Veinte años transformando Barcelona 2004 - 2024 Índice Palabras de los alcaldes y alcaldesas 5 El Consejo de Ciudad 11 La participación a Barcelona 17 Turno de palabras de los miembros 31 del Consejo Retos de futuro de la participación 49 años Consejo de Ciudad Palabras de los alcaldes y alcaldesas JAUME COLLBONI Alcalde de Barcelona Actual Presidente del Consejo de Ciudad Barcelona somos todos y la tenemos que hacer entre todos. Barcelona es un proyecto colectivo que requiere de la participación de todos aquellos que vivimos en la ciudad. Y el mejor ejemplo de esta voluntad es el Consejo de Ciudad. Durante 20 años habéis sido el faro de la participación ciudadana en Barcelona, convirtiéndoos en el espacio de representación cívica por excelencia, donde la pluralidad de actores se reúne para debatir, en un clima constructivo y orientado al consenso, los principales asuntos que afectan la ciudad. Vuestra singularidad rae en esta pluralidad de voces y en vuestra capacidad de innovación. En los últimos años, habéis liderado iniciativas pioneras, como la respuesta de la ciudad a la pandemia, y habéis analizado cuestiones como las dificultades de accesibilidad a la administración pública, el e-commerce y, más recientemente, las Migraciones y el Antirracismo. También habéis ejercido una notable influencia institucional, con la intervención anual al plenario municipal para presentar la memoria de actividades, así como en vuestra participación en la presentación de candidaturas a las Medallas de Honor de la ciudad. Barcelona siempre se ha caracterizado para tener una ciudadanía activa, exigente y comprometida en la construcción de la ciudad. Sin este tejido social y vecinal, Barcelona no sería cómo es: una gran ciudad integradora y cohesionada. Como alcalde, me siento profundamente orgulloso de la tarea de todas las entidades que formáis parte del Consejo de Ciudad. Y os quiero transmitir mi agradecimiento, y el de todo el gobierno, por vuestro trabajo. El Consejo de Ciudad es y tiene que seguir siendo un órgano esencial en la gobernanza de Barcelona. Un espacio de participación para mejorar las políticas públicas de la ciudad, que tienen que estar siempre al servicio de la ciudadanía. Vuestra implicación resulta imprescindible para avanzar hacia una Barcelona más habitable, más próspera, más justa y más saludable. ¡Muchas gracias por vuestro compromiso y muchas felicidades por el 20º cumpleaños! 6 ADA COLAU Alcalde de Barcelona y Presidente del Consejo de Ciudad desde 2015 hasta el 2023 Las ciudades deben ser para vivir, deben ser para la gente que vive en ellas, y deben mantener su vida en los barrios. Por este motivo, son necesarios poderes públicos fuertes y estables, que contrarresten estas dinámicas globales especulativas. Así pues, ante esto, el Consejo de Ciudad y la participación ciudadana en general tienen un papel de contrapoder muy importante. Es decir, hay grandes intereses económicos que tienen un ejército de abogados, que tienen poder económico sobre los medios de comunicación, que pueden influir mucho en determinados partidos políticos. Para contrarrestar esto tenemos el poder ciudadano, el poder de los barrios. El Consejo de Ciudad debe ser el máximo órgano que represente esta vitalidad de la ciudad que dice que no se deja comprar y que no está contenta. En el año 2015, cuando entramos como equipo de gobierno, nos encontramos con un Consejo de Ciudad agotado de sentirse excluido y menospreciado. Era visto únicamente como un órgano formal necesario para mantener la imagen de participación ciudadana. Como alcaldesa y junto con el equipo de Gobierno, participamos activamente en los plenarios y reforzamos el papel y las acciones del Consejo de Ciudad. Se trabajó para escuchar las demandas, demandas que llevaban años desatendidas. Una administración pública inteligente no ve la participación de la ciudadanía como una enemiga, al contrario, un Consejo de Ciudad fuerte, que se haga escuchar, que emita dictámenes sobre temas tan relevantes como las políticas sociales, la vivienda, la presencia alimentaria durante la pandemia, debe ser visto como un poder imprescindible para otras dinámicas de gobierno. Quiero felicitar con mucho cariño a este valioso Consejo de Ciudad en su 20º aniversario, pero quiero que esta felicitación sea sobre todo un estímulo. Quiero que esta felicitación sea una invitación a los miembros del Consejo de Ciudad a hacerse escuchar. La voz de la ciudadanía es imprescindible como contrapoder en esta ciudad y para que la ciudad funcione mejor y se atiendan las necesidades reales de la ciudadanía, necesitamos un Consejo de Ciudad que sea realmente reivindicativo y que se haga escuchar. Por lo tanto, haced que os respeten, no calléis nunca, gobierne quien gobierne, necesitamos un Consejo de Ciudad. 7 XAVIER TRIAS Alcalde de Barcelona y Presidente del Consejo de Ciudad desde 2011 hasta el 2015 El Consejo de Ciudad es esencial para dar visibilidad a las opiniones de toda la ciudadanía. El Consejo de Ciudad no es como el Consejo Social, no es como el Consejo Económico, sino que lo engloba todo y puede ofrecer una visión general. A veces nos encontramos con que las representaciones de las entidades son pequeñas. Hay gente que tiene mucha voz y tienen capacidad porque trabajan y hacen cosas, pero no siempre su opinión corresponde a lo que desea ese sector, a lo que quieren esos vecinos. Una de las capacidades importantes del Consejo de Ciudad es saber elegir y valorar cuáles son las opiniones que realmente son mayoritarias o cuáles opiniones no son mayoritarias, pero son importantes. Este es el gran trabajo de equilibrio del Consejo de Ciudad durante estos 20 años. Son años de creación, que deberían transformarse en años de consolidación, y a través del Consejo de Ciudad se debe estimular a las entidades para que tengan la representatividad que deben tener. Una tarea clave dentro de la sociedad. Entré como alcalde de Barcelona en 2011 coincidiendo con una gran crisis económica y un nivel de paro del 20%. Tomamos la decisión de intentar crear riqueza y hacerlo desde la perspectiva tecnológica, un sector que estaba creciendo rápidamente. El trabajo de cooperación llevado a cabo con el Consejo de Ciudad ayudó a abrir diferentes puertas para solucionar los problemas de la crisis, generar actividad y escuchar las demandas de nuestra ciudadanía. Gracias al Consejo se logró aumentar la participación ciudadana, que contribuyó a la mejora de la situación económica y social. Es importante continuar generando herramientas de participación para que la gente se sienta escuchada y apoyada, y que la participación sea cada vez más real y abierta a las diferentes tendencias de la población. Se debe dar voz al Consejo de Ciudad para que en todas partes se conozca el trabajo que se hace y la importancia que tiene para la ciudadanía. 20 años de Consejo de Ciudad es motivo para felicitarnos a todos, porque todos hemos participado, todos hemos colaborado, pero, sobre todo, para felicitar a la gente que ha colaborado directamente, que ha trabajado, la gente que ha estado aquí llevando el peso del trabajo. Es realmente importante lo que se ha hecho y es muy importante para el futuro. Todos hemos aprendido mucho y ahora estamos en capacidad y en una situación de poder sacar a delante este Consejo de Ciudad con más fuerza que nunca. Les deseo 20 años más de éxitos. 8 JORDI HEREU Alcalde de Barcelona y Presidente del Consejo de Ciudad desde 2006 hasta el 2011 Celebramos el vigésimo aniversario del Consejo de Ciudad, un órgano que ha sido fundamental para construir la Barcelona que conocemos y amamos hoy. Como exalcalde de esta maravillosa ciudad, he tenido el honor de trabajar codo a codo con muchas de las personas que forman parte de este espacio plural. Juntos hemos afrontado retos, hemos celebrado éxitos y, sobre todo, hemos escuchado la voz de los ciudadanos para hacer de Barcelona una ciudad más justa, inclusiva y dinámica. Durante dos décadas, el Consejo de Ciudad ha sido el espacio donde las ideas se convierten en acciones, donde la participación ciudadana toma protagonismo y donde se construye el futuro en un clima propositivo y constructivo. Como dice su lema actual, es el gran espacio de representación cívica de la ciudad. Reconozco y valoro vuestra dedicación y compromiso, porque han sido claves para impulsar proyectos que han mejorado la calidad de vida de todos nosotros. Barcelona es hoy un referente internacional en innovación, sostenibilidad y atractivo turístico, gracias en gran parte al trabajo conjunto de las instituciones y la sociedad que representa en este Consejo. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han formado y forman parte del Consejo de Ciudad. Vuestra pasión y esfuerzo continúan siendo motores de progreso para Barcelona y para todos y todas. Por muchos años más de trabajo conjunto, de proyectos y de participación activa, que este vigésimo aniversario sea solo el comienzo de nuevos hitos y éxitos compartidos. Muchas felicidades y gracias por todo lo que hacéis por nuestra querida Barcelona. 9 JOAN CLOS Alcalde de Barcelona y Presidente del Consejo de Ciudad desde 2004 hasta el 2006 Me complace profundamente felicitar el Consejo de Ciudad en este cumpleaños tan especial. Cuando en 2004 constituimos el Consejo de Ciudad, Barcelona ya contaba con una larga tradición de participación ciudadana, con los Consejos Ciudadanos de Distrito y varios consejos de participación sectorial, como el Consejo Municipal de Bienestar Social. Teníamos una ciudadanía implicada y necesitábamos crear un “consejo de consejos” que fuera el espacio de encuentro de representantes de varios ámbitos: sindicatos, asociaciones empresariales, entidades vecinales, e instituciones representativas de la ciudad, además de ciudadanía a título individual. El Consejo de Ciudad nació con una misión clara: ser el máximo órgano de participación de Barcelona. El espacio en que el gobierno de la ciudad pudiera interlocutar con todas estas entidades sobre los grandes retos de la ciudad. Este fue el proyecto que lideraron Xavier Casas, como primer teniente de alcalde, y Assumpta Escarp, como regidora de participación ciudadana, en el gobierno que se constituyó en 2003. 