Balda). Kepiiblica l>«»ininicana—Aurelio León, SAN FRANCISCO DE MACORIS. Itepñbliea «le .\ ieai-agna.—Isidro de J. Olivares, 5 calle Noi-te, 1Ü2, MANAGUA Kepiiblica «l«'l ls UniiiitN (.\. A).- 1). Benito Betancourt, Duval Street, 901 y 903 KEY WEST FLA. LUIS S. TORRES Corresponsal Administrativo de la Revista LU Z Y UN IÓN Se encarg·a de suministrar folletos de propaganda y libro.s de la Doctrina Espiritista, ni qne lo solicite. SANTA FE. — Calle Salta, núm. 41. — Este liUz Y uHióri HEVISTñ ESPlHlTlSTñ KRpDECIñKñ ANO XÏV - 1913 REDACCION Y ADMINISTRACION: Calle Tamarit, lól, 2." - Barcelona INDICE de los trabajos contenidos en este tomo ENERO El Cristo consolador, por Alian Kardec; pág. 1. — Discurso de Mr. León De- nis, en el Congreso Espiritista de 1900; pág. 2.—La Luz, por J. E. C; pág. 8.— ¡Gracias Kardec!, por Amalia Domingo Soler; pág, 11. — Los tiempos védicos renacen, por Angel de Barbosa; pág. 15. —¿Qué es el espiritismo?, por Ferraz; pág. 17. — La ciencia futura, por A. de Rochas; pág. 20. — La última encíclica teosòfica, por J. Blanco Coris; pág. 25.—Carta abierta, por J. Costa Pomés; pág. 27.—Moralidad católica; pág. 28. — Carta abierta, por Benedicto Salazar; 29.—Para las víctimas de Bermeo; pág. 30. — Comunicaciones; pág. 30.— pag. Ecos y noticias; pág, 32. FEBRERO Ley de herencia, por Manuel 8. Porteiro; pág. 33. — Congreso de Ginebra; pág. 38.—Simbologia, por J. Blanco Coris; pág. 39. —La alegría del vivir, por 44. — J. Costa Pomés;.pág, 42. — Llegará, por Krainfort de Nínive; pág. Algo 4 ÍNDICE sobre la oonmnicaeión espiritual, por B. Eodriguez; pág. 46. — Estudio de las mediumnidades y de los fraudes; pág. 50. —La vida terrena, por Eranoiseo Ríos ; pág. 54. —¿Cuál es el mejor ciudadano?, por Francisco Pelatí; pág. 56.— Carta abierta, por Bernabé Salgado; pág. 61.—Paz y Unión, por M. P.;pág, 63. —Ecos y noticias; pág. 64. MARZO Utilidad providencial de la fortuna, por Alian Kardec; pág. 65. — Sobre el periespiritu o cuerpo sutil, por León Denis; pág. 68. — A una flor tardía, por J. Costa Pomés; pág. 72.—¿Quién fué Augusto Vives?, por Armengól Farràs; pág. 73. —¡Las fases del Espiritismo, por Bernardo Raida; pág. 78. — ¿Cuál será e- mejor ciudadano?, (continuación), por Francisco Pelati; pág. 84. — ¡¡Hasta mal nana!!, por Juanita Piñói de Tarrida; pág, 92.—Ecos y noticias; pág. 93. ABRIL La sombra; pág. 97. —Principio quieren las cosas, por J. Blanco Coris; pág. 100.—Las profecías se cumplen, por Fausto Isona; pág. 103.—La felicidad; pág. 106. — Otra primavera, por J. Costa Pomés; pág. 108 .— Finjo y reflujo, por Krainfort de Nínive; pág. 110. — La recitadora de la buena ventura, por E. d' Esperance: pág. 111.—Medianímicas, pág. 115. — ¿Cuál será el mejor dudada- no?, (continuación), por Francsico Pélatí; pág. 116^ — Sorprendente fenómeno psíquico; pág. 120.—Ecos y noticias; pág. 125. MAYO Cuarto aniversario; pág. 130. — Caracteres y enseñanzas del Espiritismo, por V. T. S.; pág. 13,9.—Jesús, por Francisco Y. Arjona; pág. 135. — Mensajes de lo alto, por Juan de Dios Vega; pág. 138, — Carta, por Antonio González w Ano XIV DICIBMBRB PB 1913 Núm.^1^ A NUESTROS LECTORES Un año más de existencia y un año más de lucha, existencia y lucha dedica- das por entero a la defensa y propagan- da de nuestro ideal, y al terminarlo es para nosotros deber de gratitud, saludar efusivamente a tpdos los que nos han prestado su apoyo-en esta modesta obra, y hacer votos para que en el nuevo pe- ríodo el espiritismo camine con rápido 354 LUZ Y UISMÓN A Salvador Selles. Tu resonante Lira dió a tu nombre altísimo renombre al hacerlo sinónimo de Poeta; ■ hoy tus nuevas canciones te han orlado con el nimbo Sagrado que refulge en la frente del Profeta. !No hay que dudarlo! Tu flamante grito, de resorte infinito^ viene de lo alto como voz de alerta: con el timbre inmortal con que Isais, en tenebrosos di s; a la dormida humanidad despierta. Sumergido en la sombra, aún yace el mundo, en letargo profundo; de luz, calor y movimiento falto. El abismo lo atrae, y necesita la piedad infinita de hombres como tú que griten alto. Desde que el gran Kardec llegada la hora de la Obra redentora, hubo a los operarios congregado, tú con tus denodados compañeros fuiste de los primeros en el primer Augusto apostolado. De aquel apostolado... ¡Sólo quedas...! Más vibrantes o ledas las otras voces, son en lo infinito, no, los ecos perdidos en desierto, sino magno concierto que armonizado emites en tu grito. Si es luz y amor la vida de los séres, el encargado tú eres de esparzir por el orbe tal simiente. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 355 Estás al frente de un nuevo apostolado, y el Maestro te ha legado, el amor y la luz de su alma ardiente. ¡Oiga el orbe tu voz y sea cual roclo en ardoroso estío!... Sepa ya el angustiado moribundo sumèrjido en el mar del desconsuelo que la muerte es el cielo, que ganamos mil mundos por un mundo. Que aunque envuelto en el limo de la tierra cada espíritu encierra un millón de existencias como un gérmen, que es cada vida un infinito en vidas,... y por ti trasmitidas estas luces. ¡Despierten los que duermen! que nadie ha de sufrir en el misterio eternal cautiverio. Ni son prisiones las funerías salas, ante todo sepulcro alzad mí grito: bajo el cielo infinito ¡todos, todos los muertos abren atas! Van al cielo, más vuelven: Volvió Elias de Jesús en los días y encarnó en Juán que iluminó el desierto. Shakespeare volvió de la existencia al yugo ¡y surgió Víctor Hugo! ¡Nadie puede morir y nadie ha muerto! ¡Mundo superficial! ¿Aun no conoces d los niños precoces? Son los hombres ilustres muertos antes. ¡Los difuntos g'oriosos... nolodudes! De aquellos ataúdes van viviendo estas cunas deslumbrantes... En la mísera tierra, esta enseñanza alienta la esperanza y reanima al espíritu abatido Entre las sombras del humano duelo, resplandece el consuelo.... ¿Aun se debe esperar al prometido?... 356 LUZ Y UNIÓN ¡Evangelista! tu vibrante grito entusiasta repito mezclando con tu voz, mi acento rudo. Hacer la luz, y mitigar dolores propio es de Redentores. Como a tal te venero y te saludo. Juan de Dios Sandoval Director General de Instrucción Pública Primaria en la República Ex Presbítero. Actualmente de S. Salvador, centro América. Santa Ana. Agosto 15 190.3 ¿En dónde se encuentra la felicidad? Sin averiguar el grado de exactitud que tiene la expresión—constituye el amor la síntesis de todo lo ereado—es fuera de duda que sus palpita- cienes, templadas ya en el mismo movimiento interatómico, hacen vibrar desde la simple molécula viva, hasta las elevadas manifestaciones del sen- timiento humano, y, más allá aún, inmensamente más lejos, en elevación y grandeza, puesto que no se le han de fijar los solos alcances humanos en amor. como arbitrarias barreras para las potencialidades del Por e eso he creído siempre injusto incomprensible la queja que el permanentemente eleva, desde que tiene uso de razón, en contra hombre terrestre, en medio de la cual solo encuentra motivos de desazo- de la vida viéndose sin cesar rodeado de abrojos y he- nes y dolorosas perspectivas, rído por pun/.antes espinas, sin alcanzar la rosa jamás. —Más ¿cuál es esa rosa que él pretende y esas espinas que la rodean? los abrojos que le lastiman y los desazones que lo mortifican? ¿Cuáles En su lenguaje, la rosa sería la dicha, las espinas los sacrificios que ella exige, al brindársele falazmente; los abrojos y los desazones el caudal propio de la áspera naturaleza terrestre. —¡La dicha!... La dicha para el espíritu solo puede encontrarse en lo el espíritu mismo, mientras no es en lo armónico espiritual ja- que es para más en lo que el hombre busca la dicha, sino en el halago de los sentidos, todo por cuanto todo le ve materialmente, todo lo percibe materialmente y lo busca materialmente también, yes así que, al pretender la dicha, búscala Busca entre las sensaciones siempre, jamás entre los sentimientos. por al alcance tanto lo que no le ha de satisfacer como espíritu, y cuando llega de de la codiciada sólo percibe las punzantes espinas la^decepción rosa, la no obstante, todo es luz y que en la misma se encierra. En Naturaleza, REVISTA ESPIRITISTA KAHDECIANA 357 vida, todo vibra en un coro inmenso de universal armonía. Unicamente de- sentona el hombre, con su descontento insondable. Debemos, pues, incorporarnos resueltamente a la universal armonía, y para ello es el amor el único medio. Amemos, pues, sinceramente y con espontaneidad, empezando en amar la vida por lo que ella es, vida del es- píritu, que aunque encuentra en la materia una forma de realización, ella no lo es más que en cuanto sirve para enriquecer la vida del espíritu, en- sunchando las fronteras.de sus percepciones, y por lo tanto, la de sus de- seos y aspiraciones, que han de encontrar en la materia su punto de a,ooyo para poderse remontar paulatinamente, etapa tras etapa, hacia lo Infinito, hasta lo perfecto, hasta lo Absoluto. Es entonces recién cuando podráse dar cuenta del nirvana de los budhistas. Mientras tanto, es en el amor hu- manamente práctico en donde hemos de encontrar todos los resortes de la felicidad. Humanamente, digo, y no perrunamente práctico, como podría también llamarse el que forma la atracción de los sexos, pues entiendo ha- blar de afectos, de ideales, de esa tendencia innata en el espíritu hacia todo lo bello y hacia todo lo bueno y no del instinto de la reproducción, ley fisiológica que extiende su imperio donde quiera exista vida orgánica, pero sin remontarse jamás, a menos de dejar de ser lo que es, hasta el mundo de lo inmaterial. El que ama realmente piensa en los que ama. Unicamente el egoísta encuentra escaso el tiempo para pensar en todo lo que a él solo se refiere, y todo lo útil o nocivo para su persona ocupa el primer plano de su visual, resultando así grandes para sus ojos todos los inconvenientes que atañan a su existencia, grandes las contrariedades; muy grandes los dolores, in- tensamente negros los pesares y del todo insufribles el sin fin de los que para él constituyen obstáculos obligados y continuos de su vida preciosa (para él solo). ¿Qué felicidad puede descubrirse detrás de todo ello? Séres tan pequeños jamás podrán comprender la felicidad que encierra el cumplimiento estricto del propio deber, que deja de ser deber para transformarse en la resultante del agradable deseo de adquirir proceso. Jamás tales personas habrían de concebir la alegría inmensa que proporcio- na una lágrima enjugada y la dicha tan intensa que encierra la acción noble de levantar el caído. Mirad a vuestros enemigos como a vuestros propios hermanos, colo- cáos en el lugar del mismo que os hace daño y pensad que en vuestra ca- rrera de espíritu os habéis encontrado a su mismo nivel y que, si os han devuelto el mal que habéis ejercido, se ha retardado inmensamente vues- tro progreso, mientras que de mucho se os habrá facilitado el camino, sí os han enseñado a amar, devolviéndoos bien por mal. Ello no es posible, diréis, porque el mundo es muy atrasado y si así procediéramos concluiríamos por vernos hundidos por nuestros ene- '358 LUZ Y UNIÓN fTiígos.—¡Mundo atrasadof—¿Pero nó véis que somos nosotros mismos los que formamos semejante atraso?—¿Creéis por ventura que aquí nos viéra- mos confinados, si superiores fueran las condiciones de nuestros espíritus a las del medio en que actuamos?