Materiales de embalaje de colecciones de historia natural: test de acidez mediante sensores ópticos

Abstract

Los sensores de acidez ambiental desarrollados por el Instituto de Historia CCHS-CSIC, son una herramienta que ofrece múltiples posibilidades en el campo de la conservación preventiva. En esta ocasión, el Laboratorio de Conservación Preventiva y Restauración del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, los utilizó para testar la idoneidad de una selección materiales de embalaje empleados habitualmente para proteger las colecciones almacenadas en sus reservas. El objetivo de las pruebas fue la detección de posibles emisiones ácidas de estos materiales, que resultarían dañinas para la conservación a largo plazo de algunos ejemplares, particularmente los de naturaleza orgánica. Los materiales analizados fueron cartón, poliestireno, polietileno y polipropileno en distintos formatos. También se analizaron unas cápsulas de insecticida comercial que se suelen introducir en los embalajes a modo de prevención contra plagas. Los sensores se adaptaron a este tipo de prueba gracias a sus características de autonomía, portabilidad y pequeño tamaño, que permiten su instalación en entornos reducidos, como en este caso, el interior de un embalaje. Los resultados mostraron que, durante el tiempo en el que estuvieron en el interior de los embalajes, los sensores no registraron ningún tipo de emisión ácida. No obstante, la degradación química que se produce por el envejecimiento de algunos de los materiales testados, puede conllevar la volatilización de ciertos ácidos. Así pues, para poder afirmar que son seguros a largo plazo, serían necesarias más pruebas que contemplasen estos procesos de envejecimiento.

Los sensores de acidez ambiental desarrollados por el Instituto de Historia CCHS-CSIC, son una herramienta que ofrece múltiples posibilidades en el campo de la conservación preventiva. En esta ocasión, el Laboratorio de Conservación Preventiva y Restauración del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, los utilizó para testar la idoneidad de una selección materiales de embalaje empleados habitualmente para proteger las colecciones almacenadas en sus reservas. El objetivo de las pruebas fue la detección de posibles emisiones ácidas de estos materiales, que resultarían dañinas para la conservación a largo plazo de algunos ejemplares, particularmente los de naturaleza orgánica. Los materiales analizados fueron cartón, poliestireno, polietileno y polipropileno en distintos formatos. También se analizaron unas cápsulas de insecticida comercial que se suelen introducir en los embalajes a modo de prevención contra plagas. Los sensores se adaptaron a este tipo de prueba gracias a sus características de autonomía, portabilidad y pequeño tamaño, que permiten su instalación en entornos reducidos, como en este caso, el interior de un embalaje. Los resultados mostraron que, durante el tiempo en el que estuvieron en el interior de los embalajes, los sensores no registraron ningún tipo de emisión ácida. No obstante, la degradación química que se produce por el envejecimiento de algunos de los materiales testados, puede conllevar la volatilización de ciertos ácidos. Así pues, para poder afirmar que son seguros a largo plazo, serían necesarias más pruebas que contemplasen estos procesos de envejecimiento.

Los sensores de acidez ambiental desarrollados por el Instituto de Historia CCHS-CSIC, son una herramienta que ofrece múltiples posibilidades en el campo de la conservación preventiva. En esta ocasión, el Laboratorio de Conservación Preventiva y Restauración del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, los utilizó para testar la idoneidad de una selección materiales de embalaje empleados habitualmente para proteger las colecciones almacenadas en sus reservas. El objetivo de las pruebas fue la detección de posibles emisiones ácidas de estos materiales, que resultarían dañinas para la conservación a largo plazo de algunos ejemplares, particularmente los de naturaleza orgánica. Los materiales analizados fueron cartón, poliestireno, polietileno y polipropileno en distintos formatos. También se analizaron unas cápsulas de insecticida comercial que se suelen introducir en los embalajes a modo de prevención contra plagas. Los sensores se adaptaron a este tipo de prueba gracias a sus características de autonomía, portabilidad y pequeño tamaño, que permiten su instalación en entornos reducidos, como en este caso, el interior de un embalaje. Los resultados mostraron que, durante el tiempo en el que estuvieron en el interior de los embalajes, los sensores no registraron ningún tipo de emisión ácida. No obstante, la degradación química que se produce por el envejecimiento de algunos de los materiales testados, puede conllevar la volatilización de ciertos ácidos. Así pues, para poder afirmar que son seguros a largo plazo, serían necesarias más pruebas que contemplasen estos procesos de envejecimiento.