20 años más tarde, podemos estar satisfechos de todo el trabajo hecho. El Consejo de Ciudad ha contribuido decisivamente en la evolución de la gobernanza de la ciudad durante todos estos años, convirtiéndose en un espacio de representación cívica que recoge la tradición participativa para fortalecer las tareas del gobierno. El trabajo y el compromiso de los ciudadanos y ciudadanas siempre ha estado y será un pilar de Barcelona; uno de los emblemas más potentes para continuar trabajando juntos por la ciudad que estimamos y con la cual nos identificamos. Estoy convencido, como lo estaba hace 20 años, que para disfrutar de una buena calidad de vida y de una convivencia cívica satisfactoria hay que contar con la corresponsabilidad ciudadana y de la Administración. Felicito de todo corazón el Consejo de Ciudad y lo animo a continuar trabajando por el futuro de Barcelona. 10 El Consejo de Ciudad durante 20 años El Consejo de Ciudad se constituyó el 16 de marzo de 2004 bajo el lema "Entre la ciudadanía y el Gobierno" como un espacio plural que reúne a representantes de los grupos políticos, entidades e instituciones de diferentes sectores y ámbitos territoriales, personas expertas y vecinos y vecinas de la ciudad. Desde el inicio, el Consejo de Ciudad tuvo claro que quería opinar sobre los temas clave de la ciudad en un clima propositivo y constructivo, con una firme orientación al consenso. Inicialmente, el órgano hizo sus primeras contribuciones participando en la consulta ciudadana para la transformación de la avenida Diagonal o en el Plan Director Municipal de Participación Ciudadana, pero rápidamente se observó la necesidad de habilitar mecanismos de participación más consistentes y periódicos. Esta consolidación llegó a través de la ampliación de funciones, como el pronunciamiento sobre los Presupuestos Municipales y el Plan de Acción Municipal (PAM), la votación de representantes en la Comisión de Amparo, así como la elevación de propuestas de acuerdo al Plenario Municipal, entre las que se encuentran las candidaturas a Medallas de Honor de la Ciudad y la presentación de la memoria de actividad del año anterior del Consejo de Ciudad. Se trata, por tanto, de un lugar de encuentro privilegiado para recoger y debatir las preocupaciones, inquietudes y propuestas de muchos ciudadanos y ciudadanas. Dictamen sobre el estado de la ciudad y prioridades presupuestarias municipales 2014 2015 2016 Dictamen de la propuesta Dictamen de Ordenanzas de Reglamento de la fiscales y Presupuestos participación ciudadana Municipales Prorrogados 2017 13 60 46 Dictámenes Plenarios 150 85 Comisiones Permanentes Grupos de Trabajo Dictamen revisión del nuevo Reglamento de participación ciudadana 2017 2018 2019 Informe del Grupo de Trabajo Dictamen sobre las desigualdades sobre el Estado de la Ciudad y vulnerabilidades en Barcelona 14 El Plenario del Consejo de Ciudad está formado por 118 miembros: 1 2 Alcaldesa o alcalde Vicepresidencias de Barcelona 18 25 Consejos Sectoriales Instituciones más de Ciudad significativas de la ciudad 25 1 Ciudadanas y ciudadanos Sindicatura de Greuges Dictamen sobre el Pla Actuació Municipal de Barcelona 2020-2023 2020 2021 2022 Dictamen sobre emergencia Manifiesto sobre las habitacional en la ciudad de “Dificultades de Accesibilidad Barcelona en la Administración Pública” 15 6 10 Miembros de grupos Vicepresidencias políticos asociativas de los distritos 15 15 Archivo General Personas de renombre de Entidades Ciudadanas ciudadano Mejora de la coordinación con los Consejos Sectoriales 2023 2024 Jornada "Retos de la no discriminación en Barcelona: reflexiones de presente y futuro" 16 La participación a Barcelona Quim Brugué (Universidad de Girona) Barcelona ha sido tradicionalmente una ciudad de ciudadanos y de barrios. Esta frase -que nos gusta mucho recordar a los barceloneses- es clave para entender la política de participación ciudadana de Barcelona durante los últimos 40 años. Una política que ha sido emblemática y pionera. Una frase que hemos argumentado históricamente observando la movilización y el activismo de los ciudadanos de Barcelona, que hemos construido a través de apuestas políticas concretas -la ciudad conquistada de Jordi Borja- y que, aún hoy, en tiempos de amenazas, queremos reivindicar; aunque sea contra los vientos del momento (1). En las reflexiones que siguen no pretendo solo poner en valor la ciudadanía de Barcelona y la política de participación de su ayuntamiento sino, sobre todo, valorar el trabajo realizado y proyectar algunos temores y expectativas de futuro. En este sentido, por un lado, analizaremos cómo todo el impulso participativo de la ciudad de Barcelona se impregna tanto de un potente liderazgo en este ámbito como de algunos de los aspectos más destacables de la participación ciudadana de las últimas décadas. Sin embargo, Barcelona no solo ha sido pionera en aquellos aspectos más favorables de la participación ciudadana, sino que también ha experimentado las consecuencias de lo que no lo es tanto. Por otro lado, también reflexionaremos sobre una ciudad donde, actualmente, los ciudadanos son más escasos y los barrios se ven más debilitados. Una situación que no es peculiar de Barcelona, ya que los procesos de masificación e individualización están afectando a las ciudades de todo el mundo, imprimiendo unas dinámicas que amenazan sus tradiciones democráticas y que ponen en cuestión el significado, los contenidos y las formas de la participación ciudadana tal como la conocemos. Así pues, en las siguientes páginas encontrarán, en primer lugar, una revisión breve y esquemática de la historia de la participación ciudadana en Barcelona desde las primeras elecciones democráticas de 1979. En segundo lugar, sugeriremos una mirada que equilibre el papel pionero del Ayuntamiento de Barcelona en este ámbito con una serie de valoraciones sobre el modelo de participación ciudadana que se ha ido imponiendo en la mayoría de los municipios de nuestro entorno. En tercer lugar, nos situaremos en los dilemas del presente y especularemos sobre las expectativas de futuro. 1. Sin intención de hacer una revisión bibliográfica, sí me ha parecido relevante mencionar tres libros que nos permiten profundizar en la relación de Barcelona con la democracia y, más concretamente, con la participación ciudadana: Jordi Borja, Marçal Tarrago y Ricard Boix (1977) Por una Política Municipal Democrática. Barcelona: Avance. Jordi Borja (2003) La Ciutat Conquistada. Madrid: Alianza. Fernando Pindado (2008) La Participación Ciudadana es la Vida de las Ciudades. Barcelona: Ediciones del Serbal. 19 Participación en Barcelona El contenido de este documento se nutre de mi experiencia como académico que ha estudiado la democracia y la participación ciudadana, pero también de la revisión de las memorias participativas del Ayuntamiento de Barcelona y, sobre todo, de las ideas recogidas a partir de la realización de cinco entrevistas a personas particulares y con perfiles institucionales que tienen un conocimiento de primera mano de las prácticas participativas en la ciudad de Barcelona. 1. Barcelona, una ciudad pionera en participación ciudadana En 1979 se convocaron las primeras elecciones democráticas municipales tras la larga y dolorosa dictadura franquista. La transición ya había comenzado y la ciudadanía ya había tenido la oportunidad de votar tanto en junio de 1977 en las elecciones generales para formar las Cortes constituyentes como en 1978 para aprobar la Constitución española. Sin embargo, las primeras elecciones locales despertaron una ilusión y unas expectativas especiales. Desde la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, la transición había operado en círculos políticos que no estaban al alcance de la mayoría de la ciudadanía. Todo sucedía en Madrid, en despachos donde políticos desconocidos pactaban documentos abstractos sobre temas que no acabábamos de entender. En este contexto, las elecciones locales supusieron la primera experiencia de vivir la democracia desde la proximidad y la comprensibilidad. Una experiencia política en la que podíamos conocer a la mayoría de los protagonistas y entender el contenido de lo que se discutía y de lo que se ponía en marcha. El anhelo democrático de la ciudadanía, por fin, encontraba un espacio de proximidad donde materializarse. Además, estas primeras elecciones locales despertaban expectativas en dos ámbitos diferentes. Por un lado, mirábamos de reojo a nuestros vecinos europeos y esperábamos poder disponer de los niveles de bienestar que ellos disfrutaban. Este bienestar dependía en gran parte de los servicios que ofrecían los ayuntamientos, dedicados a ofrecer protección social, cultura, promoción económica, limpieza, ordenación del espacio público o equipamientos cívicos. Por otro lado, y esto es lo que ahora nos interesa subrayar, la democracia local despertaba una segunda expectativa: la posibilidad de articular formas de participación ciudadana que fueran más allá de las votaciones periódicas para elegir concejales. En un marco municipal de proximidad y comprensibilidad, era factible que la ciudadanía pudiera intervenir en los debates públicos de forma constante y continuada, de modo que se esperaba que los nuevos consistorios hicieran realidad esta expectativa de participación ciudadana largamente esperada, incluso luchada, por una parte importante de la población. Estas dos expectativas no eran excluyentes, pero lo cierto es que durante la primera década de ayuntamientos democráticos, los años ochenta, se priorizó la tarea de organizar los servicios municipales, mientras que las promesas