—No.—Cada cual ocupa él lugar que justamente le corresponde y es vuestro propio modo de ser lo que consti- tuye el nivel moral del ambiente que formamos, sino que resulta siempre demasiado cierto el dicho del Evangelio: Ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio. Es asi que nos creemos siempre superiores a los demás, resultando en todaf las cosas ser jueces demasiado benignos para con nosotros mismos, hasta el ridículo extremo de cortarle la palabra, le- vantar la voz y emplear ademanes imperiosos con quien opina diferente- mente que nosotros, porque de antemano hemos juzgado a nuestro favor la cuestión. Esto qué sucede en los asuntos más nimios, debe darnos la medida de lo que somos y de lo que merecemos moralmente, lo cual lo en- contrámos en nuestro propio teflejo, por cuanto este ambiente de asperezas que formamos cae sobre nosotros mismos. Si, en cambio, fueran nuestros reflejos dulces y apacibles, como la tranquila luz de la luna, que embellece nuestras noches silenciosas: si fue- ra nuestro eco como el eco de la voz amada y si de nuestro sér solo se exteriorizaran el deseo de la verdad y la afectuosa tendencia hacia el bien, tan sólo benéficos efluvios se desparramarían sobre nuestro sér, fecundán- dolo más y más en la posesión de la verdadera dicha, que únicamente en lo espiritual puede radicar. Tal es efectivamente el orden de las cosas, que equivale a decir que cada cual es la resultante de sus propias obras. Basta, por lo pronto, pensar con un criterio menos egoísta y sentir de un modo más altruista para ver de mucho atenuados los motivos de nues- tros desazones y sensiblemente aumentada la dicha. Si a más obramos so- bre nuestras ideas de manera como para convencernos de que las causas de nuestras tristezas no son tales y exageramos en cambio los pequeños motivos de alegría que surgen a nuestro derredor, veremos notablemedte aumentada nuestra dicha, pues muy grande es el poder de la autosuges- tión, juiciosamente empleada. Si, finalmente, por encima de todo artificio, nos elevamos a las alturas del verdadero amor, amor ultra-terreno v subli- me, amor del que nos hiciera partícipes de la causa fundamental de todo lo creado, entonces perfecta sería nuestra dicha, porque perfectos seríamos también dentro de la relatividad asequible por el sér creado. Ni aún las pe- nas ajenas podrían hacernos sufrir, porque no veríamos penas, sino laar. monía que ellas concretan, como que se esconden detrás de ellas las ale- grías que elaboran, como agentes que son del humano progreso. No hay, pues, reales motivos de dolor, siendo únicamente la cortedad de nuestros alcances lo que, ocultándonos la verdadera esencia de las cosas, nos hace vivir de un espejismo a menudo doloroso para el alma. Más cuando llega REVISTA ESPIRITISTA KARÜECIANA 359 el sér, en su elevación hacia el perfecto amor, a confundirse con la idea y sentimientos que dan origen a la sublime armonía de la creación, ve enton- ees, con entera claridad, desde el punto más alto que el sér infinito puede ocupar, la realidad de las cosas, en, su bondad y en su belleza, tras de las cuales percíbese la dicha perfecta, como su único y obligado exponente. Esto, muy lejos sin duda, se encuentra aún de nuestras posibilidades, puesto que tampoco nuestros espíritus son siquiera capaces de la vida es- piritual, de manera que al desencarnar nos encontramos todos sujetos a una turbación profunda. Después de desaparecer ella, todavía los espiritasen sus manifestaciones todo lo refieren al plano físico, que han abandonado, como si nada tuvieran que ver con el plano «extracorporal,» que han pasa- do a ocupar porja muerte del cuerpo. Las excepciones, se refieren única- camente a espíritus adelantados, que'se acercan a los hombres con el objeto de desempenar.i-pna misjón., Fuerá de los pocos casos de esta natu- raleza, la inmensa mayoría de las manifestaciones se refteren a la actua- ción terrestre délos que se comunican, como si nunca hubieran vivido como espíritus. Hecho este sobre el que los incrédulos fundan a menudo su opo- sición al fenómeno, que lo refieren a simples manifestaciones «autosuges- tivas» del médium. En la mayoría de los casos dicha objeción no tiene fundamento; pues en los fenómenos bien comprobados, únicos que pueden tomarse en cuen- ta, queda perfectamente averiguada ia ignorancia del médium con respecto de lo que por él se manifiesta. Comprueban en cambio estos hechos nues- tro espantoso atraso como espíritus, cosa que, por otra parte, queda evi- denciada con la falta de conciencia que demostramos, tanto encarnados como desencarnados, respecto de nuestra responsabilidad anímica. Resulta así una de nuestras mayores necesidades la de ir desarrollando nuestra propia conciencia de espíritus, modificando en lo posible nuestras ocupa- dones, depurando nuestros gustos, perfeccionando nuestros deseos, dando elevación a nuestras aspiraciones y despojando nuestras almas de todo apego materia], para irla forrnando a las realidades de la vida, que única- mente en el plano «extracorporal» se encuentran. Muy lejos nos encontra- rnos no obstante de los primeros movimientos que orientaránse paulatina- mente hacia lo que habría de constituir con el tiempo ia mayor de las fuerzas y el más sublime de los sentimientos: «el amor,» «síntesis de todo lo creado». Sobre sus alas, pues, bueno a de ser que• nos elevemos, por encima de tantas dudas y vacilaciones, venciendo toda debilidad y cimen- tando la verdadera grandeza sobre la base granítica que él ofrece, como el elemento primordial de la creación, si no es el mismo amor el que a Dios fnismo jo constituye. . Es pues en el amor verdadero en lo que hemos de encontrar la verda- dera felicidad. Ovidio Rebaudi. 360 LUZ Y UNIÓN Avisos a nuestros suscriptores Como anunciamos anteriormente, esta revista regalará á sus suscripto- res, en el próximo año, el precioso libro ' por Krainfort de Nínive, con un prólogo del eximio Doctor D. Joa- quín Duclbes 'CcTnprado- Un tomo de unas 200 páginas, en 4.°, tipos claros, buen papel y esmerada impresión. Las condiciones en que se servirá esta obra-regalo son las siguientes: La obra-regalo se entregará a nuestros abonados al efectuar el pago de su suscripción. La obra-regalo se entregará encuadernada en rústica. Los suscriptores de fuera de Barcelona deberán remitir, junto con el Valor de la suscripción, 0'50 ptas. para remisión del regalo por correo y certificado. Los que quieran recibir la obra encuadernada 'en tela ¡deberán remitir, ade. más, una peseta, valor de la encuademación. De modo que los abonados que recojan el libro en esta Administración, sólo deberán pagar las 7 pesetas de su suscripción y una más en caso de querer la obra encuadernada. Los del resto de España deberán remitir 7'50 pesetas si la quieren en rústica y 8'50 si la quieren en tela. 1 os del Extranjero deberán remitir 12'50 ó 13'50 ptas. según si la deseen en rústica o tela, respectivamente. No tendrán derecho a reclamar el regalo los que efectúen el pago de su abo- eo después de transcurrido el año próximo. % * :i; Llamamos la atención de los suscriptores ¡que tengan deseos de guardar la colección completa de este año, se sirvan repasar los números que tienen ert su poder, áfin de que, si les falta alguttb, pufedart pedirlo cort tiempo a éáta Admi- nistración o al corresporisál más próximo al lugar de su residència. REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 361 La Muerte La mente del hombre es muy curiosa. Todos sabemos y aceptamos desde el momento en que comprendemos el hecho de la existencia, que la disolución del cuerpo nos aguarda al fin de nuestra Vida aquí en la tierra. Sabemos positivamente al levantarnos por la mañana y al retirarnos a dor- mir por la noche, que tal vez no podremos ver al día siguiente. La muerte es posible en cualquiera hora para el niño, para el joven, para el hombre o la mujer maduros. Una indigestión aguda, ocasionada por haber tomado un vaso de lecho fría cuando el sistema nervioso estaba fatigado, causó la muerte de una hermosa joven actriz, aparentemente en buena salud, a los pocos momen- tos de haber salido de un restaurant. Los accidentes de automóviles se están registrando diariamente en todo el mundo; las muertes súbitas por lesiones de corazón ocurren con mucha frecuencia, y ningún hombre o mujer toma un tren o un vapor para un viaje corto o largo, sin que su mente subconsciente le anuncie la posluilidad de un desastre. Y, sin embargo, cuando ocurre una gran catástrofe como la de Galveston, la del Monte Pelée o del Vesubio, o el terremoto de San Fran- cisco, etc., la humanidad parece que despierta por primera vez al hecho de que la muerte puede venir en cualquier momento. Y al frente de esta convicción, íntima e invariable, hombres y mujeres de buen sentido y, al parecer, aún de fe religiosa, corren año tras año en persecución de ambiciones y placeres mundanos con un fin puramente egoísta. Buscan sólo la acumulación de la propiedad y del dinero; se per- miten la envidia y el celo que perturban las horas de una vida, que podían haber dedicado al desarrollo y cultivo de sus mejores facultades internas; se abaten miserablemente por la pérdida de algo material, como joyas o ricos vestidos; derraman lágrimas por no haber sido invitados a ciertas fiestas o banquetes; y hasta se han sacrificado los elevados principios de moral por comprar un poder transitorio, un título de honor o algún objeto de lujo. * •fi * Todos los sermones que estas gentes han oído en sus iglesias a la mo- da, y para cuyos gastos han contribuido liberalmente, han fallado de incul- caries la más completa Vaciedad de sus métodos de vida; y cuando la Natu- 362- LUZ Y UNIÓN raleza ha hecho oír su atronadora voz acerca de la instabilidad de los go- ces terrenales, la debilidad de todo poder mortal y fragilidad de las pose- siones materiales, entonces, y sólo entonces, despiertan para ver y sentir y darse cuenta de los hechos que mil veces han oído y despreciado como^^ cansados lugares comunes. Se excusan atentamente y tratan de evadirse cuando algún amigo quie- re llevar la conversación acerca del lado más cerca de la vida, sus respon- sabiiidades y la obligación del propio desarrollo, y prefieren su sistema de ir a ocupar sus confortables asientos de las iglesias, mientras el pastor les habla sobre estas cosas, dando liberalmente su dinero para los fondos de- suiglesia, a fin de tranquilizar sus conciencias trabajadas- por la envidia y los cuidados mundanales. Más cuando la Naturaleza les habla desde su vasta catedral, y les dice: «Escuchad! y dejadme que os explique lo que significan los honores, las riquezas y el poder en la gran escala de la existencia». Entonces, hombres y mujeses hacen una pausa en sus compras y ventas, en sus ambiciones y envidias, en sus pleitos y disputas sobre cosas insignificantes de la existen- cia y exclaman en alta voz. «Cuán incierta es la vida y cuán positiva la muerte». Y abriendo sus propias conciencias a las grandes y eternas verda- des, siquiera por poco tiempo, se impresionan de ellas; aquellas verdades que hacen soportables las angustias del nacimiento, los disgustos de la ni- ñez, las vicisitudes de la juventud y los sufrimientos de la edad madura. Esas grandes verdades que