participativas se fueron posponiendo para más adelante. De hecho, los nuevos gobiernos locales heredaron del franquismo unos ayuntamientos extremadamente 20 Participación en Barcelona frágiles y desestructurados, de modo que en los primeros años no quedaba más remedio que concentrarse en una tarea destinada a ordenar la organización y prepararla para unas actuaciones que habían sido inexistentes hasta el momento. Era habitual que los ayuntamientos, además de sufrir todo tipo de dificultades financieras, ni siquiera tuvieran conocimiento de las personas que tenían contratadas y de los recursos que estaban a su disposición. Así pues, durante la primera década, los nuevos ayuntamientos se replegaron hacia adentro, construyéndose casi físicamente; mientras que la expectativa participativa, la mirada hacia afuera, quedaba a la espera de tener lista esta prioridad inicial. Analizando el caso de los municipios catalanes, es habitual situar los inicios de las experiencias locales de participación ciudadana a partir de los años noventa (2). Sin embargo, Barcelona, tanto por su dimensión como por su propia tradición, se anticipó y ya en 1986 aprobaba las primeras normas reguladoras de la participación ciudadana. Unas normas que ahora no analizaremos, pero que ya señalaban temas que aún hoy son la columna vertebral de la política de participación: Artículo 1. El objeto de estas Normas es la regulación de la participación ciudadana en el gobierno y la administración municipal a través de los Institutos de la Audiencia Pública, la Iniciativa Ciudadana, la Información Pública y el Referéndum y la Consulta Ciudadana, así como del procedimiento para ejercer los derechos de información, sugerencia, petición y queja. A partir de esta normativa se dio el pistoletazo de salida a una política de participación que, tal como recoge el título 1 (Entidades de Participación Ciudadana y Consejos Sectoriales), puso el énfasis en el estímulo de las entidades y en la puesta en funcionamiento de varios consejos sectoriales. Unos años más tarde, uno de los resultados más destacados de esta política fue la creación del Consejo de Ciudad en el año 2004. Un espacio que nace para ser el máximo órgano de participación de Barcelona, para impulsar procesos de debate sobre los grandes temas de ciudad y para dar voz a la máxima diversidad de actores. En relación con este último aspecto, el Consejo de Ciudad estaba integrado por los diferentes grupos políticos, consejos sectoriales y de distrito, instituciones de la ciudad, entidades cívicas, personas de especial relevancia y ciudadanos particulares escogidos aleatoriamente. Este Consejo hizo suyo el lema "entre la ciudadanía y el gobierno"; mientras que el exalcalde Jordi Hereu, en la publicación conmemorativa de su décimo aniversario (2014), destacaba la idea de Barcelona como "ciudad de ciudadanos y no de simples espectadores o usuarios". Actualmente, los consejos, en tanto que órganos de participación ciudadana, están muy consolidados y despliegan una intensa actividad. 2. Brugué,Q. & Vallès,JM. (2005) “New-Style Councils, New-Style Councillors: From Local Government to Local Governance”, Governance, 18 (2), pp. 197-226. 21 Participación en Barcelona En la última memoria Participación Ciudadana en Barcelona: 2019-2022, se recoge de manera exhaustiva su situación, diferenciando los órganos de distrito y los de ciudad. Entre los primeros, encontramos los consejos de barrio (se celebra uno cada dos días con una media de asistencia de 35 vecinos y vecinas), las audiencias públicas (cinco por año y distrito) y los consejos sectoriales de distrito (actualmente hay 84 en funcionamiento). En cuanto a los órganos de ciudad, Barcelona cuenta con 20 consejos sectoriales y el ya mencionado Consejo de Ciudad, creado en base al artículo 36 de la Carta Municipal y recogido en el Reglamento de Participación Ciudadana como el máximo espacio de participación y consulta en el que debaten los representantes del ayuntamiento y la ciudadanía. En el período 2019-2022, el Consejo de Ciudad convocó 7 plenos, 33 reuniones de la comisión permanente y 90 encuentros de los grupos de trabajo. Según sus promotores, este espacio de participación debe continuar incorporando temas relevantes de debate público, a la vez que debe mantener y mejorar su coordinación con los consejos (sectoriales y territoriales) y debe fortalecer una estrategia de visibilidad y comunicación. El Consejo de Ciudad es un espacio plural y -tal como se recoge en el artículo 55 del Reglamento de Participación- está formado por representantes de entidades e instituciones de diferentes sectores y ámbitos territoriales, por representantes políticos, por personas expertas en diversos temas y por vecinos y vecinas expertas en vivir en la ciudad. En concreto, los miembros del Consejo son: alcalde/sa (1), vicepresidencias (2), miembros de los diferentes grupos políticos en el consistorio (6), vicepresidencias asociativas de los distritos (10), consejos sectoriales de la ciudad (18), instituciones más significativas de la ciudad (25), entidades ciudadanas (15), personas de renombre ciudadano (15), ciudadanía sorteada (25) y la sindicatura de agravios (1). Una composición que expresa la diversidad de la ciudad y que convierte al Consejo en el órgano central para la participación ciudadana en la ciudad de Barcelona. El Consejo se reúne, se informa, debate y aprueba dictámenes en los que expresa sus acuerdos y traslada recomendaciones al gobierno municipal. En concreto, las funciones atribuidas al Consejo son: (1) asesorar al ayuntamiento y emitir recomendaciones sobre temas relevantes de la ciudad; (2) conocer y debatir el PAM, los reglamentos, las ordenanzas y los presupuestos municipales; y (3) convocar e impulsar procesos participativos. Tal como se recoge en su página web: “Desde el inicio, el Consejo de Ciudad ha tenido claro que quería opinar sobre los temas clave de la ciudad en un clima propositivo y constructivo, con una firme orientación al consenso. Se trata, por lo tanto, de un lugar de encuentro privilegiado para recoger y debatir las preocupaciones, inquietudes y propuestas de muchos ciudadanos y ciudadanas. Como dice su lema actual, es el gran espacio de representación cívica de la ciudad.” 22 Participación en Barcelona Este espacio se constituye como un plenario en el que participan todas las personas miembros del Consejo de Ciudad y funciona a través de una dinámica que se articula en 8 pasos: (1) Propuesta de temas de interés a debatir (2) Aprobación de los temas y apertura de los grupos de trabajo (3) Momentos de escucha y preguntas a personas expertas (4) Debate abierto e informado sobre la temática (5) Redacción de las recomendaciones en forma de dictamen (6) Revisión y validación de las propuestas (7) Aprobación final del dictamen y traslado de la propuesta y el posicionamiento al gobierno municipal. (8) Retorno del gobierno municipal a las recomendaciones contenidas en los dictámenes Podemos destacar que durante 20 años de funcionamiento, el Consejo ha redactado más de cincuenta dictámenes y/o manifiestos en los cuales ha realizado propuestas concretas y ha manifestado sus posiciones sobre temas clave para la ciudad. Podemos ilustrar el contenido y la incidencia realizada observando las recomendaciones (dictámenes) aprobadas en los últimos tres años: 2022: desigualdades y vulnerabilidades (emergencia alimentaria), presupuestos y ordenanzas fiscales, la Barcelona postpandemia, las dificultades de accesibilidad a la administración pública, atención integrada a las personas (social, sanitaria y habitacional) y comercio electrónico (impacto sobre la movilidad y la sostenibilidad). 2023: presupuestos y ordenanzas fiscales, vivienda destinada a políticas sociales, manifiesto de igualdad de trato y no discriminación. 2024: presupuestos municipales y propuestas de mejora en la convocatoria de subvenciones. En todo caso, si nos fijamos en el conjunto de los consejos de la ciudad (territoriales, sectoriales y de ciudad), en las entrevistas realizadas hemos detectado cierta ambivalencia respecto a este nutrido mapa de espacios participativos. A menudo se considera que podríamos contar con un exceso de consejos, que saturan las disponibilidades de tiempo de los participantes y, además, lo hacen desde dinámicas más particularistas que colectivas. En todo caso, más que eliminar consejos, lo cual se considera en general una mala opción, se propone revisar su funcionamiento con el fin de fomentar un modelo más reivindicativo y más orientado al debate público que a las demandas particulares. En este sentido, también resulta destacable el esfuerzo realizado durante los últimos años desde el Consejo de Ciudad a través de la creación de grupos transversales con otros Consejos sectoriales en función de las temáticas a tratar. 