son el fundamento de toda felicidad durable y que levantan la única cosa que resiste a todas las mutaciones, es decir: el «carácter». La vida terrestre a los ojos del Creador, no es más que un peldaño en la gran escalera que desde la tierra alcanza a las altas regiones invi- sibles; es el hombre que debe subir hasta ellas. No es por los grandes edific os construidos de piedra y acero; no por los admirables acueductos y maravillosos inventos eléctricos que puede el hombre subir, a menos que con esos progresos materiales haya también avanzado su alma en el desarrollo de su propio dominio, de abnegado amor fraternal y su con- ciencia humanitaria y altamente espiritual. La mente de cada individuo está creando por el pensamiento la mansión que él ocupará en la próxima existencia después de la presente, a la que podéis ser llamados en cualquier momento. ¿Qué clase de mansión es la que os estáis preparando? Ella Wheler Wilcox REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 363 Consideraciones sobre "La Reencarnación de las almas,, Un caso improviso nos obliga a ocuparnos otra Vez sobre este tema de tanta trascendencia y porque creemos oportuno aclarar un punto muy esen- cial, que las religiones dogmáticas, tan mal lo han interpretado, y asimismo lo tratan de hacer creer a sus secuaces. Llamamos pues la atención del lector sin distinción de sectas ni de par- tidos ni de clases sociales, sobre los puntos que Vamos a citar, y para cuyo fin deben reproducirlo los demás voceros de nuestro credo y los de otros matices que quieren también, como deben hacerlo en todo aquello que sea de interés general, como lo es el tema que nos ocupa. Dice el Evangélio sobre este particular. «En verdad en verdad te digo que el que no naciere otra vez no puede ver el reino de Dios» (Juan clll. v5.) Mas terminantes no pueden ser estas palabras del texto evangélico; pero las religiones, o sean sus representantes, las interpretan a su manera y dicen que eso indica regenerarse por el agua del bautismo; y para ajustar esas palabras a la comodidad de ellos según el sentido de la letra, con- juntan las que siguen que dicen. «En verdad te digo que el que no naciere de agua y de espíritu no pue- de entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne carne es, y lo que es nacido de espíritu espíritu es» (V 5 y 6.) En esos versículos se apoyan para afirmarse en que las palabras del V 3. quieren decirla regeneración por el agua del bautismo; como si el agua común derramada sobre un sér humano pudiera hacer mucha mella o muchos prodigios para la vida moral del hombre. Si la materia es compuesta de los elementos de la naturaleza y el agua es uno de esos principales elementos, es muy natural que al nacer una criatura a la vida humana venga el agua con el espíritu, y este aserto lo afirma al decir. «Lo que es nacido de la carne carne es, y lo que es nacido de espíritu espíritu es.» Y volvemos a decir ¿Qué tiene que ver el verdade- ro significado de esas" palabras con lo que se suponen los defensores de las religiones de que por el agua del bautismo se regenera el hombre y que a eso aluden esas palabras.? ¿No dice que lo que nace de la carne carne es, y lo que nace del espiri- tu espíritu es? Entonces ¿de qué" le sirve a un hombre que le echen el agua 364 LUZ Y UNIÓN del bautismo que su espíritu se mantenga estacionado sin dar un paso en y el camino del progreso? ¿Podrá ese hombre porque recibió el agua del bautismo alcanzar el reino de Dios? siendo así que el Evangélio dice tam- bién que «el reino de Dios se alcanza a VlVa fuerza,» (Mateo c XI: V 12.) Pero volvamos al capítulo 3 de San Juan y veamos si la afirmación de las religiones está de acuerdo con el verdadero sentido filosófico de esas palabras. Pues ya se ve que las religiones se afirman en que esas palabras aluden a la regeneración por el bautismo del agua, fundándose con espe- dalidad en el versículo 5, pero hacen caso omiso del que sigue que afirma la aseveración del versículo 3. Dice: «No te maravilles que te haya dicho que os es necesario nacer otra vez.» (v 7.) ¿Qué tiene, pues, que Ver la palabra nacer otra vez, con la suposición regenerarse por el agua del bautismo? Si un hombre por ejemplo sigue una vida depravada y llega un día que los mismos acontecimientos de la vida le hacen reflexionar y cambia su línea de conducta, es decir, que ese hombre trata de modificar sus costum- bres y da un cambio de vida que de malo se convierte en bueno como vul- garmente se dice, haya recibido o no el ayuno del baustismo; por eso no deja de ser el mismo hombre. Ese hombre sólo ha hecho modificarse, en- mendarse, convertirse de malo en bueno, enfin; pero eso es una cosa y na- cer otra vez es muy distinto. Pues -¡otra vez» significa una cosa que ya se ha hecho antes y hay que volverla hacer; y un hombre que de malo se ha convertido en bueno es porque no lo había sido antes, pues si hubiera sido bueno no tenía porque volverlo a ser, sino que hubiera seguido siéndolo y siendo cada vez mejor; mientras que nacer otra vez, es porque ya ha nacido antes, y con esa vez no le basta para e| fin progresivo qne todo hombre debe aspirar. Porque ¿qué puede hacer un sér humano que solo una vez haya encarnado el espíritu que lo anima? Un salvaje antropófago porjejemplo, que denota los primeros rudimentos de la vida humana, ¿que progresos puede hacer en esa existencia? Y ¿porqué a ese pobre sér o sea a su espíritu le va a negar el Ser su- premo que vuelva a nacer, o sea reencarnar cuantas veces necesite para adquirir la luz de la civilización, como los demás, para llegar con el tiempo a ver el reino de Dios como dice el Evangélio? ¿Sería justo que esa infeliz y obscura criatura permaneciera estaciona- da por los siglos de los siglos? ¿No es más justo, más lógico y más racional que como hijos de Dios todos los espíritus puedan evolucionar por la misma vía progresiva que Dios tiene trazada, que es la reencarnación de las almas, para regenerarse y alcanzar su salvación que es entrar en el Reino de Dios? Y si no fuera así ¿cómo habría alcanzado el grado de progreso que po- REVISTA ESPIRITISTA KARUECIANA 365 see el hombre más civilizado del mundo? ¿Será que Dios tiene privilegio para las almas o espíritus de unos hombres con distinción de los otros? ¿No es esto atribuir a Dios la mayor de las injusticias? Por que ¿cómo iba a ser justo creando uno espíritus llenos de luz y oíros en la mayor obscuridad? Mediten, medítenlos representantes de las religiones; vean si sus pré- dicas están al nivel de la verdad evangélica; analicen esos puntos que cita- mos en este trabajo y si se creen con autoridad para rebatirlos y tienen ar- gumentos para mostrar lo contrario salgan a la palestra. Ha llegado la hora de librar la batalla decisiva, la verdad frente al error, y si las razones expuestas son errores, tienen la palabra los que poseen la verdad para rebatirlas. A luchar pues, que alguno ha de ser vencido y alguno ha de vencer y triunfar. Faustino Isona A los tímidos El tímido es casi siempre un tenperamento genial. El tímido se vuelve un analítico y el análisis completa la obra de destrucción de la timidez. Acaba él por tornarse incom- prensible a los demás, ilógico y fantástico, huye toda ocasión de ponerse frente a ellos y llega a ser una pequeña isla en el uní- verso. Eli ik Morn. Uno de los achaques morales muy generalizados en todo el mundo, y cuya psicología es ya objeto de estudio de parte de los escrutadores de los recónditos sentimientos humanos, es, sin duda, la timidez. Como lo definió perfectamente el sabio psicólogo norteamericano Ellick Morn, el tímido es casi siempre un temperamento genial, que se apega a un análisis sutil y continuo que, sustrayéndole las fuerzas morales nece- sarias para lanzarse valerosamente en plena lucha por la vida, lo vuelve débil y a veces hasta pusilánime. Generalmente, el hombre tímido se cree un sér inferior a los demás; y de continuo sugestionado por esa idea absurda, se deja fácilmente dominar por los no tímidos. Muy raro es que obtenga éxito en la vida, porque no se atreve a nada que lo haga destacarse del fondo del cuadro humano, donde yace inerte; es demasiado modesto, y recela siempre que, anhelando su propio bienestar, pueda venir a ser causa indirecta del malestar de otros. Ejerce una acción pasiva, siendo la víctima preferida de la arrogancia de 366 LUZ Y UNIÓN los ignorantes qué se valen de su timidez para motejarlo mezquinamente, seguros de la impunidad; y de cualquiera forma que proceda, bien o mal, siempre será criticado, como en la célebre fábula de La|Fontaine. La timidez, por tanto, es un mal social para el progreso individual y colectivo, pues donde hay tímidos, hay dominadores y prepotentes. El propio Napoleón no habría dominado tanto, si no hubiese hallado siempre hombres tímidos, sugestionados, que le obedecían ciegamente. Hasta podría afirmarse que, según la doctrina de la reencarnación, los tímidos fueron orgullosos en sus anteriores existencias Siendo así, confirmaríase la teoria de la continua evolución humana hacia la perfec- ción. Sea como fuere, (sin entrar en tan trascendental asunto) debemos te- ner sabido que los tímidos de genio son seres superiores, moralmente ha- blando, a los llamados expeditos por naturaleza, quienes en apariencia muestran tener mucho arrojo y ostentan mucha sabiduría en todo. Vamos a explicarnos. :Í5 * * El tímido genial posee, en alto grado, en su interior, una gran fuerza intuitiva y observadora, de modo que ningún movimiento le pasa desaperci- bido. Le falta el desembarazo natural y la elegancia presuntuosa del sno- bismo mundano; pero está dotado de una sensibilidad sobreaguda y de una clarividencia extraordinaria, y no se engaña en sus interiores convicciones sobre el carácter de las personas que lo rodean. Es incapaz de un acto arriesgado, o de una iniciativa que ¡lame hacia él la atención; pero es tam- bién incapaz de una acción cobarde. El temor del mañana lo preocupa mucho, y eso lo vuelve prudente y previsor para las las adversidades de la vida. Un ejemplo; Cuando la revuelta armada en Río, hace algunos años, ob- servamos un hecho curioso: mienlras los tímidos, con su perspicacia, per- manecían pensativos, reflexionando sobre las tristes consecuencias de un probable bombardeo de la ciudad, los no tímidos, esto es, los que se enva- necían de no tener miedo y se reían de las amenazas, eran los primeros en palidecer, atacados de indescriptible pánico, y en huir aterrorizados hacia los suburbios más distantes, tan luego como oyeron la voz retumbante y mortífera de los cañones de los barcos de guerra. De estos ejemplos podrían citarse miles, pues todos los días se desarro- lian hechos análogos a nuestra vista. Rarísimo es Ver un tímido que guste de las corridas de toroso las peleas de gallos; y esto porque sabe, simplemente, reflexionar con calma y en justicia, juzgando inhumana esa bárbara persecución de muerte que se ha- REVISTA ESPIRITISTA KAHDECIANA 367 ce a los pobres seres irracionales. Así, pues, no puede recordar sin horror la gran carnicería humana que las naciones civilizadas llaman pomposamen- te la guerra, en la que cínicamente la fuerza vence al derecho... El tímido genial es incapaz de practicar mentiras, lo cual es cosa facilíci- ma para el expedito por naturaleza... Tal vez por eso