23 Participación en Barcelona Esta voluntad de coordinación ha permitido enriquecer el debate, generar sinergias, evitar duplicidades y aprovechar otros espacios y conocimientos que ya están presentes en la ciudad. Además de los consejos, que podemos definir como órganos estables de participación, desde el ayuntamiento se han impulsado procesos de participación ciudadana. Se trata de iniciativas puntuales, dirigidas a abordar un tema concreto y que finalizan una vez que la participación ha operado en el marco del diseño de una intervención o de una política pública. Entre 2019 y 2022 se promovieron en Barcelona 67 procesos de participación sobre todo tipo de temáticas: Tabla de datos sobre tipos de procesos participativos y sobre número de participantes Fuente: Ajuntament de Barcelona, La Participació Ciutadana a Barcelona 2019-2022 Aparte de estos procesos, quisiera también destacar dos experiencias que, en mi opinión, han supuesto una aportación significativa tanto en términos de contenidos (cohesión social y sostenibilidad) como de forma (incorporando la idea del trabajo en red). Me estoy refiriendo al Acuerdo Ciudadano por una Barcelona Inclusiva (2006) y la Red Barcelona + Sostenible (2019). El Acuerdo Ciudadano por una Barcelona Inclusiva nació en abril de 2006 con la voluntad de crear un espacio relacional donde -a través del trabajo en red de organizaciones, asociaciones, colegios profesionales, universidades, empresas e instituciones de la ciudad (actualmente ya más de 700 entidades)- definir y concretar la acción de gobierno en términos de política pública de lucha contra la exclusión, en ese momento inicial en el marco de Plan Municipal para la Inclusión Social, 2005-2010. Actualmente, el acuerdo se encuentra en proceso de realizar aportaciones a la Estrategia de Inclusión y Reducción de las Desigualdades Sociales, manteniendo la voluntad de elaborar un plan de acción desde la coproducción entre áreas municipales, entidades del tercer sector, movimientos sociales y otros agentes y redes de acción. Se trata, pues, de un espacio de participación, colaboración y acción conjunta destinado a construir una Barcelona más inclusiva y con mayor calidad de vida 24 Participación en Barcelona para todas las personas. Pretende, además, incrementar el capital social de la ciudad; esto es, la capacidad de organización y acción conjunta de las instituciones y la sociedad civil. Su último objetivo, usando sus propias palabras, puede definirse como “la promoción de la cooperación y la articulación de redes de acción para avanzar en la construcción plural y democrática de un bien común primordial: la inclusión social”. El Acuerdo, pues, promueve una acción social colectiva que se traduce en iniciativas concretas, como las redes de acción conjunta, las actividades y los proyectos singulares, los espacios colaborativos o los proyectos transversales que sirven para articular proyectos y acciones diversas. En el mismo sentido, la Red Barcelona + Sostenible configura también un espacio de encuentro y trabajo conjunto entre múltiples y diversas organizaciones y personas comprometidas con la sostenibilidad. El objetivo es construir colectivamente una Barcelona responsable con el clima y el medio ambiente; y forman parte entidades ciudadanas, organizaciones empresariales y comerciales, centros educativos, universidades, colegios profesionales, administraciones públicas y también, más recientemente, personas a título individual. Las organizaciones y personas interesadas se adhieren a la Red mediante la firma del Compromiso Ciudadano por una Barcelona + Sostenible. Con el fin de dar respuesta a la emergencia climática y la crisis ecosocial, la Red ha impulsado diversas acciones, ha promovido el intercambio de buenas prácticas y ha propiciado el desarrollo de proyectos colaborativos entre sus integrantes. Tanto el Acuerdo como la Red, en definitiva, comparten el hecho de conformar un espacio de relación entre actores diversos, pero también propiciar procesos de trabajo conjunto destinados a la mejora de las políticas públicas. En este sentido, ambas iniciativas refuerzan una apuesta que también ha realizado el ayuntamiento por el fortalecimiento comunitario y la gestión cívica de equipamientos. La participación, de esta forma, no sólo incide en las políticas públicas sino en las propias capacidades comunitarias. El Plan de Acción Comunitaria 2018-2022 sería también una pieza importante de la política de participación del ayuntamiento. No todo el mundo considera estas iniciativas como experiencias genuinamente participativas, ya que se orientan más a articular la colaboración entre actores públicos y privados diversos que a recoger las voces de la ciudadanía. Sin embargo, incluso a nivel internacional, durante el siglo XXI, las políticas de participación han experimentado con diferentes formas de cogestión y cocreación, por lo que nos ha parecido relevante incorporar estas iniciativas en esta mirada panorámica (3). 3. En este sentido, resulta muy interesante el documento, redactado en 2019, que lleva por título Cocreación de Actuaciones Públicas. Análisis de Experiencias Municipales y Propuesta Metodológica por el Ayuntamiento de Barcelona. Este documento es un trabajo realizado por Helena Barracó, Enrique Cano, Eva Herrero y Maribel del Moral en el marco del Máster en Dirección y Gestión de Políticas Públicas Locales (UPF – Ayuntamiento de Barcelona). 25 Participación a Barcelona En esta dirección, también hemos encontrado opiniones que destacan el valor de estos Acuerdos precisamente por su capacidad de fijar objetivos específicos, articular acciones concretas y, al mismo tiempo, realizar todo esto desde la colaboración entre diferentes actores públicos y privados. En 2016 se inicia un proyecto que supondrá un hito por la política de participación del Ayuntamiento de Barcelona: la puesta en marcha de la plataforma Decidim. Decidim Barcelona es una herramienta digital que pretende tanto ordenar el conjunto de los espacios y procesos participativos de la ciudad como, más ambicioso, construir una ciudad más democrática, abierta, transparente y colaborativa. La plataforma Decidim hace posible que miles de personas se organicen democráticamente; realizando propuestas, asistiendo a reuniones públicas, creando discusiones deliberativas y tomando decisiones a través de distintas formas de votación. Nos volveremos a referir a esta herramienta en el siguiente apartado, poniendo el foco en la dimensión tecnológica que está tomando la participación ciudadana desde el inicio del nuevo milenio. Al año siguiente, en 2017, se lanzó el nuevo reglamento de participación ciudadana de Barcelona, aunque, debido a impugnaciones recibidas, no se aprobó definitivamente hasta el 27 de mayo de 2022. Este ha sido un hito importante Ayuntamiento, pues le ha permitido actualizar su política de participación y adaptarla a las nuevas necesidades del momento. Sin entrar ahora en los contenidos, varios analistas coinciden en subrayar sus aportaciones en aspectos como clarificar los canales de participación, facilitar las iniciativas y consultas ciudadanas, ordenar los procesos deliberativos, establecer un sistema de garantías, apostar por el fortalecimiento comunitario y promover formas de participación híbridas e inclusivas. A partir de 2019, se han incorporado dos innovaciones en la política de participación del Ayuntamiento de Barcelona: los presupuestos participativos y las asambleas sorteadas, concretadas en el Fórum Jóvenes Barcelona y Asambleas Ciudadanas por el Clima. Sin embargo, es necesario advertir que se trata de novedades metodológicas suficientemente conocidas y con algunas limitaciones. Por una parte, las experiencias ya muy conocidas de los presupuestos participativos, inicialmente desplegadas a finales de los años ochenta en Porto Alegre (Brasil), siguen muy presentes y, al mismo tiempo, generan muchas dudas sobre su utilidad en términos de reforzamiento democrático. Por otra parte, las asambleas sorteadas se apuntan a la llamada oleada deliberativa promovida desde la OCDE (4); pero, de nuevo, se trata de una sofisticación metodológica que, hoy por hoy, muestra una más que modesta capacidad de incidencia sobre el contenido de las políticas públicas. 4. OECD (2020) Innovative Citizen Participationn and New Democratic Institutions. Catching the Deliberative Wave. París: OECD Publishing. 26 Participación en Barcelona Como resultado de la dilatada trayectoria de compromiso con la participación ciudadana que acabamos de resumir, Barcelona ha sido nombrada como Capital Europea de la Democracia 2023-2024. La elección de esta capitalidad la hicieron 2.500 ciudadanos que forman parte del Consejo de Europa y que valoraron los proyectos de las distintas ciudades candidatas. Barcelona presentó un programa de eventos y actividades dirigidos a fortalecer la democracia en Europa; así como diferentes proyectos propios como Decidim, el proceso participativo de las supermanzanas, los presupuestos participativos o las asambleas deliberativas sorteadas. 2. Analizando la participación ciudadana: ¿del cómo al para qué? Una vez repasadas las iniciativas participativas del Ajuntament de Barcelona, queremos dedicar este segundo apartado a valorarlas. Utilizo expresamente el verbo valorar –y no evaluar– porque los comentarios que siguen no son resultado de un estudio riguroso que aplique unos criterios evaluadores claros y bien definidos. Se trata más bien de una reflexión personal realizada en voz alta, destinada más a abrir un debate que a cerrar un análisis sistemático. Una valoración hecha desde mi posición de estudioso de la democracia y que incorpora, también, las aportaciones de algunos actores con experiencia directa en la participación en la ciudad. De entrada, quisiera destacar que las diferentes personas entrevistadas realizan una valoración positiva del conjunto de las políticas de participación del Ayuntamiento de Barcelona. Cómo verme, identifican aspectos a mejorar, pero reconocen tanto la importancia de disponer de espacios y procesos de participación como del esfuerzo que ha hecho el Ayuntamiento para, a lo largo de los años, ir incorporando herramientas, renovando enfoques y, en definitiva, construyendo una política pública de participación ciudadana. También se destaca, como ya apuntamos en la introducción, que la ciudad de Barcelona dispone de una ciudadanía activa y de múltiples organizaciones cívicas que conforman una base sólida sobre la que desplegar estas iniciativas participativas. Éste es un potencial que no podemos desperdiciar. Por último, las personas entrevistadas constatan que la evolución no ha sido lineal y que los lógicos cambios políticos en el consistorio se han dejado notar en el énfasis y en la orientación de la política de participación, pero se ha mantenido el apuesta. Así pues, no hay demasiadas dudas sobre que Barcelona ha sido pionera e innovadora en términos de participación ciudadana. Sin embargo, en este apartado queremos incorporar algunas