el tímido raras veces consigue buen éxito en sus negocios, por ser generalmente modesto y sen- cilio y no saber usar de rodeos para lograr un fin preconcebido. En las ciencias y en las bellas artes, sobresalen los tímiaos, en los es- tudios más complicados; son meditamundos, pacientes, resignados. No se entusiasman fácilmente por esta o aquella idea, ni se contradicen como muchos sugetos vulgares que hoy afirman una cosa y mañana otra con- traria a la primera. Los tímidos geniales tienen opinión propia y prefieren a veces callarse recelosos de que sus ideas o frases puedan quizás ofender la susceptibili- dad de las personas de sus relaciones o a quienes deben favores; y no ha- blan sin tener la suficiente convicción de lo que dicen. En suma, todo prueba que los tímidos tienen intuición y clarividencia mucho más desarrolladas y que, por esa misma razón, si quieren están «n condiciones de mejorar sus condiciones de vida, fortaleciendo su ca- rácter. *' ^ Debido al morboso estado latente de su carácter, el tímido no tiene energía moral y se deja dominar fácilmente sin reaccionar. De ahí que se apodere de él muchas veces la neurastenia, esa otra dolencia hermana de de la timidez, que, sugestionándolo aún más en el análisis individual y de las miserias humanas, lo vuelve un autómata y un desesperado de la exis- tencia. Mas el tímido genial se halla en condiciones de vencer ese mal moral que lo mina y atrasa, triunfando sobre todos los tiranos que se le pongan en frente, por medio de una reforma del carácter individual y poniendo en evidencia sus preciosas facultades psíquicas de intuición y clarividencia. El sabio psicólogo Ellick Morn, que con tanta erudición abordó el asun- to, explica que el tímido puede curarse,]por la]educación de la voluntad, auto sugestinándose con la idea de que ya no es tímido, ayudado con ejer- ciclos mentales, gimnásticos, etc.; y en seguida sugestionando a los de- más, con la firme convicción de que saldrá vencedor y no será más el ven- cido de antes. Querer es poder. El tímido sabrá querer y vencerá su timidez con la reacción. Acostúmbrese a hablar siempre en el mismo tono;icon calma, pero con dignidad, tanto a su inferior como a su superior en condiciones socia- 368 LUZ Y UNIÓN les, haciendo predominar su voluntad. Dediqúese a ejercicios físicos que despierten al mismo tiempo los músculos y lo moral, y propóngase con in- domable resolución no dejarse dominar por nada que pueda perturbar, ni agradable ni desagradablemente, sus sentidos. Dios concedió al hombre el derecro del libre arbitrio; por tanto el tími- do debe progresar siempre, mejorándose y fortaleciéndose moralmente en la lucha en que todos estamos empeñados, abatiendo egoísmos, hipocresías e injusticias, con todos los recursos de que su renovado carácter dis- ponga. Los tímidos que, ya, propiamente, no lo serán vencerán a los ejrpe- ditos pero petulantes y atrevidos, con la lógica genial y buen sentido de que se hallan particularmente provistos, procediendo con energía de Voluntad. Los ex-tímidos serán los que más fuertes se muestren cuando dolorosos acontecimientos vengan a amargarles la existencia; porque el continuo aná- lisis individual y colectivo a que instintivamente se sometían, los hace pre- venidos y preparados para el ataque, no dejándose dominar por el dolor. Sabrán reaccionar contra cualesquier obstáculos que vengan a estorbarle el paso en el camino del progreso. Convénzanse de que «no hay nada como un día después de otro,» y no gasten sus energías mentales en aflicciones inútiles, cuando la adversidad les reserva golpes de prueba terrenal. Procedan con calma y justicia, y no se truequen en esclavos del miedo y la tristeza. Esta consoladora práctica fué enseñada, fué sabiamente aconsejada por el gran maestro Prentice Mulford, por Ellick Morn y por otros. Tenemos fe en que cuando los tímidos geniales, compenetrados de esta Verdades expuestas, se conviertan en ex-tímidos, ocupando en el mundo el verdadero lugar que por sus elevados sentimientos les correspon- de; y cuando el pensamiento de todos ellos Vibre unísonamente en armonía, amor, verdad y justicia, los preconceptos dañosos de diversas clases no tendrán ya razón de ser y las barreras de esclavitud moral, lo mismo que las fronteras belicosas de las patrias egoístas y exclusivistas, desaparece- rán como por encanto, uniéndose la humanidad entera en amplia confrater- ni dad universal. JusTiNiANO Valladares ^De O Pensamento) KEVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 369 A orillas del Nile Lta tragedia de las momias El Museo de Ghizet.—El panteón de los faraones, —Estatuas y momias. -Las actitudes de la muerte.— Losi,muertos que viven.—La existencia en la tumba* — El juicio de Osiris,—Almas que mueren.-Los se- cretos de los reyes.—El gesto eternizado. Más de una vez se ha dicho que este museo de Ghizet es el verdadero panteón de los antiguos soberanos de Egipto. A cada paso, un rey o una reinase yerguen ante nuestra vista, eternizados en el duro granito de Asuán. Aquí están ios Ramsés, los Sesostris, los Amenofis, los Merentalo, los Rahotep, con las insignias reales en la diestra. Aquí están las ilustres princesas que compartieron con ellos el poder sagrado. Aquí están sus tro- nos, sus cetros, sus barcas mortuorias. Pero no son las estatuas, a pesar del arte maravillosamente expresivo que las inspiró, las que mejor nos ha- cen penetrar en el alma de aquellas dinastías. Son las momias, las innume- rabies momias reales que guardan, en la rigidez de sus rostros, los últimos secretos de las más remotas existencias. jAh! ¡Estos cadáveres que datan de tiempos fabulosos y que parecen embalsamados ayer! No hay escultura que logre darnos una sensación de vida igual a la de estas reliquias. He- las aquí todas, bajo los cristales de las vidrieras. He aquí a Seti I, envuel- to en bandeletas que le hacen un manto regio. He aquí a Sesostris, con su perfil de águila envejecida en las luchas y en las conquistas, el terrible Se- sostris, que tres mil doscientos años después de muerto, aún mueve, un día, su brazo descarnado, para poner un último espanto en el ánimo délos hombres de nuestro siglo; he aquí al infeliz Ramsés V, que sin fuerzas para imponer su voluntad cae bajo el dominio de los grandes sacerdotes de Amón; he aquí a Amosis, hijo de Kemosé, en quien algunos ven el provocador del'éxodo de los hebreos; he aquí a Amnnofis I, el genio pro- tector de las sepulturas tebanas; he aquí a Seti II, príncipe desgraciado que asiste a la ruina de su imperio sin sentir la fuerza necesaria para opo- nerse a la anarquía general; he aquí al rudo Setnakt, que logra restablecer el orden; he aquí a Thutmosis I, cuyos hijos se disputan la herencia cuan- do él aún está vivo; he aquí a Sequenyen-Re, el misterioso monarca del cual tan poco se sabe. Y junto a ellas aparecen las reinas: la infeliz Ma- keri, con su cara invisible; la atormentada Hent-Tené; la orgullosa prince- sa Nesí-Konsú, y la más enternecedora de todas, la diminuta Nefret-Eré, ^370 LUZ Y UNIÓN <]ue es una verdadera muñeca con sus ojos de esmalte. Hay entre estos muertos algunos que parecen a punto de despertarse, de tal modo están intactos, de tal modo la vida palpita aún en sus rostros. Y los hay que son- ríen suavemente, piadosamente. Y los hay que ríen, que ríen con risas ma- cabras, como sacudidas por un espasmo de locura, que ríen desmesurada- mente, que ríen y nos hacen temblar con sus risas. Y los hay que tienen una rerenidad de dioses griegos, sin sus párpados cerrados, con sus fren- tes sin un plieg'e, con sus labios tranquilos. Y los hay, también, que se retuercen como para luchar contra la muerte. Y los hay que nos miran, iró- nicos, burlándose del empeño que ponemos en descifrar el enigma de sus eternas inmovilidades. Y todos, hasta los que menos bien conservados se hallan, tienen una expresión de vida inverosímil, de viaa interminable, de vida más intensa que la nuestra. íjí ífí La idea de una segunda existencia tal cual los sacerdotes de Amón la comprenden, como puerilidades infantiles y fetichismos grotescos, se ilumina, ante el espectáculo de las momias de claridades graves é ines- peradas. Los muertos del Egipto faraónico no son como los muertos de otros pueblos. El hipogeo o el Mastabá de Menfis, de Tebas, de Sekará, lejos de ser una prisión eterna cual el mausuleo griego, es un hogar de- finitivo. La sorpresa de los primeros arqueólogos occidentales que pene- traron en las mansiones mortuorias del desierto, tiene que haber sido ex- traordinaria. Ante el amontonamiento de muebles, de carros, de barcos, de libros, de juegos y de armas que rodean cada sarcófago, todos se figuraron que los egipcios tenían la costumbre de enterrar, al mismo tiempo que al muer- to, los objetos que en vida le habían pertenecido. «Los muebles de su casa deben acompañar al difunto—dice Lacroix—para que, el día de su desper- tar, no carezca de nada y pueda reconocer a su rededor todas las cosas que le han sido familiares en la tierra». En realidad no son sus muebles mismos, sino la copia de sus muebles, lo que encontramos en las tum- bas de los egipcios. El «doble» humano, necesita «dobles» de todo lo que le ha parecido antes indispensable, puesto que su segunda existencia ha de ser una reproducción exacta y eterna de la primera. «Se trata—escri- be Máspero—^de alhajarle una casa con lujo y comodidades iguales a la que tuvo en vida. Por eso vemos a los escultores modelarle estatuas por docenas; a los grabadores prepararle bellas estelas en las que se lee su nombre, sus títulos, el relato de sus hechos y de sus virtudes; a los alfa- reros hacerle figuras de esmalte; a los orfebres cincelarle anillos y colla- res; a los peluqueros confeccionarle pelucas de todas clases, altas o ba- REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 371 jas, rizadas o lisas, azules o negras. Tienen necesidad de un almacén en- tero de muebles, de camas, de mesas, de sillas, de. cofres perfumados para la ropa. Una vez los aposentos amueblados, hay que pensar en ofrecer al «do- ble» un carro y una barca, para que pueda salir de su casa y visitar sus posesiones; hay que darle armas para defenderse; hay, en fin, que prote- gerlo contra los sortilegios por medio de talismanes. Esto último es una de las cosas más importantes, pues el muerto se halla más expuesto aún, que * el vivo, a desgracias y a dolores inesperados. Por eso .el sacerdote, en; el momento de embalsamar un cuerpo, coloca, entre las bandeletas de lino, ' los mil objetos mágicos que han de servir durante la eternidad. Los es- carabajos encontrados por centenares en todas las tumbas tebanas y que hoy adornan las sortijas de nuestras bellas y los alfileres de corbata de nuestros galanes, son los amuletos por excelencia. Su nombre se escri- be por medio de un signo cuya pronunciación es igual a la del jeroglifico que significa «ser». Esto basta para convertir al modesto insecto en un símbolo de vida perdurable. El escarabajo es la imagen de la esencia de la vida en sus infinitos avatares. Es la vida alada y la vida humilde. Los embalsamadores lo emplean lo mismo en los féretros de los reyes, que en los de los mendigos. Todo lo que es la carne y el alma, está compen- diado en su minúsculo carapacho. Al principio, el animalito mismo, di- secado