valoraciones; es decir, reconocer que algunos aspectos de esta política pública –con ya más de treinta años de experiencia– pueden ser objeto de mejora. De nuevo, las aportaciones de las personas entrevistadas nos ofrecen un mapa muy claro de aquellos aspectos que querrían revisar. Así, a través de pinceladas impresionistas, hemos recogido consideraciones relacionadas con la complejidad y lentitud de la arquitectura institucional de la participación, con la orientación exclusivamente consultiva, con la 27 Participación en Barcelona individualización de unas relaciones más cercanas a las demandas particulares que en el debate colectivo, con la dificultad de acceder a público diverso y de forma inclusiva, o con la poca capacidad de mostrar y visualizar los impactos concretos sobre las políticas públicas. Consideraciones, todas ellas, muy presentes en la literatura especializada que ha analizado la participación ciudadana en las últimas décadas. Una literatura que ha cuestionado a menudo la implementación de unos modelos de participación excesivamente preocupados por las cada vez más sofisticadas aportaciones metodológicas y, en cambio, relativamente alejados de su impacto concreto en políticas públicas específicas. Es decir, de la efectiva influencia sobre el bienestar de personas concretas. Una carencia que ha provocado que con frecuencia se haya percibido la participación más como un entretenimiento que como una auténtica necesidad. Un déficit que podríamos relacionar con algunas de las características de la participación ciudadana que han impulsado los ayuntamientos desde los años ochenta. De ellas me gustaría discutir brevemente tres aspectos sobre los que pienso que deberíamos aprender y no cometer algunos errores que han sido demasiado frecuentes. Me referiré a ello como la banalización, los sesgos y la clientelización: En primer lugar, entendemos por banalización la invitación a procesos o espacios de discusión pública sobre temas poco relevantes y poco trascendentes. Especialmente en sus inicios en los años ochenta, ésta era una característica de la participación. Se eludían temas importantes y se participaba para decidir el nombre de una calle, el diseño del mobiliario urbano, el color para pintar unas barandillas de un puente o, a menudo, temas simbólicos de difícil traducción práctica. El caso de Barcelona puede haber sufrido esa banalización; pero también nos muestra casos contrarios. El Consejo de Ciudad, por ejemplo, está pensado para promover debates sobre grandes temas de la ciudad. Simultáneamente, se han impulsado procesos sobre temas claves por la ciudad, incluso generando polémicas que no siempre han sido cómodas por el ayuntamiento. Sin embargo, la banalización también aparecería cuando los debates no generan resultados y cuando, por tanto, como apuntan algunas de las personas entrevistadas, parece que todo esto no sirve para conseguir nada concreto y tangible. En este sentido, se reclama una mayor capacidad de incidencia en las decisiones públicas y se exige que exista un retorno claro y explícito ante las aportaciones ciudadanas, aunque se asume que las decisiones finales las tendrá que tomar el gobierno electo . La dinámica de funcionamiento del Consejo de Ciudad pretende conseguir una incidencia efectiva a través de una dinámica de grupos de trabajo y elaboración de propuestas. Las personas entrevistadas se muestran satisfechas con el trabajo realizado, a pesar de reconocer que es necesario mejorar la fase de retorno y la posibilidad de hacer visible los impactos reales de sus dictámenes. 28 Participación en Barcelona En segundo lugar, hablamos de sesgos para referirnos a una crítica habitual y desgarradora que se hace en los procesos participativos: “aquellos/as que participan siempre son los mismos y, además, ya sabemos que dirán”. La participación, argumenta, no interesa más que un núcleo reducido y constante de participantes casi profesionalizado y, más grave, con unos perfiles homogéneos que no reflejan la diversidad de una ciudad como Barcelona. Por tanto, no sólo son siempre los mismos sino que, además, conocemos sus posiciones. Este sesgo ha afectado al conjunto de la participación ciudadana local desde los años ochenta. Barcelona dispone de múltiples canales de participación y consigue movilizar a miles de personas, por lo que esta crítica tiende a diluirse. Pero no a desaparecer, pues la participación requiere tiempo, esfuerzo y dedicación; factores muy mal distribuidos entre la población. Alcanzar una mayor diversidad -no una mayor cantidad- de ciudadanos es uno de los retos que la experiencia participativa no ha sido capaz de resolver adecuadamente. El Consejo de Ciudad se presenta como un espacio de "representación cívica" donde está presente la pluralidad de actores de la ciudad. Éste sería su principal potencial, aunque durante las entrevistas también hemos recogido alguna referencia a las dificultades de un debate a menudo demasiado asimétrico, donde se mezclan personas con diferentes trayectorias, intereses y capacidades en el ámbito de la participación ciudadana. Por último, en tercer lugar, con el término la clientelización de las relaciones entre los gobiernos y la ciudadanía participante no nos estamos refiriendo a ningún tipo de corrupción sino a la tendencia, dominando desde los años 90s, a considerar que una eventual mejora de la administración pública pasa por imitar las lógicas empresariales, orientadas a la satisfacción de las demandas particulares de sus clientes. Este enfoque choca frontalmente con las bases democráticas y dinámicas participativas que estamos analizando, ya que individualizan los asuntos objeto de la acción gubernamental. La democracia, en cambio, no busca satisfacer preferencias individuales, sino dirimir, a través del debate público, conflictos colectivos. En la misma dirección, los mecanismos de participación no deberían servir para encauzar demandas particulares sino para discutir proyectos compartidos. Durante las entrevistas, se nos ha comentado cómo los consejos, sobre todo los de barrio, tienden a recoger aportaciones y quejas de carácter demasiado particular y que, por tanto, habría que repensar sus dinámicas para convertirlos en espacios de reivindicación y debate colectivo. También se ha mostrado el contraste entre una base asociativa tradicional -quizás incluso envejecida- muy implicada con la ciudad desde el altruismo y la voluntad de colaboración y, por otra parte, la emergencia de una nueva cultura más individualista y menos 29 Participación en Barcelona implicada. Los tiempos han cambiado y, ciertamente, las bases ciudadanas y su cultura cívica se han transformado en profundidad. El Consejo de Ciudad se conforma como un espacio de participación especialmente interesante a la vez tanto elevar el debate desde las demandas particulares a las propuestas colectivas (en forma de dictámenes) como combinar perfiles y trayectorias diversas de los participantes. Banalización, sesgos y clientelización, tres características que se encuentran en buena parte de las experiencias participativas de las últimas décadas y que podemos utilizar para pensar el modelo participativo de Barcelona. Una reflexión y un aprendizaje que arranca de considerar que la historia reciente de la participación ciudadana, también en la ciudad de Barcelona, ha tendido a ocuparse más del cómo que del para qué. Es decir, nos hemos ocupado más de las herramientas participativas que de los impactos de la participación sobre la calidad de vida de las personas y las transformaciones concretas de la ciudad. Una participación que ha operado a través de lo que algunos hemos llamado una seducción metodológica y que ha tendido a vaciarla de contenidos sustantivos (5). Ciertamente, desde el punto de vista del fortalecimiento democrático, la participación ciudadana es una actividad saludable en sí misma. Participar implica construir ciudadanía y apostar por un gobierno y administración sensible a sus voces. Sin embargo, para buena parte de la ciudadanía el objetivo de la participación no es únicamente la mejora democrática en abstracto, sino que pasa por constatar cómo esta mejora impacta sobre unas políticas públicas que, enriquecidas participativamente, tienen mayor capacidad para abordar los problemas sociales, educativos, económicos, ambientales o culturales de la comunidad. La participación ciudadana puede considerarse un objetivo en sí misma, pero ésta es una interpretación que puede resultar limitada por buena parte de la ciudadanía. La participación también necesita ser usada como un instrumento que ayuda a alcanzar otros objetivos de carácter sustantivo. En cualquier caso, a pesar de que existen márgenes de mejora relevantes, las personas entrevistadas coinciden en destacar la importancia de mantener la política de participación ciudadana y el papel del Ayuntamiento de Barcelona a la hora de promoverla. Es desde este convencimiento que dedicamos el último apartado a vislumbrar el futuro ya identificar los principales retos que deberá afrontar la democracia y, más concretamente, la participación ciudadana en los próximos años. 5. Brugué, Q. (2018) “Los Ritmos y los Tumbos de la Participación Ciudadana”, Cuadernos Manuel Giménez Abad, n° 16, pp. 155-187. 