cuidadosamente, basta. Pero pronto deciden los sacerdotes que su imagen seria más eficaz aún, si en ella se grabaran algunas palabras mágicas. Y entonces comienza el gentil florecimiento de escarabajos, de amatis- tas, de turquesas, de coralina, de lapízlázuli, de esmalte, de nácar, de ágata, de serpentina, de hematita, de cuarzo, de jade, de pórfido, de dio- rita. Los orfebres cincelan con cuidado su parte superior y graban en la inferior el nombre del muerto, o las preces que han de clamar al hallarse ante Osiris, o las frases que debe tener presente en todas las ocasiones graves de su existencia eterna, o las palabras esotéricas que logran alejar del cuerpo a los enemigos naturales, o las letanías en honor de Toth, o los conjuros destinados a apaciguar a los 42 jueces de la muerte, o las frases ^ tiernas que en el más allá han de conservarle el amor de su esposa. Las f cartas quejas momias escriben a sus deudos para recomendarles que no olviden las ofrendas, están selladas con un escarabajo. Además del insec- fc to indispensable, hay otros muchos talismanes de una utilidad capital. Un disco esmaltado puesto bobre el pecho del muerto, conserva en el fondo del corazón las virtudes domésticas; un anillo de oro, permite guardar el timbre grave de la voz para recitar las oraciones del «Pir-em-Hu»; una flor seca preserva la vista de las nubes de la nada; una fórmula escrita en una placa de metal, defiende contra las asechanzas de los espíritus malignos; 372 LUZ Y UNIÓN una tableta cubierta de signos misteriosos, da el poder de salir del féretro para llevar, entre parientes queridos y servidores leales, una existencia agradable. Porque el «doble» no está nunca solo «cuando después de ha- ber recorrido sus campos—dice Jules Baillet—o de haber visitado sus ta- lleres o sus almacenes, o de haber cazado a las marismas, el doble vuelve, por la noche, a su mansión de eternidad, no logra resignarse a encontrar- se aislado y sin afectos. Lo mismo que durante su vida terrestre, le es ne- cssario la buena acogida de su padre o de su esposa, los gritos alegres de sus hijos, los saludos de los amigos o de los esclavos y hasta las caricias de su perro favorito». ¿Cómo puede la tumba ser así la casa de un muerto y de muchos vivos a la vez? Por el simple poder del arte y de la magia sagrada. Los relieves policromos que en los hipogeos antiguos nos sorprenden con su abundancia de Vida, no son, en efecto, cual en un principio se ere- yó, simples adornos, sino verdaderas asambleas de seres reales. Cada figu- ra es un «doble» vivo que acompaña al «doble» muerto. Las oraciones ri- tuales de los sacerdotes bastan para conferir a las figuras esculpidas un so- pío de realidad. En un cuento antiquísimo de Tebas titulado «Las aventuras de Satni Kharmois», Vemos claramente el mecanismo de la existencia familiar de una mastabá. Reunidos en la vasta cripta, los parientes del difunto entre- tiénense durante las largas horas del día, en jugar a las damas. De pronto uno de los más ancianos, que vuelve de dar un paseo, habla de ciertos malhechores que saquean las casas de eternidad de la comarca. Todos se ponen, entonces, a buscar sus amuletos contra los ladrones. Una vez tran- quilos, sienten un gran apetito y piensan en hacer preparar un banquete. Los cocineros están ahí y ahí están también los músicos y las bailarinas. La comida es opípara. Las danzas llenan de regocijo las almas.. El esposo acércase amorosamente a su esposa. Los jóvenes se miran con ojos llenos de voluptuosidad. Al llegar la noche, las parejas se unen en la sombra (Concluirá) Grupo «Diodoro-Luis-Manuel» Sesión del !■% de J^oviembfe da 1879 Queridos hermanos: En el estudio de vuestros defectos debéis esforzar la razón y fortificar la justicia. Conocernos es el trabajo más difícil, porque la pasión nos guía y nos perturba. La razón perturbada deja entrada franca REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 373 al orgullo, y por donde esta penetra la soberbia se introduce cogida a los pliegues que flotan del orgullo y envuelven a la vez el egoísmo. Conocerse el Sér a si mismo es el paso más gigante que dá en su vida moral; desalo- jar de su Espíritu la soberbia, dominar el egoísmo y obligar al orgullo a humillarse, es el peldaño que facilita la subida al progreso moral. El estudio que no se refiere a la propia experiencia, no es fundado, es incompleto; porque no es posible conocer lo que nos rodea, si antes no conocemos nuestra manera de ser, como centro de lo que a nuestrojal re- dedor se agita y manifiesta. No os esforcéis nunca en querer conocer lo que exteriormente se os presenta, sin antes conocer primero Vuestra natu- raleza; porque en ella existe parte de cuanto al exterior hiere vuestra vida. Si juzgáis sin conciencia, sobre no conocer, os exponéis a faltar; si juz- gáis con ligereza os exponéis a sensibles equivocaciones; si os dejais llevar de la primera impresión, faltareis a vosotros mismos y a los demás. Meditar, estudiar, analizar y conocer cuanto con el Sér se relaciona, es el primer deber del hombre; meditando no obra con ligereza y evita inter- pretar, recibir e inferir ofensas a quienes con frecuencia ama y desea de- mostrar estimación. Este consejo, que obedece a la pequeña escisión entre vosotros surgida al principio de la Sesión, no se dirige a ninguna individualidad, sino a la colectividad que constituye vuestro grupo, a todos los Séres en general. No olvidéis que os debeis los unos a los otros, que debeis aprender y enseñar, que debeis procurar establecer entre vosotros la concordia y el amor, y esforzaros por hacer que de vuestra colectividad lo mismo que de cada uno de vosotros, desaparezca el amor propio é impere tan sólo el amor puro y radiante de alma a alma, de Sér a Sér, en sí y en todos los Séres. El Espiritismo conocido y no confesado por la mayoría de los hombres, en que se reconoce la ciencia, ya pertenezcan a una u otra escuela filo- sófica y se hallen unidos a adeptos a una u otra creencia o religión posi- tíva. Va descubriendo horizontes que hacen que la humanidad en general fije su atención en su marcha progresiva; marcha que será mas rápida a medida que la libertad y la inteligencia vayan ensanchando su radio de ac- ción. Físicamente el Espiritismo ha penetrado en los hombres desde el momento mismo que estos penetraron en el Planeta; ha ejercido en ellos su influencia, ha ejercido su acción y han tenido lugar, especialmente en los primitivos tiempos, los fenómenos físicos más caracterizados, si bien mal interpretados y peor juzgados por aquellas ignorantes generaciones. La Comunicación tiene asimismo su origen desde la propia época; pero no ha sido explícita como lo es hoy, muy pocos la han obtenido provocada. No podía el Espiritismo presentarse ostensiblemente, antes de esta época, porque las inteligencias no se encontraban en condiciones para re- 874 LUZ Y UNIÓN cibirlo y porque sus adeptos,hubieran sido victimas de la general ignorancia, de la intransigente clerecia y de la absoluta y mal conducida voluntad de los Reyes que siempre vieron un peligro en la ilustración de los pueblos y un enemigo en la libertad de conciencia y pensamiento. Hoy aun se dificulta en algunos paises su marcha, y no es el vuestro donde menos resistencia se le opone; pero esta resistencia más bien pasiva que ostensi- ble, Va desvaneciéndose á la vez que los hombres forman diferentes Es- cuelas filosóficas y aplican su actividad a los estudios científicos, que,ha- cen desaparecer poco a poco las preocupaciones délos unos y van do- minando la soberbia de los otros; y aunque parece que el Espiritismo se desprecia, aunque aparentemente se hace caso omiso de él, tanto los hombres de estado como los que llevan el timón de las Iglesias, no lo dudéis, unos y otros tienen fija la vista en su doctrina y unos y otros le dan y reconocen la importancia real que en sí encierra. El Espiritismo, presentido por muchos Seres antes de ahora, tiene la misión de destruir todo culto deformas, toda religión positiva, todo dogma y todo reglamento que pretenda encausar al Sér por un sólo y estrecho camino en la marcha del progreso; tiene la misión de concluir con el Pon- tificado, con los Príncipes y Potestades gerárquicas de las Iglesias; tiene la misión de unificar la Ciencia, la moral y la religión, sinónimos lo uno de lo otro, y ha de realizar la revolución más radical en la conciencia univer- sal, dejando al Sér la absoluta independencia en cuanto a su entidad moral e intelectual se refiere. Esta libertad, sin la cual el hombre no puede pro- gresar, hace temer a los partidarios del absolutismo y a los sostenedores de antiguas y risibles farsas, el términr^ de su dominación que preven y no se equivocan, por lo que no es extraño que procuren, ya que no pue- den evitar los efectos que presienten, por lo menos retardar su acción todo lo posible. En esto como en todo, el egoísmo lleva la parte principal y dará algo que hacer prevalido déla ignorancia de las clases más numerosas; más, sin embargo, el terreno tiembla entre los pies del oscurantismo. Observad y estudiad empero en la Historia contemporánea la marcha actual de estos poderes, y poco tendréis que fijar vuestra atención para hallar la difencia de hace algunos años a hoy; ved a la intransigencia reli- giosa, capaz hace dos siglos de reducir a cenizas á la humanidad entera, transigir hoy con los adelantos políticos y hacer caso omiso de la libertad moral que los Séres se van tomando a la vez que desarrollan su inteligen-, cía; vedla con tendencias al retroceso, buscando en la intriga lo que no encuentra en la fuerza que le falta, y vedla ocultando hipócritamente la mano con que quiere herir cuanto se opone a su perdido poderio y do- minado deseado; ved a ese poder exterminador, intransigente y soberbio, obatido y humillado, y vedle que de todo su antiguo fausto y dominio sólo REVISTA ESFJUriTSTA KARDECIANA 375 la hipócrita humildad les. queda; hipocresía empero, con que toman lo que en ;;las edades modernas las contemporáneas civilizaciones aun les dejan; humildad forzada y que solo aceptan convencidos de su impotencia de que violentamente ya no pueden conseguir sus fines materiales. Y si esto sucede en religión; si esto sucede entre los hombres dos encarga- por si mismos y no por Dios, como falsamente lo manifiestan, de diri- gir las conciencias y regular los actos morales de la humanidad entera, no menos menguado está también el poder material de la tiranía, la injusticia y la maldad. Ya véis lo que en los pueblos pasa, la tendencia en ellos no puede ser más marcada a la emancipación del Sér racional; los hombres conocen que deben ser gobernados por los hombres, pero limitan las atri- buciones de los poderes, se imponen Leyes al que rige los destinos de las Naciones y las Leyes generales que dictan las asambleas deliberantes tien- den más cada vez a la libertad del Sér, individual y colectivamente consi- derado, y a dejarles completa v absoluta la que a su conciencia correspon- de. Los mismos poderes autocráticos, los Reyes y Emperadores, aun aque- líos más autoritarios y absolutos, transigen con las ideas rnodernas aunque mal de su grado, porque conocen que la fuerza del progreso hace que sus coronas se bamboleen en sus cabezas y que la oposición violenta á los adelantos de la época precipitarla su calda; así, estudiando todos y cada uno de los Estados, de los hechos y de los acontecimientos históricos y especialmente en el presente siglo; estudiando también los actos, los he- chos y los acontecimientos morales producto de la libertad de conciencia conquistada Ten el mismo periodo, hallaréis la razón de ser de vuestra doctrina y la espontaneidad con que se desarrolla y extiende por todo el Planeta. Siendo, pues, el Espiritismo antítesis de todo engaño, de toda religión positiva, de toda cohibición impuesta de Sér a Sér; de toda violencia, de todo abuso, en fin, venga de donde venga, parta de donde parta, encontrará siempre a su paso obstáculos que vencer, escollos que salvar. Hemos di- cho siempre, y no es estala expresión; los encontrará por mucho tiempo, todo el necesario para que la civilización y desarrollo intelectual dominen al fanap-smo y la fuerza material que ejerce aún presión en los hombres; pero esto no obstante, venceréis los que amáis la justicia, y venceréis sin otras armas que las de la inteligencia y la razón; porque sólo estas armas tienen fuerza de Ley; sólo estas armas pueden hoy esgrimirse con ventaja, y sólo estas armas pueden dar la victoria. Venceréis por la persuación, no por la fuerza material, así como tampoco la fuerza material ha de haceros retirar de vuestro puesto en la lucha. A la hipócrita sonrisa del enemigo, a la befa y la burla con que encubierto os combate y puede combatiros, vo- sotros contestaréis con la fuerza franca de la virtud y las insustituibles de- mostraciones de la ciencia; y a la violencia soberbia del anatema, contesta- 376 LUZ Y UNIÓN réis la humilde sencillez del amor, seguros de que así triunfaréis de la con hipocresía y de la soberbia. Hay en el Sér una constante tendencia, que es el cumplimiento intuitivo del deber de conocer: la tendencia a instruirse. Tendencia noble, pero que como todas las del Espíritu, no debe limitarse sino regularse y dirigirse por la voluntad bien determinada. El hombre debe ser activo, porque su Espíritu le impulsa, y éste a su vez por su exclusiva iniciativa ha de reali- zar su esencia, más debéis de hacer distinción con conocimiento de lo que actividad. La ciencia no es solo el camino del es progreso, es por el con- trario un poderoso auxilar del mismo; la moral es primero que la ciencia; el Sér que estudia en si mismo sus defectos es más sabio que el que arranca a la Creación sus secretos; porque el que estudiándose a si propio consi- mucho adelanta y mucho se eleva. Los conocimientos cien- gue conocerse, tíficos pueden y suelen conducir a la moralidad, pero lo más cierto y posi- tivo es, que la práctica de la moral facilita el estudio y conocimiento de la ciencia; el conocimiento del bien es el primero, el único que desarrolla la del Sér racional, porque del conocimiento de si mismo inteligencia depends el desarrollo moral y no puede desarrollarse la Virtud sin que el Sér cultive ios sentimientos matando sus instintos. Así pues, los que no podáis obte- ner comunicaciones científicas, no os importe; seguros podéis estar de que prestáis menores servicios a Vuestros hermanos ni adelantáis menos. no Sólo os aconsejamos esta noche, que continuéis Vuestro trabajo con el mismo deseo, que dejéis que los acontecimientos materiales sigan su curso y confiad a vuestro Padre cuanto a vosotros particularmente se refiera. ayudaros; Dios no deja de ejercer ni su justicia ni su Amad queridos, y bondad. Adiós, Objeto del diario espiritista Como en el ánimo de la mayoría de mis hermanos los espiritistas, está perfectamente comprendido el alcance que ha de tener para la difusión del Espiritismo la publicación de un periódico diario^ poco me he de es- forzar en hacerles comprender también la importancia pública y privada, un órgano de esta naturaleza ha de tener en nuestra patria. que El autor de este escrito ruega la reinsersión de este articulo en todos los ( I) espiritistas de España y remitir un ejemplar a Almería, calle de periódicos Majadores 34, porlo que dá expresivas gracias anticipadas, REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 377 Pero por si hubiera algunos remisos o desconfiados, escépticos, o no quisiera decir, enemigos de semejante publicidad, bien porque desconfien del éxito, bien por temores de que por su aparición puede empalidecer o anular otras publicaciones similares, debo de ahora para luego manifestar, que el Espiritismo es intangible, tratándose de su esencia, de su Virtualidad, de su manera de sér; y siendo eminentemente moralizador y educativo, su patrimonio se extiende en beneficio moral de todos y no puede en modo alguno circunscribirse, a lo que en el lenguaje convencionalista hemos dado en llamar intereses creados. El progreso no puede detenerse por nada ni por nadie; es ley suprema que ha de realizarse, y cuando unos moldes j son a todas luces estrechos para la función que han de llenar, no hay más remedio que recurrir a otros moldes más en consonancia con sus ex- pansiones. Todas las propagandas que llevan como norte el mejoramiento del esta- do social, tienen que luchar forzosamente con los grandes obstáculos amontonados por los sistemas tradicionales; una idea que venga a demoler los santuarios edificados sobre fundamentos anticuados, tiene que chocar contra los prejuicios seculares en que aquellos se asientan y la expresión del dolor, compañera inseparable de todo resórgimiento moderno, ha de manifestarse, pues, como el parto en la naturaleza filosófica se verifica; dolor es su primera expresión, martirio su consecuencia inmediata, y de este consorcio brota el organismo que alberga al sér, que lanza al recibir la primera ráfaga de luz y el primer hálito de oxigeno, el primer lamento que lo inicia en las torturas de la vida física y el primer llanto con que saluda a sus compañeros los mártires del mundo. La idea santa, como iniciadora de nuevos derroteros, no puede estar exenta de un dolor mucho más cruel que el fisiológico; por la idea, por la persecución de la idea, se han llevado a efecto según nos demuestran las historias de todos los pueblos del mundo, los mayores excesos; desde el martirio de los sacrificios druídicos hasta el potro de los tribunales sécula- res; desde el puñal, el veneno y la hoguera, hasta el cadalso, el destierro y el estigma; desde las catapultas, los aceros y los mandobles, hasta las bayonetas, los cañones y la metralla; todo, todo se ha hecho para impedir > el resurgimiento de la idea; desde la crucificación hasta la horca, desde el borceguí hasta la rueda, desde el asesinato hasta la calumnia, y a pesar de todo, a pesar de estos cruentos obstáculos que han pretendido ahogar en sangre toda palpitación de libertad, la idea, la sublime idea, ha surgido ' entre los cadáveres, el humo de las hogueras y la podredumbre de las cloa- cas humanas. Y sabiendo todos esto, estando penetrados de esta evidencia, ¿como ha de extrañarnos, que aún en el siglo veinte existan obstáculos tradicionales que pretenden impedir el reinado puro de la justicia en la tierra?.. Toda S78 LUZ Y UNIÓN propaganda representa sacrificio y aquel que a estas nobles tareas dedique ias energías de su espíritu, sabe de antemano con lo que ha de luchar, qué inconvenientes se le:''han de oponer, cuáles son sus enemigos francos y quienes sus encubiertos, para arredrarlo, para remorar sus pasos, para 'mpedir que lleguen a vías de hecho, los grandes pensamientos que a la larga de la historia han dejado sentir sus bienhechoras influencias. Y como en el campo del Espiritismo hay tantos hombres, no exentos por des gracia, muchos dé ellos de bestiales pasiones, es necesario ir dis- tinguiendo la espiga de la cizaña, el grano de la hojarasca, el oro del oro- pel; es necesario hacer una cuidadosa selección que distinga a lo verdadero de lo falso, un tamiz que cualifique los publícanos de los fariseos, y así como, para que la esencia dé la idea prospere, ha de rodeársela de todos los prestigios, purezas y energías espirituales, asi hemos de hacer todos los que nos titulamos espiritistas, pero espiritistas de verdad, másabun- dantes en las cabanas de la desgracia, que en los opulentos palacios de la comodidad social; espiritistas que comprenden, que al solo hecho de haber recibido la unción evangélica sobre sus cabezas, han contraído el deber del sacrificio por el bien de sus semejantes, en el aposlola- do sublime de lá ley divina. Ya que el visionario de Leipzig nos dio la formidable palanca que ha hecho remover al mundo; y ya que como Arquímedes, hemos de aprestar- nos a desquiciar los fundamentos de las Catedrales del fariseísmo, valién- donos de esa fuerza que en nuestras manos ha de ser irresistible, es nece- sario que aunemos nuestros esfuerzos todos en la transcendental obra que nos proponemos, dando el primer paso de avance hacia ese enemigo ocul- to, que con sus maquiavelismos y llantos de sirena, pretende oponer su influencia perniciosa, para que no prospere la idea ^que nos anima, nos inspira, nos esfuerza y nos santifica. Constancia, constancia y constancia; esto nos traerá el triunfo, más querido, más preciado, más grandioso, cuanto mayores sean las amargu- ras, los anhelos y las torturas que su consecución nos ha de proporcio- nar. Constancia, fe, decisión, voluntad, unión suprema; ejército! de pen- sadores que llevan por armas las retortas, los telescópios y los radiográ- metros; que llevan en sus mochilas los ungidos libros de la ciencia, estu- diada a través de los siglos entre las trágicas luminarias de las hogueras y los enlutados tablones de los cadalsos ensangrentados; que llevan en una mano la rama de olivo de la paz y en la otra, la palma del martirio, y Como bagaje enorme que dos capacite, un arsenal interminable, fruto de la observación microscópica, del estudio concienzudo de la fisiología, de la anatomía comparada, de la radiometría, de la espectroscópia, de la geografía celeste, de la filosofía más racional que existe en la tierra, del Código moral más sublime, de todo, en fin, lo que ha de dar impulso REVISTA ESPIRITISTA KARDECIANA 379 potentísimo al mejórainiento de esta Humanidad infeliz, que ya se ahoga en los estrechos moldes del microsoneísmo, el. panteísmo, la estulticia y la fibra filamentosa del cránéo, dentro de cuya caja de hueso, se pretenden circunscribir las expansiones naturales de la libertad espiritual. El primer periódico diario de nuestra comunión que se publicará en España, nos llevará de la mano a esos nuevos horizontes que ya se dibu- jan a través de las brumas de un próximo porvenir; porqüé el primer perió- dico diario que se publicará en España, será la primera campanada que despertará las energías dormidas en un largo sueño de anestesia moral; porque el primer diario que en nuestros lares nacerá muy pronto, marcará los rumbos a seguir a otros y otros diarios que irán surgiendo en toda Eu- ropa y America; por eso os invito a to Jos, a contribuir a su sostenimiento inicial; él os dará muchos ratos de alegría espiritual, muchas ocasiones de exteriorizar vuestras ideas, muchos motivos de amor; y a su regazo, cobi- jados todos bajo los pliegues de su manto de luz, renacerán nuestros entu- siasmos al ver que no serán estériles nuestros esfuerzos, y el paso moral dado por los españoles, cuya gloriosa historia está tan llena de grandezas como