30 Participación en Barcelona Turnos de palabra de los miembros Soy miembro del Consejo de Ciudad desde hace ocho años y actualmente bajo el nombre del Consejo de Asociaciones de Barcelona. Participar y formar parte del Consejo te enriquece de conocimiento sobre nuestra ciudad y las políticas y actividades que se realizan. Conocer también más a fondo el funcionamiento del Ayuntamiento, hablar con todos los representantes de los distintos grupos municipales, que siempre es enriquecedor, nos ayuda a dar voz y conocer muchos puntos de vista distintos. Asimismo desde el Consejo se ha dado visibilidad a otros consejos de ciudad como el de San Sebastián y País Vasco. Relaciones muy enriquecedoras, tanto por lo que hemos aprendido de ellos como por el intercambio de experiencias y opiniones que se han realizado. La función del Consejo de Ciudad es básica, es primordial y es importantísima, porque es el diálogo entre los ciudadanos y el gobierno municipal. El principal reto de futuro es la visibilidad del Consell hacia toda la ciudadanía de Barcelona. Es importante darnos a conocer y demostrar que tenemos y tienen voz y voto en Barcelona. Gracias a todos por toda la colaboración y la participación. MONTSERRAT MORERA ISERN Vicepresidenta del Consejo de Ciudad Consejo de Asociaciones de Barcelona 32 Mi participación en el Consejo de Ciudad del que soy miembro desde hace unos ocho o diez años ha sido personalmente gratificadora y positiva. A nivel global, hay algunos aspectos que aún deben mejorarse, como el desconocimiento del Consejo, el papel de los electos, el papel de la propia secretaría. En general, es necesario que el Consejo tenga más voz y participación, y sea reconocido en Barcelona como un importante órgano de representación ciudadana. La labor más importante del Consell es recoger cientos de ideas de personas y entidades diversas y temas variados, y finalmente razonarlos y argumentarlos realizando unas recomendaciones finales. Es necesario aumentar la participación social de ciudadanos anónimos del registro y del censo, para evitar la generalización de los intereses de los gremios, entidades, asociaciones, etcétera. El Consejo de Ciudad se basa en la perseverancia y en la persistencia. Es importante seguir y siempre tener claro que llegará el momento en que sus propuestas serán escuchadas y atendidas. Continuamos trabajando con la seguridad de que el trabajo que hacemos es útil, aunque a veces parezca que no. DELFÍ COSIALLS PUEYO Persona de renombre ciudadano 33 Inicié mi participación en el Consejo de Ciudad hace tres años cuando fui nombrado síndico de agravios de Barcelona y he participado activamente con la Comisión Permanente y con el Consejo de Ciudad en el plenario. Como sindicatura de Greuges de Barcelona valoramos muy positivamente nuestra participación. Es un foro en el que sabemos cuál es el pensamiento del gobierno, el pensamiento de los partidos políticos, pero también cuáles son las propuestas que se hacen desde las entidades y la ciudadanía. El Consejo de Ciudad representa un punto de encuentro de participación democrática, en el que se encuentran entidades, ciudadanía y partidos políticos para poder debatir temas locales que necesitan ser atendidos. Es necesario que el gobierno tenga en cuenta la opinión, los dictámenes y las propuestas del Consejo. La ciudadanía tiene su voz en el Consejo de Ciudad, y necesita ser escuchada. DAVID BONDIA GARCÍA  Sindicatura de Greuges de Barcelona 34 Hace cuatro años que entré a formar parte del Consejo de Ciudad, con temor a no ser escuchada y ser una más en el proceso, sin voz ni voto. Pero no fue así, me di cuenta de la gran participación que había, unos grupos de trabajo numerosos, entregados, con calidad, nivel y talento. El Ayuntamiento necesita darse cuenta del gran trabajo que realiza el Consejo. Un órgano que es muy útil para ellos y necesita ser más escuchado y apoyado. Gracias al Consejo, las voces de las entidades, asociaciones y la ciudadanía de Barcelona son escuchadas. Es importante no enfocar al Consejo como una herramienta para dar voz a problemas individualistas, sino pensar también en global. Me gustaría agradecer también a los técnicos municipales, que hacen posible la coordinación y comunicación entre el Consell y el Ayuntamiento. Son los que en realidad apoyan todas las actividades, redactan, realizan las reuniones, convocan, etcétera. Son gente realmente muy activa, muy profesional y que además son gente con mucho talento y conscientes de lo que significa el ámbito social. Gracias a todos y todas las que está haciendo este trabajo social, este trabajo de participación, este trabajo de conexión con el ciudadano desde el Ayuntamiento. MARGARITA ARBOIX ARZO Persona de renombre ciudadano 35 Fui una de las afortunadas que hace unos cuatro años recibió una carta del Ayuntamiento de Barcelona informándome de que había salido como candidata a formar parte del Consell de Ciutat. Siendo sincera hasta ese momento desconocía la existencia del Consejo y, a partir de ese momento, pasé a formar parte de diferentes grupos de trabajo muy diversos, con gente muy diferente y pude observar cómo se trabajaba. Estoy muy agradecida de la oportunidad que me propuso. Siento que mi participación es positiva y me siento apoyada y aceptada. Gracias al Consejo mi opinión y la de todos son escuchadas. Dedicamos parte de nuestro día al intentar conseguir una ciudad más amigable y buscar solucionar algunos de los problemas con los que nos encontramos. El Consejo es el nexo de unión entre todo lo que es la ciudadanía y la representación de la ciudadanía con el Ayuntamiento. Aportamos una visión diferente de muchos temas, abrimos debates con el Ayuntamiento, que muchas veces no tienen en cuenta. Es necesario mejorar para poder seguir adelante. Es necesario que los grupos municipales se impliquen más en los grupos de trabajo, plenarios y dictámenes. Y por último, y una tarea importante, es dar a conocer el Consejo de Ciudad, darle voz y reconocimiento para que los ciudadanos se sientan representados. ELISENDA ROCA BALLARÍN Ciudadana de Barcelona 36 Llevo ocho años siendo miembro del Consejo de Ciudad, como representante del Consejo LGTBIQ+ y del Consejo de Inmigración. Valoro positivamente la participación que se genera en el Consejo con la que se da visibilidad a temas de diversos ámbitos y se da voz a manifiestos externos en el propio consejo. Es un consejo consultivo que permite que la ciudadanía sea representada, que se lleven diferentes temáticas, propuestas y problemáticas a debate. Con la cooperación y el trabajo del Consejo se superan los retos que afloran con los ciclos de gobierno, que instan a modificar y adaptar al Consejo al nuevo gobierno ya las más recientes demandas de la ciudadanía. RODRIGO ARANEDA VILLASANTE Consejo Municipal de Lesbianas, Gais y Hombres y Mujeres Transexuales e Intersexuales  37 Después de nueve años como miembro del Consejo de Ciudad, cuatro de ellos en la Comisión Permanente, un órgano mucho más intenso y con poder de debate, al igual que en las comisiones de trabajo donde la participación es elevada. Es importante la existencia de un órgano de participación ciudadana. Mi impresión es que los políticos no acaban de tener en cuenta al Consejo, los dictámenes y las opiniones del Consejo tardan mucho en obtener respuesta y no siempre son escuchadas. Es necesario que los políticos y el gobierno respete, escuche y participe activamente con el Consejo de Ciudad. Logros pocos, mi impresión es que, al final, los partidos y los que administran el Ayuntamiento tienen su propio proyecto y su propia lógica y la interferencia es pequeña. ALBERT RECIO ANDREU Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona 38 Desde la Mesa, principal organización de representación del tercer sector social y de defensa y garantía de los derechos sociales en Cataluña, hemos estado implicadas desde los inicios de la creación del Consejo de Ciudad Hemos participado activamente de todos aquellos espacios que compartían la misión de la nuestra organización y en la que la visión y experiencia del tercer sector social era de gran relevancia. La Mesa actualmente ocupa también la Vicepresidencia Asociativa del Consejo Municipal de Bienestar Social. Celebramos los veinte años del Consejo de Ciudad como espacio consultivo y de participación de aquellas entidades y sociedad civil organizada que estamos comprometidas con la ciudad y su ciudadanía. El Consejo es un espacio imprescindible para garantizar los derechos, convivencia y compromiso político y comunitario hacia las personas que viven en Barcelona, así como un claro ejemplo de trabajo conjunto y cooperado entre múltiples actores y agentes que compartimos el mismo objetivo. El contexto social y político actual nos deja grandes retos como el auge de los discursos de odio y extrema derecha, y la puesta en duda de la garantía de los derechos sociales en la ciudad. Por todo ello, seguimos y continuaremos defendiendo el papel primordial del Consejo de Ciudad porque es imprescindible continuar trabajando de forma conjunta, compartida y comprometida para hacer de la ciudad de Barcelona una ciudad inclusiva, cohesionada y democrática. ELISENDA XIFRE CAMPS Mesa de entidades del Tercer Sector Social de Cataluña 39 Mi participación en el Consejo de Ciudad ha sido muy positiva. He podido desarrollar un trabajo dentro del Consejo de Ciudad, participando en los Plenarios y en las comisiones de Subvenciones, Comunicación y Visibilidad y Presupuestos. La importancia del Consejo de Ciudad es la transmisión de información desde la Ciudadanía al Consejo y desde el Consejo presentar esta información en dictámenes para que el Ayuntamiento los lleve a cabo. El reto que he logrado para ayudar a difundir el Consejo es que en el Distrito de Sant Martí se hará divulgación del material que se ha hecho, de los vídeos, etc., para poder explicar y hacer difusión en cada Consejo de Barrio, aceptando preguntas. El nuevo boletín que se publicará hará que muchos ciudadanos puedan enterarse y participar en el Consejo de Ciudad. JUAN CABANAS OLTRA Vicepresidencia Asociativa Del Distrito 10 – Sant Martí 40 Formar parte del Consejo de Ciudad representante en la Federación Dincat que aglutina a casi 300 entidades representantes de las personas con Discapacidad intelectual de Cataluña ha sido un privilegio para mí para poder compartir con otros representantes de la ciudadanía de BCN y representar a un colectivo muy vulnerable. Mi participación ha sido un "hacer presente" que las personas con discapacidad intelectual son un numeroso grupo con muchas necesidades y con riesgo de exclusión social y que por desgracia tienen todavía poca voz en Barcelona si no los representamos. La falta de accesibilidad cognitiva tanto en los espacios públicos como el acceso a la información oficial clara y de fácil comprensión es un agravio que deja fuera a las personas con discapacidad cognitiva a la hora de tener una participación activa en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho. Es necesario mejorar el acceso a la vivienda, impulsar programas de apoyo a la vida independiente y autonomía personal, así como ofrecer más oportunidades para acceder al mundo laboral ya programas formativos. Barcelona ha hecho y hace un esfuerzo por sensibilizar a su ciudadanía por promover la vida en comunidad y llegar a ser una ciudad inclusiva para todos los colectivos. GLORIA CANALS SANZ DINCAT 41 Poder participar en el Consejo de Ciudad es una oportunidad para transmitir la importancia de que se diseñen políticas públicas de protección animal tanto a los integrantes del Consejo de Ciudad como a los grupos políticos municipales, siendo un mecanismo para que el Gobierno lo escuche y dé respuesta. Hoy en día, la protección de los animales es un valor para la sociedad y un deber legal que se extiende a todos los poderes públicos. La función del Consejo es importante porque fortalece e impulsa una democracia más participativa en un proceso enriquecedor y de constante aprendizaje, donde todo el mundo se escucha, ya sea con carácter crítico como con una vertiente constructiva. La presencia de la sociedad para conformar las políticas públicas que afectan a los animales es un pilar esencial para garantizar la participación de la ciudadana en las decisiones públicas. El Consejo de Ciudad debe ser un espacio en el que toda la ciudadanía representada por los sectores involucre a la clase política con mensajes constructivos y alcanzables. Nuestro conocimiento debe ser proporcional al compromiso adoptado por quien manda y que se pueda convertir también en un espacio de información, debate, análisis y control del desarrollo de la acción de gobierno. ANNA MULÀ ARRIBAS Consejo Municipal de Convivencia, Defensa y Protección de los Animales 42 Me incorporé al Consejo de Ciudad como ciudadana escogida aleatoriamente del padrón de Barcelona en 2021, en un momento en que todos luchábamos por superar la pandemia de la COVID-19. Hasta que recibí la carta, desconocía su existencia. Durante estos años he aprendido que el Consejo de Ciudad debe ser aún más un mecanismo clave para construir una ciudad más participativa, justa, inclusiva y sostenible. La voz de la ciudadanía debe desempeñar un papel fundamental en el diseño del futuro de la Barcelona que queremos, un papel activo en la configuración de la ciudad. El Consejo facilita la expresión de nuestras opiniones y preocupaciones sobre temas que afectan a nuestro día a día, y lo hace promoviendo la colaboración y el trabajo conjunto para abordar cuestiones comunes desde diferentes perspectivas e intereses. Con él, nuestras inquietudes pueden llegar a los políticos que gobiernan Barcelona, y es fundamental asegurarnos de que las escuchan. La rendición de cuentas por su parte es una asignatura pendiente. Los dictámenes que salen del Consejo, con recomendaciones, ideas y propuestas, deben recibir un retorno exhaustivo y justificado sobre por qué algunas se implementan y otras no, así como qué acciones y políticas se ponen en marcha en cada ámbito. Debe ser un retorno concreto y claro, no pueden ser palabras vacías. Si conseguimos comunicar eficazmente el trabajo que realizamos en el Consejo de Ciudad, facilitaremos que la ciudadanía —no sólo las asociaciones, organizaciones y entidades que participan— pueda informarse sobre las decisiones y proyectos en marcha, así como sobre el trabajo realizado. Estamos trabajando en ello. El reto más importante: conseguir revertir la situación actual para construir de nuevo una ciudad que cuide a los ciudadanos de Barcelona, no los visitantes. Una ciudad que no expulse ni a la gente joven, ni a las familias, ni a la gente mayor. IRENE AGUDO CORTADA Ciudadana de Barcelona 43 Desde la colaboración y la corresponsabilidad hemos trabajado ambos sindicatos desde los inicios del Consejo de Ciudad allá por el 2004. Y lo continuaremos haciendo con voluntad, de construir, aportando nuestras ideas, nuestras propuestas, desde la responsabilidad y el convencimiento del que somos y representamos, conscientes de que es posible mediante el diálogo social, las alianzas y los acuerdos compartidos: consolidar los valores democráticos, la igualdad y la justicia social que deben seguir siendo los pilares fundamentales de nuestra sociedad. Desde una perspectiva de ciudad metropolitana, equilibrada, diversa, económica y socialmente sostenible, que preserve el medio ambiente, la calidad de vida y garantice el trabajo digno a la ciudadanía. La función del Consejo de Ciudad es muy importante porque recoge de forma efectiva y transparente las propuestas, ideas y sugerencias de todas las entidades y organizaciones de la sociedad civil que componen el tejido social de la ciudad de Barcelona, para trasladarlas a los plenarios del ayuntamiento y sean escuchadas y tomadas en cuenta por los partidos de políticos, que a fin de cuentas son nuestros representantes por voluntad popular para que se tomen las medidas y se aprueben las leyes y ordenanzas en función de las demandas de la ciudadanía. Es importante que todas las propuestas y dictámenes del Consejo de ciudad se reflejen en las decisiones, leyes y ordenanzas y que los retornos de los dictámenes se hagan con mayor celeridad posible. FRANZ MORALES VIDAL I JUANJO CASADO PEÑA CC.OO. Barcelonès y UGT 44 Cuando entré en el Consejo de la Juventud de Barcelona en marzo de 2023, escuché por primera vez de la existencia del Consejo de Ciudad. Por lo que explicaba el entonces representante de la entidad, era un espacio de participación necesario para dar voz a las plataformas vecinales, a colectivos minoritarios ya la ciudadanía de Barcelona en general. En marzo de 2024 asistí a la primera Comisión permanente como representante del Consejo de la Juventud de Barcelona y conocí a las personas que forman parte de ésta, además de los diferentes grupos de trabajo que lo conforman. Son gente con una alta implicación asociativa que deja la vida para hacer de Barcelona una ciudad más amable para los vecinos. Aunque desgraciadamente mis aportaciones han sido contadas debido al desconocimiento de muchos de los temas que se tratan, y que no afectan demasiado al colectivo que represento, al de personas jóvenes, considero que mi aportación tanto a la Comisión Permanente del Consejo de Ciudad como algunos de los grupos de trabajo en los que he participado ha sido positiva, ya que he aportado un punto de vista diferente al que suele darse debido a la edad que tienen muchos de los asistentes. Por eso uno de los retos que debe alcanzar el Consejo de Ciudad es darse a conocer entre la ciudadanía barcelonesa. Éste es el órgano de participación más importante que tiene la ciudad ante los concejales que conforman el Pleno Municipal del Ayuntamiento, una administración pública y, por tanto, probablemente la manera más directa de hacer llegar las reivindicaciones a los políticos escogidos en las elecciones . Las asociaciones presentes en el Consejo, la Secretaría Técnica y los respectivos grupos de trabajo, deben hacer llegar la tarea que se realiza e involucrar al máximo número de personas posible para explicar la tarea que realiza el Consejo y darlo a conocer. VÍCTOR SÁNCHEZ REVILLA Consejo de la Juventud de Barcelona 45 La participación de los distintos consejos sectoriales es fundamental dentro del consejo de ciudad. Dando una perspectiva interseccional que nos afecta como población de Barcelona, s omos catalizadores de las problemáticas, inquietudes y necesidades de la ciudadanía que representamos. Gracias a los dictámenes emitidos, transmitimos al gobierno municipal algunas posibles soluciones a adoptar para resolver lo que trabajamos, que Barcelona sea plural y participativa. Donde las personas están en el centro político y decisorio del programa de ruta del ayuntamiento. Creo que a futuro la gestión de los recursos comunes, el auge del racismo y los idearios fascistas, la vivienda y el trabajo son retos que como Consejo debemos posicionarnos o continuar dictaminando medidas que puedan resolver estas problemáticas que afectan a la ciudad. ANTONIO CORTÉS SITJAS Consejo Municipal del Pueblo Gitano de Barcelona 46 Mi participación en el Consejo de Ciudad ha sido muy positiva, la presencia de una persona con discapacidad en el Consejo, da visibilidad de nuestra inclusión dentro del Ayuntamiento de Barcelona como una persona más y demuestra que Barcelona quiere ser inclusiva. La función del Consejo de Ciudad es muy importante porque es el máximo órgano de participación en la gobernanza del Ayuntamiento, donde se da en efectividad la transversalidad. Desde él puede incidir en cualquier Consejo de Participación y tienen la relación en el alcalde y autoridades municipales. Los retos de futuro desde el sector de personas con discapacidad es profundizar en dictámenes relevantes sobre la implantación de la accesibilidad universal y los recursos hacia la vida independiente de las personas con discapacidad incluyendo la figura de los asistentes personales. CARME RIU I PASCUAL Consejo Rector Instituto Municipal de Personas con Discapacidad 47 Valoro mi participación en el Consejo de Ciudad como positiva y enriquecedora. Representar a más de 4.500 comerciantes presentes en 50 barrios de Barcelona, en los 10 distritos, con un impacto aproximado del 13% del PIB de Barcelona es una responsabilidad y un honor. Desde Barcelona Comerç preservemos y proyectamos las actividades económicas de proximidad como un servicio para los vecinos y vecinas y como un motor de comunidad, convivencia, sostenibilidad