de miserias, porque somos grandes en todo, en la. desgracia y en la prosperidad; el paso, digo, dado por los españoles^ será admirado e imita- do por los demás séres de los continentes, las flotantes banderas del Es- piritismo, tremolarán en las alturas a todos los vientos y derramarán do- nes a manos llenas entre todos los hombres, borrando las fronteras geo- gráficas, al par que enviaremos los besos de nuestro amor a nuestros her- manos constelares, que allá... desde los inmensos abismos del espacio, en palacios siderales, tales como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, nos observan cuidadosos, gozándose en nuestras alegrías y afligiéndose con nuestras desgracias. Estoy recibiendo constantemente, cartas de adhesión al proyecto del diario espiritista; algunas de ellas muy conmovedoras. En todas se expre- sa el entusiasmo que la idea ha despertado yjque aún, apesar de los pesi- mismos de algunos séres apegados a la cola, existen espiritistas decididos a llevar a la práctica un pensamiento que ha de ser a todas luces beneficio- so y de una trascendencia incalculable. Sigan, sigan pues, todos mis queri- dos hermanos dirigiéndome sus misivas de adhesión y listas de suscrip tores, que, a mi por la iniciativa y a la respetable Federación Espiritista Española por su apoyo, nos ha de congratular, ver la realización de! anhe- lado proyecto. El tiempo que queda es corto y como mi mayor deseo es asegurar el éxito y la vida de la publicación, es fácil que los trabajos su mámente abrumadores de reorganización y recuento que pesan sobre mí, me decidan a aplazar un poco más su aparición, al propio tiempo que es- tudie, en vista del hermoso movimiento surgido, la manera de que el perió- 380 tUZ Y UNIÓN dico sea de mayor tamaño al proyectado en mi artículo de Agosto último. Déjese llevar cada uno por sus generosos impulsos, y piensen que a esta colmena, todas las abejas han de reportar el dulzor de sus almas, para fabricar la miel que ha de fortalecer los espíritus y enjugar las lágrimas de los desgraciados. José Martin Rull. Almeria Noviembre de 1913. ün indulto y una tragedia A todos los espinibistas En la cárcel de Barcelona reside a la hora de escribir estas líneas don Luis Castellà Sanabra, condenado a la pena de seis meses de prisión co- rreccional por el delito de enseñar un librito de la Escuela Moderna a sus alumnos de la que dirigía en Granollers, provincia de Barcelona. Cuando estas líneas sean públicas habrá Luis Castellà recobrado la libertad, indul- tado por el gobierno del Sr. Dato, en Consejo de ministros celebrado el 12 de los corrientes. Se me permitirá decir que en el caso del Sr. Castellà la libertad no representa el término de los cruentos dolores carcelarios, que el tiempo hace agudos y terribles cuando se han pasado cerca de cuatro años fuera del mundo, entre escaseces vistiendo el traje de los delincuentes comunes. En el caso dei Sr. Castellà la libertad llega cuando el recluido ha perdido en la cárcel la salud de que gozaba plenamente al entrar en ella. Por des- gracia he tenido ocasión de persuadirme del estado lamentable de nuestro querido amigo, y sé que sutre una enfermedad que en la cárcel habría des- truído su organismo provocando la desencarnación para dentro de breve espacio de tiempo, seguramente antes de terminar el presente invierno. Sufre tuberculosis y ha perdido la voz por completo. Basta verle para darse cuenta inmediata de la gravedad de su estado. Hace unos días fui a visitar al sabio catedrático e ilustre diputado por Barcelona D. Hermenegildo Giner de los Ríos, le hablé del asunto Caste- llá, de que le había sido denegado el indulto pedido por su madre en octu- bre último, una Vez cumplida por su hijo la mitad de la pena impuesta más siete meses y veinte días. Me aconsejó dijera al interesado que, puesto que el error era de tal monta, lo mejor sería hacer otra instancia, firmada por él, haciendo notar al ministro de la Guerra, a cuyo fuero pertenecen los delitos comprendidos en la ley de jurisdicciones, el errorsufrido. revista espiritista kardeciana 381 Me faltó tiempo para comunicar el consejo de! Sr. Giner a Castellà: esto era el sábado 6 de los corrientes. Fui el domingo a la cárcel para recojer el documento y me dijo Gaste- llá que le faltaban fuerzas para escribir, rogándome lo hiciera yo. El lunes por la mañana eché al correo la instancia, y a la una de la tarde el siguiente telegrama: «Ministro de la Guerra.—Madrid. Barcelona 8-12-913.—Correo solicitud indulto Luis Castellà Sanabra, denegado equi- Vocación fechas. Mitad condena cumplida exceso. Enfermo grave penado. —Costa Pomés.—Urgel. 129.» El día 11 por la noche me encontré con el siguiente telegrama del ministro: «Someteré a estudio y resolución del primer Consejo minis- tros indulto Luis Castella.» Y cuándo había leído en la prensa que en el Consejo del 12 se había propuesto por el ministro de la Guerra el indulto de Luis Castellà, recibo este otro telegrama: «Ministro Guerra a Costa Pomés: Consejo ministros ayer acordó indulto Luis Castellà.» Creo haber cumplido en esta ocasión con mis deberes de espiritista y creo poder atreverme a dirigir un ruego a mis hermanos. Conozco lo agri- dulce de la libertad cuando los medios de vida son escasos y no se sabe donde ir a ganar el pan: Luis Castellà sale de la cárcel gravísimo; su ma- dre cargada de años y de dolencias mira e[ porvenir y lo vé lleno de som- bras. ¿Negaremos a la madre de Luis Castellà un óvolo que le permita cuidar cariñosamente a su único hijo Luis? J. Costa Pomés ■1412-9i;i. * ^ Con muchísimo gusto insertamos este artículo que nos envía nuestro querido hermano Costa Pomés. Los que quieran contribuir a realizar tan humanitaria obra, pueden dirigirse al hermano Costa, calle de Urgel, 129, Barcelona. Necrología El correo nos ha traido la triste noticia de la desencarnación de nuestro que rido y entusiasta corresponsal en Fregeneda del Duero (Salamanca) D. Aniceto Martinez Martin, antiguo correligionario y espíritu de grandes dotfs. La semilla del padre ha fructificado en el hijo y gracias a esto nuestra doctrina no pierde un adepto por cuanto el hijo del finado queriendo continuar la labor de su padre se ha apresurado a notificarnos que no por esto deja nuestra publica- ción, que su intención es continuar cada vez con más ardor la propaganda de nuestro caro ideal. 382 LUZ Y UNIÓN Ecos y Noticias Dos hechos euriosos .—A'wefos//or/zon/es, de Lisboa, cuenta un hecho bastante curioso. En ei Estado de Ohio, una joven americana, Florencia Gibson, quiso tentar la experiencia de ser enterrada viva a la manera de los faquires. Se hizo dormir por un indú llamado Kapparu, en seguida fué enterrada a dos metros de profundidad. Al fin de ocho días se le exhumó. El cuerpo de la señorita Florencia estaba rígido y frío, sus labios se encon- traban descoloridos y sus vestidos impregnados de humedad. Kapparu la magnetizó durante una hora para volverla a la vida. Al fin se des- pierta y abre los ojos espantados. Los médicos presentes a la experiencia no observan nada de particular en el estado de la señorita, salvo una cierta irregularidad en los movimientos respira torios. Florencia Gibson no había experimentado ninguna sensación durante su sueño subterráneo, pero al despertar, su resurrección fué muy penosa. Se sentía caer de una altura inmensa, como si fuera arrastrada por una corriente violenta. El dolor era tan vivo, dice ella, que no consentiría en repetir la experiencia por un millón de pesos. ¡Sin embargo, lo ha hecho por nada, en presencia de mil personas! Un millón es poca cosa para los millonarios. ¿Quién sabe si este género de sport no se hará de moda? Yo no apruebo ni vitupero. Todo lo que puedo decir es que no aconse- jo a nadie a someterse a este género de experiencias y que, si los millares ávidos de emociones encuentran sujetos, no será Bibi. * * * Otro hecho curioso es también relatado en los Nouveauar Horizonts. Un se- ñor llamado Percy Curt se suicida. Su muerte fué inmediatamente seguida de la recuperación de la palabra y del oído perdido por su hermana que era sordo- muda. Lo que hay de más curioso en este caso es que la hermana había perdido la palabra y el oído el mismo día en que nació su hermano. En la carta que Percy envió a su madre antes de suicidarse, decía: «Habría deseado vivir más largo tiempo para ver recuperar el oído de Lily, pues creo que esto llegará un día». Conversión de un sacerdote al Espiritismo. — El reverendo Arthur Chambers, vicario de Brockenhurst, Hants (Inglaterra), ha hecho la siguiente hermosa declaración en un sermón que pronunció en Londres: Afirmo que las mayores pruebas de las verdades de la religión cristiana, se hallan en las doctrinas del espiritismo, y principalmente en la comunicación en- tre nosotros y los espíritus de los desencarnados, lo cual es un hecho demostra- REVISTA ESPIKITISTA KARDECIANA 383 ble.,.. Yo mismo he visto amigos míos después de muertos,, y.muchos ,de mis. co- nocidos igualmente vieron a ios espíritus de sus amigos fallecidos... Yo se. bien que soy ayudado y guiado en mi obra... Nunca comprendí lo que significaban las palabras «Espíritu de Dios», hasta que llegué a conocer al Espiritismo. Ahora si sé lo que ellas significan, y que las mentalidades del mundo espiritual influencian las mentalidades de este mundo. * * Üí fiepnoosa fiesta en Tarrasa.— Tal como era de esperar resultó un éxito la fiesta celebrada el día 8 del corriente en. los vastos salones del Centro Fra teruidad Humana en pro del idioma internacional Esperanto. Antes de las nueve de la noch se hacía ya imposible dar un paso por el salón, haciendo un gran efecto el número de esperantistas que con su estrellita, ó distintivo, conversaban sobre la importancia del acto que iba á realizarse, te- niendo grandes elogios para los espiritistas, por haber dado un ejemplo de su carácter progresivo. A las nueve y media, dió por empezado el acto, el himno La Espero, can- tado por la Escola Orfeónica y por todos los esperantistas. Acto seguido el pre- sidente, D. Domingo Armengol hizo uso de la palabra demostrando la finalidad dei acto diciendo que los espiritistas debemos cooperar y trabajar dentro de todo lo que sea progresivo, y pueda llevar paz y armonía en los pueblos, y como el Esperanto es uno de estos elementos, por eso le apoyamos y le ap. eciamos en lo mucho que vale, y por estar encarnados los ideales con el mismo espiri- tu. En medio de grandes aplausos, cede la presidencia al inteligente é incansa- ble luchador de la idea Esperanto, y presidente del grupo «Lumon», de ésta, D. Valentín Alavedra, quien dedica grandes elogios para el Centro Fraternidad Humana y su presidente, pasando luego con acertadas ideas a demostrar como el Esperanto está destinado a concluir con las fronteras y llevar la paz interna- cional. Se le dedica al final una merecida ovación. Hace uso de la palabra el hermano Francisco Sal larí, quien con coraje y energía combate el indiferentismo con todo lo que es progresivo, diciendo que el que se atreva a combatir el Esperanto no puede llamarse progresivo; es tam- bién su peroración objeto de merecidos aplausos. La niña Dima Roma de seis años hace las delicias del público con la poesía «Poble desperta», alusiva al acto, siendo la admiración en el arte de recitar. El hermano José Roma hace uso de la palabra, y después de demostrar la afnidad que existe entre Esperanto y Espiritismo, combate el vicio, atribu- yendo la indiferencia con que es acogido el Esperanto, como todo lo que sea progresivo, a que la mayoría de los hombres sienten más amor en el vicio y al lodo material, que no al estudio y a lo que eleva, incitando a los esperantistas en no desmayar a pesar de todos los obstáculos para trabajar en pro de la Fra- ternidad Mundial; muchos aplausos. El inteligente jóven D. Jacinto Figueras, del grupo «Lumon«, hace un hermo- so estudio de todas las lenguas desaparecidas y presentes, demostrando como ;odas han de desaparecer, y triunfar el Esperanto; es premiada su labor con aplausos. 384 LUZ Y UNIÓN — - ----r-r^rÍT- La hermana María Anter da lectura de una poesia alusiva al.acto, la cual es un canto de gratitud para el doctor Zamenhof, siendo recibido el trabajo con apreciaciones decarifto y aplausos. En medio de una gran espectación se levanta a hablar,, el incansable e inteli- gente orador José Grau, de Barcelona, teniendo más de una hora extasiado al público con su brillante peroración, demostrando con irrefutables argumentos la necesidad de sembrar la idea del Esperanto, como gran medio para concluir con las guerras, miseria y dolor, pues esto persistirá mientras existan fronteras, y el Esperanto viene a derrumbarlas. Pasa luego a demostrar varios casos de la utilidad de esta idea, como jóvenes que con su estudio, han abandonado la baja vida que llevaban, siendo hoy hombres que pueden presentarse por su educa ción, y finaliza su hermosa peroración, repitiendo las demostraciones de cariño hácia el Centro Fraternidad Humana, y u los espiritistas diciendo que se lleva grata satisfacción de esta entidad. Al terminar su discurso es una objeto de una larga y estruendosa ovación La Escola Orfeónica cantóa continuciaón «La Akcepto» L'Ampurdá. El Ere çol. Brindis Mozart, y con la cooperación de los esperantista se finalizó el acto con el himno La Espero. La satisfacción que animaba a los concurrentes sirva de felicitación para los organizadores.—Esperanto. * * ïf: Se ha recibido en esta redacción un ejemplar de la nueva obra de Marc Sannier Andela du Capricorne. novela espiritista, editada por la casa E. San- sot y C 9 rue de 1' Eperon, París. * ^ * También hemos recibido un ejemplar de El Magnetismo curativo al alcance í/e/oí/os por Ovidio Rebandi. Es esta la tercera edición que la Bibliotera de la Irradiación, Prim, 10, Ma- drid, hacede esta obra. Nota de la ñdministraeión l Al terminar este año la Administración de esta revista se complace en manifestar a sus abonados que considerará como suscriptores para el próximo a todos aquellos herma- nos que no le den orden en contra, y al mismo tiempo se ve en el caso de manifestar a los que le adeudan más de dos anualidades, que de no ponerse al corriente en todo el mes de Enero y Febrero se verá obligada a dejar de servirles la Revista y publicar sus nombres y domicilios para que no engañen a nadie más. ÍNDICE 5 Acosta; pág-. 140. — Trabajo, por L. Guerrero; pág. 14C. — El fanatismo; pág. 14.S. — La burra de Balaan, por J. Blanco Corís; pág. 146.—La ejecución, por Krainfort de Ninive; pág. 150. —¿Dónde está nuestra razón?, por Antonio Ruy; pág. 150.—La fé racional, poi Leonardo Escalona; pág. 152. —Sobre el verda- dero concepto del Bien y del Mal; pág. 154.—Medianimica, por Eduardo Roe; pág. 158.—Bibliografía, por Liberto; pág. 160.—Ecos y noticias; pág. 160. JUNIO La fiesta de los pobres en Tarrasa, por El Solitario; pág. 161. — A la memo- ria de Miguel Vives y Vives, y en honor a la fiesta de los pobres, por Maria Paura Ccts; pág. 168.—De la oración, por M. S.; pág. 171. — Objeto de nuestra filosofia, por Leopoldo Lugones; pág. 180. — Necesidad de protejer la vida de los pájaros, por Ella Wheleer Wilcox; pág. 187.—Comunicaciones; pág. 189.— La fiesta espirita (carta), por Benigno Ferrer; pág. 191. JULIO Del Misterio...., por Manuel Bueno; pág. 193.—Recuerdo de amor, por Jua- nita Piñol de Tarrida; pág. 196. — De frente al porvenir, por J. Galvez Otero; pág. 196. —Desquiciamiento, por Krainfort de Ninive; pág. 199. — ¿Qué benefi- cios reporta el Espiritismo?, por Juanita Piñol de Tarrida; pág. 200. — ¡San- to!..., por José Martín Rull; pág. 202.—El porvenir; pág. 205. —A los espiritis- tas, por R. Maynadé; pág. 212. — Comunicación; pág. 214. —El fatalismo, por M. L. G.; pág. 219. —Medianimicas; pág, 220.—Ecos y noticias; pág. 224. AGOSTO Ante lá muerte; pág. 225. —La muerte y la vida a la luz del Esplritualismo, (conferencia), por Manuel Fraseara; pág. 227. — Jesús, por J. Costa Pomés; 6 ÍNülCE pág. 234 —¿Qué es el Espiritismo?, por Eloy Pujalté; pág. 235. — Sobre hipno — La de herencia, sis médica experimental, por J. Blanco Corís; pág. 236. ley de Porteiro; pág. 240. — El esplritualismo, por Angel Barbosa; por Manuel S. — 245.—Combatid la tentación, por Ella Wheler Wilcox; pág^ 248. Comu- pág. nicación, por Anacleto Bermúdez; pág. 249,—Santiago Guzmán Espailiat, por Garlos Petrón; pág. 254.—Ecos y noticias; pág. 256. SEPTIEMBRE pág. D. Delfín Roig Rosell, (retrato), pág. 257.—D. Delfín Roig y Rosell; y J. Blanco Coris; pág. 259. — Nuestro libro de re- 258.— «Noli me tangerec. por galo para el próximo año; pág. 261. - Los enfermos, por Krainfort de Ninive; 264. La pág. 262. — A los espiritistas españoles, por José Martin Rull; pág. Martinez; pág. 270.|—^Educación sentimental, fiesta de Tari asa, por E. Roger Francisco por Rodolfo W. Trine; pág. 271. El Calvario de la vida, por Rios; — Weler 276, — La Cruz, pág. 274. ^^La fiebre del dinero, por Ella Wilcox;*pág. 278. —Una extraña[aparición; pág. 279.—Mediani- por Frantz Hartmann; pág. (poesia); pág. 280.—Comunicación; pág. 282. —Ecos y noticias; pág. 284. mica, OCTUBRE Amalia — Espiritistas, no católicos, por Liberto; pág. 281. Espiritismo, por Albin Valabregue; Domingo Soler; pág. 293. — La religión de mañana, por Váz- pág. 296.—La Oración, Lamennais; pág. 302.— Mi plegaria, por Diego por la moral son la paz; pág. 304. —Seamos ecléc- quez; pág. 303.—La instrucción y 305. La muerte, (biografia), por J. Blanco Co- ticos, por Fabián Palasi; pág. — la ris; pág. 309. —La magia oral; pág. 313. — Las predicciones de monja deJVl- terbo, por S. Benet; pág. 315,—Ecos y noticias; pág. 318. NOVIEMBRE de la materia la voz del espíritu, por J. Blanco Coris; ¡pág. 321.— La voz y — Vicios sociales. — El lujo, por Fabián Palasi; pág. 323. De Víctor Hugo, por índice 7 Salvador Selléa; pag. 327.—De la Intorerancia, por J. Costa Pomés; pág, 328.— La felicidad en el deber, por Ella Wheler Wilcox; pág. 328.—Intuición, Instin- to y Razón, por Zarathustra; pág. 331.—Manifestación telepática de un inoribun- do, por Camilo Flammarión; pág. 333. — Desdoblamiento y doble vista, pág. 334.—Centro Espiritista «Saén Cortés» (comunicación), pág. 335.—Página suel- ta; por Emilio Casteiar; pág. 338.—¡Pobre humanidad! pág. 338.—Nosce te ip- sum; pág. 340.—Hermano; pág. 341.—Arte de curar por medio del Magnetismo (biografía), por J. B. C.; pág. 343.—La mejor ganancia (biografia), por J. Blanco Coris; pág. 346.—Estacionamiento, por José Maria Alfonso; pág. 348.— Lluvia de Piedras en Palos, por Onairam; pág. 3.50.—Ecos y noticias; pág. 350. DICIEMBRE A nuestros lectores, por la Redacción; pág. ,353. — A Salvador Sellés, por Juan de Dios Sandoval; pág. 354. — ¿Eu dónde se encuentra la felicidad?, por Ovidio Rebaudi; pág. 356. — Avisos a nuestros suscriptores; pág. 360. — La Muerte, por Ella Wheler Wilcox; pág. 361. — Consideraciones sobre «La Reen- carnación de las almas», por Faustino Isona; pág. 363. — A los tímidos, por Jas- tiniano Valladares; pág. 365. — A orillas del nilo; pág. 369. —Grupo «Diodoro- Luis-Manuel»; pág. 372. — Objeto del diario espiritista, por José Martín Rail; pág. 376.—Un indulto y una tragedia, por J. Costa Pomés; pág. 380. —Necrolo- gía; pág. 381.—Ecos y noticias; pág. 382. ■■ .-'fifi,. r.l í > í -yy- ■•■■' -í;' ■■ .'S'i'''- i.-i'ioSifiyíT.K ■ ilij- '-1 .n;f·MÍ·í.:v.· T • 'yli' ,■// !■ .i.-:-;.;:;.-rvi'i -Vr vir" .i.; -'Uííís-VMS^''í.'';; " ' ■■■■■ ,■ 'ríi;;' -'yhíyiy^^iíkfh '% í.:;:!!,. -V ^■ :· V^tq.-ríiiiíí'iíiv'l /í«s; ■;iW I . '.•- n V «' í ■' -' •Cií'-- ::;r?.LSÏG·'ívíí— 'i ■ ' ,i.; r';.: ..i. > ..V^ V -i': - ,- /'.-'l·r, ;■ .'ü';; "I Vr, •■ ;■ .:S; í'-í'v'q'r ■ 'ob-'7U:$'Á ~.-.ÉSK//q'4 | ' '-I -; .i¡i ■'■ .'í ■.■ y:--:yr ■■ - . .q :qi;;:-■.• ' :¡qi ■ /r?;íj ■. ■ /, ■. . ;ÍÍ■i^v ^ ■■■ ""■--'■i) w^ífí; J/C'iV ■Ï . '"-i'r ■-iiii . í.;" - -r í, "■.'.i; .-" hináqsívr-A--;-ú/'.i'-; i : ^ ■;> ik^ :¡b: )y; • :y\-k¡rí^''í .¡■'■y'.-. r^HV ínr.: ,■■■ ■■ ;)y :srqí:>íS'>;?'qv ■ . Otiras qne se Milan de venta tn la ^mlnlstracíón de esta Kevlsia Ftas. Ptas. Nufístras ficersas mentales, por Pren- Los 4 tomos, formando dos volume- tice Mullord. Consta de 4 tornos . . 40 «es, en tela y plancha 7 Aríer/csr/'/Wí.-, porW.J.Colvilie. Un Tomos sueltos; cada uno, en rústica. 1 tomo o en 4 rústica .3 Encuadernado en tela ...... . 2 Encuadernado en tela y oro . 4'50 Memorias . de un . Espíritu. «ts. ¡Tepcrdonol De fa idea de D¿os, por León Denis O'ÓO ei^S.-m En rústica cada uiro . 1 . , . . II, C^olcctimHmo / , , . integral revoíuctoiia- hucuaderiiados en tela v oro ... 2 Los Tío hduardo Boulard. 8 por Dos tomos, formando 4 , tomos volúmenes, 4.° rústica en tela en en v oro . 3 ...' 14 En /i.. ... n tela, ó n j en un solo tomo 4'.ó0 tomo en 8 °, de 461 pá- . , [Abajo la , , pena de niuertel, Folleto girias. En rustica . 2'50 D. por Salvador En Pons, tola presbítero y oro. . ... Ü'50 3'50 . . . rr. ■ j. ■ n . > / exto d,e dI . . , , enseñanza ominical de l,ee- Venta/as djeli EcsnirtUsmo. F^to. jde 8o ps. 0'05 y . . tura para las Escuelas espiritistas, tlementos de una nueoa ciencia, por U. Felipe Senillosa. Un Mariano por tomo Ruth en Sinué. Un tomo en 4 "mayor en rústica 2 En teli y oro 3'50 En tela y planch, a 5 Lr a Pnsicoi ■ logía dje • LI as Cartas Re de iiltratiuiiba, por Onof're Vi- D. Joaquín J. Fernandez. ladot. Un Un ele- lomo en o°%n rústica. . 2 gante tomo 8." Encuadernado en tela mayor rustica v oro . . . S'bU . . . Encuadernado en tela y oro Katie-Kim,. Es Moderno. ... 2 t. Çolecctóti en de 8.°, OraaoneB. Nuevo devo- ele¿^p^i,rnitteismo Un cubierta, rústica. 2 cionario líiicu^dernado,en tela . espiritista Un . . ;V5() voluminoso yero t. 8." Ensayo sobre la enseñanza en rn tipos claros, rústica. lilosóttca del , en 1 Encuadernado eii Magnetismo, por el Barón du Potei. cartone .... I'.áü Un t En 8.°. de tela 280 páginas, en rústica. 3 y oro 2 En tela colores 4'50 Tesoro y de consuelos y modo de'oioir ' el cristícinanieiite. Al/leri Marino. Un t. en 8.°. Uti rústica 2 ele^;niLe tomo en 8." I^oicu:ulurii;nlo eo tela . prolongado, en rústica y platiclia. 3'50 . ... 3 Encuadernado tela ¡mpresiones de un en y plancha. E.V) loco, nor C&8 págs. 13 grabados 0'50 XDE A -R.-Q-RO h¿ libro de tus Espirita -i. — El Libro de Los Mcdiani.'i. — El tismo. —II Ecangelio según el Cielo Espiri^ g el Inñerno óla Justicia Dirlna el — sis, los El Milagros según g las Géne- Predicciones Espiritismo. según el es el Espiritismo?, Espiritismo —Obras en rústica, cada póstunias.— ¿Qué tumo En tela, cada 2 tomo ...... 3'50 PRECIOS DE SUSCRIPCI N Kipalia, nn año 1 pesetas — Extranjero, no año 12 pH^et. Xñmrro onelto: 5