y cohesión social. La función del Consell es importante porque integra la pluralidad de voces, miradas e intereses que conforman la realidad compleja de los 73 barrios de Barcelona. Sus retos, aspiraciones e inquietudes. Y los integra desde el diálogo constructivo, el valor de las propuestas, la búsqueda de los consensos imprescindibles y desde una estima radical hacia Barcelona, l a ciudad que compartimos. Considero que reforzar el carácter consultivo, de escucha y propositivo del Consejo, entre el gobierno municipal y todo el Ayuntamiento y, las entidades y la ciudadanía organizada, permitirá reforzar la calidad y la eficacia de las decisiones municipales y de la sociedad civil. Y, en definitiva, permitirá mejorar la gobernanza de Barcelona compartiendo y optimizando estrategias, objetivos y recursos. PRÒSPER PUIG BRIGNARDELLI Presidente de la Fundación Barcelona Comercio 48 Retos de futuro de la participación Quim Brugué (Universidad de Girona) 3. Retos de futuro en un entorno de fragilidad democrática Los retos de futuro de la participación ciudadana en una ciudad como Barcelona deben contextualizarse en dos tipos de escenarios. Por un lado, el escenario de una ciudad con una prolongada experiencia en este ámbito y que, por tanto, ya dispone de un conjunto de instrumentos y espacios de participación ciudadana. Por otro lado, un escenario internacional de individualización y polarización que se ha convertido en una auténtica amenaza para una democracia que se nos presenta frágil y vulnerable. Ante este doble escenario, a continuación distinguiremos entre los retos de carácter operativo y los retos de carácter sustantivo. La frontera entre lo operativo y lo sustantivo no es nítida, pero nos permite articular un mapa de posibles iniciativas para inspirar un debate sobre el futuro de la participación ciudadana en la ciudad de Barcelona. Desde una perspectiva operativa, nos fijaremos en 5 aspectos que han sido destacados como espacios de mejora por el modelo de participación ciudadana de Barcelona: Primero, simplificar y coordinar. Barcelona ha ido consolidando una red de espacios e instrumentos participativos que ofrece muchas posibilidades, pero también muestra disfunciones vinculadas a superposiciones y una demanda de dedicación excesiva a las personas y entidades participantes. Sin necesidad de suprimir iniciativas que en su conjunto se valoran positivamente, sí aparece la propuesta de buscar mecanismos de simplificación y de coordinación entre todas ellas. Segundo, acomodar la dimensión digital. Apostar por las nuevas tecnologías resulta imprescindible e inevitable en el contexto actual, aunque es necesario revisar aspectos como los sesgos que se generan (relacionados con la brecha digital) o la necesidad de no convertir la herramienta en una finalidad en sí misma. En este sentido, en relación con Decidim Barcelona se destaca su potencial como espacio para ordenar, planificar y simplificar los procesos -en línea con el punto anterior-, pero también se apuntan las dificultades de acceso que todavía actúan como una barrera para muchas personas. Tercero, de la demanda en el debate. Muchos de los espacios y procesos participativos -tanto en Barcelona como en otras ciudades- tienden a favorecer las demandas particulares por encima de los debates o reivindicaciones colectivas. Por esta razón se reclama modificar las dinámicas que se han ido imponiendo; apostando por temáticas que incidan más en el conjunto de la ciudad y propiciando que las intervenciones ciudadanas se demarquen de sus intereses particulares. Ciertamente, todo el mundo habla desde sus intereses y sus posiciones, pero es necesario modelar un debate público donde estas voces contribuyan al conjunto. 41 Retos de futuro de la participación Cuarto, garantizar el regreso. Este reto no afecta por igual a todos los espacios y procesos participativos, pero sí que hemos identificado una demanda contundente relacionada con la respuesta que da la maquinaria gubernamental y administrativa a las expresiones de la participación ciudadana. Una respuesta que a menudo es demasiado lenta o incluso invisible. Se reclama asegurar un retorno que, por un lado, haga explícito que el gobierno ha recibido las propuestas, las han considerado y, eventualmente, las ha incorporado o rechazado en su agenda de políticas públicas. Y un regreso que, por otra parte, llegue en un tiempo prudencial y no se atasque en la maquinaria administrativa. Quinto, la dimensión metropolitana. Ésta no ha sido una idea generalizada en las entrevistas realizadas, pero sí ha sido mencionada y resulta muy interesante. Se propone pensar la escala de la participación ciudadana a nivel metropolitano, entendiendo que muchos de los problemas que debemos discutir (movilidad, turismo, vivienda, etc.) desbordan la escalera municipal y operan, como mínimo, en esta escala. Este salto territorial implica retos importantes, relacionados tanto con la necesidad de crear una ciudadanía metropolitana como en la relación que debe establecerse entre los diferentes liderazgos políticos locales. Por último, ahora con una mirada más situada en contexto democrático que nos rodea, pero también a partir de las reflexiones en torno a la participación ciudadana en la ciudad de Barcelona, apuntamos 4 retos sustantivos que deberían contribuir a fortalecer la democracia: Impacto externo; de la tecnocracia a la democracia. Después de décadas ocupándonos sobre todo del cómo de la participación, ha llegado el momento de centrarnos en el para qué. Debemos ser capaces de conectar la participación ciudadana con las políticas públicas y, de esta forma, en el bienestar de la población y la mejora de la ciudad. Hemos reconocido valores vinculados al propio hecho participativo, pero pensamos -como las personas entrevistadas- que esto es insuficiente y que necesitamos ser capaces de mostrar sus impactos externos, su capacidad para resolver problemas. El reto es importante y afecta a un debate clásico en el análisis de políticas públicas: el que se establece entre la tecnocracia y la democracia como fórmulas alternativas a la hora de adoptar las mejores decisiones. En un contexto complejo e incierto como el actual, no podemos prescindir de la inteligencia que, como decía Charles Lindblom en The Intelligence of Democracy, sólo nos proporciona el debate democrático. Diversidad e inclusión. Quizás el reto donde más énfasis han puesto las personas entrevistadas lo encontramos en la necesidad de acercar a los espacios y procesos participantes a unos perfiles poblacionales que ahora no acceden. Hay que afrontar el reto de la diversidad y ser capaces de incorporar a personas que ahora están muy alejadas de las experiencias democráticas de la ciudad. Éste no es un reto sólo de la ciudad de Barcelona, sino una constante en 52 Retos de futuro de la participación un contexto donde la fuerza y la capacidad de las múltiples voces ciudadanas es muy desigual y donde, por tanto, resulta crucial ayudar a aquellas voces más débiles. En este sentido, las soluciones no son sencillas, pero se apunta que la ciudad y el propio ayuntamiento movilizan a la ciudadanía de muchas maneras y que hay que saber aprovecharlas y vehicularlas en espacios de participación ciudadana. Cultura institucional: de las respuestas a los interrogantes. De los gobiernos y de las administraciones públicas esperamos soluciones, no problemas; respuestas, no dudas. Cierto, pero también es cierto que hoy los gobiernos tienen problemas que no saben cómo abordar. Y también es cierto que si algo deberíamos esperar de la participación democrática es su capacidad para generar inteligencia colectiva. Usando la formulación de una de las personas entrevistadas, debemos cambiar las dinámicas participativas: los espacios de participación no pueden ser lugares donde el gobierno nos explique qué están haciendo y qué planes tienen (sus soluciones), sino que deben ser momentos dónde nos compartan los problemas y nos pregunten sobre cómo abordarlos (sus dudas y sus interrogantes). Está claro que necesitaremos un cambio en la cultura institucional. Cultura social: ciudadanía y comunidad. Una de las características tradicionales de Barcelona ha sido la fortaleza de una ciudadanía y comunidad activas y organizadas. Este rasgo, que nos habían distinguido, se ha ido debilitando en un contexto de individualismo y polarización social. Hoy, en Barcelona -como en el resto de ciudades del mundo- parece que tenemos más espectadores que ciudadanos, más atracciones turísticas para visitar que barrios donde vivir en comunidad. No es necesario no ceder a esta tendencia y reivindicar la tradición comunitaria de una ciudad con ciudadanos comprometidos con la colectividad. Esto implica nadar a contracorriente, pero podemos conseguirlo si apostamos por una democracia sólida que confía en la madurez de la ciudadanía y que trabaja desde el ámbito comunitario y el fortalecimiento de los barrios. Barcelona debe seguir insistiendo en estas líneas de trabajo; pues el principal activo de cualquier democracia es precisamente la ciudadanía entendida como el zoom politikon (el animal político) aristotélico. Recientemente, en un interesante libro, El Descontento Democrático, el catedrático de Harvard Michael Sandel afirmaba que la democracia sólo puede sobrevivir si dispone de ciudadanos que sientan que forman parte de un colectivo; que tienen algo, algún proyecto compartido. La ciudad de Barcelona es, pues, ese espacio común, ese proyecto compartido que debería ayudarnos a salvar la democracia. 53 Retos de futuro de la participación © de la edición: Ayuntamiento de Barcelona, por encargo del Consejo de Ciudad © del texto de la Participación en Barcelona y retos de futuro, Quim Brugué © de las fotografías: Miriam Bantulà, Paula Gil, Consejo de Ciudad © diseño, maquetación y corrección: Fundació Pere Tarrés © impresión: Printmakers Entre la ciudadanía y el Gobierno